Hola a todos aquí les traigo un nuevo fic la verdad es que el rating es R porque es una historia con algo de lemon, temas de sexualidad y algo de angst es la primera historia algo adulta que escribo así es que desde ahora les digo que tiene algo de temas fuertes para aquellos que no quieran leerla Bueno sin más que decir espero que les guste, y hasta la próxima.
Disclaimer: No soy dueña de Inuyasha
Capítulo I
-¡Kagome! ¿Podrías sacar la basura? Voy a llegar tarde hija- La joven de cabello negro largo y ojos azules bajo corriendo las escaleras
–¡Pero mamá, no es mi turno le toca a Souta!-
-Sí, pero ya se fue por favor, ¡voy a llegar tarde! Sabes cómo se pone la señora Taisho cuando llego tarde, no querrás que me despidan-
Kagome sabía perfectamente a lo que su madre se refería, ella había trabajado en esa casa desde que tenía edad para recordarlo, la familia Taisho era una de las más ricas en Tokio, tenían empresas por doquier y eran dueños de toda la cuadra.
-Te quiero mucho hija, nos vemos más tarde-
Y así su madre salió corriendo del templo, tenía que trabajar mucho para mantenerlo, claro la gente iba pero con eso no pagaban todas las cuentas no desde que su padre murió.
Ella no lo había conocido, pero su muerte había traído muchas desgracias, su madre tuvo que mantenerla a ella y a su pequeño hermano Souta.
Kagome tomó la basura de los botes y la cargo hasta el basurero que se encontraba afuera del enorme templo, vaya que tenía que bajar muchas escaleras odiaba tener que sacarla especialmente cuando no le tocaba.
-Higurashi!- Era su amigo Houjo, él era muy apuesto y todos decían que quería salir con ella pero la verdad es que él no era exactamente su tipo.
-Hola Houjo!- sonrió Kagome – ¿Quieres que te ayude con las bolsas?- le preguntó amablemente
–Muchas gracias- el joven tomó las bolsas y las llevó hasta el basurero.
-¿Oye Higurashi, vas a ir hoy al paseo?- preguntó curioso.
Kagome puso cara de shock se había olvidado completamente del paseo a las aguas termales esa misma mañana, tenía que decirle a su madre que le firmara el permiso.
-Eh si...- dijo titubeando ¿Cómo podía ser tan tonta? ¿Cómo haría que su madre lo firmara? Tendría que ir a la casa Taisho cosa que no era nada placentera.
-Pues, ¿me preguntaba si te gustaría sentarte conmigo en el camión?- preguntó con una pequeña sonrisita en su rostro.
Kagome lo pensó un poco –Claro, porque no-
-¡Genial! Entonces nos vemos más tarde- Houjo comenzó a correr rumbo a la escuela –No vemos más tarde Higurashi!- Kagome movió su mano para despedirse –¡Hasta luego!-
Oh no tendría que ir a esa horrible casa pensó caminando por la calle, de tan sólo pensar en ella le daba escalofríos había tenido una mala experiencia ahí que le había causado un especie de trauma además de que siempre la veían con malos ojos.
Llegó a la enorme mansión que estaba exactamente al final de la cuadra, era enorme de color blanco con enormes rejas negras. Lástima que ella no podía entrar por la puerta principal tenía que rodear la casa y entrar por donde ingresaban los que se encargaban de los quehaceres domésticos.
Entró por la pequeña puerta blanca en busca de su madre, vio muchas cara conocidas, le preguntó a una de las cocineras por ella y le dijo que estaba en los cuartos.
Eso eran malas noticias para ella pues tendría que entrar a la casa y cuidar que nadie la viera pues si era así era muy seguro que despedirían a su madre.
Caminó cautelosamente por los corredores de la monumental mansión, todo lo que veía la impresionaba tenían miles de cosas que eran bastante caras. Subió las anchas y largas escaleras de caracol para encontrar a su mamá en una de las miles de habitaciones que había.
Eran demasiadas así nunca la encontraría decidió pedirle ayuda al joven que estaba cerca de uno de los cuartos más grandes, a él nunca lo había visto antes era muy alto con ojos color ámbar, pelo negro azabache que la veía detenidamente.
-Hola, disculpa ¿No has visto a Hatsumi Higurashi?- él la vio algo confundido –No- respondió cortadamente –eh gracias por tu ayuda- dijo tratando de alejarse de él pero que sangrón.
Kagome siguió caminando por el pasillo se percató de que el joven la venia siguiendo, pero que chico tan extraño pensó probablemente estaba en busca de algo también.
Siguió caminando hasta toparse con el final del pasillo donde había un hermoso jarrón de porcelana, parecía pintado a mano se acercó un poco a el para verlo bien.
De pronto algo la tomó del hombro se espantó tanto que por accidente tiró el jarrón, volteó para ver quién era y se encontró con el joven al que le había pedido ayuda la veía con seriedad.
-¿Quién eres tú?- le preguntó frunciendo el entrecejo, él no le contestó decidió darse la vuelta para comenzar a levantar las piezas del jarrón se veía muy caro, vaya que se había metido en problemas.
El joven de pronto la tomó de los brazos –¿Qué te pasa?- se le quedó viendo a los ojos, su rostro se le hacía conocido ¿pero quién era? de pronto una pequeña sonrisita picara apareció en su rostro.
No... No podía ser, pensó Kagome era… era Inuyasha Taisho el que había hecho su vida miserable en la infancia.
Pero no podía ser él, él se había ido a Estados Unidos a estudiar desde que tenía 8 años
–¿Inuyasha?- susurró no podía creerlo se veía completamente diferente.
Cuando él era pequeño tenía el cabello más despeinado que nada, usaba unas enormes gafas con fondo de botella además de que era mucho más chaparro que ella y ahora se veía bien no sólo bien ... se veía guapísimo, era mucho más alto que ella le sacaba como dos cabezas.
-¿Ahora quien es la enana?- le dijo aun con la sonrisa en el rostro se estaba burlando de ella pero no podía decirle nada él, era el hijo del Izayoi Taisho si le decía algo despedirían a su madre.
-¿Y dime como piensas pagar ese jarrón?- dijo con alegría, le gustaba verla desesperada –No, por favor Inuyasha no le digas a nadie te prometo que lo pagare- suplicó la joven de ojos azules.
La sonrisa en la cara de Inuyasha sólo se hizo más grande –No puedes pagarlo, ¿A que no tienes idea de cuánto cuesta?- Kagome volteó a ver el Jarrón hecho trisas, sabía que costaba mucho más que su mesada.
Ella movió su cabeza en forma de desaprobación –No lo sé-
-Me lo imaginé- Inuyasha la soltó un poco de los brazos –Te diré esto, tú te conviertes en mi esclava por el tiempo que yo diga que cubra lo que rompiste el jarrón y no le diré a nadie que tú fuiste-
-No, no quiero!- le gritó no le importaba, no quería ser humillada por él no podía, Inuyasha dejó salir una carcajada perversa –Es tu única opción ¿no querrás que tu madre sea despedida verdad? ¿No después de todos estos años?-
Kagome se quedó viendo el piso no quería no podía ser maltratada por el pero tenía que hacerlo todo por su madre y el bienestar de su familia.
-Está bien, acepto-
-Parece que has madurado en este tiempo que no te había visto- le dijo acercándose más a ella.
-¿Que estás haciendo?- le dijo asustada, se estaba acercando demasiado, él comenzó a pasar sus manos por su delgada cintura.
Kagome se quedó en shock ¿pero qué demonios estaba tratando de hacer? Sus labios comenzaron a pasar por su cuello y fueron bajando por su pecho, las enormes manos de Inuyasha llegaron desde su cintura hasta su busto.
Kagome con la toda la energía que tenía logró empujarlo lo más lejos de ella posible –¿Qué te pasa?- le grito alterada.
Inuyasha sonrió - Eres mi esclava ¿recuerdas? Tienes que hacer todo lo que yo te diga, si no quieres que algo se salga de mi boca por accidente-
-Pero... esto no está bien, no soy tu esclava sexual-
-Ja ja ja ja, esto será divertido, claro que lo eres te dije que tienes que hacer todo lo que yo te diga, además necesito practicar con alguien antes de que lo haga verdaderamente con mi futura novia-
-No soy un juguete Inuyasha, tengo sentimientos-
-Pues para mí sólo eres un juguete más ¿entendiste?- El joven comenzó a caminar lejos de ella.
-No vemos mañana Kagome, en mi casa no llegues tarde, hay varias cosas que quiero poner en claro y ahora no tengo tiempo-
La joven no sabía que pensar ¿Por qué le tenía que pasar eso a ella? ¿Que había hecho para merecerlo? De que le había servido mantenerse virgen y pura para el hombre que algún día encontraría y estaría con ella toda la vida alguien que la amara si un cretino sólo iba a llegar y quitarle todos sus sueños e ilusiones?
Kagome se echó al suelo y comenzó a llorar, pero en que se había metido...
Review sip?