Sadness
Dedicado a la week TanMui del grupo "Muichiro y Tanjiro (TanMui en Español)"
#TanMuiEnEspañol Día 2: Reinos y Príncipes
Espero les guste, gracias por leer :'
¿Cómo había terminado de esa manera? Arrodillado ante otra persona, pidiéndole perdón de la forma más humillante posible, sintiéndose miserable y cargando con una profunda vergüenza sobre sus hombros, lo suficientemente pesada como para no permitirle levantar la cabeza y verle a los ojos.
Sabía que lo merecía, había hecho la mayor deshonra de su vida, y a pesar de todo pensó que eso sería lo mejor.
Para entender lo que sucede ahora, tenemos que volver varios años atrás. Muichiro se había quedado huérfano junto con su hermano Yuichiro, sus padres murieron y quedaron varados a las afueras de un gran reino.
Pese a ello, tuvieron la suerte de ser encontrados por un hombre mayor, que enseguida los adoptó como sus propios hijos. Era un viudo que nunca pudo tener hijos con su mujer, y vio en ese par de niños una oportunidad tanto para ellos como para sí mismo. Tendría a alguien a quien heredar su reino, y al ser un par de muchachos su apellido no se perdería y si tenía suerte, probablemente alcanzaría a conocer a sus nietos. Que aunque no tuvieran su sangre, a estas alturas eso sería lo de menos.
Los gemelos empezaron a vivir con él y su hermano, que por lo mismo se convirtieron en su padre y tío. Tenían muy pocos sirvientes así que la casa les parecía mucho más grande de lo que ya era.
Este hombre realmente llegó a tenerles mucho cariño a ambos, solo que fue inevitable que sintiera una preferencia por Muichiro. Y esto se debió más que nada, porque ahora siendo su padre, se sentía muy orgulloso de heredar a ambos también su legado como samurái.
Solo que a Yuichiro no le interesaba, y aunque lo intentó no tuvo los mismos resultados que su hermano, el cual descubrió una pasión que no sabía que amaría tanto, y en la que era lo suficientemente digno como para probablemente ser el mejor de los herederos.
En las antiguas generaciones de lo que ahora era su padre, su reinado se lo había ganado a base de luchar por él. Y aunque en estos tiempos ya no era necesario algo así, se sentía muy orgulloso de sus antepasados, era un honor para él enseñarle a las nuevas generaciones las habilidades de un samurái, y no era el único que pensaba así.
El reino era tan grande y estaba tan cerca de otros más, que tenían un lugar en especial para entrenar a varios de los niños que serían los futuros herederos.
Entre ellos había una sola niña llamada Kanao, que aunque en un principio no aceptaban porque no era bien visto, la niña se ganó su lugar por sus claras habilidades. Prácticamente obtuvo el respeto de todos ahí, varios padres ya la veían como una excelente futura esposa de alguno de sus hijos.
Genya era otro de los que se encontraba ahí, un niño con un futuro prometedor, hijo de unos padres poderosos. Solo que él no era bueno con la espada, no quería estar ahí al igual que Yuichiro, pero su padre prácticamente le obligaba a que mejorara sus habilidades, más que nada por propio orgullo al tener una niña entre ellos y que superara a su hijo.
También podemos hablar de Tanjiro, él realmente estaba por gusto ahí, le agradaba mucho aprender a usar la espada. Era el futuro heredero de los Kamado, una familia que por generaciones habían hecho una fortuna. Fueron un caso increíble, ya que todo se debió a sus habilidades con el olfato, lo tenían tan desarrollado que hubieron personas que les llegaron a pagar gran cantidad de dinero por distintos trabajos. Y aunque en su tiempo no fueron una familia directo de la realeza, sino que ganaron su lugar desde abajo, la gente les tuvo siempre un gran aprecio. Y con Tanjiro no fue diferente, era otro niño al que desde ahora veían como opción para ser el futuro esposo de cualquiera de las niñas del reino. Un jovencito de una buena familia y con excelentes valores.
Hasta ahora éste había hecho una bonita amistad con Muichiro, le ayudó en su momento a integrarse entre los demás niños. Y por parte de Mui, se ganó su aprecio al ser el único que estuvo a punto de vencerlo, y no por ser el más fuerte de allí, el Kamado no era débil pero podía decir que seguramente varios de los otros, incluyendo a Kanao le superaban en algunas habilidades.
Pero parecía que fuera de ella y Tanjiro, los demás no hacían mucho esfuerzo por intentar superarlo. No sabía si por miedo a lastimarlo por ser el más joven de ahí, o por ser el hijo del hombre más poderoso del reino.
Era ofensivo, incluso Kanao tenía el suficiente valor como para no dejarse intimidar y dar todo por salir vencedora, mientras que los otros parecían contenerse de alguna manera. Le ofendía mucho, ya que estaba seguro que no necesitaban contenerse para que los pudiera vencer. Y Tanjiro fue el único entre ellos que pareció valorar a su oponente, sin importarle si era menor que él de verdad intentaba superarle en cada enfrentamiento que tenían.
El rostro de Tanjiro fue un poema cuando Muichiro después de vencerlo, le sonrió por primera vez mientras le pronunció un "gracias".
Todo parecía estar bien, pero Yuichiro casi no salía de su casa, empezó a notarlo cada vez más distante y molesto. Desde el principio le había dicho que no le gustaba ese lugar, y no paraba de decirle que se fueran de ahí, pero después de un tiempo dejó de repetirlo y se limitó a permanecer en silencio.
—Muichiro, ¿quieres dormir conmigo?
—¿Eh? ¿Quieres que duerma contigo?
—Oh no, creí que tú lo querrías, siempre me pedías lo mismo. —Muichiro le observó unos segundos parpadeante.
—Oh Yui...¿extrañas que te lo pida?—Sonrió y se lanzó a abrazarlo.
—¡Claro que no! Ya estás grande, podemos dormir separados—pronunció y se quedaron en silencio hasta que Yuichiro respondió al abrazo de su hermano.
—Yui...¿por qué cortaste tu cabello?
No se lo había preguntado, pero llevaba un par de semanas que se lo había recortado hasta los hombros.
—Ni te atrevas a hacerlo también, es para que no nos confundan. —Muichiro soltó una suave risita.
—Pero muchos dicen que a pesar de todo no nos parecemos tanto, ¿de verdad era necesario?
Yuichiro guardó silencio unos segundos.
—Sí, lo es —entonces giró su cabeza para verlo directamente— ¿o qué, se me ve mal?
—Sí, no es tu estilo, además está más corto de este lado— señaló en broma y se echó a reír, y Yuichiro le imitó.
En ese entonces las cosas parecían estar mejor, Yuichiro comenzó a salir un poco más, e incluso se estaba interesando en una niña del reino, se le veía conversando con ella de vez en cuando.
Su padre comenzó a preguntarse si tal vez se trataría de la que sería su futura esposa, después de todo en ese momento tenían catorce años, y en aquella época no era tan extraño que los chicos no tardaran en casarse.
Solo que todo lo bueno que pareció haberles pasado, comenzó a desvanecerse. Una tarde, justo en el momento de la merienda que tenían después del entrenamiento, Tanjiro se fue con Muichiro y en algún punto de la conversación mencionaron a Yuichiro.
—Muichiro...había algo que tengo tiempo queriendo preguntarte, ¿pasa algo malo con tu hermano?
Mui parpadeó unos segundos dudoso.
—¿Por qué?
—Es que casi no lo veo, y cada que me cruzo con él siento que despierta un aroma extraño...su olor me recuerda al miedo y a la ira.
—Yui...es verdad que casi no sale de casa, pero creo que no me había parado a preguntarme el por qué. Ya casi no pasamos tiempo juntos, ¿y si cree que lo estoy abandonando?
—No, no creo que sea eso...me da una sensación extraña, llevo días pensando en eso desde la última vez que lo vi. Pero pensé que no debería meterme y que tú lo sabrías...
Muichiro se quedó en silencio unos segundos pensando, solo para ponerse de pie y despedirse de Tanjiro, diciéndole que iría a hablar con su hermano en ese mismo instante. También pidiéndole de favor que lo disculpara con su padre por dejar el entrenamiento a medias.
Cuando Muichiro llegó a su casa y subió hasta la habitación que era de Yuichiro, la puerta estaba cerrada y solo podía escuchar unos sollozos que venían del otro lado. Algo terminó rompiéndose dentro de él después de que forzara la puerta, y mirara a su hermano recostado en su cama boca arriba con su tío encima de él.
La expresión de Yuichiro al abrir los ojos y encontrarse con los de Muichiro se distorsionó a una de horror y tristeza, tan dolorosa e indescriptible que solo provocó una ira mucho más intensa en Mui, que desembocaba desde el estómago hasta su garganta.
Todo pasó tan rápido, Muichiro echándose encima del tipo para tirarlo al suelo, dejándole a penas tiempo para que pudiera asimilar lo que estaba pasando, mientras el gemelo parecía querer arrancarle la piel con su propias manos.
Yuichiro en la cama a penas pudiendo moverse, llorando y gritando porque todo se detuviera y pudiera desaparecer. Observó como entre forcejeos y golpes Muichiro logró sacar al otro de la habitación.
No podía siquiera levantar la mirada para observarle, Muichiro se le acercó con lentitud, y en un silencio que parecía tan normal entre ellos, como si pudieran escuchar sus pensamientos, tomó a Yuichiro entre sus brazos. Éste se dejó abrazar, mostrándose tan frágil como nunca antes lo había hecho.
El rey se enteró de lo que estaba pasando, hubo una calurosa discusión en la que él permaneció en silencio, solo observando a su hermano y a Muichiro gritarse entre sí tirando maldiciones, mientras Yuichiro solo estaba callado de pie, observando a ningún lugar en el suelo. Hasta que les hizo parar, tomando del brazo a Yuichiro para llevárselo a hablar con él a solas.
¿Se podría decir que la situación terminó bien? Los gemelos vieron como el rey sintiéndose completamente asqueado y traicionado, se llevó a su propio hermano a castigar. Se fueron a la cima del bosque, alejándose a algún lugar, para luego notar como el rey regresaba solo, con una mirada que reflejaba muchas emociones; furia, decepción, rabia, tristeza.
Si eso no fuera suficiente para sentir una ruptura en ese reino, los sirvientes habían escuchado las discusiones y el rumor de que el Rey había asesinado a su hermano porque abusó de uno de sus hijos se había divulgado.
Había llegado a los oídos de prácticamente todas las familias del reino, las miradas y susurros parecían incrustarse a los gemelos como cuchillos sobre su espalda.
Pero eso a Muichiro no le importaba, y como bendición o maldición, nadie sabía a qué gemelo se refería la servidumbre. Todo fue muy confuso durante semanas, y aunque el rey intentó calmar la situación lo mejor posible, Yuichiro sentía todo el peso de la culpabilidad y el asco sobre sus hombros.
Ahora la situación parecía haberse convertido en un desastre, para Yuichiro fue como salir del infierno solo para entrar en otro.
Cuando el asunto llegó a los oídos de Tanjiro, ni siquiera hizo falta que Muichiro dijera nada, él podía imaginar a quién se referían los rumores.
Pero Yuichiro no permitió que aquello perjudicara a su hermano, Muichiro era el hijo digno del rey que heredaría su apellido, tenía un futuro honorable como para que fuera manchado por su culpa, y el que Muichiro no desmintiera nada solo le hacía sentir más responsable.
Así que él mismo terminó confesando que el hermano del rey había abusado de él, decidió llevarse la soga al cuello aún sabiendo las consecuencias de esa confesión. Sabía cómo le tratarían los demás, lo que pensarían de él, lo indigno que se había vuelto ante los ojos del reino. En una época como esa, que un muchacho pasara por algo así era como perder su hombría y honor automáticamente, ninguna familia querría que su hija se casara con él y lo sabía.
Yuichiro quiso evitar que Muichiro pasara por un destino así, pero a causa de todo aquello volvió a aislarse. Los padres de la jovencita que solía charlar con él, le habían prohibido acercársele, y aunque tanto el rey como Muichiro intentaban brindarle todo su cariño y apoyo, Yuichiro solo parecía hundirse cada vez más en un abismo.
Así fue durante semanas, hasta que hubo un momento en el que Yuichiro había parecido recobrar un poco la estabilidad. Ese día Muichiro fue muy feliz de verle sonreír, ¿quién iba a decirle que esa sonrisa era de alivio?, un alivio que anunciaba el que Yuichiro había encontrado la puerta de la salida a ese infierno.
De manera inesperada, y mientras Muichiro sentía el corazón apagarse en su pecho, encontró el cuerpo de Yuichiro sin vida por la mañana, ahorcado al pie del gran árbol que estaba afuera de su casa.
Esto marcó un antes y un después en su vida, fue como si Yuichiro se hubiera llevado una gran parte de su alma con él. Lo único que logró mantenerlo en sus cabales fue encontrar consuelo en la familia Kamado.
En especial en Tanjiro y Nezuko, los hermanos le brindaron todo el cariño y apoyo emocional que necesitó. Tuvo un hombro y un regazo donde llorar hasta quedarse dormido, incontables abrazos y una cama donde dormir cuando no quería hacerlo en su casa. Fueron las únicas personas que lo vieron llorar y así pasaron los años.
Y en todo ese tiempo, no hubo ni un solo momento en el que Tanjiro no lo recibiera con un caluroso abrazo. Envolviendo a Muichiro en un aura de cariño sincero que siempre le reconfortaba, mientras por otro lado Nezuko siempre le tomaba de la mano cada que notaba como su mirada se perdía en la nada.
Si alguien le hubiera dicho en algún punto, que les iba a tomar tanto aprecio y apego a esos hermanos no se lo iba a creer.
Solo que ahora las cosas habían cambiado mucho, los niños del reino ya no eran más niños, todos se encontraban en la edad en la que ya sus familias habían comenzado en comprometerlos.
Así había sido durante generaciones, y no había nadie que se detuviera a pensar en si estaba bien o mal, o se quejara de no estar enamorado de la persona que sería su esposo o esposa.
Era como si fuera un pacto escrito que no podía romperse, sin embargo Muichiro fue el único que se sorprendió cuando se dio cuenta de las parejas que se habían hecho en el reino, y de cómo también se había decidido la suya.
Todo ese apego con los Kamado provocó un acuerdo familiar en algún momento sin que siquiera lo sospechara. Y ahora estaba comprometido con Nezuko.
Intentó comportarse durante mucho tiempo como los demás, y adaptarse a que eso era algo normal aunque en el fondo le pareciera extraño y no estuviera de acuerdo.
Pero al fin y al cabo, su aprecio y admiración por el rey seguían ahí, sabía que como su hijo había un punto en el que iba a tener que casarse y darle nietos. Ese era su propósito, era el orgullo del rey y lo quería mucho, además también apreciaba a Nezuko, era una joven muy bella y con los más puros sentimientos. Seguramente no le iba a costar demasiado sentir algo por ella, ya la quería, no sería tan difícil ¿verdad?
Y sin embargo ¿por qué le costaba tanto?
Llevaban poco más de un año como pareja, en cuanto Nezuko cumpliera los dieciséis se casarían.
Eran de las parejas más queridas por el reino, y su padre no podía estar más feliz, Nezuko también parecía muy feliz al respecto, pero ¿por qué cada que se acordaba de la cercanía a la fecha sentía el estómago revuelto?
Hubo momentos en los que tuvo conversaciones con Tanjiro al respecto, la curiosidad de saber si él sí se encontraba feliz por su compromiso le carcomía, no podía ser el único que se sintiera igual.
Tanjiro dijo que no se había puesto a pensar en eso, incluso le confesó que no estaba enamorado de Kanao y que ella de hecho sentía algo por otra persona. Hasta ese momento, Tanjiro no se había cuestionado como aquello no le molestaba, como si fuera algo natural.
Eso no ayudó a Muichiro en absoluto, incluso comenzó a cuestionarse otras cosas que ni siquiera había pensado. Él podía decir que Nezuko le parecía bonita, pero ¿le gustaba físicamente? Algún tipo de atracción debía sentir, no podía convencerse de que estaba bien casarse con alguien sin siquiera te gustara un poco, y tuvieras que tener hijos con esa persona.
Y sin embargo no sentía nada especial cuando tomaba su mano, o cuando se besaban.
Era algo importante ¿cómo los demás no se daban cuenta? ¿No les parecía cruel? ¿Jamás se cuestionaron algo así?
Comenzó a ponerle atención a cosas que antes no hacía, fijándose en las facciones de la chica, su cabello, sus ojos, su cuerpo. Era linda, sin duda lo era, pero no le despertaba ningún interés.
No podía entenderlo, e inconscientemente comenzó a hacer lo mismo con otras chicas del reino. Kanao también era muy linda, tenía facciones preciosas, un cuerpo espectacular, seguro gracias a todo el entrenamiento...pero nada.
Mitsuri, una princesa que se había casado hace poco, en un evento tenía puestas unas medias altas que le contorneaban muy bien sus largas piernas. Pudo fijarse que tenía unas expresiones adorables, un cabello largo y precioso...pero nada.
Hubo algún momento en el que llegó a la conclusión de que, probablemente su propia tristeza le había puesto una barrera que no le permitía interesarse en nada de eso. Pero quería romperla, necesitaba hacerlo por Nezuko porque ella merecía ser feliz, tener un marido que la amara y la deseara por igual.
Aunque probablemente le terminó prestando esa misma atención a la persona equivocada. Fue por accidente, una tarde que habían terminado un entrenamiento y Tanjiro se quedó dormido en el césped, puso la misma atención que con las chicas, fijándose en cada detalle.
Las facciones de su rostro, su cabello ya despeinado, su ropa desaliñada permitiendo ver un poco de piel por su pecho y su vientre. Podía notarse el sudor abrazando su cuerpo, su respiración agitada por el cansancio, pero al mismo tiempo tan apacible.
Ni siquiera se dio cuenta del tiempo que duró en la misma posición observándole, y por primera vez sintió un palpitar en su pecho que le hizo tragar saliva.
No podía quitar esa imagen de su mente, y después ya no pudo evitar fijarse en detalles que antes no hacía. Lo apuesto que se veía cuando le sonreía, lo cómodos que se sentían sus abrazos, lo mucho que le gustaba su aroma cuando Tanjiro lo apretaba y respiraba en su cuello y la tranquilidad que le transmitía el sonido de su voz.
Quería convencerse de que estaba confundido, y que malinterpretaba sus sentimientos, era la única explicación.
Pero fue peor para él cuando quiso comprobarlo, no era posible que Nezuko no le pudiera despertar ninguna sensación, y una noche en la que notó que la chica parecía querer llegar más lejos, decidió dejarse llevar.
Pero mientras ella lo besaba con muchas ganas, Muichiro ni siquiera podía quitar las manos de su cintura para acariciarla, así como ella lo estaba haciendo con él.
Incluso aunque no quisiera admitirlo, todo eso solo lo estaba haciendo sentir cada vez más incómodo. Pero aún así no se detuvo, quería intentarlo, tenía que poder.
Comenzó a retirar el Kimono de Nezuko, dejándola recostada en la cama, pero antes de que Muichiro pudiera quitar sus propias ropas, se dio cuenta que no podría continuar.
—N-Nezuko...perdóname...no puedo.
Ella se sorprendió, y Muichiro pudo notar mientras se iba de la habitación como ella avergonzada, intentaba cubrir su cuerpo con sus ropas.
No podía describir el remordimiento que sentía consigo mismo en ese instante.
Tanjiro enseguida notó la tristeza y vergüenza que emanaba el aroma de Nezuko, aún cuando ella insistía en que no ocurría nada. Claramente eso no lo convenció y decidió hablarlo con Muichiro.
A este punto, Muichiro asimilaba todo, se dio cuenta como el estar en esa situación con Nezuko le provocaba mucho rechazo. Ni siquiera tenía que ver el que no estuviera enamorado, lo sabía, y lo sentía muchísimo. No era culpa de Nezuko, ella era hermosa y la quería bastante, solo que ni ella ni ninguna otra mujer le despertaban ese tipo de interés.
Pero claro, cuando Tanjiro fue a hablar con él no fue capaz de decirle algo así. Tenía miedo de darle asco, de que le odiara por hacerle algo así a su hermana, y no tenía el valor para enfrentar algo como eso.
—Tanjiro...Nezuko y yo estuvimos a punto de tener relaciones, y lo que pasa es que seguramente me odia porque no pude hacerlo.—tragó pesadamente, intentando pensar mejor lo que estaba por decir—Sé que es lo último que tú querrías escuchar como su hermano, pero eso es lo que pasó.
—N-No, está bien, fui yo quién vino a preguntarte...aunque Muichiro, si no te molesta ¿puedes decirme por qué no pudiste?
—Yo...¿recuerdas la conversación que habíamos tenido? Tanjiro, yo quiero mucho a tu hermana, pero no estoy enamorado, no puedo sentir algo así por ella y ...no pude hacerlo.—Agachó la mirada una vez terminó de hablar.
—Muichiro...—hizo una pausa para acercarse y pasar el brazo por los hombros—escucha, entiendo que esto pueda ser complicado para ti, pero no debes sentirte mal por ello. Tal vez con el tiempo y el trato, ustedes...-
Muichiro negó con la cabeza, y levantó el rostro viéndole y sonriendo con tristeza.
—Eso no va a pasar...—se quedaron en silencio hasta que Muichiro se puso de pie— iré a hablar con ella.
No pasó demasiado para que Muichiro la encontrara, ella se mostró algo tímida al principio pero lo mejor era hablarlo así que aceptó.
Muichiro se disculpó con ella y le confesó no estar enamorado, Nezuko por su lado se disculpó también, afirmando que ya se había dado cuenta desde hace tiempo. Aunque era obvio también, ella estaba totalmente avergonzada creyendo que era su culpa no gustarle a Muichiro, pero él enseguida le hizo saber que no era así, que ella era hermosa pero que no le podría corresponder. A ella sí le explicó el motivo ya que merecía saberlo, aún si tenía miedo de su reacción, aunque para su sorpresa, aunque atónita, Nezuko fue la persona más comprensiva del mundo.
Le abrazó muy fuerte diciendo que todo iba a estar bien, pero Muichiro en el fondo sabía que era mentira, ¿cómo iba a estar bien? ¿realmente podrían casarse después de eso? él no lo quería, pero sabía que lo tenía que hacer por su padre, tal vez...¿debería ocultar su sexualidad para siempre? ¿casarse y fingir que no pasa nada?
Tanjiro también comenzó a tener algunas dudas, y aunque Muichiro y Nezuko se veían contentos como si todo estuviera bien, podía darse cuenta que algo fallaba. Se sintió egoísta por haberle dicho que tal vez con el tiempo iban a acostumbrarse y quererse, observando como en su propia situación todo estaba mal.
De vez en cuando hablaba con Kanao, y ella le contaba que solía encontrarse mucho con Genya, pero prometiendo que dejaría de hacerlo una vez se casaran. Pensó en como la había escuchado llorar algunas veces por la noche, y todo esto lo llevó a preguntarse si sus antepasados, o sin ir tan lejos, si sus propios padres habían pasado por algo así en su momento. Si a pesar de estar bien ahora, porque habían llegado a un punto de conformación, realmente nunca se amaron.
Y el que Tanjiro también hubiera comenzado a cuestionarse estas cosas, provocó que la vida de Muichiro tomara otro rumbo. Y fue así porque cuando Tanjiro le preguntó si estaba seguro de casarse, y éste le respondió que ya había decidido que eso era lo mejor, Tanjiro le comentó cómo se había sentido las últimas semanas, y que le parecía injusto puesto que podía sentir como Muichiro emanaba un aroma de mucha tristeza.
Le sembró la duda una vez más, y esto sentenció su decisión.
Un día antes de la boda fue a hablar con su padre, y le confesó que no podía casarse con Nezuko ni con ninguna otra mujer del reino, pero las disculpas no fueron suficientes una vez le explicó el por qué.
El rey le abofeteó, y la única reacción que tuvo Muichiro después de varios momentos, fue dejar caer su cuerpo arrodillado, pegando su frente al suelo.
—Lo siento...
—Te recogí del bosque, te di ropa, comida, una cama donde dormir.
—Lo siento...
—Recibiste la mejor educación que pude darte, te heredé mis valores, te crié como a un hijo.
—Lo siento...
—Eras mi orgullo, estuve dispuesto a dejártelo todo, y ¿me pagas de esta manera? cuando acogí a ese pequeño par de gemelos, creí que ...ambos eran hombres.
—Lo siento...—Seguía pronunciando, con la cabeza agachada sin atreverse a levantar, las lágrimas recorrían su rostro en silencio y goteaban en el piso.
—Cuando le ocurrió esa desgracia a Yuichiro, me lo llevé para hablar a solas con él, y no hubo ningún momento en el que haya dudado de su palabra. Pese a ser mi hermano, yo no pude perdonar ese acto tan enfermo y los elegí a ustedes por sobre él...nunca traté diferente a Yuichiro por eso, y cuando te quedaste solo intenté darte el mayor consuelo del mundo, te traté todo el tiempo como mi hijo y yo...te quería demasiado.—esto último lo pronunció en un tono de decepción y tristeza.
—Lo siento tanto...—Intentó levantar la cabeza pero el rey no se lo permitió.
—No te atrevas a mirarme a los ojos, no tienes derecho.
El rey volvió a sentirse traicionado, no había cosa que fuera peor vista que la homosexualidad, era extraño y asqueroso ante los ojos de todos. El mismo Muichiro se sentía asqueado de sí mismo, realmente estaba convencido de que el Rey tenía toda la razón en lo que estaba diciendo, y no podría lamentarlo más.
Después de eso comenzó a caminar para irse, dándole la espalda, Muichiro se enderezó aún arrodillado con la cabeza agachada.
—No puedo creer que mi hermano se equivocara de gemelo—Esas palabras fueron tan duras e injustas, que fue lo único que Muichiro no pudo aceptar recibir.
—Nadie...merece pasar por algo tan horrible como Yuichiro, ni siquiera yo.—Exclamó en voz alta, pero el Rey no respondió y siguió su camino.
Claramente al día siguiente no hubo boda, lo único que se supo es que Muichiro no quiso casarse. El Rey se marchó del reino, pero no reveló nada por más que se le llegó a insistir.
De igual forma eso no evitó que los rumores surgieran, y que un profundo rechazo hacia Muichiro se dispersara por el reino entero. Aunque no se supiera el por qué, había sido culpa suya que el Rey más poderoso de ahí se fuera, había acabado con toda una generación, y era el primero que había rechazado el matrimonio.
Tanjiro y Nezuko intentaron apoyarlo como pudieron, pero en su mayoría se había vuelto mal visto que se le acercaran, y por lo mismo Muichiro les pidió que no lo hicieran. Ellos no querían pero Muichiro insistió bastante, alegando que era lo mejor para ellos y que se encontraba bien.
Aunque la realidad es que no era así, y de verdad intentó sentirse mejor consigo mismo, intentó que no le importara lo que dijeran los demás ni como le miraran, o el que tuviera que alejarse de los Kamado. Y pese a que no le echaron de lo que era su casa, él claramente no se sentía digno de vivir ahí, así que se construyó una pequeña casa de madera no muy lejos.
Lo único que evitaba que se le enfrentaran las personas que le tenían rencor, fueron sus propias habilidades y fuerza, de nuevo no lo podían vencer.
Ahora lo que le mantenía cuerdo y con cierta motivación, era levantarse muy temprano en las mañanas a irse entrenar cerca del río donde había construido su casa. Sin embargo eso no evitó que mientras pasaba el tiempo, Muichiro comenzara a volverse más como su hermano, aislándose y evitando salir, a veces sin la fuerza si quiera de levantarse de su cama. Odiaba mucho sentirse así, odiaba pese a todo seguir despertando y pensar en Tanjiro, odiaba mucho todo lo que el rey derrumbó dentro de él con las últimas palabras que le dedicó, toda esa admiración y aprecio fueron tiradas a la basura aún cuando había sentido que el Rey tenía razón. Era una mezcla de sentimientos, tristeza, decepción...porque aún con todo, y esas últimas injustas palabras "su padre" pudo haberlo delatado a todos y no lo hizo.
Comenzó a preguntarse si valía la pena seguir en ese reino, puesto que nunca perteneció ahí.
Esa misma tarde Tanjiro recibió una carta, y reconoció la letra enseguida.
"Quisiera poder decir tantas cosas, pero a la vez quiero terminar con esto rápido, no tengo a nadie más con quien hablar de esto, disculpa por habérmelo guardado estos años. ¿Recuerdas cuando me dijiste que sentías algo extraño con Yuichiro y pensabas que seguro ya lo sabía? me siento un completo estúpido por nunca haber notado nada extraño, por no escucharlo cuando me decía que nos fuéramos de aquí...Aún a día de hoy me siento culpable porque Yuichiro se haya sacrificado de esa manera, cuando le pregunté que por qué nunca dijo nada me respondió que tenía miedo de muchas cosas, pero en especial de arruinar mi futuro. Yuichiro me veía feliz, tenía mi entrenamiento, mis estudios, teníamos un lugar cálido donde dormir y no nos hacía falta ningún plato de comida, y creyó que si hablaba estaría siendo egoísta y destruiría todo eso. Pensó que la razón de su existir es que yo pudiera vivir feliz y tranquilo, así que cortó su cabello y le pidió a ese tipo que hiciera lo que quisiera con él mientras no me tocara a mí. Y ahora me pregunto tantas cosas, tal vez si hubiéramos huido al principio estaríamos muertos ahora, o tal vez no y Yuichiro no habría tenido que pasar por ese infierno...por otro lado pienso que me alegra haber descubierto aquello y que parara, pero más allá de lograr algo bueno terminé provocando que Yuichiro se quitara la vida. Y ahora, aunque debería sentirme feliz por negarme a casar pensando que sería lo mejor ¿realmente lo fue? mi hermano pasó por toda esa mierda solo para que yo viviera bien y feliz, y yo solo destruí todo eso, ¿de qué sirvió que Yuichiro soportara esa situación entonces? me pregunto lo mismo todos los días.
Quería confesar como me siento al respecto, y plasmar aunque sea en papel todos los pensamientos que he tenido en mi cabeza estos años, al igual que agradecerte a ti y a Nezuko porque siempre han sido tan buenos conmigo, les guardo mucho cariño, gracias por haber sido mi apoyo y soporte, por eso mismo tengo miedo de decir esto pero decidí hacerlo después de pensarlo bastante. Yo no podría casarme nunca con ninguna mujer, me costó mucho tiempo aceptarlo pero es la verdad y tú fuiste el causante de que me diera cuenta de eso, no sé en qué momento fue que mis sentimientos por ti se convirtieron en algo especial, ahora sé que estoy enamorado y te pido perdón por decirlo. Sé que es horrible, que no debería sentirlo y me odio mucho por no haber logrado deshacerme de este sentimiento, ni siquiera habiéndome alejado de ti.
Realmente tenía mucho miedo de que lo supieras, pero una parte de mí necesitaba decírtelo, solo deseo que no me odies por eso, ya no tendrás que verme la cara, me iré muy lejos de aquí. Puedes quemar esta carta luego de leerla, solo hazle saber a Nezuko que la quiero, y que le deseo toda la felicidad que merece. Espero tú también encuentres la tuya, nunca te voy a olvidar."
Tanjiro arrugó la carta de forma inconsciente, esas palabras lo habían dejado perplejo y ahora sentía una ola de emociones que no sabía como explicar. Pero antes que nada necesitaba encontrar a Muichiro, no podía aceptar que se fuera sin antes hablar con él, así que pegó la carta a su rostro inhalando el aroma que ésta aún tenía impregnado.
Salió corriendo, perdiendo la carta en el camino pero eso no lo detuvo, siguió corriendo lo más rápido que pudo antes de que el aroma de Muichiro se perdiera. Aunque para su sorpresa, el aroma terminaba al pie de un río, Tanjiro dudó unos momentos negándose a creer que era verdad lo que estaba pensando, pero su instinto le indicaba que actuara deprisa o sería tarde, así que se lanzó.
Nadó a lo profundo guiándose con los pocos rayos que le estaba ofreciendo el atardecer, y cuando estuvo a punto de rendirse, pudo notar una larga cabellera oscura hundiéndose lejos de él. Juntó fuerzas para poder alcanzarlo y al final lo logró, subió a la superficie junto con el cuerpo de Muichiro, e intentó de todo para hacerlo despertar una vez lo sacó y recostó en el césped.
En medio de su desesperación, Muichiro comenzó a toser, Tanjiro lo ayudó a enderezarse y en ese mismo instante se lanzó a abrazarlo.
—T-Tanji...ro...—pronunció agitado a la par que sorprendido.
—Gracias a dios...estaba rogándole que me ayudara a alcanzarte cuando te vi en el fondo, y cuando te saqué volví a pedirle porque despertaras...—dijo aún abrazándole con fuerza.
—No le...pidas a dios...Tanjiro. A mí...no me escuchó, yo no quería...que me alcanzaras—se alejó lentamente y ahora podían verse a los ojos, Tanjiro notó como los de Muichiro se cristalizaban—¿por qué lo hiciste?
—Cuando leí tu carta y dijiste que te irías, no pensé que era de esta forma...—Muichiro abrió más los ojos, recordando lo que había escrito.
—Ese era el punto, no tenías que saber eso, n-no tenías que estar aquí—las manos de Tanjiro estaban en sus hombros, podía sentir como lo sostenía con firmeza—¿por qué eres tan egoísta? ¿qué motivo tengo yo para seguir soportando el estar aquí?
—Perdóname Muichiro, pero si me convierto en un egoísta por no querer dejarte morir, entonces elijo serlo—tomó sus mejillas y continuó—¿No hubieras querido ser egoísta tú también? ¿evitar que Yuichiro se quitara la vida?
Muichiro giró el rostro aún agitado y retiró las manos de Tanjiro.
—Eres horrible...no debiste hacerlo, no quería que lo hicieras—sollozó y Tanjiro se acercó a abrazarlo con cariño.
—Perdóname...cuando me pediste que me alejara de ti, lo último que debí haber hecho fue hacerte caso—solo en ese momento Muichiro le correspondió el abrazo tímidamente—no importa lo que pase, no volveré a hacerlo te lo prometo, solo...no te vayas Muichiro, por favor...te lo suplico.
No recibió respuesta, solo le escuchó llorar cada vez con más fuerza sobre su hombro, y se limitó a acariciar su espalda sin soltarlo.
Desde ese momento, aunque Muichiro insistiera en que no se le acercara Tanjiro no cedió, iba a buscarlo todas las mañanas y lo obligaba a salir de la cama. Ya sea para ir a entrenar, o simplemente para quedarse juntos conversando.
Haría lo que fuera necesario para sacar a Muichiro de ese abismo, e intentaba actuar de la manera más normal posible para que no se sintiera incómodo por lo que había escrito, pero hubo un momento en el que no pudo evitar mencionarlo.
—Ammm, sobre lo que escribiste en la carta...—Muichiro suspiró.
—No tenemos que hablar de eso.
—Pero-
—Tanjiro...eso que recibiste no era una carta de amor, escribí aquello porque creí que no volvería a verte a la cara nunca, no esperaba decir nada para recibir una respuesta especialmente si ya sé cual es.
—Muich-
—Lo he pensado bastante y te diré esto por última vez...yo te agradezco mucho que quieras hacer esto por mí, pero lo único que conseguirás es perjudicarte a ti mismo. Tanjiro...tienes un futuro brillante, todos en el Reino te tienen aprecio y respeto, vas a manchar eso por mi culpa y yo no quiero que pase.
—¿Te das cuenta que estás haciendo lo mismo que Yuichiro?
—No uses a Yuichiro, él sí estaba equivocado...—pronunció apretando los puños—Nosotros no pertenecíamos aquí, si todo se había ido a la mierda entonces ambos podríamos habernos ido. Empezar una nueva vida en otro lugar donde nadie nos conociera, donde nadie supiera nada, nunca se tendría que saber lo que le había sucedido. Y aunque fuera difícil, tal vez hubiéramos logrado que lo superara en algún momento de su vida, y en ese caso...él sí podría casarse y ser feliz.
Tanjiro le vio como no para de temblar, intentó abrazarlo pero Muichiro no lo dejó.
—Yo no puedo Tanjiro...aunque me vaya a otra parte donde nadie me conozca, no podré cambiar nunca lo que soy. La gente ya me odia por deshonrar al rey, ¿te imaginas si supieran esto también? y yo...odio tanto no ser tan fuerte como para soportarlo.—terminó en silencio cubriéndose el rostro con sus manos.
—Muichiro...—Tanjiro lo tomó con delicadeza de las muñecas para descubrirlo—fuiste muy fuerte y valiente por haberte enfrentado al rey, aún sabiendo que esto podría pasar, habría sido más fácil solo fingir que todo estaba bien.
—Tú lo has dicho, habría sido más fácil, tal vez fue eso lo que debí hacer.
—No digas eso...—pronunció acariciando ahora su mejilla, limpiando las lágrimas—te dije que no iba a volver a alejarme de tí, no importa qué me digas no lo haré.
Dicho esto lo abrazó. aunque Muichiro mantuvo sus manos entre los dos, apoyando las palmas en el pecho de Tanjiro.
—Te odio, eres un egoísta...—dijo mientras le daba pequeños golpes con su puño en el pecho, y Tanjiro acariciaba su cabello.
—Lo sé—respondió, y de a poco comenzó a sentir como Muichiro fue pasando las manos desde su pecho hasta su espalda, dejándose abrazar y acurrucando más la cabeza en su hombro.
—Te amo tanto...—susurró y Tanjiro no pudo evitar sonreír ligeramente al escucharlo.
—Bueno, lo que iba a decirte es que...en tu carta mencionaste desear que encontrara mi felicidad, y Muichiro...¿me dejarías que fuera contigo?—el otro se soltó lentamente, observándolo sorprendido.
—¿Te das cuenta lo que estás diciendo?—Tanjiro asintió mientras Muichiro no paraba de negar con la cabeza—no, no, no debes hacer esto.
—¿Por qué no?—pronunció acercándose más y tomando el rostro de Muichiro para que no se alejara, mientras acariciaba sus mejillas con los pulgares.
—Porque...está mal...—sostenía a Tanjiro de los brazos—no te acerques así, por favor...
—Lo siento—dijo soltándolo para abrazarlo por la cintura, pegándolo más a él y aprovechando para plantarle un pequeño beso.
Fue a penas un roce pero que le transmitió tantas emociones, que Muichiro no pudo alejarse, cerró finalmente los ojos dejándose llevar otra vez. Volvieron a besarse y separarse un par de veces, como dudando de lo que estaban haciendo, pero terminando por unirse ésta vez definitivamente. En un beso más efusivo, lleno de ganas y deseo, Muichiro le abrazaba rodeando su cuello, acariciando su rostro y cabello, mientras Tanjiro no dejaba de estrecharlo de la cintura, delineando su espalda con las manos.
Muichiro se deslizó, pasando de besar los labios de Tanjiro a su mejilla y bajando a su cuello. Quedándose un momento repartiendo besos ahí, hasta que despertó y se alejó asustado.
—L-Lo siento, n-no debí hacer eso.—ambos respiraban algo agitados.
Pero Tanjiro no respondió, se lanzó a besarlo de nuevo, lo derribó quedando encima suyo, a este punto ya no podían detenerse. Duraron un rato en esa posición, besándose y tocándose, Tanjiro comenzó desvestir a Muichiro, recorriendo su cuerpo con los labios conforme le descubría más piel. Se quedó en su vientre, lamiendo y besando cada parte mientras continuaba retirando las ropas que le estorbaban y lo escuchaba suspirar.
Cuando vio que Tanjiro se levantó para comenzar a desvestirse aún encima de él, Muichiro aprovechó para enderezarse y detenerlo, haciéndolo por sí mismo. Fue desabotonando la camisa mientras observaba a Tanjiro a los ojos, y cambiaba la vista a su pecho y vientre, recorriendo con su mirada cada detalle de ese torso que ya había visto desnudo antes mientras entrenaban, pero que ahora podía tocar.
Descubriendo como se sentía cada parte de su musculatura, y Tanjiro le permitió que se demorara lo que quisiera acariciándolo, hasta que finalmente Muichiro devolvió su vista hacia el frente, mirando como Tanjiro le sonreía. Se ruborizó un momento y el otro se rió un poco, terminando de desnudarse y recostándose de nuevo encima de él. Volvieron a besarse pero Muichiro se giró para quedar encima.
—¿Te he dicho que me gusta como se ve tu cabello recogido? te queda bien—pronunció tomando por sorpresa a Muichiro, para luego sujetar de un extremo el listón que amarraba su cabello, haciendo que se soltara lentamente—Pero me gustas más así.
Ahora solo existían los dos, estaban lo suficientemente lejos como para no ser vistos ni escuchados. La noche les pareció muy corta, ahora estaban solo abrazados en una desnudez tan íntima que las sábanas no hacían falta. Muichiro estaba disfrutando de recargar su rostro en el pecho de Tanjiro, escuchando los latidos de éste tan de cerca que ya no podía existir nada que lo reconfortara más que eso.
—Muichiro...vayámonos de aquí.—escuchó al otro tomar aire para responder pero no le dejó—Ni te atrevas a darme excusas de que estaría mal, no puedes después de lo que acabamos de hacer.
Sonrió ligeramente restregando su nariz.
—Es solo que...tienes tu familia aquí, Tanjiro y...-
—No importa, yo amo a Nezuko pero...de igual forma nos íbamos a separar en algún momento cuando nos casemos. ¿Sabes que ya la comprometieron otra vez?
—¿En serio...?
—Sí, la casa de ese príncipe queda lejos de aquí, se la llevará con él una vez se casen...Zenitsu creo que se llama.—Muichiro no supo que responder—¿lo ves? Irme ahora realmente no importa, cuando mis hermanos crezcan pasaría lo mismo, además...he estado hablando con Kanao y créeme que ella tampoco desea casarse, y me ha comentado que algunas otras personas también les ha sembrado la duda después de lo que tú te negaras. Pero temen alzar la voz por lo que ha ocurrido contigo, así que tal vez si hablo con Kanao podamos lograr algo una vez tú y yo nos vayamos, ella puede hablar por mí y darles ese empujón que los demás necesitan para revelarse también. Podríamos cambiar esta generación, para que no deban casarse con quien no quieran hacerlo.
—Suena tan bonito cómo lo dices...que parece una fantasía.—Suspiró—pero Tanjiro, se darían cuenta que nos fuimos juntos, eso arruinaría todo el mensaje que quieres darles ¿sabes?
—No tienen porque saberlo...
—No seas tonto, sería evidente.
—Tal vez no, Kanao puede decir que decidí irme por mi cuenta para evitar que arruinara su vida casándose conmigo, mientras yo intento buscar mi felicidad en otro lado, no sería mentira—Notó a Muichiro indeciso—no dudes más, por favor.
—Está bien—ambos se sonrieron y Tanjiro se giró para mirarlo a los ojos y plantarle un beso.
Decidieron tomarse las cosas con calma durante unos días, en los que Tanjiro habló con Kanao, ya que al principio ella también dudó y permaneció en negación. Pero finalmente se despertó en ella una ilusión de algo que creía imposible, y accedió.
Tanjiro comenzó a guardar algunas pequeñas pertenencias, no pretendía llevarse mucho pero tampoco quería irse con las manos vacías. La excusa que le decía a sus padres era que había hablado con Kanao de irse él a vivir con ella, y hasta ahora todo estaba yendo bastante bien. Pero una mañana uno de los chicos del reino fue a hablar con Tanjiro.
—Oh Tanjiro, nos apena mucho que hayas tenido que pasar por esto, se está comenzando a divulgar.
—¿...Qué? ¿De qué hablas?
—Kaigaku encontró en el bosque la carta que Muichiro te hizo y lo ha divulgado por el reino, siento mucho eso porque seguro te deshiciste de ella para que no afectara en tu matrimonio con Kanao, y ahora por su culpa todos se están enterando—La expresión de Tanjiro cambiaba de preocupación a miedo, y de miedo a molestia—pero no te preocupes, ya varios fueron a asegurarse que de verdad se haya ido, no puedo creer que se atreviera a escribirte algo como eso estando a nada de casarte.
Pero Tanjiro no respondió, escapó de inmediato a buscar a Muichiro. Maldiciendo el momento en que había dejado escapar esa carta de sus manos, por no haberse parado un momento a pensar en las consecuencias e ir a buscarla alguno de esos días. Sabía que los demás no habían visto a Muichiro ni sabían nada de él, rezaba porque se hubiera escondido pero entendía que él no era consciente de que lo estaban buscando. Y también sabía que Muichiro no escondería la cara, pero...cuando ocurrió lo del rey también habían ido a buscarlo para enfrentarlo, y no consiguieron nada ¿por qué entonces ahora se sentía tan preocupado?
La respuesta llegó a él una vez encontró a Muichiro al pie del río, su cuerpo había sido apaleado y apedreado. Por las condiciones en las que estaba se dio cuenta que no iba a ser posible que le dejaran así, de no ser porque lo hicieran de la manera más cobarde posible, seguramente dejándolo rodeado, atacándolo a traición e ignorando todos los valores que habían aprendido en sus entrenamientos a lo largo de los años. Porque no dudó en que ellos seguro pensaron que Muichiro no merecía utilizar esos valores y honor con él.
Era tan injusto, Tanjiro sintió el estómago más revuelto conforme se acercaba, comenzaba a notar como las piedras le habían roto claramente uno de sus brazos y una pierna, como esas bellas facciones habían sido eclipsadas por todos los moretones y magulladuras que yacían en su rostro. Un rostro apagado, con la mirada caída y los labios entre abiertos que aún dejaban escapar algo de sangre.
Abrazó ese cuerpo con fuerza, con la esperanza de que volviera a reanimarse como la última vez, pidiéndole perdón aunque no hubiera sido su culpa, aunque no pudiera escucharlo, y besando su frente aunque ya no pudiera sentirlo.