Avisos:

- Ranma pertenece a Rumiko Takahashi.

- Gantz pertenece a Oku Hiroya Works.

- Esta historia esta hecha sin ánimo de lucro y para el disfrute de los fans.

- Acepto todo tipo de comentarios, sugerencias y críticas, también como ilustraciones basadas en la historia.

- Estoy buscando a alguien que pueda realizar ilustraciones de mis historias. Si estais interesados, por favor no dudéis en poneros en contacto conmigo.

- No voy a continuar con esta historia. Si alguien esta interesado en continuarla, por favor no dudéis en poneros en contacto conmigo.


No es que no me gusten los cambios. Es lo que hace interesante la vida. Pero en dos ocasiones mi vida ha cambiado tan súbita y radicalmente que he tenido que empezar de nuevo.

La primera vez fue después que Genma me dejara atrás tras prometerme con Ranma.

En esa ocasión tuve que renunciar a mi feminidad.

La segunda vez fue después de la "fallida boda" de Ranma y Akane.

En esa ocasión tuve que renunciar a una vida normal.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - GANTZ ½: Prologo

La razón principal por la que ayude a sabotear la boda fue miedo. Miedo ante la posibilidad de perder a Ranma.

Unos días más tarde empecé a temer que en mi intento de no perder un marido, tal vez había perdido a un amigo.

Lo cierto era que desde la 'boda' no había vuelto a ver a Ranma.

Ese día decidí salir a dar un paseo después de cerrar el Uchan's.

Camine sin destino sumida en mis pensamientos.

¿Estaba enfadado Ranma por haber interrumpido su boda? No lo creía. Era imposible que de verdad quisiera casarse. Pero eso no era lo importante, ¿verdad? Lo importante era: ¿Quería de verdad a Akane? Era imposible ¿no? ¿Y lo que había pasado en China? ¿Sería verdad? Si lo era, dios, si lo era, entonces, entonces… pero no podía serlo. Además eso no significaba nada. Ranchan habría hecho lo mismo por mi, o por Shampoo, ¿verdad? Por supuesto. Ranchan era todo un caballero. A veces podía comportarse como un verdadero estúpido pero siempre podías contar con el. Además no le había dicho a Akane que la quisiera ¿no? No. Si se lo hubiera dicho me habría enterado. No, era imposible…

Mientras, seguía avanzando por las calles ajena a todo lo demás.

Hasta que oí el ruido de los frenos. Cuando me volví, vi un coche que se dirigía directo hacía mi.

El impacto me levantó del suelo. Me golpeé la cabeza con el cristal y oí como mi cuello se partía. Perdí la sensibilidad en el resto del cuerpo por lo que no sentí nada cuando aterrice brutalmente en el asfalto.

Lo último que pude ver fue el coche huyendo a toda velocidad y un charco de mi propia sangre.

Entonces.

La oscuridad.

Continuara...