Cinco días bastaron para la evacuación de la ciudad. La mayoría de la gente ya estaba en el Ultrasaurus, que había sido despertado una vez más del lago en el que lo ocultaban para ayudarlos en esta tremenda tarea. Lo único que falta era esperar por algunos zoids del ejército y el último grupo de personas para que la ciudad fuera totalmente evacuada. En este último grupo se encontraban Van y compañía, escoltando a los ladrones que habían capturado en la ciudad capital.

Hacían falta unos cuantos transportes con provisiones y estarían listos para partir a Guylos. Al llegar al Ultrasaurus, Van buscó a Fine y a Dan para verificar que estuvieran bien y pasar un tiempo juntos en familia, que en tiempos de guerra, rara vez se tiene ese privilegio.

Rebecca tenía una espinita en la cabeza y era que le parecía extraño que el Lightining Saix se quedara inmóvil durante la pelea por problema con sus sistemas, así que decidió investigar por su cuenta.

-¡"Ahoy" chiquilla! ¿Qué haces por aquí?

-¡Dr. D! – Asustada, la joven casi resbala al intentar abrir la cabina – este, yo… mi papá dijo que su sistema de combate se congeló ayer cuando recibió un disparo en el costado, así que vine a revisarlo.

- ¡Imposible! Los zoids que reparo jamás se dañan por tonterías. Déjame revisar. – El hombre subió a la cabina e insertó un disco para realizar el diagnóstico de los sistemas. Después de hacer un análisis de los sistemas y una revisión física del zoid, concluyó. – Que raro, todo parece estar bien. No tiene nada.

Le agradeció al anciano y fue a buscar su padre. Sabía que algo no estaba bien, pero no sabía qué era. Otra persona que presentía algo raro con él era Moonbay. Desde que lo vio el día anterior con el semblante triste se dio a la tarea de investigar por qué, pero no habían tenido un momento a solas, hasta ahora.

El hombre se encontraba recargado en un barandal viendo hacia el gran hangar que se formaba en el interior del Ultrasaurus.

-¿Interrumpo algo?

-¿Qué? ¡Ah! Moonbay… no, ¿Qué pasa?

-Eso mismo te pregunto, ¿Qué te pasa?

-¿A mí? Pero que dices… no me pasa nada. – trató de evadir la conversación pero la morena no iba a dejarse engañar.

-Desde hace varios días estas raro. Tú no lo quieres decir pero lo veo en tus ojos. Puedes hablar conmigo, soy buena escuchando. Y si hay algo que pueda hacer por ti, trataré de hacerlo, pero no es bueno que te quedes con algo por tanto tiempo, sobre todo si es algo malo, porque eso solo envenena tu alma.

Irvine solo dio un gran y triste suspiro de resignación. – Llevas insistiendo mucho. Bueno, querías escuchar una historia, ¿Verdad? Pues prepárate para…- Moonbay se dio la vuelta y apareció con dos tazas de café, extendiendo su brazo derecho para ofrecerle una a su acompañante. Irvine se quedó callado, viendo a la mujer; ella solo se encogió de hombros.

-¿Qué? Sabía que estarías dispuesto a contarme algo y venía preparada, pero olvide los pastelitos.

-Es una historia muy larga – dijo el hombre en un tono de advertencia.

-El viaje a Guylos es muy largo, tenemos tiempo.


"Había un chico que se metía en problemas a cada rato, por eso estaba solo. Se llevaba mejor consigo mismo que con cualquier otra persona. Este chico creció en medio de una guerra, convirtiéndose en hombre y, en medio de esta guerra, trató de sacar provecho de la mejor manera: Contrabando, robo, trabajos de mercenario…

"Cuando la guerra se terminó, la gente que vivía en la capital se enteró casi de inmediato, no siendo así para los que vivían lejos. La noticia de que la guerra había terminado tomó mucho tiempo en llegar a los pueblos de las montañas y los desiertos. En ese tiempo, las pandillas de desertores y ladrones atacaban los pueblos y los caminos no eran seguros. Así que las personas comenzaron a pagar lo que fuera por protección. Es ahí donde este hombre se aprovechó y pudo amasar una pequeña fortuna. El hombre anduvo de pueblo en pueblo, atravesando montañas, valles, desiertos y playas, ofreciendo sus 'servicios'.

"En cierta vez, este hombre vio a una mujer atada a un árbol y pensó que sería interesante escuchar su historia. Ella argumentó que sus amigos la habían traicionado, le habían quitado todas sus cosas y la habían dejado ahí. El hombre comenzó a reírse de ella, lo cual la puso furiosa. – ¿Me vas a sacar de aquí o te vas a quedar riendo?

"El hombre pensaba que esta podía ser una nueva forma de robar y que seguramente, en cualquier momento, los cómplices lo emboscarían. Así que espero algunas horas sobre su zoid, listo para atacar, pero nunca atacaron. Luego de dos horas, se cansó y había resuelto irse cuando recordó a la mujer aun atada al árbol.

"Luego de desatarla, la llevó al siguiente pueblo para que se atendiera sus heridas. El hombre pudo conseguir trabajo protegiendo al pueblo por un mes, así que por algunos días se la encontraba de vez en cuando caminando por ahí.

"El hombre pudo repeler el ataque de varios grupos de bandidos un par de veces; la mujer que rescató estaba sorprendida de ello. Así que un día le propuso trabajar juntos. El hombre se echó a reír de nuevo.

Como vas a ayudarme si no tienes un zoid.

Puedo disparar muy bien.

"Luego de demostrar que, en efecto, tenía muy buena puntería, el hombre seguía dudando si todo aquello no sería una muy elaborada trampa. Permitió que lo acompañara una vez, ella desde el techo de un edificio con un rifle de largo alcance. Como hizo un buen trabajo, aceptó que fueran compañeros, dividiendo las ganancias 70-30, alegando que como él era quien pilotaba un zoid, debía llevarse la mayor cantidad por estar más en peligro.

"Acabado el mes, como era su política, el hombre se mudó a otro pueblo que necesitara protección. La mujer lo siguió; él no estaba muy contento con eso.

"Durante uno de los tantos encuentros con zoids enemigos, uno de estos quedó sin su piloto. La máquina había quedado destrozada, pero no al punto de quedar como chatarra, aun así fue abandonado. Era un Gun Sniper que fue robado al ejército republicano. La mujer comenzó a repararlo poco a poco y, admirado por el esfuerzo, el hombre le ayudó a terminar las reparaciones, pensando que quizás con eso se desharía de ella.

"La política de estancia de un mes se rompió. Se necesitaron cerca de 8 meses poder reparar a ese zoid. Fue en este tiempo en el que él se dio cuenta que ella era más bonita y valiosa de lo que pensaba; estaba enamorándose de ella. Ella también sentía algo por él. Y pasaron de ser socios a ser amantes.

"Terminando las reparaciones en el zoid, se marcharon a otro lugar donde pudieran hacer más dinero. En los meses posteriores, ella quedó embarazada. Había llegado el momento de forzosamente quedarse en un solo lugar, así que regresaron a las montañas. De vez en cuando tomaban trabajos para defender el pueblo, pero su principal fuente de ingresos era un taller de reparaciones que abrieron justo al lado de una casa que pudieron comprar. Pequeña, modesta, con un jardín, lo necesario para que los tres pudieran vivir cómodamente.

"Llegado el tiempo, nació una hermosa niña. El corazón del hombre, curtido entre batallas y la guerra, de pronto se derritió al ver a su hija. ¿Qué era eso nuevo que estaba sintiendo? No lo sabía con certeza, pero él lo llamó amor.

"Los siguientes tres años fueron los mejores de su vida. En el trabajo les iba bien; los ataques cada vez eran menos frecuentes. Formaron una pequeña familia y eran felices. No podía pedir nada más."


Irvine se detuvo un momento para que Moonbay rellenara las tazas de café que ya estaban a punto de consumirse. -Si creías que la historia terminaría aquí, no es así.


"La mujer empezó a conocer otras mujeres y tener amigas, o era lo que ella le decía. Todas las semanas salían una vez, era una 'noche de chicas'. El hombre se quedaba en casa a cuidar de la hija de ambos. No le molestaba, pensaba que era bueno que ella tuviera amigas.

"Con el tiempo, ella comenzó a llegar más tarde de lo normal. Pero todo parecía estar bien. 'Quizás algo las demoró, eso es todo'. Sin embargo, llegó el punto en el que había veces en las que llegaba al día siguiente. '¿Me estará engañando?'

"Una de tantas noches, él había puesto a dormir a la pequeña y decidió trabajar un poco en el taller mientras la esperaba. La media noche llegó y no había noticas de su mujer. Se escuchó un alboroto al frente de la casa y la puerta se abrió, azotándose fuertemente. La mujer entró, ensangrentada y con una pistola en la mano. El hombre, que estaba en la cocina, corrió también con arma en mano a ver quién era. Prendió la luz y pudo ver el estado en el que estaba su mujer."

-Vica, ¿qué rayos está pasando?

-No hay tiempo para explicarte. Creo que me siguieron.

-¿Y por qué vienes a la casa? ¿Acaso esto es una tonta venganza contra tus compañeros? Pensé que lo habías olvidado. ¿Lo haces para ganar más dinero? No entiendo que está pasando.

-Traté de decírtelo, pero yo…

-¿Cuantas veces intentaste decírmelo? Ninguna. No empieces con excusas.

-Por favor, tienes que irte de aquí, llévate a nuestra hija.

-Hubieras pensado dos veces antes de traerlos a la casa. Antes de empezar con esta tontería. Es que…

-Perdo…

"La interrumpieron los ruidos en el exterior de la casa. Rápidamente, ella tomó una maleta y comenzó a empacar algo de ropa y juguetes para la niña y ropa para el hombre. Mientras tanto, él estaba empacando algo de comida para el camino.

"Se reunieron en el cuarto. El hombre tomó a la hija de ambos en brazos mientras la madre la cobijaba muy bien y le colocaba un gorro en la cabeza, la noche estaba muy fresca. La mirada de la mujer era de tristeza y preocupación; él la veía y no podía dejar de sentir lo mismo"

Tomándola suavemente de una mano le preguntó -¿Por qué no me dijiste?

-No me hubieras querido ayudar.

-¿Cómo lo sabes? Hubiéramos podido pelear juntos o irnos de aquí.

-¿Y luego que? Mira, sé que hice mal y es en este momento en el que me arrepiento de todo. Ella es lo más importante ahora. Vete, yo trataré de distraerlos lo más que pueda y conseguirte algo de tiempo. Corre y aléjate de aquí lo más rápido que puedas.

-Vica, no…

-No pongas esos ojos. He cometido muchos errores, y tengo que responsabilizarme de ellos. Lo menos que quiero es que salgan lastimados, son lo más importante en mi vida.

-¡Por eso déjame ayudarte!

-¡NO! Vete ya. Espero que algún día puedan perdonarme.

"El hombre se colgó la maleta al hombro y salió por una de las ventanas de la parte trasera de la casa. A los pocos metros de haber escapado, se escucharon unos disparos al interior de la casa, pero no volteó y apresuró el paso. Aproximadamente a un kilómetro se encontraba una cueva donde escondían sus zoids. Ahí, subió a su zoid, un Lightning Saix, recostó a la pequeña en la parte trasera del asiento y salió a toda velocidad.

"El jamás supo de su mujer, hasta el día de ayer, cuando le encomendaron detener una banda de ladrones que curiosamente eran liderados por ella."


Moonbay había estado poniendo atención a toda la historia, la historia de los años perdidos de Irvine y como la madre de Rebecca los abandonó cuando ella aún era bebe. Empezó a armar el rompecabezas... –Estas diciendo que la mujer ayer en el Gun Sniper era… - Irvine dio un gran suspiro y bajó la mirada. – Irvine, cuanto lo siento. ¿Rebecca lo sabe?

-No. No quiero decirle aun. ¿Cómo decirle que su madre no estaba muerta, que nos abandonó y murió ayer a manos de Van? No. No le he mentido, pero tampoco le he dicho toda la verdad.

Rebecca había estado escuchando la conversación todo este tiempo escondida detrás de una puerta. Al escuchar a su padre decir eso último, corrió a esconderse donde su corazón afligido pudiera liberarse un poco.

-¿Que hiciste después?

-Por suerte tenía dinero ahorrado, el suficiente para vivir bien mucho tiempo. Nos mudamos a Playa del Sol y espere a que Bec creciera, pudiera caminar y todo eso. Luego, al hacer falta el dinero, la forma más rápida era volviendo a ser un caza recompensas. Como no tenía una niñera, la llevaba conmigo. Poco a poco le fui enseñando cosas, tu misma te diste cuenta cuando pasó lo de Nueva Helic. Y el resto, ya conoces esa parte de la historia.

-No puedo creerlo... sigo sin poder… ¿Cómo estás?

-Quisiera decirte que bien. Pero no puedo, no he podido procesar tantas cosas. Llevo años así. Quisiera decirte que no me importó, pero me duele. Siento un nudo en la garganta. A pesar de lo que nos hizo, aun la amaba. Y ahora me duele más que jamás sabré porque lo hizo. Ya no importa. Por favor Moonbay, no le digas nada a nadie, mucho menos a Rebecca. Yo trataré de buscar la forma de decírselo. Probablemente me odie.

-Es una chica inteligente, ella entenderá.

-Es igual de terca que su madre.

Lagrimas rodaban por las mejillas de Rebecca. No se le ocurrió otro lugar donde esconderse que la cabina de su zoid. Ahí, entre sollozos, su mente no pudo evitar llevarle un recuerdo, un momento que creía haber olvidado.


-Rebecca… despierta. – la niña no se movió un centímetro. Su padre la agitó con un poco más de fuerza para despertarla. - Despierta, vamos, quiero que veas algo.

Padre e hija se encontraban en el desierto. Rebecca, siendo una niña de 5 años, dormía cerca de una fogata y al lado de su padre, quien ahora le pedía despertarse. Somnolienta, se levantó. Irvine la enrolló en su cobija y la llevó a un lugar alejado hasta que la luz de la fogata no fuera tan intensa.

-Mira hacia arriba…

La menor, con ojos entre abiertos, volteó al cielo y vio pasar una estrella fugaz. Eso la consternó un poco. Al poco rato vio otra. Luego otra. Dos más.

¡Papi, el cielo se está cayendo!

- No. No tengas miedo, no se está cayendo el cielo, solo son estrellas que van de paseo por ahí con sus otras amigas estrellas.

-¿Cómo nosotros que vamos de paseo?

-Mmm, si… algo así. ¿Te parece bien si las contamos?


El silencio del hangar fue interrumpido por una sirena, una luz roja y una persona al mando de un alta voz dando la indicación que despejaran el área.

-Plataforma exterior lista para el vuelo del SSS. Todos salgan de la zona.

-¿Que ocurre Coronel Hermann? – Van pregunta al Coronel en la cabina de mando del Ultrasaurus.

-Enviaremos a un Storm Sworder para que investigue la zona. Por alguna razón los radares no están funcionando bien.

Mientras veían el despegue del SSS, Moonbay llegó agitada al cuarto de controles – el Silent Saix no está, Rebecca tampoco.