Lunático
Sirius Black no podía dejar de ver a ese chico que le causaba tanta ternura. Sus mejillas sonrosadas, sus labios unidos en una fina línea y su entrecejo fruncido, todo el le parecía asombrosamente tierno. Tenía que ir con él.
—¡Ey! —llamó James Potter, pasando su mano frente a él. Rió cuando Sirius le prestó atención—. Amigo, sé que esa Hufflepuff es linda pero... disimula, Sirius —susurró en vano, soltando una carcajada que resonó por todo el pasillo.
—¿Qué? ¿Cuál Hufflepuff? —preguntó, desorientado y frunciendo el entrecejo.
James dejó de reír para mirar a Sirius, luego hacia donde este veía. Una sonrisa apareció en los labios de James y sólo negó con la cabeza.
—Olvídalo, iré a la cocina, ¿vienes? —Sirius negó y sonrió. James se fue, arrastrando a Peter hasta el retrato que lo llevaba a la cocina sin mucho esfuerzo.
—Hola, Lunático —exclamó Sirius, llegando a su lado sorpresivamente. Remus Lupin le sonrió con un sonrojo en las mejillas, Sirius creyó que era por la sorpresa de su saludo— ¿A dónde vamos?
Remus le mostró su libro y bajo la mirada. Sirius le dió un codazo amistoso para llamar su atención. Y funcionó. Remus apenas lo había notado cuando Sirius tomó su muñeca y lo llevó corriendo hasta los jardines del colegio.
—¡Sirius! ¡Espera! —habló agitado. Sirius miró sobre su hombro y con el dedo sobre los labios le indicó que se callara—. Canuto, no puedo…
Y Sirius se detuvo con una risa y se giró hacia Remus, estaba inclinado sobre sus rodillas recuperando la respiración. Habían llegado al jardín con más árboles, así que no se verían tan fácilmente.
—Canuto, tenemos clase en diez minutos ¿Para que me has traído aquí? ¿Y por qué sin James? —preguntó Remus, con cierta histeria y preocupación en la voz. Sirius se tiró en el pasto de espaldas y cerró los ojos— Sirius, no podemos faltar a clases…
—Remus, está bien, nadie nos verá. Relájate ¿si?
Accedió a regañadientes. Se sentó a su lado sin poder evitar mirarlo de vez en cuando. Se veía tan adorable. Su sonrisa sincera, sus facciones en paz, su respiración irregular por haber corrido y sus manos... sus manos rayadas con tinta. Remus sonrió ante los garabatos de Sirius y luego se congeló al entender uno de ellos.
—¿Encontraste al amor de tu vida? —preguntó en voz alta sin querer. Sirius abrió un ojo elevando una ceja— Es que te lo has rayado en la mano y… —un nuevo sonrojo apareció en sus mejillas al imaginar lo idiota que se debería estar viendo.
Sirius creyó que era por el viento helado. Se enderezó con nerviosismo casi de inmediato. ¿Qué diría ahora? No podía revelarle sus sentimientos sin más, acabaría con su amistad de la peor manera posible. Miró su mano como si no recordara lo que él mismo había escrito.
—Me aburrí en Historia de la Magia, y comencé a rayarme las manos… —mostró ambas manos con garabatos y figurillas sin sentido. A Remus no le pasó desapercibido que Sirius intentaba evitar el tema.
—Está claro, Canuto, yo quiero saber quién es el amor de tu vida —dijo bajando el volumen de su voz. Se deslizó hacia atrás para poder estar a la altura de Sirius y, sin pensarlo, tomó su mano, apuntando las letras garabateadas.
"...es el amor de mi vida…" decía con letra fina y clara justo en el dorso de su mano izquierda, el nombre y sea lo que hubiera escrito después estaban borrosos y Remus sólo distinguía una 'U' al inicio y una 'A' al final.
Sirius se estremeció ante la sensación de tener la mano de Remus sujetando la suya, se arrepintió de inmediato ya que Remus lo soltó.
—Está bien, no me lo digas —murmuró Remus, con media sonrisa y la mirada en la copa de los árboles. Sirius lo miró y no pudo apartar la mirada hasta que Remus lo miró de nuevo con una mueca semejante a una sonrisa— ¿Qué?
—¿Por qué quieres saber? —preguntó igualmente en un murmullo. Remus frunció los labios y su respiración se volvió agitada, Sirius no lo pasó por alto.
—Solo... no sé... es raro que —desvió la mirada y pensó lo que iba a decir—, pues tú, Sirius Black, se haya enamorado —concluyó alzando los hombros. Sirius creyó escuchar indiferencia en su tono de voz, y aunque no quisiera admitirlo, le dolió.
—Pues ya ves —murmuró apenas audible desviando la mirada a su mano.
"...es el amor de mi vida…"
Suspiró sin escándalo y con movimientos mudos alzó su mano derecha hasta el dorso de la izquierda, intentando borrar sus palabras con el dedo pulgar, un nudo apareció en su garganta.
A Remus no le importaba. Le valía un cacahuate. Y Sirius estaba más que idiota por él.
Remus, escuchando apenas un soplido por parte de Sirius, se giró a verlo, tenía la mirada gacha, como si no quisiera que lo viera.
—Sirius, ¿estas…?
—Es tarde, McGonagall no me dejará entrar a su clase si me vuelvo a retrasar —habló carraspeando y tosiendo constantemente. Se puso de pie en un salto y sacudió su pantalón para comenzar a caminar sin Remus; quién, con el entrecejo fruncido, se puso de pie y corrió tras Sirius mientras se sacudía.
El pelinegro se obligó a respirar hondo y parpadear varias veces. No lloraría, no por una estupidez, no por indiferencia, sólo... no lloraría.
—¡Canuto! —gritó Remus, seguía unos metros detatrás suyo. Sirius no giró, aún tenía ese nudo en la garganta— ¡Canuto! ¡Espérame, Sirius!
Pero no se detuvo, sólo redujo la velocidad a sus pasos.
—No debo llegar tarde —soltó fríamente, como buen Black con algo de Slytherin en la sangre.
—¡Sirius! ¡Ey, espérame! ¡Sirius! —Remus tomó la manga del suéter de Sirius y lo empujó a una pared, ignorando a los cuadros que había dejado atrás con sus miradas interrogantes.
—Si llego tarde no me dejará entrar a su clase por el resto del… —se calló con la mirada que Remus le lanzó y desvío la mirada hacia un oscuro pasillo, no debía verlo.
—¿Por qué corriste? Y no mientas. No es por McGonagall, ya perdimos la clase de igual manera —murmuró lo último. Al no ver una sonrisa en la cara de Sirius por haber perdido una clase, la preocupación se instaló en su rostro y un gran peso en su estómago—. Sirius, dime qué ocurrió, ¿por qué de pronto actúas extraño?
—No actúo de ninguna manera ¿podemos irnos ya? —preguntó bajando la mirada, aún con el tono de frialdad. Remus soltó su manga y lo tomó por los hombros, provocando que Sirius lo mirara con algo que no pudo descifrar.
Sirius miró nervioso a Remus e intentó zafarse de sus manos agitando sus hombros, pero no lo soltó, al contrario, apretó su agarre y lo pegó a la pared con más fuerza de la necesaria, Sirius sólo atinó a jadear.
—¿Por qué eres así? —preguntó Remus con exasperación— Un día sólo estás conmigo, nos distraemos de James y Peter, y luego me ignoras, como si no existiera. ¿Por qué te pusiste así? Sólo pregunté por tu… por lo que te has rayado en la mano.
Sirius mantenía su expresión seria, a Remus le recordaba a Walburga y Regulus, todo un Black frente a él. Pero no respondió, sólo lo miró, como si estuviera molesto, desesperado.
—Respóndeme —exigió con desesperación.
—No puedo —masculló, desviando la mirada—. Suéltame, no puedo hablarte, ¿de acuerdo? No debo… —murmuró.
Sin decir otra cosa se soltó de Remus y corrió hasta el aula de McGonagall. Lo dejó entrar al ver la cara de pocos amigos que tenía, y pidiéndole se quedara unos minutos después de la clase.
—Señor Black —habló McGonagall cuando todos hubieron salido del aula, incluso James y Peter.
—Profesora —respondió en un intento por sonar como siempre, un intento fallido.
—No es que lo incite a seguir por el camino de la indisciplina, o que me moleste que finalmente deje dar mi clase, porque no es así, pero como jefa de la casa de Gryffindor tengo la obligación de ver por mis alumnos —dijo sin desviar su vista de Sirius, este sólo la miraba inexpresivo y con un nuevo nudo en la garganta "es raro que, pues tú, Sirius Black... se haya enamorado"— ¿Todo en orden?
Sirius asintió pero al ver el rostro de su jefa de casa añadió: —Por supuesto profesora, sólo un día complicado ¿Sabe? Evans no deja de hablar sobre los TIMO's así que… —hizo una media sonrisa.
—Si algo va mal, Sirius, habla conmigo —dijo la profesora McGonagall con semblante serio, obviamente no creía el pretexto de Sirius.
—Claro.
Sin más salió del aula con su mochila colgándole por el hombro.
Maldito Remus, malditos sentimientos, maldito idiota.
—¡Black! —gritó alguien a sus espaldas. Sirius cerró los ojos echando la cabeza para atrás. Lo que faltaba: Quejicus.
—Lárgate Quejicus, no estoy de humor para tus estupideces o dejarte en ridículo —habló sin girarse y siguiendo su camino.
—Estúpido. ¿Dónde está tu amiguito Potter? ¿Y tu novio Lupin? —antes de lo que cualquiera hubiera creído, Severus Snape estaba contra la pared, sujeto por el cuello de su camisa, siendo apuntado con la varita de Sirius en su cuello.
—Con mis amigos no te metas Quejicus, que te importe un bledo lo que hagamos. Consigue una vida y ve con tu juego de química a otra parte, o de verdad no usaré la varita para hacerte daño.
—¿Severus? —preguntó Lily Evans desde el pasillo, mirando a ambos chicos en plena discusión— ¿Que está pasando?
—Nada Evans, sólo defiendo a mis amigos —le respondió Sirius alejándose de Snape.
—Remus te estaba buscando —le dijo en un susurro antes de alejarse con Snape.
Obviamente no iría con Remus. Tenía que alejarse de él, olvidarlo y continuar como amigos, sólo amigos.
—¡Canuto! —saludó James con una sonrisa y entusiasmo— ¿Vienes de con Remus? ¿Te ha dicho la verdad? ¿Aceptaste? —preguntó rápidamente. Sirius frunció el ceño y miró a James confundido— Lunático te buscaba, ¿no fuiste? —preguntó ahora desconcertado y nervioso.
—Les dije que no le hablaría Cornamenta. No puedo —susurró. James lo miró incrédulo y lo dió una bofetada— ¡Auch! ¡Oye! ¿Qué demonios te pasa? —gritó con la mano sobre su mejilla.
—¡Que eres un idiota, Black! ¡Remus quería hablar contigo! ¿Eres o qué? No puedo creer que yo, ¡yo! Me dí cuenta y tú no, Sirius de verdad no… —James se calló y la puerta rechino a sus espaldas. Sirius giró y encontró a Remus mirándolo con una mueca—. Ah, yo... los veré en la cena.
James salió de la habitación y cerró la puerta a sus espaldas. Sirius se sentó en su cama y Remus se quedó parado donde estaba.
—Te estaba esperando… —susurró caminando a la cama de Sirius— y no llegaste.
—Dije que no podía hablarte —respondió con el mismo tono frío de un Black, Sirius lo detestaba, pero se convertía en algo inconsciente.
—No me hables así —continuó susurrando con calma—, yo no soy tu hermano ni Snape, Sirius.
—Lo sé —contestó a la defensiva. Remus soltó un suspiro y se sentó al lado de Sirius.
—Perdón, no se que hice para que seas así conmigo. Perdóname, ¿podríamos volver a ser como antes? —preguntó con cautela, susurrando.
—¿Como antes? —sonrió sarcástico–– ¿Yo siendo "Sirius Black no se puede enamorar"? ¿Así? —Remus lo miró con el ceño fruncido.
—No sé a qué…
Y explotó. Sirius se incorporó de un salto y Remus lo sostuvo por el brazo con fuerza para que no se fuera como en el jardín, pero Sirius no se fue. Se puso frente a él mirándolo a los ojos.
—¡Te quiero, maldita sea! ¿Ya? Por eso no debo hablarte. ¡Me he enamorado de ti! Yo sabía que no debía y nunca podría decirte cuánto significas para mi, Rem. ¡Merin, no sabes cuánto te quiero!
Remus no soltó a Sirius en ningún momento, sólo lo miraba incrédulo y con los labios semi-abiertos.
—Perdóname tú. No debí enamorarme de tí... sólo perdóneme —murmuró. Tomó la mano de Remus y con suavidad lo hizo soltarlo. Remus estaba en shock, por lo tanto no detuvo a Sirius cuando salió lentamente de la habitación sin dejar de mirarlo.
Quería que lo detuviera, y no lo hizo.
En cuanto Sirius cerró la habitación corrió escaleras abajo. Evans estaba ahí haciendo deberes. James y Peter estaba jugando ajedrez mágico, Peter veía a la escalera constantemente mientras James sólo podía mirar a Lily.
—¡Canuto! —exclamó Peter cuando Sirius bajo las escaleras. James lo miró y luego detrás de él.
—¿Y Lunático? —preguntó. A Sirius se le formó un nudo en la garganta y sólo atinó a sacudir la cabeza y correr hacia el retrato.
—¡Sirius! ¡Canuto! —gritaba Remus mientras bajaba la escalera tropezando con su túnica un par de veces. James lo miró interrogante— ¿En dónde está Sirius? ¡¿A dónde se fué?!
James miró asombrado a Remus pero no respondió nada. Lily observaba a los dos amigos y luego al retrato. Sabía que Sirius Black y Remus Lupin tenían algo, asumió lo que sentían y no estaba dispuesta a dejar un amor y una amistad hecha trizas por imprudencia.
—Remus... ¿Qué le dijiste a Sirius? ¡Responde! Carajo, Remus, ¿quién demonios te entiende? ¿Qué le dijiste? —gritó James, llamando la atención de la mayoría de la sala común.
—¡Nada! No le dije nada, por eso quiero saber dónde está —explicó con desesperación. Lily se puso de pie y empujó a James.
—Salió por el retrato, no dijo nada —dijo tomándolo por los hombros, cuando vio que Remus no reaccionaba lo zarandeó— ¡Búscalo!
Remus miró el retrato y corrió. Como si un imán lo atrajera corrió al jardín repleto de árboles, donde habían estado esa tarde. Lo buscó detrás de los árboles, entre los arbustos, en el lago, el resto de los jardines y al fin dió con él en la torre de astronomía.
Desde la puerta vio a Sirius recargado en la baranda, mirando algún punto del cielo, y Remus no pudo evitar mirarlo como si se fuera esfumar. No sabía qué decirle.
—Canuto… —murmuró para llamar su atención.
Sirius no se sorprendió de su repentino llamado, tan sólo siguió observando cómo las estrellas comenzaban a brillar sobre el cielo púrpura.
—Perdóname por no responderte, Sirius —dijo Remus, colocándose a un lado de él. Remus lo miraba y Sirius sólo veía el cielo. Este último sonrió y negó. Remus reconoció su acción: quería restarle importancia porque eso le dolía.
—Sólo olvídalo, ¿vale? Perdón por ser frío contigo, no tienes la culpa de mis genes —dijo con una sonrisa fingida. Cualquiera que no fuera su amigo caería ante esa ridícula sonrisa.
—¿Y si no quiero olvidarlo? —preguntó en un susurro, como si le contara un secreto. Sirius lo miró como si se hubiera vuelto loco y volvió a sonreír negando con la cabeza.
—La luna llena te ha dejado mal, Rem —negó con la cabeza y volvió a mirar el cielo—. Olvida todo lo que te dije, ¿si? Sólo... hay que seguir así, como merodeadores, yo no…
—¿Y por qué decides por mi? —preguntó hablando en su tono de voz normal—. Sirius, yo no quiero olvidar nada de lo que has dicho —el susodicho bajó la mirada a sus zapatos y se puso frente a Remus, aunque no se atrevía a mirarlo— ¿Por qué quieres olvidarlo tú?
—Remus, por favor —contestó con sarcasmo. Remus frunció el ceño, no sabía a qué se refería con su sarcasmo marca Black—. Bien, estoy perdidamente enamorado de ti —confesó alzando la mirada y viéndolo a los ojos, una pequeña sonrisa se asomó por el rostro de Remus y posiblemente un sonrojo—. Y tú me eres indiferente —murmuró como un aullido de dolor, luego sonrió con ironía—, eso me gano por fijarme en uno de mis amigos.
—¿Porqué dices que te soy indiferente? —dijo tratando de ocultar su sonrisa.
Sirius desvío la mirada a alguna parte detrás de Remus con su sonrisa irónica esfumándose de a poco, luego habló como si contara un secreto: —Cada que estás conmigo, te vuelves histérico, como si estuviéramos haciendo algo malo y nos fueran a descubrir, como si te avergonzara que te vieran sólo conmigo…
—¡No! Sirius a mi me… —interrumpió con una sonrisa culpable y una sonrisa. Después fue el turno de Sirius de interrumpir, le colocó un dedo sobre los labios y siguió hablando.
—Te preocupas por todo, por nada y por si a caso. Siempre. Si no es porque dejamos a James o Peter es porque no llegamos a una clase, siempre buscas... huir.
—Eso no…
—Y tu indiferencia, ¡Dios, la aborrezco! ¡La odio, me irrita! No sé porque, se toca un tema, no importa quién inició, te vuelves cortante conmigo, y todo te vale. Entonces me molesto y me vuelvo frío, cortante, pesado…
—Hey —cortó Remus con una pequeña sonrisa y tomando a Sirius por el rostro con ambas manos. El pelinegro volvió a mirar a Remus, a quien le gustaba ver a Sirius explicar algo porque después de tanto hablar balbuceaba y divagaba, como ahora lo hacía—. No me da vergüenza estar contigo es sólo que... me pongo nervioso, no sé, siento que sólo James y tu deberían andar por ahí solos, no yo, contigo.
Sirius frunció en ceño y puso una mano sobre la de Remus. Este le sonrió y continuó: —No quiero huir de tu lado, sólo... —suspiró— No me gustaría que tu reputación quede por los suelos mientras estés conmigo. No creo merecer ser su amigo ni…
—Cállate. Si vas a decir esa mierda que me sé de memoria, lárgate —Remus sonrió y negó.
—Sirius, lo que quiero decir es que te quiero, y seguramente estoy más enamorado que todas las chicas que te persiguen a diario —soltó a Sirius con un sonrojo casi invisible.
Sirius espero que la risa de Remus le dijera que estaba bromeando, que él también iba a reír para luego despertar exaltado en su cama, pero no pasó. Remus tomó una gran bocanada de aire, pasara lo que pasara, no se arrepentiría.
Se acercó a Sirius lentamente mirando de sus ojos a sus labios, y antes de cerrar los ojos vió que Sirius sólo podía mirar sus labios. La mano de Sirius dejó la suya y la sintió en su cadera justo cuando sus labios se tocaron. Entonces su otra mano llegó hasta la nuca de Remus y no le permitió alejarse, aunque este no lo haría si pudiera.
Era un beso suave, el más lento y sincero que Sirius había tenido, el más suave y dulce que Remus había sentido. Se movían al compás del otro, como si hubieran practicado para ese momento, como si sus labios ya se conocieran.
Era nuevo, y se sentía bien. Muy bien.
Cuando el aire les hizo falta Sirius dejó la nuca de Remus resbalando su mano hasta quedar debajo de su mandíbula, acariciando con su pulgar el cachete de Remus, quien tenía los ojos fijos en el suelo.
—No te era indiferente, sólo me volvía cortante cuando hablabas de… —rió sin humor— el amor de tu vida. Lo siento.
Sirius le sonrió y negó con la cabeza, Remus lo miró y con una pequeña sonrisa volvió a besarlo.
—Eres tu. Escribí "Lunático" y "Para Siempre", creí que no te importaba… y corrí —confesó avergonzado. Remus rió y negó besando cortamente sus labios.
—Te quiero, Canuto, no lo dudes jamás.
—Jamás, Lunático.
Sirius unió sus labios y regresaron a los jardines como aquella mañana. Esta vez ninguno corrió.
-x-
Es mi primer Wolfstar, en verdad me encanta esta pareja, me causan demasiada ternura y siento que es algo "trágica" hasta cierto punto. En fin, espero les haya gustado, pronto publicaré más historias de un solo capítulo.
Gracias por su apoyo ¡Nos leemos pronto!
•Los personajes pertenecen a JK Rowling, sólo la historia es de mi autoría por tanto queda prohibida su copia total o parcial en esta o cualquier otra plataforma, siendo obra registrada la copia procederá a ser denunciada.•
-Danny :).
(25/nov/2016)