N.A: Si tuviese el sexto libro en mis manos me dedicaría a leer en vez de escribir. Mientras tanto intento suplir mi HPmanía con otra historia más.
Esto es totalmente independiente de mis otras historias. Agradezco muchísimo a quienes me han pedido continuaciones de las otras, pero la inspiración me ha guiado hacia este camino. El tono general es un poco más triste, y el hilo conductor es el romance. Mis parejas de siempre, H&G y R&H, aunque de una forma menos "tradicional".
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De amor y de olvido
Capítulo I
Hermione Granger no se había casado por amor. Tal vez por amistad, o quizás por costumbre. Pero seguro que no era por amor. Por supuesto que sí quería a su esposo...cómo no quererlo, con su mirada abatida y su voz musical. Se habían conocido once años atrás, en el expreso que los llevaba por primera vez a Hogwarts. Él estaba sentado con otro chico, que también acababa de conocer. En ese momento no imaginaron que los tres llegarían a ser tan buenos amigos.
Los años pasaron y ella se enamoró del otro, casi contra su propia voluntad. Una palabra suya podía enojarla hasta la última célula, o hacerla la persona más feliz del mundo. Pero él no se dio cuenta, y si lo hizo, se esmeró en disimularlo. Así era Ron Weasley, el ser humano con menos noción de los sentimientos ajenos que había sobre la faz de la tierra. Harry por el contrario, era mucho más sensible, y ella podía leer en sus ojos que sí la entendía, aunque nunca hablaron del tema. Harry tenía sus propios demonios.
Cuando los tres terminaban su séptimo año en la escuela, la guerra arreciaba y las batallas se hicieron más violentas, y hubo muchos rostros que no volvieron a verse. El clima de catástrofe afectaba a todos, y una noche que se quedaron solos Ron hizo lo increíble: le dijo que la quería y le dio un beso.
Pero la felicidad no duraba mucho por aquel entonces. Dos día después Ron, su hermana Ginny y otros tres chicos del colegio desaparecieron tras un colosal ataque en Hogsmeade, y de ellos no se encontró ni los zapatos.
Harry y Hermione encararon la derrota de Voldemort como un asunto personal. Siempre lo había sido para Harry, y ahora Hermione comprendía la angustia de odiar a quien te privó de tus seres queridos.
La profecía se cumplió y Voldemort fue derrotado. Por todas partes había gente festejando, pero ellos no tenían por qué festejar.
Hermione había perdido a sus amigos, y al amor de su vida. Harry perdió a un amigo que era un hermano para él, y a una amiga que pudo haber sido mucho más. Ella había visto cómo Harry miraba a Ginny, cómo se sonreían de bromas que sólo ellos parecían entender, cómo él se calmaba con solo una palabra de ella. También sabía que Harry hubiera preferido morir a admitir sus sentimientos por Ginny, sólo por miedo de lastimarla o ponerla en peligro. Pero ella se había ido de todas formas, a pesar de todos sus intentos por protegerla, y él nunca supo cómo se sentían sus labios. Hermione no sabía qué era peor, si la desdicha de sospechar qué te perdiste después de apenas haberlo atisbado, o la pena de sólo poder soñar con lo que no fue.
Con el tiempo ambos se repusieron, o así ellos lo creyeron, y volvieron a reír en honor de quienes habían caído por un mañana mejor. Aunque sus ojos se cerraron, el mundo sigue andando...
Hermione empezó a trabajar en una Comisión recién inaugurada del Ministerio de Magia, dedicada al reconocimiento de la situación de los otros seres mágicos. No era una tarea fácil, porque para la mayoría de las personas de origen mágico no había nada que cambiar, si todo siempre había sido así y había funcionado bien... Sólo quienes habían crecido alejados de los preconceptos de la sociedad mágica podían entender todas las injusticias a las que se sometía a los otros.
Por su parte, Harry fue convocado como buscador a las pruebas de los Tornados, y fue aceptado en medio de un gran seguimiento de los medios. Los Tornados pasaron a ser el equipo de quidditch que reunía mayores multitudes, y sus jugadores se hicieron ricos gracias a importantes contratos publicitarios. Pero Harry no vivía como la estrella que era, trataba de mantener su perfil lo más bajo posible y donaba sus ganancias por contratos publicitarios a la Fundación que administraba Molly Weasley, dedicada a ayudar a las familias desmembradas tras la guerra.
Y entonces llegó aquel día. El día que Harry cumplió veinte años. Él había brindado demasiado y sus ojos estaban más brillantes que de costumbre, y riendo mientras bailaba con Hermione le propuso casamiento. No fue para nada romántico.
"Tú sabes que eres mi mejor amiga....", empezó mientras ella alcanzaba a sentir su aliento a alcohol, "eres la única persona en que puedo confiar".
Hermione había asentido comprensivamente. Sabía cómo se ponía Harry cuando las personas se acercaban a él sólo por su fama, y había leído en una revista que él se había peleado con su novia número veinte (aunque probablemente Corazón de Bruja llevaba una cuenta subestimada) en el último año.
"Tú eres la única mujer que me quiere por quien soy en realidad", continuó Harry acercándose a ella.
Hermione nunca había visto a Harry tan de cerca. Se sorprendió al notar las pecas sobre su nariz.
"Cásate conmigo", agregó, con el mismo tono indiferente con el que comentaba sus partidos de quidditch.
Ella se rió y él se rió con ella, y la noche continuó sin más sorpresas.
Pero al día siguiente Harry se apareció en su oficina, y a modo de saludo le dijo:
"Las mejores ideas me las da el alcohol", y le dio un beso en la boca que la dejó sin aire.
Hermione se apartó de él y la miró asustada.
"Vamos Harry, no lo dices en serio. Sólo es tu depresión post cumpleaños".
"Pues lo he estado pensando...yo no quiero estar solo...necesito compartir mi vida con alguien..."
"El punto de casarse es compartir tu vida con alguien de quien estés enamorado", le explicó Hermione.
"¿Y cómo sabes si estás enamorado?"
Hermione lo miró alzando las cejas. Ella sólo había estado enamorada una vez, y apenas había llegado a conocer cómo era compartir ese sentimiento con ésa persona especial. Después de la guerra había salido con Ernie Smith, un compañero de quidditch de Harry que estaba más interesado en los cuidados de su cabello que en ella. Pero su mayor error había sido salir con Percy Weasley. Lo cruzaba todos los días en el trabajo, y cada vez ella se estremecía por cuánto le recordaba a Ron. De los seis hermanos, Percy era el más parecido físicamente a él. Un mes de noviazgo le demostró que el parecido terminaba ahí. Percy no tenía ni el sentido del humor, ni la ingenuidad, ni la ternura de su hermano menor.
"Escúchame", insistió Harry, "sé que no estamos enamorados…¿pero qué pasa si nunca conocemos a alguien ...especial...? Nosotros tenemos muchas cosas en común que algunas parejas no, todo lo que hemos vivido juntos...".
Hermione miró a Harry y no pudo evitar sentir cierta tristeza. Tal vez tenía razón, ella era todo lo que él tenía, ella lo cuidaba y lo ayudaba una madre a su hijo. No, ésa no era una base sana para una relación, especialmente con alguien que nunca te pareció atractivo.
Pero Harry Potter no aceptaba negativas, y una vez que se convenció que quería casarse con Hermione, no dio el brazo a torcer. Le escribía largas cartas describiendo cómo las bases de su amistad eran todo lo necesario para un buen matrimonio, y todos los días le enviaba flores a la oficina.
Finalmente la vanidad pudo con Hermione, y aceptó salir con Harry divirtiéndose al escuchar los lamentos de envidia de sus compañeras de trabajo. Descubrió que Harry no estaba tan equivocado, la pasaban bastante bien en sus salidas, y pronto descubrió que besar a Harry, aunque ambos imaginaran otros ojos y otros labios, se sentía muy agradable. Tal vez ése es uno de los motivos por los que se cierra los ojos al besar, pensaba Hermione.
Así que en el acto más irracional de su vida, Hermione Granger aceptó casarse con Harry Potter.
Tenían una rutina simple, y a veces, más que casados parecían hermanos. Los primeros meses no fueron fáciles, ella solía encerrarse a llorar en el baño después de sus pasiones sin amor.
Un accidente que Harry sufrió durante un partido, y que lo dejó en cama por una semana, fue el shock que necesitaron para reencaminar su matrimonio. Ella lo cuidó con devoción, y después de esa experiencia ambos se auto convencieron de que por fin habían alcanzado algo que se parecía al amor.
Durante dos años Harry y Hermione vivieron contentos con su amor inventado, hasta la mañana del 2 diciembre del 2002. Mientras desayunaban, ella leyó en voz alta la noticia que (aunque ellos ni los sospecharon en ese momento) les patearía el tablero ordenado de sus vidas.
Siberia: Increíble. Nueva prisión de mortífagos descubierta.
Los seguidores de Quién No debe Ser Nombrado han recibido un nuevo golpe. Todos recuerdan la conmoción cuando tres años atrás se descubrió una prisión en la Antártida en la cual los mortífagos habían llegado a mantener 50 magos, aunque sólo sobrevivían 23 al ser liberados por agentes del Ministerio.
Según revelan fuentes del Ministerio, durante la última semana se ubicó la prisión que los mortífagos mantenían en Siberia, la cual se conocía por referencias orales pero de cuya existencia nunca hubo pruebas. Los guardianes de la prisión la habrían abandonado poco después del desalojamiento de la cárcel austral, dejando a los magos allí encerrados librados a su propia suerte. Según los informes, los 7 sobrevivientes encontrados presentan daños físicos y mentales importantes, y están internados en un área reservada del hospital San Mungo.
"¡Pobre gente!", exclamó Hermione doblando con cuidado El Profeta.
Harry tomó el diario y miró la foto de las ruinas de la cárcel frunciendo el ceño. Pero una hora después, cuando cada uno estaba en su trabajo, ya se habían olvidado de la noticia.
Aquella noche, mientras Harry y Hermione estaban cenando, vieron una lechuza color caramelo que golpeaba la ventana, y la reconocieron como perteneciente a la familia Weasley. La nota era muy breve.
Harry y Hermione,
Por favor vengan a la Madriguera esta noche, hay algo que queremos compartir con Uds.
Cariños,
Molly y Arthur
"¿Crees que Fred ya sea papá?", preguntó Harry mientras escribía una respuesta rápida.
"No sé...a Angelina aún le faltaban dos semanas", dijo Hermione en voz baja. Siempre se ponía incómoda al hablar de bebés. Ella y Harry aún no tenían hijos, y odiaba recordar que la Sanadora que la atendía en el hospital, había comentado que los magos no pueden procrear sin amor. No se había animado a decírselo a Harry.
Pero la noticia de los Weasley no tenía nada que ver con bebés.
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La Madriguera ya no era el lío de gente que solía ser. Ahora sólo Molly y Arthur vivían allí, y él había aprovechado el mayor espacio disponible para abarrotar la casa de artefactos mugle que funcionaba a medias.
Pero esta noche era distinta. No sólo estaban los Sres. Weasley, sino también todos sus hijos. Y por sus expresiones, estaban tan emocionados como el día en que Harry derrotó a Voldemort.
Cuando Harry y Hermione aparecieron, se escucharon numerosos gritos de alegría de agudeza variable. Molly los estrujó en un abrazo, también gritando de felicidad.
Harry rió al ver el desorden generalizado, y el Sr. Weasley se acercó a ellos visiblemente emocionado.
"Están vivos...Ron y Ginny están vivos...los encontraron ayer en la prisión de Siberia".
Hermione miró a Harry, y en su cara vio reflejados sus propios sentimientos. Nunca pensaron que una buena noticia podía doler tanto.