CAPITULO 10: EL JUEGO DE SOMBRAS

Rishid cuidaba de la inconsciente Tashat. Derramó varias lágrimas sobre ella, pensando en que, si no fuera por la promesa a la que Isis lo obligó, él mismo hubiera matado a su otra hermanita.

-No te mueras, Tashat...- dijo el hombreen voz baja- no te mueras, Neftis...-

-No debiste quedarte conmigo- dijo Tashat con voz suave, abriendo los ojos y respirando con dificultad- yo ya estoy perdida, y ellos necesitarán tu ayuda para detener a Pegasus...-

-Vivirás- dijo Rishid- pero no te rindas...-

-No lo haré- dijo Tashat, apretando los dientes- llévame con ellos-

-¿Qué?-

-Tal vez aún pueda ayudar en algo- dijo Tashat- por favor, Rishid...-

-Tashat, ni siquiera puedes caminar...-

-Sí puedo- dijo Tashat- llévame con ellos, porque presiento que Shadi necesitará ayuda...-

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-Casi todos los artículos del Milenio están en su sitio- dijo Pegasus con una sonrisa, con la llave del Milenio en su mano- ¿ahora qué, Shadi?-

Shadi no respondió.

-¿No respondes?- dijo Pegasus- entonces, supongo que ahora solo falta poner la llave en su sitio y...-

-¡No lo hagas!- dijo Shadi. Pegasus solo respondió con una sonrisa. Shadi terminó de desatarse cuando Pegasus colocaba ya la llave del Milenio sobre la pequeña ranura.

-¡Alto!- una voz se escuchó desde lejos. Shadi y Pegasus miraron atrás. El que había gritado había sido Yugi, y no venía solo, sino estaba acompañado de Joey, Tristán, Duke, Bakura, Isis, Marik y Seto Kaiba.

-¿Qué hacen ustedes aquí?- preguntó Pegasus- se supone que...-

-... que Ramose nos detendría- dijo Seto Kaiba- no lo logró-

-Pero veo que faltan dos personas- dijo Pegasus astutamente- Rishid y Tashat...-

Isis y Marik bajaron la cabeza tristemente. Pegasus se echó a reír.

-Así que la pequeña por fin murió- dijo Pegasus con sorna, mientras Shadi solo bajaba la mirada entristecido.

-No morí, Pegasus- dijo Tashat, apenas llegando, caminando con dificultad pero ayudada por Rishid.

-¡Tashat!- exclamó Shadi, abriendo los ojos desmesuradamente.

-No deberías estar aquí, Neftis- dijo Marik- estás muy herida...-

-Desgraciadamente llegan muy tarde, muñeca- dijo Pegasus- los artículos ya están en su sitio y solo es cuestión de unos segundos para que el poder del Ojo del Sol resucite...-

-¡El poder del Ojo del Sol no hace más que destruir!- dijo Shadi- Ramose te mintió-

-Es cierto- dijo Tashat- no abras esa puerta...-

Demasiado tarde. Pegasus empujó la llave del Milenio, la cual se acomodó perfectamente en la ranura.La enorme puerta de piedra comenzó a abrirse. Un rayo de luz dorada surgió de ella y golpeó a Pegasus, mandándolo a volar varios metros.

-¡Váyanse de aquí!- dijo Shadi- esta fuerza puede destruirlos-

Todos dieron algunos pasos hacia atrás, como precaución. Shadi, sin embargo, no lo hizo, sino que se acercó a la abertura de la puerta, cerró los ojos y abrió los brazos. Todos lo miraron sorprendidos. El pelirrojo egipcio se rodeó de una poderosaaura dorada.

-No permitiré que destruyas el mundo- dijo Shadi en voz baja- no permitiré que destruyas lo que amo...-

En ese momento, la fuerza del Ojo del Sol, el rayo de luz dorada, retrocedió notablemente. Segundos después, cayó de rodillas por el esfuerzo, pero sin bajar los brazos.

-¡Shadi!- exclamó Yugi. Tashat se soltó de Rishid y caminó con dificultad hasta colocarsejunto a Shadi.

-¡Tashat!- exclamó Rishid- ¡vuelve!-

Tashat abrió los brazos como Shadi, cerró los ojos y se rodeó de la misma aura dorada. La fuerza del Ojo del Sol retrocedió otro poco más. Yugi y los otros pudieron ver que la herida en el abdomen de Tashat fue disminuyendo de tamaño hasta que se cerró completamente, igual que un pequeño corte en el rostro de Shadi.

-Extraño- dijo Duke. Joey y Tristán asintieron.

-Miren, los artículos...- dijo Kaiba.

Un pequeño vapor blanco salió del rompecabezas del Milenio, y tomó la forma de Yami.

-Ellos necesitan ayuda, Yugi- dijo Yami con voz ronca, señalando a Shadi y Tashat- haz lo mismo... necesitan la ayuda de todos los que tuvieron un artículo del Milenio...-

Yugi asintió e hizo lo mismo que Tashat y Shadi. También Isis, Marik y Bakura. Todos se rodearon de la extraña aura dorada. Kaiba y los otros miraban asombrados como la luz proveniente de la cámara prohibida volvía a su sitio.

Después de un minuto, la luz volvió a entrar a la abertura, y la puerta se cerró por completo. Todos cayeron de rodillas, agotados.

-Lo logramos- dijo Yugi, jadeando- detuvimos al... Ojo del Sol-

-Isis, ¿estás bien?- preguntó Seto, acercándose a la joven egipcia.

-Sí, gracias...-

-Miren, los artículos...- dijo Joey.

En ese momento, los artículos del Milenio salieron de sus cavidades, y flotaron hacia las manos de sus dueños: el rompecabezas a las manos de Yugi, el collar a las de Isis, el cetro a Marik, el anillo a Bakura, el ojo a Pegasus, la llave a Shadi y la balanza flotó a las manos de Tashat.

-¿Tashat?- preguntó Rishid- ¿porqué tienes tú la balanza del Milenio?-

-Ella es su verdadera protectora- dijo Shadi, respondiendo a Rishid-¿nunca te preguntaste porqué yo tenía dos artículos?-

Todos sacudieron la cabeza.

-Era porque la balanza pertenece a Tashat- respondió Shadi,y se volvió hacia ella- no sabes cuanto me alegra que estés bien-

-Y a mí que tú estés a salvo- respondió ella.

-Démonos prisa- dijo Shadi- aún tenemos algo que hacer. Tashat...-

-¿Sí?- dijo ella.

-Así es- dijo Shadi- Pegasus ya pagó su castigo por invadir el territorio de los dioses egipcios- lanzó una mirada a Pegasus- pero Ramose aún no... sabes lo que tienes que hacer-

-De acuerdo- dijo ella, que al parecer entendió lo que Shadi dijo. Ninguno otro lo hizo, pero siguieron a los dos egipcios a la salida. Una vez que salieron de la abertura que había estado cubierta porla estatua de Ramsés II, se encontraron de frente al arma de Ramose.

-Pude haber perdido- dijo Ramose- pero los mandaré al infierno-

-El único que va al infierno eres tú- dijo Tashat, esta vezen un tono frío, muy diferente al que siempre solía usar.

-No te atrevas a hablarme así, jovencita- dijo Ramose- ¿qué no ves que puedo volarte la cabeza?-

-Ya no podrás hacerme daño- dijo Tashat en el mismo tono- has desafiado el territorio de los dioses y vas a ser juzgado ahora mismo-

Tashat se rodeó de un aura dorada, al igual que la balanza del milenio, la cual se quedó flotando en el aire. Yugi y los otros la miraban asombrados. Shadi, sin embargo, seguía mirándola sin inmutarse. Una pluma blanca apareció en la mano de Tashat.

-Ya conoces el juicio de las almas en el capitulo 139 del libro de los muertos...- dijo Tashat, mostrándole la pluma blanca- esta es la pluma de la diosa Maat, diosa de la justicia...-

-Detente- dijo Ramose, apuntándola con la pistola- detente o te mataré...-

-Ya conoces el procedimiento- dijo Tashat, como si no hubiera dicho nada, y colocando la pluma de un lado de la balanza- este es un juego. Un juego de sombras...-

-¡Detente!- gritó de nuevo Ramose.

-Las reglas son simples- continuó Tashat, ignorando de nuevo a Ramose- te haré preguntas, y tu las responderás. Si mientes, la balanza irá cayendo. Cuando caiga por completo, recibirás tu castigo...-

-¡Te dije que te detuvieras!- gritó Ramose, accionando el arma. Pero la bala no llegó a tocar a Tashat, sino que se detuvo a la mitad del camino y cayó al suelo- ¿qué demonios?-

-Primera pregunta- dijo Tashat, como si nada hubiera ocurrido- ¿cuantas niñas has asesinado, con el pretexto de sacrificarlas a los dioses?-

-¡Yo no asesine a nadie!- gritó Ramose.

La balanza cayó un poco del lado contrario del plato donde estaba la pluma.

-Segunda pregunta- dijo Tashat, con un poco de amargura en su voz- ¿asesinaste a tu hijo Semek y a tu nuera Aset?-

-¡No los asesiné!- dijo Ramose- lo merecían por su intromisión...-

Una lágrima cayó de los ojos de Tashat al plato contrario de la pluma y ésta bajó mucho más.

-Última pregunta- dijo Tashat, esta vez con más frialdad que antes- ¿engañaste a Maximilian Pegasus para liberar el poder del Ojo del Sol y quedarte con él?-

-Yo no lo engañé- dijo Ramose- yo solo...-

Pero el plato de la balanza cayó definitivamente.

-Ramose- dijo Shadi, rodeado de un aura dorada también- has perdido en el juego de las sombras. He visto el cuarto de tu alma con ayuda de la llave del Milenio, y no he encontrado más que sed de poder. Tu alma será devorada por Ammit, la legendaria bestia que devora las almas de los pecadores-

-¡Noooooooooooo!- gritó Ramose. Segundos después cayó al suelo. Estaba muerto. La balanza, Shadi y Tashat apagaron sus auras doradas, y la segunda tomó la balanza del Milenio en sus manos.

-Eres brillante, Tashat- dijo Joey- pero un poco tenebrosa cuando haces eso-

Tashat le sonrió.

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-Al fin terminó este asunto- dijo Joey.

-¡Están bien!- gritó Mai, lanzándose a los brazos de Joey-¡que alegría!-

-Mai... ahogándome... no respirando...-

-Lo siento, Joey- sonrió Mai, aflojando su abrazo.

-Que bueno que todos estén bien- dijo Serenity.

-¿Qué sucedió?- dijo Tea.

-Larga historia- dijo Yugi- luego...-

-¡Nada de luego!- gritó Tea- ¡quiero que nos cuenten AHORA!-

-Shhhhh calla- dijo Joey- la despertarás-

-¿A quién?-

-A Isis- dijo Joey- está durmiendo en su habitación...-

Dentro de la habitación Isis estaba, como Joey había dicho, profundamente dormida. Seto Kaiba estaba sentado junto a ella, velando su sueño. Jamás imaginó que la joven egipcia que tenía frente a él hubiera pasado por tanto durante su infancia. Suspiró.

-¿Qué haces aquí, Kaiba?- preguntó Isis, abriendo los ojos.

-Nada- respondió él. Isis alzó las cejas. El orgulloso Kaiba jamás admitiría lo que estaba haciendo.

-Bien- dijo Isis, y volvió a cerrar los ojos. Kaiba frunció el entrecejo, y se inclinó hacia ella. Isis no se movió, no atinaba a deducir que se proponía su acompañante. Solo sintió el contacto de sus labios con los de él, y la adrenalina de la sorpresa recorrer todo su cuerpo.Seto Kaiba se levantó.

-Dulces sueños, diosa- dijo Seto con seriedadantes de salir de la habitación.

-Dulces sueños- repitió Isis en voz bajacon una sonrisa. Ya habría tiempo para ellos dos. Mucho tiempo.

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Mientras Yugi y los otros estaban en casa de Isis y Marik, Shadi llevó a Tashat a su departamento.

-No tenías que acompañarme hasta acá, Shadi- dijo Tashat.

-Claro que sí- dijo Shadi- estás agotada y, por más curada que estés, recibiste una bala en tu abdomen. Necesitas descansar-

Apenas llegando, Tashat se resbaló y cayó en los brazos de Shadi.

-Lo siento- dijo ella apenada.

-No hay problema- dijo Shadi. La levantó en brazos y la condujo a su habitación, donde la dejó sobre la cama.

-¿No volverás con tus hermanos?- preguntó Shadi. Tashat asintió.

-Mañana- dijo ella- por hoy, necesito descansar...-

Shadi alisaba las mantas de la cama de Tashat, y en sus ojos azules se reflejaba un poco de tristeza.

-¿Shadi?- dijo ella- ¿porqué te entregaste? ¿porque les entregaste la llave?-

Shadi no respondió. Se sentó junto a ella, y comenzó a acariciar los largos cabellos negros de la joven egipcia, muy aliviado de que ese asunto ya hubiera terminado.

-¿Shadi?- insistió ella.

-No podía dejar que ese hombre te lastimara- dijo Shadi- yo sabía que no era tu pariente en realidad, y sabía que no se detendría para terminar lo que comenzó hace dieciséis años...-

Tashat sonrió. Se inclinó un poco hacia delante, y besó a Shadi en la mejilla. Luego volvió a recostarse y cerró los ojos, permitiendo que un dulce sueño la envolviera. Shadi la miró, ligeramente sonrojado. Y sonrió. Hacía mucho tiempo que no sonreía.

Shadi no se movió de ese sitio en toda la noche. Quería estar junto a ella... la única mujer que lo había hecho sonreír.

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FIN