Declaimer: Saint Seiya y todos sus personajes no me pertenecen, son propiedad de M. Kurumada y Sueisha.

My China Girl

By Goddess Rhiannon 24/10 /03

Capítulo Uno: El Peor Día de Milo

Santuario de Atena, Grecia 10:15 a.m.

El caballero dorado de Escorpio venía bajando de su templo, su semblante mostraba una expresión de inequívoco fastidio, era mejor que nadie se le cruzara en el camino hasta deshacerse de la 'encomienda' que Atena le había dado, ya que el idiota de Tatsumi estaba enfermo; lo que contribuía al mal humor de este santo.

Al llegar al templo de Leo, supuso que no tendría que detenerse a saludar, pues rogaba que el león estuviera con Vera y no lo molestara... error, era Vera la que estaba con él en el templo.

Ambos lo vieron llegar, y, por el aura tan negra que tenía Milo a su alrededor, supusieron que 'algo' lo molestaba. Y como buen escorpiano, se enoja por cualquier cosa, y Milo no era exactamente una excepción.

"Hola, Milo ¿Qué te pasa?" Preguntó Aioria.

"Mejor no preguntes" Gruñó Milo, echándole una mirada bastante negra.

"Hey, cálmate, quizás podamos ayudarte en algo" Le dijo Vera, con un tono bastante frío, Milo se había olvidado de lo sobreprotectora que era Vera con Aioria, y no era chiste encontrarse con uno de sus puñetazos que eran desgraciadamente muy certeros.

"Bien, si quieren saber, la Srta. Kido me dio este paquete para que se lo lleve a uno de sus socios o algo así, porque ese mastodonte de sirviente que tiene está enfermo"

"Aún no veo el problema" Dijo Aioria, que no comprendía a su amigo todavía.

Milo suspiró. "El estúpido paquete no es el problema... ¡Sino qué lo tengo que llevar a CHINA! ¡¿Acaso tengo cara de paloma mensajera?"

Vera y Aioria se miraron y luego Vera empezó a reírse con todas sus fuerzas. Aioria le siguió casi enseguida y Milo estaba a punto de cometer doble homicidio.

"¡Ja Ja Ja... p-perdona Milo, Ja ja... es que es muy graciosa tu expresión!" Le dijo Vera, apoyándose en Aioria para no caerse al suelo de risa.

"¡Ja ja ja... e-eres muy gracioso, Milo, nunca se me hubiera ocurrido atarte un mensaje a tu pie!" Dijo Aioria, que se había logrado calmar un poco.

Milo gruñía por lo bajo, si estos eran sus amigos, preferiría tener enemigos.

Vera lo miró sonriente y le palmó el hombro.

"Ay, Milo, no te preocupes, cuanto antes salgas, antes estarás de regreso, no creo que nada peor pueda pasarte"

Milo la miró horrorizado, no quería tener más mala suerte por hoy.

"¡Muérdete la lengua, Vera! No ha sido un buen día desde que me levanté, espero terminarlo mejor" Le dijo Milo antes de seguir su camino. Vera lo observó mientras se iba, Aioria se le acercó por la espalda y le rodeó la cintura con sus brazos.

"¿Qué te pasa, gatita?"

"No sé, hay algo en Milo hoy que no es normal, es como un presentimiento, espero que nada malo le ocurra en China"

"No te preocupes, con esa aura, ningún enemigo en su sano juicio se le acercaría"

Vera giró en sus brazos y le dio un beso en los labios, luego le abrazó con fuerza.

"Espero que tengas razón, amor, no me gustaría que nada malo le pasara a Milo por muy casanova que sea"

Aioria asintió, él esperaba lo mismo.

El día de Milo no había comenzado bien, para empezar, se había quedado dormido, y sólo el hecho de que se cayó de la cama, lo había despertado, aún le dolía la cabeza del golpe, al estúpido despertador se le había ocurrido quedarse sin pilas hoy; para colmo, Camus lo había invitado a desayunar en su templo... y sí había algo que fastidiara al caballero de Acuario era la impuntualidad, por lo que Milo tuvo que soportarle también. No había probado bocado que Atena le envía llamar. El pobre Milo tuvo que ir de inmediato, y para su desgracia, debía llevar de inmediato ese paquete a China. Y más luego tener que soportar que sus amigos le preguntaran por su humor. O sea, estaba medio dormido, sin comer y con un largo viaje por delante... no era lo que él llamaría un buen día. ¿Qué más podía pasarle?... Maldito el día que se preguntó eso.

China, Cinco Picos Antiguos

"Bueno, al menos ya entregué el paquete y puedo regresar a casa, y me iré directo a la cama, a ver si me levanto mejor a la hora de la cena" Pensaba Milo, pero antes había decidido ir a visitar a Dohko, hacía bastante que no veía al viejo maestro. Había un espeso bosque de por medio antes de llegar a donde él vivía, Milo decidió no apresurarse, no fuera cosa que se fuera a perder...

En su camino encontró un río que tenía que cruzar, pero como tenía un poco de sed, se agachó a beber un poco de agua. Lo que él no se imaginaba, era que tres mujeres amazonas chinas venían siguiéndole desde que había entrado al bosque... claro, sólo que dos iban juntas y una tercera sola, que lo había avistado primero, sin saber que tenía dos de sus congéneres tras la misma presa.

La primera no tenía intención de lastimarlo, pero deseaba poder acercarse a ese magnifico guerrero de ojos de cielo, pero las otras dos eran un poco más persuasivas... optaron por raptarlo.

Milo se levantó y se disponía a cruzar por unas rocas que hacían de puente cuando sintió un aguijonazo en el brazo, en la parte donde su armadura no le protegía, se quitó lo que parecía un pequeño dardo rojo con una pequeña pluma. Esto no le estaba gustando nada, alguien estaba tratando de envenenarlo por alguna razón. Empezó a sentirse raro, mareado, su visión a nublarse poco a poco, lo último que vio, fue una chica de largo cabello negro que corría hacia él, antes de que sus rodillas cedieran y cayera al suelo inconsciente.

La chica se le acercó, arrodillándose a su lado, no sabía que le había pasado, pero si alguien trataba de matarlo, ella lo defendería. Alistó su Bo cuando escuchó un sonido entre los arbustos, más para su sorpresa, eran mujeres de su propia tribu.

"¿Qué haces aquí? Hoy no te tocaba salir" Le preguntó la primera de las dos amazonas.

"Necesitaba unas hierbas para mi abuela, no podía esperar a mañana" Respondió la chica, aún con una postura de defensa a favor del caballero caído.

"Apártate, este hombre será un estupendo regalo para la princesa" Le dijo la segunda amazona, moviéndose para poder llevárselo. La chica la detuvo con su Bo antes de que lo pudiera tocar.

"¡Él es mío! Yo lo vi primero, no tienen derecho a llevárselo"

"¡Nosotras lo vimos primero! Así que es nuestro"

Ambas muchachas levantaron sus armas en contra de la pobre chica, que no tuvo más remedio que apartarse.

Pero esto no iba a quedar así, se quejaría al consejo por esto. Sabía que por ley, ella tenía más derecho que sus compañeras sobre él.

Así fue que Milo fue trasladado a una aldea compuesta en su mayoría por mujeres, donde ellas reinaban y los hombres obedecían... o morían. Si Milo pensaba que su día no podía terminar peor, aquí tenía su respuesta.

Hola! Sí aquí un nuevo fic mío, el cap. No es muy largo, pero espero que haya sido más o menos interesante ^_^ Pleaseeeeeee Reviews!