Capítulo 75: Lluvia de estrellas
Hace mucho, mucho tiempo, Dios vivía en el paraíso. Puesto que estaba solo, decidió crear un ente a su imagen y semejanza. Un muñeco. A esa figura la llamó… Adán.
Tanto le agradó el resultado, que, a partir de una costilla de ese muñeco, creó otro totalmente nuevo, semejante a ambos pero con un toque distinto. A esta nueva adquisición la llamó "Eva".
El tiempo transcurrió feliz en el edén, pues los tres estaban juntos y Dios estaba feliz con ellos. Con los primeros hombres.
Sin embargo, un día la astuta serpiente, que tenía celos de Dios y los humanos, encontró la forma de acabar con todos ellos. Convenció a Eva de que probara la fruta prohibida, y ésta le otorgó un alma. De esta manera, Eva cometió el pecado original. Comprendió, entonces, que a pesar de que amara a Dios, era muy inferior a él, ¿qué podía ofrecerle ella, sino todo aquello que él ya había creado?. Así, Eva entendió que Adán era igual que ella y, ofendida por esta nueva realidad que se mostraba ante sus ojos, le dio de probar la fruta a Adán. Y Así, los primeros humanos tomaron conciencia de su situación y se enamoraron.
¿acaso Eva tuvo la culpa, por comer la manzana? ¿acaso la tuvo Dios, por prohibírsela?
Dios, cubierto de dolor, tuvo que expulsarlos del paraíso. Ellos marcharon al amparo de la Tierra, un planeta fértil pero duro, donde deberían sobrevivir con dolor. Sin embargo, Eva no odiaba a Dios: sabía perfectamente que lo que había hecho estaba mal, que había traicionado su confianza. Nombró incontables noches su nombre entre sueños y contó a sus hijos la verdad: que Dios, en un acto de amor, les había dado la vida, y que ellos habían pecado al no saber apreciarla con los límites impuestos. Pero jamás se arrepintió de ello. Puede que no viviera en el Edén, que no pudiera amar a Dios como antes, pero había algo que había ganado con esa manzana… y eso era la verdad. La capacidad de entender lo que le rodeaba. Pudiera ser muy dura, la verdad, pero al menos la conocía. Conocía sus propios límites.
Finalmente, la fuerza vital de Eva se fue apagando. Fue entonces cuando Dios se presentó ante ella, en su lecho de muerte. Acercó su mano y le dijo…
"¿en serio no me odias, Eva? ¿No me odias por lo que os hice?"
Eva sonrió plácidamente mientras lo comprendía todo. Era mentira que ella no pudiera amar a Dios, pues, a pesar de todo, sí que tenía algo que pudiera aportarle: un alma. Ella había sido tocada por la serpiente, quien creó un equilibrio en ella y la dotó de alma. Y esa alma se la ofreció a Dios.
El viento sopló mientras el último aliento de Eva se esfumaba… y se convertía en el primer ángel. Dios le otorgó su poder de reencarnación para que así jamás se fuera de su lado… y para que luchara junto a él. Adán, por su parte, trabajó duro para poder proteger a Eva, y Dios le otorgó el poder y la fuerza para defenderla de todos los peligros.
Pues, aunque les hubiera expulsado del paraíso… jamás los había dejado de amar…
Itsuko: -abrió los ojos. El techo ovalado de su habitación le hizo entender que había vuelto a la realidad y que, por supuesto, estaba tumbada. Le dolía la cabeza un montón, pero luchó por ponerse en pie. Las últimas palabras de Dios aún resonaban en su mente, y no lograba entender demasiado bien qué debía hacer… escuchó pasos a su lado.
Meroko: - iba agarrada de Izumi, muerta de miedo- Izumi… dime que está bien… - Izumi se acercó y la agarró para erguirla, cuando Itsuko abrió los ojos de par en par.
Izumi: ¡¡madre!!- se calló de culo del susto, mientras Itsuko se levantaba y se expulsaba la gran capa. Se arrodilló- perdóneme la imprudencia, mi señora…
Itsuko:- sudó de Izumi y se fue derecha a la ventana. Natsuki seguía en el mismo lugar de antes, cantando la misma canción.- ¿cuánto tiempo he estado inconsciente…?
Izumi: quedan apenas unas horas para la ceremonia, mi señora. Ya todo está listo...- Itsuko soltó una risita al aire, cosa que hizo que a Izumi se le erizaran los pelos.
Itsuko: bien… ¡retiraos! No me molestéis hasta el momento de la ceremonia…- se giró a Meroko- quiero que seas tú quien venga a avisarnos cuando sea la hora, Meroko Yui. Quiero que seas tú quien lleve a Natsuki a su fin- añadió, sonriendo malévolamente. Meroko tembló, asintió y, sin un solo ruido más, salió volando. Izumi la siguió- Ya queda menos… no puedo permitir de flaquear- cerró con fuerza el puño, donde sostenía aún el pendiente de Natsuki…
Maron:- cuando finalmente se tranquilizó, se dio cuenta de que ya había anochecido. Shinji seguía abrazándola con dulzura, mientras miraba al infinito. No sabía qué decir, sentía una vergüenza enorme por cómo se había comportado- Shinji, yo... lo...
Shinji:- le puso un dedo en los labios- shhhht. Ya pasó lo peor. Mira allí, Maron- Maron se giró. Tuvo que llevarse las manos a la boca para no gritar, pero no pudo evitar que un par de lágrimas se le escaparan de nuevo. Desde la terraza donde estaban, podía ver con claridad un montón de estrellas fugaces que caían una tras otra. La visión era hermosa- llevan cayendo desde hace un rato… ¿no es curioso?
Maron:- miró los ojos de Shinji y lo comprendió. En esos ojos no había un atisbo de rencor, pena, dolor ni venganza. Shinji era demasiado simple para esas cosas. Sin embargo, todo eso quedaba reemplazado por una gran determinación. Había tomado una decisión. Suspiró- ¿has pedido ya un deseo? Dicen que si puedes repetirlo tres veces...
Shinji: uno por cada estrella que ha caído del cielo, Maron. Pero no creas por un momento que ninguno de ellos ha sido que Natsuki vuelva…- Maron sintió como su corazón se comprimía, pero se relajó ante la sonrisa de Shinji- eso no es un deseo, será una realidad. Yo haré que así sea. Porque no pienso dejar que este mundo exista sin ella…
Maron: Shinji... realmente tengo fe en ti.- se acomodó en su hombro mientras veía caer las estrellas- sinceramente, y a pesar de que siempre he podido ser muy cascarrabias… mi hija no podría haber sido más feliz que pudiendo tenerte a su lado...
Shinji:- le frotó la cabeza con la mano- ¡¡vamos, Maron, no digas eso!! Si Chiaki te escucha aún se pensará que le estás poniendo los cuernos...
Maron: jajaja- se levantó y miró por la barandilla- Chiaki... no siempre ha aceptado mis decisiones... pero siempre me apoyó en todo- miró a Shinji- sé que Natsuki hará lo mismo contigo.
Shinji:- siguió mirando como caían las estrellas, sereno, altivo.- "Natsuki... te las regalo todas y cada una de ellas. A cambio, solo quiero que vuelvas a mi lado... que podamos seguir superando los obstáculos de esta vida... juntos."
Meroko:- había intentado escaparse. Había intentado evitarlo. Incluso había intentado huir para que no se pudiera consumar la ceremonia… pero todos sus intentos acabaron en fracaso. No había podido hacer nada por ese ángel al que tanto admiraba… y ahora tan solo podía llevarla al matadero. Subía lentamente los escalones, no sin saber que de nada serviría tardar más. Llegó a la puerta- ¿Natsuki? ¿Puedo entrar?
Natsuki: sí... supongo que ya es la hora.
Meroko:- entró con la cabeza agachada, y al levantarla su máscara impasible se quebró. Ante ella se mostraba una Natsuki hermosa como pocas veces la había visto. El pelo verde lo tenía recogido en una trenza en la espalda, engarzada con un hilo dorado que subía hasta la frente y le hacía una fina corona. Un vestido negro cubría sus caderas, ajustándose perfectamente a su cuerpo por arriba y sinuando formas más anchas abajo. En el cuello descansaba la perla que Seijun solía llevar en la frente. Sin embargo, no llevaba pendientes, y su rostro no mostraba felicidad, aunque sí determinación. Era una auténtica reina de los demonios- señora… debemos irnos...- cuando Natsuki dio un paso adelante, Meroko sollozó, mientras su rostro se contorsionaba por la rabia- ¿por qué? ¿por qué no protestas, no huyes, no intentas oponer un poco de resistencia? ¡¡Maldita sea, Natsuki!! ¡¡vas a morir!!
Natsuki:- la miró mientras una sonrisa torcida asomaba por su rostro- Meroko... tan infantil como siempre... tú aún puedes soñar en que hay alguna esperanza. Pero, ¿sabes? No puedo permitir abandonar este mundo pensando que algún milagro ocurrirá. Simplemente... estoy preparada. Sé que lo que voy a hacer es por el bien mayor... y no puedo huir por ello. Si pienso que, al perecer aquí, Shinji, Momoko, Toshiki, Maron… todos ellos podrán seguir existiendo en ese basto mundo, ¿Cómo no voy a hacerlo?
Meroko:- se mordió el labio. No podía confesarlo, era un tabú. No se podían revelar los nombres que aparecían en la lista a nadie más que a esas personas... pero... pero...- Natsuki... ellos no podrán seguir sin ti.
Natsuki:- no entendía- claro que podrán, Meroko. Será doloroso, pero podrán.
Meroko:- la miró a los ojos, esos grandes ojos verdes- no, Natsuki, no podrán... sus nombres han aparecido en la lista de Shinigamis- sacó la libreta donde tenían todos los nombres, y se la mostró- ¿ves? El primero será Shinji, en un día y poco... seguirá Maron y Chiaki, Miyako, Momoko... Toshiki será el que más aguantará, y morirá a los diez días. ¿No lo entiendes? No lo lograrán sin ti, Natsuki...- de repente calló. El rostro de Natsuki estaba contorsionado por el pavor, mientras empezaba a temblar toda. Meroko vio que, por enésima vez en su larga vida de Shinigami, la había fastidiado. Natsuki no podía hacer nada por salvarse, ¿Cómo iba a huir de Itsuko? Simplemente era absurdo. Había asumido su dolor pensando en sus seres queridos… y ahora, gracias a ella, ese muro inamovible había caído.
Natsuki iba a morir presa del pánico más atroz… y Meroko no podía hacer más para agravarlo.
Momoko:- descansaba en el sofá de casa de Miyako, mientras esperaba que Maron y Shinji bajaran de la azotea- agh, esto es peor que estar muriendo... ¿Cuánto falta?
Toshiki: un par de horas... tres a lo sumo.-él también estaba nervioso. No deja de juguetear con las llaves de casa. De repente, pasó sus brazos por los hombros de Momoko, mientras dejaba caer su cabeza junto a su cuello- Momoko... ¿de veras crees que moriríamos si Natsuki desapareciera?
Momoko:- se lo quedó mirando atónita, sin entender. Iba a contestarle grotescamente cuando vio su intención en esos profundos ojos, y entonces reflexionó. Suspiró hondo- No lo sé, Toshiki... A Natsuki le debo la vida, sin ella no existiría hoy por hoy... además… es mi mejor amiga- Le rodeó el rostro con ambas manos- a ti te amo, Toshiki, y quiero pensar que, estando contigo, sería capaz de seguir viviendo... pero es algo que no quiero ni pensar... porque no me vale la pena pensar en ello...- Toshiki se acercó dulcemente a sus labios, y se besaron en silencio.
Toshiki: Momoko, verás... eso no lo dudo.- La miró a los ojos. Tenía un brillo extraño, que Momoko no lograba comprender.
Momoko: ¿entonces...?
Toshiki: mira, estuve pensando... ¿acaso Maron, Chiaki, Shinji... no han pasado por un dolor horrible, perdiendo a su pareja? Mira a Chiaki, el pobre... ha vivido en sus propias carnes varias veces la muerte de su mujer... sí, no quiero ni imaginarme siquiera la situación- abrazó fuerte a Momoko, como si, al soltarla, se le fuera a escapar para siempre- pero... si ellos pudieron soportarlo, ¿Cómo ni tú ni yo podremos soportar perderlos... si nos seguimos teniendo el uno al otro?- Al ver el dolor en el rostro de Momoko, se apresuró a añadir- no estoy pensando egoístamente, no lo veas así. Lo que quiero decir es que creo que el motivo de nuestra muerte será otro, Momoko... Algo que pasará tras esa unión... empiezo a tener miedo...- Momoko lo miró, y entendió su preocupación. ¿cómo no lo habían pensado antes? Morir por amor, una utopía preciosa... pero Toshiki tenía razón. Había personas en esa lista... Miyako, Toshiki... que eran fuertes... que hubieran aguantado eso. ¿entonces...?
Shinji:- justo cuando Momoko iba a abrir la boca para opinar, Shinji apareció por la puerta, llevando en brazos a una Maron agotada, acurrucada en su regazo. Con una sonrisa de oreja a oreja, entró en la habitación. Tras él entraba también Miyako- ¡¡buenas noches, señor y señorita!! Traigo a la bella durmiente a que descanse...
Maron:- arrugó el morro- no te rías de mí, maldito...
Momoko: ¡¡estáis bien!! Me alegro que no pasara nada...- miró a Shinji y recordó las palabras de Toshiki. Sin duda, él moriría. Porque su mundo era Natsuki, y sin ella no tenía razones para vivir- ¿qué hiciste con las piezas, Shinji...?- Maron abrió la mano, mostrando las cinco piezas que quedaban.
Maron: armó un buen revuelo...- Shinji la depositó sobre el sofá, donde ella se levantó y dejó las piezas, una por una, sobre el tablero de ajedrez. Al acabar, se giró y los miró a todos- ¡Bien! Y ahora... ¿qué?
Shinji:- serio, se irguió y miró decisivamente a Maron- Ahora, vamos a salvar a Natsuki.- Como si un rayo de luz hubiera entrado por el punto donde se encontraba, todos lo miraron atónitos.
Chiaki: ¿y cómo se supone que vamos a hacer eso?- entraba por la puerta- Shinji, te pido por favor que no me digas un "no lo sé", porque, como padre de Natsuki, estoy demasiado cansado de no entender nada… de no poder hacer nada. No queda tiempo para esperanzas vanas, no queda tiempo para la esperanza.
Shinji:- se giró, decisivo, hacia él- lo sé, Chiaki.
Chiaki: ¿entonces?
Shinji: he dicho que ahora vamos a salvar a Natsuki, y eso es exactamente lo que vamos a hacer.- Chiaki se acercó a Maron, y todos esperaron atentamente las palabras de Shinji.- No sé si dará resultado, pero sé que le prometí a Kyoko mi alma si no lograba arreglar las cosas. Y no veo más opciones. Viajaré al inframundo, con todos aquellos que queráis acompañarme, e impediré la unión de esos dos. Sé cómo hacerlo, pero necesito que confiéis en mí.- Miró a Momoko- un ángel puro y un alma bondadosa me irían muy bien...
Toshiki:- se levantó- ¡¡no lo dudes!! Se lo dije a Momoko, no creo que esa unión pueda traer nada bueno... creo que nuestras muertes derivan más de ese acto que por los sentimientos que podamos albergar.- Cogió la mano de Momoko con fuerza- y voy a luchar por nuestras vidas hasta el final. Se acabó el esperar.- Shinji sonrió.
Momoko: ¡así es! Natsuki me salvó una vez, no puedo dejar pasar mi vida sentada en un sofá... aunque no pudiera salvarla, he de mantener lo que ella me entregó con tanto esfuerzo... si no, ¿de qué habría valido todo lo pasado hasta ahora?
Maron:- cogida de la mano con Chiaki, dio un paso adelante- Shinji... has cometido millones de locuras... nunca he sabido comprender qué estaba pasando por tu simple y absurda mente. Estoy muy cansada, he recibido demasiados golpes. Mi lucha llega a su fin...- sonrió. Shinji también sonrió. No hacían falta palabras, el fuego de la batalla brillaba en sus ojos. El colgante que llevaba Chiaki en el bolsillo brilló fuertemente, voló hasta el pecho de Maron y se transformó en Jeanne- ésta será la última, ¿verdad?
Shinji:- Sonreía- sabes que no, Maron... éste simplemente será el principio de una nueva lucha, una lucha donde estaremos todos juntos.
Noin: Siento interrumpir la reunión...- un humo salió entre Jeanne y Shinji y apareció Noin, demacrado, dolido. Los miró a ambos de arriba abajo- no os veo muy tristes, contando el tiempo que le queda a Natsuki...
Shinji: precisamente a ti te necesitaba, Noin. Necesito que nos abras un portal al inframundo.
Noin:- se quedó perplejo. ¿Shinji pidiéndole algo?- me halaga que por fin aprecies quien es mejor de los dos, Shinji... y tienes suerte, mucha suerte, a decir verdad. Porque hasta hace unos minutos nadie podía entrar ni salir del inframundo... estaba todo vedado a cal y canto. Pero da la casualidad, pequeño insecto, que vengo a daros dos noticias...- se ensombreció.
Shinji: ¿qué noticias?
Noin: Una, es esto.- Sacó un sobre de debajo la capa- Natsuki me pidió que la trajera... y te la diera, Shinji Minazuki- entregó la carta a Shinji.- me dijo que no te la entregara hasta después de la ceremonia, pero puesto que yo ya no existiré para ese entonces, no me queda más remedio que dártela antes.
Shinji:- Abrió la carta. Notaba, por el tacto del sobre, que Natsuki había derramado lágrimas escribiéndola. La leyó de un tirón, sin cambiar de expresión, la depositó de nuevo en el sobre con un suspiro - ¿y la otra?
Noin: La otra, señores, es que habéis sido invitados por el rey de los demonios a la celebración que en menos de una hora habrá en nuestros dominios. La ceremonia de coronación.
Maron/Chiaki/Momoko/Toshiki: ¿¡¿¡¿¡QUÉ!?!?!?
Shinji sonrió. En parte, no le extrañó tan abierta declaración de guerra. Empezaba a comprender a Itsuko, al menos un poco, y, ya puestos, le iba de perlas el cambio de acontecimientos…- pues si estamos invitados... deberemos ir, ¿no?
Noin:- no comprendía gran cosa- sois libres de decidir si ir o no... pero no os garantizo que salgáis de allí con vida, a fin de cuentas es el inframundo, y esta vez, yo no os traeré de vuelta al finalizar. Tenedlo en cuenta.
Pero Shinji ya no escuchaba las palabras de Noin. Solo veía el momento, cada vez más cerca, de volver a ver a Natsuki, de volver a abrazarla, besarla y poseerla hasta el fin de los tiempos... sin que nada ni nadie pudiera evitarlo.
Y esa lluvia de estrellas, que seguía cayendo, era la intensa prueba de que, o lo lograba ahora, o no lo lograría nunca.
Fin capítulo 75