When I look into your eyes
(Cuando miro tus ojos)
Capítulo XI: Extraños en la noche
By Lían
Something in your eyes was so inviting
Something in you smile was so exciting
Something in my heart told me I must have you
Frank Sinatra (Canción, Strangers in the night)
-"Entonces a resumidas cuentas me estás diciendo que mi amiga que ahora es chico, es vecino de su amor de la infancia, además de que el susodicho en cuestión la está buscando por todo el mundo, y no basta con eso, sino que se va a casar el siguiente año"-Tomoyo soltó un suspiro sonoro y volvió a sorber de su pajilla. –"¡Esto es demasiado!"-golpeó la mesa con la palma de la mano y la gente que había en el café la miró sorprendida, aunque no repararon en ello mucho tiempo.
-"Sí, lo sé"-fue lo único que dijo su acompañante, imitando su gesto y bebiendo de su taza.
Eriol llevaba una semana en Londres, y en ese tiempo, literalmente había tropezado con Tomoyo Daidouji mientras caminaba distraídamente una tarde de ligera lluvia. Eran aproximadamente las cinco de la tarde y el cielo de la ciudad con su clima tan cambiante ya se encontraba lleno de regordetas nubes, las cuales dejaban caer una suave y delicada llovizna.
El chico de lentes trataba de recordar las calles de sus sueños andando de un lado a otro hasta que el cansancio lo hacía regresar a casa, donde Akisuki, Spinnel y su hada lo esperaban, ya fuera con una deliciosa comida o con una ruidosa plática. Justo en eso estaba pensando cuando alguien chocó de frente con él, al grado de hacerlo perder su punto de equilibrio y terminar con el trasero en un charco.
-"¡Oh cielos!"-escuchó el gritó de una mujer, y cuando pudo levantar la mirada se dio cuenta que estaba en las mismas condiciones que él. Es decir, sentada en un charco ahogando maldiciones por ser distraída. –"Disculpe"-dijo la joven una vez se incorporó de un ligero salto y se puso a su lado con una gracia que se le hizo ligeramente familiar. –"Estaba distraída viendo las telas del aparador"-y le tendió una mano enguantada de negro.
Eriol notó su acento al hablar inglés y de nuevo el timbre de su voz se le hizo conocido. Aceptó la mano que le tendía y sacudió infructuosamente el agua de su abrigo, tendría que llevarlo a lavar.
-"No se preocupe"-le comentó de inmediato, mirando el rostro níveo y el cabello azabache. –"Fue mi culpa"-levantó con un dedo sus lentes y la miró fijamente, como tratando de reconocer esas facciones.
En cuanto la chica notó la cara del joven, ella misma reparó en sus lentes, en la cara pálida y sonrisa amable y ese cabello negro-azulado.
-"¿Hiragizawa?"-preguntó con una sonrisa y se acercó más. –"¡Claro que sí! ¿Me recuerdas? Soy Tomoyo Daidouji, de la Primaria…"-
-"Sí, te recuerdo"-la interrumpió y pensó que los años habían pasado de maravilla sobre la amiga de Sakura, casi no la reconoce por el corte de cabello, pero seguía teniendo los ojos más impresionantes que hubiera visto en esta vida. –"¿Cómo estás?"-le sonrió y ella le regresó el gesto.
-"Muy bien"-después de ese minuto de efusividad por el reconocimiento, Tomoyo se dio cuenta que el chico frente a ella, era más bien, el amigo de su amiga y ella prácticamente no lo conocía de nada, por lo cual se sintió ligeramente incómoda.
-"¿Qué te trajo a Londres?"-dijo Eriol notando de inmediato la incomodidad de la chica amatista. –"Si no estás muy ocupada, podría invitarte a comer o darte un recorrido por la ciudad"-la sonrisa en el rostro de Tomoyo le dijo que el momento de incomodidad había desaparecido.
-"Estoy terminando un taller de diseño que inició a principios de año, pero me quedaré unas semanas más en Londres porque mi familia participará en un evento de beneficencia"-dijo volviendo a sonreír y caminando hasta el barandal del puente sobre el que estaban. –"Me encantaría comer contigo, pero estaré ocupada los siguientes días"-dijo con pesar. –"¿No te apetece un café?"-miró por reflejo su reloj de pulsera. –"Tengo el resto de la tarde libre"-
-"¡Perfecto! Hay uno a unas cuadras y además sirven las mejores madalenas de toda la ciudad"-Tomoyo asintió con alegría y levantó el pesado bolso que estaba cargando, tenía pensado dedicarle la tarde a acomodar y cortar tela, la cual por cierto estaba en ese enorme bolso, pero no estaba nada mal platicar con un viejo compañero, ciertamente se sentía un poco sola en Londres y el clima lluvioso siempre hacía que su ánimo decayera un poco.
Llegaron a un pequeño café que tenía libros de Hemingway por todos lados y se sentaron justo en la mesa del ventanal. La mesera que tenía un hermoso acento británico les tomó su orden y los dejó solos.
Empezaron con preguntas banales, sobre el clima de Londres, la salud de los familiares y esas cosas que suelen platicar dos personas que hace años no se ven. Giraron sobre textos literarios unos minutos, sobre todo, porque la amatista señaló su reciente incursión en la literatura de esa nación. También hablaron sobre el taller de diseño que estaba cursando Tomoyo y cómo es que había terminado estudiando alta costura.
-"Siempre fuiste muy creativa con la ropa de Sakura"-dijo recordando que alguna vez había escuchado que la mano detrás de los atuendos de la Card Master era ella.
Eso le ocasionó un sonrojo a Tomoyo y un leve asentimiento de cabeza por su parte.
-"Ya no confecciono cosas tan infantiles si eso es lo que estás pensando"-los dos rieron ligeramente ante el comentario y Eriol pensó que definitivamente la mujer sentada frente a él era muy hermosa.
Había dejado su cabello largo y ondulado y ahora era corto, por encima de los hombros y lacio, aunque mantenía el mismo color que él recordaba, ese aspecto favorecía muchísimo sus rasgos porque permitía acentuar su fino y delgado cuello. Ese que había logrado ver cuando se despojó de su abrigo al entrar al café.
Después de terminar los temas obligatorios sobre la vida de Tomoyo y el curso que habían tenido sus estudios más recientes, la conversación versó sobre la vida del chico inglés, quien le informó a la chica amatista que estaba estudiando en Asia y que su regreso a su ciudad natal eran una especie de vacaciones forzadas.
-"¿China?"-se preguntó Tomoyo en voz alta e hiló de inmediato ese país con Kenishi y miró a Eriol como tratando de leer sus gestos, pero por lo visto él leyó los suyos.
-"Sí, justo donde estudia Kenishi"-Tomoyo no se inmutó, eso era más que obvio. –"Nunca he platicado con él sobre su «ligero» cambio de apariencia"-y la amatista supo que se refería a la transmutación de Sakura a Kenishi. –"¿No fue su idea, o me equivoco?"-Tomoyo sonrió de nuevo y se dijo que Hiragizawa seguía tan como antes, con esa capacidad de saber cosas que cualquier otra persona no podría saber, aunque también le hizo recordar que siendo niña, ella se sintió ligeramente atraída por el misterio que envolvía la presencia del inglés, aunque nunca lo dijo, ni siquiera fue capaz de decírselo a sí misma.
-"Sakura había decidido no ir"-confesó después de unos segundos en silencio, convenciéndose que no estaba mal contarle a Hiragizawa esa historia. –"Pero estaba tan triste, y después de lo de Li, pues…"-se silenció a sí misma, ese no era el rumbo que debía tomar la charla, levantó la mirada y notó en el brillo de los ojos azules frente a ella que no podría sortear eso decentemente. Sí, Tomoyo se pateó mentalmente, era una bocona.
-"¿Lo de Li?"-repitió Eriol esperando una contestación. –"¿Qué le hizo Xiao Lang a Sakura?"-en realidad estaba fingiendo no saber, ya que la cara consternada de Daidouji no era algo que se veía todo los días.
¿Ya había dicho que le parecía una mujer muy hermosa?
-"¿Xiao Lang?"-viró ella con otra pregunta. –"Por lo visto se volvieron cercanos después de la Primaria"-Eriol sonrió abiertamente mostrando sus blanquecinos dientes y cerrando los ojos en el proceso, esa jovencita seguía siendo tan lista como la recordaba.
-"Yo contestaré tu pregunta si tu contestas la mía"-le dijo y se sintió fascinado por la melodiosa risa que le dio Tomoyo como respuesta.
-"Ok"-
Y justamente en eso estaban, después de que Tomoyo le contó los pormenores sobre la transformación de Sakura, además de detenerse un poco a relatarle las crisis de tristeza que tenía la castaña cuando una carta era regresada o cuando simplemente el teléfono que le habían dado no era contestado.
Fue turno de Eriol y él le dijo que el tío de Xiao Lang era quien dirigía la escuela, que él había llegado ahí hacía un par de años cuando Xiao Lang ya era todo un ídolo, por ser el siguiente líder del Concilio y líder del clan Li. También le dijo que Xiao Lang y Kenishi eran vecinos. Que Xiao Lang se había comprometido el año anterior y que se casaría terminando la escuela.
Tomoyo se quedó pensativa y silenciosa después de eso, podía imaginar el dolor de su amiga, si en realidad había optado por la escuela para irse de sus recuerdos, para alejarse de lo que la hacía sufrir y para superar su mal de amores y resultaba que terminaba compartiendo el mismo aire de aquel por el cual sufrió seis largos años.
-"¿Y cómo se llevan Li y Kenishi?"-preguntó la amatista después de lo que le pareció una eternidad.
-"¿Llevarse? Digamos que se odian a muerte, hace una semana se atacaron a golpes. No me preguntes más, porque yo tampoco sé la razón por la que todo eso ha girado de esa manera, Kenishi me dijo recientemente que no puede evitar sentir furia al verlo tan cambiado, y bueno, a Xiao Lang no le gusta que hieran su ego y eso es lo que ha hecho Kenishi desde que llegó a la escuela"-
Tomoyo volvió a suspirar y desvió su mirada hacia la calle, donde la delicada lluvia de hacía unas horas empezaba a arreciar. Escuchó el suave golpeteo de las gotas contra el cristal y regresó la mirada hacia su antiguo compañero de escuela.
-"Creo que me duele la cabeza, ha sido demasiada información para un solo día"-se mordió el labio inferior consternada. –"No entiendo por qué Sakura no me contó nada de lo que estaba pasando, sabía que tú y Li estaban en la Escuela pero nada más, siempre me escribe diciendo que está bien y que está muy feliz"-
Eriol notó su semblante pensativo y la ligera sombra que se posó en sus ojos, oscureciéndolos.
-"Ya la conoces, no quiso preocuparte con sus problemas. Debes sentirte orgullosa de ella, es mejor hechicera de lo que incluso yo llegué a imaginar, hace tiempo que ha superado mi nivel de magia, aunque todavía no lo sabe"-
Tomoyo recuperó su alegría y sus ojos centellaron como lo hacían cuando era una niña.
-"¿En serio? ¡Lo sabía! No fue un error decirle que debía convertirse en hombre"-levantó el brazo en señal de triunfo y una risa invadió a ambos.
Tomoyo se puso seria repentinamente y se tomó la barbilla reflexionando de manera profunda respecto a algo, después de lo que pareció ser una eternidad se volvió a Eriol y le dio una mirada profunda.
-"Sabes si Li… bueno, ¿Sabes si olvido a Sakura?"-dijo como si en verdad le costara mucho formular la pregunta. –"No quiero ser entrometida, pero me intriga que Li haya desaparecido así de la vida de Sakura, por lo que recuerdo él moría por ella cuando éramos niños"-volvió a morderse el labio inferior. –"No te sientas obligado, sino quieres contármelo está bien"-le sonrió ampliamente.
-"Sinceramente, no estoy seguro de ello, Xiao Lang no habla conmigo sobre sus sentimientos. Aunque si te sirve mi humilde percepción, está confundido sobre lo que siente, supongo que la desaparición de Sakura y su idea de que está muerta, lo han obsesionado con su recuerdo"-
-"¡Alto ahí!"-lo miró fijamente. –"¿Cómo de que su idea de que está muerta?"-Eriol se inclinó sobre su asiento y sonrió.
-"Tenemos mucho de qué hablar ¿cierto?"-Tomoyo sonrió abiertamente ante sus palabras. –"Aunque debo decirte que el café está por cerrar. ¿Te llevo a casa?"-
-"Espero que eso no signifique que ya no contestarás mi pregunta Hiragizawa"-sorbió el último trago de su bebida sin perder contacto visual.
-"Eriol por favor. Si nos volveremos amigos de confidencias a costa de Xiao Lang y Sakura, lo mínimo es que nos llamemos por nuestros nombres ¿no?"-Tomoyo volvió a reír y sin dudarlo Eriol se dijo que ese sonido era simplemente encantador.
-"Es un buen trato"-le dijo y levantó la mano para pedir la cuenta. –"De todas formas debemos platicar de camino a mi casa ¿cierto?"-
-"Muy cierto"-
Al salir del café la lluvia era una suave llovizna, caminaron un par de cuadras hasta llegar al auto del chico de lentes. Tomoyo le regaló una sonrisa como agradecimiento cuando abrió la puerta del copiloto para ella.
-"¿Hacia dónde nos dirigimos?"-preguntó Eriol después de encender el motor de su auto.
-"Disculpa, todavía me cuesta un poco recordar el camino de vuelta, ¿te importa?"-levantó su teléfono con un sonrojo que Eriol encontró fascinante.
-"En lo absoluto"-le contestó y la amatista conecto su GPS para que una voz electrónica de mujer lo dirigiera por las calles de Londres.
Una vez en marcha un silencio agradable los rodeó, en realidad ya no se sentían incómodos en lo absoluto. Tomoyo se permitió examinar el perfil de Eriol, mientras éste conducía, cabello lacio de un enigmático tono negro-azulado, rebelde y despeinado, pero de alguna forma encantador; ojos azul profundo enmarcados por gafas de fino cristal, que incluso desaparecían a la vista en algunas ocasiones; nariz recta y perfecta, así como unos labios de fino tono rosado y suaves a la vista.
¡Santa Madre!
Tomoyo sacudió la cabeza cuando sus pensamientos giraron sobre los labios de Eriol y retiró su mirada hacia las gotas de lluvia en la ventana del auto.
Eriol casi se ríe cuando la descubrió examinando su rostro a profundidad, pero se mantuvo impasible. Ciertamente Tomoyo era enigmática y preciosa, además cuando se sonrojaba, la forma en que su pálida piel adquiría ese tono rosado era algo que valía cualquier tipo de examen sobre rostro. Cualquiera.
-"Y bueno"-se animó a hablar Tomoyo después de haber vencido su sonrojo. –"¿Por qué Li cree que Sakura está muerta?"-
-"Ella se lo dijo, bueno Kenishi. Tuvieron una discusión a inicios de año"-una luz roja hizo que Eriol detuviera el auto y mirara a Tomoyo fijamente. –"No sé si tienes la misma sensación que yo, pero es extraño hablar de nuestros amigos sin que estén presentes"-Tomoyo se puso la mano en la quijada pensativa.
-"Hum, si es un poco extraño"-coincidió. –"Pero debemos pensarlo como una de las ventajas de la amistad, es algo así como un privilegio que está escrito dentro de los Anales de la Historia Universal de la Amistad"-Eriol soltó una carcajada ante el dramatismo de sus palabras. –"Yo soy la mejor amiga de Sakura y bueno, tú eres algo así como el mejor amigo de Li, ¿no?"-Eriol asintió. –"Entonces se nos está permitido hablar de ellos, pero solo entre nosotros"-sentenció moviendo su mano de ella hacia él, como para hacer énfasis.
-"Bueno, todo sea en nombre de la amistad"-dijo Eriol en tono risueño.
-"¡Exactamente!"-
El de lentes detuvo el auto frente a un conjunto de dúplex de verjas metálicas y amplias ventanas en sus fachadas. Sonrió al despojarse del cinturón de seguridad y después de pedirle que le permitiera para abrirle la puerta, procedió a tenderle la mano para ayudarla a descender, lo que le ganó una amplia sonrisa como agradecimiento.
Tomoyo se ajustó el pesado bolso en el hombro y aunque no quisiera admitirlo tan abiertamente, hubiera deseado que ese viaje durara más tiempo. Ya estando fuera del vehículo Daidouji caminó silenciosamente hacia la entrada de su casa, a escasos metros de donde había estacionado el auto.
-"Entonces"-interrumpió Eriol la caminata hacia la casa de la amatista. –"¿Cuándo seguiremos hablando de la vida privada de nuestros amigos, por el simple placer que eso implica?"-cuestionó con una amplia sonrisa.
-"La semana siguiente tal vez, ésta será demasiado complicada"-dijo con auténtico pesar, repasando mentalmente la cantidad de compromisos y recordando lo retrasado que iba su último diseño.
-"Y en la semana complicada hay comidas, desayunos y cenas, ¿o son cancelados arbitrariamente de la planificación? Porque debes saber que los ingleses somos muy respetuosos con las horas de comida"-Eriol se dijo que debería seguir diciendo frases de esa índole si ello implicaba escuchar el tono melodioso de la risa de Tomoyo.
-"Sí, las horas de comida forman parte de la semana complicada, aunque nunca sé cuándo o dónde serán"-dijo con auténtico pesar.
-"Para esos casos existen estos ¿no?"-sacó un Iphone de uno de los bolsillos de su abrigo y lo desbloqueó. –"También podríamos usar las señales de humo, pero creo que deberíamos hacer uso de la tecnología"-acomodó el aparato entre sus manos y esperó.
-"¿Esa es tu técnica para obtener el teléfono de una chica?"-preguntó Tomoyo al tiempo que movía el cuerpo de un lado a otro en un gracioso ademán. –"Eres demasiado moderno, tal vez te lo hubiera dado si existiera un bolígrafo y la palma de tu mano de por medio"-la sonrisa que puso en su rostro resplandeció con alegría.
-"¿Demasiado moderno? No tengo bolígrafos, pero si lo prefieres puedo memorizarlo ¿eso me da algo de mérito no?"-
-"Humm, podría ser"-Tomoyo fingió indecisión, de hecho había esperado que el de lentes le pidiera su teléfono desde hacía unas horas.
-"Bueno, también conjurar un hechizo que evite que nos mojemos con la lluvia y la promesa de contarte historias interesantes, me hace merecedor de tu número de teléfono ¿cierto?"-Tomoyo cayó en cuenta que había una especie de barrera que impedía que la lluvia, ahora más reacia, los empapara por completo.
La amatista volvió a sonreír para el placer del inglés.
-"Aunque no creas que el hecho de ser hechicero te traerá siempre ventajas"-le dijo y sacó su teléfono para hacer el intercambio.
Después de almacenar sus respectivos números, los dos se quedaron mirando fijamente, como si tuvieran toda la eternidad para hacerlo. Como si lo más importante fuese reafirmar esa extraña corriente eléctrica que corría de un cuerpo a otro. Como si hubieran esperado toda la vida por ese pequeño instante de intimidad.
Eriol dio un paso para acortar la distancia entre ellos (mismo que más tarde sería motivo de reflexión en la soledad de su habitación) sin embargo, el sonido de un chelo los sacó de ese trance hipnótico en el que parecían haber caído, donde se habían acercado más de lo permitido por la cordialidad distante de dos conocidos.
El de lentes levantó la mano y se estrujó el cabello como para saber qué hacer con esa sensación de nerviosismo desconocida para él hasta ese momento de su vida. Tomoyo, por su parte, tomó el teléfono y lo silenció sin atenderlo.
-"Es un número desconocido que ha llamado toda la semana"-dijo como explicación, aunque no entendía muy bien por qué había sentido la necesidad de justificarse ante su antiguo compañero de clases.
Repentinamente la atmosfera volvió a cargarse entre ellos, como si misteriosas partículas de energía trataran de acercarlos, como los polos contrarios de un imán.
-"Bueno"-carraspeó Tomoyo con un misterioso sonrojo en las mejillas. –"Hasta pronto"-caminó hacia la verja de su apartamento, cuestionándose mentalmente esa extraña sensación que le recorría la piel. Aunque para su molestia, la melodía de su teléfono volvió a sonar. Lo sacó, sólo para constatar que era el mismo número y volvió a ignorarlo. –"Ya me tiene harta"-confesó enfurruñada.
-"Podría contestar, tal vez si escuchan la voz de un hombre sepan que tienen el número equivocado y dejen de insistir"-
-"Eso sería perfecto"-
Afortunadamente el teléfono volvió a sonar y Tomoyo se lo acercó con una sonrisa un poco nerviosa. No le gustaba contestar números desconocidos, su Madre la había educado sobre protocolos de seguridad y estaba acostumbrada a seguirlos estrictamente para no dejar oportunidades de riesgo.
Eriol tomó el teléfono y vio la pantalla, abrió los ojos como platos como producto de su sorpresa, sin embargo, después de recuperarse del estupor sonrió abiertamente y fue él mismo quien silenció el teléfono sin contestarlo.
-"Es Xiao Lang"-le dijo a Tomoyo con un tono de voz plano, como si estuviera hablando de cosas sin importancia.
-"¡¿Qué?!"-gritó Tomoyo, llamando la atención de algunos paseantes que la miraron asustados. –"¿Es Li quien ha estado llamándome toda la semana? ¿Q-qué es lo que quiere?"-tartamudeó incrédula, aunque después recuperó la postura y se acomodó la bolsa sobre el hombro con calmada elegancia. –"Al parecer debemos seguir hablando de nuestros amigos a sus espaldas. ¿Te apetece cenar algo?"-le dijo señalando su apartamento con la cabeza. –"Si no tienes más compromisos, claro".
-"Sería un placer"-activó la alarma de su auto y le quitó el bolso a Tomoyo del hombro con una amplia sonrisa.
La amatista abrió la verja de su departamento y encendió las luces del hermoso lugar. Eriol reparó en las macetas con flores en el pequeño jardín delantero, el pasto perfectamente cuidado y las farolas que había a los costados de la puerta pintada de verde.
-"Disculpa el desorden, no esperaba visitas" –le dijo al momento que quitaba los retazos de tela, algunas opalinas y lápices que tenía en la mesa de la sala.
Eriol negó con la cabeza, el lugar no estaba desordenado en lo absoluto. Era cálido y luminoso, tenía velas aromáticas en los rincones que seguro eran las responsables del delicioso olor a lavanda y vainilla que inundaba el ambiente.
-"¿Té?" –preguntó la amatista y maldijo por lo bajo al ver que Eriol doblaba algunas prendas de ropa que estaba en el sillón y las ponía con delicadeza sobre el respaldo.
-"Lo que tengas está bien para mi" –Eriol continuó examinando la habitación, maravillado por el exquisito cuidado que había en cada uno de los rincones, donde se combinaba el arte y la modernidad, así como el estilo clásico de los chalets ingleses.
-"¿Cuánto tienes viviendo aquí?".
-"Casi desde el inicio del año, aunque regresaré a Paris en un par de semanas, supongo" –Tomoyo regresó a la sala con una bandeja y dos trozos de pastel que había horneado el día anterior. Retiró la ropa del sillón y colgó los abrigos en el armario.
Créanlo o no, Tomoyo Daidouji se sentía nerviosa y un poco torpe con Eriol sentado en su sala. Ocupando el espacio de tal forma que parecía que todo su apartamento había sido diseñado para él y no para ella, como dijo su Madre.
-"¿Tienes leche?" –dijo Eriol al ver el té negro frente a él. Esa era una de sus combinaciones favoritas, aunque el hecho de tener a la hermosa Tomoyo frente a él, estaba haciendo que se cuestionara el nivel de importancia que tenían muchos de sus gustos actuales.
¿Destino o coincidencia?
Ninguno de los dos, su encuentro era inevitable.
La amatista regresó con dos jarritas del servició de té, una con leche y la otra con miel. Las dejó en la mesa y regresó a la cocina.
-"¿Te apetece algo especial para cenar? Yo pensaba hacerme un sándwich" –dijo un poco avergonzada. –"No he podido cocinar en días, lo último que hice fue hornear el pastel".
-"Suena magnifico, pero me incomodaría no ayudarte. Qué tal si tomamos el té y después preparamos la cena juntos" –aquello no era una pregunta, se dijo Tomoyo, aunque asintió regresando a la sala.
-"Creo que Xiao Lang te interrogará sobre Sakura y debes decidir si quieres hablar con él, o no" –dijo Eriol maravillándose por el pastel de fresas que estaba comiendo.
-"No estoy segura" –se sinceró moviendo la cucharilla dentro de su taza. –"No sé si pueda decirle que Sakura está muerta, es una mentira espeluznante. Ni siquiera quiero pensar en ello".
-"Te entiendo" –dijo después de comer el último trozo de pastel. –"Pero piensa que Sakura no quiere que Xiao Lang la encuentre. Cuando a mí me preguntó le dije que no sabía, aunque los dos teníamos la certeza de que estaba mintiendo y ya no pudimos finalizar la conversación".
-"Humm" –la amatista se puso la mano sobre la barbilla en un gesto pensativo y cruzó una pierna sobre la otra. –"Tal vez lo mejor es que le diga que no lo sé, es una mentira menor, no me gusta jugar con su vida".
-"¿Quieres darle esperanzas a Xiao Lang sobre el paradero de Sakura? Porque si le dices que no sabes, eso le dará esperanzas… pero también está…" –Tomoyo levantó la mirada ante su duda.
-"Otro trozo de pastel por tus pensamientos" –ofreció la chica con una sonrisa de lado.
-"Es un trato justo" –le contestó la sonrisa y de nuevo quedaron mirándose silenciosamente, mientras la atmosfera se volvía más cálida y el corazón de Tomoyo se empeñaba en latir más de lo normal.
La chica carraspeó, tomó el plato que el ojiazul le ofrecía y regresó unos minutos después con el último trozo de pastel, después de repetirse mil veces que debía tranquilizarse, no era momento para niñerías.
-"Te escucho" –lo animó.
-"Ha habido problemas con la magia en la Escuela, al grado de que está empezando a afectar a los alumnos fuera de ella. Recientemente Kenishi se convirtió en Sakura y aunque lo hizo de la forma más cuidadosa posible, su presencia fue revelada y Xiao Lang la sintió".
-"Espera, espera. Me estás diciendo que Li se percató de la presencia de Sakura, pero se supone que la cambió en el momento de volverse Kenishi para evitar cualquier problema" –dijo consternada. –"Entonces Li ya no está seguro de su muerte si él mismo la sintió".
-"Y la vio, según sé" –Tomoyo ahogó un grito.
-"Esto es cada vez más complicado, pero divertido…" –dijo más bien para sí, jugando con la cuchara en su boca y saboreando lentamente la crema batida y las fresas del pastel.
-"Ciertamente es uno de los enredos más divertidos que he tenido la oportunidad de presenciar. Te has preguntado qué sucederá cuando Xiao Lang se entere de todo" –sus ojos brillaron con una extraña complicidad, como si anhelara que ese momento llegara.
-"El plan es que no se entere".
Los dos guardaron silencio examinando las posibilidades implícitas en sus palabras. Cuando Li se entere, pensó Tomoyo, tal vez descuartice a Sakura y a todos los que sepan la verdad, o tal vez no pase nada, él siga con su vida perfecta y todo regrese a la normalidad.
Los dos sabían que esa no era una posibilidad en lo absoluto. Algo sucedería, eso era un hecho.
-"Quiero estar presente el día que suceda" –o más bien espero estar vivo, añadió en su mente con desdén, había olvidado por completo el objetivo de su viaje a Londres, solo por estar unas horas con la dueña de los ojos más maravillosos que había conocido en esta vida.
-"Será demasiado caótico para todos" –reflexionó. –"¿Sabes por qué están sucediendo cosas extrañas con la magia en la Escuela? ¿Eso es ilógico, no? Eso no debería suceder en una escuela de magia".
-"Sí, pero la ESCO está maldita" –el tono de ultratumba que utilizó fue acompañado de un susurro del viento que sonó como el lamento de un alma en pena. –"Te contaré mientas preparamos la cena" – y aunque ninguno de los dos lo admitió, el sonrojo que se posó en sus mejillas por la intimidad de aquella reunión, los estaba haciendo cuestionarse muchas cosas, entre ellas, esa sensación de opresión que ambos sentían en el estómago.
¿Inevitable?
Pensó Eriol cuando tomaba la loza y el servicio de té para dirigirse a la cocina. Tal vez ese era uno de los momentos que no cuestionaría a la inevitabilidad de las circunstancias que regían su vida.
Solo esta vez.
–o0O0o–
Xiao Lang deslizó los dedos por su móvil una vez que la llamada fue rechazada por enésima vez. ¿Cuándo pensaba Daidouji atender el maldito teléfono? Había hecho exactamente diez llamadas diarias a intervalos diferentes, basándose en la diferencia de horario de Londres y nada, una mierda, porque no había tenido la gentileza de tomar la llamada.
Ya estaba todo planeado.
Diría: Habla Li, ¿Dónde está Kinomoto? Y esperaría su respuesta. En caso de que ella se negara a responder y pidiera una explicación diría: Está en peligro… ¿dónde está ahora? Y volvería a esperar su respuesta.
¿Y cuándo te diga, si es que lo hace, qué harás? Le preguntó la voz hostil en su cabeza, esa que siempre hacía preguntas impertinentes sobre la chica de ojos esmeralda. ¿Irás a buscarla de nuevo? ¿Y si te dice que está muerta, morirás para comprobarlo? Deja de ser ridículo y ocúpate de cosas que sí puedas cumplir y que sí valgan la pena, no estupideces como esta.
El castaño alejó esos pensamientos sacudiendo la cabeza, no era la clase de reflexiones que quería hacer en esos momentos. No quería sincerarse consigo mismo sobre la obsesión en la que se había convertido el paradero de la Card Master.
¿Obsesión? Esa era una palabra un tanto patológica, él no estaba obsesionado como esos que necesitan ir con psicólogos, o como esos que les imponen órdenes de restricción, lo suyo era determinación, a él no le gusta dejar las cosas por hacerse.
Claro, si alguien busca con desesperación a una persona que no ha dejado rastro y de la que cabe la posibilidad de que imaginara perseguir en una tarde de lluvia, eso no era obsesivo en lo absoluto. Y no hablemos de ir a otro país a buscar a esa persona, llegar a la casa en la que vivió, e incluso robar el oso de felpa que alguna vez cosió como muestra de un amor ridículo e infantil.
No, Xiao Lang Li no estaba obsesionado con Sakura Kinomoto.
¡No lo estaba!
Miró a su bicho alado suspirar en la barriga del oso antes mencionado y sin querer le vinieron los recuerdos sobre el altercado que había tenido con la peste Katsura por el peluche.
-"¿Qué hace aquí el oso de Sakura?" –le había exigido en el momento en el que se lo arrebató con furia.
-"Lárgate de mi habitación" –su tono había sido completamente amenazador, al grado de que Kenishi sintió su instinto despertar y una oleada de adrenalina correrle por las venas, quemándolo con furia.
-"Te hice una pregunta".
-"Y yo te dije que te largaras".
Ámbar y verde se enfrentaron en una batalla de miradas para ver quien cedía ante la presión del otro. Para ver quien doblegaba al otro.
-"Ese oso estaba en Japón" –dijo Kenishi sin dejar de mirarlo.
-"Ya veo que sabes muchas cosas sobre ella" –le escupió Li, con desdén. –"Y como debes saber, yo hice este oso" –no supo porque tenía que demostrar que él también había compartido un pasado con ella, con Sakura, un pasado como el de Katsura.
-"¿Cómo llegó aquí?" –Kenishi estaba seguro, ese oso estaba en su armario de futones, donde lo encerró como esperaba encerrar su pasado, con la intención de que el simple hecho de no ver el peluche le ayudara a desenterrar los sentimiento de su corazón, ese que ahora latía desbocado al imaginar las posibilidades.
-"Eso no es de tu incumbencia y no te volveré a decir que te largues de mi habitación" –señaló la puerta con la advertencia implícita de hacer uso de la violencia, como sucedía siempre que estaban juntos. –"¡Vete!" –gritó.
-"El oso no es tuyo" –replicó Kenishi, ciertamente se le despertó un sentimiento de ansiedad por volver a tener a ese oso de felpa a su lado. Para llorar sobre él, para hablarle como si fuera una persona, para preguntarle cosas que nunca tenían respuesta (afortunadamente, menudo disparate si el oso le empezaba a contestar).
-"Ni tuyo" –le dijo dándole la espalda, dando por terminada la discusión. –"En todo caso, es más mío que tuyo, porque yo lo hice, así que no te atrevas a volver a tocarlo" –Kenishi no vio como cerraba los puños con tan solo imaginarlo en el cuarto de ella hablando, viendo sus sonrisas, platicando confesiones. Porque ahora que lo pensaba con detenimiento, el malnacido que tenía enfrente sólo podía conocer ese oso de felpa por haber entrado a su cuarto. Y eso le calentaba la sangre de la cabeza como jamás pensó que pasaría.
-"Estás demente" –dijo Kenishi y se rindió, aunque el oso de felpa era suyo, no podía pelear por él sin confesarse. –"¿Para qué defiendes ese oso con tanta fuerza? Hasta parece que la persona a quien se lo diste te importaba. Irónico si lo único que hiciste fue hacerle daño, abandonarla con una promesa y ser tan cobarde como para olvidarla" –y sin decir más, salió de la habitación dando un sonoro portazo.
La verdad él tiene un punto. Le dijo la voz de su cabeza después de repasar la conversación de hacía unos días. Estás demente por perseguir a los muertos y defender cosas que no deberían importarte.
Y de nuevo lo atacaron las preguntas.
¿Estaba Sakura muerta? ¿Y lo que vio? ¿Y lo que sintió?
Tal vez, sí se estaba volviendo loco.
Caminó hacia su escritorio y tomó un archivo en una carpeta. El investigador le había enviado toda la información que pudo encontrar sobre Kinomoto y un archivo fotográfico que habían descargado de Internet. Al parecer habían podido acceder a las cuentas de red social de la japonesa y digitalizar todo su contenido.
Y dices que no estás obsesionado. Le dijo de nuevo la voz en su cabeza, pero la ignoró por completo.
Tomó una respiración profunda y abrió la carpeta. Leyó algunos reportes médicos a su nombre, unos recibos de nómina de un trabajo como mesera en un restaurante de comida italiana, vio sus calificaciones durante la Secundaria y durante la Preparatoria, sus reportes de actividades extracurriculares de los últimos años de estudiante.
Sonrió al darse cuenta que sus notas en matemáticas siempre fueron las mínimas para aprobar y siempre había notas de los profesores haciendo hincapié sobre ello. Siguió hojeando los papeles, era la vida de una joven normal. Leyó con algo de pena sobre la muerte de su Padre en una excavación, cuando lo conoció la envidió un poco por tener un Padre inteligente e interesante. Tocó con las yemas de los dedos la copia del artículo periodístico que fue publicado en un diario local.
Muere decano de la Universidad de Tokio durante excavación.
Se leía en el encabezado de la noticia.
Para cerrar el artículo había una foto de la familia Kinomoto completa y no pudo evitar pasar sus dedos sobre el rostro blanco y negro de Sakura. Cerró los ojos cuando su cerebro le invadió con imágenes de ella sonriendo, miles de ellas, siempre con el mismo gesto y con los ojos esmeraldas centellando, como si el dolor o la maldad no existieran en el mundo
Siguió pasando los reportes, algunas notas sobre el cambio de conducta de Sakura después de la muerte de su Padre, donde la firma de su hermano aparecía como tutor legal. También estaban los informes de las cuentas bancarias y otras cosas que pasó sin ver.
Y después, las fotos.
Siendo sinceros, se le escapó un suspiro de los labios, como si estuviera conteniendo el aliento al saber que llegaría a esa parte. Y aunque ya las había visto una vez, no se detuvo a verlas con calma y sentía como si aquella fuera la primera vez que lo hacía.
Los dedos le temblaron ligeramente cuando tomó la primera foto. En ella estaba Daidouji y ella con el uniforme de la Secundaria sonriendo a la cámara, la castaña sostenía lo que parecía ser una medalla. Giró la foto, porque en la parte de atrás tenían impresas las leyendas que acompañaban las publicaciones, y leyó: En el torneo de porristas.
Sakura tenía el cabello a la altura de los hombros, con los labios rosados y las pecas en la nariz.
La miró tratando de sincronizar los tiempos, ¿Qué estaba haciendo ese año? Tendrían 13, tal vez 14, sacudió la cabeza, no quería pensar en esos años en los que olvidó lo que era la vida.
Pasó a la siguiente foto, esta vez era grupal, por los uniformes ya estaba todos en la Preparatoria, ahí estaba Daidouji de nuevo y algunos rostros familiares del grupo de la Primaria, sólo podía recordar el nombre de Yamazaki. Ella estaba sonrojada y con cara de consternación, mientras Daidouji la tomaba del brazo y la apretujaba a su lado. Volteó la foto: Primer día en Seijo.
Las siguientes fotos eran en su mayoría retratos con Daidouji, las que parecían ser salidas habituales, como café, bolos e incluso había algunas fotos de ellas jugando en la nieve.
La última, según el investigador, era la más reciente que existía de Kinomoto. Estaba a lado de su hermano afuera de Seijo, sosteniendo con las manos el certificado de la Preparatoria, los dos sonreían abiertamente a la cámara.
Y ella era justamente como la que creyó-imaginó-alucinó ver recientemente. El cabello hasta la cintura que le caía ondulado y castaño, con algunos reflejos más claros, con mechones cortos enmarcando su cara. Los ojos verdes relucientes, la nariz fina cubierta de pecas, los labios rosas y las mejillas sonrojadas.
Tocó el rostro de la foto y soltó otra respiración extraña, por no llamarla suspiro, ese era el último día que había de Kinomoto. Buscaron actas de defunción en hospitales, accidentes en esas fechas, pero no había nada. Así que si la castaña de verdad había muerto, también era un misterio lo que había sucedido con su cuerpo, porque no había una sola tumba con su nombre en todo Japón.
Sí, habían registrado cementerio por cementerio. Incluso, el investigador había accedido a denuncias de personas desaparecidas o cuerpos identificados con sus rasgos, pero ninguna era ella.
Viva o muerta era un completo misterio.
Repasó de nuevo las fotos y cayó en cuenta que la peste Katsura no estaba en ninguna. Y a pesar de haber sido tan cercano a ella, no había registro fotográfico de su supuesta amistad. Una duda se le clavó en las entrañas.
Sin dudarlo caminó hacia el escritorio, ahí había algo que no encajaba y tendría que descubrirlo. Desbloqueó su teléfono y deslizó los dedos por la pantalla hasta encontrar el número que buscaba.
-"Necesito que busques información sobre otra persona, Kenishi Katsura y su relación con Kinomoto. Es todo". –Colgó sin esperar confirmación.
Se estrujó el cabello con una mano y miró el reloj de la repisa. Tenía 10 minutos para el primer gong de la comida, por lo que se apresuró a cambiarse la camisa y calzarse. Había demasiado misterio en su vida recientemente y eso podría enloquecerlo. Salió al pasillo y sintió a su hada meterse en la bolsa interior del saco, así que empezó a caminar.
La escuela estaba demasiado silenciosa, vio a los Comités de Vigilancia de los otros grupos de Avanzado, se distinguían de los demás alumnos con una cinta blanca en el brazo. Todos habían perdido muchas clases desde el último incidente con la magia.
Entró al Gran Salón, ahora que lo pensaba su vida era más silenciosa sin Hiragizawa pisándole los talones. Ignoró los saludos de los alumnos que se inclinaban frente a él y ocupó su puesto en la mesa.
Más silencio.
Todo era extraño en la escuela, todos cuchicheaban absurdas historias sobre el descontrol de la magia. Pero ciertamente eso era bastante preocupante porque los Enanos estaban presionando para que el Consejo le retire la Dirección de la ESCO a Xiang Won, y aunque jamás votaría en favor de esa resolución, su Madre estaba pensando que la salida de su Tío le daría la estabilidad necesaria a la escuela para el cambio de poderes del siguiente año.
El último gong terminó de silenciar el Salón, el Director volvió a ausentarse de la comida, por lo que los espíritus empezaron a servir de inmediato. Casi al unísono todos dejaron sus palillos sobre la mesa al terminar de comer. Y más silencio.
Xiao Lang tomó camino hacia su habitación sin dirigirle la palabra a nadie, ciertamente Hiragizawa era el único que lo hacía hablar. Tenía clase de Estudios Ordinarios, así que entró en su habitación por la maleta que ya tenía lista.
Su hada prefirió quedarse a dormir, por lo que salió de su bolsa de la camisa y se acurrucó sobre la cama, cubriéndose con una manta después de mucho esfuerzo.
-"No te vayas a transportar al salón a la mitad de la clase" –le dijo severo, su hada era la de peor comportamiento y la verdad era que no sabía cómo solucionarlo. –"No habrá galletas si lo haces y no estoy jugando" –le dijo entre dientes sintiéndose ridículo, él jamás tenía que condicionar algo, las cosas que pedía se hacían sin cuestionamientos.
-"Humm" –contestó su dorada hada, haciéndose un ovillo e ignorando por completo su amenaza, nunca la cumplía.
Xiao Lang salió rumbo a sus clases dando un portazo, lo bueno es que ese proyecto estaba por terminar y aunque no podía volver a reprobar Artes Naturales, optaría por regresar a su hada, no la quería de compañía nunca más. Extrañaba su soledad.
Entró al grupo cinco minutos antes y se sentó en la penúltima fila, miró a sus compañeros de curso de reojo e ignoró lo que se estaba diciendo sobre la ESCO, recordó que le tocaba el siguiente turno de vigilancia, así que rebuscó en su maleta por la banda blanca y el gafete con su horario.
El maestro de Economía entró con prisa, ya que siempre se le hacía tarde y empezó a hablar sobre la crisis del 29. Xiao Lang hojeó con pereza sus anotaciones de la clase anterior y escuchó atentamente sobre las relaciones de oferta y demanda y los escritores post-Keynesianos.
La puerta se abrió cuando el maestro anotaba una gráfica en la blanca pizarra, el decano dio un movimiento de cabeza para aceptar a Katsura en clases. El idiota llegaba tarde, vaya sorpresa.
Con la maleta hecha un desastre Kenishi se sentó en la mesa haciendo el menor ruido posible. Se le había hecho tarde porque había olvidado la banda y el gafete de vigilancia del siguiente turno, así que a medio camino tuvo que regresar a la habitación. Su hada que estaba tomando una siesta en la bolsa de su saco giró acomodándose, sin notar todo el revuelo de papeles de Kenishi al buscar su libreta.
El profesor no se dio por enterado hablando de la racionalización del alimento y la falta de empleo, mientras el ojiverde se arrodilló para levantar sus hojas. Todo aquello que salió volando eran algunos de los intentos de Kenishi por descifrar el extraño idioma del diario que tenía los corazones en la portada, ese que podía abrirse con el escapulario que encontró en el jardín.
Xiao Lang le dio una mirada de fastidio a Katsura, sin embargo, los extraños símbolos en sus anotaciones le llamaron la atención. Vio de reojo una de las hojas, no estaba loco, ese era la misma escritura que él estaba tratando de descifrar.
¿Qué tenía que ver Katsura con ese idioma muerto? Vio que olvidaba uno de los papeles en el suelo y sin dudarlo extendió su mano, lo dobló con un ligero movimiento de sus dedos y lo transportó hasta debajo de su mesa.
Ya averiguaría más tarde.
La clase terminó en un santiamén y cuando el profesor de Filosofía Contemporánea entraba al salón, Li y Katsura se pusieron de pie, le mostraron unas tarjetas y abandonaron el aula sin dirigirse la palabra en lo absoluto.
Caminaron de regreso por el edificio B lentamente, Li delante y Kenishi unos cuatro o cinco pasos detrás de él. Ambos llegaron a los salones de Básico después de varios pasillos de caminata, un profesor joven les abrió la puerta y les señaló sus puestos.
Kenishi sonrió ligeramente ante la mirada de asombro de los niños y como se inclinaban a saludarlos, el ojiverde respondió con una amplia sonrisa, a diferencia de su compañero quien no se inmutó y tomó asiento silenciosamente.
Todos los chicos ahí estaban en el segundo año de Básico, de los cinco que componían ese nivel, por lo que la mayoría tenía alrededor de 11 años. En la ESCO los niños entraban a los nueve años y se graduaban a los 21, la institución comprendía 12 años de educación continua, que se relacionaba con educación ordinaria.
Según se enteró Kenishi, el Director Li buscaba ampliar la cantidad de niveles, uno antes de Básico, para que los niños entraran a los cinco años de edad; también quería ampliar el Avanzado hacia otro nivel para que los que así lo desearan hicieran alguna especialidad mágica hasta los 25 años.
-"Te están hablando, idiota" –escuchó la voz de Li y vio que estaba de pie.
Kenishi se levantó de inmediato completamente avergonzado cuando el profesor del grupo le pidió que se presentara, por segunda ocasión.
-"Katsura Kenishi, segundo año de Avanzado" –dijo al tiempo que se inclinaba ante los niños que ahogaron un grito de sorpresa, no sólo el próximo líder del Concilio estaba en su salón, sino otro de los Superiores más importantes de toda la ESCO también.
¡Eso era simplemente genial!
El profesor, que le recordó a Terada-sensei a Kenishi era el titular de la asignatura Hechizos de Fuego, como él había entrado en Avanzado, prácticamente desconocía el mapa curricular de los demás niveles, pero algo había escuchado sobre la especialización de las clases en los niveles inferiores, como ellos ya debían manejar esos hechizos, todo se conjuntaba en una sola clase.
Tal vez Mao y Tian deberían repasar sus anotaciones de aquellos años, si es que las tenían.
Kenishi empezó a sentirse mareado, eso era extraño, vio como un par de los niños dormía sobre sus asientos. Se restregó los ojos, eso no podía estar pasando, había dormido bien la noche anterior. Vio como tres niños más caían sobre sus asientos dando sonoros golpes con la cabeza sobre el pupitre.
Levantó la mirada, Li también tenía cara somnolienta, pero tenía el ceño fruncido, como si supiera cosas que él no sabía.
-"E-es el a-aire" –le dijo cuándo sus párpados caían pesadamente sobre sus ojos en contra de su voluntad.
Kenishi supo que caería dormido en cualquier momento, por lo que llamó a Windy y a Shield con la energía que tenía. Vio como el profesor caía de rodillas después de intentar cerrar la puerta.
La primera Card que se activó fue el Escudo, formando una barrera sobre el salón, no sabía si toda la escuela estaba siendo afectada, pero no tenía energía para cubrir un área tan grande. Después entró el Viento que fue drenando el aire del escudo, cambiándolo por aire limpio, lo que evitó que Kenishi cayera dormido.
Vio a Li despertar de un movimiento rápido, se puso de pie y examinó a los niños, vio su cara palidecer y acentuar las ojeras purpúreas debajo de sus ojos.
-"No tienen pulso".
–o0O0o–
Tomoyo despidió a Eriol de su casa entrada la media noche, ninguno de los dos había caído en cuenta del paso de los minutos a lo largo de su conversación.
-"Tú sólo envíame un mensaje y estaré ahí para comer, desayunar, cenar o cualquier cosa" –le dijo Eriol a modo de despedida y se maravilló con el ligero tono carmín que ocasionaron sus palabras sobre las mejillas de Tomoyo. Levantó la mano al estar en la puerta de su automóvil y arrancó.
Tomoyo le sonrió, aunque no supo si la vio antes de partir. Soltó un sonoro suspiro y cerró la puerta con lentitud cuando las luces de Eriol ya no podían distinguirse de las de otros autos.
¿Cuánto podía cambiar la vida de alguien en tan solo unas horas? ¿Cuánto podía afectar el transcurso de la rutina el haber tropezado con alguien en una tarde de lluvia?
Muchísimo, por lo visto.
Volvió a suspirar cuando apagaba la luz de la sala para irse a su habitación, ciertamente no tenía cabeza para trabajar en su diseño, por más atrasada que estuviera, tal vez podría cerrar la colección con las prendas que ya tenía.
Entró a su dormitorio y se quitó la ropa con lentitud, sin dejar de pensar en las palabras de Eriol.
-"Todos corren un gran peligro en la ESCO, sólo que nadie lo sabe. Durante un extraño lapso de mi vida anterior, estudié ahí con el actual Director y el Papá de Xiao Lang. En esos años se hablaba un idioma propio de los hechiceros, solo se usaba en la escuela, como si estuviera en otro país" –le había dicho mientras preparaba una ensalada. –"La escuela era mixta en ese entonces, no existía la Escuela de Hechiceras, por lo que todos asistíamos en la ESCO, sin embargo, los pensamientos retrógradas de la época ocasionaron una guerra interna en la institución que terminó en un asesinato masivo". –Tomoyo contuvo el aire.
-"¿Asesinato masivo?" –preguntó la diseñadora, partiendo el pan, sin dejar de prestarle atención.
-"Murieron cientos de personas esa noche" –Eriol no pudo evitar el tono tétrico de su voz.
-"¿¡Qué!?" –dijo alarmada.
-"Nadie recuerda con certeza los detalles de ese día" –negó con la cabeza. –"Pero todos nos arrepentimos de lo sucedido, desde entonces se dejó de hablar esa lengua, se hizo un pacto para evitar hablar ese idioma otra vez con la intención de borrar esa época de la Historia"-.
-"¿Y la maldición?".
-"El principio será el fin, deja que las flores florezcan" –recitó.
-"No entiendo" –Tomoyo no pudo evitar la cara de consternación.
-"Precisamente, eso es lo único que se conoce de la maldición de la escuela. Hay algunos fragmentos de un hechizo que fue lanzado con la intención de descontrolar la magia hasta sus últimas consecuencias".
-"¿Qué es lo que eso significa?".
-"La muerte es la antítesis del origen de la magia, terminar con el flujo de energía humana, ese es el objetivo de la maldición" –confesó Eriol.
-"¿Eso está sucediendo?" –la diseñadora sintió un nudo en la garganta, por lo que su voz salió ronca y abrupta.
-"Temo que sí" –dijo más bien para sí mismo que para su interlocutora. –"Sin embargo, nadie sabe lo suficiente de la maldición como para contrarrestarla o evitarla. El Director tampoco recuerda mucho de esos días, aunque supongo que no tardarán mucho en cerrar la ESCO, las cosas pueden salirse de control" –hizo una larga pausa para asimilar sus reflexiones. –"Yo tuve que salir de la escuela porque la energía negativa que se está acumulando me ataca directamente a mí, literalmente me drena las fuerzas y aunque he ralentizado el proceso con magia, estoy demasiado débil para hacer algo en la escuela"-.
Tomoyo se quedó mirándolo mientras manipulaba el cuchillo para cortar el queso y sin darse cuenta se hizo un corte en el dedo. Eriol que pareció percatarse antes que ella, le puso la mano en el chorro de agua fría y después la secó con un pañuelo blanco que sacó de algún escondite secreto de caballeros.
-"¿Duele?" –preguntó mientras le apretaba ligeramente el dedo con el pañuelo.
-"No, para nada" –dijo mientras un sonrojo le teñía las mejillas. De nuevo se formó esa atmósfera íntima alrededor de ellos. Tomoyo se preguntó qué tan azules podían llegar a ser los ojos del chico frente a ella si los viera más de cerca. Eriol carraspeó, desvió la mirada de los ojos amatista y sonrió abiertamente soltando su mano con lentitud.
-"¿Quieres mayonesa?" –dijo al momento de caminar rumbo al refrigerador, rompiendo la burbuja que los rodeó. Tomoyo no supo explicar por qué sintió esa punzada de decepción en el pecho, pero le regresó la sonrisa asintiendo con la cabeza.
-"¿Qué es lo que se sabe de la maldición? El principio será el fin…" –repitió Tomoyo.
-"No sé a qué principio se refiere, pero lo que sí sé, es que Sakura está relacionada con la maldición, ella será una especie de catalizador en todo esto"-.
-"¿Por qué Sakura?"-.
-"Eso es lo que estoy tratando de averiguar"-.
Aquello angustió de más a Tomoyo, miró el reloj, ya era la una de la mañana y ella seguía dando vueltas en su cama. ¿Su mejor amiga sabría que era posible que tuviera que enfrentar un peligro que atentaba contra su propia vida?
Tal vez no lo sabía.
Eriol por su parte no estaba muchísimo mejor que Tomoyo, de hecho estaba sentado en el sillón rojo de Clow mirando hacia la oscura noche desde el balcón de su habitación. Su hada sobrevolaba su cabeza hasta que por fin se sentó en su hombro lanzando algunos polvos dorados que iluminaron un poco la habitación.
Su conexión con el ser mágico había alcanzado un nivel superior, en donde, si se lo permitía, su hada podía visualizar sus recuerdos como si fueran fotografías en su mente. El hada repasó con alegría sus recuerdos del día con Tomoyo y se quedó viendo fijamente una de las imágenes donde la chica sonreía y sus ojos resplandecían de forma casi hipnótica.
-"Me gusta como brillan" –dijo el hada en su mente.
-"A mí también"-.
Y aquello no era lo único que lo intrigaba, ciertamente la chica era más que hermosa, y si bien, él jamás se había guiado por estereotipos de ninguna índole, nunca antes había experimentado sensaciones similares lo que lo sobrecogía un poco.
También su ligereza al hablar con ella, esa confianza intrínseca que parecía llevar con ella, misma que lo había hecho confesarle muchas de sus más íntimas cavilaciones sin siquiera reparar en ello, como si llevaran toda la vida siendo amigos cercanos.
Y no dos desconocidos que se encontraron por la inevitabilidad de las circunstancias, o tal vez, el capricho de la autora. Pero en realidad, y como ya se lo había admitido antes, por esa ocasión no se cuestionaría el determinismo que siempre ha regido su vida.
Durmió y agradeció el sueño que tuvo, registrándolo en los recuerdos que analizaría acompañado de papel y lápiz. Anotó algunas cosas sobre el recadero que tenía en la cómoda y despertó por completo aunque apenas estaba amaneciendo.
Salió al balcón a ver el grisáceo amanecer y aspiró la humedad del aire; se dio una rápida ducha y empezó a analizar su sueño con madalenas y café que le trajo una de las empleadas.
-"¿Cómo va la investigación?" –preguntó Spinnel desde la puerta. Su hada, que había desarrollado una fascinación por el guardián, se acercó a espolvorearlo de brillos dorados como saludo, aunque el gato negro ignoró con amabilidad el gesto, no pudo evitar fruncir la frente con fastidio.
-"Lenta" –dijo con pesar. –"Quería regresar a la ESCO esta semana, pero no va a ser posible. Hablaré con Xiang Won por la tarde. He rastreado algunos de mis recuerdos pero todavía no he encontrado la lógica detrás de ellos, así que estoy igual o peor que al principio".
-"¿Qué has recordado de aquella época?"-.
-"Sé que todo inició con un hechizo que requirió sacrificio de sangre, aunque no sé quién lo hizo ni dónde está el sello"-.
-"Y sin el sello…" –dijo el guardián con un tono sombrío.
-"Nunca podremos revertirlo" –completó Eriol.
-"Ese es un verdadero problema" –señaló Spinnel. –"Aunque pudieras elaborar un buscador que identifique la energía, debe haber algo que permita conocer la fuente donde se concentra la formación negativa" –dijo con una patita sobre su mentón. –"¿Y la Card Master?"-.
-"Todavía no sabe nada, pero supongo que no tardará en llegar a alguna conclusión, ella también tiene sueños sobre lo que sucedió"-.
-"Debes hablar con ella, debe saber que esto está relacionado con su presencia en la escuela" –el tono del guardián fue un poco como un regaño.
-"No, se deprimiría y querría solucionarlo sola. Lo mejor es dejar que las cosas sigan su curso" –afirmó Eriol con mucha seriedad.
-"Pero…" –unos golpes en la puerta interrumpieron la respuesta que iba a dar el gato negro, una joven de cabellera como el fuego entró en la habitación.
-"Akisuki" –dijo Eriol como saludo.
-"Ya está listo el almuerzo" –dijo con su sonrisa habitual. –"¿Hay avances?"-.
-"No muchos, saldré a caminar después de comer, tengo que visitar algunas calles"-.
Cuando salió se recordó que no debía invocar conjuros para evitar la lluvia, por lo que cargó con un paraguas y lo puso en el lado del copiloto al entrar a su auto. Esta vez su azulada hada lo acompañó, más por petición de Spinnel que no gustaba de su compañía.
-"Caminaremos un rato, así que te pido que te ocultes" –el hada asintió y tomó lugar en uno de los bolsillos internos de su gabardina. Mientras caminaban Eriol volvió a pensar que Tomoyo no le había escrito nada en todo el día y pronto sería hora de comer.
Sacudió la cabeza, ¿de cuándo acá le preocupaban esas cosas? Sin embargo, para su regocijo el timbre de su teléfono le indicó que le había llegado un mensaje.
¿Comemos? A las cuatro en el puente que nos vimos ayer.
Eriol jamás pensó que una oración le ocasionaría una sonrisa de esas magnitudes, al grado que su hada se percató de su cambio de ánimo y le preguntó mentalmente si tenía que ver con la chica de ojos bonitos.
-"Precisamente con ella" –le dijo en un susurro y su hada también sonrió. El estado de ánimo de su dueño repercutía directamente con su salud, por lo que ella también compartía su felicidad. Una desconocida presión en el estómago acompañó su caminata, al grado que se sentía ansioso y por un momento se vio en la tentación de recuperar su hábito por los cigarrillos.
Cuando ya regresaba a su auto para ir a encontrar a Tomoyo –tal como le había puesto en el mensaje que le envío como respuesta–, cayó en cuenta en que estaba nervioso, como si nunca antes hubiera salido a comer con una chica hermosa. Deben saber que el hecho de que no tuviera una relación no significaba que no saliera con mujeres atractivas, digamos que todo siempre era casual y cordial. No más.
Se sacudió el cabello con una media sonrisa y sintió la humedad del viento que anunciaba la próxima lluvia. Entró al auto y llegó con dos minutos de anticipación a su cita y Tomoyo ya lo esperaba con una sonrisa enorme y un bolso casi del mismo tamaño que su menudo cuerpo.
-"Hola" –saludó la de ojos amatista y Eriol sintió que algo dentro de su estómago se retorció al escuchar su voz.
-"¿Cómo estás?" –le dijo y se acercó a quitarle el bolso sin preguntarle nada y lo puso sobre su hombro. –"¿Cargas piedras de un lado a otro?" –comentó risueño al sentir el peso de la enorme bolsa color vino. Tomoyo se sonrojó y negó con la cabeza.
-"Son telas" –empezaron a caminar hacia los pequeños restaurantes hasta que Eriol se detuvo frente a uno de comida italiana.
-"¿Te apetece algo de pasta?" –Tomoyo se dijo que con el hambre que tenía podía comerse una vaca completa, pero sólo atinó a asentir. Siendo sinceros, no tenía tiempo para darse el lujo de comer y en cualquier otra situación lo resolvería con un sándwich en su estudio, pero no pudo evitar darse el tiempo de volver a ver a Eriol.
La mesera los condujo hacia uno de los pequeños privados al final del restaurante y les dejó la carta, en el fondo se escuchaba alguna ópera de Verdi para ambientar el lugar.
-"¿Qué tal tu día?" –dijo Tomoyo para romper el silencio y lo miró con una sonrisa que parecía no desaparecer de su cara.
-"Demasiado misterioso para mi gusto" –y sonrió de lado ante el movimiento de su hada.
-"Quiero conocerla" –le dijo telepáticamente el pequeño ser. –"¿Puedo?" –Eriol miró hacia todos lados de forma sospechosa y Tomoyo levantó una ceja de forma interrogativa.
-"Alguien quiere conocerte" –le dijo después de unos minutos. –"Sólo no grites o hagas mucho ruido porque se asusta con facilidad" –Tomoyo abrió los ojos entre intrigada y sorprendida.
-"La asustada soy yo" –confesó, pero la sonrisa tranquilizadora del inglés la relajó y asintió. Eriol introdujo su mano derecha a la gabardina y le pidió a su hada que se sentara en ella y que no volara ya que no podían llamar la atención. El pequeño ser alado obedeció lo dicho por su amo y se acomodó las alas y el vestido de flor para sentarse en la palma del inglés.
Eriol sacó la mano y Tomoyo abrió los ojos como platos para regocijo del ser mágico y de la reencarnación de Clow.
-"Ella es Tomoyo" –la aludida se inclinó a ver al ser alado con curiosidad.
-"¡Yo sabía que existían!" –dijo con mucha alegría y el hada soltó algunos polvos dorados ante ella como respuesta. –"¿Puedo tocarla?" –extendió su mano cuando el ser alado asintió con la cabeza.
-"Le gusta que le acaricien las alas" –Tomoyo tocó las alas del hada y se maravilló por la textura suave y tersa de las mismas y el pequeño ser soltó una risita melodiosa que le hizo brillar los ojos amatistas.
-"Le gustan tus ojos" –dijo Eriol aunque el hada no había dicho absolutamente nada.
-"¿Cómo se comunican?" –el de lentes se tocó la sien y Tomoyo ahogó una expresión de sorpresa y fascinación.
-"Eres hermosa" –le dijo Tomoyo a la pequeña hada sin dejar de acariciarle las alas de mariposa de un color tan azul y tan brillante que la diseñadora se dijo que sólo podía pertenecer al mundo sobrenatural. El hada sonrió y agradeció el cumplido inclinando la cabeza.
-"En otra ocasión podrás verla volar. Debo esconderla porque la mesera se acerca" –Tomoyo asintió y retrajo su mano como si no quisiera hacerlo. Ya había olvidado lo fascinante que era tener amigos con poderes más allá del mundo mortal. Eriol volvió a poner a su hada en la bolsa del saco y ésta se acomodó para tomar una siesta.
-"¿Dónde la obtuviste?" –la pregunta de genuino interés le ocasionó una carcajada al inglés.
-"No salen en la Cajita Feliz, eso te lo aseguro" –Tomoyo acompañó su risa y de nuevo esa presión se ejerció en la parte baja de su vientre y un escalofrío le erizó la piel de la espalda. -"Es un proyecto de la escuela, será mi compañera el resto del año. De hecho todos tenemos una, incluso Kenishi y Xiao Lang" –Tomoyo soltó un gritito de emoción; puso las manos echas puño frente a ella y después soltó una exclamación de genuina tristeza.
-"Y yo que no puedo grabar sus hazañas" –ambos volvieron a reír cuando la mesera se acercaba para tomar su orden.
–"Fetuccini, vino blanco espumoso y una tabla de uvas y quesos ahumados para la entrada" –dijo Eriol mirándola mientras sonreía por lo que la mesera se sonrojó.
-"A la orden" –y se volvió a retirar pensando que los dos jóvenes eran igual de atractivos, de hecho eran una pareja muy bonita, ella seguramente era modelo y bueno, él también podría serlo. Tal vez atractivos no era el adjetivo que debía utilizar, eran muy hermosos y misteriosos también, tal vez era por el color de ojos de ambos.
-"¿Cómo van los diseños?" –preguntó Eriol cuando ya estaban saboreando el dulce de las uvas y el contraste fuerte de los quesos de la región.
-"Bien, sólo hay algunos problemas con las telas que deben ser cosidas a mano, justamente son las del bolso. Trabajaré sobre eso el resto del día y seguramente durante la noche" –dijo con pesar. –"Todo debe estar listo en dos días así que hay mucha presión para terminar a tiempo".
-"¿La semana de la moda?" –preguntó Eriol que no tenía mucha idea.
-"Algo así, pero para diseñadores amateur, después de esto tengo una gala de beneficencia en dos semanas, así que estaré el Londres casi todo el mes" –la mesera les sirvió el vino en copas más largas de lo normal y dejó la botella sobre un recipiente con hielos a su lado.
-"¿Y después?" –preguntó Eriol con genuino interés.
-"Tendré que regresar a Paris dos meses más y estaré libre para finales de año. Pensaba pasar al menos un mes en Japón con mi madre y ya esos son todos los planes" –Eriol sonrió sobre su cronograma, él no tenía certeza sobre sus siguientes meses, no sabía si viviría para hablar sobre el final del año.
-"Eres muy meticulosa con tus planes" –dijo y no fue para nada una pregunta. –"Yo lo único que sé es que estaré en Inglaterra hasta que tenga respuestas, puede que me expulsen de la escuela por abandonarla, pero necesito indicios sobre la maldición, sino, no podremos revertirla" –hablar de los problemas de la Escuela hizo que Tomoyo sintiera un escalofrío.
-"¿Cómo encontrarás respuestas?"-.
-"En los sueños espero, Clow era un maldito, incluso se escondió cosas a sí mismo, así que estoy esperando que se revelen las pistas necesarias para armar el rompecabezas" –sin notarlo ya habían terminado de comer. Eriol había introducido un par de frutillas en su gabardina para el hada y salieron del lugar cuando el sol estaba en lo alto del cielo.
-"Te llevo a tu estudio" –esa tampoco fue una pregunta, tomó el bolso con una tonelada de tela y caminaron hacia su auto. Abrió la puerta; dejó el bolso en el asiento trasero junto con su gabardina y encendió el auto. Su hada la preguntó su podía salir, por lo que Eriol le pidió a Tomoyo que la cuidara por él.
La pequeña hada azul voló a sus manos y le esparció un poco de polvo dorado ante la mirada risueña de Tomoyo que todavía no acababa de creer que existieran criaturas de belleza tan espectacular como esas.
-"Quiere saber si puede tocarte. Nunca había visto una mujer tan hermosa como tú" –su hada no había dicho precisamente eso, pero el halago hizo sonrojar el níveo rostro de una forma encantadora para felicidad tanto del ser mágico como de Eriol.
-"Claro que sí" –el hada sobrevoló primero sus manos, después sus brazos y su cuello, se entretuvo con su cabello moviéndolo con sus pequeñas manos soltando zumbidos agradables como melodías. Después tocó su rostro con cuidado, pasando sus diminutas manos por sus facciones con una fascinación que volvió a sonrojar a Tomoyo.
-"Le gusta mucho el color de tu piel cuando te sonrojas" –a Eriol ciertamente se le estaba yendo la lengua, porque su hada no había hecho ningún comentario sobre la amatista. Pero bueno, eso Tomoyo no lo sabía y digamos que verla sonrojada era algo que siempre que pudiera hacer, lo haría.
Llegaron a un taller muy cercano al centro de Londres, ya se encontraba vacío así que Tomoyo invitó a pasar a Eriol y a su compañera, les prometió prepararles té como agradecimiento por la comida y por cargar sus telas durante el trayecto.
La amatista se quitó la chaqueta, se agarró el cabello en una cola alta y tomó unos lentes que estaban sobre un gran escritorio en el centro del enorme lugar. Perecía como el almacén de telas de una fábrica.
-"Pónganse cómodos" –les dijo. – "Iré por el té"–. Desapareció unos minutos hacia lo que parecía ser una diminuta cocina. –"Las modelos no suelen comer mucho durante las sesiones así que solo tenemos galletas integrales para acompañar" –Eriol sonrió ante la angustia en su voz pero le dijo que eso estaba perfecto.
-"¿Puede salir?" –le preguntó sobre su hada a lo que Tomoyo respondió que era completamente libre de recorrer el lugar, no habría nadie hasta el día siguiente por lo que no había riesgo de que la vieran. El hada agradeció poder volar y estirar sus alas por lo que se alejó de la pareja lanzando polvos dorados ante los miles de colores que había a su alrededor.
-"Creo que estamos interrumpiendo tu trabajo" –dijo Eriol con pesar. –"Sé que estás bastante ocupada"-.
-"No te preocupes, has hecho mis días más entretenidos" –el inglés se dijo que incluso así, con el cabello hecho una maraña y los lentes enormes era una mujer hermosa. –"Hace tiempo que no me divertía así. Además, tenemos este secreto de mejores amigo que nos…" –Tomoyo no pudo terminar su frase porque Eriol se puso de pie a su lado, le tomó el mentón y se inclinó hacia ella al grado que fue consciente del olor fresco de su colonia. Le retiró los lentes que utilizaba para trabajar y se acercó aún más, todo parecía indicar que la besaría y eso hizo que su corazón empezará a bombearle sangre hacia el rostro sonrojándola.
-"Me gustan mucho tus ojos" –le dijo en el preciso momento en que se empezó a acercar más a ella y Tomoyo sintió que todo su cuerpo se convertía en gelatina.
–o0O0o–
Kenishi se concentró y no sintió la presencia de ninguna persona en el salón, antes de que pudiera reaccionar se dio cuenta que Xiao Lang invocaba energía en sus manos y empezaba a lanzar pequeñas bolas hacia los cuerpos con la intención de restablecer el flujo de energía de los menores, el ojiverde hizo lo propio, mientras mantenía activas las Cards del escudo y el viento para evitar que existiera otro tipo de contaminación.
Xiao Lang supuso que había una especie de conjuro de bloqueo en el salón y lanzó sellos a cada puerta para evitar que se introdujeran flujos mágicos a la habitación en lo que restablecían la energía vital de los menores. Poco a poco los niños fueron despertando, con las caras completamente pálidas y con los sentidos aturdidos.
El profesor de la clase despertó después de unos minutos y los miró interrogantes.
-"¿Fue en toda la ESCO?"-.
-"Sólo algunos salones presentaron pérdidas súbitas de energía, pero no alcanzo a distinguir con claridad si ya se restablecieron" –dijo Li mientras el profesor lanzaba más energía para ayudarlos con los niños.
-"Vayan a los salones donde se registraron pérdidas de energía, me quedaré con el grupo e informaré al Director sobre lo que está pasando, esto es muy riesgoso. Podrían no restablecerse los flujos de energía si tardan demasiado, alguien podría morir" –nuevamente un escalofrío recorrió a Kenishi de pies a cabeza.
Al ver que el profesor activaba una barrera para proteger el aire que había en el salón Kenishi desactivó sus Cards y empezó a correr a lado de Li.
-"Nadie activó la alarma" –dijo Li al salir del salón, se suponía que ante los riesgos los equipos de vigilancia tenían un protocolo de alarmas para iniciar el desalojo de los estudiantes hacia las zonas de resguardo que existen debajo de la ESCO. No lo dudó, levantó su brazo y una bola de energía roja se prendió en el cielo de la tarde, por lo que se inició el proceso de evacuación de los grupos, así les sería más fácil ubicar las zonas donde había pérdida de energía.
Kenishi se abrió paso sobre la multitud que empezaba a dirigirse hacia las escaleras en los salones y se topó una escena similar a la que habían visto, nuevamente niños de Básico habían sido atacados, los vigilantes del grupo también habían caído ante el hechizo por lo que Li nuevamente selló el salón, drenaron el aire y repitieron el traslado de energía hacia los que yacían inconscientes.
-"Queda un salón más" –gritó Li.
Y sin necesidad de más explicaciones Katsura supo que eso significaba que él se haría cargo, por lo que siguió la carrera en lo que los alumnos seguían desalojando la escuela. La clave durante ese proceso era que no se podía utilizar magia para no empeorar la condición de riesgo por lo que todos se trasladaban de forma veloz pero sin ningún tipo de hechizo que los ayudara a facilitar las cosas.
Alcanzó el último grupo, la situación era la misma, niños de básico.
¿Por qué siempre los niños más pequeños de la escuela eran afectados?
Tal vez porque eran los más indefensos.
Bloqueó el salón, activó sus Cards e inició el proceso de reinyección de energía, en cuanto los vigilantes del grupo estuvieron conscientes ayudaron a Kenishi a restablecer la condición de los niños y ya terminaban cuando el Director apareció en la puerta con el semblante pálido y a todas leguas agotado.
-"Terminamos" –dijo Kenishi cuando lo vio recoger las mangas de su camisa para ayudarlos con las bolas de energía. –"Todos están bien" –el semblante del Director cambió ligeramente, sin embargo, permanecía con esa sombra mortecina debajo de los ojos, como si estuviera frente a una realidad que escapaba de sus manos, como si ya supiera que el peligro era verdadero.
-"Nadie murió" –dijo el Director por lo bajo, aliviado. Pero Kenishi lo escuchó y de nuevo sintió verdadero miedo. Había la posibilidad de que alguien muriera en la ESCO y eso era algo que no podían obviar por más tiempo. Se debían tomar medidas más importantes que la simple vigilancia de alumnos.
Y así se hizo.
Durante la cena el silencio nuevamente era sepulcral. Los niños de Básico que habían sido afectados por el hechizo se encontraban siendo atendidos por uno de los clanes médicos al servicio de los Li. Mismo, que según le dijo Chu a Kenishi, había trasladado un número significativo de sus miembros al campus.
Después de los tres gongs todos comieron sin emitir palabras, en realidad nadie tenía mucho apetito, pero esperaban con ansias a que el Director apareciera y hablara sobre los problemas que había en la escuela. Necesitaban saber la verdad.
¿Era o no era peligrosa la ESCO?
Xiang Won entró al salón cuando ya estaban por empezar a comer el postre. Todos lo miraron caminar con lentitud por el pasillo del Gran Salón. Subió las escaleras hacia la mesa que ocupaban los maestros para comer e inició con el discurso que nadie olvidaría el resto de sus vidas.
-"Sé que todos y cada uno de ustedes tienen dudas sobre lo que está sucediendo en la escuela. Lo sé, yo también las tendría. Lo cierto es que estamos frente a una situación completamente desconocida y no me gustaría engañarlos, la ESCO es peligrosa" –todos guardaron silencio. Kenishi notó después de un tiempo que solo estaban los alumnos de Avanzado e Intermedio, no había niños de Básico. –"Hace algunos años los hechiceros cometimos muchos errores y al parecer ha llegado el momento de que paguemos por ello. No están obligados a permanecer en este camino, si así lo desean pueden retirarse y no pelear esta batalla, a los alumnos de Básico los trasladaremos a las sedes que tenemos en Japón y Taiwán durante el resto del año y si así lo deciden pueden hacer lo mismo. No permitiré que nadie salga herido, pero tampoco abandonaré el recinto mágico más importante del mundo, es mi casa y como tal, es mi deber protegerla y más aún, defenderla" –había convicción en sus palabras y no había dudas en su mirada.
-"No sabemos a qué nos estamos enfrentando, pero la ESCO seguirá abierta hasta el fin de mis días y pelearé porque así sea. Ustedes, los alumnos más fuertes de la escuela tienen la opción de seguir con nosotros, terminar el año y enfrentar el peligro de salvar al recinto, yo estaré orgulloso de ustedes si deciden hacerlo, pero también lo estaré si deciden no seguir con nosotros" –hizo una pausa y miró a todos los alumnos. –"Somos guerreros, la élite que estudia para controlar todo lo humano y lo sobrenatural, la cobardía no forma parte de nuestra vida, no será sencillo, pero el escudo que tenemos en el pecho lo dice, el dragón de ojos celestes ejemplifica al mismo tiempo, la sabiduría, la templanza y el poder. Les pido que reflexionen esta noche y me informen su decisión el día de mañana, protegeré la ESCO con mi vida, jóvenes y no esperaría menos de cada uno de ustedes. Su honor se los demanda y el destino se los recompensará" –les dio una última mirada. –"Buenas noches"-.
Alguno que otro dejó de respirar.
En cuanto el Director y los maestros salieron, hubo quien perdió la fuerza de las piernas y cayó sobre sus rodillas en el piso.
¿Qué pasará?
¿Moriremos?
¿Contra qué pelearemos?
Se miraban los unos a los otros, con los ojos desorbitados y el miedo grabado en sus rostros. ¿Renunciarían? ¿Y su honor? ¿Qué dirían sus familias si deciden abandonar la escuela? ¿Qué pasará con la magia si la ESCO desaparece? ¿Y si Xiang Won muere?
Kenishi miró a los hermanos Zedong, no había dudas en su mirada, volteó a ver a Chu y supo que habían decidido quedarse, así como él, enfrentarían esos peligros desconocidos porque pensaban igual que el Director, se quedarían hasta el final, pasara lo que pasara.
Los estudiantes empezaron a salir del salón.
Xiao Lang caminó hacia la oficina de su tío. Tenía que hablar con él, le tenía que dar más respuestas que un bonito discurso sobre el honor. Él no era estúpido, necesitaba saber a qué se estaban enfrentando.
Cuando llegó a la oficina del Director su tío lo miró como diciéndole que lo estaba esperando.
-"Toma asiento Xiao" –le dijo de forma cariñosa, como cuando era un niño. –"La ESCO está maldita" –le dijo como respuesta a las preguntas que tenía grabadas en el rostro. –"El Concilio quiere quitarme la Dirección, pero no lo harán si tú me apoyas. ¿Lo sabes, no? Tu voto como futuro heredero me permitirá permanecer al menos hasta el siguiente año que es cuando concluyes Avanzado y después serás el líder, y tendrás que decidir si sigo en mi puesto o no".
-"Te apoyaré" –dijo el castaño mirándolo fijamente. –"Pero necesito saber qué pasa"-.
Xiang Won sonrió, era igual que Hien, testarudo y enojón.
-"No lo sé" –le dijo sinceramente. –"Hace años la ESCO fue maldita. ¿Por qué ahora? ¿Por qué está pasando lo que está pasando? No lo sé, pero lo averiguaré pronto y lo revertiré, protegeré a los alumnos y te protegeré a ti".
-"No necesito que me protejas" –le dijo tajante. –"Seré líder y con ello tendré el poder para cambiar las cosas. Pero de momento necesito que la ESCO se mantenga abierta y así será" –se levantó sin mirarlo.
Si era cierto que su tío no sabía que era lo que estaba pasando, él lo averiguaría y sabía que para eso necesitaba descifrar ese extraño idioma e investigar sobre la maldición, sólo eso le permitiría saber a qué se estaban enfrentando.
La noche ya caía sobre la ESCO, no había estrellas ni luna, lo que hacía más tenebrosa la estadía. Se escuchaba mucho ruido afuera, pero eran los preparativos para el traslado de los niños de Básico, ya les habían informado a sus familias que se llevaría a cabo un intercambio estudiantil durante el resto del año, por lo que más de doscientos niños estarían en otro país al menos los siguientes cuatro meses.
Kenishi miró por la ventana de su habitación como movían enormes baúles en el patio principal y desaparecían repentinamente frente a sus ojos, él no sabía con claridad que la ESCO tuviera sedes alternas, pero Chu que siempre sabía más que todos le dijo después de que salieron del Gran Salón que eran planteles pequeños, que más bien se utilizaban como campus para vacaciones o prácticas, nunca habían sido utilizados para albergar a alumnos más de un par de días.
-"¿Estarán seguros los niños?" –le preguntó Kenishi con pesar.
-"Esperemos que si"-
Vio la marca que hizo el vaho de su respiración sobre el vidrio, ya era otoño y se empezaba a sentir el cambio de clima. Dejó de mirar hacia afuera y regresó a su escritorio, había estado trabajando parte de la noche en el idioma extraño que había descubierto y por fin pudo descifrar las siguientes cinco páginas del diario que encontró, ese que podía abrirse con el escapulario de corazón.
Se sentó y recargó la silla sobre sus patas traseras para leer.
Querido Diario,
Sigo pensando que esto es excesivamente ridículo, pero no dejo de hacerlo. Tal vez necesito más amigos, o al menos uno, para poder confiarle mis dudas y tristezas, pero bueno, a falta de eso, tengo papel.
Me caí de un árbol, y es tan ridículo como se escucha. Estaba huyendo de la clase de Historia y decidí dormir en las ramas de ese enorme roble que está en el jardín de atrás. Trepé sin que nadie lo notara y dormí unos minutos. Un sonido me despertó y una sacudida del árbol me mandó al piso, cayendo sobre mi trasero y con el tobillo doblado de forma dolorosa.
Y lo volví a ver. Sabía que era un Li, él y su hermano se pavonean por la escuela sabiendo que son los reyes y señores de ahí.
El mayor, Hien, es encantador, debo admitirlo. Su prometida está loca, creo que nunca la he escuchado hablar y sólo sonríe cuando está con ellos. Y él, Xiang Won, es una mezcla de príncipe encantador y conquistador a sueldo.
Me cargó en contra de mi voluntad y me llevó a la enfermería, y para sorpresa de los presentes (incluida yo) me obligó a darle mi nombre. Y me dijo que era hermoso, justo como mis ojos.
Claro, si soy la 'esperada' de mi Familia, la única en cien años con este color de ojos y la mujer de la profecía que le dio origen a mi clan. Ni sé para qué, ni por qué, pero yo soy ella. Violeta, la poseedora de una magia misteriosa que nadie sabe, ni yo, para qué será utilizada, pero cambiará el orden existente de las cosas. Según…
En fin, pues desde ese día, el menor de los Li, de ojos como el ámbar, me seguía a todos lados y cuando digo a todos, es a todos. Hace unos días lo topé al salir de Manejo de los Elementos y le pedí que dejara su juego de persecución, no estaba interesada en él y se lo hice saber.
Me tomó de la mano y sin importarle mis tirones de resistencia o que lo apretara con fuerza, me llevó a uno de los jardines traseros.
-"Seré claro Zizê" –me dijo y yo caí en cuenta que me hablaba por mi primer nombre, como si fuéramos amigos. –"Tú me gustas" –yo creí que me desmayaría, ese Li era un insolente Me jaló de la mano que todavía tenía presa con la suya y tomó sin permiso el primer beso de mis labios.
Lo mordí para que me soltara y le di una cachetada sonora.
-"No te atrevas a volver a hacerlo en tu vida" –le grité con furia y retrocedí. Sabía que estaba roja como un farol navideño, pero no dejé de mirarlo con odio. Ese Li era insoportable.
-"Me pedirás que te bese la siguiente vez" –sonrió de lado como jamás creí que alguien pudiera hacerlo, se acomodó el cabello con la mano y metió ambas manos dentro del pantalón. Me dio una mirada más cargada de sentimientos y se fue, dejándome parada con cerezos cayéndome encima; recibiendo el sol de primavera sobre la espalda y con un ligero cosquilleo en los labios.
Lo que más me sorprende es que sigo preguntándome que rayos es este sentimiento que se me está amontonando en todo el cuerpo. En la mañana me sonrió de lado como el día que me besó y no pude evitar sonrojarme.
¡Me sonrojé! Como una boba me sonrojé y él se burló.
Soy patética lo sé.
Ahora resulta que lo miro a escondidas entre clases, su forma de sonreír, como es que cierra los ojos por completo al dar una gran carcajada, como frunce el ceño cuando algo le molesta y como fuma a escondidas en el jardín de atrás con sus amigos, hasta que llega su hermano y lo reprende con la mirada.
Caí en cuenta que me sé su horario de memoria y que estamos juntos en la mayoría de las clases. Es excelente estudiante, aunque siempre lo reprenden por usar mal el uniforme, no le gusta traer la camisa dentro de los pantalones y tampoco usar corbata, así que siempre termina en detención.
Pero eso no es nada señor extraño, hoy por la tarde los dos estuvimos castigados.
Resulta que el Prefecto Quo se dio cuenta que me salto Historia para ir a dormir al jardín trasero, así que me levantó un reporte y me citó al terminar las clases para permanecer en la sala de lectura reflexionando sobre mis faltas. Y cuando pensaba que bien podría tomar una siesta entró Li, con el maletín sobre el hombro y la mirada risueña de un niño travieso y algo se me estrujo en el vientre.
Clavé la mirada en el libro que estaba sobre la mesa y me escondí.
Y aunque fingí no notarlo, lo vi sonreír en mi dirección, aunque no me habló.
Sacó un libro de su maletín y empezó a leer como si estuviera en un sofá en su casa, así que me permití mirarlo con detenimiento. En realidad era guapo, vaya, nadie podía negar eso, de facciones angulares y cabello rebelde.
Cuando pensaba si eso eran pecas o lunares en su cuello, me volteó a ver con una mirada cargada de sentimientos que nuevamente me sonrojó hasta las orejas y después me guiñó un ojo. Distinguí como me decía «Hola» sin emitir sonido y lo mejor que pude hacer fue desviar la mirada.
Salí prácticamente corriendo del salón de lectura para que no toparlo al final del castigo, pero al parecer no tuve suerte.
-"Yo también te gusto ¿verdad Zizê?" –no pude responder, así que me tomó de la mano mientras caminábamos en silencio hacia el edificio B, donde estaban los dormitorios de mujeres. No supe cómo reaccionar, la calidez de su mano me apagó el cerebro. Y lo seguí caminando despacio en la noche tibia de la primavera.
Llegamos a la puerta que era fielmente custodiada por un par de estatuas de dragones y me apretó la mano, como para hacerme consciente de que nuestros dedos estaban entrelazados. Me soltó lentamente para después darme otra de esas miradas suyas que paralizan hasta los huesos por su intensidad y me sonrió.
-"Descansa" –y se alejó silbando.
Me quería morir porque en ese momento pensé que me besaría y no lo hizo.
¿He perdido la razón? ¿Estaré enamorada del menor de los Li?
¡Santa Madre! Eso sí que sería una catástrofe.
Hasta otra vez…
Zizê.
Kenishi miró las hojas frente a él con angustia, Xiang Won Li era el nombre del Director, entonces… se metió la goma del lápiz a la boca y la mordió con fuerza, eso significaba que la chica de ojos violeta-rojizo tenía algo que ver con el tío de Li. Aquello era algo que no acababa de comprender, ¿Qué tenía que ver el Director con los sueños que ha estado teniendo desde que entró en la ESCO?
Suspiró y casi pierde el equilibrio en la silla. Sólo había dos posibilidades, esperaba a que el diario misterioso se lo dijera o le preguntaba directamente al Director Li.
Además, si el diario hablaba del hermano de Li y de su prometida extraña, lo más seguro es que fuera el Papá de Xiao Lang Li y la matriarca Ieran a quienes se refería.
¿Qué tenían que ver los Li de la generación pasada con todo lo que estaba sucediendo en la escuela? ¿Qué tenía que ver él en todo eso?
Se tomó el cabello con desesperación, eso lo iba a matar. Tanto misterio lo iba a enloquecer si es que no terminaba sin vida a causa de los problemas con la magia. Suspiró de nuevo, lo cierto es que extrañaba mucho a Eriol y esperaba que volviera al final de la semana como había prometido para que le ayudara a entender un poco de todo lo que le tenía el cerebro en la licuadora.
–o0O0o–
-"¿Cuál es el problema Eriol?" –el plazo para volver a la ESCO se cumplía y la verdad, no sabía nada nuevo sobre la maldición, por lo que no podría regresar a la escuela, no de momento. –"¿Por qué no puedes volver?" –le había dicho el holograma del Director que estaba frente a él.
-"No he descubierto lo que estaba esperando y si las cosas están como dices en la ESCO, mi presencia lo podría empeorar" –le dijo serio. –"Supongo que con el traslado de los niños de Básico podrás controlar los problemas que se están presentando por un tiempo. Pero debes saber que las cosas pueden ponerse peor con el paso de los meses"-.
-"Lo sé y por eso preferiría que la reencarnación de Clow esté en la escuela".
-"Lo entiendo Xiang Won, pero creo que mi estadía se alargará por lo menos un mes, necesito descubrir a qué se refiere la maldición y con los progresos que tengo de momento no puedo ubicar los sellos del hechizo". –se tomó el mentón reflexivo. –"Necesito saber qué tienen que ver las flores y a qué se refiere la inscripción de que el principio será el fin".
-"Está bien, lo haremos a tú manera Eriol, pero espero tus avances sobre la investigación pronto. En caso de que sea necesario el voto del Concilio sobre mi puesto necesitaré que estés presente" –dentro de las facultades de los Enanos como los llamaba Xiao Lang, estaba decidir en casos extraordinarios sobre los problemas de la magia hasta que el próximo líder pudiera asumir el cargo y para eso todavía faltaba un año. Por ello, en caso de que los problemas con la magia se agudizarán podrían intervenir en la ESCO y tomar el control.
-"Xiao Lang no permitirá que te remuevan del cargo, no dudes de ello. Pero sabes que contarás con mi apoyo, aunque yo no tenga voto en el Concilio" –el holograma del Director parpadeo.
-"Está bien Eriol, hablamos después". –la reencarnación de Clow se inclinó como despedida y el holograma desapareció, una vez se quedó solo en la habitación suspiró agotado. Las cosas eran peores de que lo que creía, tenía que darse prisa para descubrir lo más que pudiera sobre la maldición y de ser necesario pondría un hechizo sobre sí mismo para tratar de buscar en sus recuerdos. Se levantó del sofá rojo que siempre le había gustado y abrió la ventana para ver la noche sobre Londres. En medio de la oscuridad rebuscó en el bolsillo de su camisa y sacó el paquete de Marlboro que había encontrado en un cajón y fumó despacio.
El humo reflejaba las luces nocturnas y le ayudó a relajarse. Trataría de dormir para ver si sus sueños le ayudaban a descubrir los secretos que escondía su mente, pero era la última noche que lo haría así, después de eso se induciría a sí mismo al sueño para a través de hechizos indagar en los recuerdos que Clow le había dejado.
Terminó de fumar y se quitó los lentes antes de cerrar la ventana para tratar de dormir. En su reloj de pared se alcanzaba a ver que eran las 02:45 de la mañana, todavía faltaban cerca de tres horas para el amanecer, por lo que decidió que otro día se daría el lujo de verlo.
Entró y salió del baño en un santiamén, el pantalón de una pijama negra era todo lo que traía encima, ni siquiera se había puesto camiseta, por lo que se podía distinguir un torso delgado, pero musculoso, ya estaba recuperando el peso que había perdido en los últimos meses en el ESCO, sin embargo, todavía era posible ver la marca de sus costillas y unas clavículas prominentes.
Dejó los lentes en la repisa a lado de la cama y cerró los ojos, esperando, con una súplica silenciosa para que su mente le ayudara a solucionar sus problemas.
Morfeo llegó veloz y cayó en un profundo sueño.
Sin embargo, eso no era precisamente lo que quería ver.
Era un recuerdo, su primer día en la ESCO. Recordaba que era precisamente como lo había soñado desde niño, hasta los uniformes eran grises y el dragón de la entrada y su mirada azul era idéntica a como lo había visto en su mente. Estaba ahí porque era su destino estar ahí, era el lugar donde podría desenterrar muchos de los secretos que Clow le había dejado, sobre todo, la niña de ojos violetas que veía sufrir.
Tendría aproximadamente 13 años, tomó camino entre los jóvenes que estaban arremolinados en la puerta y sintió las miradas sobre él.
-"Es él ¿no?" –dijo uno.
-"Sí, es la reencarnación de Clow".
-"¿El creador de las Cards?".
-"Sí, ese mismo".
Sonrió ante los comentarios de los jóvenes que se inclinaron ante él como saludo, repentinamente todos abrieron camino para dejarlo pasar mientras hacían una reverencia. Eriol sintió una ola de calor recorrerle el cuerpo, alineó la espalda y emprendió camino hacia la entrada a la dimensión que albergaba la ESCO, ahí donde Clow le había indicado que debía estar, porque debía prepararlo todo para el regreso y la llegada de ella.
No existen las coincidencias, sólo lo inevitable.
Sintió la energía de la escuela succionarlo como si se tratara de una ventosa y contuvo el aire al ver los jardines y la estatua de piedra tallada del dragón de ojos celestes. Acarició la suave piedra y sonrió con completa satisfacción, estaba en casa.
Una energía, como la de un rayo al estrellare contra un árbol le pegó en el pecho y ocasionó que perdiera la consciencia y cayera desmayado sobre el pasto pulcramente podado, justo a un lado del símbolo de la escuela.
Abrió los ojos sorprendido al notar que estaba a la mitad de un pasillo, donde un grupo de chicas caminaban rápidamente. Ese era un sueño dentro de un sueño, bastante raro, por cierto. No era común que tres dimensiones coincidieran de esa forma.
-"¡Date prisa Zizé!" –la jovencita que respondía a ese nombre atravesó la figura de Eriol y sonrió como respuesta a la otra joven que la llamaba. De nuevo se vio trasladado a otra temporalidad, ahora estaba la misma chica de ojos violeta escribiendo en un pergamino con una tinta roja como si fuera sangre. La joven, que tenía la piel oscurecida como si hubiera sido expuesta a una explosión, escribía velozmente sin detener el llanto que escurría de sus mejillas, mientras contenía lo que parecían ser espasmos de dolor agudo que de vez en cuando le arrancaban gritos de lo más profundo de su garganta.
La chica dejó caer la pluma al ponerse de pie y dobló la hoja. Eriol que sabía que debía prestar toda la atención posible a ese viaje astral, se apresuró a leer el texto que había en ese pergamino.
-"El final sólo será el principio" –alcanzó a leer antes de que la dimensión lo expulsara y regresara su consciencia a su cuerpo, que ya no yacía tirado al lado del dragón milenario de la ESCO, sino en una habitación que le era ligeramente familiar. Ya estaba de vuelta a la segunda dimensión, el pasado de su adolescencia.
-"Joven Hiragizawa" –era la voz de un hombre mayor que veía borroso ya que no traía gafas.
-"¿Dónde…?" –empezó a hablar.
-"Esta será su habitación" –le interrumpió el hombre. –"Soy el Director de la ESCO, Xiang Won Li. Es un gusto volver a hablar contigo Clow" –Eriol se incorporó e invocó sus gafas para ver con claridad y sonrió con su tranquilidad de siempre, a pesar de que estaba preocupado por la bienvenida que le había dado la Escuela.
-"Disculpe que no lo recuerde, y no soy Clow, él no está en esta dimensión, soy Hiragizawa Eriol y tengo un fragmento de sus poderes y sus memorias. En términos generales soy su reencarnación, aunque tampoco estoy muy seguro de ello" –el Director Li soltó una ligera risa que le marcó las arrugas del rostro.
-"Tan meticuloso como te recordaba, aunque seas sólo una parte de Clow como tú mismo dices".
-"¿Cuándo conoció a Clow?".
-"Cuando tenía 19 años, al parecer una parte suya, como una especie de ilusión de juventud tuvo ganas de vivir en China y estudiar cuando yo mismo era estudiante" –dijo con seriedad.
-"No tengo recuerdos de ese viaje dimensional" –repuso el de lentes, un poco consternado, era terriblemente espantoso ser un misterio para sí mismo. A veces odiaba a Clow por ser así, un total excéntrico y desquiciado.
-"No fue duradero, según sé, apenas un par de años y un día desapareció, no tuvimos noticias suyas hasta después de la captura de las Cards que Xiao Lang nos dijo que había vuelto a reencarnar" –Eriol mantuvo la mirada de consternación.
-"Ah" –dijo cuando notó que el Director esperaba una respuesta de su parte. ¿Xiao Lang? ¿Se refería caso al descendiente de Clow enamorado de la pequeña Sakura hasta las mismas células de su cuerpo? Después de que había concluido el proceso de creación de las Sakura Cards él había vuelto a Londres y aunque tenía contacto con la heredera de su magia, cortó la relación que tenía con el otro joven que estuvo durante esos años.
Y ya habían pasado más de dos años y medio de aquello.
Unos golpes en la puerta interrumpieron la conversación e impidieron que el Director dijera las palabas que ya estaban en sus labios y que fueron cambiadas por un «pase» demasiado corto y sin emoción alguna.
Un joven de delgada complexión, tal vez demasiada para su altura, entró en la habitación, tenía el cabello castaño alborotado, en sus ojos no había ni un atisbo de emoción y su rostro era extremadamente pálido. Eriol notó que el Director negó ligeramente con la cabeza al ver la figura del joven frente a si, como si no fuera capaz de aceptar lo que veían sus ojos.
-"Xiao Lang" –dijo como saludo el hombre mayor y Eriol abrió los ojos como platos, el cuerpo inmóvil que ni siquiera lo miraba no podía ser ese chico de sonrisas nerviosas y orgullo intachable que había conocido en Japón. –"Recordaras a Hiragizawa Eriol ¿no?" –el joven de 13 años lo miró apenas una milésima de segundo y volvió a desviar la mirada sin emitir ningún sonido ni modificar sus gestos.
-"¡Que gusto verte Li!" –dijo el de lentes al tiempo que se ponía de pie y le extendía la mano como saludo. Li no se movió y siguió sin mirarlo, como si en realidad no hubiera nadie en la habitación con él.
Eriol retrajo su mano y sonrió para cubrir su preocupación.
¿Qué rayos había sucedido ahí? ¿Y por qué Li tenía la pinta de ser un muerto caminando?
-"¿Qué dijo el médico?" –preguntó el Director, quien en el fondo de su corazón esperaba que la llegada de un antiguo amigo le ayudara a su sobrino a recuperarse.
-"Nada" –y guardó silencio de nuevo, como si fuera una estatua de mármol esperando el paso del tiempo. Eriol sintió algo en su pecho encogerse cuando el menor de los Li se dio vuelta para marcharse y notó heridas, al parecer latigazos en su nuca, como si se las hubieran hecho esa misma mañana.
-"Nadie sabe por qué no cierran" –dijo el Director como respuesta a la interrogación en los ojos del chico de lentes.
-"¿Qué le pasó?" –preguntó por fin lo que le estaba carcomiendo el alma. Eso definitivamente no estaba destinado a pasar.
-"Cometimos un error" –no se podía negar la culpa en sus palabras –"Tal vez sea incorregible el daño" –ambos se miraron como tratando de descifrar sus miradas.
-"No entiendo" –dijo Eriol y no lo entendió hasta meses después, cuando logró el desarrollo de un nuevo poder.
Estaban en la clase de natación y aunque todos ya habían visto las cicatrices del próximo líder del Comité de Hechiceros de Oriente, eso no significaba que no fueran sorprendentes. El maestro sonó el silbato y el siguiente grupo se acomodó sobre la línea de salida para nadar 400 metros en estilo libre. Li estaba a su lado y cuando movía los brazos para calentar sus músculos tuvo un panorama completo de las cicatrices de toda su región abdominal y espalda. Algunas sólo eran marcas que ya habían sanado, pero en la zona de la nuca y la espalda baja estaba rojas; eran un número considerable de heridas de entre cinco y veinte centímetros de largo, unas se entrecruzaban formando una textura al tacto y múltiples taches.
Eriol se mordió el labio para no volverle a preguntar lo que le había sucedido y se lanzó al agua cuando un segundo pitido se lo indicó. Extendió los brazos para trasladarse por su carril en la piscina y justo cuando iban a girar para regresar, tocó el brazo de Li sin quererlo y una ola de recuerdos lo hizo convulsionarse en el agua, su cuerpo se precipitó al fondo de la piscina y de no ser por la atención del profesor, seguro se habría ahogado ahí mismo.
Su cuerpo todavía se sacudía ante los recuerdos que se estaban grabando en su mente como si él los hubiera vivido, la llegada a la Isla de la Muerte, el dolor, los recuerdos de cada una de las heridas que le habían hecho, tanto en la piel como el corazón, ahora también eran suyas.
Estaba a nada de llorar.
Miró a Li, como si entendiera todo lo que le había pasado, como si los dos fueran cómplices de un secreto doloroso y después se desmayó a lado de la piscina, había descubierto que de desearlo podía leer los recuerdos específicos de una persona al tocarlo.
Recuperó el conocimiento cuando la luna ya iluminaba la noche y se apretó el cabello con desesperación.
¿Qué rayos le habían hecho a Li?
Eso era más que inhumano, eran niveles de crueldad que no parecían de este mundo. Su piel se erizó ante las imágenes que recorrían su mente, la muerte de los gemelos, la tortura a la que fueron sometidos cuando los encadenaron en la arena. Sintió el hambre y el miedo colarse en sus huesos y quiso borrar esos recuerdos de su mente, era demasiado, incluso para él.
Con razón Li estaba en los huesos y con razón no hablaba más allá de lo que le pedían, era un cuerpo vacío, lo habían asesinado en vida y aquello era el crimen más atroz que había visto en esta vida. Volvió a agarrarse la cabeza como si quisiera arrancarse el cabello por la desesperación, no sabía qué hacer, qué se supone que debía decirle, cómo debía reaccionar ante él. Nadie nunca lo preparó para vivir algo que no sabía que había pasado, eso estaba fuera de su control y se sentía perdido por primera vez desde que llegó a ese mundo.
Y entonces lo descubrió, así como él, Li estaba padeciendo las consecuencias de un destino que no correspondía al que deberían estar viviendo. Además, tomó una decisión, él ayudaría a sanar a Li, aunque eso significara desviar un poco su propósito en esa Escuela.
-"No entiendo esto Xiao Lang, por qué no se pueden utilizar símbolos clásicos para la elaboración de hechizos" –estaban en clase, después de la promesa que se había hecho Eriol se había convertido en la sombra del castaño.
Li no lo miró, era como si nadie estuviera hablando. No despegó los ojos del libro y pasó la página de forma pausada, lo que le permitió a Eriol ver la escayola en dos de sus dedos de la mano derecha, consecuencia de una fractura que soldó mal y que tuvieron que volver a romper el hueso para alinearla.
Entre los recuerdos robados estaba la primera visita de Xiao Lang al médico, según la temporalidad del recuerdo llevaría dos días de vuelta en Hong Kong, el médico lo atendió en su habitación y le pidió que se quitara la ropa.
El castaño lo hizo con silenciosos movimientos sin mirarlo y sin reparar en nada. Las costillas sobresalían de sus costados y gran parte de su piel estaba de un color purpúreo como si se recuperara de golpes en todos lados. Su color era amarillo, como si su hígado tuviera una falla múltiple y sus ojos estaban hundidos en la delgadez de su rostro, mismos que eran enmarcados por unas profundas ojeras moradas.
Sus ojos estaban perdidos y oscuros, como si su pupila estuviera dilatada y su iris fuera completamente negro. El doctor pasó saliva, aquello era peor de lo que había imaginado. Recostó al joven Li sobre su cama y lo rodeó con una luz verdosa, ese era el mecanismo médico para examinar sus órganos internos.
Efectivamente había una falla en su hígado, cuatro de sus costillas estaban soldando por fracturas múltiples y su corazón latía más lento de lo normal. Era poco decir que estaba vivo de milagro. Y aunque su rostro no lo demostraba, sentía un dolor muy agudo en cada parte de su cuerpo.
Lo hizo girar para examinar los golpes en su espalda, habían utilizado una especie de látigo que desgarraba la carne a su paso, abriendo el músculo.
-"Te dolerá" –le dijo en el momento en que abrió sus heridas para limpiarlas y volverlas a cerrar, sin embargo, aunque cualquier persona hubiera soltado un grito de dolor, él no lo hizo, ni siquiera parpadeó.
El doctor aplicó una capa de energía color ámbar sobre las heridas de la espalda y le dijo que aquello le ayudaría a borrar las cicatrices, sin embargo, no sabía que las armas con las que había sido hechas eran mágicas e impedían que las marcas desaparecieran. Lo volvió a acomodar bocarriba y palpó sus costillas, no podía hacer mucho por esos huesos, aunque sí acomodó la desviación que tenía en la cadera y alineó las vértebras de su columna en su lugar. Hizo aparecer pequeñas agujas y las clavó al mismo tiempo sobre sus dos rodillas, había perdido todo el cartílago en esa zona.
Y sin quererlo, el doctor se preguntó qué era lo que le habían hecho al joven Li para dejar su cuerpo en ese estado. Era sólo un adolescente de 13 años, no podían haberle hecho todo ese daño en tan poco tiempo.
Además de que su corazón latía más lento de lo normal, tenía un alto grado de desnutrición, había perdido al menos 15 kilos desde la última vez que lo vio y todo su tono muscular había desaparecido. Su cráneo tenía múltiples fracturas también, e incluso parecía que habían cortado el costado de su pantorrilla izquierda en más de una ocasión, juraría que le hacía falta cerca de medio centímetro comparado con su pierna derecha. También dos dedos de su mano estaban chuecos y le faltaban tres dientes.
-"Tendrás que acudir al hospital para que el cirujano arregle tu mandíbula" –le dijo y el menor de los Li no pronunció palabra. Según le dijo la matriarca no hablaba desde su llegada a Hong Kong.
Eriol pensó que aquello era extraño, a pesar de que eran recuerdos que había adquirido por tocar a Xiao Lang no se veían como si fueran desde la visión del castaño, era más bien lo que las personas alrededor pensaban en ese momento, ese poder que había descubierto era tan asombroso como espeluznante.
El doctor le indicó a Li que ya podía vestirse y el castaño así lo hizo, en cuanto se abotonó la camisa miró al doctor una fracción de segundo y volvió a dirigir la mirada hacia las sombras y formas en su habitación.
Antes de salir el médico se inclinó como despedida diciéndole que un criado traería sus medicamentes y que le dejaba las instrucciones en un papel en la repisa de su cama. Xiao Lang se sentó en la sala de su habitación, tomó uno de los múltiples libros que había ahí, recargó la espalda en el respaldo y no notó la mirada de lástima que el doctor le dio al cerrar la puerta.
El Eriol de la segunda dimensión (el adolescente) salió del recuerdo y volvió a tomarse el cabello con desesperación y notó que estaba solo en la biblioteca, seguir a Li de un lado a otro no estaba teniendo resultados positivos, todavía no le había sacado ni una mirada y mucho menos una palabra y ya iba a cumplir un mes en la escuela.
-"Ni yo creí que fueras tan retorcido" –dijo en voz alta, aunque no sabía si le decía a Clow o al destino.
Al siguiente día decidió que su esquema de persecución-acoso hacia Li se intensificaría, derribaría sus barreras costara lo que costara.
-"Buenos días querido descendiente" –el castaño movió una ceja ante el nombre que le había dado, ciertamente esperaba que Hiragizawa se esfumara ante su mutismo, pero no lo hizo y aquello lo estaba empezando a molestar. –"¿Algún día me dirigirás la palabra?" –el castaño siguió con su lectura sin que la voz del de lentes lo sacara de su concentración. –"Haré que me hables" –le dijo con decisión y el castaño siguió con su lectura.
Eriol perseguía a Xiao Lang como un perrito hambriento persigue a quien lo alimentó una vez, le hablaba sin esperar contestación, le contaba cosas, caminaba a su lado en los cambios de clases y hasta lo acompañaba a su habitación al final del día.
Era su sombra.
Xiao Lang ni siquiera lo miraba y a pesar de eso Eriol no mermaba su intento, le preguntaba cosas que nunca tenían respuesta y hasta hacia bromas sobre lo delgado que estaba y lo mucho que le había crecido el cabello. Pero nada rompía el caparazón del castaño, era una barrera infranqueable que parecía no tener fisuras.
Se aprendió sus rutinas, el menor de los Li era el primero en llegar a clases, siempre con el uniforme pulcramente puesto; atendía de forma silenciosa la clase de artes marciales, se duchaba rápidamente y se iba a su habitación por el uniforme gris que siempre se le veía demasiado grande a pesar de que había sido hecho a su medida.
Regresaba a clases fresco y aunque se estaba recuperando lentamente, las ojeras no desaparecían, todavía no podía conciliar el sueño sin tener pesadillas. Había escuchado los rumores de que en los primeros días se escuchaban los gritos de Li por todo el pasillo, por eso habían decidido darle la habitación más alejada del edificio y aunque según se decía algunos alumnos habían tomado la decisión de ir a ver a Li en las madrugadas cuando había gritos desgarradores, nunca abría la puerta y al día siguiente continuaba igual.
Xiao Lang atendía las clases y no hablaba a menos que le fuera preguntado algo directamente, siempre de forma correcta, sin dubitativos y con el tono de voz plano y claro. Era como si siempre supiera cual era la respuesta que los maestros esperaban.
En los desayunos, comidas y cenas no intercambiaba ni miradas con las personas que se sentaban a su lado y cuando alguien excedía su límite de palabrerías simplemente se iba. Lo más cercano a una respuesta que había recibido Eriol fue que el castaño le levantó la mano enfrente de su cara para callarlo, pero no más. Al terminar las clases, Li se iba a su habitación y leía por horas, no veía televisión y casi no se sentaba enfrente de la computadora a menos que fuera necesario.
Y al día siguiente era lo mismo, y al siguiente y al siguiente…
Eriol se acostumbró a hablar con Li como si hablara consigo mismo, respondiéndose cosas y haciéndose preguntas que él tenía que afirmar o negar. Rápidamente los demás alumnos empezaron a asociar al castaño y al de lentes y no porque tuvieran una relación amistosa, sino porque más bien Eriol era el acosador personal de Xiao Lang.
Una tarde, cuando ya habían transcurrido seis meses de la llegada de Eriol a la escuela, éste se sentó debajo de uno de los árboles del jardín, justo donde Xiao Lang leía el tercer tomo de Historia de la Magia, libro que parecía que había sido escrito hace más de un siglo, juraría que salía polvo cada que cambiaba de página.
-"¿Eso corresponde a un curso de Avanzado no?" –le dijo Eriol mientras estiraba las piernas y el castaño no lo miró. –"¡Ah querido descendiente, hoy hace mucho calor!"-.
-"No me vuelvas a llamar así" –Eriol creyó que estaba alucinando, incluso se inclinó hacia enfrente y acomodó sus gafas, que en ese entonces tenían el contorno grueso y negro. Después de darse cuenta que efectivamente el castaño le había hablado a él, sonrió como nunca antes lo había hecho, lo que ocasionó que el menor de los Li frunciera el ceño.
Lo había logrado, había cuarteado la muralla de Xiao Lang.
Los golpes en la puerta lo despertaron de su sueño, abrió los ojos y derivado de la miopía no pudo identificar con claridad la hora de su reloj, pero supondría que eran cerca de las nueve de la mañana, los rayos del sol que se colaban por la ventana le daban algunos indicios.
-"Me pediste que te despertara a las nueve treinta sino estabas despierto aún" –dijo sonriente como siempre Akisuki y entró al cuarto con una bandeja de café y bollos que parecían ser recién hechos.
-"Gracias" –dijo Eriol al momento en el que se sentaba en la cama y tomaba sus gafas.
-"¿Tuviste suerte?" –el de lentes negó con la cabeza. –"¿Te inducirás al sueño hoy entonces?"-.
-"Sí, no quedará más remedio. Aunque mi sueño de anoche me ayudó a recordar algo, hay un pergamino donde seguramente está escrita la maldición. Tuve ese viaje dimensional cuando entré a la ESCO y lo había olvidado, lo más seguro es que esté en la Escuela, así que tengo una pista más para seguir, pero ahora esperaré un par de semanas más aquí para poder rastrear si dentro de los recuerdos de Clow está la ubicación de los sellos" –la pelirroja no entendía bien lo que le estaba diciendo, aunque tomó una nota mental en caso de que Eriol lo olvidara con el paso de los días.
-"Saldré unas horas" –además de que tenía pendiente una conversación con Tomoyo, sobre todo, por lo que había pasado el día anterior. Tuvo una presión extraña en el vientre. Para eso definitivamente que no estaba preparado, podría tratar de detener una maldición casi milenaria, pero no enfrentar a una chica de ojos amatistas.
–o0O0o–
Tomoyo se puso un lápiz azul de dibujo detrás de la oreja y miró su reloj de pulsera, ya iban a ser la once de la mañana y ella no había ido a casa a dormir pero había terminado todos los diseños. Solo le faltaba coser algunos de los detalles que estaban pendientes, pero ya tenía los maniquíes montados, sólo un par de horas más y podría irse a decansar.
Se estiró y dejó los lentes sobre la mesa de trabajo mientras el lugar se empezaba a llenar de personas.
-"Tomoyo querida, es la misma ropa que traías ayer ¿cierto dulzura?" –Allan un típico inglés la miro de arriba abajo mientras se quitaba la gabardina. –"¿Ya terminaste?"
-"Sí y sí" –contestó la amatista y agradeció enormemente la taza de café que le ofrecía.
-"Es hora de ir a casa preciosa, todavía tienes unas horas por la noche para dejar todo listo para mañana. ¿Irás a la gala de beneficencia?"-.
-"Me están aturdiendo tus preguntas, así que mejor ocuparé esta dosis de cafeína para llegar a casa. Nos vemos Allan" –tomó su bolsa que ya casi no pesaba, sus lentes oscuros y su gabardina y recibió la extrañamente soleada mañana en Londres, aunque eso no implicaba que el ambiente no fuera lo suficientemente húmedo como para usar algún tipo de abrigo, extendió la mano para detener un taxi y dejó que el cansancio se fuera apoderando lentamente de ella.
Cuando se disponía a entrar a su casa una silueta conocida salió de algún lugar misterioso y todo su ser se retorció, al grado que sintió como su piel se erizaba y como el sonrojo le iniciaba en las mejillas y le ocasionaba un cosquilleo en la nuca.
Eriol la estaba esperando afuera de su casa.
Y vaya que nunca pensó que esas palabras formarían una frase de tanto impacto para ella.
-"Hola Tomoyo" –y ella no pudo evitar sonreír después de que dijera su nombre con ese tono risueño.
-"Hola Eriol" –y abrió la puerta de su casa para dejarlo pasar y sintió como el cansancio se volvía ansiedad. –"Sí, es la misma ropa de ayer y no, no vine a casa, trabajé en el estudio toda la noche" –Eriol se sintió un poco avergonzado de que ella contestara las preguntas que se estaba haciendo de forma mental después de verla detenidamente unos segundos.
-"Lo siento, debes estar agotada. Será mejor que me vaya" –su lado inglés operando con toda la cortesía que tenía disponible.
-"No es para tanto, una ducha y quedaré como nueva. Solo te pido unos minutos, estás en tu casa. Puedes hacer té o café si lo prefieres, todo está en la cocina" –no le dio oportunidad para insistir en irse, así que antes de que se diera cuenta ya estaba buscando el café en las repisas superiores para descubrir con fascinación que tenía una prensa francesa, lo que reflejaba su gusto por el café de altura.
Abrió el refrigerador y algunos cajones y puertas y descubrió que tenía los ingredientes suficientes para hacer una ensalada y un poco de pan francés, así que sin dudarlo se dobló las mangas de la camisa y empezó a cocinar.
Tomoyo por su parte cerró la puerta de su habitación y se recargó sobre ella con los ojos cerrados, el huracán de cabello azulado otra vez estaba en su casa y estaba empezando a pensar que podía acostumbrarse a eso, de verdad, era como si todo su departamento estuviera diseñado para él, se le veía cómodo y hasta contento.
¿Por qué pasaba todo eso?
¿Era simplemente que estaban construyendo una amistad por tener amigos en común?
No. Eso definitivamente no era sólo amistad.
Ayer juraría que la iba a besar.
¡Hasta se había quitado los lentes! Aunque se arrepintió, ella lo notó en su mirada, primero fue complemente oscura, justo cuando le tomó el mentón y la obligó a reconocer su colonia fresca; y después, se volvió clara, como si sus ojos fueran dos océanos en calma y se alejó de ella.
Sí, así como lo escuchan.
Se alejó.
Aunque después Tomoyo cayó en cuenta de que su hada había tirado un par de rollos de tela interrumpiendo cualquier tipo de intención por parte del de lentes, así que ella se quedó congelada unos segundos en la misma posición mientras Eriol se dirigió hacia la zona donde provenía el ruido.
Regresó con una cara que parecía de confusión mientras su hada sacudía las alas como pensativa. Y aunque Eriol estuvo cerca de una hora más con ella, la velada se había vuelto un poco tensa, al grado que atravesaron largos momentos de silencio que si bien no fueron incómodos, reflejaban que ambos necesitaban tiempo a solas.
-"De nuevo disculpa las molestias que hemos ocasionado" –dijo Eriol al momento de despedirse.
-"Sabes que no es una molestia. Lo cierto es que necesitaba un amigo y has llegado en el momento preciso" –le dijo Tomoyo en un tono excesivamente sincero.
-"No existen coincidencias en este mundo. Descansa Tomoyo" –se alejó hacia su auto cuando la tarde ya estaba iluminando el cielo de Londres.
Y ahora, un día después de esa despedida estaba en su cocina haciendo café mientras ella terminaba de vestirse.
¿Qué era lo que estaba pasando?
¿Por qué desde que se encontraron no han pasado 24 horas sin verse?
Mientras se secaba un poco el cabello trató de reunir el valor para salir de su habitación, él había estado esperándola fuera de su casa, y si bien en cualquier otro momento se habría sentido molesta por esa invasión a su privacidad, ahora se sentía profundamente intrigada.
¿Qué sientes por Eriol?
Le dijo la voz, esa voz que siempre está presente en los peores momentos de la vida, haciendo preguntas incómodas y que uno no siempre tiene el valor de contestar. Llevaba una semana viéndolo, no se pueden desarrollar sentimientos profundos en ese tiempo.
-"Está listo el café" –le dijo una voz detrás de su puerta y se quedó helada, el estómago le dio un vuelco y la garganta se le secó. No pudo contestar.
Tal vez sí se podían desarrollar sentimientos en una semana.
Se miró al espejo antes de salir y se dijo que aquello debía ser natural, una reunión casual de personas que se están volviendo amigos. Nada más.
Salió y se le encogió el corazón. Estaba Eriol sentado en el sofá leyendo uno de los libros de Virginia Woolf que tenía en la sala, con toda la calma del mundo, como si hubiera hecho eso todos los días de su vida. En la mesa de centro notó platos con comida y dos tazas de café que humeaban.
-"Me encanta ese texto" –le dijo Tomoyo mientras ocupaba el sillón a su lado, con una enorme sonrisa que hizo que Eriol se sintiera avergonzado por revisar sus cosas mientras la esperaba.
-"Sin duda Orlando es de sus mejores libros" –cerró el libro y le regresó la sonrisa. –"Supuse que tendrías hambre, hice un poco de ensalada y pan francés, encontré algunas mermeladas también" –se acercó a la mesa y le ofreció una taza de café y un plato con pan.
-"No era necesario Eriol" –tomó lo que le ofrecía y sintió de nuevo la calidez invadirle el cuerpo, hasta se le había olvidado que estaba cansada por no haber dormido ni una hora en toda la noche. -"No sabía que fueras bueno cocinando" –confesó al morder el pan.
-"Los ingleses lo somos, nos gusta la buena comida y el buen té, aunque yo siempre he sido extraño y prefiero el café" –nuevamente Tomoyo respondió su comentario con una enorme sonrisa, ella también prefería el café. –"¿Terminaste con los diseños?".
-"Sí, sólo tengo que volver al taller a afinar unos bordados que son a mano, pero todo está listo para mañana en la noche. ¿Irás a la presentación? Puedo conseguirte unos boletos" –le dijo de forma natural mientras le daba un trago al café.
-"Me encantaría ir. También está la velada de beneficencia de pasado mañana, me dijiste que tu familia era parte de los organizadores ¿no?" –Tomoyo asintió. –"¿Quieres ir conmigo?" –la amatista se quedó helada, era su imaginación o estaban pactando dos citas para los siguientes dos días.
-"Claro" –y después de nuevo la calma.
-"¿Qué es esto Tomoyo?" –preguntó Eriol después de unos minutos en apacible silencio. –"¿Nosotros?" –se señaló y la señaló a ella. –"Me gustas" –se lo soltó con tanta franqueza que la de cabello azabache abrió los ojos como platos y lo miró sin poder parpadear. –"No sé qué está pasando, pero sé que me gustas" –le sonrió como liberado. –"No es que esté esperando nada de tu parte, sólo me pareció que tenía que decírtelo".
-"Y-yo" –tartamudeó un poco pero tomó aliento como para tranquilizarse. –"No sé qué está pasando, llegaste de repente, y terminamos en esto. Tú también me gustas" –se sinceró.
Eriol se puso de pie y sin dudarlo ni un segundo se inclinó hacia ella hasta que la fragancia de vainilla de su cuello le envolvió los sentidos. Se quitó los lentes y sin más dudas en su rostro cerró los ojos para buscar sus labios.
Y los encontró.
Tomoyo apretó con ambas manos la tela del sillón cuando sintió los labios de Eriol sobre los suyos, era una caricia suave, como un saludo hacia lo desconocido, pero que bastó para despertar todas las células de su cuerpo, que una a una le daban la bienvenida a la calidez que emanaba el cuerpo del otro.
La caricia no fue demandante, un beso suave, casi como un suspiro.
La calidez de los labios del otro era suficiente. Eriol puso su mano en la nuca de ella y acarició su cabello, demostrando como la suavidad y humedad que todavía guardaba lo estaban volviendo loco. Loco de verdad, ni siquiera tenía la intención de hacer nada de lo que estaba haciendo, ni de decir todo lo que dijo, pero con ella todo era diferente, era un mundo nuevo y de verdad quería conocerlo, todo, en su complejidad y diversidad, quería conocer todo lo que era Tomoyo Daidouji.
La mujer de los ojos más hermosos que había visto en su vida.
Rompieron el contacto y vinieron las miradas.
Y vaya que se miraron profundamente. Azul y amatista que sin saberlo estaban aceptando dar un paso hacia la perdición del enamoramiento, o hacia el infierno y locura del desamor, pero lo harían. Sin más que lo que eran, lo harían.
-"Deberíamos comer" –dijo Tomoyo y Eriol sonrió, sabía que había ido demasiado lejos con el beso, pero antes de retirarse de su lado le tomó la mano y le plantó un nuevo beso entre los nudillos. Ella lo miró sonrojada y enternecida.
¿Sólo se vive una vez no?
Y si la premisa de que las cosas no sucedían sin ninguna razón era cierta, ambos estaban predestinados a atravesar por eso, fuera bueno o malo. Fuera la mejor decisión que tomaron en su vida, o la peor.
Al final, así es el amor ¿no? Las personas se arriesgan y se lanzan al vacío sin nada más que la posibilidad de vivir algo inolvidable. Y sin duda para ambos, lo que sea que pasara en esos días futuros sería inolvidable.
Se alejó de ella y regresó a su lugar en el sofá y sin darse cuenta la tarde llegó rápidamente después de varias horas de charla, con la confianza y comodidad de dos personas que parece que se conocen de toda la vida.
-"Te llevo al taller" –de nuevo no estaba preguntándole nada.
-"Un día sólo te diré que no, todo parece indicar que no estás muy acostumbrado a preguntar las cosas" –le dijo ella mitad en broma y mitad enserio. –"No soy de las mujeres que gusten de que los hombres decidan por ellas Eriol. Ni soy, ni lo seré".
El de lentes le abrió la puerta del coche.
-"Lo suponía. ¿Quieres que pase por ti al terminar?" –le dijo mientras cerraba la puerta y entraba a ocupar su lugar frente al volante. –"Debes darme crédito, pregunté" –el tono que utilizó fue el de un niño travieso. –"Estaré atendiendo unas cosas hasta bastante tarde y me gustaría traerte a casa en vista de que no pudiste dormir y terminarás exhausta" –nuevamente a Tomoyo se le apretó el corazón.
-"Te aviso cuando esté por terminar" –Eriol se levantó los lentes con el dedo índice y giró el volante dirigiéndose hacia una dirección que aparentemente sería de las que más frecuentaría durante esos días.
Tomoyo no esperó a que le abriera la puerta y tomó su bolso.
-"Nos vemos en la noche" –el de lentes sonrió y espero a que ella entrara al taller antes de encender el auto. Tomoyo procuró no voltear antes de entrar y nuevamente se quedó recargada en la puerta con los ojos cerrados mientras su corazón le bombeaba tanta sangre por el cuerpo que podría reventar en cualquier momento. Literalmente.
Para su fortuna el taller estaba vacío nuevamente, por lo que pudo hacer caras ridículas y suspirar todo lo que quiso mientras hacia el esfuerzo por terminar de trabajar. Estaba tan desconcentrada que en un momento de frustración le pegó a la mesa y se dijo que Eriol Hiragizawa tenía que dejarla trabajar o nunca sería una diseñadora de alta costura.
Decidió poner música. Lykke Li siempre la ayudaba a concentrarse, así que conectó su Ipod y las suaves notas de la voz de la cantante le dieron la concentración que le hacía falta. En el reloj de la pared decía que eran las nueve y quince.
Exactamente cinco horas después estaba cortando el último hilo del bordado que estaba realizando y miró a sus maniquíes completamente montados y listos para el evento de la noche. Lo cual, le daba un par de horas para ir a dormir a casa y luego regresar para revisar con los modelos el orden de la pasarela y hablar con los otros diseñadores sobre las rutinas que se llevarían a cabo.
Anotó en una pequeña libreta negra los pendientes que tenía que revisar y agendó la reunión con los otros diseñadores a las doce y media, por lo que prácticamente podría dormir cinco horas, considerando el tiempo que necesitaba para platicar con los modelos.
Suspiró y miró su teléfono.
¿Debía escribirle?
Una vez terminadas todas sus responsabilidades ya podía bobear sobre lo que sentía por Eriol.
¡La había besado!
Y no es que no la hubieran besado antes, digamos que el hecho de que su Madre haya optado por una educación más occidental que oriental hizo que ella dejara de lado muchos de los tabúes de la cultura japonesa sobre las relaciones interpersonales muy joven. Sin embargo, eso no dejaba de lado la idea de que la había besado y tenían una semana juntos, e incluso una semana de conocerse si uno se pone estricto, ya que cuando eran niños nunca cruzaron más de dos palabras.
Miró nuevamente su teléfono y se lo puso sobre la barbilla. No quería sonar cliché, pero estaba en el umbral de entablar una relación amorosa y vaya que eso si tenía que pensarlo, su vida era ordenada y feliz, no sabía si había espacio para el huracán de cabellos azules que literalmente quería arrasar con todo a su paso.
Eres demasiada analítica, por una vez en tu vida Tomoyo Daidouji, has algo sin planearlo.
Esa voz molesta otra vez.
Era cierto, ella no dejaba las cosas al azar y mucho menos a la casualidad, todo estaba meticulosamente planeado, desde el inicio hasta el final. Y Eriol era la antítesis de eso, él venía a trastocar su vida desde lo profundo y siendo sinceros, no sabía si estaba lista para eso. Ni ahora, ni nunca.
Guardó su teléfono y recogió sus cosas.
No lo llamaría. La aventura llamada Eriol debía terminar así como inició, ella ya tenía organizadas sus prioridades y un amor no era una de ellas.
Tomó las llaves del taller, se puso su abrigo y caminó hacia la salida mientras llamaba a un taxi. Sin embargo, las luces de un auto la cegaron ligeramente justo cuando estaba en la calle, la voz en el teléfono le pidió que confirmara sus datos, sin embargo, canceló el servicio.
Sí, adivinaron.
El huracán Eriol estaba esperando por ella afuera del taller.
-"Sabía que no me llamarías" –le dijo a forma de saludo y le tomó la mano para conducirla al auto. –"Pero no iba a poder dormir en paz si no te llevaba a casa. Disculpa, pero soy demasiado obsesivo con este tipo de cosas, supongo que mis raíces inglesas" –Tomoyo perdió el habla. No sólo por la calidez y el ligero choque eléctrico que le produjo el hecho de que le tomara la mano, sino por la sinceridad en sus palabras y la forma en que la había esperado quien sabe cuánto tiempo afuera del taller.
-"Eriol" –su voz salió como atropellada. Estaba asombrada por la forma en que había leído sus intenciones desde el principio.
-"Hagamos algo" –le interrumpió. –"Llevemos las cosas más despacio, creo que debo ofrecerte una disculpa por lo de hace un rato, no quise ofenderte ni nada similar. Sólo hay que darnos la oportunidad de conocernos y ver qué sucede, las posibilidades son infinitas" –lo decía lleno de convicción, como si estuviera disfrutando todo lo podría pasar.
-"No sé si estoy lista para esto Eriol" –le dijo ella correspondiendo a su sinceridad. –"No me siento ofendida y no tienes por qué ofrecerme una disculpa por lo de hace un rato, no era como si yo no quisiera hacerlo. Pero creo que estás esperando cosas que tal vez no pueda darte ahora" –lo miró a los ojos y otra vez su corazón se encogió. –"Todo en mi vida está demasiado ordenado como para un algo con cualquier persona" –dijo esto último con pesar.
-"¿Estamos terminando sin haber empezado?" –repuso irónico Eriol. –"Está bien, lo entiendo. Yo tampoco estoy en condiciones para ofrecerte nada, ni para exigirte nada" –se estacionó afuera de su casa. –"Supongo que esto debe ser como un adiós, ¿no?" –le tomó la mano y se permitió darle un beso entre los nudillos nuevamente. –"En agradecimiento por el tiempo, ha sido maravilloso".
-"Lo ha sido para mí también. Adiós Eriol" –tomó su bolsa y salió del coche, mientras él la miraba alejarse, sin duda alguna era uno de los días más extraños que había tenido en su vida reciente.
Sonrió.
Te han rechazado Eriol Hiragizawa y debes vivir con ello.
Le dijo la voz en su cabeza y de nuevo sintió que le embriagaba una sensación de emoción, de verdad que la joven de ojos amatistas no estaba dimensionando lo que le estaba haciendo a su cabeza. Lo había enloquecido en una semana y lo había sacado de su rutina para después decirle que no podía tener un espacio en su vida. Era casi como él, él nunca tenía espacios para nadie en su vida, pero por primera vez, quería ganarse un espacio en la vida de alguien.
Y bueno, no había perdido la batalla aún.
Decidió que no era una buena noche para inducirse al sueño de investigación que tenía planeado, así que rogó porque Morfeo le diera algo de claridad sobre la razón por la que estaba en Londres, sin embargo, su subconsciente le arrojó imágenes de Tomoyo durante toda la noche, así que aunque su sueño fue placentero, no fue precisamente positivo para su propósito principal, que es descubrir lo que pueda sobre la maldición de la ESCO.
Pero eso sería después.
¿También se merecía un poco de tiempo para él, no? Además, ya había hablado con el Director sobre la necesidad de aplazar su estadía en Londres, así que no tendría problemas.
Salió de la habitación y de la casa con un firme propósito, iría a la pasarela de Tomoyo.
–o0O0o–
Xiao Lang iría a cenar esa noche a su casa y como cada jueves, sucedía algo dentro de su cuerpo que le producía pequeñas explosiones. Una sensación de nerviosismo y miedo, miedo sobre sus sentimientos y sobre lo que se estaba despertando en su corazón por aquel joven de mirada perdida como si no tuviera alma.
Aunque también le estaba embargando una sensación de tristeza como nunca antes, por un nombre que la atormentaba.
Sakura.
¿Quién era esa persona? ¿Por qué Xiao Lang la había llamado así?
Fei Han sabía que no podía preguntarle a nadie sobre ella, y eso la llenaba de impotencia, era una necesidad de saber, de conocer a la persona que estaba dentro del corazón de Xiao Lang. No había otra manera, no podía vivir sin saber quién es.
Se levantó de la cama haciendo tintinear las pulseras de plata sobre su delgada muñeca, se acercó hacia la puerta que albergaba su estudio y levantó la tapa de su laptop. Era inútil, lo sabía, pero la buscaría en Internet.
Abrió Google e insertó Sakura y Xiao Lang Li, pero no apareció nada.
El buscador le arrojó las páginas de chismes sobre su prometido, la prensa siempre se había interesado por el menor de los Li y líder del clan Dragón. Incluso le apareció la liga hacia la página del club de fans de la escuela de Hechiceras, pero nada más. Decidió buscar en imágenes para ver si encontraba alguna foto, pero no.
Sólo había muchas de él, con la cara de póker y sin ningún gesto de alegría o empatía. Recordó repentinamente que su prometido había estado un par de años en Japón, así que decidió hacer la búsqueda en japonés. Sin embargo, el resultado fue el mismo, ninguna página web le daba indicios de alguna relación.
Llegó a la última página de resultados después de varias horas de observar imágenes sin sentido, hasta que un link le mostró la foto de una foto, en ella decía Primaria Tomoeda. En la imagen había ocho personas, niños de entre diez y once años y se alcanzaba a leer un pequeño letrero que decía segundo salón de cuarto año.
Recorrió las primeras caras, ninguna le era familiar. Al final de la foto había dos personas, una chica de cabello negro con dos coletas largas y ojos rubí, tomando del cuello a un joven de cabello castaño y ojos igual que el ámbar.
Sintió que las piernas y las manos le empezaron a temblar, esos eran Mei Ling y Xiao Lang, no había duda de ello, sólo tendría que regresar al salón de la casa de la pelinegra donde vio fotos de la infancia de ambos para corroborarlo, porque en la Mansión Li no había ni una sola foto de ningún miembro de la familia.
Descartó de inmediato al otro chico que estaba en la foto, eso le dejaba cinco chicas más, una de lentes y cabello corto; una de cabello rizado y corto; otra con dos coletas largas y castañas. Y dos más, una con cabello azabache largo con una cinta rosa y otra de ojos verdes y cabello castaño con dos coletas y prendedores rojos.
¿Cuál de ellas era Sakura?
Porque debía ser alguna de ellas.
Xiao Lang regresó de Japón a los once años, eso lo sabía de memoria, él era como una leyenda y todas las mujeres de su edad en China sabían todo sobre el único varón del clan Li. Después de eso, atravesó un periodo siniestro de destierro donde nadie sabe cómo sobrevivió, algunos cuentan que mató a su captor antes de que él lo matara, otros cuentan que escapó de lugar y que tuvo que regresar por sus propios medios. Otros más escandalosos dicen que mató a los chicos con los que estaba capturado para obtener su libertad.
Ese fue el precio que tuvo que pagar, matar a más de diez niños con sus propias manos.
Cualquiera de las posibilidades la estremecía y aunque se muriera por saber la verdad, jamás le había preguntado por esa etapa. Bueno, digamos que él no es muy conversador tampoco, así que no era que tuvieran las pláticas más profundas cuando estaban juntos. Bueno, regresando al punto, después del regreso de su destierro Li no ha estado con ninguna mujer hasta el día de su compromiso.
Supuestamente Li jamás ha sido retratado o visto con una mujer desde los trece años. Y había dos posibilidades, o Xiao Lang era la encarnación de la discreción, o eso era cierto. Lo cual dejaba entrever que Sakura debería ser alguien de su periodo en Japón y bueno, el nombre es japonés, así que tal vez alguna de las cinco jóvenes que miraban sonrientes hacia la cámara era Sakura, sólo faltaba saber quién.
Los ojos le ardieron por mirar fijamente a la pantalla, así que guardó e imprimió la imagen.
Sin embargo, golpes en la puerta y la cara consternada de una de sus mucamas la volvió a la realidad.
-"Ya debería estar en el Salón, señorita" –Fei Han maldijo todo lo que pudo y se levantó estrepitosamente para que su asistente personal le ayudara a cambiarse y saliera de sus habitaciones con diez minutos de retraso.
Se levantó el vestido y corrió sin que nadie la viera por uno de los pasillos de la mansión Li hasta que llegó al salón principal donde fue anunciada. Li y la Matriarca Ieran hablaban sobre cualquier cosa respecto al clan y la miraron fijamente cuando apareció en el umbral.
Fei Han se inclinó como disculpa y soportó con fuerza la mirada inquisidora de la Jefa del Clan Li.
-"Espero que no hayas corrido Fei Han, la futura…" –mierda, pensó Fei, cómo es que la mujer frente a ella sabía las cosas con tanta certeza y con tanta facilidad. Y empezó el regaño habitual sobre las obligaciones de la futura esposa del líder del clan y ella se mantuvo quieta con la mirada sobre sus zapatos.
-"Cenemos, tengo que volver a la ESCO pronto" –cortó Xiao Lang y ella le agradeció mentalmente la interrupción, ya que de lo contrario el regaño seguiría por varios minutos.
Caminaron hacia el comedor principal, Fei Han iba detrás de ellos con una sonrisa entre nerviosa y triste. Su vida era una rutina prestablecida con días de anticipación y ella no podía controlar ninguno de sus horarios, lo único que podía hacer era ceñirse a los plazos y cumplirlos al pie de la letra.
Como siempre la Matriarca ocupó el puesto en la cabecera del gran comedor y ella quedó frente a Xiao Lang. El castaño le dio una sonrisa leve que bastó para derretirle los huesos y sonrió como boba en respuesta. Los criados empezaron a servir y ella no podía borrar la sonrisa de su rostro, por lo que respondió tarde a los cuestionamientos de Ieran.
-"Fei Han, no me gusta tener que repetirte las cosas dos veces" –dijo como regaño y ella casi se atraganta con la sopa verde. –"Coméntale a Xiao Lang cómo va tu formación sobre los deberes de una esposa" –ella movió la cabeza afirmativamente, tragó y se limpió los labios con la servilleta de forma delicada, como quien está acostumbrada a los modales de mesa desde el nacimiento.
-"Estamos por concluir el módulo sobre la Historia del Clan. Después de ese sólo quedan Negocios Internacionales de los Li y Obligaciones en Casos Excepcionales" –Ieran y Xiao Lang asintieron, el último módulo se refería a los deberes de la esposa del Líder ante su muerte, mismo que fue impulsado por Ieran, ya que nunca antes se había tenido que nombrar a una Matriarca, lo que ocasionó conflictos después de la muerte de Hien Li. Esa situación le dio demasiado control a los Ancianos del Consejo hasta que el nuevo líder estuviera en edad de asumir el cargo.
Nadie más habló durante el resto de la cena. Sólo cuando les estaban sirviendo el café Ieran y Xiao Lang tuvieron un intercambio de palabras sobre la ESCO, lo que ocasionó una ligera alteración en el tono de voz de ambos, apenas perceptible para cualquier persona. Sin embargo, las normas decían que ella no podía prestar atención a las conversaciones que no estuvieran dirigidas hacia ella exclusivamente, por lo que no escuchó lo que había ocasionado la tensión entre madre e hijo.
El estómago le dio la vuelta cuando llegó el momento de su rutinario paseo por el jardín, mismo que era escoltado por las damas de la Matriarca. Siempre era en silencio, por eso Fei Han se sorprendió de que el castaño le empezara a hablar.
-"Seré el líder más poderoso que haya habido en este Clan" –ella se quedó impávida y abrió los ojos sorprendida por la fuerza de sus palabras. –"Tendrás que estar lista para lo que vendrá, porque no me detendré ni por ti, ni por nadie" –aquello le pareció una declaración de guerra a Fei Han por lo que sólo atinó a asentir. No supo si tenía que decir algo ante sus palabras, por lo que después se quedó en silencio.
Regresaron a la mansión y Xiao Lang ni siquiera la miró antes de partir, por lo que la hirió en el fondo de su corazón. Ella sabía que él era diferente con ella, pero ahora no tenía certeza sobre lo que pasaría en el futuro, él quería poder y las personas que ansían el poder así no tardan mucho en consumirse a sí mismas y a las personas a su alrededor.
Tembló y no por frío, así que se abrazó a sí misma y caminó lentamente a sus habitaciones. El dolor en su pecho la consternó por lo que entró a cuarto y no encendió la luz. Se dejó caer en la cama y se puso en posición fetal, abrazando con fuerza su almohada, eso no se suponía que tenía que pasar así. Ella había ganado el tesoro deseado por todas las mujeres de China.
Xiao Lang Li sería su esposo, llevaría a sus hijos en su vientre y aun así, se sentía vacía. Como un cascarón sin nada adentro, como una muñeca de barro que se rompería en cualquier momento. Se le empezó a formar un nudo en la garganta.
El sonido de su teléfono le hizo dar un respingo asustada, por lo que se levantó a tomarlo del buró con la esperanza de que fuera Xiao Lang para disculparse por su frialdad.
-"No cuelgues Fei" –le dijo una voz grave y profunda del otro lado de la línea y no pudo evitar que el peso de su cuerpo fuera demasiado para sus rodillas y cayó al suelo con el teléfono apretado contra el oído y el cuerpo temblando.
-"¿Quién te dio este número?" –dijo con media voz.
-"Nadie podrá detenerme Fei" –por segunda ocasión en la noche escuchaba esa sentencia de dos personas diferentes, de dos hombres completamente diferentes pero que tenían el mismo efecto devastador sobre ella.
Colgó, apagó el teléfono y lo dejó a un lado. Después de estar cerca de un minuto sin saber qué hacer se dejó caer completamente al suelo y las lágrimas cayeron como un torrente por su rostro.
–o0O0o–
Xiao Lang regresó molesto a la ESCO, su madre seguía insistiendo en que lo mejor era retirarle la Dirección a Xiang Won y aunque ella no tenía el suficiente poder para hacerlo sola, los Enanos empezarían a presionar si ella lo deseaba, y lo cierto es que le enfurecía no tener el control del Clan todavía.
Si él tuviera el control del Clan, nada de eso estaría pasando y menos querrían imponerse sobre sus decisiones. Respiró, pronto tomaría el control de toda la Familia, solo faltaba un año y algunos meses más y se asumiría como nuevo Líder.
Entró a su habitación y vio cómo su hada giraba violentamente sobre el oso de felpa, pero en realidad no se preocupó por el bicho alado, era pésima durmiendo, siempre hacia ruidos y algunas veces hasta flotaba dormida.
Sin duda era la peor.
Se sentó en su escritorio después de mirar el reloj, eran cerca de las doce y para variar no tenía nada de sueño aunque su cuerpo estuviera tan cansado. La migraña había cedido algunos meses, sin embargo, abrió las gavetas de su escritorio y tomó dos pastillas, no quería arriesgarse a dolores severos estos días que necesitaba estar más alerta de lo habitual.
Abrió la ventana para sentir el frio del final del otoño sobre el rostro y miró fijamente la oscuridad de la noche.
¿Qué estaba pasando en la escuela?
Su tío le había dicho que estaba maldita. Pero, ¿qué tipo de maldición ocasionaba la muerte? No era un conjuro sencillo, tenía que estar diseñado para que la Escuela hiciera uso de sus propias fuentes de poder en contra de los que estuvieran en ella y para ello no solo se necesitaba demasiada fuerza, sino control de todos los elementos y además un importante sacrificio.
Respiró profundamente.
Y lo peor era que no era lo único que ocupaba su mente. También estaba cierta hechicera de ojos verdes que seguía desaparecida en el limbo de la vida y la muerte y de quien no lograba tener noticias a pesar de que llevaba cerca de dos años buscándola.
¡Dos años!
Y dices que no estás obsesionado.
Nuevamente la voz en su cabeza que quería tener protagonismo. Lo cierto es que cualquier persona pondría en duda su negativa a estar obsesionado con Sakura Kinomoto si se toma en consideración el hecho de que había hecho de forma sistemática diez llamadas al día a la que se decía su mejor amiga, Tomoyo Daidouji, misma que se había negado a responder el teléfono.
Regresó a su escritorio y realizó la última llamada del día, y el resultado fue el mismo. La voz electrónica le decía que el número no estaba disponible después de varios timbrazos, así que colgó. De nuevo esa pequeña decepción, era como si el mundo confabulara en su contra ahora que tenía posibilidades reales de saber el paradero de ella.
Parecía ser que lo único que tenía seguro era el peligro inminente en el futuro próximo. Primero si los Enanos encontraban a Sakura antes que él, y después si la ESCO continuaba en su intento de asesinar a sus alumnos.
Se sentó unos segundos y después tomó una decisión, regresaría a la biblioteca del Edificio B, donde estaban resguardados todos los libros de ese idioma extraño. Sabía que ahí estaba la respuesta.
Tomó su abrigo, violaría el toque de queda, pero sabía que no podría dormir y lo mejor sería ocupar esas horas en algo productivo. Se disponía a salir cuando el teléfono sonó.
-"Señor" –era la voz del investigador que llevaba el caso de ella. –"No existen registros que vinculen a Katsura Kenishi con Kinomoto Sakura. La información preliminar sólo lo relaciona a un clan menor de Japón, pero es todo lo que se sabe sobre ese nombre".
-"Debió haber estudiado con Kinomoto".
-"No Señor. No hay registros académicos con ese nombre".
-"Envíame el informe y sigue buscando. Necesito saber quién es Katsura" –y colgó antes de recibir cualquier otra respuesta.
Se quedó pensativo un momento, aquello era mucho más extraño de lo normal. Si Katsura no había estudiado con Kinomoto y además, no existía registro alguno que los vinculara, primero, ¿cómo es que sabía que ella era la Card Master? Y segundo, ¿cómo es que se decía tan cercano como para conocer sobre él, sobre su relación con ella? Miró fijamente la puerta que conectaba hacia la habitación de la peste y empezó a reflexionar.
En realidad nunca le había preguntado a su tío por qué había aceptado a un alumno tan extemporáneo en la ESCO, y cuáles habían sido las razones que motivaron el hecho de que ingresara directamente a Avanzado. Eso nunca había pasado, y si bien la peste era poderoso –aunque eso nunca lo admitiría en voz alta–, eso no le restaba importancia al misterio en torno al tarado de su compañero de cuarto.
Otra de las cosas que tendría que hablar con su tío.
¿Quién rayos es Katsura y por qué está en la ESCO?
Tomó su abrigo y salió de la habitación de forma silenciosa. Se escurrió como fantasma a través de los pasillos de la Escuela, despistó a dos vigilantes que estaban en el patio e ingresó al Edificio B. Esa parte de la ESCO había estado cerrada desde que tenía memoria, según había escuchado alguna vez, existía la intención de remodelarla ya que había sido la zona de los dormitorios de mujeres cuando la escuela era mixta.
Sin embargo, actualmente continuaba en ruinas y ellos tenían prohibido entrar a esa zona, supuestamente porque era insegura.
Brincó un par de maderas que estaban bloqueando la entrada e iluminó su mano cuando notó que nadie estaba cerca del edificio y que nadie se percataría de una luz. Empezó a caminar con dirección hacia la biblioteca, a pesar del tiempo que había estado deshabitado el edificio, al parecer nadie había realizado una limpieza del lugar, todavía se podían encontrar pertenencias en algunas habitaciones, como si simplemente lo hubieran dejado abandonado de un día para otro y nadie hubiera entrado desde entonces.
Avanzó más rápidamente, ya había estado una vez en esa biblioteca, así que aceleró las pisadas hasta que estuvo frente a una de las habitaciones más impresionantes que había visto en su vida, era altísima, casi el equivalente a diez o quince pisos de alto y estaba tapizada de libros, casi como si no hubiera un rincón sin algún tomo. Pareciera ser que los más recónditos secretos de la humanidad se estaban guardando en ese lugar.
Cuando recién ingreso a la ESCO había escuchado rumores sobre esa biblioteca y decidió aventurarse, sin embargo, fue descubierto por uno de los fantasmas del comedor, quienes de inmediato le dijeron al Director que el Li estaba en el edificio prohibido. Esperaba no volver a toparse con alguno de esos espíritus, eran demasiado fastidiosos.
Se aproximó a uno de los estantes y se quedó casi sin habla. Los libros estaban en blanco.
Lanzó un par de luces para iluminar mejor el lugar y siguió revisando. Al parecer algo o alguien habían borrado el contenido de cada una de las páginas de esos libros y las había dejado en blanco, sólo como si tuviera la intención de conservar los libros como un recuerdo de algo que nunca fue.
Soltó una maldición.
Lanzó un conjuro que le ayudara a revisar los libros con mayor rapidez, pero efectivamente, la bola de luz que había invocado no detectaba contenido dentro de ninguno de los libros de la habitación. Al parecer alguien tenía la intención de mantener en secreto todo lo que había pasado en esa época, a pesar de que era la clave para poder descifrar lo que estaba pasando en la Escuela.
La bola de luz se detuvo frente a un tomo y lo hizo levitar hasta Xiao Lang.
En el libro solo se podía leer una frase y no era en idioma antiguo, era mandarín.
Deja que las flores florezcan.
El castaño hojeó el libro y se dio cuenta que la frase estaba escrita miles de veces, en todas las páginas, con el mismo tipo de letra. No había nada más, ni título ni nada, era sólo un libro de pastas de piel color negro con hojas amarillas que decía la misma frase una y otra vez.
Xiao Lang tomó el libro y lo guardó dentro de su abrigo y salió de la biblioteca cuando escuchó ruidos afuera del edificio, al parecer ya iba a empezar el segundo turno de la vigilancia nocturna. Miró su reloj, pronto amanecería y lo único que había conseguido esa noche eran más preguntas que respuestas.
–o0O0o–
Todo parecía indicar que Tomoyo era la única diseñadora amateur que no estaba al borde del vómito o del llanto, a pesar de que se habían presentado muchas eventualidades durante la organización del desfile, ya había comenzado y las colecciones de sus compañeros ya estaban siendo mostradas por los altos y hermosos modelos londinenses. Le ofreció una botella de agua a una de sus compañeras y ayudó a una de las modelos a abrocharse los zapatos.
-"Pareciera que llevas en esto toda la vida Tomoyo" –le dijo el mismo inglés que le había ofrecido una taza de café el día anterior. Nadie sabía con exactitud su nombre real, pero todos lo llamaban Allan. –"Brillas con la misma luz que tus ojos dulzura" –siempre era así, confianzudo e irreverente, nada que ver con el típico carácter de un londinense reservado y apático.
-"Sé manejarme en condiciones de estrés Allan, eso es todo" –le dijo Tomoyo que estaba vestida con unos cómodos pantalones sueltos de color negro, una blusa que parecía ser de seda y unos zapatos de piso. Tendría que alistarse en unos minutos, pero para la organización y desarrollo del desfile optó por ropa cómoda. –"No, el sombrero gris" –le comentó a uno de los modelos que se alistaba a salir. "¿Vienes a darnos ánimos o a presumirnos que tu colección fue un éxito?" –Tomoyo seguía caminando de un lado a otro, señalando con las manos a quién debía salir, subiendo cierres o acomodando accesorios.
-"Nada de eso, vengo a preguntarte si ya tienes acompañante para la gala de mañana" –ambos esquivaron un maniquí que caía después de ser empujado y ella lo miró impaciente.
–"Allan creo que escogiste el peor momento para una de tus invitaciones, sobre todo, porque ya sabes que siempre las rechazo y además, porque estamos en medio del evento" –se giró para levantar las prendas que habían caído junto con el maniquí. –"Ve a disfrutar del espectáculo" –le indicó la salida de los vestidores y se ella se apresuró a alistar a sus modelos.
Era el turno de su colección.
Eriol se sentó en primera fila, todo parecía indicar que apellidarse Hiragizawa todavía tenía ciertas ventajas en Londres, tomó con una sonrisa la copa de vino espumoso que le ofrecieron y leyó el panfleto donde estaba anunciado el orden del evento. Sonrió nuevamente, Tomoyo era la última.
Se acomodó en el asiento viendo todo el glamur que lo rodeaba, a pesar de que su familia era adinerada y sus padres siempre habían tenido una importante vida social en Londres, él había dejado de asistir a ese tipo de eventos desde la adolescencia. Nunca le gustó todo lo que había alrededor de esa forma de vida, de las apariencias y de una visión única de la belleza, cómo si las personas a su alrededor tuvieran el poder de definir lo que era bello de lo que no lo era, lo que es elegante de lo que no.
Sin embargo, esa ocasión era especial, estaba ahí con un propósito, bueno de hecho dos, el primero de ellos era ver la visión de Tomoyo sobre la belleza, admirar la colección de un diseñador era tener una puerta directa a su alma y en este caso estaba impaciente por poder admirar la forma en que Tomoyo veía el mundo. El segundo de ellos era hacerle saber que quería seguir a su lado, si bien, parecía indicar que la japonesa de ojos amatistas lo había rechazado, no significaba que no pudieran seguir frecuentándose y dejar de negar la posibilidad.
Se arregló las gafas cuando el evento dio inició y siguió con interés las prendas que se presentaban frente a él. Justo cuando la colección de Tomoyo estaba por empezar se inclinó hacia adelante lo que delató su verdadero interés, el primer modelo se colocó a la mitad de la salida y empezó a caminar con gráciles movimientos y Eriol se dijo a sí mismo que la amatista era talentosa.
Todo parecía indicar que su colección estaba basada en la belleza natural, con cortes casi clásicos; lo que preponderaba era la sencillez de los diseños y la sobriedad de los colores. Era como si estuviera diciendo que lo importante es la forma en qué se visten las prendas y la forma en que se portan. La mayoría de los invitados que estaban próximos a Eriol se quedaron en silencio, expectantes, era como si los hubiera sorprendido la carga del mensaje que se expresaba en la ropa.
Las prendas no eran ni escandalosas ni de cortes experimentales como se esperaría en un diseñador amateur, eran diseños bien pensados con colores que recuperaban la esencia de la elegancia. El cierre del desfile era un modelo masculino vestido con unos pantalones cortos y una camisa de cuello tipo mao ambos de color negro.
Lo único que resaltaba era el bordado azul celeste que había en el costado de su camisa, unas grecas que se entremezclaban con otros tonos de azul que a Eriol se le hicieron ligeramente conocidos. Sonrió con satisfacción, era la gama de colores que había en la ropa de su hada.
¡Vaya que Tomoyo era talentosa!
Los diseñadores que había participado en la pasarela salieron y los presentes se pusieron de pie. No cabía duda de que había muchos talentos que con el impulso necesario podrían revolucionar el mundo de la moda. Uno a uno, así como se presentaron sus colecciones recorrieron la pasarela y recibieron un ramo de rosas.
Eriol se puso de pie como todos y aplaudió con fuerza cuando fue el turno de Tomoyo, quien caminó llena de confianza y con la experiencia de quien ha estado toda su vida en contacto con ese tipo de eventos. Recibió con una gran sonrisa el ramo de flores que le ofreció uno de los modelos y se inclinó en agradecimiento.
El de lentes la siguió con la mirada, la forma en que caminaba con tacones como si fuera una modelo más, la sonrisa imborrable, el cabello perfectamente alisado y enmarcando su rostro. El hermoso vestido negro que le quedaba como si fuera un guante y los ojos brillantes para terminar de enmarcar el cuadro de la belleza.
Eriol se burló de sí mismo, si se hubiera podido ver a la distancia casi podría jurar que la miraba con la boca abierta.
Tomoyo terminó de recorrer la pasarela y sostenía con firmeza su ramo de rosas cuando volteó hacia el público y lo vio de reojo. Eriol estaba de pie aplaudiendo con una sonrisa enorme como si estuviera dedicándosela a ella. A la amatista se le fue el aliento, creyó que después de la conversación que habían tenido el día anterior no lo volvería a ver.
Agradeció nuevamente las atenciones de todos y se dirigió a la zona de vestidores sin dejar de percibir que Eriol la miraba fijamente. En cuanto salió de la vista de los asistentes Tomoyo recuperó el aliento, era como si con ese simple contacto visual Eriol la hubiera paralizado de pies y cabeza. Y vaya que esa era una reacción peligrosa, ese impacto sólo podría significar que pese a todo, él le interesaba mucho, demasiado tal vez.
Después de meditarlo unos segundos Tomoyo se dijo que lo menos que podía hacer era ir a saludarlo y agradecerle su apoyo; cuando ya estaba en la zona de invitados le fue imposible encontrarlo por lo que se dio por vencida, y si bien no lo admitiría abiertamente, se sintió ligeramente decepcionada.
-"¿Estás buscando a alguien?" –el de lentes, como si tuviera la capacidad de ver el futuro le ofreció una de las dos copas que traía consigo, al parecer sabía con certeza que ella lo iría a buscar.
-"Pensé que no vendrías" –le dijo Tomoyo sin contestar a su pregunta y chocó las copas como forma de saludo.
-"No podía perderme esto" –señaló a su alrededor. –"Fue una presentación muy interesante. Además, tenía curiosidad por ver terminados los diseños y resulta que mi familia todavía tiene invitaciones abiertas a este tipo de eventos" –dijo esto último casi como burla.
-"Sí, lo supuse" –algunos de los asistentes a la recepción que siguió al desfile miraban extrañados la conversación de Tomoyo Daidouji con un desconocido, un guapo desconocido. Una de las cosas que más les llamaba la atención era la familiaridad con la que hablaban en japonés, como si fueran amigos de toda la vida, sobre todo, cuando Tomoyo se había caracterizado por ser reservada durante todas las reuniones.
-"¿Será su novio?" –preguntó una de las modelos que estaba intrigada por el comportamiento de la diseñadora. –"Tal vez es un amigo de la infancia"
-"Lo cierto es que es hermoso, casi tan hermoso como ella" –le contestó otra de las modelos y ambas rieron con complicidad.
Tomoyo estaba pensando casi lo mismo que las dos modelos, ciertamente Eriol se veía especialmente atractivo esa noche. Siempre había tenido la firme creencia de que los hombres con esmoquin son casi guapos por naturaleza, pero en el caso de Eriol había algo más allá del simple hecho de que se veía bien vestido de negro, era como si se pudiera percibir su elegancia.
-"He notado que te desenvuelves con mucha facilidad en este tipo de eventos" –le dijo Eriol con una sonrisa. –"Tú colección fue muy interesante. Nunca pensé que optarías por la visión clásica de la belleza" –la amatista sonrió, Eriol había captado el mensaje de sus diseños.
-"Las concepciones que existen respecto a la moda son demasiado superficiales la mayoría del tiempo, cánones que duran lo que dura un parpadeo y eso es contrario a lo que yo creo. La ropa debe estar diseñada para resaltar la belleza natural, no para construir una nueva belleza pensada en alguien más" –sonrió cuando notó que estaba hablando sobre cosas de las que no solía hablar. –"Te agradezco que hayas venido y me da mucho gusto que te haya parecido interesante mi colección" –entrecerró los ojos, como señal de que estaba incómoda con algo.
-"¿Pasa algo?" –preguntó Eriol intrigado.
-"En realidad no, sólo que todos nos miran" –hizo un ligero gesto para que él notara que estaban en el centro del salón y todos fijaban su vista sobre ellos. –"Será mejor que salude a los otros diseñadores. Gracias de nuevo Eriol" –se inclinó y aunque no se alejó de forma rápida como si estuviera huyendo, se movió con paso firme hacia el extremo opuesto del salón y se acercó al grupo de diseñadores amateurs quienes hicieron muecas hacia Eriol y ella sonrió con cara de póker.
Ella era demasiado buena para calcular cuando una situación se estaba yendo de su control y vaya que estaba un par de pasos adelante que él en ese juego. Eriol sonrió también, lo que ella no sabía era que él adoraba los acertijos y le gustaba la emoción de un buen competidor y al parecer Tomoyo era un digno contrincante.
La diseñadora seguía a lo lejos los movimientos de Eriol, no sabía si él tenía invitación para la fiesta a la cual se irían en algunos minutos, pero lo había visto intercambiar palabras con figuras importantes como Anna Wintour de Vogue quien no había hablado con nadie en el evento, así que lo más seguro es que formara parte del selecto grupo de personas que celebrarían en un hotel en el centro de Londres.
Durante su análisis a distancia había notado que muchas de las modelos se habían acercado a él como si fuera un imán y reían cómodamente, como si él fuera un invitado habitual a los eventos de moda de la ciudad y no un completo extraño en ese mundo.
-"Escuché que es un Hiragizawa" –le había dicho una de sus compañeras de gala. –"Aunque ya no son tan importantes en este rubro, su Padre fue embajador y todos reconocen ese apellido por las múltiples obras de caridad que realizan al año, la de mañana también es financiada por su familia ¿no?" –la amatista bebía calmadamente su coctel.
-"Sí, yo también escuché algo de eso" –dijo sin mostrar ningún interés en particular.
-"Es endemoniadamente atractivo, si no tiene acompañante, le daré el número de mi cuarto de hotel. No tendría ningún inconveniente en que un joven y elegante inglés me calentara las sábanas esta noche" –Tomoyo se sonrojó por la intensidad del comentario de su compañera por lo que ni siquiera sonrió con cortesía, simplemente se alejó y caminó al baño a alistarse para salir hacia la fiesta.
Se miró en el espejo, todavía estaba sonrojada a pesar de que la temperatura estaba bajando y que su vestido no era tan largo como para abochornarla. Se dijo que la otra diseñadora era demasiado explícita para su gusto, pero eso era algo más bien común en ese ambiente, no todo era belleza en la moda, había mucha oscuridad ahí, abuso de menores, sobre todo de modelos, drogas como si fueran caramelos, alcohol en cantidades casi industriales y sexo, la promiscuidad en el mundo de la moda era habitual.
Se retocó el labial que traía y salió con el abrigo puesto. Iría un par de horas a la fiesta y regresaría a casa a descansar, la falta de sueño ya estaba cobrando su factura.
-"Me dijeron que no tienes acompañante para la fiesta" –Eriol Hiragizawa la estaba esperando afuera de los sanitarios, en una especie de lobby bien iluminado y más silencioso que el resto del lugar.
-"Yo nunca tengo acompañantes Eriol, eso no es nuevo para nadie" –le dijo con tono serio. –"¿Irás?" –su voz seguía plana, como si en realidad no tuviera intención de saberlo y eso inquietó a Eriol, ella nunca había mostrado la máscara que utilizaba en el mundo de la moda con él, aunque en realidad no podía juzgar su fachada de indiferencia y hostilidad, de lo contario creerían que tiene sexo con los modelos o que está ahí por razones diferentes a su talento.
-"Claro, no me perdería un evento tan exclusivo" –le extendió el brazo para que caminaran juntos y ella se detuvo ligeramente, como si reflexionara la forma de rechazarlo. –"Es sólo una cortesía Tomoyo, no quiero que pienses que tengo la intención de aprovecharme de ti" –el tono con el que lo dijo hizo que la amatista soltara una carcajada, al menos ya se veía un poco más relajada.
-"Jamás pensaría que tienes intenciones extrañas conmigo Eriol" –se acercó y tomó su brazo y ambos salieron caminando ante la mirada de todos los presentes nuevamente. La razón por la que todos estaban tan impresionados es que Tomoyo no sólo se mantenía distanciada de todos y prefería realizar sus trabajos durante las madrugadas, sino que había rechazado de forma sistemática a cualquier hombre o mujer que intentaran acercarse a ella.
Al salir los estaba esperando el auto de Eriol, el flamante BMW negro, le abrió la puerta del copiloto y se acomodó en su asiento para arrancar el auto; ambos estaban en completo silencio.
-"¿A qué viene esto Eriol?" –le dijo Tomoyo mirándolo fijamente. –"Ya habíamos hablado sobre dejar esto atrás" –se señaló y lo señaló a él.
-"Y seguimos bajo esa misma lógica, solo me pareció que sería grosero no acompañarte esta noche. Además, también habíamos acordado ir a la gala de mañana ¿recuerdas?" –el semáforo se puso en rojo y la miró fijamente. –"Sólo somos amigos" –le dijo con una enorme sonrisa, como quien sabe que hay algo más detrás de las palabras.
-"Sí, sólo somos amigos" –arribaron al lugar de la fiesta. Era un bonito y exclusivo bar en el centro de Londres. Eriol le extendió la mano para ayudarla a bajar del auto y de la misma forma que al salir del desfile le dio su brazo para que caminaran juntos.
Una joven alta y de hermoso cabello rubio les pidió sus nombres para verificar que estaban en la lista de invitados y les sonrió ampliamente cuando corroboró ambos apellidos en el Ipad que traía en las manos.
Les hizo ademanes para que la siguieran y los acomodó en una mesa para dos al fondo del lugar, donde si bien la música era menos estruendosa, era posible escuchar las notas que eran mezcladas por el DJ. Eriol sonrió nuevamente cuando Tomoyo le entregó su abrigo a la joven que los estaba atendiendo al ver lo hermosa que se veía esa noche.
-"Al parecer nos dejarán solos toda la noche" –le dijo el de lentes de forma divertida y la diseñadora sonrió de vuelta.
-"No lo creo Eriol, te hiciste de un club de fans de modelos en poco tiempo, lo más seguro es que la mesa esté llena en poco tiempo" –Eriol levantó las cejas intrigado, pero supo a qué se refería la amatista cuando cuatro hermosas modelos caminaban hacia ellos haciendo gestos.
-"Ven, bailemos" –Eriol se puso de pie antes de que el grupo de modelos llegara a su mesa y le extendió la mano a Tomoyo. –"Te lo pido" –le rogó al ver que la diseñadora no tenía intenciones de moverse.
-"Está bien" –Tomoyo se alzó sobre sus tacones negros y caminó hacia la pista a un lado de Eriol. En la zona ya había varios modelos y diseñadores moviéndose al ritmo de la música. Sobre todo, porque habían aprovechado bien la barra libre del desfile, por lo que la mayoría estaban extremadamente relajados por el exceso de alcohol en sus organismos.
En el evento de esa noche no se servirían alimentos, solo había meseros con bocadillos paseándose de un lado a otro, la razón, según había escuchado Eriol, era que las modelos rara vez comían en público, por lo que en la mayoría de los desfiles y galas de Alta Costura la comida se desperdiciaba.
-"Tendremos que ir a cenar después de esto" –le dijo el de lentes aproximándose a Tomoyo sin dejar de bailar. –"Muero de hambre" –la amatista soltó una carcajada.
-"Conozco un excelente lugar que está abierto casi hasta el amanecer, aquí solo habrá canapés" –entornó los ojos. –"Cosas del mundo de la moda" –la luz que corría por el lugar le dio justo de frente por lo que Eriol nuevamente fue consciente de la belleza de sus ojos amatistas.
Eriol se aproximó nuevamente, como hipnotizado por el cabello azabache que caía por encima de los hombros de Tomoyo y se vio tentado a tomarla de la cintura y besarla, pero se contuvo. Eso no sería bueno para la reputación que Tomoyo se había construido con tanto esfuerzo. Se alejó de ella dando dos pasos atrás y sonrió ante la mirada extrañada que le hizo la diseñadora.
-"Tomemos algo" –Tomoyo asintió y regresaron a la mesa, aunque antes de que si quiera pudieran cruzar palabra ya había cinco personas rodeándolos. Ninguno fue lo suficientemente descortés como para pedirles que se retiraran por lo que Tomoyo se disculpó con una inclinación y caminó hacia el servicio para solicitar agua.
En el camino fue interceptada por dos modelos que le preguntaron si Eriol estaba disponible. Ella sonrió con cara de póker como lo hacía cada vez que le cuestionaban su falta de interés en los hombres y mujeres en ese mundo.
-"Eso es algo que deben preguntarle a él. Si me disculpan" –y se retiró dejándolas atrás. Aunque si se hubiera permitido sincerarse con las dos altas y hermosas mujeres les habría dicho que no, que Eriol no estaba disponible, y aquello la abrumó.
Estás enloqueciendo querida. Le dijo una voz en su cabeza.
Agradeció la botella de agua que le dieron con una sonrisa que hizo enrojecer al camarero y le dio dos largos tragos. Estaba extremadamente cansada, los pies empezaban a punzarle, lo que significaba que pronto empezaría el dolor típico de utilizar tacones tan altos y sentía la presión en los hombros y cuello.
Miró su reloj de pulsera cuando regresaba a la mesa y vio que pronto sería la una de la mañana, casi bosteza completamente aburrida, hasta que notó algo que hizo que se le crisparan los nervios, una de las modelos le había subido la pierna a Eriol para que le abrochara una pulsera fina sobre el tobillo.
Dejó de caminar y sintió una extraña presión sobre la nuca, como le sucede cada que está molesta por algo. Parpadeó al ver que Eriol sonreía y abrochaba la fina joya casi sin tocar la piel de la modelo que no tuvo reparos en subir la otra pierna y acurrucarse a su lado.
Respiró como para tranquilizarse, se tatuó la sonrisa de póker que había aprendido en ese ámbito y se sentó nuevamente en la mesa en la que estaba Eriol junto con las modelos.
-"¿Te diviertes querida?" –le dijo la modelo que tenía las piernas sobre Eriol como para poner en evidencia que esa conquista era suya.
-"Claro, pero estoy agotada. Creo que es momento de ir a casa" –no miró al inglés mientras decía esas palabras, pero si notó como Eriol se removió incómodo en el sillón como si estuviera luchando con su parte cortés y su parte racional para retirar las piernas tibias que estaban sobre las suyas
Tomoyo estaba molesta. Pensó Eriol, eso era evidente para él que era experto escondiendo sus emociones, la veía platicar animadamente con dos hermosas modelos pelirrojas quienes estaban interesadas en seguir trabajando con ella, pero notaba ademanes excesivamente controlados, como si hubiera activado la máscara que se debe poner en ese tipo de eventos, seguramente desarrollada después de años de experiencia.
Notó como tomaba su bolsa y sonreía para después despedirse de todos con una amplia sonrisa. Seguía sin mirarlo, como si lo hubiera borrado por completo de su campo visual mientras estrechaba las manos y besaba las mejillas de las hermosas modelos, hasta que fue inevitable que hicieran contacto visual.
La amatista se despidió cálidamente de la modelo que estaba acurrucada a su lado con dos besos en las mejillas y luego lo miró, con una cara sonriente pero con los ojos más iluminados y brillantes de lo normal.
-"Descansa Eriol" –le dijo en japonés para que nadie entendiera. –"Un gusto verte".
Le dio una última mirada que le ocasionó una presión en el abdomen al inglés y se alejó caminando lentamente. No la perdió de vista, vio como le había sonreído al joven que le ayudó a ponerse el abrigo y como le susurró algo a lo que el muchacho asintió.
Seguramente pediría un taxi a casa.
La chica a su lado lo obligó a dejar de mirar a Tomoyo al empezar a hablarle a susurros al oído. Eriol se sintió ligeramente incómodo cuando la hermosa mujer le mordió el lóbulo de la oreja mientras le decía que le gustaría ir a un lugar más tranquilo.
Eso era nuevo para él, en cualquier otro momento de su vida habría aceptado sin problemas la invitación tácita que le estaba haciendo la hermosa mujer a su lado, pero ahora había algo en su ser que no se sentía cómodo ante la posibilidad.
El inglés se giró lentamente, tomó la mano de la chica y le plantó un beso sobre los nudillos.
-"Me tengo que ir" –la joven se sonrojó ante la intensidad y ni siquiera pudo hacer un mohín para evitar que se pusiera de pie y dejara descansando sus piernas sobre el sillón con delicadeza.
Eriol no se tomó el tiempo de despedirse de todos, solo anunció que se retiraba y caminó con decisión hacia la salida, justo en el momento en que Tomoyo abordaba un auto negro. Miró al ballet y le preguntó hacia donde se dirigía el vehículo; el joven lo miró dudoso sobre si decirle o no.
-"Es mi esposa" –dijo con decisión. –"Creo que hice algo que no le gustó, supongo que es porque hay demasiadas mujeres hermosas aquí" –el joven se compadeció del hombre y le anotó en un recibo la dirección a la que se había registrado el servicio de taxi y le dijo que le traerían su auto en un momento.
Los minutos que tuvo que esperar por su BMW se le hicieron eternos. En cuanto estuvo frente al volante pisó el acelerador mientras reconocía las calles de la dirección que le había dado el ballet, ese a quien por cierto le dio una buena propina.
No sabía con certeza el lugar hacia donde iba hasta que la vio sentada en una mesa en la calle a lado de un letrero iluminado que decía 'Bacon & Rock', todo parecía indicar que era un establecimiento de hamburguesas tan diminuto como un baño, pero que tenía mesas en la calle y que era bastante famoso por la cantidad de personas que estaban comiendo a esa hora.
Estacionó el auto a unos metros de distancia y sonrió al ver que Tomoyo se había quitado los tacones y movía los dedos de los pies debajo de la mesa.
-"Te resfriarás" –el inglés se dijo que por la cara que había hecho Tomoyo al verlo volvería a hacer todo lo que hizo para dar con ella. Abrió los ojos como platos y frunció el ceño como preguntándose mentalmente cómo es que había dado con ella. Lo que únicamente hacia que se viera encantadora.
-"¿Qué haces aquí Eriol?" –le dijo cuando hubo recuperado el control de sus pensamientos que se habían fundido desde que lo vio sonreír a su lado. El inglés no le contestó, tomó el lugar frente a ella y puso ambas manos sobre la mesa sin dejar de sonreír.
-"Te dije que tenía hambre" –contestó con sencillez, como si fuera lo más obvio del mundo. –"Además, esas reuniones siempre son aburridas" –hizo ademanes para que el camarero se acercara y pidió lo mismo que estaba comiendo Tomoyo.
-"No quieras hacerte el listo conmigo Eriol, debiste haberte quedado en la reunión, estabas acompañado y eso habría evitado los comentarios que habrá sobre mi relación contigo" –lo miró fijamente y aunque daba la sensación de que estaba molesta en realidad hablaba tranquila y calmadamente, como si nada de lo que decía la estuviera alterando.
-"No tendrán nada que decir Tomoyo, no existe tal relación" –le dijo igual de sereno. –"Somos amigos de la infancia y estoy seguro que esa explicación bastará, si es que quieres decir algo sobre el hecho de que te hayan visto conmigo".
El mesero llegó y dejó una hamburguesa con tocino y una cerveza de malta. Tomoyo le agradeció con una sonrisa y el joven se sonrojó ante la belleza de la mujer, pero se contuvo al ver como el chico de lentes se le quedaba viendo fijamente.
Tomoyo guardó silencio y mordió su hamburguesa mientras trataba de recobrar la calma. Había algo que le estaba molestado demasiado en esa situación, tenía la sensación de que le gritaría a Eriol en cualquier momento por haber permitido que la modelo se le acercara demasiado, y eso la desconcertaba. Era como si estuviera celosa.
Tomoyo Daidouji celosa.
La misma que casi se atraganta al notar que Eriol extendía dos servilletas en el piso justo debajo de sus pies descalzos.
-"Hace demasiado frío para que tengas los pies en el suelo" –le dijo a manera de explicación cuando se enderezaba sobre la mesa. –"Por cierto, estas hamburguesas son deliciosas no las conocía" –mordió la suya con entusiasmo y sonrió completamente complacido. –"No estés molesta conmigo Tomoyo, podría pensar que estás celosa y vaya que eso sí me haría pensar que estás interesada en mi" –le dijo con tono risueño y notó como ella abría nuevamente los ojos consternada, como si le estuviera diciendo cosas que eran increíbles.
-"No estoy celosa, y mucho menos molesta" –dijo después de un tiempo en silencio. –"Solo que esto es nuevo para mí, debes entender que no comparto este tipo de espacios con nadie". –dijo mientras daba un sorbo a su cerveza, misma que por cierto no tenía alcohol. –"No suelo ir con nadie a las reuniones, no como con nadie y no salgo con nadie, no permito que la gente me asocie a otras personas porque construir lazos en este ámbito es peligroso" –Eriol entendía a la perfección lo que le estaba diciendo, pero había algo más ahí que no estaba quedando del todo claro, ambos lo sabían.
Se gustaban demasiado y eso cualquiera lo notaría.
-"Nunca ha sido mi intención modificar eso Tomoyo. Lo menos que quiero es afectar cualquiera de las cosas que estés haciendo. Eso sería egoísta" –la sinceridad en su voz la hizo excesivamente grave y ronca. –"Sólo quiero compartir tiempo contigo, como compañeros, no más" –puso su mano sobre la de ella y entrelazó los dedos; ella lo miró fijamente como queriendo descifrar lo que estaba pasando por su mente.
-"Siento la interrupción, pero estamos por cerrar" –si las miradas mataran el joven mesero hubiera caído sobre sus rodillas mientras se desangraba, sobre todo, porque Eriol no pudo contener sus ojos de odio cuando Tomoyo aprovechó la situación para quitar su mano y buscar su cartera.
Después de la ligera discusión sobre quien pagaría la cuenta, principalmente por la insistencia de Eriol de cubrir el consumo, caminaron en silencio hasta el automóvil.
-"¿Quieres que te lleve a casa?" –Tomoyo lo miró sorprendida por el hecho de que le preguntara. –"No olvido que me dijiste que no te gustaba que decidieran por ti" –ella sonrió de forma sincera.
-"¿No te gustaría caminar?" –le dijo levantando los tacones que traía en las manos. –"Me duelen los pies y preferiría sentir el frio" –el inglés se alarmó al notar que estaba descalza. –"Nada de proponer que me llevarás cargando por favor, me sentiría en un drama coreano" –ambos soltaron una carcajada y él asintió.
Ella marcaba el ritmo de la caminata, aunque él estaba preocupado por el hecho de que estuviera caminando sin zapatos se dijo que debía respetar su libertad. Miró su reloj ya pronto amanecería.
-"No pareces una persona que lleva cerca de 48 horas sin dormir" –le dijo al ofrecerle su brazo para caminar. –"Luces fresca y tranquila" –le volvió a agradecer el cumplido con una fuerte carcajada.
-"Es el modo de emergencia, espero poder dormir cerca de 18 horas seguidas" –le guiñó el ojo al entrelazar su brazo con el de él. –"Nos darán unos días de descanso".
-"Que bueno" –entraron a la calle en la que estaba la casa de Tomoyo y supo que tendrían que despedirse. Ambos se detuvieron al mismo tiempo mientras ella se alejó para abrir la reja que daba paso al pequeño jardín.
-"Un placer caminar contigo" –dijo Eriol a manera de despedida mientras se permitía tomar la mano de Tomoyo para plantar un beso sobre los nudillos. Lo inesperado del gesto sonrojó a la amatista quien lo miró profundamente, justo para encontrar unos ojos azules que la sumergieron en su profundidad.
Ambos sabían también que cualquier enojo había sido perdonado, y aunque Tomoyo no lo admitiría, el pecho se le había derretido cuando lo vio llegar y cuando puso las servilletas en el suelo para que apoyara sus pies descalzos.
Y bueno, también era cierto que se había puesto muy celosa.
Nuevamente vio como Eriol se contenía en su intención de querer besarla al notar que dio un paso atrás después de haberse quitado los lentes. Y algo dentro de ella volvió a sentirse decepcionado.
-"Que descanses Tomoyo" –le dijo desde la distancia y soltó su mano con la cara llena de gestos contrariados.
La amatista volvió a sujetar su mano en un impulso que después trataría de comprender mientras sus dedos se entrelazaron de forma natural, como si estuvieran acostumbrados a hacerlo.
-"Quédate".
–o0O0o–
Después de la partida de los chicos de Básico todo era extraño en la escuela. Había mucha incertidumbre sobre lo que sucedería, sobre todo, porque ya estaban en octubre y tendrían que iniciar la planeación de las actividades del cierre del año y nadie sabía si estarían en las instalaciones en diciembre.
Actualmente estaban los que tenían que estar, la mayoría de los alumnos habían decidido mantenerse en la ESCO pasara lo que pasara, para bien o para mal. Solo algunos estudiantes habían decidido acompañar a los chicos de Básico a las otras sedes y otros pocos habían decidido darse de baja temporal.
Sin embargo, eso no implicaba que no estuvieran atemorizados del futuro, tenían miedo de lo que podría pasar si la magia seguía fuera de control; miedo de que no pudieran evitar una tragedia… miedo de morir.
En esos momentos todos los alumnos de Avanzado estaban en el Salón esperando que fueran asignados los equipos para las rondas de vigilancia, para todos excepto para Li y para Katsura, quienes estaban obligados a trabajar juntos como castigo por parte del Director luego de la última pelea que habían tenido, esa donde casi se matan el uno al otro.
-"Debemos iniciar la planeación del Baile Anual" –había dicho una voz en el fondo del Salón con un tono completamente angustiado.
-"El Baile no es una de nuestras prioridades" –refutó Liao molesto. –"Aunque no hayamos tenido incidentes recientes con la magia eso no significa que debemos perder el tiempo pensando en niñerías como esa".
Todos guardaron silencio cuando el Director entró en el Salón.
-"Buenas tardes jóvenes" –todos se inclinaron como saludo. –"Si bien entiendo lo que dice Liao, es nuestra obligación mantener las cosas lo más normales posibles, por eso el Comité Organizador del Baile Anual puede iniciar sus actividades luego de que concluyamos esta reunión. También les informo que la entrega del Premio Anual a la Excelencia se hará de forma normal, así como la Gala de cierre" –todos asintieron aliviados de que hubiera algo de normalidad en esa Escuela.
Kenishi sonrió, si le entusiasmaba la idea de que se realizara el baile, sobre todo, porque Tomoyo le había dicho que estaría libre para esas fechas por lo que había decidido invitarla a que conociera la ESCO y a sus amigos.
Todos regresaron a sus habitaciones luego de que se asignaran las rondas. Con el toque de queda nadie podía realizar actividades fuera de los horarios de clases, así que pasaban demasiado tiempo encerrados en sus cuartos sin poderse concentrar.
-"¿Traerás acompañante este año?" –le había bromeado Mao mientras caminaban en silencio hacia el edificio de los dormitorios, hasta los gemelos que no se cansaban de ser felices en la vida estaban preocupados y temerosos, lo que solo hacía más sombría cualquier perspectiva sobre el futuro de la ESCO.
-"Si".
Ninguno de los tres chicos que caminaban a lado de Kenishi estaba esperando esa respuesta por lo que todos se quedaron boquiabiertos y hasta detuvieron el paso.
–"¿ES EN SERIO?" –gritaron Mao y Tian al mismo tiempo.
-"Sí, invitaré a alguien este año" –todos siguieron sorprendidos, ciertamente habían dudado que su amigo fuera heterosexual, principalmente por el hecho de que la menor de los Li había dejado claro que estaba interesada en él al ir todos los domingos al café donde trabajaba, sin que eso hubiera minado en Kenny, quien no había respondido ninguno de los intentos de Mei Ling de tener una cita romántica.
-"Pensábamos que eras gay" –Kenishi casi se atraganta con su propia saliva. –"De hecho pensábamos sugerirte la idea de ir a conocer las zonas gay-friendly de Hong Kong para que tuvieras una cita" –el ojiverde no entendía nada de lo que le estaban diciendo.
-"No soy gay" –aunque en términos reales, ni siquiera era hombre, así que no podía ser gay, pero lo cierto es que sí le gustaban los hombres. Entonces aquello era un verdadero embrollo. Empezó a sudar a pesar de que el frío del invierno ya se sentía en el ambiente.
-"Es bueno saberlo amigo. Teníamos miedo de que alguno de nosotros te gustara" –Chu soltó una carcajada mientras los gemelos Zedong asentían furiosamente con la cabeza. –"Imagínate el escándalo" –Chu volvió a reír al ver la cara consternada de Kenishi ante lo que le estaban diciendo.
-"A todo esto, ¿quién es la afortunada?" –Kenishi valoró la idea de decirles que era su mejor amiga, lo cierto es que no quería ir a ningún lugar gay-friendly, aquello sería muy, pero muy incómodo.
-"Un chica especial. Ya la conocerán" –todos aplaudieron ante lo que dijo, aunque Kenishi estaba sudando nervioso. Fingir un romance con Tomoyo no era precisamente su idea para el Baile Anual.
Llegaron al final de las escaleras y Kenishi avanzó sin sus amigos hasta su habitación, esto luego de que le hicieran burla sobre su amor secreto con la desconocida de Japón. Escuchó las pisadas de Li a lo lejos, siempre pasaba lo mismo, los dos caminaban juntos por el último pasillo, haciéndose silenciosa compañía.
Kenishi escuchó los pasos calmados de Li y las fans que vivían en su interior disfrutaron el saber que estaba cerca. Aunque esto terminó cuando Kenishi se detuvo en su puerta y Li chocó con él al pasar, después de dedicarle una mirada de desprecio.
El ojiverde entró a su habitación y soltó un suspiro, Li era odioso (no olviden la bipolaridad por favor). Se dejó caer en la cama al tiempo que volvía a suspirar y acariciaba las alas de su hada que se había acercado a recibirla.
-"Fue un buen día" –le contestó sonriendo, como las cosas estaban peligrosas en la institución todos los seres mágicos estaban siendo resguardados para evitar accidentes, así que no podían salir de las habitaciones.
Después de descansar un poco se acercó a su portátil y decidió escribirle a Tomoyo para preguntarle si estaría dispuesta a ir al baile con él, cuando notó que tenía una nota de voz de ella esperando en su correo.
Cosas de telepatía de mejores amigas.
Abrió la nota con emoción hasta que escuchó su voz estrangulada luego de decir: «Creo que alguien me gusta mucho Sakurita». Kenishi literalmente se cayó de la silla cuando terminó de escuchar la voz de su amiga en ese correo que ya tenía cerca de una semana esperando en su bandeja de entrada.
¡Tomoyo y Eriol se habían encontrado en Londres!
¡El mundo era un maldito pañuelo!
Kenishi miró el techo sin levantarse del suelo y sin aliviar el dolor del golpe que se había dado al caer. Eso podía explicar el hecho de que Eriol no hubiera regresado a la ESCO aun, cuando había dicho que solo se iría una semana y ya estaba por cumplir un mes fuera de la Escuela.
Su amiga le relató, sin lujo de detalles lo que atormentaba sus ganas de escuchar que las personas eran felices, como es que se habían encontrado, el desfile y la gala de beneficencia a la que habían ido juntos.
«No sé qué está pasando Sakurita. Me pidió que fuéramos compañeros de soledad, no estoy lista para esto, no estoy lista para el amor. No quiero enamorarme de Eriol»
Kenishi pensó con alegría y pesar al mismo tiempo que dos de sus mejores amigos podrían enamorarse y lo estaban haciendo. Siendo sinceros, se sintió miserable, sin levantarse aún del piso repasó la grabación mentalmente, Eriol había demostrado una y otra vez que estaba complemente interesado en su mejor amiga, en la subasta de besos que había habido en la gala de beneficencia él prácticamente la había obligado a ella a pagar por su beso para evitar que tuviera que besar a una viuda.
«Si hubieras visto su cara, no lo habrías podido soportar amiga. Estaba angustiado por el hecho de tener que besar a Lady Boug, quien había ofrecido más dinero del que podrías pensar que alguien estaría dispuesto a pagar por besar a alguien. Entonces me hizo cara de desesperación y me escribió un mensaje por el móvil diciéndome que su cuenta bancaria estaba a mi disposición pero que lo salvara; esperé al último momento y duplique la cifra de Lady Boug». En la grabación había una larga pausa después de una sonora risa.
«El encargado de la subasta me dijo que yo era la ganadora y Eriol se levantó de la silla en la que estaba, se acercó sonriendo a mí, se inclinó sobre la silla en la que yo estaba y me besó en la frente. Sabía los problemas en los que me metería si me besaba en los labios, y aunque pudo haberlo hecho, se contuvo»
El ojiverde sonrió tristemente mientras la oscuridad se apoderaba del cielo, la gente era feliz y podía enamorarse, mientras él se sentía cada vez más seco por dentro. Como si no tuviera la capacidad de sentir nada en lo absoluto, como si ya se le hubiera acabado el amor que podía sentir por alguien.
«Creo que me estoy enamorando…»
Recordar la frase que le había dicho Tomoyo al concluir su nota de voz le removió las entrañas con violencia. Miró en el cielo que ya era de noche y las lágrimas empezaron a caer por sus ojos, no sabía por qué, pero saber que su amiga estaba siendo feliz le recordaba que él no lo era, que vivía una vida siendo alguien que no existía y que vivía amando con odio a quien no tenía corazón.
El llanto ligero se volvió gruesas lágrimas que lo hicieron ponerse en posición fetal en el suelo, su hada que estaba completamente impactada por todo lo que estaba pasando por la mente de su querido compañero solo atinó a lanzarle algunos polvos dorados encima como para reconfortar su corazón que estaba sufriendo.
Deberías estar siendo feliz por tu mejor amiga, no llorando en el piso.
Le dijo esa voz que siempre salía en los momentos de flaqueza y lo obligaba a recordar que estaba ahí para cumplir un objetivo y que estaba cerca de lograrlo. Un año más y se graduaría, regresaría con Touya y viviría feliz.
Muy feliz.
El llanto no se detuvo en toda la noche, y aunque lo intentó, no pudo contestarle a Tomoyo, ni ese día, ni el mes que le siguió. Había caído en una depresión desconocida que solo se agudizaba ante el silencio de la ESCO y el invierno que anunciaba su llegada con más frio que los años anteriores.
-"¡El baile será de parejas famosas de la historia!" –le había gritado Mao al entrar a clases de Artes Naturales, eso para ver si Kenny sonreía un poco, ciertamente estaban todos muy asustados de verlo tan triste, si siempre había parecido una persona triste, ahora era peor.
-"¿Eh?" –el ojiverde estaba complemente distraído, así que no escuchó nada de lo que le habían dicho.
-"Que el baile será de disfraces y basado en parejas famosas. Como Romeo y Julieta, Bill y la Mamba Negra, de ese estilo". –tanto Mao como Tian asintieron excesivamente emocionados. –"Y este año no hay posibilidad de que nos castiguen con no ir al baile porque no hemos hecho bromas, así que nos divertiremos".
-"¿La Mamba Negra?" –Kenishi estaba rodeado de signos de interrogación. No entendía nada de lo que sus amigos le estaban diciendo.
-"¿No has visto Kill Bill?" –el ojiverde negó. –"Mi estimado amigo, necesitas a Tarantino en tu vida, tal vez por eso vives tan triste" –Kenishi abrió los ojos como platos al escuchar las palabras del mayor de los gemelos y cayó en cuenta que las personas a su alrededor ya habían notado el aura de melancolía que lo acompañaba a todos lados.
Trató de sonreír ante sus amigos y solo le salió un gesto deforme que lo hizo ver excesivamente arrugado y casi bizco.
-"No hagas eso Kenny, pareces un monstruo de pantano, de esos que son apestosos" –ahora la risa de Kenishi fue verdadera y todos sintieron un poco de calma, el ojiverde llevaba casi dos meses sin sonreír.
-"Necesitaremos disfraces y máscaras para el baile estimados amigos. Porque esta será un fiesta inolvidable para todos". –dijo Mao con mucha solemnidad mientras levantaba el brazo como símbolo de lucha.
–o0O0o–
Xiao Lang pensó que de nuevo no le contestarían el teléfono, después de meses haciendo llamadas periódicas a lo largo del día se le hacía normal oír el sonido del teléfono sin que nadie atendiera del otro lado. Por eso precisamente se tardó en hablar cuando una voz ligeramente familiar le contestó después del segundo timbrazo.
-"¿Diga?" –Tomoyo sabía que era Li. Estaba lista y había tomado una decisión, sin embargo, esperaría que él hablara, ella se mantendría hablando lo mínimo.
-"¿Habla Daidouji?" –preguntó después de algunos segundo con voz firme y autoritaria, como siempre. Su hada, que estaba entretenida comiendo galletas de chocolate lo miraba intrigada por la tensión que se había formado en el cuerpo del humano de forma repentina.
-"Sí. ¿Quién habla?" –Tomoyo trató que su voz no reflejara lo nerviosa que estaba. Miró el reloj, estaba a tiempo de tomar su vuelo a Japón, pero quería terminar con esa situación de forma veloz.
-"Li" –ambos guardaron silencio, como esperando que la mente procesara los recuerdos compartidos en la infancia.
-"¿Qué necesitas?" –le dijo cortante. Tampoco es que le hubiera olvidado el dolor que le causó a su mejor amiga todos esos años y que pudo haber sido olvidado con una llamada como la que le estaba haciendo ahora.
-"¿Dónde está Sakura?" –Xiao Lang se aclaró la garganta después de decir el nombre del fantasma que lo perseguía desde hace dos años. –"¿Dónde está Kinomoto?" –repitió y sintió que las manos le estaban sudando. Por fin aclararía todas sus dudas.
-"No lo sé. Y si es todo lo que quieres estoy ocupada. No puedo atenderte" –iba a colgar, le daba la sensación de que no podría soportar el interrogatorio.
-"Ella está en peligro" –soltó Li sin que su voz se alterara, se mantendría en lo planeado, no la dejaría colgar. –"Necesito su paradero" –le exigió.
-"No lo conozco, ella…" –su voz expresó duda. –"Ella desapareció hace años" –se mordió el labio para mantenerse firme mientras caminaba de un lado a otro por su apartamento en Londres. –"Adiós".
-"Su hermano" –Li levantó ligeramente el tono de voz cuando notó que la persona al otro lado colgaría; Tomoyo apretó el teléfono con la mano y cerró los ojos angustiada. –"Él me dijo que había muerto" –la voz de Li se escuchaba como quien hace una confesión de un delito que lo había atormentado toda la vida. –"Dime si eso es cierto" –le exigió nuevamente.
Tomoyo se dejó caer en el sillón y ahogó un grito silencioso en la garganta; el pecho se le contrajo mientras su corazón amenazaba con explotar en cualquier momento. ¿Touya? ¿En qué momento Li había hablado con el hermano de Sakura? Eso significaba que él la había buscado, había ido a Japón a buscarla…
-"Contéstame" –volvió a exigir Li con la voz plana después de esperar varios y silenciosos minutos.
-"No lo sé".
-"Tú deberías saberlo" –le reclamó Li aunque su tono no se había alterado en lo absoluto.
-"Dime por qué está en peligro" –viró ella, tal vez podría sacar más información de Li. –"¿Qué está sucediendo? ¿Por qué la buscas después de tantos años?" –la forma en qué machacó la última pregunta disgustó ligeramente a Li.
-"La asesinarán" –sentenció e ignoró las preguntas, no estaba dispuesto a salirse de su plan. –"Tengo que encontrarla, pero primero debo saber si está viva o no" –en su mente la oración que le quiso decir a Daidouji era que no podía seguir persiguiendo un fantasma, aunque no lo expresó.
-"Sakura…" –la diseñadora se mordió el labio, no podía decirle que estaba viva, pero tampoco que estaba muerta. –"Ella desapareció hace dos años y nadie sabe dónde está" –volvió a morderse el labio y se acurrucó en el sillón como para darse consuelo porque estaba hablando de más.
-"¿Y las Cards? ¿Se las llevó consigo?" –Li sabía que si no las tenía con ella, cabía la posibilidad de que no estuviera en riesgo.
-"Sí" –Tomoyo escuchó una maldición del otro lado del teléfono y sonrió al recordar la cara enfurruñada que Li ponía cuando niño, sobre todo, cuando estaba preocupado por Sakura. Se le llenaron los ojos de lágrimas.
-"¿Has tenido contacto con ella desde entonces?".
-"No".
-"No sabes si está viva" –aquello no fue una pregunta, fue una afirmación. –"Entonces puede que no esté muerta" –daba la sensación de que Li estaba pensando en voz alta.
-"Li. Ella desapareció, puede estar muerta. Y si su hermano te lo dijo es por algo" –sentenció con más firmeza de la que creyó posible. –"Deberías dejar de buscarla, nadie podrá encontrarla, ni siquiera el peligro del que hablas la alcanzará si ella está con vida. Olvídala" –ahora parecía que Tomoyo le estaba dando un consejo a un buen amigo.
-"Tengo que encontrarla" –ignoró las palabras de Daidouji. –"Si está viva la encontraré" –dijo con convicción.
-"Ella no quiere que la encuentres. ¿No lo entiendes? Si es que está viva no quiere ser encontrada" –habló con voz seria. –"Lo mejor es dejarla en paz. Por algo desapareció y si no ha vuelto, tal vez nunca lo haga. Ella nos dejó en el pasado" –parecía que la voz se le quebraría en cualquier momento, las lágrimas ya salían de sus ojos. –"Es mejor que hagamos lo mismo. Adiós" –colgó y antes de que Li pudiera reaccionar a sus palabras apagó el teléfono.
Lloró en silencio, había hablado de más, no debió haberle dado esperanzas, pero el tono de voz de Li la había conmovido, había tanta desesperación oculta, era igual que cuando eran niños. Sus recuerdos volaron a la Primaria Tomoeda, cuando ella descubrió que Li estaba enamorado de su mejor amiga, cuando lo apoyó para que se le declarara…
Las lágrimas caían en gruesas gotas, no entendía que había pasado en la vida.
¿Por qué Li y Sakura no estaban juntos?
Y siguió llorando.
No supo cuánto tiempo estuvo en posición fetal hasta que los golpes en la puerta la despertaron de su aturdimiento. Miró el reloj, sino se iba en esos momentos perdería su vuelo. Se levantó y esquivó las maletas que estaban en la sala y abrió la puerta.
Eriol traía dos vasos de café y una enorme sonrisa.
-"Es hora de irnos" –vio la cara llena de lágrimas de Tomoyo y se desconcertó. –"¿Qué pasó Tomoyo?" –entró a la casa y dejó los vasos de café en la mesa a lado de la puerta.
-"Hablé con Li" –dijo como respuesta y se soltó a llorar otra vez.
Eriol cerró los ojos y se acercó a abrazarla fuertemente sin dudarlo. Los espasmos del llanto se fueron deteniendo lentamente al tiempo que el de lentes acariciaba su nuca y espalda para tranquilizarla.
-"Hiciste lo correcto. Sakura entenderá todo, no te culpes de cosas que no son tu responsabilidad Tomoyo. Te dije aquella vez que nos encontramos que el destino se había torcido, esto sólo es consecuencia de ello. Todo estará bien" –la amatista lo miró con los ojos llenos de llanto y sintió que el corazón se le volvió a encoger de amor.
Estaba perdidamente enamorada del hechicero misterioso que estaba frente a ella, aunque había vivido los últimos meses diciéndose que eso no era posible, había pasado.
Tomoyo Daidouji estaba enamorada de Eriol Hiragizawa con todo su corazón.
-"Yo siento lo mismo" –le dijo Eriol como si pudiera leerle la mente y se encandiló ante el sonrojo de la chica. –"Estaremos bien, todo lo estará. Sólo dejemos que las flores florezcan" –ella sonrió tristemente mientras Eriol acariciaba su cabello con ternura.
-"Sigues sin saber el significado de esas palabras Eriol".
-"Pero lo sabré. Debemos irnos, o no llegaremos a tiempo al aeropuerto" –ella asintió y se retiró de sus brazos con pesar.
Tomó su bolso y los dos cafés y Eriol jaló las dos maletas que estaban en la sala y el maletín que estaba en el costado.
-"¿Tú madre llegará al aeropuerto?" –ella asintió al momento que se ponía las gafas de sol para no resentir la luz de la calle. –"Sí, aunque le dije que llegaría a casa contigo insistió en ir a recogernos" –Eriol sonrió.
Aunque en el fondo el hechicero inglés se sintió nervioso, una cosa era aceptar que había desarrollado sentimientos más allá de lo razonable por la hermosa chica que estaba a su lado, y la otra era hablar con su madre, que por lo que sabía era la persona más sobreprotectora del planeta.
-"Sólo será un día Eriol. Mamá no te matará en ese tiempo" –sonrió al recordar las amenazas de su Madre sobre el chico. –"Estará feliz de conocerte. Además, te querrá por proteger a Sakura, eso la cautivará, no estés nervioso".
Eriol se acomodó los lentes y miró la carretera despejada. Lo fascinante de ambos era que estaban casi conectados, ella sabía muchísimas cosas con solo mirarlo, a veces le daba la sensación de que tenía magia por la forma en que entendía cosas que la gente normal no podría comprender ni en miles de años.
Además, la forma en que deducía cosas lo desconcertaba.
-"¿Sakura sabe que irás a Japón?" –ella negó.
-"No contestó mi último correo. Supongo que estará muy ocupada, así que todo será sorpresa" –sonrió. –"Espero que no se moleste cuando me vea en China".
-"No lo hará. Eres su mejor amiga, se pondrá feliz con solo verte".
Entraron al estacionamiento del aeropuerto y un joven los ayudó a mover el equipaje. Ambos traían pasajes para Japón, Tomoyo pasaría un tiempo con su Madre después de posponer su estadía en París hasta el siguiente año y Eriol volaría a Hong Kong de regreso a la ESCO después de estar un día en Tomoeda, quería comprobar algo y para eso sería fundamental contar con el apoyo de Tomoyo.
-"El que seguro no estará contento de verte es Touya" –repuso Tomoyo cuando ya estaban esperando en la sala de abordaje. –"Dudo que quiera hablar de su encuentro con Li contigo". –Eriol sonrió, él también sabía que su relación con el hermano de Sakura no era la mejor, pero necesitaba hablar con él.
-"Lo sé, pero necesito que me diga cuando habló con Xiao Lang y qué fue lo que le dijo sobre Sakura".
Anunciaron su salida y ambos se levantaron. Eriol le tendió la mano y ella entrelazó sus dedos con los suyos, ambos sonrieron y empezaron a caminar. Al menos el destino retorcido que vivían les había ofrecido la posibilidad de conocerse y eso era algo por lo que estarían agradecidos el resto de sus vidas.
–o0O0o–
Li siguió intentando llamar a Daidouji por horas pero el teléfono había sido dado de baja, según le dijo el investigador después de cruzar datos con él. Xiao Lang aventó el aparato contra la pared y vio como el Iphone se destrozó en pedazos.
Su hada que seguía intrigada por su comportamiento se fue a recostar en su oso de felpa.
-"¡Maldición!" –gritó colérico.
Tenía la sensación de que otra vez estaba en un camino sin salida, nadie sabía su paradero, ni siquiera la que fue su mejor amiga. ¿Cómo era eso posible? A veces le daba la sensación de que todo eso era un mal sueño del que no podía despertar.
Caminó en el cuarto en penumbras y fue a abrir la ventana para recibir el frio de la noche sobre su cuerpo, el año estaba por terminar y él seguía sin saber nada de ella, dos años de búsqueda y todavía no tenía certeza de si estaba en este mundo o en el otro.
Además estaba el hecho de que el año concluía y con ello, se acercaba cada vez más la fecha de su boda, ese día en el que por fin heredaría el poder de los Li y tomaría el control de su clan. Se tomó instintivamente el hombro derecho, donde estaba el símbolo de su familia que le impedía olvidar que ese era el motivo de su existencia, perpetrar el legado de los Li.
Miró fijamente la oscuridad de la noche.
Debes dejar de buscarla. Le dijo la voz en su cabeza. Daidouji tiene razón, si nadie ha podido encontrarla hasta ahora, nadie lo hará.
Eso era cierto, pero no podía parar. Sin saberlo Xiao Lang se había aferrado a esa búsqueda como una forma de mantenerse real, de enfocarse en algo y no sentir que pierde el control de las cosas que pasan alrededor de su vida. Además en el fondo de su corazón quería comprobar que ella estaba bien, que vivía feliz y que ya lo había olvidado.
Esa era la principal razón de su búsqueda. Aunque nunca lo admitiría, quería verla una vez más y saber que pese a todo ella estaba en algún lugar sonriendo como siempre, con los ojos llenos de vida y brillo.
El viento se removió con fuerza afuera, era como si alguien le respondiera que eso era imposible, que no había forma alguna de que la vida que él esperaba que tuviera la Card Master fuera realidad.
Las luces del amanecer empezaron a asomarse en el horizonte y Li miró fijamente como amanecía. Ya era tan habitual para él pasar días enteros sin dormir que aquello era simplemente un espectáculo cotidiano, la forma en que el amatista daba paso a los rosados y naranjas para despejar la oscuridad.
El aire del amanecer le inundó los pulmones y se sintió cómodo, casi como quien recibe una caricia. Cerró los ojos para sentir el frío y la humedad golpear su torso desnudo, al menos el clima frío ya se sentía y con eso él sentía una calma interior que no podía explicar.
Un sonido poco familiar interrumpió su respiración calmada. Se puso en estado de alerta y empezó a revisar su habitación era un «bip, bip, bip» muy insistente. Recorrió su amplía habitación hasta que dio con un teléfono en un rincón; se dio cuenta que había olvidado la existencia del teléfono que le había dado su Madre, era ese que se utilizaba para cuestiones del Clan.
-"Habla Li" –repuso firmemente.
-"D-Disculpe señor" –era la voz temblorosa del investigador. –"Sé que este teléfono no es para este tipo de cosas pero no podía comunicarme con usted y es sobre el caso prioritario en el que estoy trabajando" –Li guardó silencio, como esperando que el hombre siguiera hablando. –"Revisé las cámaras de seguridad de los aeropuertos de Japón de los últimos años para identificar a Kinomoto y Katsura y hay dos imágenes que son relevantes; se las estoy enviando en este preciso momento a su mail, es la única conexión que he logrado identificar hasta la fecha" –dijo con voz triunfante.
-"¿Es Kinomoto?" –preguntó casi sin aliento Li.
-"No Señor. En las imágenes se ve a Kinomoto Touya con una mujer que identificamos como Daidouji Tomoyo y otro hombre que sabemos que era la identidad falsa del Juez Yue" –hizo una pausa entre su agitado discurso. –"Estaban con Katsura Kenishi".
Xiao Lang sintió que el cerebro se le partía en dos y sangre roja de furia le corría por el cuerpo. ¿Qué rayos hacia la peste Katsura con las personas más cercanas a ella?
-"Katsura tomó un vuelo a Hong Kong esa mañana, y coincide con su llegada a la ESCO" –el investigador volvió a hacer una pausa. –"La otra imagen la captamos en un centro comercial de Tomoeda, es muy borrosa pero el software de reconocimiento facial identificó a Katsura con la joven Daidouiji. Y temo decirle que son las únicas imágenes disponibles de Katsura, antes de eso es como si no existiera. No hay ningún archivo suyo, ni cédulas de nacimiento, ni de educación" –Li miró la pared pensativo.
-"¿Y su Clan?" –cuestionó Li después de unos segundos en silencio. –"¿Alguna información relevante?".
-"No, se sabe que sí existe un hijo de la edad de Katsura, pero no hay información disponible, ni fotos, por lo cual no podemos corroborar la identidad del joven" –el investigador hizo la última pausa. –"Le seguiré informando Señor, estamos rastreando las imágenes satelitales para saber con certeza cuáles fueron los últimos lugares en los que se captó una imagen de Kinomoto Sakura, esa información la tendrá en menos de un mes" –hubo un silencio y luego se cortó la llamada.
Li estuvo unos segundos quieto con el teléfono en la mano, después giró sobre sus pies y encendió el ordenador que tenía en el escritorio. Antes de que pudiera parpadear las imágenes del investigador ya estaban abiertas en su pantalla.
Reconoció a los cuatro en la imagen, y otra vez experimentó una oleada de disgusto. Katsura se estaba volviendo un enigma y eso lo molestaba, no había información sobre él o su pasado, tampoco sobre su relación con Kinomoto y ahora eso, las personas más cercana a ella lo habían ido a despedir al aeropuerto, es como si fueran íntimos.
En la imagen se veían contentos, como si en realidad fueran familia.
Después vio la imagen en la que estaba solo con Daidouji y ella le tomaba el brazo con alegría mientras caminaban por los pasillos del Centro Comercial; la peste Katsura cargaba bolsas de diferentes tamaños. De nuevo sintió una extraña presión sobre sus entrañas, de verdad le molestaba que ese bastardo estuviera ahí, como si fuera el amigo más cercano de la familia.
¿Quisieras haber sido tú? Le dijo la voz en su cabeza con perspicacia. ¿Te hubiera gustado haber vuelto? Haber esperado a Sakura en el camino de los cerezos el primer día de la Secundaria para sorprenderla y decirle la amabas y que habías regresado. Haber mejorado tu relación con el malhumorado de su hermano, seguir siendo amigo de Daidouji y mantener a tus amigos de la Primaria Tomoeda.
La voz no dejaba de lanzarle imágenes hipotéticas a la cabeza.
¿Sueñas con haber sido su novio? Caminar de la mano con ella en las tardes después de la escuela cuando la acompañabas a casa, los dos vistiendo el uniforme de saco negro. Te hacía ilusión cenar en su casa y saber lo que era tener una familia cuando su papá conversaba contigo sobre los descubrimientos en la Universidad. ¿Con qué más fantaseas Li? ¿Con haber tomado su primer beso? La hubieras besado una tarde de invierno, mientras los dos caminaban por el parque camino a casa, o lo hubieras hecho en tu departamento mientras veían una película. ¿Qué más te hubiera gustado hacer? ¿Ser el primer hombre en hacer el amor con ella? Descubrir el calor de las caricias a su lado mientras te maravillaba su cara sonrojada y sus ojos verdes y sentías que no podías amar más, que eras completamente pleno y feliz. Y así habrían pasado los años hasta que los dos estuvieran en la Universidad, tú te habrías convertido en Historiador siguiendo el ejemplo del Padre de Kinomoto y ella seguramente hubiera elegido algo que tuviera que ver con niños, tal vez se hubiera vuelto Maestra de Primaria. ¿Le habrías pedido matrimonio? ¿Con eso también sueñas Li? ¿Con que Kinomoto se convirtiera en tu esposa en lugar de Fei Han?
Li estaba enfureciendo ante las cosas que estaban corriendo por su mente. Soltó un golpe en la pared para alejar los pensamientos.
Ella está muerta Li. Tal vez es el momento de que admitas que tú destruiste esos sueños con tus propias manos y que alguien más estuvo ahí con ella, que Katsura ocupó tu lugar porque tú te fuiste. Y que ahora ella ya no está… no puedes volver atrás. Es mejor que lo superes.
La voz guardó silencio como diciendo con ello que ya había expresado todo lo que pensaba. Y aunque Xiao Lang decidió ignorar el curso que habían tomado sus pensamientos había algo que seguía martillándole el cerebro.
¿Quién era Katsura?
Y eso lo resolvería ese mismo día. Hablaría con tu Tío sobre el misterio que había alrededor de la peste Katsura. Tenía derecho a saber la verdad sobre todo eso.
El reloj de su habitación le dijo que llegaría tarde a Artes Marciales, por lo que entró y salió del baño en pocos minutos con el uniforme puesto. Salió de la habitación dando un portazo que despertó a su hada que dormía cómodamente en la barriga del oso de felpa.
Li Xiao Lang no se había caracterizado nunca por ser paciente. Así que le molestó sobremanera el hecho de que su Tío no pudiera recibirlo hasta el día siguiente, supuestamente por algo relacionado con 'el Card Master' y el Concilio.
Ahora resultaba que todas las cosas tenían que ver con ella.
Su Tío le mandó un mensaje para avisarle que lo recibiría después del almuerzo, por lo que Li en lugar de ir a buscar las cosas para su clase de Artes Naturales caminó hacia el edificio que albergaba las oficinas del Director. Iba a paso lento mientras sentía el frío viento de noviembre sobre su rostro. Se acomodó el abrigo y la bufanda negra que protegía su cuello y esperó en la sala que estaba afuera de la oficina de Xiang Won.
El Prefecto Quo le sonrió y le dijo que el Director lo esperaba. Xiao Lang se puso de pie y se impactó al ver a su tío, tenía el semblante de un fantasma, ojeras pronunciadas como quien no ha dormido media vida. Notaba también un ligero temblor en su mano derecha y una venda que cubría su dedo índice de la mano izquierda. En su cuello había un enorme hematoma que ya se estaba volviendo verduzco.
-"Toma asiento Xiao" –le dijo de manera cariñosa, como siempre lo hacía. –"No me mires así, he estado ocupado con unas cosas del Concilio y no he dormido en unos días" –le dijo ante la mirada escrutadora que le estaba dando el joven frente a él, a quien ahora veía más adulto, más parecido a su fallecido hermano.
-"¿Qué quieren?" –dijo como quien escupe las palabras. –"¿Siguen insistiendo sobre las Cards?" –no podía disfrazar el disgusto en su voz.
-"Sí, ya les entregué el xúnzhão" –un escalofrío recorrió a Xiao Lang de pies y cabeza. –"No pude evitarlo más tiempo, han estado presionando con mi salida de la ESCO. Cortesía de Ieran como seguro sabrás, y no es que tenga intención de desafiar a la Matriarca Xiao, sólo que no es momento de irme, tenemos que resolver la maldición de la Escuela, una vez que todos estén a salvo dejaré la Dirección".
-"Lo matarán" –dijo Xiao Lang en voz alta. –"Tu hechizo es el buscador más poderoso que existe en el mundo, incluso por encima de la parvada que utiliza mi Madre. Encontrarán al Card Master" –la extraña preocupación que detectó el Director en la voz del menor de los Li lo desconcertó, no es que no supieran donde estaba Kenishi.
-"No será tan fácil. El hechizo está diseñado para ser más lento de lo normal, tardará cerca de un año en ubicarlo y eso nos dará tiempo" –Xiao Lang estaba demasiado intrigado con lo que le estaba diciendo su Tío, parecía que él supiera donde estaba Sakura.
-"¿Tiempo para qué?".
-"¿Cómo que para qué Xiao? Pues para que se gradúen" –Xiao Lang seguía sin comprender lo que el hombre frente a él le estaba diciendo. –"Para que Kenishi y tú se gradúen, una vez que eso suceda se habrán calmado las cosas y el Concilio dejará de presionar" –el menor se sentó derecho y frunció el ceño completamente colérico.
-"¿Qué es lo que tiene que ver Katsura en esto?" –ahora fue Xiang Won el que lo miró intrigado. –"¿Quién es Katsura?" –el Director levantó una ceja ligeramente desconcertado.
-"¿De qué estás hablando Xiao? Katsura es el…" –la puerta ante ellos se abrió estrepitosamente mostrando a un Eriol completamente agitado, seguramente por haber corrido durante un tiempo.
Eriol se inclinó ante ambos como saludo, mientras pensaba que había logrado evitar nuevamente que el Director le dijera a Xiao Lang que Kenishi era el Card Master y que todo lo que tenía que suceder en la ESCO se adelantara. Sonrió para sus adentros al notar que el Director lo miraba con cariño mientras Li estaba molesto por la interrupción.
-"He vuelto" –dijo a manera de saludo y se sentó a lado de ambos. –"¿En qué estaban?".
Xiao Lang ya había olvidado lo estúpidamente inoportuno que era Hiragizawa, después de cerca de tres meses de no verlo ya se había acostumbrado al silencio y a estar solo todo el día, como al inicio. Lo vio recuperado, ya no había rastro de las ojeras y la delgadez que tenía al momento de salir de la ESCO, ahora estaba de vuelta esa sonrisa sádica que nunca dejaba su rostro y la mirada que siempre parecía decir más de lo normal.
-"Le contaba a Xiao Lang que tuve que entregar el buscador para el Card Master, pero tendremos cerca de un año antes de que el hechizo surta efecto" –Eriol asintió moderando sus ademanes para evitar que el castaño viera a través de él.
-"Eso será suficiente" –sonrió Eriol. –"Les traje presentes a ambos de Londres. También pasé a Japón" –miró al castaño de soslayo. –"Tuve algunos avances sobre lo que discutimos la última vez Xiang Won, pero me temó que eso lo hablaremos hasta después, primero los presentes" –sacó dos cajas de algún lugar desconocido, les instó a que las abrieran y ante ellos se revelaron dos hermosos pañuelos de seda.
-"Gracias Eriol" –sonrió el Director, lo cierto es que le tranquilizaba mucho que la reencarnación de Clow hubiera regresado a la ESCO. –"Aunque eso no te salvará de la reprimenda, tenías autorizada una semana y se volvieron más de tres meses, eso no se puede volver a repetir" –Eriol se inclinó como disculpa.
-"No volverá a ocurrir".
Xiao Lang se sintió incómodo con Eriol en la habitación así que se levantó de su lugar desapareciendo la caja que estaba en sus manos. Eriol hizo una mueca de falsa molestia cuando vio su regalo desaparecer.
-"Eso me hiere mi querido descendiente" –Li frunció el ceño pero no dijo nada.
-"Me retiro, supongo que tendrán cosas de qué hablar. Tendremos que reprogramar la reunión, todavía tenemos temas irresueltos" –le dijo esto último a su Tío, con un tono de voz plano, aunque parecía que estaba molesto.
Se inclinó y le dio una mirada a cada uno antes de salir y caminó lentamente mientras sus manos se cruzaban sobre su nuca, como cuando era niño y necesitaba reflexionar sobre lo que había pasado.
¿Por qué ni Eriol ni su tío se habían inquietado con el hecho de que hubieran entregado el xúnzhão al Concilio?
Era obvio que matarían al Card Master.
Matarían a Sakura. Si es que no estaba muerta ya.
Y si es que ella ya no estaba con vida y encontraban al nuevo Master, aquello tampoco era tranquilizador. Había algo que él no estaba entendiendo, pero estaba seguro que Hiragizawa lo sabía, así que era un buen momento para tener una charla con el inglés.
Necesitaba que le aclarara el paradero de Sakura, porque la única forma de que Eriol no se alterara ante la posibilidad de que alguien le hiciera daño a la heredera de su magia era si él sabía dónde estaba, y tenía certeza de que no corría ningún peligro. Además, cuando su tío había dicho que tenían cerca de un año, Eriol había contestado que eso sería suficiente.
¿Suficiente para qué?
Tal vez Eriol era quien la estaba resguardando. Aunque no sabía cómo era posible que la reencarnación de Clow hubiera desaparecido por completo la presencia de la Card Master y de los Guardianes, como si no existieran.
Alguien estaba mintiendo. Y pronto descubriría quien era.
Justo cuando Xiao Lang salía del edificio donde estaba la Dirección y caminaba por el pasillo helado, Eriol le decía al Director algo que marcaría el rumbo del futuro.
-"Tal vez no podremos evitar las muertes, pero creo que hay una forma de detener la maldición. Tendremos que hablar con el Card Master, Kenishi debe saber la verdad".
–o0O0o–
Eriol notó un extraño semblante en Kenishi en cuanto lo saludó a su vuelta de Londres y Japón, mismo que llevaba un par de semanas sin modificarse y eso le preocupaba. Había una mirada muy sombría y la palidez de su rostro decía que no había dormido desde hace un tiempo, también tenía moretones en los brazos y algunos en el cuello.
Tal vez ya tiene pesadillas. No podemos seguir postergando esto, ya debemos hablar con él.
Y aunque Kenishi no lo confirmó era cierto, desde que Eriol había regresado a la ESCO había una pesadilla que perseguía a Kenishi cada noche, sin parar. Esa noche se cumplían exactamente 20 días con el mismo sueño y la verdad es que preferiría no dormir, estaba perdiendo la noción entre la realidad y la fantasía y cada vez se sentía más real, como si de verdad estuviera pasando.
En su sueño moría. Sakura moría en la ESCO.
-"¿Estás bien Kenny?" –la voz de Eriol lo sacó de los recuerdos del sueño y trató de sonreírle.
-"Sí, solo tengo algunos problemas para dormir" –bostezó como para reafirmar su argumento. –"¿Cómo está Tomoyo?" –Eriol escondió su mirada en el reflejo de sus lentes.
-"Deberías hablar con ella Kenishi, está un poco preocupada de que sólo le digas que estás bien. Sabes que ella percibe cosas aunque no tenga magia".
-"Lo sé, pero no quiero preocuparla por cosas sin sentido". –Eriol negó con la cabeza mientras dejaba el libro que estaba leyendo sobre la mesa de la biblioteca, donde ambos estaban estudiando para el examen final de Historia de la Magia.
-"No son cosas sin sentido Kenny, es tu mejor amiga, y te ama con todo su corazón. Deberías dejar de pensar que ella te juzgará, deja que te ayude a solucionar las cosas, siempre ha sido su especialidad ¿no?" –Kenishi sonrió verdaderamente.
-"Sí, siempre lo ha sido".
-"¿Ustedes están bien?" –Kenishi se sonrojó, era ligeramente incómodo saber que su mejor amiga y su mejor amigo eran pareja.
-"Excelente Kenny, es una mujer maravillosa" –el ojiverde se sonrojó con fuerza ante la intensidad de las palabras que había dicho el inglés, era como si con esa frase le hubiera demostrado todo lo que sentía por su amiga, y vaya que parecía ser demasiado.
-"Lo es" –y volvió a sentir esa presión en su corazón, que le recordaba su amor no correspondido hacia alguien sin alma, mismo que por cierto estaba sentado a dos mesas de distancia con los audífonos puestos y leyendo tomos de Chino Antiguo.
-"¿El domingo no trabajas?" –Kenishi negó. –"¿Te gustaría salir a dar un paseo conmigo?" –el ojiverde volvió a sonreír con entusiasmo. –"Hay algo que quiero enseñarte y que estoy seguro que te hará sonreír más seguido".
El domingo llegó casi en un parpadeó, la única diferencia era que el frío se sentía con más intensidad, los primeros días de diciembre se despedían del año con menos temperatura de la que se había registrado en otros años.
Dos hombres hermosos caminaban por las calles de Hong Kong donde ya se sentía el ambiente navideño por todos lados. Uno de ellos era más alto que el otro, el que tenía lentes, mientras el de ojos verdes tenía un tono de piel ligeramente más moreno.
Kenishi caminaba con las manos dentro del abrigo mientras Eriol acomodaba su bufanda guinda sobre el cuello.
-"Hace más frío de lo habitual para estas fechas" –dijo Eriol sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. –"Creo que nevara antes que otros años".
-"Espero que sí. Siempre me ha emocionado mucho la nieve" –sonrió como un niño mientras seguían caminando a paso lento. –"¿A dónde nos dirigimos?"
-"Es una sorpresa que te encantará" –le dijo en tono bajito. –"Pronto llegaremos" –y siguieron caminando por una zona llena de edificios como departamentos por calles de la Ciudad que Kenishi no conocía para nada. Aunque en realidad el japonés no conocía mucho más allá de la ESCO y el Ojo del Dragón.
El de lentes se detuvo frente a un edificio de tres o cuatro pisos y entró como si estuviera en su propia casa. Kenishi lo siguió de cerca sin preguntar nada, trataba de entender la razón por la cual estaban ahí; empezaron a subir escaleras y una emoción extraña invadió al ojiverde.
-"Llegamos" –estaban frente a una puerta de color azul marino que tenía el número 3B con letras doradas. –"Entra Kenny" –el ojiverde abrió la puerta y no pudo contener las lágrimas.
¡Tomoyo estaba ahí!
Ambos corrieron a abrazarse y sin darse cuenta los dos estaban sentados en el piso, mientras Tomoyo consolaba a un Kenishi que no paraba de llorar e hipar sobre su regazo, casi como una Madre que consuela a un pequeño que se cayó de un árbol.
Eriol sonrió enternecido por la imagen y no interrumpió. Solo cerró la puerta y pasó a la cocina del pequeño departamento para prepararles té. Encontró que Tomoyo ya había dejado prácticamente todo listo, así que sirvió rebanadas de pastel y las dejó en la mesa de la sala mientras esperaba que las dos amigas dejaran de llorar.
Después de algunos minutos Kenishi levantó la mirada verde brillante por las lágrimas.
-"¿Cuándo llegaste?" –le dijo con la voz entrecortada. –"Te hubiera ido a recoger al aeropuerto".
-"Llegué ayer, y Eriol me trajo al departamento. Estaré aquí hasta que termine el año como te prometí" –Kenishi sintió que el pecho se le hinchaba de pura felicidad, su mejor amiga estaba ahí en China.
Ambos se pusieron de pie y se sentaron en los sillones verdes que había en la pequeña sala. Eriol les había dejado tazas humeantes de té y se había retirado a una de las habitaciones para darles la intimidad que necesitaban. El ojiverde le dio un sorbo al té verde que además de calentarle las entrañas le tranquilizó el corazón; el llanto era catártico y ahora se sentía liberado, como si se hubiera quitado un peso gigantesco del cuerpo.
-"Te extrañaba mucho" –le confesó el ojiverde a su amiga mientras ella lo miraba llena de ternura. –"Lo siento, sé que has estado preocupada por mi" –se sinceró. –"Han pasado muchas cosas Tomoyo y a veces tengo la sensación de que ya no puedo continuar con esto" –se señaló y la amatista sabía que se refería a vivir siendo un hombre. –"Creo que estoy enloqueciendo".
-"No estás enloqueciendo Kenishi. Es normal en tu condición, pero ya casi lo logras amiga, un año más y te habrás graduado" –le tomó las manos que estaban frías todavía. –"Lo habrás conseguido, serás una de las hechiceras más grandes de este mundo, así que no debes dejarte vencer por nada ni nadie" –dijo la última palabra como refiriéndose a Li, ambas lo sabían, pero ninguna lo dijo, no era momento de hablar del muchacho de ojos de ámbar.
Los minutos se volvieron horas mientras hablaban sin parar, casi como si tuvieran una vida que contarse, toda una vida de extrañarse. Después de un tiempo que consideró pertinente Eriol se integró a la conversación, hablaban sobre el baile de fin de año y notó que a Tomoyo se le estaba ocurriendo una idea que él apoyaría.
-"¿Y si te transformas en Sakura?" –Kenishi se atragantó con el té y abrió los ojos como platos mientras tosía para recuperar el aliento. –"Nadie lo descubrirá y pasaremos una noche divertida" –siguió Tomoyo y el ojiverde negó rotundamente.
-"No lo haré" –su tono era más bien autoritario aunque sabía que estaba hablando con sus amigos. –"No voy a correr riesgos innecesarios a estas alturas, mi presencia real no puede volver a revelarse, no después de lo que pasó la última vez" –en la cabeza de los tres estaba la persecución que había protagonizado con Li a inicios de ese año.
-"Yo puedo ayudarte con eso" –dijo Eriol quien se había mantenido al margen.
-"No" –volvió a decir Kenishi resuelto. –"No lo haré, es demasiado arriesgado".
-"¿No extrañas ser tú?" –preguntó Tomoyo con tono grave y triste. –"Yo extraño a mi amiga, deberías dejarme verla un día nada más, no te estoy pidiendo nada que sea del otro mundo. Es un baile de máscaras, te confundirás con la multitud. ¿Quién sabrá que eres tú? Además, tienes a Mirror, así Kenishi no levantará sospechas" –la lógica de la amatista era irrefutable.
-"Tomoyo…".
-"No digas mi nombre con ese tono" –dijo seria. –"Lo único que quiero es ayudarte, no tengo intenciones de exponerte ni hacerte daño, yo sería incapaz. Piénsalo como un escape de todo, un día para Sakura, para ser tú, para verte como tú y para ser un poco feliz entre esta retorcida situación. Mereces un momento de felicidad" –Kenishi se mordió el labio inferior y se revolvió la cabellera azabache con desesperación.
Sabía que era peligroso hacer eso que su amiga estaba pensando, pero ese escape que le estaba ofreciendo Tomoyo era algo que necesitaba, ser ella un día, solo eso. ¿No podía salir mal de nuevo, o si?
-"Está bien" –la diseñadora no contuvo el grito de felicidad y se tiró a los brazos de Kenishi al grado de que ambos estuvieron a punto de caerse del sillón.
-"No te arrepentirás de esto. Lo haremos de maravilla, y yo diseñaré los disfraces de todos" –los ojos amatistas de la chica volvieron a tomar ese brillo de la infancia, cuando diseñaba los trajes que se utilizaban para la captura de la Cards.
-"Bueno, pero también tendrás que diseñar el tuyo" –Tomoyo miró a Kenishi con los ojos consternados. –"No pensabas dejarme sola en esto ¿o sí? Iba a invitarte a acompañarme desde hace algún tiempo" –la amatista asintió con entusiasmo. –"Así no me sentiré incómoda y si alguien pregunta puedo decir que soy amiga tuya".
Eriol sonrió sintiendo paz. Sería fundamental que Kenishi recuperara su ánimo, porque después del Baile Anual hablaría con él, tendría que decirle todas las cosas que estaban pasando y que podrían pasar en la ESCO. Pero sobre todo, debía saber que la clave para evitar las muertes estaba en él.
Tomoyo miró en su dirección y él volvió a sonreír, sabía que ambos se habían sintonizado sin necesidad de palabras y eso lo asustó de una manera extraña. Esa mujer le gustaba más que ninguna otra que se hubiera topado en la vida, en esa, en la anterior y en cualquiera…
Kenishi que si bien era distraído notó el aura de intimidad que se había formado a raíz de la mirada profunda que se estaban dando sus amigos, la gente podría decir que no tenía un atisbo de perspicacia en su organismo, pero el sonrojo de Tomoyo no mentía. Era una charla silenciosa entre dos amantes y se sintió incómodo, al mismo tiempo que un atisbo de envidia volvió a picarle el pecho. Su vida amorosa era una mezcla de recuerdos felices y dolorosos, no más, no se había enamorado de nadie más y a estas alturas del partido dudaba que pudiera hacerlo; sentía que de tanto amar a Li se le había acabado el amor que podía sentir por alguien.
Tal vez se convertiría en una señora desaliñada con miles de gatos. Desolador sin duda.
La mirada que se estaban dando sus amigos se cargó de más sentimientos, así que Kenishi sintió la necesidad de huir de la sala; casi sin hacer ruido se puso de pie y se refugió en el baño, se lanzó agua helada en el rostro e hizo una mueca en el espejo que tenía la intención de ser una sonrisa, pero no lo logró.
Suspiró derrotado. Un año más y todo eso habría terminado, regresaría a Japón con su hermano, volvería a ser Sakura y tal vez concretaría esas ideas que tenían de un negocio familiar, siempre había soñado con poner una pequeña cafetería en Tomoeda y convertirse en maestra de primaria.
Había demasiado futuro por delante así que no tenía tiempo de seguir siendo pesimista. Sonrió por última vez y respiró profundo después de ver su reloj. Debían regresar a la ESCO en media hora o tendrían problemas por violar el toque de queda que había. Tomó el pomo de la puerta y salió del baño sin hacer ruido, caminó hacia la sala y se sonrojó con furia.
Eriol tenía la mano de Tomoyo sobre sus labios mientras se abrazaban.
Nuevamente se sintió fuera de lugar y sonrió tristemente. Al parecer el amor le hacía daño de muchas formas…
–o0O0o–
El día del baile llegó en un santiamén. Todos habían cumplido exitosamente el periodo de exámenes finales sin nuevos incidentes con la magia lo que llenó la ESCO de una atmósfera de paz.
Enormes llamaradas iluminaban la noche, en la oscuridad del cielo no se lograban distinguir estrellas y el frío calaba los huesos aunque todavía no se presentaba la primera nevada del invierno. Los últimos detalles del Gran Salón habían sido atendidos y estaba a punto de ser abierto para recibir a los invitados del Baile Anual, que ese año sería de parejas famosas con la particularidad de que todos debían usar máscaras para esconder su identidad. Además de que había una prohibición, ya que nadie podía presentarse, aunque en realidad no había necesidad ya que todos se conocían bien.
Tomoyo miraba anonadada la magnitud de la ESCO, era como una ciudad entera. Eriol quien la llevaba caminando de su brazo, admiraba el reflejo que producían las antorchas sobre el rostro pálido de la chica. Se veía preciosa.
Escuchó algunos susurros mientras caminaban lentamente junto con las otras parejas que se aproximaban a la entrada.
-"El Superior Hiragizawa vino acompañado" –los miraban fijamente mientras decían eso. –"Parece una modelo, es espectacular" –Tomoyo parecía no reparar en los comentarios de las personas a su alrededor. Estaba contemplando la magnitud de la dimensión alterna en la que se encontraba la Escuela.
Después de un tiempo que pareció una eternidad Tomoyo miró fijamente a Eriol.
-"Esto es maravilloso" –soltó un suspiro. –"El lugar es impresionante y me muero por ver a Sakura" –dijo por lo bajo, como si tuviera miedo de que alguien descubriera su secreto.
-"Ya casi llegamos" –sonrió señalando la entrada del Salón y mientras el vaho de su respiración salía haciendo evidente la fría noche. –"Bienvenida a la Escuela Superior de Ciencias Ocultas Tomoyo". –la chica movió la cabeza en agradecimiento y siguieron caminando lentamente. Ambos habían optado por disfrazarse de Lancelot y Ginebra, esto después de haber tenido una intensa conversación sobre el mito de Camelot y lo que éste implicaba para Gran Bretaña. Ella usaba un vestido color azul cielo y él un traje de caballero de la Mesa Redonda con una cruz roja en el pecho.
La enorme puerta se alzaba sobre ellos y Tomoyo volvió a perder el aliento, llamas púrpuras flotaban para iluminar el Salón donde sonaba música clásica para recibir a los invitados. En la recepción había bandejas abundantes con comida y aperitivos donde muchos se detenían y en el fondo se encontraban las mesas y sofás donde se podía descansar.
-"No olvides por favor que no puedes salir de esta zona" –le comentó cariñoso Eriol mientras seguían introduciéndose en el Salón. –"Sino me veré en la necesidad de romper las reglas y estoy tratando de portarme bien para que el Director me perdone por ausentarme tanto tiempo de la ESCO" –le guiñó el ojo y ella se sonrojó, aunque el antifaz azul que traía impidió que el de lentes lo notara.
-"¿Le diste el disfraz a Li?" –Eriol asintió.
-"No tenía disfraz, así que casi me lo agradece" –Tomoyo sonrió con entusiasmo, también había confeccionado un traje para Li, casi sin darse cuenta de ello y al final le dijo a Eriol que se lo diera. –"Sigue molesto conmigo" –la gente se detenía y se inclinaba ante el de lentes lo que cortaba contantemente su conversación. –"Está insistiendo con lo de Sakura, ya sospecha cosas sobre Kenishi" –Tomoyo cerró los ojos, había tenido que usar el poder de su familia para falsificar la vida de Katsura después de que se enteraron que había gente investigando sobre el pasado de Kenishi.
-"¿Crees que sepa que Kenishi no existe?" –Eriol negó y sonrió ante las muestras de respeto que recibía en su camino hacia la mesa que siempre ocupaba para esos eventos. La del final del Salón.
-"No, creo que está celoso" –dijo como confidente. –"Sigue guardando sentimientos por Sakura, casi me golpea cuando le dije que no sabía nada de su paradero y me echó en cara que si eso era verdad no entendía por qué no estaba preocupado" –ambos rieron en complicidad.
Llegaron al fondo del Salón donde poco a poco empezaban a acomodarse múltiples parejas, ambos estaban nerviosos y no por ellos, sino porque Sakura entraría por la puerta en cualquier momento y se morían por verla vestida de princesa.
–o0O0o–
El día del baile llegó en un santiamén. Todos habían cumplido exitosamente el periodo de exámenes finales sin nuevos incidentes con la magia lo que llenó la ESCO de una atmósfera de paz.
Enormes llamaradas iluminaban la noche, en la oscuridad del cielo no se lograban distinguir estrellas y el frío calaba los huesos aunque todavía no se presentaba la primera nevada del invierno. Los últimos detalles del Gran Salón habían sido atendidos y estaba a punto de ser abierto para recibir a los invitados del Baile Anual, que ese año sería de parejas famosas con la particularidad de que todos debían usar máscaras para esconder su identidad. Además de que había una prohibición, ya que nadie podía presentarse, aunque en realidad no había necesidad ya que todos se conocían bien.
Tomoyo miraba anonadada la magnitud de la ESCO, era como una ciudad entera. Eriol quien la llevaba caminando de su brazo, admiraba el reflejo que producían las antorchas sobre el rostro pálido de la chica. Se veía preciosa.
Escuchó algunos susurros mientras caminaban lentamente junto con las otras parejas que se aproximaban a la entrada.
-"El Superior Hiragizawa vino acompañado" –los miraban fijamente mientras decían eso. –"Parece una modelo, es espectacular" –Tomoyo parecía no reparar en los comentarios de las personas a su alrededor. Estaba contemplando la magnitud de la dimensión alterna en la que se encontraba la Escuela.
Después de un tiempo que pareció una eternidad Tomoyo miró fijamente a Eriol.
-"Esto es maravilloso" –soltó un suspiro. –"El lugar es impresionante y me muero por ver a Sakura" –dijo por lo bajo, como si tuviera miedo de que alguien descubriera su secreto.
-"Ya casi llegamos" –sonrió señalando la entrada del Salón y mientras el vaho de su respiración salía haciendo evidente la fría noche. –"Bienvenida a la Escuela Superior de Ciencias Ocultas Tomoyo". –la chica movió la cabeza en agradecimiento y siguieron caminando lentamente. Ambos habían optado por disfrazarse de Lancelot y Ginebra, esto después de haber tenido una intensa conversación sobre el mito de Camelot y lo que éste implicaba para Gran Bretaña. Ella usaba un vestido color azul cielo y él un traje de caballero de la Mesa Redonda con una cruz roja en el pecho.
La enorme puerta se alzaba sobre ellos y Tomoyo volvió a perder el aliento, llamas púrpuras flotaban para iluminar el Salón donde sonaba música clásica para recibir a los invitados. En la recepción había bandejas abundantes con comida y aperitivos donde muchos se detenían y en el fondo se encontraban las mesas y sofás donde se podía descansar.
-"No olvides por favor que no puedes salir de esta zona" –le comentó cariñoso Eriol mientras seguían introduciéndose en el Salón. –"Sino me veré en la necesidad de romper las reglas y estoy tratando de portarme bien para que el Director me perdone por ausentarme tanto tiempo de la ESCO" –le guiñó el ojo y ella se sonrojó, aunque el antifaz azul que traía impidió que el de lentes lo notara.
-"¿Le diste el disfraz a Li?" –Eriol asintió.
-"No tenía disfraz, así que casi me lo agradece" –Tomoyo sonrió con entusiasmo, también había confeccionado un traje para Li, casi sin darse cuenta de ello y al final le dijo a Eriol que se lo diera. –"Sigue molesto conmigo" –la gente se detenía y se inclinaba ante el de lentes lo que cortaba contantemente su conversación. –"Está insistiendo con lo de Sakura, ya sospecha cosas sobre Kenishi" –Tomoyo cerró los ojos, había tenido que usar el poder de su familia para falsificar la vida de Katsura después de que se enteraron que había gente investigando sobre el pasado de Kenishi.
-"¿Crees que sepa que Kenishi no existe?" –Eriol negó y sonrió ante las muestras de respeto que recibía en su camino hacia la mesa que siempre ocupaba para esos eventos. La del final del Salón.
-"No, creo que está celoso" –dijo como confidente. –"Sigue guardando sentimientos por Sakura, casi me golpea cuando le dije que no sabía nada de su paradero y me echó en cara que si eso era verdad no entendía por qué no estaba preocupado" –ambos rieron en complicidad.
Llegaron al fondo del Salón donde poco a poco empezaban a acomodarse múltiples parejas, ambos estaban nerviosos y no por ellos, sino porque Sakura entraría por la puerta en cualquier momento y se morían por verla vestida de princesa.
–o0O0o–
Se sentía incómoda con la ropa, hacía mucho tiempo que no usaba un vestido y mucho menos uno tan corto como el que le había dado Tomoyo. Ciertamente el disfraz era precioso, rosa pastel corto enfrente y más largo en la parte de atrás; traía unos zapatos rojos a juego con listones que subían por sus piernas. El antifaz también era rojo y traía un abrigo que parecía una capa en un color negro con elegantes botones dorados.
Sakura suspiró al ver su imagen, era tan extraño verse en el espejo y no poder reconocerse, se alisó el cabello nerviosa y empezó a caminar de un lado a otro. Ella y Mirror estaban en la habitación de Kenishi, donde Eriol había realizado un conjuro para protegerla de cualquier inconveniente esa noche. A través de dicho hechizo no sólo había suprimido la posibilidad de que alguien notara su presencia, sino que la había dejado sin la capacidad de usar magia y le había retirado sus poderes de forma momentánea.
-"Si invocas o realizas algún hechizo sin que yo haya liberado el conjuro se revelará tu presencia. Sé que es un gran sacrificio estar sin poderes un día, pero confío en que lo lograrás Sakura" –le había dicho sonriendo el muchacho de lentes mientras la veía convertida en mujer.
Ciertamente Sakura era bellísima.
-"¿Estás lista?" –Mirror se había convertido en Kenishi para ser su fachada esa noche, y ya se encontraba portando un disfraz que se componía de un elegante traje blanco con una franja roja que le cruzaba el pecho en diagonal, como si fuera el príncipe de alguna nación. Su antifaz también era blanco, lo que hacía resaltar el verde de sus ojos y el azabache de su rebelde cabellera. La Card tenía un abrigo negro doblado sobre el brazo como esperando a salir para ponérselo.
-"En realidad no, pero tenemos que hacer esto" –otra vez se alisó el cabello que le caía en cascada sobre la espalda, acomodó el antifaz sobre su nariz y se abotonó la capa. Su Card se puso de pie y le ofreció el brazo para caminar, la zona de los dormitorios ya estaba desierta y lo cierto es que tendrían que salir casi a hurtadillas porque si alguien notaba que no estaban en el Salón, Kenishi tendría problemas, los invitados al baile no podían dejar el Gran Salón.
Después de caminar bajo las sombras más rápido de lo normal, se integraron al camino de las antorchas que guiaba la entrada al Salón. Inmediatamente todos se giraron a verlos y Sakura seguía sin entender la razón, sin embargo, se debía a que era fácilmente una de las mujeres más bellas, y el hecho de que caminara del brazo del que era uno de los hechiceros más reconocidos de la ESCO ocasionó que más de uno se quedara boquiabierto.
-"¿Quién es tu acompañante Kenny?" –se escuchó a unos cuantos metros de que entraran al Salón.
-"Una princesa" –dijo Mirror lo que ocasionó el sonrojo de Sakura quien decidió acelerar el paso al entrar al Gran Salón.
-"Deberías respirar Sakura" –le dijo la Card cuando ya nadie los escuchaba y trataban de buscar a Eriol y a Tomoyo. –"Te vas a desmayar" –y Mirror tenía razón porque cuando la ojiverde sintió las miradas sobre ella dejó de respirar, sintió una presión en el pecho y supo que desfallecería en cualquier momento. Tenía miedo de ser descubierta, todo se iría al carajo y estaba a punto de lograrlo…
Kenishi-Mirror identificó a Eriol y a Tomoyo sentados platicando animadamente en el extremo opuesto y dirigió a su Ama hacia ellos. Sabía que estaba muy nerviosa por esa situación, pero todos querían que se divirtiera y fuera feliz siendo ella durante unas horas.
Xiao Lang que estaba en el extremo contrario a la zona donde habían entrado Sakura y Mirror no notó el alboroto que se había organizado cuando entraron al Salón, estaba fastidiado por haberle hecho caso a Hiragizawa sobre el disfraz que traía puesto y se sentía incómodo. Mei Ling y Fei Han le habían dicho que se veía espectacular ya que parecía un príncipe, pero a él toda esa ridiculez de las fiestas de disfraces le parecía infantil e innecesaria, bastaba con un esmoquin o algo similar, sin embargo, su tío había hecho énfasis para que todos se divirtieran ya que existía la posibilidad de que no volvieran a tener ningún Baile Anual, así que había accedido a hacerlo por eso.
Miró a Fei Han que tenía un disfraz como de princesa árabe en color jade mientras ella hablaba sobre lo bonito que sería que nevara esa noche y pensó que era una mujer hermosa. Con el cabello negro recogido en un moño sobre la cabeza y los ojos verdes brillando emocionada. Mei Ling, quien prácticamente lo había obligado a que la llevara al baile, estaba sirviendo bebidas para todos con una sonrisa que al parecer era compartida por todos los presentes. Había un ambiente generalizado de paz y felicidad.
Vio a Hiragizawa en el lugar donde se sentaban en cada Baile y le regresó la furia que había experimentado la última vez que habían hablado, cuando se había negado a responder a sus preguntas. Notó que estaba acompañado de una mujer de cabello negro azabache corto y se le hizo ligeramente familiar, la miró con más detenimiento y pudo notar el amatista detrás del antifaz.
Algo en su estómago se contrajo, la mujer con Hiragizawa era Daidouji, estaba seguro. Estaba por empezar a caminar hacia ellos con motivos que todavía desconocía cuando vio que otra pareja se les estaba acercando.
Dejó de respirar.
Si se hubiera visto a sí mismo habría notado la palidez que adquirió su rostro y el ligero temblor que había en sus manos, producto de la adrenalina que corría a toda velocidad por su cuerpo con furia y desconcierto. La pareja que se aproximaba a Hiragizawa y Daidouji era Katsura y una mujer de cabello castaño y ojos verdes.
-"Sakura" –se escapó de sus labios sin que lo notara y llamó la atención de Fei Han quien seguía hablando de los disfraces tan bonitos que había esa noche. Al escuchar el nombre la joven de cabello negro sintió sus rodillas doblarse y giró la cara desencajada hacia Li con la intención de identificar hacia dónde es que él estaba mirando, pero derivado de su altura y la cantidad de gente que había en el Salón no pudo lograrlo.
Xiao Lang empezó a abrirse camino entre la multitud y Fei Han sintió que se moría lentamente, por instinto le tomó el brazo y le preguntó con una sonrisa fingida a dónde iba.
-"Espera con Mei" –le dijo sin mirarla y retiró su mano sin delicadeza.
Fei Han sintió que su corazón se rompía nuevamente, él se había ido sin siquiera mirarla al notar a esa persona que ya había mencionado antes, ese nombre que la atormentaba desde la primera vez que lo escuchó. La chica de ojos verdes miró la espalda de Li alejarse y sintió que las rodillas le fallaban, nuevamente era claro que Xiao Lang no la amaba, ni la amaría jamás y ella tenía que aprender a vivir con ello. Mei Ling se acercó con tres copas de vino y le entregó una.
-"¿Y Xiao Lang?" –la chica tomó la copa y de un solo trago vació su contenido, sintiendo la calidez recorrerle el cuerpo.
–"Se fue".
–o0O0o–
Tenía que verla.
Era ella estaba seguro, aunque no había ni una pizca de magia en su ser era ella. Lo sabía. Era Sakura.
-"Superior ganará el premio a la excelencia de este año" –le decían mientras él trataba de dirigirse hacia el extremo donde estaba Hiragizawa. Ni siquiera agradecía las muestras de afecto, de hecho no miraba a la gente a su alrededor, tenía un objetivo en mente y no podrían detenerlo, tenía que tocarla, quitarle el antifaz y decirle… Bueno, en realidad no sabía qué le iba a decir.
Llegó al extremo del salón y ya no estaba, vio a Katsura y a Hiragizawa, junto con tres personas más, dos de los cuales eran los siameses amigos de la peste, pero las dos jóvenes ya no estaban. Se desató otra ola de furia en su interior, lo que le endureció los ojos hasta que tomaron un tono casi cobrizo.
-"Xiao Lang" –lo saludó Eriol. –"El disfraz te queda excelente. ¿Buscas a alguien?" –le dio su sonrisa cínica y Xiao Lang lo fulminó con los ojos.
-"No" –ladró. No volteó a ver a Katsura, ni a ninguno de los que estaban ahí y empezó a caminar por el salón. No estaba loco, la había visto y la encontraría, si ya la había buscado en todo el mundo, podría encontrarla en un estúpido edificio. Además, ninguno de los invitados podía dejar el salón, así que debía estar cerca. Se alejó hacia la mesa de las bebidas y tomó una copa de vino para tranquilizar sus nervios, empezaba a desesperarse y si seguía así dormiría a todos en el Salón. Aprovechó su altura para buscar vestidos rosas, sin embargo, eran demasiados, así que fue uno en uno, buscando un rostro como desde hacía dos años.
Lo que Li no sabía era que Sakura había salido al balcón a tomar aire mientras Tomoyo iba al baño. Esa parte por lo general estaba cerrada durante el Baile Anual, sin embargo, habían autorizado que fuera abierto para que las parejas pudieran disfrutar la vista de la luna que había desde ahí y que para regocijo de todos se encontraba en su máximo esplendor en una enorme y brillante luna llena, también habían autorizado que se abrieran los pequeños balcones que acompañaban los ventanales.
La ojiverde suspiró y notó la luna que se escondía de vez en vez detrás de las nubes. El vaho de su respiración y el leve temblor de sus labios le recordaban que estaba en una noche de invierno con un vestido corto a la intemperie, pero lo cierto es que necesitaba respirar. Y el frío le hacía recordar que estaba viva.
Estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no notó que a su lado había una joven ligeramente más bajita que ella con un abrigo blanco que casi llegaba al piso. Cuando la miró con detenimiento casi se le sale el corazón del pecho, la prometida de Li estaba a su derecha admirando en silencio la luna como ella.
Sakura notó que solo las separaban un par de pasos, por lo que la fragancia de flores que desprendía se colaba por su nariz con facilidad. Estaba por irse cuando escuchó la melodiosa voz de la mujer que compartía su color de ojos y que esa noche traía una hermosa máscara dorada con piedras jade.
-"Es un hermoso espectáculo" –Fei Han había huido del Salón para tranquilizarse y lo cierto es que la imagen de la chica viendo la luna con tristeza le recordó tanto a ella que no pudo evitar acercársele.
-"Siempre es así desde aquí" –dijo Sakura sin pensarlo mucho.
-"¿Habías estado aquí antes?" –preguntó Fei Han con sorpresa y Sakura se pateó internamente. –"Yo nunca había salido del Salón" –la voz de la chica de cabello negro era como de profunda tristeza, lo que hizo que a Sakura le dieran ganas de preguntarle si le sucedía algo, pero se contuvo. Eso era demasiado bizarro.
Siguieron en silencio, lo cierto es que ambas estaban experimentando una extraña comodidad. Al parecer era la comodidad de estar con un extraño.
-"¿Te has enamorado?" –Sakura creyó que aquello era demasiado retorcido, la futura esposa de la persona que amaba (pero que tenía el firme propósito de olvidar) le estaba preguntando por el amor.
-"No soy la persona más indicada para contestar eso" – se sinceró. –"No me ha ido muy bien que digamos" –soltó en un tono de burla para sí misma.
-"A mí tampoco" –Sakura se sorprendió por un minuto y miró de soslayo su rostro, la chica era más bonita que en las fotos que ponían en el boletín de la ESCO, desde la primera vez que la vio supo que era casi perfecta y ahora que tenía la oportunidad de verla de cerca sonrió con tristeza, lo cierto es que parecía ser una buena persona.
Fei Han se sintió mejor al confesarse con una desconocida, no sabía por qué, pero ser tan correcta y cumplir siempre con lo que le pedían la ponía en un segundo plano, al grado de que se había convertido en una especialista en mentir y mentirse a sí misma. Aunque desde el principio supo que su matrimonio con Li era sin amor, el reconocimiento tácito de eso la lastimaba y no sabía muy bien por qué.
-"Mi prometido no me ama" –le dijo en un susurro y Sakura sintió pena por ella, pena por ambas. Dejó de respirar al escuchar el dolor en su voz y pensó con tristeza que él no amaba a nadie, sólo a él mismo. Al parecer ambas estaban enamoradas de alguien sin alma.
Aquello estaba muy jodido.
-"Al parecer quiero algo que nunca voy a poder obtener" –siguió Fei Han. –"¿Patético no? Después de ser educada para ser la esposa perfecta estoy sufriendo por niñerías" –la de cabello negro sintió calidez al ver los ojos de sincera pena en la chica frente a ella, como si con ese silencioso gesto quisiera consolarla.
-"¡Sakura!" –las dos voltearon hacia la voz angustiada de Tomoyo quien se había muerto de miedo al no verla por ningún lado. Sin embargo, la amatista sintió que se moría cuando vio que su amiga estaba a un lado de la que Eriol había señalado como la prometida de Li. Se quedó sin habla.
-"Lo siento, me equivoque" –dijo Tomoyo como tratando de corregirse y regresó al Salón con la cara angustiada. Nadie debía saber que Sakura estaba ahí y ella se lo gritaba en la cara a la prometida de Li.
-"Al parecer nos confundió" –dijo Fei Han con pesar. Su cerebro se dijo que el mundo no podía ser tan pequeño ¿o sí?, la chica tal vez buscaba a otra Sakura, no a la misma que Li estaba buscando y por la cual la había dejado sola, la dueña de su corazón.
-"¡Fei!" –ahora era la voz de Mei Ling la que la llamaba. La joven vestida de jade se giró a ver a la prima de su prometido y cayó en cuenta de que estaba sola en el balcón. –"Te congelarás aquí" –le dijo la chica de ojos rubí mientras se abrazaba a sí misma. –"¿Qué hacías?" –le dijo risueña sintiendo como sus pulmones se llenaban del aire invernal.
-"Hablar con fantasmas" –le dijo con una voz seria, lo que impidió que Mei Ling hiciera una broma al respecto. –"Tengo que hablar cosas contigo Mei, y te suplico que seas sincera conmigo" –la aludida asintió sin saber a qué se refería. –"¿Quién es Sakura?" –la chica de ojos rubí sintió que se le revolvían las entrañas con fuerza y le dieron náuseas.
-"¿Por qué me preguntas e-eso?" –no pudo evitar que su voz fallara.
-"Quiero saber quién es la dueña del corazón de Xiao Lang" –Mei Ling sintió que el cuerpo se le volvía de gelatina, no entendía por qué Fei estaba hablando de Kinomoto y por qué hablaba de una relación con su primo. –"Te pido que seas sincera conmigo. No le diré nada a Xiao Lang, pero si sigo dándole vueltas a esto enloqueceré" –se escuchaba a la perfección la angustia en su voz y Mei Ling sintió una ola de remordimiento; en lo más profundo de su ser ella siempre había querido que Kinomoto y Xiao Lang fueran felices juntos, pero ahora ni ella ni nadie lo haría feliz, y sabía que no debía decírselo, eso sería causarle tormentos innecesarios a la que sería su futura esposa.
-"No es nadie de quien debas saber, es todo lo que te diré" –Fei Han la miró con tristeza, sabía que no estaba obligada a decirle nada. Ambas guardaron silencio y notaron como las parejas que estaban afuera empezaban a entrar al Salón, al parecer ya anunciarían al ganador del premio a la excelencia anual.
–o0O0o–
Después de minutos que le parecieron horas Xiao Lang encontró a la chica de cabello castaño, estaba caminando hacia donde él había estado hace unos segundos, caminaba del brazo de la otra joven y sonreía nerviosa, ya conocía esa sonrisa, era la que ponía cada vez que Daidouji le daba trajes para la captura de las Cards. Era ella, estaba seguro, y si no lo era, aquello era una maldita coincidencia muy retorcida.
Regresó sobre sus pasos para ir al final del salón, pero nuevamente todos se interpusieron en su camino diciéndole cosas sobre su rivalidad con Katsura por el premio a la excelencia académica de ese año. Ignoró a todos y al último par que se le acercó no dudo en empujarlos con más rudeza de la habitual.
El silencio se hizo en el Salón a causa de la entrada del Director y Xiao Lang tuvo que detener su búsqueda por lo que soltó dos maldiciones al aire. Sin que el castaño lo notara Eriol se puso a su lado y le ofreció una copa de vino mientras Xiang Won Li se aclaraba la garganta.
-"Ganarás este año. Kenishi tuvo problemas con sus materias ordinarias" –le dijo por lo bajo y Li lo miró con cara de que no le importaba en lo más mínimo lo que le estaba diciendo.
-"¿Quiénes son las mujeres con las que estás?" –le soltó y lo miró directo a los ojos, por lo que Eriol notó a la perfección el fuego que había en su mirada. Con que ya las había visto, pensó el de lentes, eso haría la velada muy interesante.
-"Las presentaciones están prohibidas querido descendiente" –Xiao Lang apretó el puño y estaba a punto de reaccionar de forma violenta cuando la voz del Director inundó el Salón.
-"Buenas noches jóvenes, sean bienvenidos al baile anual de la ESCO, agradezco el entusiasmo del Comité encargado de su organización, como cada año hicieron un trabajo espléndido" –todos aplaudieron emocionados por las palabras del Director, estaban atravesando cosas complicadas, y tal vez sabían que no era tiempo para festejos, pero lo harían. Violarían todas las reglas sobre la cordura y lo harían. –"Es momento de anunciar al ganador del premio a la Excelencia Anual" –todos sostuvieron la respiración, sería nombrado el mejor alumno de todas la escuela. –"Saben que ante las adversidades lo más adecuado es el esfuerzo. Cuando yo era joven alguien me dijo que no había crisis que no se superara con 24 horas seguidas de trabajo. Es por eso que el premio de este año debe ser leído como una recompensa para el esfuerzo frente a la adversidad, al igual que una responsabilidad" –hizo una pausa dramática. –"Este año hubo una competencia reñida, cada vez tenemos más alumnos de excelencia, pero como bien saben este privilegio es para una sola persona" –volvió a guardar silencio, por lo que solo se escuchaban las respiraciones agitadas. –"Me complace anunciarles que el premio de este año es para el próximo líder de hechiceros y mi sobrino, Li Xiao Lang" –todos aplaudieron como enloquecidos y el castaño avanzó hacia el podio sin mirar a nadie a su alrededor.
Sakura sonrió tristemente, sabía que sus notas en las clases ordinarias habían afectado su rendimiento, aplaudió por inercia mientras observaba fijamente a Li. Ciertamente ese disfraz que traía puesto le quedaba bastante bien, parecía un príncipe; se sonrojó ante sus pensamientos. Eriol la miró como tratando de reconfortarla, él sabía cuánto se había esforzado por obtener el premio nuevamente.
Todos detuvieron los aplausos cuando el Superior Li tomó el premio y agradeció con una inclinación a su tío. A gritos los presentes le pidieron que dijera unas palabras y aunque frunció el ceño como sinónimo de su desagrado, alineó los hombres y se paró frente a la multitud sin un atisbo de duda en sus facciones. Guardó silencio, imponiendo su presencia frente a todos, que lo miraban llenos de admiración, era un Li, no se esperaba menos de él.
-"El poder es sinónimo de esfuerzo y el esfuerzo no se obtiene sin trabajo. Mi objetivo es simple, demostrar porqué los Li somos quienes somos y eso es precisamente lo que estoy haciendo" –todos se quedaron asombrados ante la fuerza de sus palabras, era como si se les hubieran quedado tatuadas en el cerebro. Él era poderoso y se los hacía saber, pero quería más y lo obtendría como fuera… al precio que fuera…
Había demasiados significados detrás de lo que había dicho. Los Li, la familia y el poder que han perpetrado; Sakura sintió un escalofrío cuando notó que Li la miraba sólo a ella, entre la multitud tenía los ojos clavados sobre ella, como si quisiera atravesarle el alma. A pesar del miedo que sentía le sostuvo la mirada, era imposible que la reconociera así que se mantuvo firme, quieta y sin dudas aunque sintiera que desfallecería en cualquier momento.
El Director interrumpió su campo visual al darle una palmada en el hombro a Li, dando por terminada su intervención. Ambos bajaron del podio entre aplausos y la música no se restableció hasta que el Director abandonó el Salón después de desearles una agradable velada. Sakura logró respirar en cuanto dejó de sentir esa mirada atravesarle el corazón y sonrió tristemente de nuevo.
¿Qué le había pasado al niño que ella conoció?
-"¿Estás bien?" –le dijo Tomoyo mientras tomaba su mano. –"Me estremecieron sus palabras, debo confesar que me dio miedo" –Sakura la miró como diciéndole con esa mirada que ella también se había asustado, en el fondo ella sabía que el hombre en que se había convertido era un tímpano de hielo que infundía miedo.
-"Bueno" –dijo la amatista. –"Esta es una fiesta, así que bailemos" –le tomó la mano y la dirigió al centro de la pista seguida de Eriol y Kenishi-Mirror que sonreían ante el entusiasmo de Tomoyo.
Sakura sintió una presión en el pecho, casi como si alguien le estuviera oprimiendo justo sobre su corazón. Se sentía perdida sin la magia corriendo por su cuerpo, no podía identificar las presencias a su alrededor como si estuviera ciega y prácticamente todos sus sentidos la hubieran abandonado. Era una sensación difícil de describir, como si estuviera vacía por dentro, como si sólo fuera un cascarón.
Sonrió lo mejor que pudo a Tomoyo que bailaba sin ningún tipo de temor en su rostro y sin sentirse cohibida por nada. Ya había olvidado lo fácil que era para su mejor amiga ser sociable y divertirse. Y ella simplemente no podía apagar su cerebro. Estaba pensando en lo que había dicho Li, en la fuerza de sus palabras, en su cara sin emociones…
Tomoyo la instó a bailar cuando vio que se había quedado quieta y pensativa. A lo mejor no había sido buena idea sugerirle que se volviera Sakura, pero de verdad creía que eso podría hacerla un poco feliz, después de las miles de cosas que la estaban atormentando recientemente y con la publicación de la fecha de la boda de Li estaba más cabizbaja que de costumbre. Eriol y Kenishi-Mirror fueron por bebidas y regresaron con copas de vino, lo que podría ayudar a que Sakura se relajara un poco.
La diseñadora volvió a tomar de las manos a Sakura para ofrecerle la copa de vino y la hizo chocar para brindar.
-"Porque te ves hermosa y la noche es preciosa" –todos se sumaron al brindis con una amplia sonrisa y sintieron como el alcohol les relajaba el cuerpo. Tenían el derecho a divertirse y lo harían, mucho tendrían que afrontar después y aunque nadie lo sabía ese podría ser el último baile que se ofrecía en la ESCO.
El DJ estaba mezclando Deep House para el gusto de todos, quienes se movían con el ritmo de la música. Este año el encargado estaba disfrazado de arlequín con un gorro con cascabeles que se movían cuando agitaba la cabeza. Habían apagado cualquier iluminación, solo habían dejado un espectáculo de luces en movimiento en la parte alta del Salón que parecía una aurora boreal.
Sakura sonrió ante la destreza de Kenishi-Mirror, nunca pensó que su Card fuera tan buena bailando. Miró como Eriol y Tomoyo se movían con la música y ella no dejaba de sentirse torpe, como si careciera de coordinación motriz. Sonrió y se acercó a Tomoyo para decirle que iría por agua. Ella asintió dándole un apretón en la mano derecha como para que dejara de sentirse incómoda y siguió bailando.
Sakura se abrió paso entre la multitud, como estaban en penumbras y ella no tenía magia era difícil no chocar con las personas, llegó a la mesa de bebidas y tomó una botella de agua, la abrió y dio dos tragos que le tranquilizaron los nervios. Se giró para regresar con su grupo cuando chocó de frente con un cuerpo, dio un paso para atrás; se inclinó a manera de disculpa y se le heló la sangre.
Era Li.
Hizo un ligero movimiento con la cabeza y dio un paso hacia el costado para poder retirarse, pero él se movió con ella, como si bailaran. Sabía que la estaba mirando fijamente pero no quiso levantar la mirada, tal vez podría notar el latir de su corazón que era casi un tambor y ese ligero temblor que tenía en las manos. Necesitaba huir.
Se hizo nuevamente hacia un lado, pero él volvió a impedirle el avance.
-"Disculpe" –habló en chino con la voz a la mitad y casi con un suspiro. Sin embargo, Li no se movió, se mantuvo quieto como una pared de hierro. Sakura intentó dos veces de cada lado y el castaño no se movió, aquello era demasiado, ya no sabía qué hacer. Se quedó quieta, respiró para tranquilizarse y levantó el rostro para mirarlo a la cara.
-"Permítame pasar" –le dijo firme, mientras notaba el destello de los ojos castaños debajo del antifaz rojo que tenía. Apretó la botella que tenía en la mano al ver que no se movía y supo que sus rodillas fallarían si seguía viéndolo a los ojos.
-"Te estaba buscando" –le dijo con tanta calma en el semblante que para Sakura pasó desapercibida la sonrisa que se estaba formando en sus labios. –"Y aquí estás" –a la ojiverde se le doblaron las rodillas y tuvo que tomarse de la mesa para no caer. Desvió la mirada de los ojos de ámbar que brillaban como los de un felino en la noche y dejó de escuchar la música, se sustituyó por un sonido blanco de silencio total. Su cabeza palpitaba como si le fuera a dar un ataque de pánico y se sintió mareada. Todo le estaba dando vueltas.
¿Así se sentía el amor? ¿no?
-"Está equivocado" –siguió hablando en chino. –"Me está confundiendo, déjeme pasar por favor" –le dijo con más fuerza de voluntad de la que sentía y lo miró a los ojos sin duda. Era imposible que supiera quien era, estaba completamente protegida, así que lo encararía, un poco de su altivez no le haría daño.
-"Yo nunca me equivoco" –le dijo serio, a pesar de que sonaba como si estuviera haciendo una broma. –"Eres a quien he estado buscando toda la noche" –la chica de ojos verdes sintió una extraña calidez empezarle en las manos y correr por todo su cuerpo como una droga tibia. Pero no se permitió sonrojarse ante lo que le dijo, se mantuvo firme mirándolo desde su estatura, con los hombros rectos y la barbilla hacia arriba.
-"Le repito que me confunde" –le dijo sin un atisbo de duda y él notó a la perfección el brillo verde debajo del antifaz y no pudo parar de sonreír. Sakura desvió la mirada y se movió rápido hacia la derecha y logró esquivar el cuerpo por lo que empezó a caminar para irse, sin embargo, él fue igual de veloz y la tomó del brazo justo cuando le daba la espalda. Aplicó la fuerza suficiente como para que ella diera la vuelta y no la soltó.
Un escalofrío recorrió ambos cuerpos desde el momento en que hicieron contacto, como si con ese simple hecho tanto Li como Sakura volvieran a vivir.
-"No te irás" –le sentenció Li a lo que la ojiverde pestañeó consternada, sintiendo como se le estaba entumeciendo la piel del brazo de donde Li la sostenía. –"¿Eres Sa…?".
-"Con qué aquí estabas Xiao Lang" –la interrupción de Mei Ling distrajo a Li, tiempo que fue más que suficiente para que Sakura se soltara de su agarre y caminara entre la gente hasta que nuevamente se perdió entre la multitud.
Li ahogó una maldición y sintió como su mano palpitaba por la tibieza que permanecía, una tibieza que no era suya.
-"¿Qué te pasa?" –le escupió Mei Ling con un enojo que no era característico de ella. –"Fei Han ha estado sola todo este tiempo, no se te olvide que es tu prometida" –le dijo mientras miraba fijamente hacia la multitud, preguntándose quien era la chica con la que estaba su primo y a quien, estaba segura, estaba tomando del brazo. Cosa que era extraña, Xiao Lang no hacia contacto físico con ningún ser vivo, nunca tocaba a nadie. Jamás.
El castaño no le respondió, ni siquiera la miró, aunque tenía que admitir que había algo de razón en sus palabras, no podía seguir perdiendo el tiempo buscando fantasmas. Regresó sobre sus pasos y se puso a lado de Fei Han en silencio, sin embargo seguía buscando a Sakura en el Salón, por lo que no escuchó lo que la que sería su esposa se acercó a decirle.
-"¿Qué?" –le espetó.
Ella se mantuvo con la cabeza agachada, como armándose de valor ante lo que iba a hacer. Le tomó la mano y lo jaló.
-"Bailemos" –a Li le tomó por sorpresa su actitud, por lo que lo no se movió de inmediato, sino hasta que ella apretó los dedos entre los suyos y lo jaló con determinación. –"Estoy algo aburrida Xiao Lang" –hizo cara de estar haciendo un mohín, lo que nuevamente extrañó al castaño ya que Fei Han no era una persona que hacía berrinches.
Sin embargo, caminó con ella hasta el centro de la pista, un tanto extrañado por el contacto de sus manos, así que la soltó en cuanto estuvieron entre la multitud. Fei Han empezó a bailar y Li se meció ligeramente, no era precisamente el estereotipo de bailarín de fiesta aunque ese tipo de música le gustaba.
Fei Han tenía una extraña sensación, pese a que había tenido el valor de tomarlo de la mano y que su prometido bailaba con ella, sabía que el hombre frente a ella no tenía intención de estar a su lado. Notaba como buscaba entre la multitud, examinaba cada rincón del salón oscuro una y otra vez, buscando rostros a su alrededor. Notó como su ceño se profundizó cuando fijo su vista en una dirección. Ella debido a que era mucho más bajita que él, no podía ver lo que estaba sucediendo, pero si hubiera podido hacerlo, habría notado como es que Katsura tomaba de la mano a la que parecía ser Sakura y la hacía girar al bailar mientras ella reía fascinada.
La cara de Xiao Lang se contrajo aún más y lo que Fei Han no podía ver era que la chica de cabellos castaños y ojos verdes le había dado un beso en la mejilla a su acompañante de baile. Xiao Lang notó cómo se separó de su grupo después de decir algo al oído de Katsura, lo que le había ocasionado una presión en las entrañas al ver la familiaridad con la que se tocaban y hablaban.
La vio caminar entre las penumbras con dirección a uno de los pasillos donde estaba el área de descanso y aseo de los invitados, y no lo dudó, empezó a caminar hacia donde se dirigía.
-"No te vayas" –le dijo Fei Han con un hilo de voz al saber que la volvería a dejar sola por ir a buscar a ese fantasma de nombre Sakura.
-"Ve con Mei" –nuevamente no la miró al alejarse y la pelinegra sintió que sus rodillas se vencían. No era fácil que una y otra vez su futuro esposo dejara en evidencia que no tendría ningún tipo de problema en dejarla, una y otra vez como si ella solo fuera un mueble más de la enorme mansión donde vivía.
Xiao Lang llegó a la zona de descanso, misma que estaba casi vacía, ya que apenas estaba dando inicio el baile. Supuso que la ilusión llamada Sakura estaría dentro del baño, por lo que tomó asiento afuera, en uno de los sillones de piel blanca que utilizaban para acondicionar esos eventos. Cruzó la pierna como para disfrazar su impaciencia, sin embargo, sabía que no podía entrar al tocador de mujeres. Era demasiado.
Vio salir un grupo de chicas y las abordó.
-"¿Hay alguien más adentro?" –todas las chicas se sonrojaron con fuerza al reconocerlo, por lo que ninguna pudo hablar. Li levantó una ceja al ver que ninguna le contestaba y en respuesta obtuvo un suspiro.
-"S-sí" –tartamudeó una de las chicas que pudo sobreponerse a la impresión de que Xiao Lang Li, el HE-RE-DE-RO de los Li les estuviera hablando. –"Solo hay una chica de vestido rosa" –Li se dio la vuelta y esperó a que el grupo se alejara y entró al cuarto de baño.
Era lujoso, como todo en esa parte del edificio, por lo que adentro había otra zona de descanso junto a los espejos. Volvió a sentarse con la pierna cruzada y tuvo el cuidado de poner un hechizo de confusión en la puerta para que nadie entrara y aguardó.
Lo cierto es que si alguien lo miraba notaría la sonrisa que se había instalado en su rostro, como sonríe quien acaba de hacer una travesura. Se miró en el espejo y notó su cabello revuelto y las ojeras que nunca lo dejaban. Vestía un saco de elegante color rojo que se amoldaba perfectamente a su torso, las mangas terminaban en un doblez beige que resaltaba el dorado que había en los detalles del disfraz. La franja amarilla con negro que le cruzaba el pecho lo hacía sentirse ridículo, sin embargo, no podía negar que el atuendo estaba bien hecho, seguramente Eriol se había arrepentido de usarlo.
Reparó en una pelusa negra que estaba sobre los zapatos blancos que usaba y la quitó mientras escuchaba el sonido de una puerta abrirse. La chica de vestido rosa, quien de acuerdo con Xiao Lang era Sakura, caminó con una sonrisa hacia los lavabos mientras la mirada del castaño la seguía. Al parecer ella no se había percatado de su presencia, lo que sirvió para que Li hiciera un análisis minucioso de su apariencia. Era relativamente baja de estatura, tal vez sólo un poco más alta que Fei Han, además de que el atuendo aniñado la hacía parecer más pequeña de edad.
Era delgada, el ajuste del vestido le permitía ver una fina cintura, además de que sus piernas eran largas y atléticas, típicas de una deportista como lo era ella. Su cabello era largo y castaño, ligeramente más claro del color que creía recordar y finalmente sus ojos detrás del antifaz, el verde que recordaba, justo ese tono de verde que le perseguía a todos lados, el que buscaba en todas las miradas.
Ese verde no podía confundirlo, era ella.
Esos ojos eran de Sakura Kinomoto.
Cuando ambos hicieron contacto visual a través del espejo la vio palidecer, abrir los ojos y sonrojarse en un proceso que le pareció casi encantador. Él por su parte no dejaba de sonreír.
Sakura se tomó del mármol del lavabo para no desfallecer. ¡Xiao Lang estaba en el baño, sentado detrás de ella sonriendo como debe sonreír el mismísimo diablo! Tosió como para hacer algo y rompió el contacto visual, tenía que huir de ahí. Se tocó la nuca nerviosa antes de empezar a caminar hacia la salida sin emitir ni un solo sonido y viendo fijamente la punta de sus zapatos rojos, como si con ello él no pudiera notarla, como si se hubiera hecho repentinamente invisible.
-"No podrás salir" –escuchó la voz del castaño que sonó más profunda y grave a causa del eco del baño. –"Te dije que te estaba buscando" –la sonrisa se mantenía en su cara cuando se puso de pie y caminó hacia ella mientras los espejos presentaban su reflejo imponente a cada paso.
Sakura retrocedió, no tenía salida, literalmente estaba encerrada con Li en el baño. Sintió que su respiración se agitaba presa del pánico mientras su cuerpo se movía hacia atrás, como tratando de buscar refugio cuando ya sabía que estaba perdida. Su espalda chocó con las finas baldosas del pasillo y sintió la sombra de Li sobre ella, se mantuvo mirando el suelo sintiendo como una gota de sudor se escurría por su frente y llegaba al antifaz.
Li puso su mano derecha al costado de su cabeza, como siempre pasaba en los dramas románticos coreanos y la miró fijamente, ella no levantaba el rostro. El sonrojo se dejaba ver en las orillas del antifaz y Xiao Lang sintió una extraña satisfacción al saber que él lo había ocasionado. Ese sonrojo era suyo y de nadie más, ni de la peste Katsura ni de nadie.
-"Mírame" –le ordenó y ella se mantuvo quieta sin decir nada, solo se podía notar como su pecho se movía al ritmo de su respiración agitada. El castaño no esperó, necesitaba seguir viendo esos ojos, así que sin dudarlo más tiempo le tomó el mentón y se clavó en esos ojos verdes que lo atormentaban todos los días. –"¿Dónde has estado?" –antes de que Sakura si quiera pudiera pensar en que sus neuronas reaccionaran, la puerta del baño se abrió con una expulsión de magia.
-"Oh. Xiao Lang" –Eriol estaba mitad sorprendido mitad emocionado con la escena que vio. Sakura sonrojada mirando al castaño mientras éste le tomaba el mentón. –"No sabía que estabas aquí" –miró a Sakura que simplemente se alejó y caminó hacia la salida casi corriendo, agradeciéndole por lo bajo cuando pasó a su lado por la puerta. –"Disculpa la interrupción, pero muchas damas querían hacer uso del tocador y luego regresaban confundidas" –sonrió. –"De saber que estabas tan entretenido hubiera abierto el tocador de la ala oeste".
-"¡Cállate!" –lo empujó al salir y Eriol soltó una sonora carcajada que le llenó el alma de felicidad. Sakura y Xiao Lang, estaban conectados, él la había encontrado a pesar de todo y no detendrían el juego del gato y el ratón, ese era su verdadero regalo a ambos, que se vieran por lo menos un día y que eso que les explotaba en el pecho los dejara respirar un poco.
¿Qué podían esperar? Él estaba enamorado.
Eriol regresó sobre sus pasos y encontró a Tomoyo muerta de angustia; le sonrió y le susurró al oído.
-"El príncipe encontró a la princesa" –la amatista palideció unos segundos. Cuando Eriol le dijo que eso iba a pasar no le creyó y ahora que era una realidad estaba atormentada, eso tal vez haría sufrir a Sakura más de lo debido, no era justo. –"Estarán bien, ellos también tenían que verse. Se extrañan más de lo que podrían admitir" –dijo como al aire y siguió sonriendo. –"De todas formas, ella no se confesará y él no le dirá nada, los dos mantendrán sus secretos y vivirán el momento" –extendió su mano para tomar la de ella y caminó hacia el centro de la pista a bailar una melodía lenta. –"Todo estará bien".
–o0O0o–
Lo había perdido al fin, así que dio un suspiro para tranquilizarse, sabía que eso de ir al baile como Sakura no había sido buena idea, ya no dejaría que volvieran a convencerla de hacer ese tipo de cosas.
-"Con que aquí te escondes" –Sakura sintió que el alma se le desprendía del cuerpo nuevamente al escuchar la voz detrás de ella, se movió con la intención de retirarse de ese pequeño balcón que estaba escondido de todos por la densa cortina roja que lo protegía del interior. Cabe remarcar que era estrecho, no cabrían más de tres personas ahí.
Cuando Xiao Lang se percató de que trataría de huir cerró el ventanal tras de sí y le puso el pestillo, por lo que la cortina se acomodó y los escondió del resto del mundo, solo eran ellos y la luna, dos extraños en la noche.
-"Le repito que me está confundiendo, déjeme salir por favor" –Sakura se arrinconó contra el barandal de hierro y supo que no podría huir, estaba frente a frente con Li siendo Sakura y nadie podría rescatarla esta vez. El antifaz que protegía su identidad no la salvaría de eso. Su vida había terminado.
Desvió la mirada, no tenía el valor de mirarlo a los ojos, no sabía cómo salir de eso. Si usaba magia o hacia cualquier movimiento en falso su identidad sería revelada. Maldijo todo lo que se le ocurrió mientras el castaño se acercaba a ella con pasos lentos, solo un par y estaría prácticamente sobre ella. Sakura sintió que el frío metal se clavaba en su espalda y pensó seriamente en aventarse del balcón. Miró hacia abajo y se dijo que aquello tendría que ser la última opción.
Xiao Lang se detuvo a medio paso de distancia, era cuidadoso y casi sigiloso cual felino. Tenía la sensación de que si se acercaba demasiado ella desaparecería otra vez. Estaba perdiendo la razón, ya la veía en todos lados, en todas las personas, en todas las miradas verdes.
La chica frente a él levantó la mirada y otra vez pudo notar el destello esmeralda de su mirada y supo que no estaba en un error, esos ojos no podían engañarlo, los reconocería donde fuera. La chica frente a él era Sakura, tenía que serlo. Aunque no tuviera magia, porque no podía sentir ninguna clase de aura o poder mágico dentro de ella, tenía que serlo.
Eso no tenía sentido.
Sakura era una de las hechiceras más poderosas del planeta, pero ni siquiera ella podría esconder su poder a ese nivel. ¿Qué rayos estaba pasando?
Estiró el brazo con la intención de tocarla otra vez y comprobar que no desaparecía en cuanto sus dedos hicieran contacto de nuevo con esa tibieza; dejó de respirar en el momento en que encontró su antebrazo y la corriente eléctrica volvió a recorrerlos de pies a cabeza. Otra vez sus células se llenaron de energía vital, como si en realidad ambos se necesitaran para vivir, como si fueran dos partes de un todo que no podían estar separadas y que cuando eran unidas todo mejoraba, todo se arreglaba, todo era mejor...
Y como si el universo estuviera esperando que eso sucediera empezó a nevar. La primera nevada del año. Lentamente, apenas si era perceptible al ojo humano.
-"Quítate la máscara" –dijo Li e hizo lo propio con la suya, dejando de lado el estúpido antifaz rojo que Eriol le había dado. Sus ojos se mantuvieron fijos mientras el vaho de sus respiraciones se entremezclaba en una caricia tibia sobre ambos rostros.
Sakura sintió náuseas en cuanto los dedos del castaño tocaron su brazo y se cerraron a éste sin la intención de retirarse, la presión era leve, sólo lo suficiente para que la chica supiera que la estaba agarrando. La tibieza pasaba de un cuerpo a otro y siendo sinceros, eso se sentía bien, demasiado bien.
-"N-no" –tartamudeó y desvió la mirada. –"No lo haré, le repito que me confunde, yo no soy a quien está buscando. Déjeme marchar" –la última frase salió en tono de súplica. Se sentía perdida, no quería verlo, no quería estar ahí escuchando su voz, viendo sus ojos centellantes, sintiendo su cuerpo cerca, su mano sobre su brazo, su tibieza…
Xiao Lang se dio cuenta que estaba temblando, aunque no sabía con certeza si era porque la temperatura estaba bajando o porque estaba nerviosa. Se retiró un paso hacia atrás y la soltó, por lo que Sakura creyó ilusamente que la dejaría ir, sin embargo, sólo lo hizo para quitarse el saco y cubrirla, por lo que se puso todavía más cerca que antes y hasta se tomó la molestia de acomodarle la prenda sobre el pecho para protegerla del frío.
-"Estás temblando" –le dijo con un tono de voz tibio, ese que nunca le había escuchado antes, y Sakura tuvo un déja vu tan potente que le hizo recordar esos sueños que tenía con más frecuencia sobre la revelación de su identidad, por lo que se sonrojó hasta las orejas. Se quedó quieta, inmóvil, tratando de idear una forma de salir de esa situación y aventarse del balcón se volvió una opción cuando el castaño levantó la mano con la intención de quitarle el antifaz.
-"No" –volvió a decir y tomó con fuerza la máscara roja para evitar que se la quitara. –"Déjeme marchar" –volvió a suplicar con una voz diminuta.
-"¿Por qué no quieres que te encuentre?" –le dijo con voz aterciopelada y baja; retiró la mano del antifaz y la dejó a su costado, como rendido. –"¿Por qué Sakura?" –era la primera vez que decía su nombre en toda la noche y eso descontroló a ambos. Xiao Lang sintió que la boca se le llenó de una sensación agridulce al mencionarla y la dueña del nombre sintió que se desmayaría ahí mismo. Un frío viento removió el cabello de ambos, como en reacción a los recuerdos de un amor.
La nieve seguía cayendo lentamente.
-"N-no soy Sakura" –dijo con toda la convicción con la que pudo hacerlo. –"Me confunde. Busque en otro lado, no sé de lo que está hablando" –desvió la mirada cuando sintió que flaquearía y se quitaría la máscara, y no sólo la que traía puesta en esos momentos, sino la que había traído desde que entró a la ESCO.
-"No me detendré hasta encontrarte, hasta que me digas de una vez por todas por qué desapareciste así, por qué dicen que estás muerta y apareces en todos lados" –su tono de voz era contrariado, como de un culpable que confiesa todos sus pecados. –"Tal vez si eres un fantasma, tal vez ya perdí la razón" –Sakura sintió su pecho hundirse ante sus últimas palabras, podía notar emociones que no sabía que el castaño tuviera todavía. Las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos, ella también quería saber cosas, como por ejemplo, por qué no la amaba como ella a él, por qué no había vuelto, por qué la estaba buscando...
-"Tal vez perdí la cabeza… por ti" –Sakura sintió que su corazón explotaba en miles de fragmentos al ver los ojos de ámbar frente a ella. Sus manos estaban hechas puño a sus costados y no dejaba de temblar, se sentía impotente, molesta, confundida, feliz, triste, mareada, angustiada… la sangre tibia le corría por todo el cuerpo a una velocidad que no creía posible, mientras las fans de Syaoran que había en su interior se habían desmayado de la impresión al escucharlo.
Él había perdido la cabeza por ella.
¡Dios Bendito!
Xiao Lang se acercó más y puso ambas manos sobre el barandal de metal haciendo una jaula con su cuerpo para Sakura, levantó la mano derecha para quitarle unos mechones de cabello que caían sobre la máscara roja y no se detuvo hasta que su mano estuvo sobre la tibia nuca de la chica, la cual la recibió con un estremecimiento en medio de los temblores que todavía la sacudían.
Se sintió embriagado, como si estuviera hipnotizado, así que no se contuvo más y agachó la cabeza; dobló la espalda y busco unos tibios labios. Sakura ahogó un grito en la garganta cuando sintió los labios del chico sobre los suyos y se murió, casi literalmente su corazón se detuvo y dejó caer los brazos en sus costados, cerrando los ojos y entregándose al sentimiento que le estaba contaminando el cuerpo. ¿Así se sentía la felicidad? ¿Una muerte pequeña que aprieta el corazón como si quisiera machacarlo por completo? La ojiverde fue consciente de que Xiao Lang utilizaba la mano que estaba en su nuca para acariciar su cabello y de nuevo le dieron ganas de llorar, lo amaba como una idiota y él hacía esas cosas.
¿Por qué lo hacía? ¿Por qué la besaba si no podía corresponder sus sentimientos?
Xiao Lang se quedó labio con labio unos segundos, en realidad no había pensado que aquello llegaría a ese nivel, pero cuando notó el suspiro de ella sobre sus labios arreció el contacto, recorrió con los propios los tibios labios de la desconocida-Sakura-quien fuera que estaba frente a él y se maravilló al percibir el temblor de su cuerpo contra el suyo.
Pensó que eso lo podría enloquecer de verdad, si es que no lo estaba. Loco por un fantasma.
La nieve seguía cayendo lentamente sobre ellos, dos desconocidos en una noche de luna llena. Ese fue el primer beso donde ambos estaban conscientes de lo que estaba pasando, una suave y tibia caricia que más bien parecía un homenaje al otro, una caricia que demostraba el dolor y el anhelo, la sorpresa y la ausencia, el amor y el desamor. A Sakura se le derramaron un par de lágrimas que pasaron desapercibidas por el castaño, le dolía amarlo, le dolía el pecho de tanto amarlo y le dolía porque pese a todo, él no la amaba.
-"Yo sé que eres tú, yo sé que eres Sakura" –le dijo cuándo los dos detuvieron la caricia y apoyó su frente sobre la de ella clavándose en sus ojos verdes. Ella abrió demás los ojos a la mención de su nombre tal vez delatándose con ese simple gesto, pero guardó silencio, como la noche estrellada que era testigo de ese encuentro.
No le dijo nada, no podría, si abría la boca para decir algo le gritaría que lo amaba con tantas fuerzas que le dolía el pecho y se le hundía el corazón. Le reclamaría por la ausencia, por la distancia y le rogaría que no la dejara, que detuviera el tiempo y que se quedaran así toda la vida, esta y la siguiente vida, y la siguiente también...
Xiao Lang le levantó el mentón y volvió a hundirse en sus labios sin que la chica frente a él opusiera alguna clase de resistencia, con timidez sus lenguas se buscaron enroscándose en un baile lento y casi cándido. Era un beso sublime, como una tarde fresca de verano y tierno como el amor de dos niños. Una de ojos verdes y otro de ojos ámbar.
Sakura dejó de pensar y se entregó por completo al amor que le recorría las venas bombeándole felicidad por todo el cuerpo, como una droga. Ya se recriminaría eso después, se puso sobre la punta de sus pies para alcanzarlo y sus frías manos buscaron su nuca para darse apoyo por lo que se permitió jugar con el rebelde y suave cabello castaño. Xiao Lang por su parte busco su cintura y la abrazó con fuerza contra su cuerpo, levantándola del suelo unos centímetros, dándole la sensación de que el piso bajo sus pies había desaparecido y flotaba solo por el amor que le estaba invadiendo el alma como un veneno.
Ninguno fue consciente de que el antifaz rojo que protegía el rostro de Sakura había caído por el balcón y ahora estaba sobre la delgada capa de nieve que había en el patio. Cualquiera que viera la escena vería a una princesa de cabellos castaños y vestido rosa, besando con amor a su príncipe, cuyo saco rojo protegía sus hombros del frío invierno. Mientras se fundían en un abrazo y un beso como si en realidad fueran uno.
Continuara…
(Lían se inclina ante todos y todas) ¿Un beso de verdad y más de 100 hojas pueden compensar un poquito la espera de años y años? Seguramente no, pero bueno, si todavía quedan personas leyendo esta historia les pido una disculpa.
Lo cierto es que sigo escribiendo, si supieran la cantidad de escenas que ya están escritas les daría mucho coraje, pero una cosa es que estén en mis notas de Evernote y otra cosa es que formen parte de un capítulo que debe ser medianamente coherente. ¿Por qué no haces capítulos más cortos y actualizas más seguido? Me preguntan siempre, y lo cierto es que no sé, cada capítulo está pensando en una consecución de escenas y cuando menos me doy cuenta ya van 80 hojas.
En fin, no haré promesas que no pueda cumplir. Además, esta historia está cerca de su final, tres capítulos y WILIYE habrá concluido, pero como saben eso puede tomar años, MUCHOS AÑOS. Para los que siguen fieles a esta historia y a esta su escritora GRACIAS, no saben lo mucho que me anima recibir correos con amenazas de muerte, porque sé que ustedes tanto como yo quieren que esta historia termine.
Ya escribí una biblia. Ya saben que los reviews se agradecen, al menos hacen sentir que todo el esfuerzo valió la pena, y tienen a su disposición mi mail para sus amenazas lilliuos (arroba) gmail (punto) com y mi tuiter (arroba) LianLaiC aunque ahí escribo cada año creo.
4ever&4always
Lían Lai.
PD. A quienes tuvieron la amabilidad de dejar un review en el capítulo pasado y tienen cuenta ya deben tener la respuesta en su inbox, a quienes no tengan cuenta, dense una vuelta por mi BIO ahí está su respuesta. Gracias de nuevo, por la paciencia y por todo.