"¡Animo! El corazón es lo que nos mueve y puede fortalecerse infinitamente"
Esas palabras habían estado resonando en la cabeza de Kanao, las mismas palaras que la impulsaron a "atacar" a Tanjiro una noche luego de que el chico Kamado y sus compañeros volvieran de enfrentarse a un demonio problemático. Desde esa noche los encuentros de estos dos cazadores de demonios volvieron una rutina, cada vez que Tanjiro regresaba a la villa mariposa, uno de los dos se escabullía a mitad de la noche para continuar con su rutina. Ya era habitual la forma en que lo hacían, Kanao se sentaba sobre las piernas de Tanjiro y este empezaba ha acariciar cada centímetro del cuerpo de la chica sentada frente/encima de él. Ambos querían dar el siguiente paso, pero Kanao lo prohibió hasta que derrotaran a Muzan o hasta que los dos se retiraran, lo hizo para asegurarse de que Tanjiro volviera, sabía que el chico Kamado tenía un don para encontrase con demonios excepcionalmente fuertes a los cuales Tanjiro obviamente enfrentaría, pero Kanao estaba satisfecha con la relación que tenía con él, le gustaba sentir las manos calientes y ásperas de Tanjiro.
-Más… tócame más- Le dijo Kanao a Tanjiro.
Ella sabía que estaba siendo algo egoísta por ser la única que se estaba sintiendo bien, pero no podía evitarlo, quería seguir siendo tocada por Tanjiro, no quería olvidar la sensación de las manos del chico de cabello rojizo, sus dedos recorriendo su espalda hasta llegar a su cintura, su respiración, sus manos desabotonando los botones de su camisa, la forma en que la que Tanjiro la desnudaba, su mirada sobre su cuerpo desnudo. Quería recordarlo todo, cada sensación, cada sentir, TODO, no quería olvidar nada.
Desde la noche en la que Kanao le "ataco" Tanjiro deseaba desesperadamente volver a la villa mariposa, no era correcto, después de todo debía vencer a Muzan y curar a Nezuko, pero no podía evitar desear ver Kanao.
Como ya era habitual uno de los dos se escabullía a mitad de la noche para visitar al otro, lo cual era muy complicado dado que vivían en una villa llena de personas con habilidades sobre humanas y las cuales siempre estaban alerta al mínimo ruido, pero no importaba, el riesgo valía la pena.
Poder estar en compañía de Kanao, pasar un momento juntos, poder tocarla. Hacia que todos los problemas desaparecieran por unas cuentas horas.
Sentir la piel de Kanao, acariciarla, besarla, el olor de su cabello, la forma en la que se le eriza la piel con cada toque, su respiración acelerada, su voz cada vez que le pide que la toque más. Obviamente, quería dar el siguiente paso, pero ya sabía de la regla de Kanao. Pero no importaba, esperaría pacientemente hasta ese momento y atesoraría cada momento con ella.
N/A: Gracias por leer mi fanfic, espero que les haya gustado, si hay alguna falta ortográfica háganmelo saber, la crítica constructiva siempre es bien recibida
No sabia si poner villa mariposa, finca mariposa o mansión mariposa, al final me decidí por la primera, pero lo pueden leer como gusten.