CAPÍTULO 17:UNA NUEVA VIDA
Faltaba una semana para las vacaciones de verano y los resultados de los EXTASIS habían sido entregados. La mayoría de los alumnos de séptimo habían conseguido buenas notas y algún que otro título en alguna materia pero nadie le podía hacer sombra a Hermione, el fruto de sus esfuerzos durante los siete años metida entre libros y más libros era una matrícula de honor en cada una de las asignaturas impartidas por ella. Estaba radiante de felicidad y Severus se sentía verdaderamente orgulloso de la mujer que amaba. Tenía que reconocer que nunca había visto algo igual en sus años de profesor, era una joya.
Harry estaba también bastante bien, matrícula en Defensa, Encantamientos, Transformaciones y, sorprendentemente, en Pociones. Las demás eran buenas pero no llegaban a matrícula de honor. Pero le bastaba y le sobraban para auror, su mayor sueño.
Ron... bueno Ron tampoco se podía quejar, sus matrículas eran menos, en Defensa y Cuidados pero al menos había aprobado todas con al menos un bien y eso lo alegró más aún que a su madre. Estaba pensando en ir a trabajar con su hermano a Rumania cuidando dragones, la verdad es que cuidar bichejos le había gustado.
Neville les sorprendió a más de uno al obtener magníficas notas y no solo en Herbología (que por cierto tenía el título bien ganado) sino en Defensa, Transformaciones y Astronomía. Pociones se le habían resistido pero con ayuda de Hermione había sacado un notable, toda una hazaña para el chico. Tal vez buscaría trabajo como profesor de Herbología, se le daba realmente bien.
Y así fue acercándose el fin de clases pero algo ocurrió dos noches antes. Algo que no estaba previsto...
- ¿Severus?... Severus, ¿me oyes?
- Mmm, aún es temprano- balbuceó el profesor girándose hacía el otro lado de la cama.
- Severus por favor despierta- rogó Hermione que estaba sentada en la cama y encendió la luz de la mesita.
- ¿Qué?- abrió un ojo y algo más sereno preguntó- ¿qué ocurre Herm?
- Creo... creo que estoy de parto.
- ¿QUÉ?- gritó el hombre dando un bote en la cama quedando de pie al lado de ésta.
- Me duele la tripa, noto dolores, contracciones diría yo.
- Pero cariño aún falta un mes, no puede ser- pero vio como la joven apretaba la mandíbula y se agarraba el vientre, estaba pálida y lo preocupó- ven, te llevaré a Poppy, ya verás como no es nada.
Y ayudándola la levantó de la cama pero al hacerlo y estar de pie vio como miraba a sus pies, siguió la vista de la muchacha y vio un charco de algo parecido a agua.
- Dios mío, he roto aguas- casi lloró la chica.
- Tranquila mi vida, vamos- pero al intentar que andará le dio otro dolor que casi la dobló, optó por lo más sencillo y la cogió en brazos- vamos.
Y echando Polvos Flu aparecieron en la enfermería que estaba en penumbras por la hora que era de la madrugada.
- Poppy hay una emergencia- gritó Severus depositando a Hermione en una cama.
La enfermera salió alarmada por el griterío colocándose una bata sobre el pijama y vio a la chica en la cama pálida, sudorosa y con los bajos del camisón empapados. En seguida lo comprendió.
- No te preocupes pequeña, todo saldrá bien- se giró hacía el maestro- llama a Albus y que traiga al medimago, yo iré preparándola.
Y con la cama se la llevó a otra sala. Severus llamó al director por la chimenea y le dio el recado de la enfermera. En un minuto apareció con el medimago que entró corriendo en la sala donde Poppy lo había preparado todo para el parto. Hermione miro hacía la puerta donde estaba el hombre y casi sin voz lo llamó.
- No me dejes Severus, por favor.
- No lo haré- y acercándose le agarró una mano.
El director se quedó afuera esperando a ver que ocurría.
Los dos expertos en medicina se pusieron unas batas verdes, mascarillas y guantes proporcionándole lo mismo a Severus. El medimago acercó una silla y se dispuso a explorar a la embarazada.
- Tu eres Hermione, ¿verdad?- dijo mientras miraba debajo la manta.
- Si... si señor- tartamudeó.
- Bien, yo soy Philip, tu medimago, te ayudaré a dar a luz al pequeño, ¿de acuerdo?, tu respira profundamente y ves haciendo lo que te diga.
- Si señor- apretó los dientes, era una contracción, al parar preguntó temerosa- estoy de ocho meses, no pasará nada con el bebé ¿verdad?
- No te preocupes, saldrá perfectamente y en unos minutos lo tendrás en tus brazos- otra contracción- ¿usted es el padre?
- Si- dijo Severus que no soltaba la mano de la chica para nada.
- De acuerdo- otra contracción, miro a la enfermera y asintieron- bien Hermione, ha llegado el momento, no te tenses, relájate todo lo que puedas, respira profundamente y cuando diga empuja con todas tus fuerzas- asintió preparándose- ahora.
Y hizo lo dicho por el hombre haciendo su primer intento, apretó los dientes pero un pequeño grito salió de sus labios. Temblaba y eso lo notó el maestro que apretó aún más su pequeña mano.
Afuera se encontraba el director junto a la jefa de los leones que se le ponían los pelos de punta al oír a su alumna gritar, esperaba con toda su alma que todo fuera bien, ella y el hombre se merecían felicidad y más al lado del niño o niña que naciera.
De repente sus rostros se giraron hacía la puerta y sendas sonrisas aparecieron en sus rostros al oírlo.
Hermione había dado el último empujón y en segundos se oyó en toda la sala el llanto de una nueva vida. Con lágrimas en los ojos vio como era levantado por el medimago que se lo entregaba a la enfermera que se apresuraba a limpiarlo y taparlo para darle calor.
- Vaya, es una preciosa niña, hermosísima y fuerte, con buenos pulmones- dijo al oírla llorar.
- Una niña- susurró Hermione.
Poppy la acercó depositándola en brazos de la nueva mamá que la miro por primera vez, y con amor le acarició el rostro haciendo que la pequeña parara de llorar para tranquilizarse.
- Es nuestra pequeña- dijo al fin Severus que no había podido hablar de la emoción al ver el ser que era su sangre y la de Herm- es... es un ángel.
Con un dedo tembloroso le tocó la manita que se cerró en éste apretándolo contra ella mientras bostezaba y cerraba los ojos para quedar dormida.
- Bienvenida pequeña Ana- le susurró Hermione. (nta- ^-^ un pequeño lujo para mí)
Severus depositó un suave beso en la cabecita de su hijita y luego le dio otro a Hermione que sonreía cansada. Nunca se había encontrado tan agotada como en esos momentos pero tampoco tan feliz.
- Ahora duerme pequeña, nosotros cuidaremos de la niñita hasta que estés mejor- le dijo la enfermera que había acabado de limpiarla a ella y, con un hechizo, le puso sábanas y la bata limpia.
- De acuerdo- dijo la joven Gryffindor que dejó que el medimago le cogiera a la pequeña, no sin antes acariciar su mejilla.
El profesor de pociones vio como en segundos quedaba dormida con el semblante tranquilo, se veía más hermosa que nunca si eso era posible. Salió a la sala contigua para comunicar la noticia a los dos más ancianos que lo abrazaron.
- ¿Cómo esta la niña y Hermione?- quiso saber McGonagall.
- Herm esta dormida y la niña esta con Poppy y el medimago que le hacen una revisión pero es preciosa ya lo veréis, un pequeño ángel.
Los dos más adultos sonreían al ver como su compañero tenía un brillo en los ojos que jamás creyeron llegar a ver. Irradiaba felicidad por cada poro de su piel. De verdad se alegraban de verlo así ya que, hacía mucho tiempo, pensaron que nunca podría salir de la oscuridad que cubría su frío corazón día tras día.
Mientras la joven descansaba el director junto a Severus fueron a dar la buena nueva a los amigos y profesores más allegados a la pareja. Ron, Harry y Ginny se abrazaron entre ellos contentos por su amiga y la menor de los pelirrojos se atrevió a dar una abrazo al nuevo padre dándole la enhorabuena. Éste, sorprendido al principio, le dio las gracias.
Seis horas más tarde Hermione se encontraba recostada en la cama con la pequeña en brazos dándole su primer biberón que lo tomo con algo de torpeza al ser nueva en esos terrenos de la alimentación. El mago entró y creyó ver la imagen más bella cuyos ojos podrían ver. Recortada sobre la luz del sol que empezaba a elevarse sobre las montañas se veía la figura de la Gryffindor susurrando una dulce melodía a su hija que bostezaba mientras cerraba los ojitos azulados de los recién nacidos. Con sigilo, temeroso de romper la tranquila armonía que flotaba en el ambiente, se acercó a su amada y le depositó un beso en el pelo.
- ¿Cómo te encuentras?- le susurró mirando a la niña que ya dormía.
- Bien, Philip me ha dado una poción para recuperar las fuerzas- acomodó la mantita de su hija- es preciosa ¿verdad?
- Mucho... nunca creí poder llegar a admirar un hijo mío ¡ay Hermione! Me has dado tanto, ya no se que haría sin ti ni sin Ana.
- Ni yo tampoco Severus, ni yo tampoco- dijo antes de besarlo.
- Y yo os declaro marido y mujer... puedes besar a la novia.
Tras las palabras del mago sacerdote Severus y Hermione se besaron y una oleada de aplausos llenó el lugar. El Comedor de Hogwarts se había vestido con las mejores galas que nunca tuvo para celebrar el enlace entre los dos enamorados que sonrieron después de terminar el beso.
La chica vestía con una hermosa túnica de novia de un blanco tan puro como la nieve que se ajustaba a su cuerpo hasta la cintura, desde allí caía holgado. Se parecía en algo a los vestidos muggles. Su cabello largo había sido recogido en un moño trenzado dejando mechones rizados sueltos haciendo ver su hermoso rostro y sus ojos avellana.
Severus portaba una túnica oscura con bordados de oro blanco en los puños y bajos y una capa sobre sus hombros que lo hacían ver realmente atractivo. Su cabello había sido cortado como aquella vez en Halloween dejando al descubierto su rostro que parecía más joven que anteriormente y así se apreciaba sus oscuras pupilas. (nta-imaginad q s parece a alan jejeje)
- ¡¡Ay mi niña que se ha casado!!- dijo sollozando la madre de Hermione que se acercó con Ana en brazos que, al ver a su padre, sonrío y le tendió sus bracitos para ser cogida por el hombre. Después la mujer abrazó a su hija igual que el padre de ésta. Se giraron hacía Severus y también lo abrazaron como a un hijo. De verdad le habían cogido mucho cariño y más al ver como hacía feliz a su pequeña que ya era toda una mujer con una hija de seis meses.
- Enhorabuena pareja- los felicitó Dumbledore que estaba contento por el acontecimiento pero también por el echo de que los novios decidieran casarse en el castillo, lugar donde se conocieron y donde descubrieron juntos el verdadero significado del amor.
Tras las felicitaciones de los invitados, donde se veían a varios alumnos, los profesores al completo y los padres de la novia (que gracias al director podían ver el castillo y todo lo que lo rodeaba) salieron a los jardines para el banquete. Varias mesas se esparcían por la verde hierba de primavera junto al lago (mágicamente hechizado porque era Navidad). La mesa principal estaba bien decorada y bien visible para los ojos de todos. Allí se sentaron, por supuesto, Severus, Hermione, su hija, los padres de la novia, Albus como padrino y Minerva como madrina.
---- ( ----
En una mesa cercana a la principal se encontraban Harry con su prometida Ginny, Ron con su novia Parvati, Sirius y su esposa (desde hacía dos meses) Laura y Remus. Contemplaban a la feliz pareja y hablaban un poco de todo y de los planes del futuro.
- Me sorprendió la noticia de su compromiso- dijo Sirius refiriéndose a los nuevos casados- nunca creí poder ver el día en que Snivellus se arrodillara ante una dama pidiendo su mano- río.
- Pues a mi me parece muy bien- habló su esposa- fue muy romántico que se lo pidiera el día del cumpleaños de Herm en la orilla del mar a la luz de la luna.
- Mujeres y su romanticismo- susurró el animago negando con la cabeza.
Degustaron la espléndida comida que los elfos habían echo con todo su esfuerzo culinario dejando encantados a los invitados. Después vinieron los postres y con ello la tarta nupcial que fue cortada por los novios que no paraban de sonreír y, tras la comilona y la charla, llegó el baile.
Severus y Hermione abrieron la pista de baila y pronto multitud de parejas lo rodearon para imitarlos.
- ¿Te vienes Lunático?- le preguntó Sirius al levantarse para ir a bailar con su esposa.
- No gracias, id vosotros.
El animago se encogió de hombros y se marchó dejando solo en la mesa al licántropo que miraba la pista donde sus amigos bailaban con sus respectivas parejas. De verdad era el último de ellos que no tenía a una dama a su lado.
- Disculpa, ¿te gustaría bailar conmigo?
Levantó sus dorados ojos para toparse con unos verdes azulados que acompañaban a un delicado rostro donde estaba dibujada una sonrisa. Una mujer de cabello castaño claro, casi como el suyo le ofrecía su mano.
- Por supuesto- dijo embelesado ante la visión de ésta.
Y de la mano se fueron a la pista donde empezaron a bailar mirándose fijamente.
- Me llamo Remus Lupin- se presentó el hombre.
- Yo Jessica McGonagall.
- ¿McGonagall?- dijo sorprendido.
- Si, soy la sobrina de Minerva
- Pues ya entiendo porque te tenía tan bien escondida y no nos ha hablado de ti.
- ¿Por qué?- preguntó algo preocupada.
- Porque tu hermosura puede embelesar hasta el más frío de los hombres.
La mujer sonrío ante el halago y continuaron bailando sin prestar atención a algunas miradas que los observaban.
- Esto me huele a futura pareja- opinó Harry que estaba junto a su padrino que asintió.
- Me alegro por Lunático... ¿seguimos bailando muñeca?- le dijo a su esposa haciéndola dar una vuelta.
---- ( ----
- ¿Eres feliz Hermione?- le preguntó Severus al tenerla entre sus brazos mientras bailaban.
- Si, muchísimo, ¿y tu eres feliz?
- No sabes cuanto- se inclinó un poco para besarla.
- Pa-pá... pa-pá- se oyó una vocecita a su lado, se giraron para ver a Albus con la niña.
- Es que quería venir- les dijo tendiéndosela a la novia- ya sabéis que no vive si no esta con vosotros- y sonriendo se marchó en busca de la subdirectora para bailar con ella.
- ¿Quieres bailar Anita?- le preguntó Hermione.
- Si... ma-mi- dijo con su vocecita adquirida no hacía muchas semanas.
Severus sonrío al ver a las dos mujeres que más amaba en ese mundo y se dijo así mismo que nunca se arrepentiría de haber tenido a la niña, de querer a su esposa y de haberle pedido la mano cuatro meses atrás.
- Pues bailemos- dijo.
Y así, abrazados, los tres bailaron felices por estar juntos y ver el prometedor futuro que tendrían como familia. Una familia que de seguro con el tiempo aumentaría.
Fin.
NOTAS- después d siglos d espera por fin he acabado el último capítulo. Espero q os haya gustado la historia tanto cm m ha gustado a mí escribirla. Muchísimas gracias a todos aquellos q m habéis dejado mensaje, s agradece muchísimo, en serio. Un beso para cada uno d vosotros
Faltaba una semana para las vacaciones de verano y los resultados de los EXTASIS habían sido entregados. La mayoría de los alumnos de séptimo habían conseguido buenas notas y algún que otro título en alguna materia pero nadie le podía hacer sombra a Hermione, el fruto de sus esfuerzos durante los siete años metida entre libros y más libros era una matrícula de honor en cada una de las asignaturas impartidas por ella. Estaba radiante de felicidad y Severus se sentía verdaderamente orgulloso de la mujer que amaba. Tenía que reconocer que nunca había visto algo igual en sus años de profesor, era una joya.
Harry estaba también bastante bien, matrícula en Defensa, Encantamientos, Transformaciones y, sorprendentemente, en Pociones. Las demás eran buenas pero no llegaban a matrícula de honor. Pero le bastaba y le sobraban para auror, su mayor sueño.
Ron... bueno Ron tampoco se podía quejar, sus matrículas eran menos, en Defensa y Cuidados pero al menos había aprobado todas con al menos un bien y eso lo alegró más aún que a su madre. Estaba pensando en ir a trabajar con su hermano a Rumania cuidando dragones, la verdad es que cuidar bichejos le había gustado.
Neville les sorprendió a más de uno al obtener magníficas notas y no solo en Herbología (que por cierto tenía el título bien ganado) sino en Defensa, Transformaciones y Astronomía. Pociones se le habían resistido pero con ayuda de Hermione había sacado un notable, toda una hazaña para el chico. Tal vez buscaría trabajo como profesor de Herbología, se le daba realmente bien.
Y así fue acercándose el fin de clases pero algo ocurrió dos noches antes. Algo que no estaba previsto...
- ¿Severus?... Severus, ¿me oyes?
- Mmm, aún es temprano- balbuceó el profesor girándose hacía el otro lado de la cama.
- Severus por favor despierta- rogó Hermione que estaba sentada en la cama y encendió la luz de la mesita.
- ¿Qué?- abrió un ojo y algo más sereno preguntó- ¿qué ocurre Herm?
- Creo... creo que estoy de parto.
- ¿QUÉ?- gritó el hombre dando un bote en la cama quedando de pie al lado de ésta.
- Me duele la tripa, noto dolores, contracciones diría yo.
- Pero cariño aún falta un mes, no puede ser- pero vio como la joven apretaba la mandíbula y se agarraba el vientre, estaba pálida y lo preocupó- ven, te llevaré a Poppy, ya verás como no es nada.
Y ayudándola la levantó de la cama pero al hacerlo y estar de pie vio como miraba a sus pies, siguió la vista de la muchacha y vio un charco de algo parecido a agua.
- Dios mío, he roto aguas- casi lloró la chica.
- Tranquila mi vida, vamos- pero al intentar que andará le dio otro dolor que casi la dobló, optó por lo más sencillo y la cogió en brazos- vamos.
Y echando Polvos Flu aparecieron en la enfermería que estaba en penumbras por la hora que era de la madrugada.
- Poppy hay una emergencia- gritó Severus depositando a Hermione en una cama.
La enfermera salió alarmada por el griterío colocándose una bata sobre el pijama y vio a la chica en la cama pálida, sudorosa y con los bajos del camisón empapados. En seguida lo comprendió.
- No te preocupes pequeña, todo saldrá bien- se giró hacía el maestro- llama a Albus y que traiga al medimago, yo iré preparándola.
Y con la cama se la llevó a otra sala. Severus llamó al director por la chimenea y le dio el recado de la enfermera. En un minuto apareció con el medimago que entró corriendo en la sala donde Poppy lo había preparado todo para el parto. Hermione miro hacía la puerta donde estaba el hombre y casi sin voz lo llamó.
- No me dejes Severus, por favor.
- No lo haré- y acercándose le agarró una mano.
El director se quedó afuera esperando a ver que ocurría.
Los dos expertos en medicina se pusieron unas batas verdes, mascarillas y guantes proporcionándole lo mismo a Severus. El medimago acercó una silla y se dispuso a explorar a la embarazada.
- Tu eres Hermione, ¿verdad?- dijo mientras miraba debajo la manta.
- Si... si señor- tartamudeó.
- Bien, yo soy Philip, tu medimago, te ayudaré a dar a luz al pequeño, ¿de acuerdo?, tu respira profundamente y ves haciendo lo que te diga.
- Si señor- apretó los dientes, era una contracción, al parar preguntó temerosa- estoy de ocho meses, no pasará nada con el bebé ¿verdad?
- No te preocupes, saldrá perfectamente y en unos minutos lo tendrás en tus brazos- otra contracción- ¿usted es el padre?
- Si- dijo Severus que no soltaba la mano de la chica para nada.
- De acuerdo- otra contracción, miro a la enfermera y asintieron- bien Hermione, ha llegado el momento, no te tenses, relájate todo lo que puedas, respira profundamente y cuando diga empuja con todas tus fuerzas- asintió preparándose- ahora.
Y hizo lo dicho por el hombre haciendo su primer intento, apretó los dientes pero un pequeño grito salió de sus labios. Temblaba y eso lo notó el maestro que apretó aún más su pequeña mano.
Afuera se encontraba el director junto a la jefa de los leones que se le ponían los pelos de punta al oír a su alumna gritar, esperaba con toda su alma que todo fuera bien, ella y el hombre se merecían felicidad y más al lado del niño o niña que naciera.
De repente sus rostros se giraron hacía la puerta y sendas sonrisas aparecieron en sus rostros al oírlo.
Hermione había dado el último empujón y en segundos se oyó en toda la sala el llanto de una nueva vida. Con lágrimas en los ojos vio como era levantado por el medimago que se lo entregaba a la enfermera que se apresuraba a limpiarlo y taparlo para darle calor.
- Vaya, es una preciosa niña, hermosísima y fuerte, con buenos pulmones- dijo al oírla llorar.
- Una niña- susurró Hermione.
Poppy la acercó depositándola en brazos de la nueva mamá que la miro por primera vez, y con amor le acarició el rostro haciendo que la pequeña parara de llorar para tranquilizarse.
- Es nuestra pequeña- dijo al fin Severus que no había podido hablar de la emoción al ver el ser que era su sangre y la de Herm- es... es un ángel.
Con un dedo tembloroso le tocó la manita que se cerró en éste apretándolo contra ella mientras bostezaba y cerraba los ojos para quedar dormida.
- Bienvenida pequeña Ana- le susurró Hermione. (nta- ^-^ un pequeño lujo para mí)
Severus depositó un suave beso en la cabecita de su hijita y luego le dio otro a Hermione que sonreía cansada. Nunca se había encontrado tan agotada como en esos momentos pero tampoco tan feliz.
- Ahora duerme pequeña, nosotros cuidaremos de la niñita hasta que estés mejor- le dijo la enfermera que había acabado de limpiarla a ella y, con un hechizo, le puso sábanas y la bata limpia.
- De acuerdo- dijo la joven Gryffindor que dejó que el medimago le cogiera a la pequeña, no sin antes acariciar su mejilla.
El profesor de pociones vio como en segundos quedaba dormida con el semblante tranquilo, se veía más hermosa que nunca si eso era posible. Salió a la sala contigua para comunicar la noticia a los dos más ancianos que lo abrazaron.
- ¿Cómo esta la niña y Hermione?- quiso saber McGonagall.
- Herm esta dormida y la niña esta con Poppy y el medimago que le hacen una revisión pero es preciosa ya lo veréis, un pequeño ángel.
Los dos más adultos sonreían al ver como su compañero tenía un brillo en los ojos que jamás creyeron llegar a ver. Irradiaba felicidad por cada poro de su piel. De verdad se alegraban de verlo así ya que, hacía mucho tiempo, pensaron que nunca podría salir de la oscuridad que cubría su frío corazón día tras día.
Mientras la joven descansaba el director junto a Severus fueron a dar la buena nueva a los amigos y profesores más allegados a la pareja. Ron, Harry y Ginny se abrazaron entre ellos contentos por su amiga y la menor de los pelirrojos se atrevió a dar una abrazo al nuevo padre dándole la enhorabuena. Éste, sorprendido al principio, le dio las gracias.
Seis horas más tarde Hermione se encontraba recostada en la cama con la pequeña en brazos dándole su primer biberón que lo tomo con algo de torpeza al ser nueva en esos terrenos de la alimentación. El mago entró y creyó ver la imagen más bella cuyos ojos podrían ver. Recortada sobre la luz del sol que empezaba a elevarse sobre las montañas se veía la figura de la Gryffindor susurrando una dulce melodía a su hija que bostezaba mientras cerraba los ojitos azulados de los recién nacidos. Con sigilo, temeroso de romper la tranquila armonía que flotaba en el ambiente, se acercó a su amada y le depositó un beso en el pelo.
- ¿Cómo te encuentras?- le susurró mirando a la niña que ya dormía.
- Bien, Philip me ha dado una poción para recuperar las fuerzas- acomodó la mantita de su hija- es preciosa ¿verdad?
- Mucho... nunca creí poder llegar a admirar un hijo mío ¡ay Hermione! Me has dado tanto, ya no se que haría sin ti ni sin Ana.
- Ni yo tampoco Severus, ni yo tampoco- dijo antes de besarlo.
- Y yo os declaro marido y mujer... puedes besar a la novia.
Tras las palabras del mago sacerdote Severus y Hermione se besaron y una oleada de aplausos llenó el lugar. El Comedor de Hogwarts se había vestido con las mejores galas que nunca tuvo para celebrar el enlace entre los dos enamorados que sonrieron después de terminar el beso.
La chica vestía con una hermosa túnica de novia de un blanco tan puro como la nieve que se ajustaba a su cuerpo hasta la cintura, desde allí caía holgado. Se parecía en algo a los vestidos muggles. Su cabello largo había sido recogido en un moño trenzado dejando mechones rizados sueltos haciendo ver su hermoso rostro y sus ojos avellana.
Severus portaba una túnica oscura con bordados de oro blanco en los puños y bajos y una capa sobre sus hombros que lo hacían ver realmente atractivo. Su cabello había sido cortado como aquella vez en Halloween dejando al descubierto su rostro que parecía más joven que anteriormente y así se apreciaba sus oscuras pupilas. (nta-imaginad q s parece a alan jejeje)
- ¡¡Ay mi niña que se ha casado!!- dijo sollozando la madre de Hermione que se acercó con Ana en brazos que, al ver a su padre, sonrío y le tendió sus bracitos para ser cogida por el hombre. Después la mujer abrazó a su hija igual que el padre de ésta. Se giraron hacía Severus y también lo abrazaron como a un hijo. De verdad le habían cogido mucho cariño y más al ver como hacía feliz a su pequeña que ya era toda una mujer con una hija de seis meses.
- Enhorabuena pareja- los felicitó Dumbledore que estaba contento por el acontecimiento pero también por el echo de que los novios decidieran casarse en el castillo, lugar donde se conocieron y donde descubrieron juntos el verdadero significado del amor.
Tras las felicitaciones de los invitados, donde se veían a varios alumnos, los profesores al completo y los padres de la novia (que gracias al director podían ver el castillo y todo lo que lo rodeaba) salieron a los jardines para el banquete. Varias mesas se esparcían por la verde hierba de primavera junto al lago (mágicamente hechizado porque era Navidad). La mesa principal estaba bien decorada y bien visible para los ojos de todos. Allí se sentaron, por supuesto, Severus, Hermione, su hija, los padres de la novia, Albus como padrino y Minerva como madrina.
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En una mesa cercana a la principal se encontraban Harry con su prometida Ginny, Ron con su novia Parvati, Sirius y su esposa (desde hacía dos meses) Laura y Remus. Contemplaban a la feliz pareja y hablaban un poco de todo y de los planes del futuro.
- Me sorprendió la noticia de su compromiso- dijo Sirius refiriéndose a los nuevos casados- nunca creí poder ver el día en que Snivellus se arrodillara ante una dama pidiendo su mano- río.
- Pues a mi me parece muy bien- habló su esposa- fue muy romántico que se lo pidiera el día del cumpleaños de Herm en la orilla del mar a la luz de la luna.
- Mujeres y su romanticismo- susurró el animago negando con la cabeza.
Degustaron la espléndida comida que los elfos habían echo con todo su esfuerzo culinario dejando encantados a los invitados. Después vinieron los postres y con ello la tarta nupcial que fue cortada por los novios que no paraban de sonreír y, tras la comilona y la charla, llegó el baile.
Severus y Hermione abrieron la pista de baila y pronto multitud de parejas lo rodearon para imitarlos.
- ¿Te vienes Lunático?- le preguntó Sirius al levantarse para ir a bailar con su esposa.
- No gracias, id vosotros.
El animago se encogió de hombros y se marchó dejando solo en la mesa al licántropo que miraba la pista donde sus amigos bailaban con sus respectivas parejas. De verdad era el último de ellos que no tenía a una dama a su lado.
- Disculpa, ¿te gustaría bailar conmigo?
Levantó sus dorados ojos para toparse con unos verdes azulados que acompañaban a un delicado rostro donde estaba dibujada una sonrisa. Una mujer de cabello castaño claro, casi como el suyo le ofrecía su mano.
- Por supuesto- dijo embelesado ante la visión de ésta.
Y de la mano se fueron a la pista donde empezaron a bailar mirándose fijamente.
- Me llamo Remus Lupin- se presentó el hombre.
- Yo Jessica McGonagall.
- ¿McGonagall?- dijo sorprendido.
- Si, soy la sobrina de Minerva
- Pues ya entiendo porque te tenía tan bien escondida y no nos ha hablado de ti.
- ¿Por qué?- preguntó algo preocupada.
- Porque tu hermosura puede embelesar hasta el más frío de los hombres.
La mujer sonrío ante el halago y continuaron bailando sin prestar atención a algunas miradas que los observaban.
- Esto me huele a futura pareja- opinó Harry que estaba junto a su padrino que asintió.
- Me alegro por Lunático... ¿seguimos bailando muñeca?- le dijo a su esposa haciéndola dar una vuelta.
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- ¿Eres feliz Hermione?- le preguntó Severus al tenerla entre sus brazos mientras bailaban.
- Si, muchísimo, ¿y tu eres feliz?
- No sabes cuanto- se inclinó un poco para besarla.
- Pa-pá... pa-pá- se oyó una vocecita a su lado, se giraron para ver a Albus con la niña.
- Es que quería venir- les dijo tendiéndosela a la novia- ya sabéis que no vive si no esta con vosotros- y sonriendo se marchó en busca de la subdirectora para bailar con ella.
- ¿Quieres bailar Anita?- le preguntó Hermione.
- Si... ma-mi- dijo con su vocecita adquirida no hacía muchas semanas.
Severus sonrío al ver a las dos mujeres que más amaba en ese mundo y se dijo así mismo que nunca se arrepentiría de haber tenido a la niña, de querer a su esposa y de haberle pedido la mano cuatro meses atrás.
- Pues bailemos- dijo.
Y así, abrazados, los tres bailaron felices por estar juntos y ver el prometedor futuro que tendrían como familia. Una familia que de seguro con el tiempo aumentaría.
Fin.
NOTAS- después d siglos d espera por fin he acabado el último capítulo. Espero q os haya gustado la historia tanto cm m ha gustado a mí escribirla. Muchísimas gracias a todos aquellos q m habéis dejado mensaje, s agradece muchísimo, en serio. Un beso para cada uno d vosotros