Una habitación sumida en la oscuridad sin ningún tipo de decoración, abandonada en apariencia. Un silencio extrañamente agobiante era lo único que destacaba entre aquellas cuatro paredes. Un silencio acompañado por el llanto sordo y entrecortado de un niño de corta edad, agazapado como una bestia salvaje en un rincón de la estancia. Unas abundantes lagrimas surcaban su sucia cara, llena de arañazos y moratones, oculta entre sus enclenques brazos. El sollozo no parecía tener fin y se alargaba hasta bien entrada la noche hasta que el pequeño agotaba sus fuerzas y caía rendido en un merecido sueño, que lo mantendría despreocupado y aliviado hasta que saliese de nuevo el sol. Las macetas del vecino rotas, el perro de la señora Mariko esquilado, un graffiti enorme en la fachada de la casa del Hokage, un par de dulces robados en la tienda del Sr. Tadakichi y haberle tomado el pelo a la chica nueva rara esa en la academia, eran las proezas del día de hoy. Pero en el fondo, él no buscaba todo aquello. Todo aquel afán destructivo estaba condicionado por otros sentimientos, amargos y duros, que le hacían llorar cuando nadie le veía o cuando estaba solo... Que solía ser algo que se daba con una frecuencia que le hacia llorar aun más. Hubiese preferido otra vida. Una vida que no le devolviera a la memoria recuerdos tan sumamente tristes justo cuando iba a morir. Por que sabia perfectamente que iba a morir, allí, solo, tal y como había vivido toda su vida. Y no tenia ninguna esperanza de sobrevivir...
"¿Qué clase de vida he vivido hasta ahora? ¿Merece la pena luchar para salvarse cuando los únicos momentos que puedo recordar son tan tristes? Ju... Felicidades Naruto... Has hecho tu papel de bufón excelentemente bien durante todo este tiempo... Y ahora te vas a morir sin ver cumplidos tus sueños... Vamos, se sincero... En el fondo... era lo que esperabas, ¿verdad? Tsk, je, je... No estas seguro, ¿no es así? Por que si te diese lo mismo... No estarías llorando de rabia..."
La planicie sombría del agua reflejaba el aura llameante de la noche. Calmada y tensa, como si estuviese preparándose para el ataque enemigo, así aguardaba la superficie del lago a la joven kunoichi Hinata Hyuga. Un salto hacia delante, cerrando los ojos para no echarse atrás y apretando fuertemente los dientes a la espera del escalofrió provocado por la helada agua. El estallido al entrar en aquel pozo sin fondo se elevo en la oscura penumbra reinante y fue decorado por los tonos rojizos del incendio, que devoraba el bosque y el tiempo que les quedaba a los dos ninjas inferiores. Con todo el cuerpo empapado, el frió del agua despertaba el dolor de las heridas de la chica de ojos albos, hasta el momento irrelevantes y que se convirtieron en el primer impedimento a la hora de bucear a ciegas. En aquella basta disposición de agua no se veía nada de nada. Nada a la izquierda, nada a la derecha, nada arriba y nada abajo. Tanto era así que, a los pocos instantes de empezar a bracear, Hinata ya no sabia donde estaba la izquierda ni la derecha, solo diferenciaba el alto y el bajo: cuando más profundo estaba, mas se cernia sobre ella la oscuridad. Con una única dirección por tomar, las manotadas totalmente faltas de estilo de la joven Hyuga, empezaron a ser cada vez más apremiantes. Llevaba poco tiempo sumergida pero empezaba a faltarle el oxigeno. Notaba con aprensión como sus pulmones empezaban a dolerle cada vez mas y como un fuerte nudo se asentaba incomodo en su garganta. El miedo de ahogarse apareció frente a ella. En medio de aquella inmensidad acuática se sintió indefensa, débil y frágil y unas burbujas que se introdujeron en su nariz la sobresaltaron de tal manera que se detuvo en seco en su inmersión. Estaba temblando de arriba abajo y de nuevo las lagrimas afloraban en sus ojos, desapareciendo diluidas en aquel apabullante lago monstruoso. Dudo, dudo y por un instante, la falta de aire hizo que su instinto de conservación se impusiese y su cerebro le ordenase salir de aquella trampa mortal, que, por lo menos ella se salvase. Humillada y sintiéndose cobarde, la kunoichi dio media vuelta justo para encontrarse cara a cara con Naruto. No era él, no podía ser él, no podía estar justo a su espalda y eso era algo que hasta una desconcertada Hinata entendía. Tan rápido como vino, se fue, y con el siguiente parpadeo de la chica Hyuga la imagen del ninja de expresión gamberra desapareció. Hinata, dubitativa, alargo el brazo hacia donde antes había estado la imagen del chico. Sintiéndose estúpida por su cobardía, emprendió de nuevo, bruscamente, el descenso en la búsqueda de su compañero de escuadrón. Se sorprendió gratamente al descubrir que ahora buceaba a mas velocidad, que parecía que sus pulmones estuvieran repletos de nuevo de aire y que de golpe y porrazo el miedo que se había adueñado de ella había desaparecido por completo. No sabia exactamente como era posible todo aquello, pero sabia muy bien a quien debía darle las gracias.
"Has sido tú... ¿Verdad, Naruto...? Tú... Tú me haces cambiar... No necesito siquiera que estés a mi lado... Tan solo me basta ver... Un recuerdo tuyo, para ser mas fuerte... Ahora entiendo un poco mejor... por que quiero salvarte..."
Una brazada mas pensaba. Una más. O quizás dos. La próxima brazada será la buena. Todo esto era lo que se decía Hinata Hyuga para no desfallecer. Había perdido la cuenta del tiempo que llevaba allí y tan solo el pensamiento de que ya faltaba menos para encontrar a Naruto le daba fuerzas para seguir moviendo sus maltrechas extremidades. "Un poco mas, tan solo un poco... Ya estamos, ya, ya, ya... casi... estamos". Ya estaba. Aquello que ahora se encontraba en la palma de su mano y que agarraba con firmeza no era el cuerpo de Naruto, si no arena. Una húmeda arenilla, unas cuantas piedras que no podía ver a causa de la oscuridad reinante, pero que podía tocar y que le revelaban la verdad: ya había llegado al fondo del lago. Había llegado al fondo del lago, al final de la meta y no había encontrado a Naruto. El chico rebelde y de cabello revuelto y rubio no estaba allí. ¿Puede ser que no estuviera en el lago, que su rescate heroico hubiera sido en balde? Ahora mismo Naruto estaría despertándose en un páramo apartado del bosque, a centenares de metros por encima de la pequeña y tonta Hinata Hyuga. Doblando las rodillas sobre la superficie de piedra invisible, Hinata sintió unas terribles ganas de llorar. El alma quería escapar de su cuerpo y el corazón se le encogía en el pecho. El frió se apodero de ella nuevamente y cerrando los ojos para no ver aquella oscuridad tan agobiante, un único pensamiento apareció en su mente para no abandonarla en aquel paraje desolador.
"No pienso rendirme"
¿Quién lo iba a decir? Ni en el más remoto de sus sueños Hinata hubiese pensado que mostraría tal tenacidad en un momento tan critico y desesperanzador. Resultaba hasta gracioso. Resultaba reconfortante. Una negativa a la realidad y una fe inquebrantable en si misma que jamás había tenido. Le recordaba a alguien, claro. Alguien, un chico que, simplemente, resolvía los más grandes problemas y salía de cualquier atolladero por pura y llana cabezonería. Y fue justo en el momento en que pensaba en él cuando noto su presencia. De forma débil, pero ahí estaba, una señal que le indicaba que Naruto estaba cerca. Sabiendo claramente que estaba justo detrás suyo, Hinata se giro lentamente y con el corazón desbocado. A un par de decenas de metros, una extraña luz de color rojo brillaba levemente en fuerte contraste con el agua negra. Atraída por el lucero carmesí, la chica se dirigió presta hacia el lugar para descubrir, por fin, al autentico Naruto Uzumaki. Envuelto en el manto de aquel extraño brillo que parecía brotar de él, se hallaba tumbado delicadamente sobre el suelo del lago. Su expresión era un tanto extraña, perfecta mezcla de tranquilidad y mosqueo puro y duro. El único signo de vida que quedaba en su cuerpo era el incesante tembleque de su entrecejo. Pero era el único y no era muy claro. Estaba a las puertas de la muerte. Hinata rodeo con sus temblorosos brazos el cuerpo del joven y lo incorporo delicadamente para comprobar su reacción. La cabeza del chico Uzumaki ladeaba despreocupadamente sobre el hombro de la chica y el brazo del rubito caía inerte sobre el regazo de Hinata. Presa del pánico al ver a la persona del mundo que más respetaba incapaz, al ver en aquel estado a alguien a quien la chica Hyuga consideraba casi inmortal, las fuerzas abandonaron por completo a la kunoichi. Ahogándose ella también, una nerviosa sonrisa nació en su rostro, justo cuando una extraña determinación se le aparecía de pleno, indicándole que hacer. Fue justo en aquel momento cuando, por fin, tras tanto tiempo esperándolo, los deseos de Hinata... se hicieron realidad...
"Perdóname Naruto... Al final... no habré sido capaz de cambiar como yo esperaba... y no podré decirte... lo que siento por ti... He sido una tonta pensando que podría bajar aquí abajo, rescatarte, subir a la superficie y vivir los dos juntos, tal y como pasa en los cuentos de hadas... Pero te prometo... que tú al menos te salvaras... Lo juro por lo poco que me queda de vida..."
Con una suave dulzura, con la ternura única que surge en los momentos mas críticos, Hinata desnudo su corazón y casi sin proponérselo, de forma natural, dejo caer el muro que había creado para protegerse de la gente con tal de salvar a Naruto. Sin que ningún sonido pudiera llegarle al cerebro, con la mente limpia y clara, acerco su cálido cuerpo al rostro casi sin vida del chico. El tiempo se detuvo para ellos en aquel instante y no se trata tan solo de una forma de hablar, no: realmente durante un breve momento el tiempo y el espacio contuvieron la respiración, expectantes, y todas las estrellas del firmamento pusieron a la vez su mirada en el beso que Hinata le otorgaba a Naruto. El sabor de la boca del chico, inundo los tiernos labios de la kunoichi. La respiración de los dos ninjas inferiores se fundió en una sola corriente de aire. Toda la vida de Hinata paso por delante de sus ojos, pero no por que su hora estuviese próxima, si no por la catarsis que su alma estaba llevando a cabo. Los labios de Naruto eran más suaves de lo que ella se imaginaba y, a pesar de que el chico estaba inconsciente, notaba la compenetración de su lengua dándole la bienvenida dentro de él. La humedad del lago no se podía comparar al escalofrió que recorría en aquel momento el agotado cuerpo de la joven Hyuga. Acostumbrada a llorar, no fueron nada nuevo para ella las lagrimas que ahora nacían en sus ojos, sabedoras de que aquel momento de gloria les llegaba a las puertas de la muerte. Con una sonrisa tímida y triste, fijo su mirada en la cara de Naruto, y con las ultimas energías que le quedaban, le cedió todo el aire restante de sus pulmones que viajaron de ninja inferior a ninja inferior en forma de póstumo presente. La dulce chica de ojos blancos cerro finalmente los párpados y, sintiendo que había hecho ya todo lo posible, dedico sus últimos instantes de conciencia a recordar la calidez de aquel beso y poder así llevarse consigo aquella sensación en su viaje al mas allá. Mordiendo traviesamente el labio inferior de su compañero de escuadrón, y provocándole una pequeña hemorragia, se despido al fin de Naruto Uzumaki, y ya no tuvo ningún pensamiento mas en el fondo de aquel oscuro y lúgubre lago.
Parecía que estuviera erguido, pero igualmente no notaba que sus pies tocasen el suelo. Creía ver con claridad, pero de todas formas no era capaz de saber donde estaba el horizonte. Claramente se hallaba en un campo de trigo, pero el olor que le llegaba de aquel sitio le era particularmente extraño. No tenia muy claro si estaba o no estaba. Y sabiendo lo que se iba a encontrar, giro sobre sí mismo para encontrarse cara a cara con él. Al principio se sorprendió. Le pareció que estaba viéndose a si mismo con unos cuantos años mas, como si delante suyo estuviese el Naruto del futuro. Pero en cuanto se fijo mas detenidamente, pudo observar que su otro yo no tenia las características marcas similares a unos bigotes de zorro en las mejillas... Además, bien mirado aquel tipo tenia una expresión bastante inteligente. Entonces pensó que tal vez fuese... Un ronroneo en su estomago se lo confirmo y entonces el mundo cayo a los pies de Naruto...
-¿Tú... Tú eres... eres... Tú?
-...
-Ah... si, claro, y-ya veo, es evidente que... que es usted...
-...
-En... Entonces, je... estoy... estoy, hmm... ¿Lo estoy verdad?
-...
-Es decir... si no lo estuviese no... no estaría aquí con... con usted...
-...
-Je, je... bu-bueno, eso explica que no... que no, vaya, que no me note las extremidades...
-...
-Y que no pueda ver bien...
-...
-Y que tampoco pueda oler...
-...
-Y que, que ni siquiera pueda ser capaz... capaz d-de... de... ¿respirar?
-...
-Pe-pero... ¡Si que puedo respirar! ¡Respiro! Ha-hace un momento no era capaz... ¿P-por que ahora sí?
-Por que aun no te ha llegado el momento, Naruto...
-¡!
-Vuelve y salva a esa chica...
Al abrir los ojos Naruto creyó que se había vuelto ciego de verdad, pero tardo poco en darse cuenta de que simplemente se hallaba en un lugar totalmente a oscuras. Quizás por un reflejo inducido, el joven ninja estuvo a punto de cometer la estupidez de gritar para saber donde estaba o quien había por ahí, pero justo a tiempo una burbuja se introdujo sutilmente por uno de sus orificios nasales, advirtiéndole de donde se hallaba. Rápidos relámpagos de memoria vinieron a él y recordó su descenso tortuoso hacia el fondo del lago donde, era evidente, se encontraba en aquel momento. Sintiéndose afortunado por haber recuperado la conciencia, se preparo para huir rápidamente de aquella tumba acuática. Cuando ya se disponía a marcharse por fin, un extraño zumbido le recordó aquellas misteriosas palabras. "Salva a esa chica", pero ¿Qué chica? Naruto giro sobre si mismo varias veces buscando indicios de que alguien mas pudiera estar en aquel pozo sin fondo. "Una chica, una chica, una chica..." pensaba frenéticamente mientras miraba aquí y allá sin ningún resultado. Al instante se detuvo. ¿Qué había sido eso? Solo el silencio parecía responderle. Sin embargo ahí estaba otra vez. Y otra. Y al cabo de un rato otra vez. Bum-bum, bum-bum, se escuchaba. Olvidándose de su vista, Naruto opto por dejarlo todo en manos de su oído. El agua transportaba las ondas sonoras de un compás que no cesaba. No había duda, era el corazón de la chica y el chico Uzumaki se sorprendió a si mismo al darse cuenta de que reconocía ese latido y que sabia a quien pertenecía. Encontrándola en la oscuridad, cogió firmemente sus manos heladas y acerco su cuerpo para poder verla aunque solo fuera un poquito. El rostro de Hinata palidecía en aquella asfixiante penumbra y de su diminuta boca surgían unas burbujas que se perdían en la negrura del liquido elemento. Una pequeña luz se encendió entonces en la cabeza del ninja alborotador numero uno de la villa.
"Ha sido... Ha sido gracias a ti..."
Estaba claro. Hinata había arriesgado su vida bajando hasta ahí abajo para rescatarle. Era ella quien le había ayudado, de algún modo, a recuperar el conocimiento. No había sido cosa de simple suerte o magia el hecho de que, a tantísimos metros de profundidad, hubiera recuperado la respiración. Se lo debía a ella y solo a ella. Si su mala memoria no le fallaba, podía recordar que Hinata no era precisamente una virtuosa en los lances acuáticos y que tenia una paupérrima resistencia pulmonar. Pero a pesar de ello, había hecho acopio de valor y se lanzo dispuesta a salvarle. A él, un tonto y un cabezón que ya se había resignado a morir solo por que había sido lo suficientemente estúpido como para abandonar y rendirse. Si él hubiese luchado mas por su propia vida, quizás otra persona no hubiera tenido que sacrificar la suya. Muerto de rabia, Naruto no podía hacer otra cosa que aferrarse al cuerpo inmóvil de su jefe de escuadrón y lloriquear como un perro apaleado. Sin embargo, el intermitente y cada vez mas leve latir de la joven Hyuga despertó nuevamente en él su voluntad indomable y su legendaria mala leche. Tomando impulso en la planicie terrestre del lago, Naruto salió despedido con Hinata en sus brazos en una carrera contrarreloj hacia la superficie. Sin poder valerse de sus extremidades superiores, sus piernas parecían insuficientes para nadar a la velocidad necesaria. A pesar de ello, el chico seguía avanzando incansable haciendo valer el oxigeno que, vete a saber como, Hinata le había regalado. No podía dejar que esto acabara así. No podía dejar morir a la heroína de la historia, no seria propio de un próximo Hokage. Y sin embargo... Y sin embargo, la superficie aun quedaba terriblemente lejos y a cada segundo que pasaba, la calidez de Hinata se iba debilitando mas y más...
"¡No es justo!-aullaba en su mente, fuera de si.- ¡No es justo, mierda! ¡Hinata va a morir, por que yo no soy lo suficientemente rápido! ¿Por qué te tuviste que tirar tras de mi so boba? ¡Tu vida vale cien veces mas que mi pellejo de delincuente! ¡No te me mueras! ¡No te me mueras que me cabreo y te la monto! ¿Me oyes? ¿¡Me oyes joder!? Ay, ay, ay... ¡Piensa Naruto! ¿Qué haría un chico más inteligente, pero menos guapo que tú en esta situación? ¡Miiieeerdaaa! Este... Este problema es demasiado grande para mí... Hinata, tú eres mucho mas lista que yo... Dime... ¿Qué hago?"
Y entonces, quizás por capricho del destino o quizás por simple y llana casualidad, Hinata le dijo a Naruto que era lo que debía hacer. Mirándola fijamente, con la esperanza de que la chica se recuperase y le contase el fantástico plan que se le había ocurrido, el chico-zorro no pudo dejar de fijarse en los rojizos y suculentos labios de la kunoichi. No podía ser carmín, pensó el joven Uzumaki, puesto que se hubiera fijado antes si Hinata hubiese ido maquillada. Pero entonces... ¿Qué? Llevándose instintivamente los dedos de su mano derecha a los labios, Naruto pareció comprender: era sangre. La chica tenia sangre en los labios, él también. Naruto buscaba la solución a su gran problema y entonces notaba como de su labio inferior brotaba un rastro ligero y constante de sangre, cuando, por lo general, sus heridas más superficiales cicatrizaban a una gran velocidad. Entendió pues, que se trataba de una señal y comprendió al fin una de las máximas más populares dentro del mundo de los ninjas: "A grandes males, grandes remedios". Era hora de llamar a los pesos pesados. Con una gota apresada por su pulgar, inicio una serie de sellos para ejecutar la única técnica que podía salvarles a él y a Hinata.
-"Perro... Jabalí... Pájaro... Mono y Oveja... ¡¡Técnica de Invocación!!"
Gracias al poder de aquella portentosa técnica de altísimo nivel que invocaba anfibios en el espacio y el tiempo, bajo la pareja de ninjas de grado inferior se dibujo una silueta considerablemente grande, adivinando la aparición del mayor sapo de todo el mundo. Medía varias decenas de metros, pesaba alrededor de unas cuantas toneladas y su fuerza era comparable a todo un batallón de elite ninja. Tenia la cara adornada con varios motivos Kabuki, una cicatriz surcándole el rostro y en su enorme bocaza, una grandiosa pipa del tamaño de un árbol milenario. Era él, el único, el inimitable Jefe Sapo, ¡El gran Gamabunta! Desconcertado en un principio, miro a su alrededor con tal de advertir por quien había sido invocado. Al notar un pinchazon en el morro, El patriarca sapo descubrió a Naruto mordiéndole salvajemente. En cualquier otra ocasión esto hubiese supuesto la decapitación del chico a manos de la fiel espada de Gamabunta, pero el Jefe entendió que el muchacho y su acompañante estaban en serios apuros. Ya habría ocasión de asesinar a su subordinado mas tarde. La gran bestia abrió de par en par su boca y alargo su lengua hasta apresar a los dos ninjas inferiores. Naruto se alarmo en un principio, pues conocía bien el mal genio de Gamabunta y temía por la idea de convertirse junto a Hinata en su almuerzo. Al quedarse a oscuras en el interior de las fauces del animal desdentado y ver que no eran engullidos, Naruto comprendió los motivos de su Jefe. Para salir de aquel lago a suficiente velocidad como para que no se ahogaran, la presión que podría ejercer el agua sobre ellos hubiese sido mortal de necesidad. Sin embargo, en el interior del Jefe Sapo, Hinata y Naruto no corrían ese peligro. El mordisco en la lengua que el chico Uzumaki le propino a Gamabunta fue la señal que necesitaba el anfibio antediluviano para salir de allí. Con una única propulsión indescriptible, el sapo creo una corriente de fuerza que les saco de aquel lago en tan solo segundo y medio. Al llegar a la superficie, el lago estallo con una fuerza descomunal levantando una tormenta de agua que arraso por completo el incendio que se extendía por los alrededores. A mas de cien metros del suelo, Gamabunta observo el bosque ardiendo hasta el horizonte, en armonía con el crepúsculo y el crepitar del cielo. "Vaya, vaya... Me he perdido una gran batalla", pensó socarronamente. Eligiendo con cuidado el sitio donde aterrizar, el gran jefe sapo impacto en un claro cercano, inundado por el agua vertida del lago, y que retumbo de la misma forma que lo hubiese hecho tras el nacimiento de un volcán. Una vez en el suelo, deposito a sus dos huéspedes con delicadeza. Cuando Naruto y Hinata se posaron en tierra, llego el tiempo de las explicaciones.
-¡Maldito mocoso!-protesto enérgicamente Gamabunta.- ¿¡Cómo osas llamarme para una minucia como esta!? ¿¡Acaso quieres morir, huh!?
-¡Lo siento mucho, Jefazo!-replico Naruto, mientras escupía litros y litros de agua- Ah, no... no tuve mas remedio... Hinata y yo nos estábamos ahogando y...
-¡¡Escúchame bien niñato!! ¡Si no sabes nadar, no te tires a un lago tan profundo! ¡Es algo que hasta un cabeza hueca como tú debería saber!
-¡¡No es eso, estúpido sapo!!
-¿¡CÓMO ME HAS LLAMADO!?
-Gran... Gran Jefazo, como no... ¡ Pero no estaba ahogándome en el lago por voluntad propia! ¡Estaba agotado por culpa de una pelea que casi me deja para el arrastre!
-¿La misma pelea que ha arrasado el bosque? ¿Y si te ha llevado hasta este extremo, por que no me invocaste antes? No digo que te hubiese ayudado, pero por lo menos habría puesto en fuga a tus enemigos...
-¡No podía invocarte, aun no habías aparecido en la edición española del manga y hubiese sido un spoiler de los gordos! ¡No es culpa mía que el autor sea tan vago que, de un capitulo a otro ya hayas aparecido!
-¡¡PAPARRUCHAS!! ¡Un autentico ninja no se fija en esas tonterías! ¡Además, todoquisque se baja la serie de anime y se lee los scans, así que le chafarias la guitarra a cuatro gatos!
-¡Ese no es el problema ahora, Jefe! ¡Fíjate, Hinata se esta muriendo y no se que hacer!
-¿También quedo herida tras la batalla?
-¡No! Ella... s-se lanzo detrás de mí para... para salvarme...
-¡¡BWA-HA-HA!! ¡Pero que cría tan estúpida!
-¡¡OYE, NO TE PASES ANFIBIO DE LAS NARICES!!
-¿¡CÓMO ME HAS LLAMADO!?
-¡¡LO QUE HAS OIDO, CONDENADO SAPO VERRUGAS!!
-¡Ah, vale, creía que no te había escuchado bien... !
-¡Vamos, Jefazo! ¡No tengo ni idea de lo que hacer! ¡Échame un anca (vamos, una mano), por favor!
-Hmm, podría compartir parte de mi chakra con la chiquilla y hacer que recuperara las fuerzas...
-¡¡Pues venga, hazlo!! ¿A que esperas? ¿¡A su cumpleaños!?
-¡Eso solo nos dará un poco de tiempo! El problema más grave reside en que tiene los pulmones inundados de agua... Y ahí si que no puedo hacer nada...
-¿¿Cómo que no??
-Puedo hacer muchas cosas, mocoso... Pero tratar las vías respiratorias de una criatura tan pequeña como esta humana, escapa a mis posibilidades... Es un trabajo mucho más adecuado para ti...
-¿Para mí? V-vale... Genial...
-Muy bien...
-De acuerdo...
-...
-Eeer... ¿Y que se supone que tengo que hacer?
-¡¡ENERGÚMENO!! ¿¡No sabes lo que es la respiración artificial!?
-¿El Boca a Boca?
-¡El Boca a Boca, sí señor!
-¡¡P-pero eso es una guarrada, que indecencia por favor!! ¡Además, aun somos menores y todas esas monsergas puritanas!
-¡¡No me vengas con escrúpulos de baratillo a estas alturas de la película!! ¿Acaso prefieres que muera por no darle un simple beso?
-Señor, si es tu voluntad que esta joven muera, por favor, acógela en tu misericordioso regazo...
-¡¡NARUTO!!
-¡Es que luego los otros niños me harán burla, jooo...!
-¡¡QUE TE MATO LA VIDA, EH!!
-Bueno, bueno... Ahora me pongo, pero tú date la vuelta, que si no me da vergüenza...
-¡Condenado mocoso! Esta bien, esta bien... No miro...
-Muy bien... Entonces... ¡Allá voy!
Lentamente y de forma algo torpe, Naruto empezó a aproximarse a Hinata. Pálida y sumida en una quietud inquietante, el latido de su corazón había languidecido hasta un leve susurro que se confundía con el silbido del viento. Recostada sobre la húmeda tierra que yacía a los pies de los dos jóvenes, Naruto nunca había encontrado tan bella y hermosa, no solo a Hinata, si no a cualquier mujer. Un cosquilleo broto en el estomago del chico y sintió por primera vez en toda su vida unos sentimientos extraños y vagos que por algún motivo le ponían alegremente nervioso. Encontró suave y carnosos los labios entre abiertos de Hinata. El cabello lacio, caído por la frente de la chica Hyuga se fundía con su piel y resultaba ensoñador y misterioso. Con sus rostros a tan solo unos escasos centímetros de distancia, Naruto pudo sentir la calidez restante del cuerpo de la kunoichi y pudo escuchar muy claramente como su propio corazón se aceleraba mas y más. Echándole la cabeza hacia atrás y levantándole la barbilla para no obstruir las vías respiratorias, Naruto tomo todo el aire que sus pulmones le permitieron y junto sus temblorosos labios con los de la chica. Le parecieron más ásperos de lo que se había imaginado y sobretodo, más húmedos. La boca de Hinata era como una gruta del tesoro que ahora le había dado la bienvenida, pero no tenia tiempo para perderse entre ensoñaciones. Le insuflo todo el aire que tenia y acto seguido le masajeo el pecho para que su corazón bombease a mas potencia. Volvió a insuflarle aire. Volvió a masajearle el pecho. Volvió a insuflarle aire, volvió a masajearle el pecho y así una docena de veces más. No se podía decir que fuera un beso en toda regla ya que, para empezar, la chica estaba inconsciente. También era cierto que la preocupación por la salud de Hinata impedía al chico alocado de pelo rubio disfrutar demasiado del momento. Pero era su primer beso con una chica y no podía evitar sonrojarse levemente ni mantener durante unas milésimas mas de lo necesario, su boca junto a la de la joven Hyuga. El aprecio que había surgido por aquella chica era totalmente distinto a los sentimientos que hasta aquel momento habían convivido con Naruto. No lo entendía del todo. O quizás lo entendía demasiado bien. Cuando se separo por ultima vez de la chica, noto una sensación de desasosiego y melancolía, al tener que despedirse de aquel pequeño y diminuto trozo de cielo en que se había convertido la boca de su compañera. Pero también le reconforto un aluvión de alegría desmedida, al ver a Hinata incorporándose repentinamente (rompiéndole, mas aun, la nariz a Naruto de un cabezazo) y comenzando a escupir agua. Saco agua a raudales de aquel cuerpo tan ligero y frágil, tanto por la boca como por la nariz. Casi se ahogaba otra vez con el agua liberada, pero tras varios minutos tosiendo pareció que se calmaba al fin. Hinata se había salvado.
-¡¡Muy bien, muy bien!! ¡¡Dale duro!! ¡Tú sigue escupiendo, Jefa! ¡Y tú, jefe sapo! ¿Has visto eso, lo has visto, eh? ¿Jefe...?-Naruto tuvo que interrumpirse a si mismo en su exaltada celebración, pues al girarse y buscar a Gamabunta, este ya no estaba allí. El gran Sapo había vuelto con los suyos al ver como su subordinado salvaba el día.
-¡¡Cof, cof, cof!!-alcanzo a toser Hinata, quien no se encontraba muy habladora.
-¡Hinata! ¡Venga, vamos...! ¡Tú échalo todo, eh!
-¡¡Cof, cof, cof!! ¡Naruto...! ¿Eres tú? ¡¡Cof, cof, cof!!
-¡Si, si, soy yo, soy Naruto! ¡Pero tu sigue sacando agua!
-¿Naruto? ¡¡Cof, cof !! ¿Dónde, cof, estamos? ¡¡Cof, cof!! ¿No estaba, cof, muerta?
-¡¡Aquí nadie se muere si yo no lo digo!!
-¿Entonces... cof... estoy vi-viva?
-¡Pues claro que lo estas, tan viva como yo mismo!
-¡¡Cof, cof, cof!! ¡Na-naruto, estoy realmente viva!
-¡¡Que su trabajo nos ha costado!!
-¡¡Naruto, mu... muchísimas gracias!!-exclamo llena de jubilo la joven Hyuga al tiempo que se abalanzo sobre Naruto, al que estrecho en un fuerte abrazo. El chico no se dio cuenta, pero se ruborizo visiblemente. Agradeció mucho que la chica se apartara al cabo de un breve momento, aunque también se lamento un poco de que el abrazo no durase más.
-¡No me las des! ¡Yo no estaría aquí si tú no te hubieras lanzado antes al lago para rescatarme!
-¡Me creí una heroína o que sé yo y ya ves, al... final tuviste que sal-salvarme tú...!
-¡Tú lo hiciste primero, no te quites merito! Aunque de todas formas... ¿Cómo te las apañaste para devolverme la conciencia allá abajo?
-¡¡Ah!! ¡Aaaah... p-pues, pues...! ¡Ah, hmm...! Y... y... ¿Y tú, c-como me despertaste...?
-¿¿Qué?? ¡¡Aaah...!! Pues, estooo... ya, ya sabes como son estas cosas, ¿no? ¡¡Quiero decir...!! ¡Un buen ninja jamás desvela sus trucos!
-Ah... vale...
-Pues... pues eso...
Los dos ninjas de grado inferior desviaron la mirada hacia el suelo, colorados como un tomate. Tenían la cara ardiendo y una risita nerviosa se había adueñado de ellos.
-"No... No puedo decírselo..."-pensaba inquieta Hinata, mientras jugueteaba nerviosa con sus dedos-"No puedo decirle que le... que le bese... ¡Me tomara por una aprovechada!"
-"No... No puedo decírselo..."-pensaba intranquilo Naruto, escondiendo como podía la cara y sudando a borbotones, hecho un manojo de nervios-"No puedo decirle que la... que la bese... ¡Me tomara por un salido!"
-"Bueno... si lo piensas bien tampoco es tan grave... Solo estaba intentando... eso, es... solo quería salvarle la vida..."
-"Bien mirado, no hay motivo para escandalizarse... Total, yo pretendía salvarla y nada mas... solo eso..."
-"Claro que, también es cierto que... Vaya, se podría decir que... que le metí un poco la lengua... total, ya puestos..."
-"Si, vale, bueno... Quizás hubo mas contacto bucal del necesario... Y también es cierto que cuando le masajeaba el pecho quizás una o dos veces toque donde no debía... eh..."
-"Solo por que le tocase la campanilla con la punta de la lengua no se enfadara, ¿no?"
-"Solo por que le sobase un poco las tetas, no me dirá nada... ¿verdad?"
La pensativa pareja se miro mutuamente de refilón durante un segundo, se quedaron con la palabra en la boca, enrojecieron de nuevo y se abandonaron en una risa tonta simultanea.
(Pensamiento compartido) "¡¡Casi mejor no le digo nada!!"
Era ya noche cerrada cuando Hinata y Naruto divisaron por fin el lindar del bosque. El tiempo traía un viento helado y los dos ninjas estaban tiritando de pies a cabeza. Entre el ajetreo constante de la batalla, el chapuzón en el lago y el no llevar ropa de abrigo, los dos ninjas inferiores cogieron un buen catarro. Con un moco subiendo y bajándoles por la cara al unísono, los miembros del escuadrón de la rana saltaron de alegría al ver que en las afueras del área de practicas se encontraba un improvisado campamento del que salían columnas de humo, risas por doquier y un suculento olor de cena recién hecha que hacia salivar a Naruto. Antes de que el chico con cara de zorro echara a correr en busca de la zampa, Hinata se las apaño para llamar su atención sujetándole de la mano. Las frías manos de la kunoichi devolvieron a la realidad a Naruto, que lejos de incomodarse ante aquel gesto, recibió con ternura las palmas congeladas de la chica e intento calentárselas. Haciendo acopio de fuerzas y armándose con todo el valor que tenia, la joven Hyuga se dispuso a revelar sus más secretos sentimientos.
-Oye, Naruto...-dijo con un finísimo hilo de voz, apagada por las voces y los improperios provenientes del campamento. La fija mirada del joven Uzumaki la turbaba de tal forma que casi no podía mantenerse en pie.
-¿Qué quieres?-contesto el chico con un tono de voz muy dulce, mientras hacia oídos sordos al jolgorio que se escucha detrás suyo y prestaba una inusual atención a las palabras de Hinata.
-Veras... Ah... Yo, no sabia como decirte esto... De hecho llevo mucho tiempo deseando decírtelo... pero... pero...-a la chica le faltaba el aire. Naruto supo ser paciente y la instigo a seguir.
-Continua...-susurro simplemente.
-No m-me veía con las fuerzas suficientes p-para decírtelo... así que...
-¿Así que, qué?
-Así que... q-que me decidí por contártelo todo por escrito...
-¿Por escrito?
-Eso es... Todo... Todo lo que q-quiero decirte... esta expresado en la carta que te di cuando comenzó el simulacro de guerra...-musito Hinata, quien tenia que hacer titánicos esfuerzos para no echarse a llorar. Por el contrario, se sentía aliviada por el hecho de estar completamente clavada en suelo, con lo que no sucumbiría a la tentación de salir corriendo de allí.
-¿Una carta?-Pregunto extrañado Naruto, quien sin saber por que ahora se mostraba un poco consternado y dubitativo.
-Aja...- cercioro la joven, quien se había envalentonado al mencionar a su particular testaferro confesatorio.
-¿Esa carta que me diste al... al comenzar la prueba?- Insistió nuevamente el chico, cada vez más nervioso.
-Si... Ya sé... Q-que, que te dije que la podrías abrir cuando ganásemos los juegos de guerra... Y que, bueno, no solo no los hemos ga-ganado si no que se han ido un poquito al traste... Pe-pero... Pero aun así, creo que deberías abrirla y... Ay, Dios... y leer lo que en ella digo...-Hinata no tuvo mas remedio que apartarle la mirada a Naruto, quien por otro lado, había empezado a esbozar una mueca no muy agradable.
-¿Lo... lo que dices... en, glub, en la carta?
-Pues sí...
-¿En... e-esta...?-tartamudeo torpemente Naruto, mientras echaba mano a un maltrecho sobre que guardaba bajo su camiseta.- ¿En esta carta...?
-Sí...
-¿Esta carta... manchada hasta los topes de barro...?
-Eh...
-¿...Bañada en litros y litros de sangre, propia y extraña...?
-Pues...
-¿...Mojada y remojada hasta la saciedad...?
-Aaah...
-¿... Chamuscada junto a un servidor por varias llamaradas de fuego...?
-Uh..
-¿... Y que, te vas a, je je, te... t-te vas a reír... no, n-no se puede leer ni en sueños...?
-Hmm...
-¿Te refieres a esta carta? ¿A ESTA precisamente?
-Pues... si...-alcanzo a decir Hinata con una voz muy aguda, contuviendo el llanto, justo en el momento en que se desplomo en el suelo y cayo fulminantemente desmayada.
-¿¡Hinata¡? ¡¡Hinata!! ¡¡Hey, Hinata, vamos, que tampoco hay para tanto!! ¡¡Hinata...!!
Un torrente de gente se acerco al oír los bramidos de Naruto, quien en ese momento sacudía a Hinata para ver si así recuperaba la conciencia. Sus compañeros de grupo, de escuadrón, sus maestros o simples desconocidos se encargaron de conducirles al campamento. Naruto fue atendido de sus considerablemente graves heridas, pero supo escaparse pronto de la enfermería para unirse al banquete que se estaban dando los demás. Entre bol y bol de ramen que engullía (el único manjar que robo en toda la noche), Naruto echaba un vistazo a Hinata, a quien el chico había colocado en su asiento continuo pese a los ruegos de los servicios médicos. Con aquella jauría de bestias montando alboroto alrededor suyo, la chica pálida de ojos blancos se sumió en un sueño pacifico mientras trataba de olvidar como su corazón se había hecho añicos. Con la boca llena de fideos, el chico numero uno en llamar la atención, propuso un brindis a la salud de la chica Hyuga, por su increíble valor y por haber salvado la vida de un desgraciado como él. "Por eso ultimo mejor no brindemos", bromeo desde una esquina Shikamaru, cuyo comentario fue seguido por una lluvia de risotadas. Y así, entre vivas y hurras por una heroína que dormía profundamente junto a ellos, los ninjas de la villa oculta de la hoja pasaron lo que quedo de noche celebrando, con cantidades ingentes de bebida y toda la comida que supieron encontrar, el gran valor de la pequeña Hinata.
EPILOGO............................................................................................................................Había pasado una semana entera desde el incidente con el ninja sin nombre. Una semana alborotada intentado buscar explicaciones a todo el desbarajuste organizado en un ejercicio en el que solo participaban meros ninjas inferiores. Después de mucho discutir y de no llegar a ninguna parte, el consejo de la villa y el propio Hokage llegaron a una solución salomónica dentro de las costumbres de la aldea. Es decir, le echaron la culpa a Naruto. Así que el exaltado ninja, que se las prometía muy felices al salir del bosque sacando pechito se convirtió en la cabeza de turco de un sencillo ejercicio que había salido terriblemente mal. Castigado durante una semana a limpiar todos los retretes de la administración ninja, Naruto acepto sin rechistar demasiado su pena. Su sorprendente sumisión se entendía mejor si antes se mencionaba que casi todos los ninjas inferiores (incluidos Hinata, Sasuke o Sakura) fueron hospitalizados durante un tiempo debido a las heridas sufridas. Como el chico-zorro se curo en un santiamén, y como le aburría estarse sin nadie con quien meterse, acepto su condena para matar el rato, a sabiendas también de que el maestro Iruka le invitaría a un tazón de Ramen por un trabajo bien hecho. Al cumplir la semana de castigo, Naruto se encontró con un barullo de gente a las puertas del hospital. Al parecer la salida del centro había sido simultanea. Naruto se acerco a chafardear, dispuesto así a saltarse a la torera el ultimo día de castigo.
-¡¡Heeey, gente, que bien os veo a todos!!
-Naah... ¿Tu por aquí...?-protesto Shikamaru al ver al chico Uzumaki.- Es problemático salir del hospital y encontrarse contigo...
-¿Así que ya os han dado el alta, eh?-pregunto muy ufano Naruto.
-¡Que va!-intervino Kiba, tan escandaloso como siempre- En realidad las enfermeras nos han echado por pesados...
-"Que os aguante vuestra madre", ha sido su diagnostico final...- confirmo Shikamaru con un gran bostezo.
-Las comprendo perfectamente...-asentó Naruto.
-¡Tu mejor no hables!-se reboto Kiba- ¡No te soportarían ni durante media hora! ¿Verdad, Akamaru?
-¡Guau!
-¡Uooo! Las enfermeras han sido unas santas con nosotros-intervino Lee apareciendo de la nada y asustando a todos con su aspecto "único".
-Ñam, ñam... Hombre, con la comida que nos daban yo las calificaría mejor de "seres del averno"...-dijo Chouji entre bocado y bocado a su sándwich de gato siamés.
-No podía faltar la opinión del culo gordo...-rió Naruto.
-¡Uooo! ¡Yo me quejaría antes de los médicos!
-¿Y eso por que Cejudo?
-¡Uooo! Fíjate que el primer día se me acerco uno y con cara de pánico me dijo... me dijo... ¡¡ME DIJO QUE LO MEJOR QUE PODIA HACER ERA OPERARME LAS CEJAS!!
-Ho... Hombre, no sé, a lo mejor el tipo lo decía con buena intención...
-El mejor consejo que te han dado en tu vida-exclamo secamente Neji a sus espaldas.
-¡¡Uoooo!! ¡¡Repite eso!!
-Oíd, a todo esto, ¿No habéis visto por aquí a Sakurita y al condenado de Sasuke?
-Sasuke salió ayer del hospital (tenia menos paciencia incluso que las enfermeras)-respondió vagamente Shikamaru.
-¡Pues anda que avisa!
-Y en cuanto a la chica-tronco...-murmuro Kiba, pensativo- ¡Ah, sí! Creo que se fue con Hinata, calle abajo... ¿Verdad, Akamaru?
-¡¡Guau!!
-¿Eh? ¿Con Hinata?
Las risas de los niños inundaban aquel pequeño parque cercano al hospital de la villa. En sus dos únicos columpios, dos chicas "mayores" impedían su uso a los más pequeños del lugar que protestaban enérgicamente. Ante la aterradora mirada de una de las chicas (la de pelo rosa) los chavales optaron por salir por patas y jugar a un juego menos peligroso, como por ejemplo "tirarse piedras a la cabeza". El chirriar del columpio llenaba el vacío que pesaba sobre las dos kunoichis. Sakura se divertía viendo como Hinata se exprimía los sesos con tal de encontrar un tema de conversación. Compadeciéndose de ella, la chica frentuda empezó a hablar del tema más evidente y acuciante: los chicos.
-Así que... Al final... Tú y Naruto... ¿Qué?
-Al final... Yo y Na-Naruto... Nada...
-Me lo temía...
-¿Y tú y Sasuke?
-Pues... lamento decir que hemos seguido vuestra misma suerte...
-Aaah...
Un laaaargo silencio se interpuso entre las dos. Ambas kunoichis se sintieron tristes y en cierta medida, derrotadas.
-Ay, ay...-se quejo infantilmente Sakura- ¿No habíamos hecho un juramento, nosotras dos?
-Pues sí...
-¿Y se ha cumplido?
-Pues no...
-¿Y por queeeeé...?-lloriqueaba la peli-rosa ninja de grado inferior.
-Bu-Bueno, quizás quisimos morder demasiado, ¿No?
-¿Quieres decir?
-Al fin y al cabo en este tipo de, ejem, asuntos... lo... lo m-mejor es ir poco a poco...
-Paso a paso...
-Eso es...
-¡Ju! En fin, creo que tienes razón...- sonrió Sakura, bajando de un salto de su columpio.- Creo que por el momento me conformare con este primer paso que hemos dado...
-¿El primer paso...?
-¡Claro! ¿Tú también has dado uno, verdad?
-Uh... Quizás uno pequeñito...
-¡Pues ahí lo tienes! ¡No olvides que los primeros pasos son siempre los más importantes! ¡No debes rendirte nunca, Hinata!
-Ah... ¡¡Va-vale!!-exclamo eufórica la joven Hyuga ante las palabras acaloradas de Sakura.
-Al fin y al cabo... nuestra gran batalla no ha hecho mas que comenzar...
El sol se hallaba en su punto mas alto en aquel momento del día y Naruto y Sasuke disfrutaban de él, tumbados en el tejado de uno de los edificios próximos al hospital de la villa. La aparición de Naruto y su inmediato acoplamiento había hecho enfadar al chico Uchiha. Sin embargo, no se marcho ni increpo a su compañero con tal de que le dejase solo. En el fondo, llevaba tiempo esperando un momento como aquel. Las nubes cruzaban el cielo y por un momento los dos chicos se quedaron envueltos en una gran sombra. Sasuke miro de reojo a Naruto y este, que enseguida se dio cuenta, le dio la espalda teatralmente e hizo ver que se ruborizaba.
-¡Ay, Sasuke, no me mires así!
-¡¡Gilipollas!!
-Je, je, vaaa... No te mosquees, condenado Sasuke...
-Estúpido Naruto... ¿Qué haces tú por aquí?
-Sabia que estarías cerca si Sakurita salía hoy del hospital...
-¡Tche!
-Así que... ¡Aquí me tienes!
-¡Bah! ¿No tienes a nadie mas a quien incordiar!
-Pues... No, sinceramente no...
-Madre mía... ¿Cómo un palurdo como este pudo luchar junto a mí en el bosque?
-Yo tampoco entiendo como pude estar mano a mano con un tipo tan insoportable como tú...
-¿Eso son unos agradecimientos?
-¿Y lo tuyo?
-Jamás te daría las gracias por algo en esta vida... así que confórmate con eso...
-¡Lo mismo digo!- tercio Naruto, al tiempo de enfurruñarse y darle la espalda a Sasuke.
-...
-...
-Fue... Fue una suerte que peleásemos unidos, estúpido Naruto...
-Ah... Si, opino lo mismo... Condenado Sasuke...
-Me alegro de haber salido con vida de aquel lugar...
-¡¡Toma, y yo...!!
-Ahora las cosas... empiezan a tomar un rumbo interesante...-dijo con una media sonrisa el chico de la pupila giratoria.
-¿Qué quieres decir...?
-Nada... Cosas mías, imbecil...
-¡Je! Ojala sigamos llevándonos igual de mal en el futuro...
-Ojala...
De vuelta a casa, Hinata caminaba distraída por en medio de la calle, tropezando con casi todo el mundo. Una señora mayor le echo un buen sermón, unos niños que jugaban con una pelota le dieron un balonazo en la cara y un repartidor de peces de colores choco con ella y le echo por encima toda una pecera. La chica se sintió obligada a comprar un pececillo en compensación y se llevo uno con los ojos casi cerrados, con una expresión que le resultaba familiar. En las viviendas próximas, la gente escuchaba música ligera y alegre, acorde con el buen tiempo que reinaba afuera y ya se empezaba a oír a las mujeres de la villa preparando la comida del mediodía, impregnando el aire de una fragancia agradable. Sin embargo, Hinata no tenia demasiado apetito, ni demasiada prisa por volver a casa. Tan solo le apetecía pasear placidamente, sin ningún tipo de rumbo. Ensimismada en sus pensamientos tenia la sensación de que, si lo deseaba lo suficiente, algo bueno le podría pasar. Así que no le sorprendió demasiado que, al doblar una esquina, se diera de bruces con un despistado Naruto.
-¡Ouch! ¡¡Oye, vigila por donde vas!!- rebuzno el chico, quien andaba por la calle sin vigilar por donde iba.
-¡Pe... Perdón!- contesto una enrojecida Hinata, quien se avergonzaba y se alegraba a partes iguales por haber tropezado con Naruto. El joven Uzumaki se dio cuenta de con quien había chocado y cambio rápidamente de actitud.
-¡Ah, pero si eres tú, Hinata! ¿Igual de despistada que siempre, eh?
-Hmm, pues... pues parece ser q-que sí...
-¡No has cambiado nada! Ja-ja-ja...
-Ah... Ja-ja-ja... Hmm, pues al parecer no...
-...
-...
---"SILENCIO INCOMODO"---
-Oye... Hinata...-empezó a decir Naruto, cambiando totalmente el tono de voz y abandonando su habitual pose de bufón. No sabia muy bien por que, pero ahora la presencia de la chica le ponía bastante nervioso.- Veras... He estado pensando mucho y... Vaya, que... que me siento fatal por no haber conservado... mejor la carta que me diste...
-¡Oh! Bueno, no... no tienes por que disculparte, Na-Naruto...
-¡Si, claro que tengo que hacerlo!
-¡Y yo te digo que no!
-¡Que si!
-¡Que no!
-¡Bueno, vale, pues no me disculpo y eso que ahorro!
-Eres lo que no hay Naruto- dijo entre risas la dulce chica Hyuga.- La carta, a fin de cuentas, era lo de menos... Lo... Lo importante es lo q-que en ella decía...
-¿Y que era lo que decías?- Interrumpió Naruto a la joven kunoichi. Esta se quedo un momento en blanco, dubitativa.
-¿Eh? Aaah, pues, pues muchas cosas...
-Ya...
-Hmm, tampoco eran demasiado... importantes...
-Entonces... ¿Qué tal si me las dices ahora?
-¡¡!!
-¿No quieres?
-¡No, no es eso! Es... Que ahora mismo, me conformo con el primer paso que dimos en el bosque...
-¿Cómo? No... No lo entiendo...
-No hace falta q-que lo entiendas... Tan solo te pido, que tengas un poco... un poco de paciencia...
-Hmm... Si... Bueno... ¡Como tu digas, Jefa!-exclamo el joven y atolondrado ninja con un deje bromista en la voz.
-¡Que ya no soy tu Jefa, Naruto!
-¡Ah! Es verdad...
-Bueno pues...
-¿Bueno pues?
-Pues... ¡Adiós! Yo... Yo ya me voy...
-¿Adonde?
-A casa...
-Ah, claro...
-Sí...
-¿Te... Te acompaño?
-Ah... N-No sé, si... Si tú quieres...
-S-si que quiero...
-Ah... Bien, pues... pues entonces... ¡V-vamos!
Los dos ninjas inferiores echaron a andar al mismo tiempo, quizás mas separados de lo que les hubiese gustado, pero contentos con la compañía que les había tocado en suerte. De forma espontánea, Hinata no pudo evitar sonreír tontamente y ruborizarse al mirar de refilón a Naruto y el chico iba recto y bastante tenso al lado de la chica de ojos blancos. Visto desde fuera pudiera parecer que aquello no era gran cosa, pero ambos consideraban aquel simple paseo como algo fuera de lo común, digno de pasar a la historia.
-Oye, Hinata... ¿A ti te gusta el Ramen?
-¿Eh? Pues si... ¿Por qué lo preguntas?
-Oh, por nada, por nada... Pero... ¿Sabes? Creo que este puede ser el inicio de una hermosa amistad...
THE END
Daily Konoha, el periódico de los ninjas:
Por fin, ya esta, se acabo... "La gran batalla de Hinata y Sakura" ha finalizado por fin y su tiempo y su esfuerzo me ha costado. Tal y como ya comente en el anterior capitulo, la tardanza exagerada de estos dos últimos episodios se debe, entre muchas cosas a mi perdida de mi equipo informatico durante varios meses, a mi baja de Internet (que aun dura TT) y, como bien apuntaba el insolente de Naruto en el propio capi, mi vagancia llevada a un extremo casi estúpido. Pero bien esta lo que bien acaba y una vez acabado el Fanfic, los lamentos se dejan a un lado y llega la hora de la autocrítica. Me lo he pasado muy bien escribiendo este fic y creo que eso se nota cuando se lee. Pero el hecho de que me lo haya pasado tan bien con él no quita que no vea sus defectos. El primero de ellos seria la aperiocidad antes citada que le restaba coherencia y seriedad al conjunto externo... Después, a pesar de que comparten protagonismo en el titulo, la presencia de Sakura ha ido perdiendo mucho fuelle frente a la relación Hinata/Naruto (incluso en la relación Sasuke/Naruto )... también resulta un poco chapucero el hecho de que la longitud de los capítulos sea tan dispar, motivada sin duda por mi incapacidad de síntesis y que conecta directamente con otra lacra de mi obra: La grandilocuencia innecesaria. También y ya para acabar, resulto ser una pesada losa aquella tontería que dije en el primer capitulo de que solo trabajaría con los hecho ocurridos dentro de la continuidad patria, con lo que las posibilidades me eran mas limitadas (tal y como mencionaba arriba el Jefe Sapo)... No han sido pocas las veces que he deseado romper esa regla, pero mira, que se le va a hacer... Todas estas carencia o leves fallos vistos por mi (y por el mamon de mi hermano que es el primero en criticarme sin morderse la lengua) procuraran ser subsanados si en el futuro escribo alguna otra historieta acerca de la aldea ninja de la Hoja... Ya me diréis si os hace gracia la idea o no, ¿Ok? ;-) Me despido dándole las gracias a todo aquel que me ha leído, me ha dejado una review o me ha metido caña para continuar, en especial a Himi Tsukinome, Logan, Ikki (y su costilla Azul) y Sasu (que solo leyó el primer capitulo pero que fue quien me impulso a escribir esta ristra de tonterías )... A todos vosotros, de verdad, muchas gracias...
Sylvian,
-Dedicado a la peña de Parets: Kaguoru, Zeruel, Vega, Leonzack, Wanxu, Sr. Legión, Neo, Pólux, Rafa, Ute, Mmarta y a mi Brodá... A ver si algún día os leéis el Fic :P –