Hola¡¡¡ Bueno éste es un nuevo fic inspirado por mi hermanita pequeña (la Chimos, de quince años de edad y una Neo Gótica, como se define ella misma). No es muy largo, espero que me perdonéis pero es algo así como una prueba antes de lanzar el cohete jejeje. Quiero ver los resultados.
Éste fic va dedicado a Yussi, porque ella es la que me soporta todos los fines de semana, y la que me anima cuando estoy triste, la que se pone histérica cuando vemos una película juntas o gritamos al ver una foto de Orlando Bloom. Ella es como mi hermana, aunque es mi prima, que prácticamente es lo mismo :P. A ella que me hace soñar cada vez que se sienta a mi lado. Por ser siempre ella, por ser mi Vampira favorita ^__^.
Y ahora nada, a leer todo el mundo¡¡¡
Besos¡¡¡¡
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DESTINO
"Tienes que elegir un camino. Elijas el que elijas tendrás aliados, aunque también enemigos. Realmente no hay ni buenos ni malos, simplemente es el afán por sobrevivir. Sobrevivir al mundo nuevo que hemos creado y todo lo que conlleva a ello. Vivir o morir, es la única regla existente ahora, y en lo único que debes confiar; porque estás sola, siempre lo estarás de ahora en adelante. Y lo que te queda, pequeña, puede ser la eternidad".
Lo dijo muy despacio, estudiando entre las sombras mi rostro, iluminado a ratos y de manera parcial por el fuego de la chimenea. Supe que esperaba que gritara, o incluso que intentara huir desesperada y horrorizada por sus palabras. Pero yo sabía que sucedería, tarde o temprano sucedería. Me irían a buscar, y yo sería una de ellos.
Llevaba en la mansión apenas unos minutos, pero al entrar y pisar sus suelos de mármol blanco, ver las paredes inmaculadas y los techos con hermosos frescos de antaño... una sensación extraña me invadió, desde la punta de los pies hasta mi cabeza, pasando antes por la espina dorsal. Esa casa me esperaba. Y yo esperaba la llegada de su dueño.
Fue así como elegí mi destino, mi rumbo, mi nueva vida. La suerte estaba echada, jugaría en su bando, en el bando de la noche y la oscuridad, de los inmortales. Jugaría entre... no, entre no: Jugaría con los que ya podía considerar de los míos.
Glup – Glup – Glup. El sonido suave del goteo en la copa rompía el silencio de la habitación. Antes había escuchado el ruido del rajar de la daga en su carne fría, daga que aún conservaba entre sus manos y que empuñaba fuerte, rudo y desafiante, como siempre había sido desde que lo conocía.
- Ahora te mataré – fruncí el ceño en señal de protesta.
- No me dijiste nada de eso.
- Tampoco lo preguntaste.
Hubo un silencio denso, de fondo podía escuchar el gotear de la copa y en mis oídos palpitaba acelerado mi corazón. Morir... ¿qué se sentiría? ¿qué atravesaría mi cuerpo cuando él...? Se acercó a mi lentamente, con su andar hosco y sus cejas espesas enmarcándole los ojos oscuros. Me cogió por la cintura y me atrajo hacia él de una forma seca, casi violenta.
- Esto no es fácil ¿sabes?
- Nadie dijo que lo fuera. – respondió tranquilo, con su voz grave y su rostro serio, pálido desde todos los ángulos del salón. Lo miré como se mira a alguien del cual desconfías. Había dicho que estaría sola, que no pusiera mi confianza en nada ni en nadie. ¿Qué pasaría si...? No, mejor no pensar en ello, mejor pensar en lo que vendrá después... o simplemente no pensar.
- Huelo tu miedo – me cogió de la barbilla, observando mi rostro de perfil - ¿no te fías de mí? – chasqueó la lengua y sonrió melancólicamente – No temas, no dejaré que...
Me quité el jersey beige de lana que llevaba. Pude ver sus ojos se dilatarse, pero pronto volvió a su estado sombrío y hosco habitual. Pasó una mano por mi brazo izquierdo: Estaba frío como el hielo. Me agarré a su cuello y ladeé algo la cabeza, dejando que mi cabello me ocultara medio rostro.
- Date prisa. Quiero que pase rápido. – asintió y rozó sus labios por mi cuello, sintiendo un escalofrío recorrer todo mi cuerpo ¿Era miedo o frío? ¿O simplemente dos sensaciones que en aquel momento se unían dentro de mí? Una u otra daban lo mismo, en poco tiempo desaparecerían porque yo entonces estaría... sería...
- Ahora estate quietecita, preciosa, porque esto... – se tomó un momento antes de hundir su rostro en mi cuello y supe que sonreía – esto...te va a doler.
Sentía como se me iba la vida en cada gota que bebía, cómo se llevaba mi alma con ello. Me dejaba llevar por sus movimientos, sus dientes en mi carne y... vi como mi sangre goteaba en el suelo de mármol blanco, y al mirar al techo observé que el fresco representaba a una dama de negro montada en un hermoso corcel blanco. Y la dama tenía la tez pálida. Y colmillos que se clavaban en el cuello de un hombre que transportaba.
- Tranquila Hermione .
Me apretó con fuerza extrema y noté como sus incisivos se hundían más en mi carne. Mis uñas arañaron sus espalda, notando con las yemas el tacto de la camisa de seda negra, y con el último aliento de vida que me quedaba susurré:
- Víktor...
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- Los humanos sois atacados por seres que antes os temían. Desaparecéis y servís de alimento.
- Un mundo gobernado por dos clanes invencibles. Licántropos y Vampiros... y debes pertenecer a uno de ellos para sobrevivir ¿Cuál elegir?
- Yo ya pertenezco a uno desde hace muchos años.
- Pero estás en ese bando porque las circunstancias prácticamente te obligaron a ello, Remus.
Estaban sentados en la torre de Astronomía de Hogwarts, en el suelo y bebiendo cerveza. Uno al lado del otro, como antaño habían estado. Sin preocupaciones, sin ningún peso en sus cabezas, riendo y soñando. Ahora todo era distinto.
- Viene la Luna, Sirius – el hombre de cabello negro miró el oscuro cielo. Sus ojos azules, muy abiertos, observaban las estrellas y las constelaciones.
- No la veo – A su lado su amigo sonrió de manera dulce, haciendo que su rostro no aparentara más de treinta años. Su mirada dorada se perdió en el oscuro bosque que había a sus pies.
- Vienen tiempos difíciles – susurró, más para sí que para Sirius. Éste último le puso una mano en el hombro con ternura.
- Elijas lo que elijas... – apretó el hombro de Remus con fuerza – Sabes que me tienes aquí, para lo que sea.
El hombre asintió y observó las estrellas. Siete de ellas, las más brillantes, estaban alienadas formando una Media Luna. Remus suspiró.
- No puedo huir del destino – concluyó sombrío.
- ¿A qué te refieres?
- A que deberé matar a los Vampiros.
- Y eso significa...
- Que el Rey de los Vampiros debe morir a manos del Príncipe de los Lobos.
Sirius dio un respingo y Lupin pudo ver como su rostro se contorsionaba por el espanto.
- Remus no puedes hablar en serio, estamos hablando de...
- No hay otro camino, Sirius: Debo matar a Víktor Krum.
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Sí venga, ahora hago las aclaraciones: La Idea del enfrentamiento de los Vampiros y los Licántropos no es mía, la cogí de una película que fue mi hermana pequeña a ver con sus amigos y resulta que hoy en el almuerzo me explicó de lo que iba y a mi se me encendió la bombilla que vive en mi mente y... éste es el resultado. Venga no me seáis malos y dejad opiniones, que para ser mi primer Remus/Herm quiero saber qué pensáis. Las espero con ansias¡¡¡ Besos¡¡¡¡Ah¡¡¡ Antes de que se me olvide, que sé que lo he hecho cortito, pero es que es de prueba, digamos que para situaros en la acción ¿ok? El segundo supongo que lo tendré en diez días o un par de semanas. Es que también tengo que actualizar los demás fics ¿vale? Mi hotmail es: [email protected]