Los personajes utilizados aquí no son de mi propiedad, así que antes de meterme a la cárcel piensen eso, además, Yo no gano nada por medio de esto, simplemente criticas.

Gracias. Ahora si, lean, por favor!

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Capitulo 1: Como seducir a un Géminis.

La luz del sol le dio en la cara, como pronunciando un cálido 'buenos días'. Era hora de levantarse. Ya había dormido demasiado, casi era mediodía… por lo visto estaba perdiendo aquella costumbre de tantos años de estar despierto incluso antes del amanecer. Bueno, eran tiempos distintos… tiempos de paz… esas viejas preocupaciones de un ataque sorpresa o sangrientas batallas se esfumaron de una vez por todas. Aunque los caballeros habían preferido permanecer en sus respectivos Templos. Nunca se puede ser demasiado precavido…

La tranquilidad reinaba en el Santuario, y todos dentro de él eran felices… todos, exceptuándole a él. Podría parecer extraño que una persona tan bondadosa y amable como lo era Mu fuese infeliz, más sin embargo, era cierto.

El hecho de que la situación fuera distinta ahora no había cambiado ciertas cosas… él continuaba penando por Saga de Géminis. Estaba enamorado de ese hombre desde muchos años atrás… ese era el más intimo secreto del caballero de Aries.

Miedo, dudas, vergüenza… siempre hubo algo que le impedía confesar sus sentimientos a Saga, por una o por otra razón nunca lograba hacerlo… y las cosas no parecían estar próximas a cambiar…

Se reprendió a si mismo por ser tan cobarde, igual que en todas aquellas ocasiones en el pasado. No podía continuar reprimiendo sus sentimientos hasta el día de su muerte. Necesitaba decirle a Saga que lo amaba, o perdería la cordura. Pero no iba simplemente ir a pararse en la Casa de Géminis y decir: 'Saga, llevo años enamorado de ti.'

Tendría que hacerlo con cautela. Bien sabía él que Saga no era una persona muy sociable y afectuosa, por lo que para ganarse su confianza, simpatía y, alabados sean los Dioses, su amor, debería acercársele poco a poco.

"Sí, está decidido." Dijo Mu, levantándose de la cama. "De ahora en adelante las cosas van a ser de otra manera. Voy a lograr que me ames, Saga, no me importa que tenga que hacer para conseguirlo."

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Un rato después, varios caballeros se encontraban ya reunidos para entrenar. La verdad era que ninguno deseaba perder la condición física que tantos años les costó conseguir, así que habían acordado practicar un poco todos los días. Pero las cosas, lo diré de nuevo, ahora eran enormemente diferente. Si deseabas entrenar, lo hacías, si no te apetecía, excelente.

Y al parecer ese día muchos optaron por la segunda opción. Solo se encontraban presentes Mu, Afrodita, Camus, Aiolia, Death Mask y Saga.

Durante la practica en pareja, el caballero de Aries no podía dejar de observar el cuerpo de Saga, quien estaba a un lado de él. Se preguntaba en que estaría pensando… si acaso había alguien dentro de su callado corazón… y por encontrarse tan ocupado adivinando esas cosas, no se percató de un golpe que Afrodita, que era su pareja, le lanzaba. Hasta que tuvo prácticamente frente a su cara el puño del caballero de Piscis fue que reaccionó. Logró esquivar el impacto en ultimo momento, haciéndose a un lado, pero el movimiento tan brusco le desequilibró. Sintió como la gravedad amenazaba con arrastrarlo hacia abajo, y rogaba al cielo lograr mantenerse en pie. No podía caerse en frente de Saga… ¡Lo tomaría por tonto! Y justo en ese critico momento, Afrodita dejó caer otro golpe hacia Mu. El pobre caballero de Aries, haciendo un esfuerzo inhumano por esquivar el segundo ataque, retrocedió, empeorando la situación. Ya nada podía hacer, estaba cayendo.

Se sintió chocar con algo detrás de él antes de llegar al suelo. Y fuera lo que fuese, le había amortiguado la caída. Abrió los ojos con algo de miedo, pensando en que las cosas no podían haber salido de peor manera. Extrañamente, no encontró la mirada de Saga, de hecho, no lo encontró a él por ninguna parte.

"Vaya, Afrodita." Dijo Death Mask, sorprendido. "Nunca había visto que alguien derribara a Mu tan rápido…"

"Gracias, Death Mask." Respondió Afrodita, sonriéndole sensualmente.

"Oye, Mu…" dijo Camus, divertido. "¿No piensas dejar que Saga se levante?"

Suplicando a los Dioses que estuviera en un error, Mu giró la vista hacia atrás… la sangre de su cuerpo se congeló al encontrarse con un par de estoicos ojos verdes… Eso que le había amortiguado la caída… eso que chocó contra él antes de caer… ¡Había sido Saga!

Totalmente sonrojado, el santo de Aries se levantó de su compañero con una velocidad impresionante.

"Lo siento mucho…" murmuró Mu, apenado, con la mirada clavada en el suelo. No hubo ningún tipo de respuesta por parte de Saga.

"Bueno, creo que ya fue suficiente por el día de hoy ¿no creen?" dijo Aiolia.

Y así dieron por terminada la practica y todos se dispusieron a regresar a sus Casas. Mu también caminaba hacia el Templo de Virgo, sintiéndose el idiota mas grande del mundo.

"Te gusta ¿verdad?" Afrodita le dio alcance. "Te gusta Saga."

"¿Qué quieres, Afrodita?" dijo Mu, evadiendo el comentario del caballero de Piscis.

"Ofrecerte mi ayuda." Respondió, sonriendo. "Me parece que no sabes como acercarte a Saga, y la verdad creo que, de recibir ayuda a todos esos anti-románticos que Saori tiene como caballeros, a recibir ayuda de mi…"

Odiaba aceptarlo, pero Afrodita tenía algo de razón… él no tenía ni la mínima idea de cómo captar la atención del caballero de Géminis. O al menos no de la manera más conveniente…

"¿Qué me recomiendas?" dijo, suspirando resignado. En ese momento cualquier tipo de idea sería buena, o al menos mejor que su grandioso acercamiento en la práctica.

"¡Espléndido!" exclamó Afrodita, alegre de poder ejercer el trabajo de celestina entre sus dos compañeros. "Primero que todo, necesitamos saber algunas cosas... en que gasta Saga su tiempo libre... que lugares frecuenta... cuando está y cuando no está en su Casa..."

"Pues... tengo entendido que casi nunca se encuentra en el Templo de Géminis." declaró Mu, como meditándolo. "Pero no estoy seguro de a donde se marcha..."

"Bien... yo me encargo de investigar eso..." suspiró, cansado de solo pensar en todo el trabajo que tenía por delante.

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Saga caminaba de regreso a su Templo al terminar el entrenamiento. Durante el trayecto, recordaba el incidente con el caballero de Aries. No podía creer que había tenido aquel cuerpo tan hermoso sobre el suyo... y debía aceptar que realmente se sintió muy bien... ¡Maldita sea! ¡Una vez más estaba pensando tonterías! ¿Qué demonios le ocurría últimamente que lo único que rondaba su mente era Mu? ¿Acaso le gustaba? ¡No! ¡Eso no podía ser cierto! ¡Ambos eran hombres...! ¿Pero entonces que excusa le daba a todo aquello que le ocurría? Le miraba cada vez que tenía oportunidad... se quedaba sin habla frente a él... y al ver la manera apresurada en que Mu se había separado de él cuando cayeron se sintió triste... ¿acaso le había causado molestia el contacto con él? La simple idea de que eso fuera verdad le causó una opresión en el pecho.

"Dioses..." susurró, recargándose en una de las columnas de la Casa de Géminis, y llevándose una mano a la cara. "¿Qué ocurre conmigo?"

"Te ves preocupado últimamente, querido hermano." dijo la socarrona voz de Kanon. Una vez más Saga maldijo la hora en que Saori les ordenó vivir bajo el mismo techo, ya que desde entonces él no había podido tener un momento de tranquilidad.

"Kanon, no estoy de humor para discutir contigo." advirtió Saga, entrando al Templo.

"A mi me parece que tienes todos los síntomas del 'Enamorado no correspondido', Saga." dijo, mientras iba tras de su hermano mayor, con toda la intención de molestarlo. "¿Acaso hay alguien en tu corazoncito y no me lo has contado?" El cuerpo de Saga se tensó ante las palabras de Kanon, pero este ultimo no lo notó. "¿De quién se trata, eh? ¿Conozco a esa persona? ...¿Es uno de los caballeros?" Saga no pensaba darle importancia al asunto, se limitaría a ignorar todo lo que escuchara. "Veamos... ¿Quién podría ajustarse a tus gustos? ¿Shakka? No, es demasiado frío... ¿Afrodita? Demasiado pretencioso... ¿Mu? No sé… parece demasiado aburrido… aunque algo me dice que sería perfecto para pasar una buena noche…"

Y gracias a eso la paciencia de Saga llegó a su limite. Tomó a su hermano por el cuello de la camisa y lo levantó en el aire.

"¡¿Es que eres idiota?! ¡Te dije que te callaras, maldita sea!" gritó, extremadamente molesto. Tanto, que incluso Kanon se asustó. Nunca antes Saga había reaccionado de manera tan violenta con él cuando lo molestaba.

"¿Saga...?" la voz de Kanon mostraba lo aterrorizado que estaba. Al escuchar su tono, el mayor de los dos finalmente volvió en sí, dejándole caer al suelo. "¿Qué demonios te pasa…?" Saga simplemente se alejó, confuso.

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"Bueno, ya que no puedo averiguar de inmediato todos los extraños hábitos de tu querido Saga sin levantar sospechas, pues…" sonrió maliciosamente. "Decidí que mientras tanto podemos trabajar en ti…"

"¿A qué te refieres?" preguntó el santo de Aries, con algo de miedo. Solo los Dioses sabían que clase de estrafalarias ideas pasaban por la cabeza de ese hombre.

"A tu aspecto." Respondió, como si se tratara de lo más obvio del mundo. "¿Crees que Saga se va a percatar de tu existencia con esa horrible ropa? ¿O con ese anticuado intento de vestido que usas cuando regresas de Jamir?" Mu estuvo a punto de replicar, pero Afrodita se lo impidió. "Vamos… ¡Debes mostrarle de lo que se está perdiendo!"

"Está bien…" dijo, sentándose resignado. "¡Pero nada de maquillaje!"

Afrodita observó detalladamente al caballero de Aries, para después desaparecer unos instantes de su presencia. Poco después regresó, bastante emocionado, con suficiente ropa como para vestir a la mitad del Japón.

"¿Qué es todo esto?" preguntó Mu, cuando el otro hombre le dejó encima todo lo que traía.

"El primer cargamento." Respondió Afrodita, desapareciendo de nuevo.

Estuvieron discutiendo durante largas horas sobre distintos y extravagantes estilos que el caballero de Piscis proponía, y que Mu continuaba rechazando. Y lo hacía con bastante razón, pues ¿qué pensarían los otros caballeros al verlo llegar mañana al entrenamiento con un pantalón a la cadera y una camisa ciertamente ajustada?

Finalmente, después de unos cincuenta 'no' por parte de Mu, Afrodita accedió por un estilo menos llamativo, el cual consistía en un pantalón café bastante claro, y una camisa blanca ligeramente abierta en el pecho. Tenía un toque informal, pero sin ser exagerado.

"Me siento extraño con esta ropa…" se quejó Mu, algo incómodo con la imagen que le mostraba el enorme espejo de la habitación de Afrodita. "Y dudo mucho que con esto pueda entrenar…"

"Tienes razón, pero eso no es problema…" antes de que Mu pudiera preguntar el por qué, Afrodita ya estaba respondiendo. "Tu no vas a entrenar."

"Pero…" no entendía el plan del santo de Piscis. "¿Cómo voy a hacerme notar frente a Saga si ni siquiera voy a la practica?"

"¿Cuándo dije que no vas a ir?" se quejó Afrodita. Al ver el semblante interrogante de su amigo, se dispuso a explicarle. "Claro que irás, pero… tu simplemente te vas a quedar sentado en donde Saga pueda verte, sin hacer nada más que preocuparte por parecer muy lindo."

"¿Crees que eso de resultado?" preguntó Mu, algo desconfiado.

"Si te lo digo, es porque funciona." Dijo el otro, para después soltar una leve risa. "Puedes preguntárselo a Milo cuando quieras."

"Espero que tengas razón…"

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Bien. Ese era el día en que pondría en practica el consejo de Afrodita. Se levantó, se vistió, se arregló el cabello, y salió del Primer Templo dispuesto a llamar la atención de Saga. Era bastante temprano, por lo que esperaba ser el primero en llegar, pero no fue así. El caballero de Tauro se encontraba ya en el lugar.

"Buenos días, Mu." Saludó Aldebarán, sonriendo. Le tomó un por sorpresa el cambio de atuendo de su amigo, pero decidió no preguntar nada, y limitarse a decirle lo bien que se veía, porque en verdad lucía bastante mejor que con su antigua imagen."¿Por qué tan bien arreglado? ¿Es una fecha importante y no me enteré?"

"Pues, algo así… ah, y… gracias…" dijo, algo penado por el comentario de su amigo.

"¿Vienes a entrenar?" preguntó, dudoso.

"No… yo…" ¿qué excusa le daba? Necesitaba decir algo rápido. "Es que… ayer… en la práctica… eh… me… caí, sí, me caí, y pues… creo que me lastimé el tobillo, o algo as" vaya excusa más irreal (por no decir estúpida) se había inventado.

"Seguro…" dijo Aldebarán, sonriendo. Sabía que eso era mentira, conocía a Mu lo suficiente como para adivinarlo, pero también lo suficiente como para saber que debía tratarse de algo muy personal, pues él no solía ocultar las cosas.

Poco después llegaron Afrodita, Camus y Milo. Este último, al ver el drástico cambio en la ropa de Mu, y que iba a quedarse al entrenamiento, pero sin participar, no tardó mucho en comprender lo que ocurría. El tímido caballero de Aries estaba en plan de atrapar a uno de sus compañeros. No estaba seguro de quien se trataba, pero no sería difícil descubrirlo si ponía un poco de atención. Ya él conocía bien el método, el cual bien le sirvió con Camus… dependiendo del lugar en donde se ubicara Mu, vería quien era el elegido.

No tardaron mucho en llegar más caballeros, incluso tuvieron la novedad de ver presentes a Dohko y Kanon, quienes prácticamente nunca se aparecían por ahí. Y claro que no podía faltar el caballero de Géminis…

Afrodita, solidarizándose con Mu, tomó asiento a su lado. Claro que solo fue durante el principio, minutos después se alejó de él, colocándose bastante cerca de la vista de Death Mask. Así, no distraería a Saga de admirar a su nueva creación, y se luciría frente al santo de Cáncer.

Mientras tanto, Mu se había encontrado con un pequeño problema del plan… Afrodita le dijo que se sentara donde Saga pudiera verlo, y que luciera lindo… bien, ya estaba sentado, pero no tenía idea de que hacer para 'lucir lindo'. ¿Asumir algún tipo de pose sexy? ¿Lanzarle miradas a Saga? ¿Abrirse más la camisa? ¿Guiñarle un ojo? ¡Dioses! ¿Cómo se había dejado convencer por Afrodita de hacer eso? Hasta ahora solo había logrado obtener las miradas curiosas de algunos de sus compañeros, tales como los libidinosos Kanon y Dohko, pero no la de Saga… tratando de no hacer caso a todo eso, giró su cabeza hacia un lado. Pronto se encontró completamente distraído, observando como el aire levantaba algunas hojas caídas, como si jugara con ellas.

Saga se había percatado desde un principio el cambio de aspecto en su compañero, pero la parte prejuiciosa y racional de su mente no le permitían siquiera mirarle. La verdad le tomó por sorpresa la actitud de Mu. Aparte de esa ropa nueva, no era normal que no participara en los entrenamientos diarios. Sintió curiosidad, debía admitirlo, quería saber que había ocasionado aquella transformación. ¿Podría acaso también haber cambiado su actitud? Eso sería lamentable… Mu era una gran persona, amable, tranquilo, alegre… Parecía que esa molesta parte de su mente también deseaba saberlo, puesto que no le reprendió al momento en que giró su vista hacia el caballero de Aries. Ahí estaba… con la mirada perdida en el panorama… alejado de la realidad… con el viento sacudiendo algunos cabellos sueltos sobre su rostro… abstraído en lo que a otros parecería una trivialidad cualquiera de la naturaleza, pero que para él era todo un milagro de la vida… No, aquel seguía siendo el dulce Mu de siempre.

Al parecer, él no era el único que observaba al santo de Aries. El caballero de Libra, quien se encontraba a un lado de Saga pasó por lo mismo que Mu el día anterior, terminando también sobre el pobre caballero de Géminis. Mu escuchó el sonido de algo cayendo al suelo, y volteó hacia el frente. Ahí estaban Dohko sobre Saga, y lo ocurrido no le fue muy difícil de entender, ya que él había estado en la misma situación. ¿Por qué tenía que captar la atención de todos menos la de Saga?

La práctica terminó, y ya todos se comenzaba a dispersarse del lugar. Afrodita fue a reunirse con Mu.

"Afrodita, no creo que esto esté funcionando…" comentó Mu, con tristeza.

"No te desanimes, amigo." Dijo Afrodita, con tranquilidad. "Poco a poco…"

Continuaron caminando, hasta quedar bastante cerca de Saga. De improvisto, Milo se atravesó corriendo entre Afrodita y Mu para llegar hacia Camus, empujando intencionalmente al santo de Aries en dirección de Saga. El caballero de Géminis no pudo hacer más que sostenerlo entre sus brazos por instinto. Quedaron frente a frente, mirándose. Instantes después las manos de Saga se relajaron, y finalmente lo soltaron.

"¿Estás bien?" preguntó Saga, y su mente lo regañó internamente. ¿A él que más le daba?

"S" respondió el otro, separándose. "Gracias…" regresó al lado de Afrodita. Saga continuó su solitario camino hacia el Tercer Templo.

"¿Qué te dijo?" preguntó Afrodita, muy curioso.

"Me pregunto… que si me encontraba bien." El rostro del caballero de Piscis se iluminó completamente.

"¿Ves?" dijo, emocionado. "¡Eso quiere decir que le importas! Oh, ahora que recuerdo… toma esto." Mu no estuvo seguro de donde fue que Afrodita sacó el libro que colocó en sus manos. "Bueno… ¡espero que te sirva! Yo me voy, debo ir a…" giró la vista hacia donde se encontraba el santo de Cáncer. "A recopilar información."

El caballero de Aries vio a su compañero alejarse de ahí, con su distintiva manera de caminar. Después fijó la mirada en lo que le había entregado: un libro no muy grande, ni tampoco demasiado grueso.

"Como seducir a un Géminis…" ese era el titulo del libro.

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NOTAS:

Sí, bueno… Hola ˆˆ

Este… ya desde hace rato que venía queriendo hacer algo sobre Saga y Mu, pero no me decidía, bueno, hasta que la linda de Megumi G. me animó a hacerlo. Espero que no haya quedado tan mal el capitulo…

Y por favor, denme su opinión al respecto ¿si?

Entonces, eso es todo. ¡Gracias!