Origen Desconocido

Capítulo 16: Sorpresa sorpresa.

La noche.

Miroku miraba el cielo estrellado pensando en todo lo que había pasado, recordando las visiones de todos, las de Inuyasha eran más y más recurrentes con cada día. La noche anterior había comenzado a gritar incontrolablemente, tomando su brazo entre sus garras como si algo o alguien se lo habían arrancado. Se necesitaron los humos somníferos de Sango para finalmente calmarlo. Totousai y Myoga se habían comenzado a preocupar enormemente al ver tal escena.

Ahora todos dormían y le habían dejado al monje tiempo para reflexionar.

Kaiya, una mujer youkai, inteligente, devota, hermosa y compasiva. Muy parecida a Kagome. Enamorada de Eikan primero pero por el dolor del rechazo dejó de sentir ese cariño. Al igual que Kagome dejó de amar repentinamente a Inuyasha después de tantas penas.

Eikan, un guerrero, que no muestra sus sentimientos, niega el amor de Kaiya. Al igual que Inuyasha negó el amor de Kagome por estar con Kikyou.

Kyujo… otro guerrero del que no se sabe casi nada. Excepto el cariño que sentía por Kaiya. Y ahora… los sentimientos de Kagome por Sesshoumaru surgen después del secuestro. Todo, parecía encajar, todo estaba tomando el curso de la tragedia.

"Solo queda una teoría más." Dijo en voz alta Miroku viendo hacia el árbol en donde descansaba su amigo hanyou. 'Alguien. No. Eikan los mató. De seguro combatió contra Kyujo lo que explica el dolor que sintió Inuyasha en la última visión, pero… habrá matado a Kaiya?' Todavía habían muchas preguntas por responder y parecía que el tiempo solo estaba por llegar, llegaría cuando estuviesen todos unidos. Cuando las tres dagas se unan.

"La que se encuentra en el medio." Repitió Miroku, las palabras que el Inutashou había dicho al nombrar la portadora de la daga de Kaiya.


Sesshoumaru no podía dormir esa noche, no después de lo que había pasado. 'Kagome es del futuro.' Se repitió mentalmente por lo que parecía la décima vez esa noche. El silencio era demasiado, del otro lado de la habitación se podía todavía sentir el olor de la madera quemada, el calor poco a poco desapareciendo. Sorpresa tras sorpresa Sesshoumaru se veía más y más atraído a esta misteriosa mujer, una mujer como ninguna. Ni una youkai podía comparársele. Ya lo había notado cuando con una simple flecha había transformado a Colmillo de Acero a su estado descuidado. Como había protegido a su medio hermano, la mirada seria, otra flecha lista para disparar.

Acaso desde ese momento se había fortalecido? Más sorpresas le podrían esperar por parte de esa hermosa mujer. Si, hermosa. Sobre todo cuando cantaba con los ojos cerrados, la cara en alto, las manos juntas sobre su pecho, y esa aura. El aura que la rodeaba a cada momento parecía milagrosa, como un brillo perpetuo, un brillo que aún en su llanto la rodearía.

'Kagome es del futuro.' Onceaba vez.

El futuro, 500 años. Para los demonios eso no es demasiado, pero si es así entonces eso significaría que Sesshoumaru estará todavía con vida en el futuro de Kagome. O quizá no. 'Habré muerto para entonces?' se preguntó, la idea del futuro lejano y tan moderno no solo lo intrigaba sino que le hizo pensar en muchas cosas. Su padre en su vida solo había tenido dos hijos legítimos, bueno si es que a Inuyasha se le puede decir legítimo. Sin embargo había vivido tantos años, como era posible que durante todo ese tiempo se haya sentido satisfecho de sus únicos dos hijos? Como alguien que sabe que puede vivir durante siglos no desea más? Siempre más?

Más tierras, más riquezas, más concubinas, más hijos…

'Kagome proviene del futuro.' Décimo segunda vez.

Pero no basta con solo preguntárselo, no basta con analizarlo, no basta con saberlo. Porque se lo había dicho? De que le podía servir decirle un tal secreto a él? Porque y para que? Acaso ella le tenía confianza? Después de tantas cosas ocurridas, tantos ataques y peligrosas peleas la mujer le tenía confianza, lo suficiente como para desvelarle un secreto que de seguro únicamente sus amigos íntimos lo saben.

Sesshoumaru sonrió. Por primera vez sentía algo, en ese pecho frío suyo. Un calor, algo que, al saber lo que él representaba para Kagome, lo hizo sonreír, su corazón dio un salto de felicidad y no pudo evitar la forma curvada de sus labios. Una sonrisa, capaz la primera verdadera sonrisa que había tenido desde años. De repente sintió que Kagome lo había cambiado, primero sus poderes, después su calidez y ahora esto. La mujer lo había echo sonreír, y hasta él mismo era capaz de reconocer que por eso merecía respeto. Más del que podía imaginar. Finalmente los pensamientos lo invadieron. Esos típicos pensamientos que uno hace cuando el corazón se sale de su pecho al oír ese nombre y cuando el simple sonido de su voz hace temblar las piernas.

Sus labios, su cabello. Y por Kami-sama sus ojos. Esas órbitas perfectas, oscuras y misteriosas pero cálidas y amables. La blancura de su piel, el pequeño detalle de su nariz. Hermosa. Y al besarla, y al tocarla, al olerla siquiera el mundo parecía algo distinto, algo mejor algo en lo que deseaba vivir por el resto de su vida y morir en el. Morir en ella. No, morir con ella, a su lado, con su delicada mano en la suya, cerrando los ojos para soñar de nuevo con ella.

Soñar con sus labios, su cabello. Nuestros hijos. Una pausa.

'Hijos...' Kagome, una humana tener hijos con un youkai? Con un youkai inmortal?

Se levantó de su cama poniendo su mano en su frente, algo andaba mal, este deseo por alguien no era normal. Este magnetismo, que sentía en cada mirada. La forma en que tomaba en detalle cada gesto, cada movimiento de su cabello. La forma en que pone su cabello detrás de su oreja, como se lava las manos al terminar con las tareas de limpieza, el movimiento de sus cadera cuando usa una escoba, hasta la manera de servirle la comida: pasando gentil y casi suavemente en frente de él, posando con cuidado en plato a su lado y sonriendo siempre.

'Basta.' Se dijo en su cabeza, pero no podía nada funcionaba es como si su cuerpo ya no le pertenecía, como si cada día necesitaba verla necesitaba admirar esos gestos, oler su perfume y escuchar su voz. Era torturante depender tanto de ella, era insólito que el gran y temido Sesshoumaru deseara tanto algo y no se atrevía a reclamarlo.

'Reclamarlo? Para mi ella?' se preguntó. Parecía muy obvio, muy sencillo y hasta algo que normalmente Sesshoumaru haría. Después de todo él era Sesshoumaru, el taiyoukai de la región Oeste, el dueño y amo de todo lo que quería. Y él la quería a ella, como la deseaba, como quería simplemente tomarla por la cintura, presionarla contra su cuerpo erguido, sentirla temblorosa, oler su miedo y deseo, oír su pulso y respiración.

La tomaría, la llevaría a la cama, la dejaría caer en ella, su cabello cascadeando sobre las sábanas de satín, su respiración agitada y sus ojos lagrimosos. Se inclinaría sobre ella, pasaría sus manos por sus piernas, poniendo a un lado el yukata, su ropa desgarrada por las garras hambrientas. Ella protestaría pero no le escaparía. Su mano en su muslo, corriendo hacia arriba. Ella temblando, su cabeza hacia atrás sus espectaculares ojos cerrados esperando el momento para deslumbrarlo de nuevo con su belleza. La línea de su pecho visible, solo para él.

La tomaría de la nuca y se deleitaría con el sabor de su boca, de su lengua mientras masajea su entrepierna, ella gime en su boca, su pulso aumenta, su corazón estalla, sus piernas se mueven hacia él y su pelvis frotándose contra el suyo.

Sesshoumaru se detuvo, su fantasía lo había llevado más lejos de lo necesario, su cuerpo en reacción le gritaba que dejara de ser el insensible y cruel lord y que se dejara llevar por sus instintos, que fuera caminando esa misma noche al cuarto de la miko, que destrozara su yukata y que tomase lo que quería, y lo que ella en el momento también quería.

Ve.

El taiyoukai se levantó de la cama.

Ve.

Ató su yukata, y se dirigió a la puerta.

Tómala.

Y se dirigió, por el pasillo a la habitación de Kagome.


Estaba oscuro pero no demasiado, podía divisar los árboles y las ramas, las hojas en el suelo era signo de que era otoño, el craqueo de las hojas era rápido, fuerte. Estaba corriendo, Kagome estaba corriendo.

Algo húmedo en su frente. Sudor. Desde cuando estaba corriendo? El bosque parecía interminable pero la meta se aproximaba poco a poco, lo podía sentir, youkis, dos para ser exactos cerca, ambos fuertes, ambos familiares. Una angustia de repente la invadió de golpe, un miedo tan profundo que casi podía respirar y no sabía como sin poder respirar seguía corriendo.

Un sonido metálico a lo lejos, espadas, espadas chocando una contra la otra. La angustia superó el miedo. Rápido le suplicaba a mis piernas, no le importaba si tenía que destrozarse los pies o las piernas en el proceso, tenía que llegar antes de que… antes de que pasara lo que iba a pasar.

Un gruñido justo en el instante en que pude divisar el final del bosque, unos cuantos metros más y ahí, en el campo dos personas. Ya sabían quienes eran. Ya sabía quien era ella.

"Kyujo! Eikan!" gritó, pero no sabía como, no podía respirar, llegó y ambos la miraron, ambos con los ojos grandes asombrados. Eikan estaba sangrando del brazo y Kyujo solo tenía una pequeña herida en la pierna. Kaiya corrió hacia ellos ambos gritaban su nombre y ahí estaba. Ella era la que se encontraba en el medio. En el medio de este triángulo amoroso y tortuoso. Amando a ambos pero no de la misma manera, sin poder elegir aunque quisiera.

"Kaiya!" llamó Eikan desde su puesto, y al dar un paso Kyujo estaba entre él y Kaiya, espada a la mano listo para atacarlo. Eikan gruñó y lo atacó con todo lo que tenía, la presión de cada golpe le hacia sangrar más y más el brazo. Kaiya gritaba que se detuvieran. No entendía. Sabía pero no entendía porque, porque tenía que ser así, porque pelear cuando en vez podían ser amigos.

"Porque?" gritó la youkai cayendo al suelo, finalmente tenía un vistazo de lo que había echo a sus piernas: llenas de cortadas por las ramas del bosque. Kuyjo se detuvo y corrió hacia Kaiya, pero en un instante Eikan estaba detrás de él, Kaiya levantó la mirada con horror. Y ahí en un instante todos habían cambiado, Kagome estaba en sus rodillas sollozando, mirando a Sesshoumaru correr hacia ella y a Inuyasha cortando la espalda de Sesshoumaru con Colmillo de Acero.


De golpe Kagome se despertó, un brillo resplandeciente la iluminó, como si el brillo surgía de ella, como si ella lo creaba y ahí a su lado Colmillo de Luz resonando. La miko empezó a gritar, desesperadamente, arañándose la cara con sus manos y desesperadamente moviéndose en su futón, llanto y lágrimas en su cara.

Algo andaba mal, no era natural que un sueño le hiciera tanto daño. El dolor, y la sangre.

No lo mates por favor, te lo suplico. Si él muere yo… yo moriré con él.

No puedes morir, voltea!

Voltea!

Míralo!

Cuidado!

Y gritos, cuando la espada cortó la carne, y la luz se tornó fría. Eikan había matado a Kyujo. Eikan lo hizo, Eikan lo mató, Eikan lo atacó, Eikan…

'Inuyasha!' gritó en su cabeza confundida 'Fue Inuyasha, Inuyasha mató a Kyujo… No! Kyujo murió en manos de Eikan, Inuyasha mató a Sesshoumaru! Y yo…' Su cabeza no marchaba nada tenía sentido, todo eran olores, sensaciones, dolor, emociones, visiones.

'No es real!' pero se sentía real.

"Onegai, yamete!" gritó Kagome, la luz se sentía como volteos en su cuerpo, como una descarga eléctrica dolorosa.

Sesshoumaru al oír tal escándalo llegó en un minuto al lugar, parecía que millones de linternas alumbraban a Kagome y a todo lo que se le acercaba. El taiyoukai se encontraba segado, pero los gritos seguía y el llanto no cesaba así que entró al cuarto con los ojos cerrados y las manos extendidas para tomar a Kagome.

"Sesshoumaru!" gritaba Kagome.

"Kagome!" gritaba Sesshoumaru y finalmente la sostuvo, la abrazó como si su vida dependiera de ese abrazo, su mano en su cabello, hundiéndola en él. Kagome lloró y lo abrazó fuertemente y finalmente la luz desapareció. Todo parecía normal, Sesshoumaru abrió los ojos para ajustarlos al negro de la noche, Kagome seguía con su cara contra el pecho del taiyoukai, seguía llorando.

"Kagome, Kagome!" sacudió Sesshoumaru a la miko en sus brazos, se pudo escuchar algo de la parte de la joven y en un segundo Sesshoumaru la sostuvo en frente de él mirándola a los ojos.

Silencio. Sorpresa. La más grande sorpresa de su vida estaba en su manos, a unos cuantos pasos de él, mirándolo confundida.

Dos rayas púrpuras en las mejillas y detrás de los ojos.

Una luna dorada en la frente.

"Sesshoumaru?"

Orejas puntiagudas y detrás… una cola. Una cola negra azabache.

Youkai.

"Kagome… te haz…" pero antes de que pudiera decir algo todos los sirvientes que fueron atraídos por el ruido gritaron en unión, como un trueno antes de la tormenta.

"Kagome se convirtió en youkai?"


N/A: Bueno aquí lo corto, se que estás más corto que el resto de los capítulos pero en serio creo que es la mejor manera de terminar este capítulo. Muchas gracias a todos por leer y por dejar los reviews espero les haya gustado el medio lemon jejeje (todo un placer escribirlo). No se preocupen que vendrá más, en todo caso este fic es M (Mature) así que se pueden esperar de todo.

WP