#TanjiroTanmuiEspañolWeek
En honor a nuestro evento en el grupo de FB Tanmui.
Día dos: Tematica de reinados y principes.
Este Oneshot está pensado para volverse un fic de unos pocos capítulos más, por eso el final abierto. Aunque no hay fecha para lo mismo.
Muchisimas gracias por la oportunidad, saludos y tengan un lindo día.
Resumen: "Muichirou pierde todo en la vida, cuando es salvado por Tanjiro encuentra otra vez un lugar al cual volver. Pero luego de que su familia es masacrada y pierden el contacto. Muichirou vuelve a encontrar a Tanjiro como amante del rey demonio, Muzan."
Tokito solo tenía doce años cuando vio a Tanjiro Kamado por primera vez, y desde ese día fue su devoto en sentimientos.
Tenía doce cuando empuño una espada por primera vez, ese mismo año también mató a su primera víctima.
Después de todo llevaba la sangre de espadachines, y era conocido como la niebla entre los hashiras del actual rey Ubuyashiki Kagaya.
Y aún con sus diecisiete años recién cumplidos, aún no olvidaba su encuentro con el vendedor de carbón que le salvó la vida.
En ese entonces el clan de los cazadores de demonios se había vuelto muy popular, a medida que pasaban los años. El número de casos de gente que era atacada por demonios incrementaba. La real familia de las glicinias estaba en constante búsqueda de nuevos aspirantes, y los Ubuyashiki como sus familiares más cercanos estaban a cargo.
Por lo que cada vez más aspirantes a cazadores iban a tomar el exámen.
Este consistía en tres partes.
La primera era sobrevivir diez días encerrado en un bosque con todo tipo de demonios, si sobrevivías, entonces pasabas a la segunda fase.
La cuál era una prueba de lealtad al patrón, los aspirantes eran sometidos a una presión metal, para probar sí eran dignos de confianza.
Sí quedabas estable emocionalmente luego de ello, podías acceder a la tercer y última fase de la prueba.
Debías cazar a un desertor.
Porque no había algo más ruin que la traición, y sí había algo peor que los demonios.
Eran los traidores.
También eran más peligrosos, las personas se valían de todos los medios posibles para sobrevivir.
Sí podías pasarla, estabas dentro.
Solo tenías una semana para encontrar al traidor y llevar la prueba a la sede de los cazadores.
Pero sí no lograba completar la misión a tiempo, te volverías uno de ellos. Y al año siguiente alguien vendría por tí.
Que trágico, con sus doce años recorrió un camino llenó de muerte. ¿Porque lo hacía?
Quería sangre.
Pero incluso él, tenía cosas que no quería olvidar.
Como aquel día cuando un joven salvó su vida, nunca podría olvidar a esos ojos que lo habían devuelto a casa.
Sus pies dolían mientras perseguía a su objetivo, lo había rastreado hasta las montañas. La nieve no era el mejor escenario para moverse, pero esa persona se movía con agilidad y gracia. Como alguien que pasó el exámen para cazador.
Debía admitir que era muy rápido.
—¿No quieres saber porque tienes que matarme? —pregunto esa persona.
Tokito no le importaba, el solo seguía órdenes.
—¿Será así? No quiero tener que matar a un mocoso. —Le dijo ese chico.
Tokito estaba más cerca.
Desenvainando su espada, ejerció su aliento de la niebla.
—Aliento de la niebla, cuarta postura. Corte de adveccion. —Dijo Tokito antes de cortar el brazo de su objetivo.
No fue precisó, logró esquivarlo a medidas. Se dijo que debía practicar más.
El chillido de su objetivo fue horripilante, pero no lo escuchaba. Olvidaba los sonidos con frecuencia, ¿cómo se llamaba él? Le dijeron qué pecado había cometido, pero lo había olvidado.
La sangre brotaba de su brazo amputado, pero no bajo su guardia. Las personas, eran más peligrosas cuando se encontraban acorraladas.
Tal y como esperaba recibió un ataque de su objetivo, aún con un brazo menos, seguía moviéndose velozmente, no quería morir.
—¡Asqueroso bastardo! ¡Toda la organización y tú pueden irse al infierno! ¡Merecen morir a manos de los demonios porque son como ellos! —Exclamaba el objetivo.
Tokito se preguntó sí moriría antes por la pérdida de sangre o por el filo de su espada.
Al final, fue su espada la que logró cortar su cabeza, y mientras está rodaba lejos de su cuerpo. Noto un dolor punzante en su estómago, ¿cuándo lo había herido?
El objetivo lo había herido, no era profundo, pero con la nieve dificultando el pasó. Corría el riesgo de congelarse, o de qué la herida se le infectara.
Debió entrenar más, incluso aunque se arrastró al cuerpo muerto que estaba a pocos pasos de él, y cortó la marca del clan en su piel.
El dolor, porque ni siquiera podía decir dónde le dolía, era insoportable.
La fría nieve no hacía más que enterrarlo poco a poco.
Se sentía estúpido, debió pensar un mejor plan que solo ir directo a matarlo.
Intentó levantarse, pero tenía mucho sueño.
Tokito pensó que cruzaría al otro mundo, dónde estaba su familia. Entonces una figura apareció en su campo de visión, con apenas pequeñas telas cubriendo parte de su cuerpo, debía ser algún dios cuya piel no sufriría por la fría nieve. Incluso las manos que lo tocaron estaban calientes, y se sentía tan familiar.
Recordó a su padre, él solía tocarlo de aquella forma cuando aún era más pequeño. Sí era algún Dios que se apiadó de su tragedia, y fue a darle consuelo, estaba agradecido con los dioses.
Estaba listo para irse, sí era en unos brazos tan cálidos como aquellos.
Entonces olvidó el frío de la nieve.
Y despertó en un lugar diferente.
Podía escucharlos, los susurros y las risitas.
—Shhh lo van a despertar. —escuchó que dijeron.
—¿Cómo saben que es un niño? —preguntó otra voz.
—¡Ah, Tanjiro dijo que no hicieran ruido. Nuestro invitado debe descansar. —dijo una voz más autoritaria, pero gentil.
—Puedo oírlos desde aquí. —dijo Tokito aún cubierto por unas mantas.
Se escuchó un regaño, y algunos quejidos. Fue allí cuando una muchacha de no más edad que la suya apareció, algo tímida. Pero le lanzó una severa mirada a quienes estuvieran del otro lado de la pared.
—Siento que despertarás así, debes estar aún muy cansado. Pronto la cena estará lista, lamento no tener más mantas que ofrecerte. —le había dicho aquella chica.
Muichirou no sintió miedo, pensaba que sí hubiesen querido acabar con él lo habrían dejado morir congelado en la nieve.
—Ya veo. —contesto. Pero no sé movió ni un poco.
—Oh por cierto, soy Nezuko Kamado. Mi hermano mayor, Tanjiro te encontró en la nieve y te trajo aquí. Verás, debido al clima, el camino al pueblo más cercano está cubierto para llevarte al doctor. Pero hice lo mejor que pude con tu herida. —dijo Nezuko con una sonrisa. Muichirou no respondió.
Lo dejaron en su lugar, la herida dolía y ardía, y se sentía pegajoso. Tal vez había tenido fiebre, no sabía cuándo tiempo estuvo ahí, pero escuchaba a los niños. Cómo peleaban constantemente se había aprendió los nombres.
Rolita era quien cortaba la leña, Takeo y Shigeo jugaban afuera, mientras Hanako le había dejado unas flores para que se sintiera mejor.
—Deberías comer algo, para recuperar fuerzas. Te la traje aquí, para que no tuvieras que moverte. —dijo una voz diferente.
Alerta como un animal que es perseguido, Muichirou se movió tan rápido, acomodándose con su espada en una posición que pudiera usar.
El rostro de su visitante era tan amable, que le fue familiar, la calidez de sus mejillas recuperándose del frío del afuera se hacía notar. Y sus ojos, ardientes pero compasivos.
No lo había sentido llegar, lo asustó. Entonces volvió a sentir su herida dolerle.
El extraño lo ayudó a recostarse.
—Siento haberte asustado, fui muy descuidado. Soy Tanjiro Kamado, soy el hermano mayor de esta casa. Fui quien te trajo aquí. —explico.
—No eres un Dios, estoy decepcionado. —confesó Muichirou.
Tanjiro rió, su risa era casi tan agradable como su rostro. Recordaría ese sonido.
—Que ocurrente eres, ah...Disculpa, no te he preguntado tu nombre. —dijo él.
—Tokito Muichirou. —respondió tajante, su nombre lo recordaba bien.
—Ya veo, es un nombre muy bonito. Entonces déjame ayudarte. —dijo preparado para darle de comer.
Tanjiro no preguntó qué hacía en la nieve junto a un cuerpo desmembrado, su edad o porque estaba solo.
Él le habló de su vida con sus hermanos, sobre que eran bastante pobres pero muy trabajadores, que estaba contento porque no estaban pasando hambre con aquel invierno. Y también que Nezuko lo ayudaba a compartir la carga de cuidar a los pequeños, después de que sus padres hubiesen muerto por enfermedad.
—¿Porque me ayudaste? —preguntó luego de terminar de comer.
—¿A qué te refieres? Ayudar a otros, al final resulta beneficioso para tí también.
Sus ojos debieron agrandarse un poco, porque por segunda vez en el día veía a su padre. Tal claramente, lo recordó sentado en su futón, después de ayudar a unos hombre es el camino.
Esos ojos ardientes, era la misma mirada suya.
—¿Qué dijiste? —pregunto Tokito algo asombrado.
—Debes descansar, mañana curaré tu herida.
Tokito pasó recostado la mayor parte del día siguiente, fue curado y alimentado por los Kamado.
No se sentía incómodo, su herida no era para tanto. Pero descansaría todo el día, y se iría en la oscuridad de la noche.
Aún debía llevar la prueba de su logró a la basé de los cazadores.
Él se había ganado su lugar.
El bullicio afuera lo tenía algo irritado, se levantó en movimientos muy lentos. Y se asomó a ver al exterior.
Los niños estaban aplaudiendo Tanjiro bailaba más al frente.
Tenis tanta gracia, que parecía algo fuera de este mundo. La fluidez de sus movimientos, la colocación de sus extremidades, tan correctas.
Cada movimiento estaba calculado.
Todo está en la respiración.
Era claro que también portaba un aliento, pero no conocía uno el cual te permitiera andar por la nieve sin sentir frío.
Lo recordaba con más claridad ahora que había descansado, apenas y llevaba ropa ese día.
Se veía muy bien, sublime. Era la primera vez que pensaba así de Alguien.
—Debiste decirme que eras portador de un aliento —dijo Tokito, cuando todos entraron por llamado de Nezuko.
Tanjiro mantuvo su habitual rostro relajado, pero no entendió de lo que hablaba.
—No sé de qué aliento hablas, pero esta es la danza del dios del fuego de mi familia. Ha pasado de generación en generación. —explicó Tanjiro.
—Así que no sabés que puedes usar uno, no me sorprende. —dijo Tokito.
Tanjiro, quien no sólo tenía un sentido del olfato agudo. No olió malas intenciones, por lo que descarto la idea de que le haya dicho que era estúpido.
—Soy un aspirante a cazador de demonios, cuándo me encontraste había terminado la tercer fase de mi prueba. —Explicó Tokito. Quería ser sincero con él, que no haya malos entendidos — Maté a ese hombre.
Tanjiro no cambió de exprésion.
—Lo sé, enterré el cuerpo un poco más allá de mitad de camino hacia el pueblo —respondió Tanjiro —. No sé quiénes son los cazadores de demonios, pero no te juzgo por hacer lo que debías para sobrevivir.
Tokito recibió una mirada llena de tristeza de esa persona y no dijo nada, quería hacerlo. Se sentía muy cómodo hablando con él.
—Una vez mi padre me llevó a ver cómo acabó con un oso —le empezó a contar— este había asesinado a varias personas por la zona, no era normal.
—Tenía sed de sangre. —dijo Tokito y Tanjiro concedió con la cabeza.
—Una noche me despertó, en el camino de nuestra casa nos encontramos con él, mi padre quien estaba enfermo y era tan tranquilo como una planta. Habló con el oso, le pidió que se detuviera, pero él no escuchó razones. No sé cómo describirlo, pero acabó con su vida en un solo momento. —explicó Tanjiro apresurandose.
—No tenía otra opción, era eso o morir. —respondió Tokito.
Tanjiro asintió.
—El dijo que todo estaba en la respiración, si lograba hacerlo correctamente incluso no sentiría el frío de la nieve. —dijo Tanjiro. Muichirou recordó la poca ropa que usaba ese dia nevado, debía ser parte de la danza de la que hablaba.
Ese día no se dijeron tanto como quisieran, Tokito volvió a descansar. En la noche, recibió la visita de un cuervo quien le informaba que se presentará en la sede principal de los cazadores de demonios para llevar la prueba de su triunfo.
Entendió que era el momento de partir, la cama improvisada que los Kamado habían hecho para él, se sentía más cálida desde que lo supo.
La mañana que se fue también fue fría, pero la nieve había dejado de ser un problema. No se despidió de nadie, y empezó andar el camino colina abajo hacia el pueblo.
—¡¿A donde crees que vas?! —se escuchó que alguien gritaba a lo lejos.
Tokito volvió a sorprenderse, no había sentido como Tanjiro se acercaba a gran velocidad, con esa expresión rara en él donde se mostraba molesto.
—¿Que acaso no planeabas despedirte? —preguntó jadeante Tanjiro, después de todo corrió todo el camino desde casa esperando encontrar a Tokito.
—¿Despedir? —respondió con duda Muichirou, conocía el término, pero nunca lo llevaba a cabo.
—Se que no puedo detenerte, y también que dije que no te juzgaba, pero debes ser más considerado con tus amigos. Piensa en cómo ser amable con otros, termina por ser bueno para ti también. —dijo Tanjiro.
Otra vez recordó a su padre, ahora lo entendía mejor, Tanjiro tenía la misma expresión amable que su padre. Mientras el estaba rememorando viejos recuerdos, su reciente descubierto amigo, seguía hablandole.
—Entiende que no puedes ir por ahí siendo tan frío. —dijo Tanjiro. Regañandolo como a uno de sus hermanos pequeños.
Muichirou no sabía cómo expresar sus sentimientos en palabras, cuando solía tener a su familia viva. Sonreía mucho y tomaba constantemente la mano de su hermano, eran gemelos.
—Mi hermano fue asesinado por un demonio —dijo Muichirou. Tanjiro lo escucho, contuvo el aliento esperando que continuara. —. No recuerdo como, pero pude acabar con él cuando era más joven de lo que soy ahora.
—Tokitou.
—Antes de morir, le pidió a los dioses por mi, que me perdonaran y dijo que….
Muichirou no pudo continuar, ya que Tanjiro lo había envuelto en un abrazo tan fuerte. Que no podía quejarse de su herida que aún no había sanado del todo, cerró los ojos mientras duró. Era como estar en casa otra vez, no recordaba cuándo había sido la última vez que alguien lo había abrazado.
—Esta es tu familia ahora, por favor vuelve con nosotros sana y salvo. Rezare por ti, bailaré por ti también. —dijo Tanjiro.
Muichirou se despidió de Tanjiro luego de eso, y por primera vez desde que había empezado su entrenamiento hace un año, se preguntó si en verdad quería seguir el camino de los cazadores de demonios.
Dos meses después de que se uniera a la organización, Muichiro Tokito era el nuevo pilar de la niebla.
Volvió a visitar la montaña de los Kamado seis meses después de unirse al cuerpo de cazadores. Y lo encontró subiendo la montaña, volvía de vender su carbón en el pueblo. Tenía la cara sucia, y su ropa estaba desgastada, pero su sonrisa se mantenía igual.
Corrió abrazarlo apenas lo vio, Tokito lo localizo. Ahora sus pasos eran tan claros para él, se había entrenado rigurosamente.
—Estoy tan feliz de que estés bien, debí comprar algo especial para comer. Volveré al pueblo, tienes que quedarte con nosotros esta noche. —dijo Tanjiro emocionado.
—Tanjiro, lo siento. Planeaba venir antes, pero las misiones no cesaban —dijo Muichirou—. Ahora soy un pilar.
Tanjiro no contuvo su emoción y lo felicito, le explicó que estaba allí porque le notificaron que un demonio rondaba esas montañas. Muichirou quería proteger la familia Kamado, y a Tanjiro mientras pudiera respirar.
—Por favor, escríbeme cuando te vayas. Es muy duro no saber de ti. —dijo Tanjiro cuando estuvieron en la casa.
Todos salieron a recibir al cazador. Los niños pequeños, y Nezuko fue tan amable como siempre.
Los Kamado eran la familia que él había perdido, le gustaba volver a ese lugar.
—Se ve más bonito sin toda esa nieve. —dijo Muichirou.
—Es verdad, Tokito-kun solo vio nuestro hogar cubierto de nieve.
—Muichirou, llámame Muichiro.
Tanjiro sonrió.
Se escribieron cartas siempre que estuvieron separados, fueron amigos, compañeros y un poco más.
Muichirou visitó a los Kamado siempre que pudo, iba crecieron con los años, pero su aspecto de niño se mantuvo aún a sus catorce años.
Tanjiro trabajaba arduamente, y ellos jamás aceptaban el dinero que él les daba. Siempre estaba ahí, cuando volvía, o se lo ponían en su ropa de regreso.
—No lo necesito, soy solo yo. No estoy aquí por el dinero. —dijo Muichirou a Tanjiro, otra vez no había aceptado su dinero.
—Lo entiendo Muichirou, pero no es correcto. Tú trabajaste por ese dinero, te arriesgas a perder la vida en cada misión, no puedo aceptarlo. —dijo Tanjiro. Muichirou perdía la paciencia.
—¿Vas a dejar que tú orgullo te impida darle de comer a tus hermanitos? —pregunto Muichirou. Tanjiro pareció ofenderse.
Sí, era cierto que no eran ni remotamente estables económicamente, se notaba en sus ropas, en lo que comían y en el cuidado de la casa. Pero Tanjiro, siendo la cabeza de la familia, no podía permitirse recibir ese dinero, o eso quería creer.
Su orgullo le decía que aceptarlo era como ponerle precio a la vida de Muichirou, jamás estuvo de acuerdo con su vida como cazador. Era tan joven, tenía la edad de su hermana.
—Por favor, no vuelvas a insistir. —dijo Tanjiro.
—No lo tomes como una ofensa, eres muy fuerte. Se que puedes mantener a todos, pero a veces, quisiera que aceptarás un poco de mi ayuda. No necesito este dinero, pero sí sirve de algo, quisiera que tú tuvieras una mejor vida. —dijo Muichirou.
Para Muichirou el dinero no valía nada, no había algo en el mundo que fuera más valioso para el que Tanjiro y su misión personal, porque ya no podía decirse que estaba ahí por el ambiente familiar.
Desde hace un tiempo descubrió que tenía sentimientos por el cabecilla de la familia, Tanjiro.
No esperaba que aceptará sus sentimientos, lo había escuchado de pueblo y pueblo. Había hombres que se amaban entre sí, y algunos otros eran asesinados por ello.
Y aún así él todavía tenía catorce años, Tanjiro lo veía como a un hermano pequeño. Que desilución.
Quiso llevárselo a vivir con él a la finca del pilar de la niebla, la que le habían dado. Y se negó, intentó comprar su estadía con el dinero que podía comprar comida, ropa y educación para sus hermanos.
Pero ellos seguían insistiendo que querían vivir en ese lugar.
—¿Es porque soy un chico?—pregunto Muichirou.
Esa noche estaban afuera de la casa Kamado, todos dormían. Sentía que debía aclarar ello.
—No, no me importa eso. —dijo Tanjiro.
Algo dentro de Muichirou se impacienta, sí no le importaba, entonces podía haber una posibilidad.
—¿Hay alguien más?—pregunto Muichirou.
Tanjiro tardó en responder.
—No, de la forma en que es contigo. —dijo Tanjiro.
—Entonces ¿Porque? —preguntó haciendo un puchero.
—Eres un niño, para ti tus sentimientos por mí, no son tan fuertes como lo es tu venganza. —dijo Tanjiro.
—¡Claro que no! —Exclamó Muichirou— Te amo más de lo que podría hacerlo cualquiera, quiero que vivas conmigo, puedes traer a tu familia y…
—Suficiente, mañana te irás ¿Verdad? Tienes una misión importante —dijo Tanjiro sonriente—. No pasemos la noche peleando.
Muichirou no dijo más nada, lo adoraba. Sus palabras eran suaves, pero se dijo que podría convencerlo de vivir en su finca cuando volviera.
Siempre le prometía volver a salvó.
Se fue por la mañana, cuando se despidió de todos. Tanjiro acarició su cabello, sus ojos ardían por la ferocidad del sentimiento que compartían. Y que gracias a los dioses, su familia mostraba su aprobación.
Se lo prometió a sí mismo, no importaba que Tanjiro que enojara con él, la próxima vez que volviera, le robaría su primer beso.
Volvería pronto.
No había mucho que contar de sus misiones, como miembro de los cazadores de demonios y un pilar, conformaba parte de la línea directa que trataba con el patrón.
Era una jerarquía simple, aunque la ubicación de la residencia del patrón cambiaba siempre, siendo la verdadera estancia un secreto y las demás simples carnadas. Y ellos estaban destinados a vagar por el territorio de su patrón, hasta recibir sus órdenes.
A veces la gente no los dejaba en paz, su patrón no aparecía en público. Y es que todos en el pueblo sabían de su real linaje, los Ubuyashiki habían sido guardianes de la familia de las glicinias durante más tiempo del que pudieran recordar.
La familia de las glicinias, eran los mayores gobernantes de la región. No solo poseían tierra y ganado, sus riquezas incluso llegaban a las ramas de la medicina y el estudio.
Los pilares como Muichirou recibían a modo de préstamo una finca de parte de la real familia, como una muestra de lo que pudieran obtener si seguían protegiendolos. Por la misma razón, era difícil ostentar el título de pilar en la organización, usualmente uno de ellos debía morir.
Por eso la organización tenía tantos traidores.
Sin embargo, el puesto de pilar también traia consigo una carga social, se los requería en eventos de la familia y esta determinaba el presupuesto para muchas de las misiones o de la cantidad de cazadores que se pudieran cubrir.
El sustento básico, los uniformes, el dinero por la cabeza del rango de cada demonio, cazador o desertor. Todo se determinaba entre la gran familia y los Ubuyashiki. Quienes eran a ojos de los cazadores, los verdaderos líderes.
Pero las cosas no estaban mejorando.
Tan solo un mes después desde que Muichirou había vuelto a la sede, recibió la noticia en la finca del pilar de la niebla.
—¡La gran familia de las glicinias fue masacrada! ¡Presentate en una reunión de emergencia en la residencia Ubuyashiki! —le había dicho ese cuervo.
Habían escuchado que Muzan, el padre de los demonios. Había tomado posesión de un castillo por la región de Takazaki, y a su alrededor las personas vivían esclavizadas por los demonios.
Este había sido una de las tantas pertenencias de la real familia, sin embargo que hubiesen sido tan silenciosos ejecutando su plan ponía inquieto a toda la organización.
—Enviaron las cabezas de todos los miembros de la familia real, con personas que fueron amenazadas. —dijo Ubuyashiki en la reunión. Nadie podía creer en la situación que se encontraban.
Si no había familia directa, entonces el mando pasaba a ser directo de los Ubuyashiki, la familia maldita.
Era extraño, Muzan jamás quiso que los demonios se organizarán en sociedades por temor a que se aliaron en su contra, pero ahora se establecía en un sitio a la vista de todos. Con una jerarquía que lo ponía a él por encima de todo. Había tomado el territorio que pertenecía a la familia real, y lo estableció como una sede pública de demonios.
El plan era atacar, pero estaban seguros de que Muzan no se encontraría allí. No era tan estúpido, ese lugar gritaba ser una carnada por todos lados.
Los rehenes humanos eran para atraer a los cazadores.
Dolía sí, pero sí querían traer a todos los que pudieran. Debían estudiar bien el territorio. Se preguntó cuando terminó la reunión como estaría Tanjiro y su familia, no respondió ninguna de sus cartas. Temía que siguiera enojado por su pelea.
Debería someterse a un entrenamiento especial para pilares, con el fin de sobrevivir en ese lugar. Lo único que lamentaba era Tanjiro no estaba allí para darle ánimos.
Después de más de una docena de cartas sin respuestas, y de finalizar el entrenamiento que duró un mes. Muichirou fue en busca de Tanjiro. Camino arriba a la casa de los Kamado, se desespero.
No esperaba encontrar la casa vacía, y los cuerpos de la familia Kamado enterrados en el jardín.
¿Fue un demonio?
Como el que había asesinado a su hermano.
Ellos estaban durmiendo, y sus vidas acabaron, ¿Tanjiro peleó? Seguro que sí.
Muichirou maldijo todo, perdió el control de sí mismo. Diciendose que debió estar ahí para cuando ocurrió, para protegerlo con su vida. Sí él hubiese elegido su amor, a su sed de sangre esto no habría pasado.
No supo cuánto tiempo estuvo allí, hasta que contó las tumbas y vio que faltaban dos de ellos, y analizó que alguien tuvo que enterrarlos.
Con la esperanza de encontrar a Tanjiro en el pueblo, pidiendo a quien pudiera escucharlo que haya sido quien sobrevivió, verlo una vez más.
No encontró nada.
Más que lamentos por la masacre a la familia Kamado de la montaña. No había señal de Tanjiro por ningún lado.
Dejó de sonreír, había olvidado cómo era la vida sin Tanjiro. Siempre había tomado los mismos caminos, se preguntó cómo es que había olvidado lo solitario que era.
Su venganza contra los demonios era más fuerte ahora, él debía vengar a las personas que amaba y luego unirse a ellas.
No le importaba vivir, no pensaba en la vida como algo precioso e invaluable para él. Todas las personas que quería estaban muertas.
Él debía concentrarse, el plan para infiltrarse en el reino de los demonios estaba en marcha. Y fue elegido como carnada.
Ser un cazador de demonios era algo de lo cual enorgullecerse, todos querían ser como ellos, pero no todo podían hacer lo que hacen. Matar demonios era la parte sencilla, pero ¿a cuantos humanos estarías dispuesto a matar?
Rengoku, Muichirou y Tomioka llegaron a un lugar llamado Culto al paraiso eterno y confirmaron que el líder de dicho lugar era, nada menos que la segunda luna superior.
Este lugar no sólo adoraba un demonio, sino que lo glorificaba al punto de traerle sacrificios, extasiados por su belleza y creyendo en que sus plegarias serán escuchadas. Dar con este lugar, y ofrecerse como sacrificios no fue un problema.
Douma, la segunda luna superior se presentó con una sonrisa, no era necesario decir que sabía que algo malo pasaría.
—Es una lastima, ni una hermosa jovencita. —dijo Douma, sentado en su trono de flores. Aquel que los adoradores del culto limpiaban y decoraban todos los días, aunque había quedado un poco de sangre en el suelo.
Habían sido trasladados a las celdas para prisioneros especiales. Este lugar, no estaba ni cerca de ser una simple mazmorra subterránea.
Así que fueron puestos en diferentes tipos de celdas, no debía olvidar que esto era una misión de recolectar información.
Ya habían investigado el mercado de compra y asesinato de esclavos, del cual los rehenes que se presentaron a llevar la cabeza de la real familia, hablaron.
—Douma, tengo noticias para ti. —dijo una voz que se escuchaba algo lejos.
Esa voz.
Muichirou la reconocería en cualquier parte.
Pero Muichirou no esperaba ver a Tanjiro al lado de Douma. Su mirada amable, se vio apagada por una triste. Y no solo fue el único cambio en su persona, su cabello que antes era largo, se encontraba corto, usaba un parche que le cubría el ojo derecho y estaba muy maltratado. No pudo guardar su sorpresa. El demonio no era nada tonto, y sujetó el rostro de Tanjiro con fuerza.
—Oh, con que a esto le llaman amor a primera vista —dijo Douma, sí intentaba bromear no lo lograba—. Pero no te emociones mucho pequeño cazador, este de aquí —señaló a Tanjiro—, es el favorito de nuestro rey.
—¿Qué? —Muichirou no lo soporto. ¿Cómo se atrevía? No podía soportarlo, que ese demonio humillara a Tanjiro— ¿Cómo te atreves…?
—Es un poco más que una prostituta —dijo Douma con una sonrisa—. Aunque personalmente lo veo como un sacrificio. El amor por su hermana, me conmueve. Es capaz de vivir entre demonios solo para mantenerla a salvo, aunque sea en un lugar como este. —decía llorando. Pero no se sentía real, a pesar de que brotaban de sus ojos con fluidez.
Esa noche Tanjiro había ido a ver a Muichirou a su celda. Su rostro amable no podía ocultar el maltrato físico y su desgaste emocional.
Pero había algo diferente, cuando Tanjiro se vio a sí mismo en los ojos de Muichirou.
—Lamento que nos hayamos visto en esta situación. —dijo Tanjiro, inició la conversación.
—Tanjiro, ¿que ocurrió? Fui a tu hogar, todos estaban…—decía Muichirou queriendo preguntar tanto, pero a la vez pensando que el tiempo era valioso.
—Ya lo sabes ¿Verdad? —preguntó Tanjiro con una sonrisa.
—Saldremos de aquí, te lo prometo. Voy a protegerte, con mi vida. —dijo Muichirou, muy seguro de sus palabras.
Tanjiro le sonrió, como cuando le mentía a sus hermanos pequeños.
—Eres tan fuerte, se que saldrás de aquí. Los vencerás a todos.
Muichirou no soportaba que no se incluyera en el futuro.
—Te amo, por favor acepta mis sentimientos. —dijo Muichirou, con sus manos apretadas.
No había sido nada romántico. Los demás podían escucharlos desde sus celdas, pero no le importaba. Incluso Tanjiro estaba sorprendido.
—Si es por mi edad, creceré. Voy a crecer pronto, y sí es porque soy un chico, podrías tratarme como a una mujer. No me importa, tengo un aspecto delicado, ya lo habrás notado.
Tanjiro comenzó a llorar, ni Rengoku, pilar de la llama y Tomioka, pilar del agua que lo escuchaban hacían algún ruido. No podían brindarles privacidad, pero podían fingir que no los escuchaban.
—Que honor, que Muichirou-kun me haya considerado, pero me temo que no puedo aceptarlo. —dijo Tanjiro amable como siempre.
—No me importa lo que hayas tenido que hacer para sobrevivir, para proteger a tu hermana. Sé que hiciste cosas que no hubieses hecho de haber podido.
Tanjiro tomó sus manos entre las celdas que los separaban. Él lo acarició, las tenía heridas, cortadas y le faltaba un dedo meñique de la mano izquierda.
No eran muy diferentes de las manos que trabajaban con carbón en la montaña.
—Si en verdad me amas, entenderás porque no puedo corresponderte. Muichirou-kun, ten una larga y próspera vida. —dijo antes de abandonarlo.
Muichirou no podía torcer los barrotes de acero que le impedían seguirlo, su mano era aún muy corta para alcanzarlo. Se estaba alejando.
—¿No quieres saber cuál sería la respuesta, sí dices que sí?
—Concentrate Tokito —dijo Tomioka desde su lugar—, si quieres salir vivo, debes adaptarte a la situación.
—Como pilar, debes encontrar la forma de disipar la niebla de tu mente. Solo así lograras llegar a ese muchacho, se nota que es fuerte, llegarás a él cuando la situación lo requiera. —dijo Rengoku desde su lugar. La seguridad en sus palabras, quisiera que fueran suyas.
No podía, esto lo cambiaba todo. No podía irse sin Tanjiro y Nezuko.
Tanjiro no respondió y se alejó, Tokito estaba decidido a llevarlo con ellos en su plan de huida.
Habían peleado ferozmente, y tuvieron suerte de que Muzan no se encontrará cerca.
El lugar estaba custodiado por el demonio de la biwa, y las lunas superiores cuatro y cinco estaban en ella.
Muzan había convocado a una reunión a las lunas más importantes, haciendo que Douma abandone el lugar.
Internamente fue un alivio que las dejarán ir, y así empezar su plan de escapé.
Ellos escaparon esa noche, y no queriendo dejar a su amor atrás otra vez. Decidió que llevaría a Tanjiro fuera de ello como sea.
Hubo dificultades, no lo negaba.
La quinta luna superior los atacó, y casi acaba con su vida. Lo encerró en una burbuja especial con su técnica de sangre demonio, y casi se rinde por la falta de oxígeno.
Entonces recordó ese día, estaba frío debido a la nieve. Y el dios del fuego, cuyo abrazo lo protegió era tan claro como el agua que lo estaba ahogando.
Le pareció ver los labios de Tanjiro sobre la burbuja, con el aire que recibió, pudo salir.
Resbalando por el suelo, empapado Muichirou habló.
—Eso debe contar como nuestro primer beso. —dijo Muichirou bromeando.
Tanjiro lo miro tiernamente.
—Te daré uno sí sales de esta ileso. —dijo Tanjiro.
La operación había cambiado, no podrían derrocar el reino de los demonios esa noche.
Pero la información que obtuvieron, debía llegar al patrón. El sabría que hacer, y volverían más fuertes que nunca.
La luna superior cuatro, Hantengu, demostró tener muchos trucos bajo la manga. Su técnica de sangre demonio era fuerte, a la vez que muy molesta.
Pero ver a Tanjiro y Nezuko pelear junto a él, lo hacía sonreír.
Estaba orgulloso de la fuerza de Tanjiro.
Por supuesto no fue rival para Rengoku y Tomioka.
Al final Nezuko parecía hacer un buen equipo con Tomioka, con la mirada, Muichirou se la encargó. Tomioka entendió el gesto, sería difícil.
Podían manejarlo, estaba envenenado. Pero tenía a Tanjiro, y ahora serían libres.
Cuando la tercer luna superior apareció. Rengoku, les pidió que siguieran.
—Sí es Rengoku-san, no hay de qué preocuparse. —dijo Muichirou confiado.
Ellos confiaban en la fuerza del pilar de la llama, el amanecer estaba cerca.
No sabia como lo estaban manejando Tomioka y Rengoku ahora.
Lloró por Rengoku, lamento no haberle correspondido como debía. Siempre lo trato como a un hermano.
Ahora en los brazos de su persona más importante en la vida, solo podía pensar en el futuro.
La vida volvía a ser preciosa e invaluable. Y por eso, blandiría su espada ante los demonios, para crear un mundo donde ambos pudieran seguir viviendo.
Tanjiro repasaba la situación en su mente, este reino de demonios era real, y por el dia los humanos que eran sus adeptos hacen el trabajo de guardianes. Lo que había afuera podría ser otra pelea.
Pelearia con todo lo que tenía, él conocía ese lugar como nadie, Muzan, las lunas superiores y todo aquel que participaba a la par con aquellos demonios.
El camino que recorría Tokito, ahora también era el suyo.
Olía a sangre.
Tanjiro lo cargaba, y lo vio desvanecerse, pero solo era un desmayó. No podía pensar en nada más que en cómo había cambiado su vida en una noche, Muichirou lo había salvado.
Muichirou había luchado con la quinta luna superior y salió vivo de ello. Su determinación, era inspiradora. No podía dejarlo hacer todo el trabajo.
Lo cargó en sus brazos, y recordó las enseñanzas que había aprendido de su padre cuando salió al exterior.
Estaba nevando.
No sentía vergüenza de escapar, sabía que Nezuko estaba en buenas manos, podía moverse hacía donde quisiera. Confiaba en que se volverían a ver, porque los lazos que los unían eran inquebrantables.
Guardaba respeto por Rengoku y Tomioka, escapar con Muichirou era su meta ahora.
Todo está en la respiración, sí lo haces adecuadamente. No sentirás el frío de la nieve.
Hasta el amanecer.
Justo como el día que se conocieron, la nieve jamás fue un obstáculo.
Entonces olvidó el frío de la nieve.