Mercurio
Thomas mantenían los ojos cerrados, disfrutando del distante sonido de la ducha. Dylan había llegado hace unos minutos y fingió estar durmiendo. Habían discutido por una estupidez y en cuanto su novio bajara le pediría disculpas.
— ¡Tom! —escuchó la voz de Dylan por encima del agua— he olvidado la toalla ¿podrías pasarmela?
Suspiró y con una sonrisa fue al armario por una toalla. Tomó una azul y fue al baño, la puerta no tenía seguro así que entró sin problemas.
— Gracias, terminaré en un segundo —dijo Dylan cuando Thomas dejó la toalla sobre el lavamanos sin ver donde la ponía realmente. La figura de su novio no era totalmente visible por la cortina estampada de bambú y el vapor que se había creado, pero eso no impidió que el deseo por él no apareciera. Su propio cuerpo lo demostraba.
Cerró la puerta sin apartar la vista, y de igual manera se desvistió. Distinguió como su novio recorría su propio cuerpo quitando el jabón que había caído de su cabello. Y solo pudo pensar en lo dulce que sería quitar cada gota de agua en el cuerpo de su novio con su lengua.
Entró lo más sigiloso que pudo, dejando que las gotas de agua –bastante caliente– mojaran su cuerpo. Tomó el jabón, y dejando caer una buena cantidad en su mano, comenzó a acariciar la espalda de su novio quien se enderezó bruscamente ante el tacto y frío líquido.
Thomas soltó una risa que sonó demasiado ronca, pasó sus manos por toda su espalda y brazos. De un momento a otro Dylan se giró con los ojos brillosos y una sonrisa ladina.
— ¿Qué haces? —preguntó casi en un murmullo, apenas audible por sobre el ruido de las gotas de agua chocando contra el suelo.
— Nada —sonrió Thomas y sin prestarle atención a la confusión de Dylan tomó más jabón y pasó sus manos por su pecho sintiendo su corazón latir con fuerza en el camino.
— Pensé que estabas molesto, y que no me… —los labios de Thomas interrumpieron a Dylan, quien no dudó en responder.
Thomas puso ambas manos en los costados de la cadera de su novio, lo empujó hasta que su espalda estaba pegada a la fría pared, causando otro súbito enderezamiento y que sus miembros –erectos– se tocaran. Provocó un suspiro por parte de Thomas y un gemido de Dylan.
— No puedo estar molesto contigo, no por más de seis horas Dyl —dijo Thomas apenas separándose de los labios del castaño, con sus manos acarició el rostro mojado de este y le sonrió.
Dylan sonrió de vuelta y, cerrando los ojos, atacó los labios del rubio, sus manos bajaron hasta el trasero de este estrujando y manoseando a su antojo mientras sus besos descendían a la mandíbula.
Bajó sus manos a los muslos del rubio y lo alzó, dejando que este enrollara sus piernas alrededor de su cintura. Cuando lo hizo las manos curiosas de Dylan llegaron a su entrada mientras besaba su cuello. Pequeños jadeos salían de la boca de Thomas cuando los dedos de Dylan tocaban su entrada, este cambió de lugar dejando a Thomas recargado en la fría pared.
El castaño dejó su cuello para ver el rostro de su novio en el momento que un dedo lo penetró. Su abdomen se contrae, sus ojos adquieren un brillo peculiar –el que solo aparece cuando está con Dylan– y entreabre los labios dejando salir un jadeo, nunca aparta su mirada achocolatada de la miel.
Dylan sonríe y lo besa en los labios cuando comienza a mover su dedo –de afuera adentro, y de arriba abajo–, no se queja cuando Thomas lo muerde y tampoco cuando ejerce presión en sus brazos con los dedos.
— Vamos a la cama Dyl —dijo Thomas entre jadeos y bajando una pierna. Dylan sonrió y lo besó antes de que Thomas saliera. Cerró la llave y el agua dejó de caer. Salió cerrando la cortina y sonrió mientras negaba, Thomas se había llevado la toalla que había olvidado y amablemente le había traído antes de meterse a la ducha con él.
Con una sonrisa salió del baño llegando inmediatamente a la habitación, algo enredó su cuello y lo hizo chocar con unos labios totalmente reconocibles para él.
— Te amo, ¿lo sabes verdad? —le dijo Dylan una vez que se separaron. Thomas le sonrió y volvió a besar en respuesta.
Había utilizado la toalla para atraer a su novio, y aún con ella lo guió a la cama dónde lo dejó caer sobre él. Dylan río por alguna razón y Thomas aprovechó la oportunidad para dejarlo abajo. Besó de la mandíbula hasta el cuello, donde se detuvo a dejar una marca «Mío». Bajó sus besos a la clavícula y mordió a su antojo arrancando jadeos de Dylan, quien jugaba con su cabello y su mano.
Siguió descendiendo su camino de besos hasta llegar a su abdomen. Abandonando una mano de Dylan, acarició sus costados mientras presionaba sus labios justo debajo del ombligo, donde debía haber vello.
Sostuvo su cadera con ambas manos cuando introdujo la punta del miembro ajeno a su boca. Dylan instintivamente alzó la cadera, cosa que Thomas evitó con sus manos y mirando sus ojos. Introdujo un poco más ejerciendo presión con sus labios y aun sin desviar la vista del castaño, quien también lo miraba con los labios entreabiertos, soltando jadeos y pequeños gemidos contrajo su abdomen y comenzó a mover los pies con desesperación.
Sacó el miembro de su boca y bajo una mirada de reproche lo volvió a introducir, esta vez lo más que pudo. Pasando su lengua por toda la longitud, como si la explorara por primera vez. Los gemidos de Dylan lo alentaban a seguir, sus manos hacían puños las sábanas mientras las suyas aún sostenían su cadera.
Dylan se incorporó y tomó a Thomas por la cintura para dejarlo debajo de él. Se hizo un espacio entre sus piernas, sentándose en sus tobillos, para luego besarlo con desesperación, paseando sus manos sin vergüenza por su cadera y trasero.
Thomas se alejó lo suficiente (con ayuda de sus codos) para que Dylan pudiera volver a lo que hacía en la ducha, y este no se negó. Se inclinó para lamer su entrada y Thomas no hizo ningún esfuerzo por callar sus jadeos, porque sabía que a Dylan le encantaba escucharlos. Y así era, Dylan no se detenía y seguía lamiendo, introdujo el miembro de Thomas en su boca antes de penetrarlo con los dedos. Primero uno –adentro, afuera y en el interior abajo, arriba– mientras lamía la punta del miembro ajeno, luego dos –simulando unas tijeras– y la mano de Thomas se enterró en su cabello, finalmente tres –metiendo y sacando el tercer dedo y parte de los anteriores– y con la otra mano lo masturbaba.
— D-Dyl, por fa-favor —habló Thomas con dificultad y gemidos de por medio. Dylan levantó la mirada con una sonrisa y obedeció para incorporarse y besar sus labios.
Thomas alzó la cadera y Dylan comprendió que lo quería a él. Buscó el bote de lubricante y, separándose de Thomas, puso una buena cantidad en su miembro y en sus dedos para introducirlos por última vez y lubricar la entrada. Cuando sacó sus dedos sostuvo su miembro erecto y lo introdujo en Thomas de manera lenta, causando una mueca de placer en este.
Cuando estuvo totalmente dentro esperó a que se acostumbrara mientras el disfrutaba de plácida sensación de calor y estrechez de su interior. Se inclinó y besó su mandíbula y hombro, tomó su mano derecha y la puso a un costado de su cabeza para después besar sus labios y comenzar a mover su cadera.
Thomas se apartó de los labios de Dylan para gemir sin vergüenza. Dylan se dedicó a escucharlo mientras besaba su mandíbula, oreja, cuello y seguía moviéndose, cada vez a un ritmo más acelerado. Porque sabía lo que volvió loco a su novio: ir subiendo de tono lentamente hasta tocar el espacio.
Así que fue aumentando el ritmo de sus penetraciones, Thomas alzó sus caderas y de un momento a otro estrujó la mano izquierda de Dylan y rasguñó su costado derecho con la otra mano.
— ¿Te gusta —dijo Dylan en su oído con una sonrisa y saliendo de él— ahí? —entró bruscamente causando un gran gemido y que arqueara su espalda— Creo que sí —dijo en un jadeo.
Repitió la acción sabiendo que tocaba el punto de placer de Thomas, y que sus altos gemidos y rasguños le causan un cosquilleo y deseo de correrse.
— Tócame —susurró Thomas en el oído de Dylan.
Dylan coló su mano derecha entre ambos para sentir el palpitante miembro de Thomas. Lo tomó en un puño y comenzó a masturbarlo coordinando con el movimiento de su cadera. El apretón en su mano izquierda se hizo más fuerte y Thomas buscó los labios de Dylan comenzando a mover su cadera contra la de este y hacer sus penetraciones más profundas. Se sentía malditamente bien.
— Magh —gimió Dylan separándose de los labios de Thomas y besando su mandíbula, mordiendo un poco. Bajó y dejó dos marcas en el cuello del rubio aun moviéndose.
Thomas volvió a buscar sus labios y dejó que Dylan mordiera su labio inferior. Porque sabía que estaba desesperado. Por terminar y no querer que acabara jamás, complicado pero lo entendía.
Thomas arañó la espalda ajena y Dylan besó con ferocidad sus labios, aumentando la velocidad de sus movimientos, tanto de su cadera como de su mano.
— Ah —gimió Thomas apenas separándose de los labios de su novio— vo-voy a, ah, D-Dyl.
— So-solo d-déjate llevar —dijo Dylan sintiendo su abdomen contraerse, espasmos y el peculiar cosquilleo.
— Yo ah ¡Dylan! —Thomas gimió el nombre de Dylan, fue lo único que este necesitó para correrse dentro de su novio.
Sacó su mano de entre ellos y se aferró a la cadera del rubio, como para impedir que se fuera, aunque no lo haría. Thomas sonrió y besó a Dylan.
Dylan salió de su estrechez mientras seguía el beso de Thomas, quien tuvo la conocida sensación de vacío. Dylan se apartó y besó su mejilla para después acomodarse en la cama. Thomas tambien se acomodó –cubriendolos con una manta a cuadros– quedando frente a frente con Dylan.
—Yo tambien te amo ¿lo sabias, verdad? —habló en un susurro Dylan. Thomas sonrió y asintió buscando la mano libre de Dylan bajo la manta. Entrelazó sus dedos y acarició con el pulgar de forma cariñosa.
— Lo sé —miró la marca en su cuello—, eres lo mas hermoso que pudo pasarme.
Dylan sonrió.
— Que cursi —respondió logrando un sonrojo por parte de Thomas—, y por eso te amo —los ojos de Thomas brillaron, pero no predominaba el deseo, también había ternura y anhelo—. Eres mi sol, mi luna, todo y…
— Y sin mi estarías perdido —interrumpió Thomas mordiendo su labio. Dylan río y asintió atrayendo a Thomas más cerca de él. Lo besó sin previo aviso, con lentitud y amor. Bajo las mantas sintió el miembro ajeno y el suyo rozar para luego tenerlos duros y erectos.
Dylan río y se acercó al oído de Thomas:
— Vamos al planeta más caliente.
-x-
Thomas solía decir que se sentía en el espacio con él, y Dylan bromeando le dijo que de ser así estaría en el planeta más caliente (para no usar ropa y tener hacer el amor todo el tiempo con aquella excusa).
Espero les guste, lo escribí hace tiempo, el tráiler de Maze Runner The Death Cure me ha hecho retomarlo.
Se agradecen los votos y comentarios.
(28/12/2017. 22:10)
-Danny :).