HIKARI NO NAKA EH
La luz de la luna la tenía embelezada, podía ver aquella luz reflejada en su piel blanca, brillante por aquel efecto que la Luna parecía producirle, no tardó mucho en recordar una luz semejante, aunque más hermosa que la mismísima Luna. Se apresuró entonces a sacar de entre sus ropas aquella carta que había salido de su mazo de cartas hacía solo unas horas… Les Amants, ¿qué significaba eso? Hacía un tiempo que no tenía visiones, más de un año, por lo tanto, la carta solo era una pista, lo sabía bien, creía saber de que era esa pista pero, no estaba del todo segura…. ¿Pero qué era eso? Contra la carta se reflejaba una luz distinta a la de la Luna, distinta a la de las lámparas que alumbraban aquella pista de su antigua escuela, aquel par de esmeraldas voltearon a todas partes buscando el origen de aquel reflejo luminoso, y lo encontró, casi no podía creerlo, era él, lágrimas zurcaron sus mejillas a la par que sus sonrosados labios formaban una sonrisa bastante notoria, pronto comenzó a correr hacia él a toda velocidad, era cierto que hacía un año había dejado de correr, pero aun así, a pesar de eso, su velocidad no había disminuido, menos aun en aquella ocasión, podía sentir el viento en su rostro, podía ver con nitidez el brillo de aquellos ojos carmesí, unos metros más y su aroma varonil comenzaba a embriagarla poco a poco, solo un poco más y la emoción se fundió con su propia voz…
-"¡VAAAN!"
Capítulo 1: "REENCUENTRO"
El aroma a hierbas y tierra mojada inundaba el ambiente, era un aroma bastante agradable, pero inusual, no era temporada de lluvias aun, y en el meteorólogo de la tarde no habían dicho nada el día anterior.
Una luz cálida se dejó sentir en su rostro, se tapó los ojos con la mano mientras se reacomodaba en la cama, ¡qué extraño! Su cama siempre había sido ligeramente rígida pero, ahora era tan suave, que podría jurar que el colchón estaba relleno de plumas al igual que la almohada bajo su cabeza… vaya tontería se le había ocurrido, menos mal que era Sábado, así podría levantarse un poco tarde y descansar de la preparatoria por un rato, trató de calcular la hora, probablemente pronto estaría el desayuno, ¿qué habría preparado su madre en esta ocasión? Era extraño, no podía sentir el aroma del desayuno recién hecho subir por las escaleras hasta entrar a su habitación, ¿qué pasaría? Su estómago comenzó a protestar, pero sus ojos aun no querían abrirse, solo un poco más en la cama y se levantaría a ver que pasaba, solo unos minutos más.
La puerta se abrió, podía escuchar el suave movimiento para dejar paso a alguien, ¿sería su hermano? Los pasos avanzaron sigilosos hasta situarse muy cerca de su cama, pudo sentir un peso cayendo cerca de ella, alguien se había sentado a su lado, ¿sería su padre acaso? No lo sabía, de pronto pudo sentir una mano grande acariciar sus cabellos con mucha suavidad, como temiendo despertarla, pudo sentir un par de dedos acomodando algunos mechones atrás de su oreja con delicadeza, ese no era su padre, ni su hermano, menos aun su madre, algo andaba mal, era extraño, intentó entonces recordar el día anterior, ¿qué había pasado? Sus ojos se abrieron con pereza, aun estaba adormilada, mientras abría los ojos pudo ver claramente aquellos dedos pasar frente a su rostro, como detallando su cara en una fina escultura, al parecer, la persona que la acariciaba no se había percatado de su despertar a causa de su postura, estaba de lado, dando la espalda al dueño de aquellos dedos; abrió entonces su ojos una vez más, esa no era su habitación, ahora se daba cuenta, esta era más amplia, las paredes eran de piedra, con algunas mesas y objetos un tanto extraños, aun así, se le hacían familiares, como si los hubiera visto en un sueño que se mantenía ligeramente presente en sus pensamientos, de pronto, las caricias se detuvieron, pudo sentir una respiración cada vez más cerca de sus mejillas, y luego algo cálido, suave . . . un beso mezclado con aquel aroma, los recuerdos querían llegar a su mente ahora, pero no estaba segura, es que la posibilidad parecía más de un sueño que de la realidad, la puerta se abrió de nuevo, tras la puerta había una joven a la cual no distinguía bien.
-Amo Van, al fin lo encuentro, ¿cómo está ella?
¿Amo Van? ¿No era esa la voz de Merle?, un estremecimiento la recorrió desde la cabeza hasta la punta de sus pies, estaba en Fanelia, se volteó un poco, como temiendo que al posar sus ojos en la persona junto a ella, esta desapareciera y en su lugar, sus libros, sus muñecos, sus cartas, su ventana y su despertador aparecieran.
-Al parecer, ya despertó.
-Entonces los espero abajo, el desayuno está listo.
-Gracias Merle.
Sus mejillas se tiñeron completamente de rojo cereza mientras volteaba su rostro tímidamente, sus ojos se posaron entonces en el par de rubís que la contemplaban con expectación y ternura, pudo ver su reflejo dentro de aquel par de ventanas bermejas, notó entonces su sonrojo y la mitad de su rostro cubierto por finas sábanas, su cabello ligeramente desordenado y la interrogante en su mirada, luego vio aquel rostro que tan bien conocía, no había cambiado mucho, la misma tez morena por el sol, los mismos cabellos negros, aquel semblante sereno y tranquilo que tan pocas veces había visto en aquel hombre quien, si acaso, habría crecido en estatura. La chica siguió observando a su anfitrión, ahora era la ropa, llevaba la misma camisa roja y desmangada de siempre, sin embargo, no veía rastro alguno de su espada, ni tampoco de sus guantes, volteó sus ojos hasta volver a encontrar aquel rostro amable, aquellos carnosos labios comenzaron a moverse casi en cámara lenta, estaba por decirle algo, apenas podía creerlo.
-¿Dormiste bien Hitomi?
-S-si, gracias.
Su piel era tan suave como la recordaba, igual de blanca, tanto que parecía que nunca se expusiera a los rayos del sol, sus cabellos castaños estaban un poco más largos de lo que recordaba, y aquel par de ojos verdes, tan misteriosos, tan llenos de pensamientos y de secretos, aun lo intrigaban. Era extraño, aun estaba sonrojada, y sus ojos reflejaban incredulidad y duda, más aun, la chica recostada a su lado estaba completamente perpleja, poco a poco vio que bajaba las sábanas de su cara con aquellos finos dedos que poseía, sus labios se dejaban ver ahora, eran como imanes para él, estaba seguro, inclinándose poco a poco para probarlos sin perder de vista aquella mirada de la chica de la Luna Fantasma.
-¿Puedo?
-… por supuesto.
Cerró entonces sus ojos, ella ya los había cerrado desde que ambos sintieron sus mutuas respiraciones, prosiguió su camino hasta alcanzar su meta, podía sentir el calor que ella despedía, saborear su boca, saborear la suavidad de aquellos labios, ahora entreabiertos, podía sentir como aquella sensación recorría cada centímetro de su cuerpo y entonces quiso sentirla más cerca, pero ella se le había adelantado al rodearlo con sus brazos, halándolo cada vez más y más cerca, hasta recostarlo a su lado, solo entonces pudo acariciar su suave faz con sus manos nuevamente, sentir su cabello mientras sus labios se juntaban una y otra vez de forma suave y ansiosa, y su aroma tan dulce, subiendo por debajo de aquellas sábanas que aun la rodeaban, casi podía paladearlo, era extraño, se recriminaba por casi olvidar aquella sensación de placer inocente al estar junto a ella, al besarla, pero es que solo había sido una vez antes de aquella… y se sentía en la total gloria.
Finalmente se separaron uno del otro, era cosa de centímetros, los suficientes para sentirse cerca el uno del otro, lo suficiente para tener una buena vista del rostro del otro y estudiarlo, para hablar en susurro y dejarse escuchar solo por el otro, aun así, no decían nada, el silencio reinaba entre ellos, no tenían que hablar, se decían más con los ojos de lo que habrían podido explicar con simples palabras; el joven ryujin se acercó entonces para robar un nuevo beso a su acompañante, comenzando a recorrer con dulzura las mejillas de la mística joven hasta llegar a sus oídos, Hitomi no se resistió, solo atinó a cerrar sus ojos para intensificar la sensación de aquellos labios contra su rostro, conmovida en cierta forma por aquellas suaves caricias que aquel le prodigaba.
-Me alegra que estés conmigo Hitomi.
-A mi también me alegra estar aquí, pero no recuerdo que pasó.
Slanzar solo se retiró un poco, hasta poder contemplar aquel par de verdes estrellas que tanta fascinación le habían provocado tiempo atrás.
-Estabas corriendo hacia mi, te alcé en brazos y llegamos a Gaia, estabas cansada, dormías mientras yo te traía cargando hasta el palacio, sobrevolando Fanelia como tanto te gusta.
-Es una pena que no pueda recordar eso.
Contestó Hitomi mientras se acurrucaba contra el pecho del faneliano.
El desayuno había transcurrido de manera alegre, Merle era ahora de la estatura de Hitomi, igual de alegre que siempre, más calmada en su forma de actuar, pero seguía siendo la misma Merle de siempre, Van también se veía contento, la niña gato incluso había hecho algunos comentarios en broma festejando que su casi hermano estaba sonriendo por fin, dejando atrás ese semblante eterno de seriedad absoluta, en verdad, la chica de la Luna Fantasma estaba disfrutando mucho de aquel desayuno, a diferencia de la última vez que había compartido un desayuno con aquellos personajes, esta vez el castillo estaba completamente reconstruido, nadie parecía nervioso o cansado, y ella no llevaba el uniforme de la secundaria, de hecho, no portaba uniforme alguno, más bien portaba un vestido verde mar un poco ajustado con un cuello de puntillas blanco un poco escotado, Van le había comentado que tenía ese tipo de ropa en el castillo porque se había empeñado en comprar vestidos de su talla por si algún día podía regresar, al parecer, en todo aquel tiempo el ahora Rey de Fanelia no había perdido la esperanza de verla de nuevo.
El tiempo seguía su curso, Van había llevado a Hitomi a recorrer su pueblo, ahora completamente restaurado, la joven aun recordaba el día anterior a su despedida, habían recorrido las mismas calles, habían visto los mismos edificios, las mismas casas, tomando la misma dirección que en ese preciso momento, a pesar de esto, Fanelia había cambiado, la gente transitaba con tranquilidad por el mercado y las tiendas, los niños jugaban seguros frente a sus casas, las cuales estaban en pie, completas, en cierto modo, más hermosas que tiempo atrás, diversos adornos de Asturia y Freid podían verse en las fachadas que daban vida a aquel reino de campesinos, gente del campo que trabajaba cada jornada sin cansarse, a gusto de disfrutar la paz que ahora poseían y atesoraban afanosamente, Hitomi no tenía necesidad de utilizar sus cartas para darse cuenta de ello, se veía en los rostros de la gente de Fanelia, los cuales la saludaban a ella y a Van con cordialidad, el joven rey se notaba orgulloso de cuanto mostraba a su invitada, porque todo aquello era gracias a que ambos acabaron con aquella guerra sin sentido de hacía más de un año, aunque, el orgullo y entusiasmo que mostraba el ryujin aquella mañana no solo residía en el hecho de mostrar cuanto había florecido su pueblo, o no, también se debía a la persona que lo acompañaba, la joven a quien llevaba tomada de la mano en aquel preciso momento.
No pasó mucho antes que el ocaso sorprendiera a la recién reunida pareja, el viento tibio de la región los envolvía con suavidad, de forma casi seductora, parecía un sueño, uno de los más hermosos que ambos jóvenes pudieran recordar. Van abrazaba a Hitomi por la cintura, contemplando el sol ocultarse mientras apoyaba su barbilla en uno de los hombros de la lectora del tarot, hacía tiempo que no se sentía tan relajado, tan feliz; Hitomi también se mostraba contenta, sonriendo mientras acariciaba con una mano aquellas que la rodeaban y con la otra el rostro que sobre su hombro descansaba, que día tan más maravilloso.
-Hitomi, ¿te gustaría ver Fanelia durante la noche? Se ve en verdad espléndida, es todo un espectáculo.
-Claro que me gustaría Van, pero temo que desde aquí no se alcanza a divisar toda Fanelia.
-No me refería a verla desde aquí.
-¿Entonces?
El abrazo se deshizo mientras la joven castaña veía de manera interrogante al pelinegro, este solo sonrió de forma traviesa mientras se quitaba la camisa, de pronto cientos de hermosas plumas blancas llenaron el aire y Hitomi contempló a aquel ángel a la luz del crepúsculo, nunca lo había visto así de majestuoso, esta vez la había sorprendido. La chica se acercó complacida hasta su compañero, subió un poco en puntas para poder besarlo mientras lo abrazaba, era su manera de aceptar aquel ofrecimiento, pronto se dio la vuelta para quedar como momentos atrás, esta vez, sosteniendo entre sus brazos una playera roja sin mangas, fue entonces que el Rey Ángel de Fanelia alzó el vuelo, guiado por los últimos rayos de sol.
Notas de la autora:
TERMINÉ, TERMINÉ, NO PUEDO CREERLO, si, damas y caballeros, acaban de leer el primer capítulo de mi nueva locura, retomando el terreno perdido de la serie Tenkuu No Escaflowne, porque ustedes lo pidieron… bueno, en realidad solo una chica me pidió que continuara escribiendo de esta fantástica serie, tarde pero segura, le tomo la palabra, así comienza este nuevo experimento, quiero decir, fanfic, y bueno, si ya leíste "Ángel o demonio" y "Yume & Wish" , puedes tomar esto como una continuación a los fics anteriormente mencionados; por otro lado, ¿porqué he llamado a esta nueva serie de fics largos "experimento"? porque, aunque asté no lo crea, pienso hacer una especie de lemon, siiiiiiiiiiiii, incursionaré una vez más en ese misterioso género (bueno, para mi lo es, no se para los lectores), así que, si eres un simple chicuelo que no debe leer este género o no te agradan los fics de esta rara especie, déjalo hasta aquí o remítete al último capítulo… cuando lo haya terminado, y bueno, como muchos han de saber (y si no, se los recuerdo) comentarios, flores, dinero perdido, deliciosos chocolates, alabanzas y críticas constructivas, pueden mandar un review y trataré de contestarles (ahora si lo haré, I promise), si por el contrario son amenazas de muerte, recordatorios del 10 de Mayo, matones a sueldo, dulcecillos envenenados o críticas perversamente destructivas, pueden mandarlos a las Oficinas de Quejas ubicados en lo alto de la Montaña Paos, el Templo de Urania Baba, el Templo del cielo, al castillo de Céfiro o al Castillo del Samurai ubicado en Fanelia, ¡UNO CERCA DE USTED!, y bueno, por el momento, me despido.
SARABA
PD.- Este capítulo está dedicado a alguien muy pero muy especial cuyo nick es el nombre de uno de los personajes, espero te guste cariño, y si no, pues lo modifico, al fin que serás el primero en leer mis locuras.