El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000
Este capítulo final va dedicado a todas las personas que leyeron el fic desde un principio y las que se agregaron conforme iba avanzando. En especial a las que me dejaron Reviews en cada capítulo. ¡¡¡Arriba el ocio!!!
Podría contarte miles de historias
Capítulo 9: "Como si nos quisiéramos de verdad"
El viaje fue igual de aburrido que el de ida, aunque esta vez tenía un cargo de conciencia que pesaba más que mil elefantes. Iba a aprender a olvidar de nuevo. Tenía que hacerlo, pero esta vez en serio.
Era de día ya en Estados Unidos, llegando a su casa, Hermione vio todas las bolsas con souvenirs en el suelo junto a la puerta. Llevó su maleta a la pieza y, con ayuda de la varita, tuvo todo en su lugar en muy poco tiempo. Luego fue a la sala. Ahí, sobre un aparador, estaba la foto por la que había comenzado todo su reencuentro con le pasado. Lo que ella no recordó la primera vez era que ese pasado tenía más sufrimiento que felicidad. El pasado siempre esta presente, aunque uno no lo quiera. Claro, uno puede omitir ciertas cosas especiales, o cosas que realmente se te olvidan, pero hay otras que quedan marcadas con tinta permanente en tu corazón.
No sacaría esa foto de ahí. Tomó el fono y se comunicó con una operadora.
-Quiero hablar a Paris, Francia.
-Espere un momento... listo. Marque el número al cual desea llamar después de la señal.
El pitito le indicó que ya podía marcar. Lo hizo, llamó al departamento de los chicos. Se prometió avisarles a Ginny y a Harry cuando llegara, para indicarles que estaba bien, aunque no lo estuviera nada de nada.
-¿Aló? -contestó una voz algo dormida al otro lado de la línea.
-Hola, soy Hermione -dijo algo titilante.
-¡Ah, Hermi, ya llegaste! - Harry se le escapó un bostezo.
-Oh, perdona, allá es temprano.
-Y además es Domingo, pero bueno... ¿qué tal el viaje?
-Genial... -Le salió falso-. O sea, dormí todo el trayecto así que no sé si tanto.
Le mintió, pues había estado pensando en Ron todo el viaje, en consecuencia no pudo cerrar un ojo en toda la noche.
Harry rió.
-¿Segura, Hermi?
-¡Sí, cómo no estarlo! -dijo casi gritando-. Mentira... No pude dormir... ni ver películas, ni escuchar música, ni comer... nada... me quede muy preocupada... -agregó después de un rato.
-Vaya que te traumatizaste con Ron.
-Ron... -dijo ella con angustia-. Co... ¿cómo... está?
-Pésimo -Agravó el tono de la voz. -¿Te tengo que decir todo lo que pasó desde que te fuiste?
Hermione dudó un rato, pero luego asintió.
-Por favor.
-A ver, cómo era... ah, sí. Los guardias lo sacaron a la fuerza del aeropuerto. Salió hecho un bólido hacia su auto, con Ginny lo seguimos, parece que no se dio cuenta que veníamos detrás de él todo el camino -hizo silencio-. Estaba conduciendo muy mal. Se pasó varios semáforos rojos y para no perderlo nosotros también. Llegó hasta... -se calló de nuevo. Tragó saliva-, ...la casa donde Pansy vive con sus amigas. Lo vimos entrar, se quedó unos cinco minutos nada más, luego salió y ella lo siguió hasta el auto. El arrancó y Pansy quedó enojadísima, le decía algo pero Ron no la escuchaba. Salimos andando de nuevo y llegó acá al departamento. Al entrar parece que agarró todas las latas de cerveza del refrigerador, algunas botellas de tragos fuertes del aparador y se encerró en su pieza. Desde entonces no ha salido -finalizó Harry.
Hermione no contestaba. Y pensar que Ron podía haber chocado por su culpa. Ahora debía estar ebrio. ¿Y cómo saber si estaba vivo aún? Se dio que cuenta que eso era muy extremista pero igual no perdía nada preguntando.
-Harry...
-Dime.
-¿Puedes ir a ver si esta bien... por favor? Moléstalo, abre con algún hechizo... no sé...
-Ya intenté con todo lo que pude.
-Entonces golpéale la puerta hasta que te abra... Harry eres un mago buenísimo... ¡ingéniatelas!
-¿Me esperas aquí?
-Sí... -Se oía preocupada.
Oyó que Harry salía de su pieza e iba al pasillo.
-Ron... ¡Ábreme la puerta ahora!
No recibió contestación.
-Te doy una última oportunidad, abre...
Tampoco contestó.
-Voy a echar la puerta abajo.
Sonó un clic.
-¿Ron?. ¿Qué te...
-No me hables -le respondieron en una voz sombría-. Deja de molestar... ¿acaso uno no puede tener un poco de paz?
-Permiso -dijo Harry, haciendo a Ron un lado al parecer para entrar a la pieza-. Estuviste toma...
-Sí... ¿algún problema? Ahora que ya sabes lo que hago... ¿te puedes largar y dejarme solo?
Escuchó como azotó la puerta, luego los pasos de Harry de vuelta a su pieza.
-No, no esta bien... Estuvo tomando... Ron casi nunca se pone así. La única vez que recuerdo que haya tomado tanto fue cuando... Mira, te voy a colgar, después si quieres te llamo -dijo desistiendo de decirle.
-No, olvídalo. Gracias Harry -finalizó ella colgando el teléfono, lentamente.
Le costaba creerlo. Nunca había sabido que Ron quedara ebrio. Menos por su culpa. Ahora que lo pensaba, recordó que Ginny le dijo que Ron estuvo haciendo algo parecido la noche después de la Graduación. ¿Eso también era su culpa? No podía sentirse peor. Todas las desgracias de Ron eran por su culpa, porque ella lo hizo sufrir, porque ella no quiso aceptar dejar todo para estar con él, porque no quería pensar que el amor estaba por sobre todas las cosas.
Que Ron era lo más importante en su vida y ahora, después de más de 3 años, recién pudo darse cuenta. No importaba que Ron no la hubiera defendido de Pansy, que le hubiera dicho todo a ella; después de todo, estaba en su derecho, Parkinson era su novia, no ella.
-¿Tienes alguna idea de lo que estoy sintiendo ahora? -le dijo a Areth, su lechuza, mientras le acariciaba la cabecita.
La lechuza ululó suavemente.
-Ojalá la vida fuera más simple... ¿qué estoy diciendo? La vida es simple... nosotros la complicamos... mientras más lo pensamos...
En eso, en el departamento parisino, Harry se paseaba por la cocina de un lado a otro, pensando cómo sacar a Ron de su pieza. En ese momento entró Ginny.
-Buenos días Harry -dijo con voz somnolienta-. ¿Ron salió de su pieza?
-Tú eres la hermana, deberías intentar hablar con él.
-¡Ja! Si no te hizo caso a ti menos me va a hacer a mí.
-Ah, sí, llamó Hermione.
-¿Y cómo está?
-Se oía bajito, apenas articulaba.
-¿Le constaste lo de ayer?
-Sí...
-¿Y que te dijo? -preguntó, tomando un vaso de un parador y sirviéndose agua.
-Nada, después me dijo que fuera a ver a Ron, y lo hice... -Miró hacia el pasillo. -Luego volví al fono y no quiso seguir hablando.
-¿Qué vamos a desayunar? -Cambió el tema.
-Carne y queso.
-¿Qué? -inquirió, entre asustada y divertida.
-Sólo bromeo, tranquila.
Luego de un rato ya desayunando, Ron se apareció en la cocina. Estaba pálido, con ojeras y tembloroso. Harry y Ginny lo quedaron mirando.
-¿Qué estas haciendo tú aquí? -dijo, apuntando a Ginny con un dedo, aún con su voz lúgubre.
-Vine a visitar a mi hermanito... ¿acaso no puedo?
-Llegaste en mal momento...
-Ron no seas descortés, ella te vino a visitar -dijo Harry.
-Pues no estoy como para recibir visitas... No puedo creer que después de todo lo que pasó se haya ido...
Harry y Ginny intercambiaron una mirada de preocupación. Realmente estaba muy mal.
Ron caminó lentamente hasta la mesa pero se desplomó en el suelo antes de llegar.
-¡Ron! -gritó Ginny y corrió a su lado.
Le tomó la muñeca y sintió que tenía el pulso muy bajo.
-Hay que llevarlo a un hospital...
-A cinco cuadras de aquí hay un hospital mágico, dame un segundo...
Harry corrió hacia la salita, marcó un número en el teléfono y en dos segundos unos medimagos aparecieron en la entrada. Fueron hacia donde se hallaban Ron y Ginny y subieron a Ron a una camilla que apareció por arte de magia. Luego desaparecieron.
-Nosotros debemos ir también -dijo Harry en voz baja.
En segundos aparecieron en la recepción del hospital. Era un lugar particularmente blanco, donde médicos, pacientes y visitas iban de un lado a otro. Los chicos se sentaron en unas sillas de color azul. Ginny miraba hacia todos lados.
-¿Hay más hospitales mágicos en todo el mundo?
-Me imagino... se supone que donde viva un grupo de magos, cerca hay un hospital... debiera haber uno en cada ciudad, o país...
-Sí... Me pregunto si Ron estará bien.
-Ya se le pasará, espero...
-¿Te acuerdas del día después de la graduación de ustedes? -Harry asintió. -Fueron dos de los días más largos de mi vida... jamás pensé que mi hermano pudiese llegar a ese estado.
En esa ocasión, a Ron lo tuvieron hospitalizado durante dos días, por la desintoxicación y luego para que se rehabilite. Todos los doctores pensaban que él era adicto al alcohol y no sospechaban que era la primera vez que se ponía así. Todos habían pensado que había aprendido la lección, y sería la última.
-Ojalá hubiese una forma de convencer a Hermione de regresar -dijo Ginny de repente, como pensando en voz alta-. Es bastante testaruda a veces.
-¡Mentira! A veces es muy fácil de persuadir.
-Pero no cuando pasan cosas como ésta... Si le dijéramos que Ron esta hecho un lío...
-Bien... entonces esperemos a ver primero si Ron sale vivo de esta nueva incursión en el hospital -Ginny palideció, por lo que Harry agregó: -Hay que encontrar una manera de hacer que regrese.
-¿Crees que Ron terminó con Pansy ayer cuando fue a su casa?
-Pues de ser así no fue muy delicado, no se demoró casi nada.
-Sabes... deberías llamar a tu madre
-Ok...
Ginny fue hacia la cafetería. Ahí pidió un teléfono y marcó a la señora Weasley a La Madriguera.
Siete horas después, Ron despertaba en una cama que no era la suya. Miró a su alrededor y se vio en una habitación de hospital, grande. Habían otras 4 personas en camas en el mismo lugar. Trató de sentarse, pero le dolía mucho la cabeza. Un hombre algo anciano, con delantal blanco, se acercó y le obligó a tomar una poción. Era amarga y espesa.
-¿Por qué estoy aquí? -le dijo, pero el medimago no contestó, sino que se dio media vuelta y salió de la sala.
Un minuto después entró la señora Weasley, acompañada de Ginny y Harry. Lo abrazó empalagosamente.
-Qué bueno que ya despertaste hijo, estaba tan preocupada por ti...
-Sí, mamá, déjame ya, no soy un niño...
Ella se separó y lo contempló con los ojos brillantes por las lágrimas.
-¿Te das cuenta de lo que hiciste, de lo que te pudo haber pasado? -le preguntó Ginny, angustiada.
-¿Qué me pasó?. ¿Por qué estoy aquí?. ¿Por qué tú y mamá están aquí?
-Léelo por ti mismo -dijo Harry, pasándole una ficha que había sobre la mesita de al lado.
Ron lo leyó, abriendo los ojos más en un momento particular. Luego la hizo a un lado.
-Pero... pensé que nunca más...
-Pero ya ves que sí
-¿Y quizás ahora recuerdes por qué te pusiste así? -Ginny lo miró, con el seño fruncido y cruzando los brazos.
Ron la miró unos instantes, como pensando. Luego bajó la vista y miró a un punto en la pared de al fondo. Suspiró.
-¿Mamá puedes salir?
Ella abrió los ojos, y algo ofendida dio media vuelta y salió.
-¿Y?
-Cómo olvidarlo... -Subió las rodillas y las rodeó con sus brazos. -No sé que voy a hacer ahora con mi vida...
-No seas tan dramático Ron -le dijo Harry, sentándose a su lado-. Eres joven, tienes una vida por delante...
-Sin Hermione no -le interrumpió.
-Te demoras mucho en darte cuenta de las cosas hermano...
-Me quería morir.
-¡Vamos! Que no todo esta perdido...
-¡Claro que sí!. ¿Que no la viste? No le importó nada, se fue, ni de inmutó a esperar...
-Eso es lo que crees tú -Ahora Ginny se sentó a su otro lado. -Ella llamó cuando llegó a Nueva York.
-Y preguntó por ti... claro, tú estabas muy ocupado bebiendo adentro de tu pieza.
-Harry -lo llamó, girándose hacia el moreno-. Yo... no quiero perderla de nuevo... aunque sea como amiga...
-¿Y tienes un plan? -preguntó la pelirroja.
Ron bajó la vista otra vez. No había pensado en eso.
-Ya se me ocurrirá algo...
-Se acabó la hora de visitas, el paciente necesita descanso -anunció una bruja, entrando al lugar e intentado sacar a otra señora de uno de los pacientes junto a la entrada.
No les quedó más que salir. Se despidieron de Ron y salieron.
Quizás esta era la locura más grande que cometía en la vida. Pero estaba dispuesto a hacer cualquier cosa. Eso pensaba el pelirrojo un par de días después de salir del hospital.
Iba dentro de un avión con destino a Nueva York. Faltaba poco para aterrizar y Hermione no tenía la menor idea de que él iba hacia allá. Pero no se le ocurría una mejor forma, estaba seguro que intentaría evitarlo, o darle alguna excusa, pero esta vez no escucharía excusas, palabras, nada. Se la llevaría con él a Francia, allí podría continuar su carrera, o no estudiar, o hacer lo que quisiera, pero claro ella no se iba a quedar sin terminar sus estudios superiores. Así que ya había arreglado todo, incluso habló a la universidad de Hermione para que la trasladaran, y milagrosamente, los convenció. Eso si no estaban muy contentos con perder a una de sus mejores estudiantes, pero que se le podía hacer. Él la amaba, más que cualquier cosa en su vida, y nada le impediría estar con ella de nuevo.
Sacó una foto, la misma que ella tenía, del día de la graduación. La miró.
-Qué cambiada estás ahora Hermi -susurró a si mismo, en voz baja-. Y ahora, que siento que te amo más que nunca... -Miró por la ventana un segundo. Sin duda estaban llegando. -Espero que todo salga bien...
Unas horas después, iba dentro de un taxi por un suburbio de casas y edificios departamentales con bastante patio, casi saliendo de la ciudad. El taxi se detuvo frente a un departamento de color crema claro. Pagó al chofer y se bajó, deseando encontrar a Hermione lo más pronto posible.
Caminó hasta la entrada, no había portero, solo un guardia y junto a una pared un panel con los números de cada departamento. Junto a los números en dorado que decían 12A, ponía Hermione Granger. Entro al ascensor y llegó al piso después de un rato. Se acercó a la puerta que había unos metros a su derecha por un pasillo y golpeó con insistencia.
La puerta se abrió. Adentro estaba la persona que estaba esperando, que lo miraba con incredulidad. Él le sonrió con decisión, nunca había estado tan seguro de si mismo en la vida.
-Hola Herm...
-¿Qué estás haciendo aquí Ron Weasley? -dijo, con una voz fuerte, casi imperturbable, y claramente con enojo.
-Algo que debí haber hecho hace años Granger...
La tomó por la cintura y la besó. Ella ofreció resistencia al principio pero luego se dejo llevar, caminando de espaldas hacia atrás y abrazando a Ron por el cuello. Él detuvo el beso, y la miró a los ojos, profundamente, como intentando hacerla comprender que era lo que quería. Claro que ella ya se había dado cuenta. O casi.
-Quiero que tomes todas tus cosas, las organices en menos de 5 minutos, que las enviaré a la central de trasladores internacionales y luego tomaremos un avios de regreso a Francia.
-¿Qué? -grito ella, aún recuperándose de la impresión de la abrupta llegada de Ron y del beso.
-Que vas a ir conmigo a París, quieras o no.
-Ron yo...
Cruzó los brazos. Todo eso era una locura. Ella vivía aquí, tenía todas sus cosas, sus amistades... ¡su carrera!. No podía dejar todo tirado por un capricho de Ronald Weasley... ¿o sí?
-Estas loco
-Sí, lo sé, y por eso mismo me vas a hacer caso. ¡Apúrate! No tienes todo el día.
Ron sacó la varita del abrigo y comenzó a lanzar maldiciones reductoras hacia todos lados, luego a poner las cosas en montoncitos junto a la puerta. Hermione estaba horrorizada de dejar todo así, sin planes y de un momento para otro, que quizás en 10 minutos no iba a volver a ver su departamento nunca más.
Areth llegó volando por la ventana, esquivando por poco un rayo proveniente de la varita de Ron y posándose en el hombro de Hermione.
-¿No me vas a ayudar?
-Dime primero para que haces esto... cómo... dónde... tienes que responderme muchas cosas...
-En el camino lo haré...
-Yo necesito que me expliques ahora, por favor -le suplicó Hermione, volteándose hacia él.
Ron no pudo resistirse a su mirada
-Bueno, lo único que tienes que entender es que ya está todo solucionado para que vayas a Francia a vivir con Harry y conmigo. Vas a terminar la carrera en la misma universidad en la que estudiamos nosotros, vas a compartir los gastos del departamento, etcétera...
-¿Seguro que esta todo arreglado?
-Muy seguro, nada debería fallar.
Después de un rato sonó el timbre. Ron abrió la puerta y dejó entrar a los del equipo de traslación mágica de objetos, quienes rápidamente tomaron todas las cosas, las pusieron en cajas que hicieron aparecer, las tomaron y desaparecieron.
-¿No olvidaste nada verdad?
-Tú guardaste las cosas, yo no sé...
-Iré a echar un vistazo.
No se demoró nada en dar una vuelta por todas las habitaciones que componían el lugar, luego regresó con una sonrisa, conforme, pero por una extraña razón, pícara también.
-Sólo se te quedó esto.
Sacó una rosa desde atrás de la espalda y se la puso delante de Hermione.
-Señorita Granger... ¿quiere ser mi novia?
Ella se sorprendió, y de felicidad, abrazó a Ron muy fuerte, como intentando ahogarlo. Luego le dio un beso en la mejilla en señal de respuesta.
Salieron tomados de la mano por la puerta, bajaron hacia la entrada, donde esperaba una mujer con pinta seria, a quien Hermione pasó las llaves. Tomaron un taxi que los esperaba y los llevaría de vuelta al aeropuerto, para emprender el viaje que daría un nuevo punto de inicio a sus vidas, o una nueva etapa, quién sabe.
Por que para eso son las historias. Porque se supone que tienen que tener un final feliz. Esta no es la excepción.
FIN
(Conny-B está con la cara oculta con las manos apoyada sobre la mesa del teclado, murmurando "Por que... por que... por queeeeee" lastimosamente)
Bueno ya lo hice... ya terminé. Si supieran cuanto se siente terminar una historia que quisiste mucho... ¿no? Claro algunos sabrán porque han escrito y todo eso... Pero bueno. A veces me pongo, y le doy finales catastróficos (Veamos el incidente de la historia Punk, como ejemplo: el gay muerto, los punks se fugaron, etc... ¿quién puede escribir en esas condiciones?) ¿Ya agradecí? Bueno, agradezco a todos los que llegaron al final de esta historia. No me pidan un epílogo que me largo a llorar, lo juro, o voy a usar esta historia como base para otra cosa naaaaada que ver, no pregunten.
Byeeeee!!!!!!!!!!