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-No aparenta tener la edad que dice- dijo Urlich.
-Querido, aquí nadie aparenta la edad que tiene- le respondió Yumi.
-Lo sé, lo sé, amor- dijo con una sonrisa tierna –Es sólo que pensaba que allí afuera valoraban más sus... recursos-
-Tal vez su poder, o lo que ellos creen tener, los cegó y están empezando a cometer errores-
-¿Vendrán más como él?-
-No lo creo. No lo he visto en el futuro... No exactamente como él-
Urlich atrajo más a su amante contra su pecho. Esa era una de las pocas formas en la que se podía obtener algo de calor. Yumi tenía razón: en Yiske nadie aparentaba tener los años que tenía en realidad. En una isla de vampiros, eso era lo normal, pero ése muchacho era más misterioso de lo que aparentaba. Urlich y Yumi ya se había conocido cuando eran humanos, y fueron convertidos juntos, como hermanos, pero ellos lo habían cambiado. Después de todo, ya no eran jovencitos. Ya habían pasado los doscientos años de edad, y, en ésa época, el pasar los cincuenta ya era un logro, sobre todo porque habían llegado a Yiske sólo un siglo atrás.
-¿Jeremie traerá algún problema a la isla?- le preguntó Urlich.
-No, está decidido a quedarse. Y no es tanto por que le guste la isla, sino porque espera a alguien-
-¿Alguien especial?-
-Sí, pero no creo que sepas quién es. O qué es-
-¿Jeremie o su "persona especial"?-
-Ambos-
-¿Ambos?-
-Ya me oíste-
Urlich calló, cerró los ojos y aspiró el perfume del pelo de Yumi. Ya iba a amanecer, las ventanas estaban cerradas y mañana tendrían que trabajar. Así que se sumió en un sueño profundo, abrazado a Yumi.
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Conexión directa en la piel, a través de su traje plateado. Los cables no tocaban sus nervios, y tampoco llegaban a su cerebro, pero él había aprendido a enviar las órdenes con todo su cuerpo. Cosa que ningún vampiro o humano sabía hacer. Y por eso Jeremie había encontrado las puertas abiertas en Yiske. Porque era único, único como muy poco en todo el planeta.
Las computadoras eran su pasión. Pasaba de diez a dieciocho horas conectado a ellas, según las estaciones del año, y nunca se detectó una falla en su sistema. Los mínimos desfases horarios eran de segundos, y se corregían de inmediato. Así le habían enseñado a ser, por más que no le hubieran gustados los métodos, ni sus... "profesores".
El Sol empezó a asomar su rostro. Su trabajo ya había terminado por ésa noche, y ahora debía volver a su departamento. Le gustaban las cosas cerradas, en las que se podía hacer lo que uno quería si no se molestaba a otros. Y otra cosa que le habían enseñado era a ser discreto. A no llamar la atención, a ser rápido y limpio en todo lo que hacía. Y a no malgastar energía en cosas inútiles, que no aportaban nada al objetivo final. Por más que en la práctica sus "profesores" hicieran otras cosas.
-Buenas noches, señor- le dijo el portero al verlo salir.
-Buenas noches- dijo Jeremie, dándole una fugaz mirada. Ambos sabían que tenía al menos diez veces la edad de Jeremie, pero se trataban con respeto. No le habían enseñado a ser descortés con sus mayores, por más que se hicieran distinciones entre razas.
Jeremie hacía su trabajo, luego se iba a su departamento, y era lo mismo todas las noches. Pocas personas lo veían pasar, porque usualmente volvía cuando los rayos del Sol empezaban a alumbrar la isla. Y el Sol no era muy amigo de los vampiros. Y si bien podía tomarse un día a la semana, nunca lo hacía. Su sistema podía seguir sin él por veinticuatro horas, no más, tras lo cual necesitaba de nuevas órdenes. Eso había acordado entre las partes al momento de contratarlo. Yiske necesitaba un suministro eléctrico, ya que el que se tenía era insuficiente para las necesidades básicas de sus habitantes. Las velas y el aceite no servían de mucho, y eso era sólo para el alumbrado. Se necesitaba electricidad para muchas otras cosas, y Jeremie lo sabía. Por eso supo que, al presentarse en las oficinas de Rayo S. A. lo emplearían enseguida. Él era bueno y lo sabía. Y cuando demostró poder satisfacer las demandas necesarias y superarlas, la isla cobró un gran impulso. Dejó de ser un punto en el mapa y empezó a moverse, logrando tener las cuatro estaciones del año. Se demoraba el doble de lo normal, para que la rotación de la tierra no los mantuviera en una sola estación, pero valía la pena. Jeremie fue aceptado casi de inmediato, pese a que algunos no confiaban en él. Y tenían razones, pero Jeremie no era como se pensaba.
Era el único no-vampiro en toda la isla de Yiske.
Y eso no era todo. Evitaba toda clase de detección, ya sea la de los mismos vampiros o la de los detectores electromagnéticos que se usaban para detectar intrusos en la isla. No lograban dar con la frecuencia de vibración de sus moléculas, que no era similar a la de los vampiros o la de los humanos. Tampoco estaba en le medio, o en alguno de los extremos. Parecía ser indetectable, pero cuando se llegaba a cierta distancia empezaban a suceder cosas extrañas. No eran desagradables, pero sorprendían a quien pudiera verlas. Por eso se mantenía alejado de los habitantes de Yiske, y salía cuando nadie lo veía. El portero ya estaba acostumbrado a ver cómo el piso se volvía una mar del caribe cuando Jeremie pasaba. No mojaba, pero podía sentirlo, verlo, oírlo y olerlo. Y era tan común como que la pintura de la sala de trabajo de Jeremie cambiara de color de tanto en tanto. O que a veces nadie lo viera salir de su trabajo, como si desapareciera en el aire.
Pero siempre entraba por la misma puerta. Esa fue la única orden directa que le habían dado. Que entrara por la puerta principal, no por las laterales, cuando el Sol empezara a ponerse. Tenía llave propia, y era el primero en abrir las puertas de la empresa. Cuando lo hacía, una alarma indicaba a todos loa que allí trabajaban que era hora de levantarse y de ir a trabajar. Jeremie era como un reloj, nunca fallaba y siempre iba cuando el Sol se había puesto media hora atrás. Y nunca escucharon una queja de sus labios.
Qué hacía en su departamento, nadie lo sabía. Nunca se recibieron quejas de él, los habitantes de los departamentos vecinos lo veían poco, y su habitación era la más silenciosa de todo el edificio. Pero había una condición que debía cumplirse al pie de la letra. Debían llevarle comida vegetariana, sin el más mínimo rastro de carne o sangre, todas las noches, media hora después que él llegase. Y agua en abundancia. Jeremie no admitía otra clase de alimentos, y era el único capricho que se le conocía. Pero dado su gran aporte a la isla, nadie se quejó de ésa peculiaridad. Pagaba sus cuentas el primer día en que se abrían los bancos, y nunca se demoró un día, ni siquiera una hora en hacerlo. El primero de cada mes, a las once de la noche, abandonaba su puesto de trabajo, e iba a pagar sus cuentas. Regresaba a medianoche, sin que se notara el más mínimo cambio en el suministro de energía.
No quiso vivir con un tutor. Demostró ser mucho más maduro que muchos vampiros, y la petición se le fue concedida. No había orfanatos en Yiske, porque no se los necesitaba. Y aunque hubiera habido, él se habría negado a ir. Su departamento estaba a diez minutos de Rayo S. A., y pocas veces se lo vio caminando. Entrando a la empresa sí, pero a veces se decía que se teletransportaba, porque nadie lo veía en las calles.
Había muchos rumores sobre él y su origen, peor no había pruebas para respaldar ninguna. Las muchachas jóvenes se reían cuando hablaban de él, y algunos muchachos murmuraban sobre él. Nunca hubo ni el más mínimo enfrentamiento, porque Jeremie no se mostraba interesado en nadie. Quizás nunca había amado a alguien.
O quizás ése alguien no estuviera allí.
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ANTES QUE NADA: este es un Fanfic hecho para el cumpleaños de mi gran amiga M. G., o Escila. Cumple años el 14 de Enero, y por eso publiqué éste Fic. Así que cualquier agradecimiento debe serle dado a ella, porque es una gran amiga. ¡¡¡Feliz cumple, piba, y que cumplas muchos más!!!
Bueno, mi cabeza ha decidido escribir éste crossover entre Code Lyoko y Clover. ¿Qué cómo se me ocurrió? Bueno, porque leí los dos primeros tomos de Clover, y como veo Code Lyoko, y como mi mente es hiperactiva... Nació esto. Espero que adivinen quién es ésa persona que Jeremie espera tanto, porque va a ser una sorpresa. Esta vez voy a meter de todo, así que prepárense para cualquier cosa. Y como ya es marca registrada: de mí esperen cualquier cosa, menos que respete a rajatabla los argumentos de las series.
Y por cierto, ésta es la primera vez que hago un sidestory, es decir, un Fanfic basado en un Fanfic. Éste está basado en "Dragones de Tierra", por eso se sobreentiende qué es Yiske, pero los personajes de "Dragones de Tierra" no van a aparecer aquí.
Nos leemos
Nakokun