Amor y venganza (Zootopia)


Notas de la autora:

Bueno, primero que nada necesito a agradecer a The Chronicler Fox y a su fic "Dystopia", que siempre vuelvo a él porque sinceramente es una historia maravillosa, me sirvió de mucha inspiración para escribir este fic.

Si bien no es mi primer fic, es el que más capítulos tiene y el único que he terminado. Porque sí, ¡Esta historia está terminada! Así que no me atrasaré en subir los capítulos (espero). Esta historia se la dedico a mi novia, que me acompañó y se bancó cuando no encontraba inspiración para seguir escribiendo.

Sin nada más que decir, ¡que la disfruten!


Capítulo 1:

- ¿Estás bien Judy?

-Si. Estoy bien-Respondió la coneja. -Los tengo- dijo mientras sonreía a la oveja y agitaba los boletos delante de su rostro.

Se levantó y se sacudió la tierra de su uniforme, mientras observaba a Sharla, Gareth y Terry festejaban y la llenaban de halagos a la joven conejita.

"Eres increíble Judy"

"¿Cómo lo hiciste?"

"Eres más inteligente que ese estúpido bravucón de Gideon"

Se tocó, con cuidado, la mejilla. Sentía la herida ardiendo, pero no le pareció algo grave como para preocupar a los demás.

Les mostró una sonrisa y se despidió de ellos excusándose que tenía que ayudar a sus padres con quehaceres hogareños.

Simuló caminar tranquilamente, hasta que los perdió de vista.

Suspiró.

Se recostó contra un árbol y sin más, dejó que las lágrimas cayeran libremente por su rostro.

Sus compañeros de escuela la veían como una coneja valiente y fuerte, y eso significaba que no tenían que verla llorar, no tenía que mostrar cuanto la hirió Gideon Grey… ese estúpido zorro.

No era la herida lo que dolía, sino sus mordaces palabras…

"Recuerda esto si alguna vez crees que serás capaz de ser algo más que una inútil y boba conejita granjera"

Inútil.

Boba.

Cerró sus ojos fuertemente y se cubrió su rostro con sus patas. No podía parar de temblar como una hoja.

Era el colmo. No era la primera vez que les decían palabras tan fuertes. Siempre se burlaban de ella, no sólo sus hermanos y hermanas, sino también en la escuela.

No tenía amigos, más que aquellos a quienes defendía…

Bufó. "No son tus amigos" se recordó. No hicieron nada para protegerte y tampoco lo harán. Prefirieron salvar su pellejo, antes que confrontar a un bravucón. No lo hacen por ellos, menos lo harán por una coneja que sólo sabía meterse en problemas.

- ¡¿Por qué?!-Gritó a nadie en particular.

¿Por qué siempre intentaban romperla de algún modo?

¿Qué les había hecho ella para que fueran así de malvados contra sus sueños, contra sus ideales y valores, contra ella?

Se limpió las lágrimas que aún quedaban con furia, inhaló profundo y dejó salir bruscamente el aire.

-Tiene razón. No puedo ser más que una inútil y boba granjera- se dijo.

¿Para qué intentar ser algo más? Si sus padres estaban hartos de repetírselo.

Jamás iba a poder cumplir su sueño: ser policía.

Sólo estaba aferrándose a algo que era imposible.

Caminó con paso decidido a su hogar, ágilmente sorteó a sus hermanos y hermanas y, sobre todo, a sus padres.

Tomó una camisa a cuadros y un pantalón, para luego abrir el kit de primeros auxilios debajo de su cama. "Mejor prevenir que lamentar" Frase que siempre repetía su madre.

Se encerró en el baño. Agradeció a sus hermanas mayores, que siempre dejaban su maquillaje a la vista.

Luego de cambiarse de ropa, se cubrió un poco la herida con maquillaje, para que nadie preguntara.

Miró su rostro en el espejo. En el fondo, sabía que no preguntarían.

Era una más, entre doscientos sesenta y cinco conejos. No iban a notar un zarpazo en su rostro, aunque se lo hubiera hecho un tigre y le cubriera la mitad del rostro.

Acto seguido, salió del baño y se encaminó nuevamente a la habitación, dobló cuidadosamente su uniforme de policía. Como si estuviera hecho de vidrio.

Era una despedida.

Adiós a su más grande sueño.

Colocó la caja debajo de su cama.

Suspiró.

Sentía como se le llenaban los ojos de lágrimas nuevamente. Era demasiado.

La rompieron al punto de dejar ir su sueño más preciado. Adiós a la Judy que soñaba con ser policía. Tendría que encontrar un sueño más acorde para una coneja.

Se río sin gracia, "Ahora mis padres puede que estén orgullosos" Pensó, mientras caía la última lágrima.


A sólo unas calles de allí, un zorro ayudaba a su madre a desempacar.

-Recuerda mamá, no tienes que hacer gran esfuerzo. Órdenes del doctor-Su tono era serio, casi parental.

-A veces parece que tu fueras el padre y yo la niña, Nicky-respondió con dulzura su madre.

-Pronto llegará tía Sarah y me ayudará, no te preocupes. -afirmó. –Ve y descansa por favor. -rogó.

El corazón de su madre parecía haberse agrandado más con tan sólo ver ese adorable rostro.

A veces Nicky parecía tan maduro...tan adulto.

Aunque en el fondo, era sólo un pequeño zorro.

Sabía que era su culpa. Su enfermedad sólo ocasionó que Nicky tuviera que madurar obligadamente.

Nicky le pasó una silla para que se sentará mientras él seguía colocando las cosas dentro de la casa.

"Su nuevo hogar".

Nicky lo había pasado tan mal luego de los Junior Exploradores, necesitaba un cambio.

Un nuevo comienzo.

Cualquiera cosa con tal de estar a kilómetros de ese zorro, que lamentablemente era su padre.

Sólo era cuestión de tiempo para que los encontrará.

Pero Anne estaba decidida a disfrutar todo lo que pueda hasta que eso ocurriese.


Notas de la autora:

Judy y Nick, tienen la misma edad: 12 años.

Intentaré subir un nuevo capítulo los viernes o los sábados.

¡Saludos!

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