-¿Me amas? -preguntó Bridgette. Sus ojos grandes y azules hundiéndose en la cristalinos ojos de su novio.
Él no pudo evitar gruñir. Félix odiaba ese tipo de pregunta sentimental y vergonzosa que curiosamente Bridgette no dejaba de preguntar cada tanto, y que él respondía de una forma curiosa.
-¡Deja de hacer esa clase de preguntas!-farfulló con su rostro levemente colorado sin poder mirarla fijamente.
-Pues respóndeme -pidió sonriente.
-Por algo estamos saliendo-respondió-Usa la cabeza un poco y encontraras la respuesta.
Bridgette apretó los puños a los costados e infló sus mofletes.
-Tampoco evadas-cruzando sus brazos debajo de su pecho-Y dime tus sentimientos.
-No.
-Vamos, vamos ¡Por favor, Félix! -suplicaba la chica múltiples de veces.
Pasado minutos y él queriendo que se calle, se acercó a ella e hizo que su boca no pudiera dejar salir palabra alguna, ya que sus labios estaban ocupados besando los de ella.
Al alejarse de ella, el joven sonrojado, gruñó-: ¿Por que crees que hice eso? Se lista y deja de hacer esa pregunta.
Sin embargo, ella sonrojada y feliz volvió a preguntar.
-¿Que te cuesta responder? -Como si el beso que le dio no fuera la respuesta correcta- ¿Me amas?
Él no decía nada, y Bridgette imperturbable seguía parloteando y repitiendo esa vergonzosa pregunta como un loro.
-¡Deja de preguntarme, Bridgette! ¡No me hagas decir lo obvio!
-¿Y que es lo obvio? -preguntó Bridgette-¿Qué es? ¿Qué es?
-Es algo evidente que no necesita respuesta, así que deja de preguntar.
Pero, ella haciendo caso omiso, siguió preguntando hasta que su boca volvió estar ocupada. Félix la volvió a besar.
-No seas idiota y entiende de una vez -Su cara estaba muy caliente y roja- ¡Es obvio lo que siento!
No obstante, ella iba a seguir fingiendo no entender para seguir disfrutando su adorable sonrojo, pero sobretodo su curiosa y obvia forma de responder.