Disclaimer: Shaman King es de Hiroyuki Takei. Excepto mis OCs Roy y Reiha.

Shaman King: Dos Destinos Cruzados

Capítulo 30. Un solo camino.

Varios le gritaban maldiciones, acusándole de haber traído espíritus de desgracia al clan Apache, pero inmóvil los observaba mientras columnas de hielo sólido los detenían. Roy contemplaba a los apaches que poco a poco caían exhaustos, después de la batalla. Uno quién parecía liderarlos, fue apresado por Roy y le tomó del poncho con casi indiferencia. -¿dónde esta Wood?

-¡¿Por qué habría de explicarle eso a un vulgar mestizo?! –rugió aquel apache.

Roy suspiró. –Será por las malas, entonces...

Roy tuvo que esforzarse un poco para hallar la verdad que había presentido. Sus amigos apaches estaban muertos, según las visiones del capturado. Roy lo soltó y aquel apache al ver que le daba la espalda intentó atacarle, pero fue congelado casi por completo. Reiha lo esperaba mientras los Gandara estaban mucho más adelantados en el camino hacia el refugio.

-Los Gandara han llegado, nos están esperando. –dijo Reiha.

-Bien, hay que darse prisa. –respondió Roy siguiéndole.

ooo

El Golem reposaba en medio del bosque, mientras el X Plane estaba sobrevolando cerca de ellos. Chocolove podía sentir la fuerza espiritual que le había atacado antes y permanecía silencioso, sentado en un asiento.

-hombre nunca había visto al Chocolove TAN sombrío. –dijo Horo Horo mirándole. Ren y los demás igualmente parecían estar sorprendidos del cambio repentino, casi radical, de comportamiento.

-tal vez su experiencia en el infierno le ha afectado. –dijo Horo Horo.

Mientras tanto, el avión se preparaba para realizar un aterrizaje, en el bosque, Yoh no podía sospechar de Redseb, el niño era bastante amable y parecía dispuesto a ayudarles por ser familia de Mikihisa. Tampoco sabía nada de Hao, al parecer. Al rato, Ren y Horo Horo llegaron, diciendo que los guiarian hasta el campamento que habían formado no muy lejos de ahí. Al llegar, Chocolove no estaba por los alrededores, algo que Yoh había notado, pero que no comentó. Anna estaba descansando e Yoh hablaba con el resto, saludándolos, afirmando que tendría que ausentarse. Manta pensaba que Yoh actuaba muy extraño, mientras lo veía marcharse por una de las ventanillas del X Plane.

-No te preocupes por Yoh. –dijo Anna quien estaba sentada tomando té, servida por Tamao. Anna parecía algo cansada.

-¿sabes a donde se fue? –inquirió Manta.

-A ver a Hao.

-¡¿qué?! –exclamó Manta y Tamao parecía muy nerviosa. Anna continuaba muy tranquila. –Ya te lo dije, no hay nada de qué preocuparse.

Anna no quería pensar en ello, para no parecer preocupada. Sabía que eso era inevitable, lo que le restaba era confiar.

Cerca del bosque, estaba el lago, mas allá estaba la ciudad, que parecía desierta, ni siquiera el sonido de los animales se escuchaba, pocas luces estaban encendidas y probablemente la gran mayoría de los participantes se habrían marchado. No obstante, Yoh entró al restaurante apache, donde solo había una persona sentada en una mesa.

Un apache, del cual Yoh solo lo había visto una vez, estaba sirviéndole café a Hao. Al terminar, Hao lo miró con una sonrisa.

-Bienvenido, Yoh. Toma asiento. –dijo Hao y el apache esperaba otra orden. Yoh sentía un ambiente quieto, aunque mucho mas acogedor que el de afuera, a pesar de que conversaría con el sobre asuntos bastante complicados, de nuevo Hao mostraba su lado amable. Yoh tomó asiento ante él con un rostro indescifrable.

-¿Café? –inquirió Hao e Yoh asintió.

Sin embargo, el café para Yoh era amargo y no le gustaba mucho. Hao sonreía.

-Eres todavía un niño, Yoh. –dijo Hao bebiendo café.

A pesar del sabor, Yoh se sintió un poco mas relajado. Era curioso cómo podía sentirse de pronto en confianza con Hao a pesar de lo que sucedió entre ellos. Tenían en cierta forma la misma calma. Sin embargo...

-Tal vez lo dices porque eres mi hermano mayor. –contestó Yoh sonriendo.

El café estaba cálido y el humo que desprendía se evaporaba en el aire.

-¿acaso no tienes miedo? –dijo Hao.

Yoh suspiró sonriendo. –Por supuesto que sé de tus planes.

Hao leía su mente, esta vez de forma mas clara. –No tienes por qué ocultarlo.

Yoh no contestó y Hao continuó bebiendo café. -¿sabes lo del incidente entre mis seguidores?

Yoh no respondió y Hao interpretó eso como una negativa.

-Sabía que pasaría, tarde o temprano. –dijo Hao. –Sus dudas, la traición que sufrí, fueron a causa de la debilidad que tenían. Hasta las Hanagumi tenían terribles dudas. Y tú mismo lo sabes. Al dudar, perdemos mucha fuerza espiritual.

Yoh miraba a Hao con dureza. –Tú los usabas. Tarde o temprano el engaño se descubre.

Hao sonrió. –En este punto, tiendes a mostrar rabia, Yoh. Ese es quizás tu punto débil. Una extrema consideración por los que no valen la pena.

El aire se tornó aun más tenso, hasta Amidamaru estaba nervioso y Hao volvió a sonreír. –Calma, samurai. Esta vez es en paz. –dijo Hao y terminó su café. Hao levantó su mirada y volvió a dirigirse a Yoh. –Probablemente los humanos quieran interferir. Mientras hablamos, vienen con sus aviones y armas para apresarnos como terroristas. El que los dirige es el padre de tu amigo.

-Manta...-pronunció Yoh y Hao lo confirmó.

-Fue un error de tu parte, Yoh. Pero sé que no te retractarás, eso es algo que lamento.

-¿Y que harás? –preguntó Yoh, pero Hao simplemente permanecía mirándole con la usual calma.

-Tú ya lo sabes. Destruirlos a todos

Yoh sintió una corazonada muy fuerte y Hao se levantó para mirar por la ventana. Enseguida el apache que le estaba sirviendo llegó apresurado.

-¡Hao-sama! ¡Son aviones! –exclamó asombrado.

Hao sonreía e Yoh se alarmó ante aquello. ¿Acaso habrían penetrado el territorio apache y lo destruirían todo?

-Son bombarderos y aviones cazas, hasta un contingente de tanques. –dijo Hao molesto.

Yoh salió apresurado de aquel sitio, Hao se quedaba mirándolo mientras se marchaba y subió al Espíritu del fuego. Yoh tardó un rato en llegar hasta donde estaba el X Plane mientras el destello de las bombas iluminaba intermitentemente el cielo. Al llegar, halló a los demás, mirando el ataque que se estaba efectuando a lo lejos. Yoh, Ren, Horo Horo, Lyserg,Chocolove y Fausto se marcharon sobre la oversoul de Fausto. Los demás estaban en el X Plane, el avión despegó rápidamente, Jeanne observaba el ataque desde una de las ventanillas.

-Es mejor que te quedes. –dijo Anna.- Tu furyoku servirá para ayudar a los que mueran.

-Lo sé. –respondió Jeanne. –Pero Hao está ahí y ese Golem tiene mucha energía espiritual. Ese chico está en peligro.

Anna frunció su mirada. Con este ataque, Hao podria aprovecharse y tomar el Golem. Y había demasiada gente involucrada.

Sobre el cielo de la aldea, los cazas habían visto a Hao, sin embargo sus misiles eran reventados en un instante, los aviones explotaban con solo un movimiento de su mano. Los capitanes de las escuadras ordenaron atacar con todo hacia él, pero no había nada qué hacer. Mientras que Horo Horo, Ryu y Lyserg trataban de paralizar el ataque terrestre, Yoh y Ren estaban con Fausto, en dirección hacia Hao. Ren logró ver que el Golem era atacado por varios aviones y los destruía rápidamente. En menos de diez minutos, Hao detuvo a todos los atacantes y también vió al Golem, con Redseb al lado. El espíritu del fuego ascendió aun más alto y se lanzó en picada, Redseb le gritaba al Golem que se moviera, sin embargo, aunque intentó escapar, Hao le cercó con una marea de fuego que le hizo retroceder, atrapándolo el Espiritu del fuego con su largo brazo. Redseb miraba aterrorizado al espíritu del fuego, mientras el Golem intentaba soltarse.

Una ráfaga de viento golpeó al brazo del espíritu del fuego, haciendo que el Golem se soltase, pero Redseb se soltó accidentalmente, cayendo al vacío.

-¡Auxilio! –gritó el niño mientras alguien lo sujetaba y caía al lado de Yoh y el resto que estaban en el espíritu de Fausto. Redseb parpadeó y levantó su mirada. Chocolove estaba al lado de él, salvándole antes de que Fausto y su espíritu pudiesen alcanzarles.

-¡Tu...! –murmuro Redseb con rabia.

Chocolove no dijo nada y miraba al frente, Hao y su espíritu del fuego luchaban, el Golem disparaba el Emeth Blast, sin embargo Hao lograba detenerle usando su dominio de los elementos. El Golem cayó abruptamente a tierra, perseguido por Hao, sin embargo antes de que lograra tocarle, Yoh y Chocolove lo atacaron, haciéndole retroceder,mientras Horo Horo, Ren, Ryu,Fausto y Lyserg le apoyaban con sus posesiones de objetos. Redseb no podía creer que la misma persona que había matado a su padre, ahora le protegiera a él y su hermana.

-¡¿por qué lo haces?! –dijo Redseb directamente hacia Chocolove. -¡Tu lo mataste!

Chocolove tenía su rostro al frente, no respondió nada, mientras que Hao e Yoh se observaban muy serios.

-No dejaré que los toques. –dijo Chocolove. Hao sonrió ahora. -¿ah si?

-Son amigos, y por nuestros amigos, somos capaces de arriesgarnos. –dijo Yoh- Incluso si son humanos. O shamanes.

Hao entendió aquellas últimas palabras de Yoh y asintió. –Amistad. Creo que solo tuve un amigo...hace mucho tiempo.

Hao miró al cielo, la luna emergiendo de entre las nubes. Por un largo instante todos lo miraban, su rostro envuelto en una expresión de reminiscencia. De repente y ante el asombro de todos, excepto Yoh, Hao se marchó con el espíritu del fuego, envuelto en llamas.

-¡ese idiota! ¡¿En que demonios esta pensando?! –dijo Horo Horo confundido pero aliviado.

-¡Chocolove! –exclamó Yoh al ver a su compañero caer de rodillas, Fausto corrió a atenderle, sus brazos tenían marcas de quemaduras y sangre. Yoh retrocedió mientras Fausto lo atendía y miró a Redseb, aun confundido, pensando de seguro en lo que había hecho Chocolove para ayudarles.

-¡Yoh! ¡Cuidado! –dijo Lyserg y el Golem disparó el Emeth Blast directo hacia Yoh.

-¡Byakkou! –gritó Yoh pero aunque hizo su posesión de objetos, el choque lo estrelló al suelo.

-¡¿qué demonios le pasa?! ¡Estamos de su lado!-rugió Ren, mientras se colocaban entre Yoh y el Golem, dispuestos a protegerlo.

-¡Seyram! ¡Detente! ¡Es Yoh! ¡Nuestro amigo! –dijo Redseb con los brazos extendidos.

El Golem iba a disparar cuando dos shikigamis aparecieron y cargaron contra el Golem. Al ver a Zenki y Kouki sosteniendo al Golem, Yoh sintió las pisadas de Anna que se aproximaban a él.

-Atáquenlo hasta que se debilite. –dijo Anna a los demás, junto con Tamao y Manta, quienes habían llegado. –Y quita al niño de en medio, Tamao. –dijo Anna imperiosamente.

Redseb sintió que alguien lo agarraba por el cuello de la camisa y lo alejaba. Era Inuki, quien lo agarraba del cuello y lo sacaba de aquel sitio, mientras los demás atacaban contra el Golem.

ooo

Hace muchos años. Recordaba con un dolor en su corazón aquellos tiempos de dicha y felicidad. Amistad. El cielo de Kyoto por la noche brillaba, colmado de estrellas, algo que a ambos les encantaba mirar. En aquellos tiempos en que había dominado el reishi y el secreto de los cinco elementos. Matamune y Hao eran inseparables. Sin embargo...

Traición, dudas, miedo. ¿Cómo una amistad tan sólida pudo haberse disuelto?

A menudo se hacia esa pregunta. Los otros temían de su poder, pero Matamune solo había albergado tristeza, culpabilidad, no dudó en enfrentarlo junto a Yohken. Y le detuvo. Aún en medio de arrepentimientos.

Se sintió solo...en medio de aquella noche.

ooo

Redseb lloraba mientras el Golem estaba agotado, ante los ojos de los shamanes, llamando a su hermana quien estaba dentro.

-Así que es cierto. Estás haciendo posesión de almas en tu hija. –dijo Anna hacia el Golem.

-¿qué quieres decir con eso, Anna? –dijo Yoh mientras los demás miraban la escena.

-Que su padre está ahí dentro, su espíritu esta posesionando a la niña.

Redseb corrió hasta el Golem, mientras Yoh se apresuró a detenerlo. El Golem intentó levantarse pero falló.

-Escucha, Redseb…-dijo Anna mirando al Golem con una expresión de aparente desinterés. –Tu padre, Camel Munzer es el creador del Golem. Y en la noche que murió quedó atado al Golem, otorgándole un gran poder debido a su obsesión por el Golem. Sin embargo el no lograría controlarlo, sino a través de Seyram.

Todos parecían bastante sorprendidos, aunque en el caso de Chocolove era difícil notar algún rastro de sorpresa debido a sus lentes oscuros.

-Es lo único que recuerda, al menos hasta ahora. –dijo Anna mientras un espíritu de un hombre adulto emergía de aquella máquina.

- Saquen a Seyram del Golem. Esta inconsciente ahora. –dijo Anna. Mientras Ryu y Horo Horo se apresuraban a abrir la escotilla, la niña estaba dormida, aparentemente. Horo Horo la cargó mientras Ryu cerraba la escotilla, Camel Munzer miraba a su hija con culpa en su rostro y luego a su hijo. Redseb parecía ansioso, mientras Yoh estaba delante de él. Chocolove tenía una expresión inescrutable pero Yoh sabía que se estaba culpando profundamente de la muerte de aquel hombre y el odio justificado de sus hijos hacia él.

-Dejemos que hablen…-dijo Anna.

-¿estás segura? –dijo Yoh. El resto también pensaba que era una mala idea.

-Lleven a Seyram a descansar, te lo encargo, Tamao. –dijo Anna y ella asintió. Todos comenzaron a marcharse al X Plane, Chocolove se había quedado en su sitio. Anna le hizo una seña a Yoh y él le siguió hasta apartarse del resto.

-¿Cómo supiste que hacer? –preguntó Yoh.

-Tu padre. El estaba involucrado con el padre de esos niños. Por eso supo cómo detenerlo. –Anna respiro hondo- Chocolove asesinó al padre de Redseb.

Yoh guardó silencio ante la gravedad del asunto. – ¿Y los hemos dejado solos? Ellos podrían…

-No puedes resolver ese tipo de problemas…-dijo Anna con amargura. –El odio de Redseb es plenamente justificado. Sin embargo, Chocolove no creo que esté dispuesto a morir, no todavía.

Yoh se dejó caer para quedar contra un árbol, sentándose con desgano. La noche comenzaba a morir lentamente, el cielo comenzaba a mostrar los tenues colores del crepúsculo.

-¿Qué sucedió? –inquirió Anna mientras observaba a la distancia, la silueta del avión de los X Laws.

Yoh se hundió las manos en los bolsillos. –Lo que me esperaba. –respondió tristemente.

- El avión esta listo para llevarnos a Tokio de nuevo. Los apaches preparan el viaje para la última fase del torneo.–dijo Anna.

- ¿En que piensas, Anna? –dijo Yoh al sentir el tono distante de sus palabras.

Anna se volvió a mirarle, a pesar de las penumbras, Yoh sabía que ella lo miraba con cierta inquietud en sus ojos.

-Estoy consciente de lo que sucederá. Y se que mas adelante están los oficiales apaches para proteger a Hao. No hay nada más que yo pueda hacer. Solo dejarte ir, una vez más.

Anna se volvió a contemplar el cielo mientras el silencio se dilataba, como una pesada carga que tensaba el aire.

Una vez más las palabras eran inútiles, Yoh siempre estaba consciente de aquello, lo único que restaba era siempre seguir adelante aun cuando las cicatrices de tantas batallas estuviesen marcadas en su cuerpo y alma. Anna tenía miedo, sin embargo mirar al frente con rostro impasible, como si no importara nada, era una de sus tantas cualidades. Siempre dejando ir todo, algo que tuvo que aceptar él mismo en el infierno del que logró salir, porque al final todo se desvanecerá tarde o temprano.

No obstante, prefería pensar en que aunque Hao se fusionara con los Grandes Espíritus aun podría salvarlo. Tal y como le habría prometido a Matamune, esa era la única salida y salvación para todos.

Sin embargo una parte suya, la que el propio Hao había puesto en evidencia en su conversación previa estaba enfurecida con la forma en que había tratado a sus subordinados, como meras piezas desechables, desde el principio el no confiaba en ellos. ¿Seria el diferente si tuviese la habilidad de leerles las mentes a todos los que les rodeaban? Había juzgado duramente a Hao y eso le pesaba.

Quizás con el reishi habría percibido mejor la forma de los pensamientos de Ren, las ansias de ganarle, que tanto el como Horo Horo albergaban hacia él. La tristeza que se solía reflejar en la mirada de Fausto, los sueños de Ryu de conseguir su sitio en el mundo, el dilema interno de Chocolove al haber matado al padre de unos inocentes chiquillos, incluso percibir la tristeza de Tamao al no ser correspondida por él. ¿Qué había de su padre siempre enmascarado? ¿De su quieta y tranquila madre? ¿Sus abuelos? ¿La inseguridad que Manta a veces demostraba?

Probablemente sentiría aun más dolor al percibir la preocupación de Anna, como lastimarle sin quererlo.

Hao odiaba ser capaz de leer mentes….no. Más bien saber qué tipo de pensamientos podríamos albergar alguna vez, incluso la persona aparentemente más inocente.

-Pareces cansada, Anna…-dijo Yoh de repente bloqueando su propia oleada de pensamientos.

-Solo un poco. –repuso ella con calma, cerrando sus ojos, advirtiendo la presencia de él detrás de ella. –Deberías dejar de pensar en ello.

-Lo siento. Tienes razón. –dijo Yoh en un leve susurro mientras sus manos se aproximaban hacia Anna y la tomaban de la cintura para estrecharle en un abrazo.

ooo

Muchos habían esperado lo peor, pero Chocolove regresó a la nave con varios golpes y moretones, especialmente se notaba un golpe en su rostro que le había hecho sangrar por la boca, Redseb cargando con Seyram quien dormía. El Golem estaba vacío ahora, requiriendo de la ayuda de Horo Horo y Ren para moverlo dentro de la nave. Yoh y Anna regresaron rato después, mientras Lyserg anunciaba que el avión partiría hacia una isla ubicada a kilómetros de Japón, algo que dejó a todos impresionados.

-Deben tomar el submarino Apache. –dijo una voz desde la escotilla. Satti llegaba seguida de Roy, Reiha y su grupo. - La intervención de los humanos ha colocado a nuestros objetivos en peligro. –dijo Satti- En poco tiempo este sitio será atacado de nuevo.

-Es importante que partamos de una vez. –dijo Roy.

-¡¿submarino?! –balbuceó Horo Horo desconcertado. -¿alguien quiere explicarse?

-No seas maleducado con una dama. –le regañó Ryu.

-Ya entiendo. Hablaremos luego de despegar. –dijo Jeanne.

Rápidamente, todos se movieron a los asientos y se ajustaron los cinturones, al tiempo en que las turbinas del avión rugían con ferocidad y despegaba mientras el sol salía, dejando atrás a una ciudad fantasma. La familias de ellos ya habían partido en el avión de la familia Tao.

-Los apaches tienen listo el submarino que llevara a los ganadores de esta ronda al siguiente lugar de combate. La ultima ronda del torneo. –dijo Satti.

Todos guardaban silencio mientras el avión sobrevolaba con suavidad por encima de las nubes.

-Como ya deben de saber, los seguidores de Hao fueron asesinados en una disputa interna. –dijo Satti. - Eso y otros hechos que permitieron a los satélites de los humanos el registrar la dirección de la aldea han obligado a los apaches a extremar la seguridad.

-¿Y aun con lo sucedido siguen con el torneo? –dijo Ryu

-Mientras los grandes espíritus lo permitan, ellos deben proseguir con el torneo. –dijo Roy y una serie de sonidos les avisó a todos el mensaje oficial de los apaches.

"Debido a las circunstancias recientes, el torneo ha sido mudado a una nueva dirección, las coordenadas y los datos necesarios para llegar a ese punto les han sido adjuntadas con este mensaje. Algunos equipos se han retirado y otros han desaparecido. Por lo tanto pasamos a anunciar los equipos que pasan a la ronda final.

Hoshi Gumi.

X-One

The Ren

Funbari Onsen.

Los elegidos deberán presentarse a la dirección adjuntada con el fin de decidir el ganador del torneo, el nuevo Shaman King.

Gracias por su atención."

-Tan puntuales como de costumbre. –dijo Roy sarcásticamente.

-Solo cuatro equipos…-dijo Horo Horo mirando el mensaje. –eso significa…

-Ellos esperan que nos rindamos y que ataquemos a Hao mientras éste toma los grandes espíritus. A pesar de que parezcan ser imparciales obviamente están con Hao. –dijo Ren malhumorado.

-En parte…-dijo Satti.- Pero muchos apaches solo se ciñen a sus deberes.

-Entonces….-interrumpió Anna- Creo que es hora de decir lo obvio.

El equipo de Ren se miró entre ellos. –Te refieres a…

-Solo hay un plan para enfrentar a Hao. –Dijo Yoh.- Deberemos batallar contra los apaches mientras Hao, como ganador de la shaman fight procede a tomar los grandes espíritus. Solo en ese lapso de tiempo podríamos atacarlo cuando entre en trance. Sin embargo…

-Hao ya sabe que planeamos eso. –dijo Anna y todos guardaron silencio, hasta que Horo Horo lanzó una maldición.

-Esto es injusto…-murmuró Horo Horo con rabia.

El resto de ellos parecía haber perdido el optimismo con aquellas palabras. Yoh se quedó ensimismado recordando a Hao.

-La única forma es que lleguemos a su corazón. –dijo Yoh con una sonrisa triste.

-Si, claro. –dijo Ren sarcástico. -¿Cómo piensas hacerle disuadir?

-Además…-dijo Manta y todos se fijaron en él.- Ni su familia logró hacerle cambiar de parecer. Ni sus hijos hace mil años lo lograron.

-Eso es porque…tenían miedo de él. –dijo Yoh y todos le miraban con incredulidad. –

-No me dirás que tú no le temes…porque seria ingenuidad de tu parte, Yoh. –dijo Ren

Yoh se rió. –Tal vez. Pero éste es el único camino que tenemos.

-Suicidio…-murmuró Horo Horo desanimado. –pero...es lo que tenemos. Mejor que no tener nada. –dijo el ainu y se reclinó en su sillón.

Yoh sonrió con un matiz de tristeza. –Mejor que nada. –murmuró Yoh mientras Anna le miraba en silencio con una mirada que ocultaba su impotencia.

-Hay otra cosa claro está…-dijo Roy. –Los ejércitos de varias naciones del mundo ya tienen la mira puesta en Hao y en el nuevo sitio en donde están los apaches.

-Eso es provechoso…-dijo Anna con una pequeña sonrisa calculadora. – Eso nos pondrá a nosotros y a Hao del mismo lado.

Todos guardaron silencio, hasta el propio Roy no entendía bien, solo cuando lo pensó dos veces.

- Una buena ocasión para nosotros también. –dijo Satti. Yoh miró a Anna algo desconcertado.

Anna sonrió. –No importa que ellos nos sigan o que sepan de lo que planeamos hacer. Estamos fuera de sus límites. –dijo Anna con una marcada confianza. Ella sabía que el padre de Manta y los ejércitos humanos les seguían, pero ellos solo serían el preludio hacia ese viaje.

-Y eso es porque... tú los has estado guiando, Manta. –dijo Anna.

Manta se alarmó y mucho más cuando todos le miraban. –p..pero…Anna…

-Tu celular tiene un dispositivo que lanza la señal. En donde sea.

Manta sacó su celular y de inmediato lo lanzó al suelo con fuerza, quebrándolo y lo pisó.

-Mi padre…me utilizó…-murmuró Manta

-Yo también. –dijo Anna con seriedad. -¿Qué harás entonces, Manta?

Manta miró a los restos de aquel artefacto. –Debo hablar con mi padre.

ooo

A miles de kilómetros de distancia, el avión privado de Mansumi Oyamada surcaba los cielos, siguiendo la señal de su hijo hasta que se disipó.

-No hay duda señor…se dirigen a Tokio. –dijo el subordinado de Mansumi.

-Bien. Diles a los otros que se preparen. –respondió este. –Rastrearán a ese hombre llamado Hao.

-Como diga, señor…

Continuara…

Notas de Hikaru: Este fic esta vivo!!

Bueno, debo disculparme por la tardanza, no habia estado lo suficientemente inspirada para este fic pero aquí sigo.

En fin, espero que lo de Yoh y Hao haya quedado bien, es una escena del manga y era necesaria aquí, sin embargo hay muchas cosas que todavía quedan antes de la batalla final en la última ronda.

Saludos y gracias por leer y por todas las reviews y alertas que me han enviado.

Mata ne.