-Mastica antes de tragar-pidió Aoi, quien enseguida después de servir la comida, Inosuke se la atiborraba-¡Te vas atragantar!

-¡CALLA! -exclamó con la boca llena y salpicando restos de comida y saliva a la susodicha- ¡DEJAME COMER EN PAZ!

Aoi se puso las manos en la cintura, posición de jarra. Estaba molesta.

-¡Come mas despacio! -espetó al ver meterse a su boca alimento tras alimento -La comida no se irá a ninguna parte.

Además de hacerle caso omiso al consejo de Aoi. El chico al finalizar rápidamente su comida, se encontraba tendiendo su tazón de arroz, pidiendo una ración extra.

-¿QUÉ ESPERAS? -exclamó golpeando la mesa, impaciente porque le sirvan otra porción- ¡TENGO HAMBRE!

-Así no se pide las cosas-espetó ella-¡Y limpiate la cara! -refutó-La tienes llena de comida.

Ya que Inosuke era de comer descuidadamente, no era de extrañar los granos de arroz que había alrededor de su boca.

Al ver que la chica, no le serviría otro tazón, y al parecer hasta que no se limpiara. Gruñó y con el dorso de su mano se la paso en su boca.

-¡HECHO! -proclamó-¡AHORA DAME DE COMER!

Pero, lo único que hizo fue embarrar mas la situación como su cara. Aoi, suspiró y metiendo la mano en el bolsillo de su delantal, sacó de ahí, un pulcro pañuelo blanco.

-¿QUÉ HACES? -bramó el chico, al ver como la mano de la chica y no el tazón de arroz se acercaba a él.

-¡No te muevas! -ordenó ella mientras cuidadosamente le pasaba el limpio pañuelo por la cara sucia del chico, limpiando como una madre a su hijo.

Eso provoco que miles emociones placenteras pasaran por el interior de Inosuke. Sus ojos dilatados mirando la cara de ella mientras le pasaba con delicadeza esa tela por alrededor de su boca.

-Ya estas limpió-proclamó sonriendo sastifechamente cuando elimino todo rostro de suciedad de su rostro.

Frunciendo el ceño, cuando de su boca limpia (al menos en superficie) le exigió mas alimento.

-¡Te dolerá el estomago si sigues comiendo!

-¡TENGO HAMBRE! -golpeando el puño contra la mesa-¡DAME MAS!

Dilatándose sus ojos cuando Inosuke le exigió, luego de darle mas comida y la zampara, que lo limpiara.

-¡HEY, LIMPIAME!

-¡Eso no fue para que te acostumbres! -replicó- ¡Limpiate tu solo!

-¡NO QUIERO! ¡LIMPIAME!

Ya era tarde, Inosuke se había acostumbrado a ese trato gentil.