¡¡Hola!!! ¡¡Un nuevo fic!! Es la continuación del oneshot 'Goodbye To Innocence' varias personas me habían preguntado si iba a escribirles una continuación y ¡voilá! Aquí está. Espero que les guste y dejen reviews pleaseeeee!!

Nota: Este fic está situado once años en el futuro desde el oneshot, así que Kiki ya es un hombre hecho y derecho.

Desclaimer: Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de M. Kurumada y Shueishia.

Sweet Surrender

By Goddess Rhiannon

Capítulo Uno: Brisa de Otoño

Grecia, Santuario

Era un día bastante ventoso, se sentía que el invierno estaba por llegar pronto, las últimas hojas que el otoño había teñido de dorado caían de los árboles para ser arremolinadas por la brisa. Un joven de aspecto tranquilo miraba las hojas que, barridas por el viento, le pasaban cerca de los pies. El muchacho sonrió, unos ojos de un azul cobalto muy claro observaban la aparente calma del Santuario, la brisa acariciaba su rostro y su cabello, que llevaba corto y era de un color rojo fuego.

"Kiki, ¿te piensas quedar ahí el resto del día o vas a salir de ronda?" Dijo Aioria, ahora un hombre casado y con dos niños. Por cierto que uno de ellos, su hija mayor, venía correteando detrás de él.

"Hola. Kiki" Dijo la pequeña. Kiki le sonrió con picardía a Karin, la niña era la viva imagen de su padre, tenía cabello color miel, un poco ondeado y unos expresivos ojos azules, no tenía más que diez años.

"¿Cómo estás hoy, Karin? Espero que no le hayas hecho nada muy terrible a tu hermano Alex, no lo veo aquí" Dijo Kiki, la niña se encogió de hombros y miró con adoración a su padre, que la levantó en brazos, aunque ya no era tan pequeña.

"Alex está entero hasta donde yo sé, se quedó durmiendo, eso es todo" Dijo Karin, Aioria resopló, no estaba tan seguro, Karin solía maniatar a Alex cuando quería acaparar la atención de su padre por completo, el pobre chico había tenido que aprender a escaparse al mejor estilo Houdini, Vera siempre reprendía a Karin por eso, pero por mucho que la castigaran, la chica seguía en su temática de dejar a su hermanito de ocho años fuera de combate. Sería una exelente santo femenino si seguía así.

"No pensaba quedarme todo el día en el templo sin hacer nada, sólo te estaba esperando" Acotó Kiki, Aioria asintió, pero no dio dos pasos que su otro hijo venía a la carrera para no quedarse atrás.

"¡Papi! ¡Quiero ir también!" Exclamó Alexander, que se detubo dos centímetros antes de estrellarse literalmente en contra de Aioria, su padre le sonrió y también le levantó en brazos, Karin le sacó la lengua y se abrazó al cuello de Aioria, Alex no se quedó atrás y le respondió con el mismo gesto. Aioria les miró con el ceño fruncido.

"Los llevaré si no provocan problemas, en cuanto se peleen o algo, Kiki los teletransporta hasta aquí de nuevo ¿está claro?"

"Más claro échale agua" Dijo Karin, Alex asintió, a diferencia de su hermana, él había sacado el color de cabello de Vera, un castaño claro, aunque sus ojos también eran azules. Aioria suspiró, no sabía cuanto fuera a durar esta tregua.

"Vámonos" Dijo el santo de Leo, dejándo en el suelo a sus hijos. Kiki asintió y los cuatro se fueron caminando tranquilamente. Era una hermosa mañana de Noviembre.

o

Rusia, Aeropuerto

"¡Sergei, espera, no corras tan rápido!" Exclamó una hermosa joven, el muchacho se paró en seco y la esperó un segundo.

"¡Apresúrate, tú eras la que no quería llegar tarde! A este paso ya llevamos diez minutos de retraso" Le respondió él, la chica redobló su velocidad y le pasó como rayo por al lado, Sergei, un muchacho delgado, un poco más alto que su novia, que era condenadamente rápida cuando quería, tenía cabello rubio claro y ojos verdes muy claros también. A él le costó seguirla un poco, ya que tenía una gran valija y otro bolso más con él, pues su novia se iba de viaje y el avión no esperaría por siempre.

Cuando llegaron, la familia de la chica la esperaba algo impaciente, su hermanito la observaba con esa mirada aburrida que le ponía cuando llegaba tarde... o sea, el noventa y nueve por ciento de las veces.

"¡Perdón por el retraso! Díganme que no perdimos el avión" Dijo ella, su madre negó con la cabeza.

"Casi lo perdemos, ¿dónde está tu equipaje?" Preguntó el hombre que debía ser su padre, su voz era profunda y pausada., parecia tranquilo... nada distaba más de la realidad.

"Sergei lo trae... ¡Allí está! ¡Sergei, aquí!"" Dijo la muchacha, el chico les sonrió a sus suegros y cuñadito y dejó el equipaje en el suelo.

"¿Por qué ESE tenía que venir?" Gruñó el 'suegro', su esposa le dio un codazo para que se callara, se notaba que su esposo quería algo mejor para su 'niña'.

"Es a quien ella elijió, así que deja de refunfuñar. Despídete cariño, nos vamos" Dijo su madre, la chica asintió y le dio un sonoro beso en los labios a su novio.

"Te llamaré en cuanto llegue" Dijo y se encaminó hacia el puerto de entrada que llevaba al avión, Sergei saludó con una mano y esperó hasta ver despegar el avión. Algo le decía que su bellísima novia iba a regresar cambiada, ese cambio nada bueno para él...

Aioria y Kiki, que ya era el santo de Aries y llevaba dicha armadura, pasaron lista a las guarniciones de soldados, reforzando las partes que estaban un poco escasas. Karin y Alex iban más adelante, a veces se alejaban un poco, pero nunca perdían de vista a su padre, sabían que si desaparecían, su padre les iba a buscar y no les dejaría que se alejaran más de dos centímetros de él. Aioria era muy sobreprotector con su familia, era preferible que le atacaran a él y no a sus hijos o esposa. Y Vera era tan feroz en su protección como Aioria o más con los niños, por lo que Karin prefería hacer enojar a su padre que a su madre.

"¿Sabías que Camus vendrá a Grecia hoy? Creo que llegará por la tarde. Traerá a su familia esta vez, creo que por expreso pedido del lado femenino de la misma" Dijo Aioria como al pasar, sonrió al pensar en la cara del hijo menor de Camus, Michel, el pequeño detestaba viajar en avión.

"¡¿Q-qué?!" Exclamó Kiki, se había puesto pálido, sabía que 'el lado femenino' en general era liderado por cierta persona de la cual no se atrevía a pronunciar el nombre. Había tenido cuatro hermosos años de paz, ya que ese era el tiempo exacto desde que la familia de Camus no salía de Rusia. Aioria le miró arqueando una ceja, Kiki estaba líbido, no parecía tener la calma que había ostentado hacia cinco minutos.

"¿Qué te pasa? Ni que te hubiera informado que Hades intentaría destruir el mundo otra vez" Dijo Aioria, medio sonriéndo, sabía el porque de la reacción de Kiki. La hija mayor de Camus, Katya, le había hecho la vida miserable siempre que venía al Santuario. Aioria y los demás nunca entendieron mucho esa rivalidad, ni los fundamentos para la misma, ya que Katy era adorable cuando era niña, de más grande seguía adorable, y el santo de Leo suponía que debía haberse convertido en una joven hermosa de diecisiete años en estos últimos cuatro años.

"¿¡Que qué me pasa?! ¡Es un chiste! ¡ELLA también vendrá! Eso es suficiente para amargarme el resto del día" Dijo Kiki, con tono melodramático, Aioria suspiró.

"Pero Kiki, ¿no creés que en cuatro años habrá cambiado? Quizás te sorprenda y en vez de tu Némesis encuentres una hermosa chica que se comportará muy amable contigo" Dijo Aioria, pero Kiki le miró de forma significativa, ¿Katy dulce y amable con él? Si, claro, el día que las vacas vuelen y los monos anden en motocicletas por las doce casas.

o

"Así que Camus regresará con su familia al Santuario. Ya era hora, no tengo a nadie más que a Aioria para que me fastidie, ya lo estaba echando de menos" Dijo Milo, después de que Ling Shu le hubiera dicho que Camus había llamado por teléfono para avisar de su llegada.

"Debes echar mucho de menos a tu amigo, la verdad es que todos le echamos de menos, quisiera ver lo bonita que debe estar Katy con diescisiete años ya, además Michel debe estar grande también" Dijo Ling Shu, dándole el biberon a Leander, un bebe de tres meses que se reía por cualquier cosa, en especial de las morisquetas que Seiya solía hacerle para que no llorara, bueno, si vamos al caso, que bebe no se ha reído de Seiya en algún momento. Milo asintió, mirando con adoración a su esposa e hijo menor, el mayor, Christofer, estaba muy entretenido con su playstation.

"¿Va a venir tío Camus?" Dijo Christofer, mirando a su padre. El niño había sacado el color de ojos de su padre y el negro cabello de su madre, un gran contraste que le hacía irresistible para las ancianas señoras en el parque, cosa que el astuto crío usaba a su favor. Su hermanito era todo lo contrario, tenía el cabello azul y ojos café.

"Si, por lo que dijo llegará esta noche" Le contestó Milo, Christofer sonrió ampliamente, de seguro Michel vendría también y podría pasar largo rato jugando con él. Ambos niños se llebavan muy bien, ya que ambos tenían la misma edad, nueve años. Los demás niños que había, no muchos ya que las niñas eran más, eran menores que él al menos por un año, eso no quitaba que se llebaran de maravillas, pero Michel era otra cosa, la relación de ambos se parecía a la de sus padres, quizás por eso pesaba más que las otras.

"Auch, que pesado" Decía una niña de unos siete años que venía arrastrando una pesada mochila, demasiado grande para ella, su cabello, color lila, se le interponía en la vista, por lo que la pequeña se la pasaba resoplando para quitárlo de su cara. Sus ojos eran de un violeta profundo con atisbos de verde esmeralda. Tenía dos marcas en la frente como las de Kiki, así que se puede deducir tranquilamente que la niña era claramente hija del maestro del actual santo de Aries.

Kiki, que estaba subiendo las escaleras, vio un poco más adelante a Arianna y sonrió, en un segundo estubo al lado de ella y tomó el bolso él mismo.

"¿Qué tratas de hacer, Ari? Esto es muy pesado para ti" Le dijo Kiki, Arianna le sonrió de oreja a oreja.

"¡Hola, Kiki! Mi mami te manda algunas provisiones caseras, a ella le gusta que comas sano" Dijo Arianna, Kiki le sonrió, Lei Li siempre tan preocupada por él.

"¿Y te dijo que cargaras esto tan pesado hasta aquí tu solita?" Dijo él.

"Yo puedo sola, casi llegaba, quería que ya lo tuvieras cuando aparecieras por aquí" Dijo con orgullo la pequeña, el muchacho sonrió, Arianna tenía más orgullo en su dedo meñique que él mismo.

"Bien, ¿qué tal si te invito una chocolatada? De seguro mi maestro vendrá por ti más tarde" Dijo Kiki y la alzó con el brazo que le quedaba libre, así ambos se fueron a pasar el rato, cosa que a Kiki le venía como anillo al dedo para olvidarse de que Katya estaba llegando.

La tarde se pasó sin complicaciones, Camus y su familia llegaron a las cinco al aeropuerto de Grecia, con decir que a las seis estuvieron en el Santuario para infinita angustia del joven santo de Aries. Michel, el hermano menor de Katya, tenía cara de haber vomitado hasta la comida de una semana atrás, el pobre niño detestaba viajar en esas enormes cosas voladoras con turbinas llamadas más comunmente aviones. Camus le traía en brazos, cuando llegó al primer templo, Milo y el resto estaban esperándoles.

"Quiero morir" Fue el comentario que tanto Kiki como Michel dijeron al unísono en diferentes lugares y por causas distintas.

"Ya te podrás recostar un rato, Michel, no exageres tanto" Le dijo su padre, el niño le hizo una mueca y volvió a apoyar su cabeza en el hombro de Camus.

"¡Camus! Al fin, después de tanto tiempo te decidiste a venir" Dijo Milo, dándole un abrazo a Camus, el otro se lo devolvió como pudo, ya que su hijo parecía no tener intenciones de caminar por el mismo.

"Milo, me da gusto verte ¿cómo está Ling Shu y tus ahora dos hijos, eh?" Le contestó Camus, viendo a Ling Shu que se acercaba con un bebe en brazos, detrás de ella estaban Aioria, Vera, Kalani y Saga; todos ellos sin sus hijos, ya que estaban jugando en el recinto principal, allí Saori les había hecho adaptar un enorme salón para ellos solamente.

Milo le sonrió a su esposa, tomándo a su hijo menor en brazos. Camus le miró con cariño, ese era su segundo 'sobrino' después de todo. Aioria se acercó a Camus y tomó a Michel en brazos, el niño le sonrió a su otro tío y se dejó llevar, asi Camus quedó libre para cargar al bebe.

"Me alegro de verte, Camus, ya era hora que nos visitaras" Dijo Saga, Kalani y Vera también le saludaron.

"¿Dónde están Crystal y Katy? Creí que venían contigo" Dijo Vera, extrañada. Camus resopló enfadado, su querida esposa e hija tenían que buscar un lugar para patinar, pues ambas lo hacían, antes de nada.

"Pues me dijeron que en un rato volvían, ambas no pueden vivir sin una pista de hielo cerca... estoy pensando seriamente en convertir el templo de Acuario en una" Dijo Camus, con un dejo de humor, todos se riéron ante la mención de la obseción de las mujeres de esa familia, pero bueno, de seguro llegarían en cualquier momento.

"Sal, Kiki, Katya no está aquí todavía" Dijo Vera, Ling Shu rió al ver que el muchacho asomaba la cabeza apenas fuera de su templo.

"¿Puedo creer que no me estás jugando una sucia broma?" Dijo Kiki, Camus arqueó una ceja en forma interesada, Aioria se reía por lo bajo acompañado de Milo, que trataba de ocultar su amplia sonrisa.

"Hey ¿Katya le hizo algo para que esté tan asustado de ella?" Le preguntó Camus en un susurro a Aioria, el león dorado se encogió de hombros, lo que pasó y pasaba entre ellos era un total misterio para el resto del mundo, ya que ninguno sabía con exactitud QUE era lo que tenía a Kiki al borde de un ataque de nervios.

El joven santo bajó cautelosamente las escaleras, mirando para todos lados para diversión del resto de los caballeros y amazonas presentes. Miró a Camus y le sonrió amigablemente.

"Gusto en volver a verte, Camus, siento no haber bajado a saludarte antes, lo que pasa es que Katya es peligrosa para mi salud" Dijo Kiki, Camus sonrió, le divertía ver como su preciosa hija tenía asustado a un santo dorado. Se preguntaba que rayos era lo que le había hecho para lograr eso.

"Kiki, has crecido mucho desde la última vez que te vi, no sé si recordarás a mi hijo menor, Michel" Dijo Camus, mirando a su hijo en brazos de Aioria, el pequeño estaba frito durmiendo a pata suelta. Kiki asintió, la verdad que Michel estaba crecido desde la última vez, a diferencia de su hermana, ese niño era buena gente.

En el pueblo...

"Mamá, ¿crées que ese cabeza de zanahoria de Kiki aún esté? Espero que no, no lo soporto" Dijo Katya, llegando al Santuario, Kalani y Vera las estaban esperando en la entrada. Crystal suspiró, no habían llegado y Katy ya estaba enfadada con Kiki sin siquiera haberle visto.

"Katya, no quiero nada de peleas, ambos son personas adultas, quiero que seas cortés con él ¿está claro?" Dijo Crystal, Katy resopló, no le gustaba tener que ser 'cortez' con alguien a quien detestaba desde lo más profundo de su ser, deseaba que Sergei hubiera venido, así le podría presumir a ese estúpido que ella SI tenía una vida. De seguro Kiki estaría del mismo tamaño, apenas si le llebava una cabeza hace cuatro años, y con ese cabello de zanahoria no podía ser ni remotamente atractivo para las mujeres. El pobre Kiki ya estaba siendo mentalmente destrozado antes de siquiera aparecer en escena.

"¿En que pudo haber cambiado esa tonta? Era plana como un sócalo de mi templo, tenían tanto cabello que ni le veías la cara, flacucha y fea como ninguna chica. No creo que entrenar en el hielo haya mejorado eso" Decía Kiki a su amigo Chase, el chico tenía diesiocho años, era casi tan alto como Kiki y sus ojos eran de un color almendra brillante, al igual que su cabello, tenía una risa contagiosa y un extraño sentido del humor, la mayoría de las veces nadie entendía de que se reía, era discípulo de Aioria.

"Bueno, mi buen amigo, creo que las personas cambian con los años, a veces para bien, a veces para mal. Quizas la señorita se haya dado cuenta que es una y sea una preciosidad" Le dijo Chase, muy sonriente, Kiki gruñó por lo bajo, ¿Katya una preciosidad? Si, claro, primero se comería una columna de su templo antes de que alguien le escuchara admitir eso.

"¡Katy! ¡Que gusto verte! Vaya que has crecido, te has vuelto una hermosa muchacha, debes tener locos a varios chicos en Rusia" Dijo Vera.

"Si en Rusia los tiene así, en Grecia hará destrozos" Dijo Kalani, ambas amazonas abrazaron a una muy sonrojada Katya.

"Gracias, pero ya elegí uno, tengo novio y se llama Sergei... aunque papá quiere meterlo en un ataúd de hielo, según él para mejor conservación" Dijo Katy, lo último con un dejo de sarcasmo, Vera y Kalani se echaron a reír, Crsytal sonrió, sabía que eso era exáctamente lo que su esposo quería hacerle al pobre Sergei.

"¿Y dónde están los niños? Creí que vendrían con ustedes" Dijo Crystal.

"Están jugando ahora en el recinto principal, allí los verán a todos juntos" Dijo Kalani.

"Oh, bien, ¿qué esperamos para irnos? Camus debe estar congelándonos mentalmente" Todas asintieron y se encaminaron hacia los templos.

Kiki y Chase seguían sentados en los escalones del templo de Aries, pero en cuanto Kiki sitió el aura de Katya, pegó tal salto y corrida que el pobre Chase tardó unos segundos en darse cuenta que estaba solo.

"Hola, Chase" Dijo Vera, el joven le sonrió y miró hacia las otras dos mujeres que les acompañaban aparte de Kalani. A una la reconoció como la esposa de Camus, pero cuando giró hacia Katya casi le da un infarto ¿esta era la niña flacucha y fea de la que Kiki estaba hablando? Pues a Chase se le estaba cayendo la baba. No era ni remotamente fea. Tenía una figura impresionente, su busto no era plano, todo lo contrario, era muy generoso, cintura estrecha y caderas redondeadas, ni hablar de que tenía un rostro bellísimo, unos ojos azul cobalto oscuro contrastados con una piel blanca y una cabellera gloriosa de color negro azabache, ahora que la veía mejor, era muy parecida a su padre. A Chase le llevó alrededor de un minuto recuperarse de la impresión, pero saludó con respeto a las recien llegadas y se hizo a un lado para dejarlas pasar. Siguió mirando a Katy, notando unas esbeltas piernas que se lucían descaradamente por lo corto de su falda, parecía que el fresco aire que corría no le hiciera mella. Otra vez, siendo la hija de quien era, pues no debería sorprenderle.

Kiki salió de su escondite en cuanto notó que la presencia de su Némesis había desaparecido de su templo, se acercó a su alelado amigo, que parecía embobado con la visión que había pasado delante de él.

"Fiuu, eso estubo cerca ¿verdad que no te congeló el trasero cuando pasaste?" Dijo Kiki, pero Chase estaba como de piedra, Kiki frunció el ceño y le pasó una mano por delante de los ojos, el chico nada. El santo de Aries se rascó la nuca intrigado.

"Ejem, ¿Chase? ¿Te sientes bien?... ¡¡Chaaaaaaaaaase!!" Le gritó Kiki al oido, Chase de dio vuelta a mirarlo con una sonrisa de tonto.

"¿Me morí y volví a nacer? Acabo de ver a la criatura más hermosa de la Tierra pasarme por al lado... ¿Dónde está la niña fea y flacucha de la que hablabas?" Dijo Chase, Kiki le miró intrigado, no sabía a que se refería este tonto ahora, Katya no podía ser ni remotamente una visión celestial. Chase le palmeó el hombro a Kiki y se retiró silbando hacia el templo de Leo, dejando a Kiki muy desconcertado.

o

Ese día ambos rivales no se habían cruzado ni por chiste, se mantenían alejados uno del otro como por instinto. Los demás veían esa reacción bastante cómica, pero tarde o temprano alguno aparecería delante del otro.

A la mañana siguiente, dos niñas que eran ambas como dos gotas de agua, venían a buscar a dos más a los templos de Leo y Virgo respectivamente, las niñas eran las hijas de Saga y Kalani, ambas de cabello y ojos azules como los de su padre. Karin salió a recibirlas, aunque las pequeñas eran tres años menores que ella, siempre iban juntas al colegio, detrás de Karin salió Alex, no muy convencido de aún estar de un pedazo.

"Buenos días, Anais, Andrea, Vallari vendrá en un minuto, creo que su hermano Tarik perdió un libro y no lo encuentran por ningún lado" Dijo Karin, así que los cuatro se sentaron en las escaleras, los niños anteriormente mencionados eran hijos de Shaka y Kai, Val de diez años era la mayor, pero a diferencia de Karin, sobreprotegía a su hermano Tarik de ocho años, el niño estaba harto de que su hermana mayor se preocupara tanto por él.

"Vaya, si las niñas ya están reunidas aquí" Dijo Christofer, bajando muy tranquilo las escaleras, Michel le acompañaba sonriendo, el pobre Alex había sido catalogado de 'niña'

"Y los tontos no dejan de llegar" Dijo Karin, devolviendole con la misma moneda.

"¡Disculpen la tardanza! Ya estamos todos, ¿vamos?" Dijo Vallari, Tarik saludó con una cortés inclinación de cabeza, sabía por experiencia que tratar de intervenir cuando una discusión había comenzado entre Karin y Christofer era ser suicida.

"Vamos, Val, los hombres me enferman" Dijo Karin, para diversión del público femenino y para gruñido general del masculino.

Kiki esperaba a toda la multitud en su templo, ya que él era el encargado de llevarlos por la mañana a la escuela, de regreso se turnaban entre los otros santos. Chase había decidido ir también, se divertía viendo la rivalidad de los cabecillas de cada sexo.

"¡Las tontas son las niñas! ¡No sirven para nada!" Dijo Chris.

"¡A mí me parece que sientes la necesidad de molestar a los más débiles para ocultar tu propia debilidad!" Retrucó Karin.

"¡Lo que te pasa a ti es que llegaste tarde a la repartición de cerebro!" Contestó Chris.

"¡A sí, y tú nunca llegaste que es peor!" Remató Karin, a punto de darle con su mochila a Chris en la cabeza.

"¡Ya basta! Esa no es forma de comportarse" Dijo Kiki terminante, todos resoplaron, mientras Chase trataba de ocultar su ancha sonrisa. Karin venía ganando por un punto.

Kiki y los demás pasaron a buscar a Arianna por su casa en el pueblo, ya que Mu había decidido dejarle todo el templo a Kiki y vivir tranquilo. Después ambos muchachos dejaron a todos los niños en la escuela, trayendo a Michel de vuelta, ya que él no tenía clases en su país y no pensaba asistir a las de otro ni de chiste.

Iba a poner el cap el lunes que fue mi cumpleaños, pero como no pude, lo pongo hoy quiero muuuchas reviews como regalo!!