PROLOGO
Una vez más despierto para ver nacer los primeros rayos del sol, debido a una inquietud durante el sueño. A pesar de que han pasado cinco largos años todavía vienen a mí recuerdos que soy incapaz de olvidar.
Todo está tan fresco en mi memoria como si fuese ayer: decenas de personas arremolinadas en el Ministerio hablando sobre traición, muerte e inocencia, algunos señalándome y otros mirándome con infinita compasión.
No podían adjudicarme más culpas de que las que ya tenía aunque sabía que a la vista de todos era culpable, inclusive hubo quienes deseaban mi muerte pero también habían quienes creían en mí. Sobre todo una persona, que con palabras eficaces y sinceras me libró de una muerte en vida en Azkaban.
Aun puedo escuchar los gritos, las quejas y algunos murmullos sobre mi estado. Todavía puedo escuchar en mi cabeza el sonido de mi voz cuando dije: Libertad.
Así fue como di comienzo a un nuevo capítulo en la historia de mi vida. Enterré los cuerpos de unos padres que supieron darme todo y que a pesar de sus decisiones los amé. Le di la espalda a todo aquello que me recordaba a mi antigua vida, necesitaba dejar atrás la hoja gris de mi pasado.
A pesar de todos mis esfuerzos, no fue así. En la mayoría de mis sueños ella está presente... puedo verla caminar lentamente hacía a mí, mirándome fijamente con esos ojos color miel mientras las suaves ondas de su cabello se elevan con el viento y me sonríe abiertamente con felicidad. Aquella sonrisa que derritió el hielo de mi corazón.
Una vez más, estoy sentado en este escritorio iluminado por el fuego de la chimenea viendo comenzar el día. La pregunta es ¿hasta cuándo continuare perturbando mi mente con los recuerdos? ¿En qué momento dejará mi corazón de palpitar por alguien que ni siquiera sabe que existo? o al menos no como yo hubiera querido.
Todo fue tan extraño, puesto que un día comencé a mirarla como si fuera la primera vez que la veía. De pronto pude ver la inteligencia de sus palabras, sus gestos, la destreza de sus acciones y de hasta esa tierna manía de morderse un labio cuando está nerviosa.
Me aficioné a mirarla a lo lejos, deseando haber sido otra persona totalmente diferente a la que era. Permanecí en silencio absoluto debido a mis padres, quienes me enseñaron a valorar el origen de mis raíces y también por los innumerables obstáculos que, con el paso de los años en la escuela, yo mismo construí.
Yo la recuerdo tan vívidamente como si apenas fuera ayer. Gracias a un pequeño recorte del diario El Profeta, cuando ella apareció como El Premio Anual de Hogwarts en nuestro séptimo curso, puedo mantener ese recuerdo. Su cabello amarrado por un holgado moño, el impecable uniforme de Gryffindor y aquella suave sonrisa son los puntos resaltantes de la foto ni siquiera me fijo en la dorada placa con su nombre gravado a su diestra.
¿Podría ser que el castigo por mis acciones es permanecer con esta sensación de vacío? ¿Tendré que vivir sabiendo que ella jamás podrá abrazarme y calmar la soledad en la que vivo? Probablemente así sea.
Sin embargo, cada día despierto con la esperanza de poder olvidarla aunque yo sienta que cada día la extraño y añoro más.
Continuaré escribiendo en otra ocasión, es hora de ir a trabajar.
Draco Malfoy
2 de octubre