Su piano al tocar

La puerta de la casa se abrió pasando por ella una pareja de jóvenes que se besaba desenfrenadamente. Ella estaba subida en las caderas de él con sus piernas entrelazadas, mientras tironeaba los pelos azulinos de su "amigo" de lentes.

Por otro lado él apretaba los glúteos de su acompañante para que no se caiga mientras entraban a la habitación de su casa, sacado que iba sacándole las medias de cancán y la ropa interior en el proceso, terminando su "trabajo" mientras la dejaba en la cama con algo de brusquedad… Todo esto sin separar sus labios los cuales luchaban una salvaje batalla por ver quién devoraba más la boca del otro.

La chica sintió cómo su ropa interior eran quitadas con desesperación y se sorprendió enormemente, puesto que a pesar que no era la primera vez que tenían estos salvajes encuentros, nunca el pianista de lentes había estado tan desesperado por penetrarla tan rápidamente… más ella se dejó hacer. Siempre lo hacía estaba acostumbrada a dejar que él llevara todos sus encuentros.

-"Arima-kun" –se escuchó de su voz al sentir como su amante tocaba su punto más sensible-

-"Koise, para vos siempre fui Koise" –reprimió con una grave voz mientras se quitaba su campera de vestir negra y se desajustaba la corbata hasta que esta también estuvo en el suelo-

Los suspiros eran cada vez más sonoros y frecuentes tanto para ella como para él. Ella debía admitir que había mejorado muchísimo en el acto sexual, y ahora era todo un hombre que sabía perfectamente qué hacer y cómo hacer para hacerla gritar de tanto placer.

Koise se acercó nuevamente a los labios de su amante y mientras introducía su lengua en la boca femenina la penetró bruscamente haciendo que ella se arqueara por el placer que le provocó ese salvajismo.

El vaivén del chico no tardó en comenzar y los sonidos guturales de ambas bocas tampoco tardaron en aparecer.

-"Ko-Koise-k…ahh""

El placer que estaba sintiendo era increíble, a tal punto de no poder formar ni una simple oración coherente en su cabeza

-"Grita para mí, y solo para mí, no quiero que seas de nadie más Kahori" –repetía el pianista mientras aceleraba el ritmo de sus caderas- "Kahori"

Pasaron unos minutos de ese nuevo ritmo y ambos se rindieron en un exquisito orgasmo, cayendo él sobre el pecho de la chica, que en un pequeño intento por volver al mundo real acarició los cabellos del chico.

Koise ante este gesto tomó de nuevo a la chica y girándola volvió a penetrarla con fuerza, volviendo al ritmo de placer que antes estaba en ambos cuerpos.

Tres o quizás cuatro orgasmos seguidos vivieron ambos antes de la última penetración de Koise, la cual estaba disfrutando tanto como las anteriores.

-"Kahori….Kahori…..KAHORI" –repitió por último antes de ya caer completamente exhausto-

Sintió nuevamente las dulces manos de su acompañante pero esta vez en vez de acariciarlo, lo sacó de su pecho y se levantó de la cama en dirección al baño, ante la triste expresión de él. La situación no lo sorprendía puesto que siempre era así cuando terminaban de hacerlo.

-"Realmente no quieres acostarte un rato Tsubaki" –dijo a su mejor amiga con un dejo de culpabilidad, esa que siempre tenía en esa fecha-

-"Esta vez te pasaste, dijo sin voltear. Aparte sé que te dije que pienses en ella, pero si la nombras tanto cuesta bastante concentrarse" –quiso llorar pero ya las lágrimas no le salían, o por lo menos no con él cerca-

Desde el primer aniversario de la muerte de Kahori, Koise estuvo sumamente deprimido a tal punto de hacer locuras incontadas, y Tsubaki le propuso hacer estos encuentros para que se descargara, y si quería podía pensar que lo hacía con la rubia. Y así era el séptimo año de la muerte de su amiga.

Al principio lo tomaba como una ayuda para su amigo, pero llegó a hartarla, incluso se odió a sí misma por lo estúpida que fue al proponer eso, puesto que ambos estaban completamente tristes con la situación y aparte que su relación de amistad se había cortado, por esto… entonces nunca se hablaban salvo para este encuentro.

-"Tsubaki…"

-"Déjalo así, sé lo que me dirás y te aviso que estoy cansada de que me digas que lo sientes, porque ya no te creo nada. Tienes que olvidarla y lo sabes, y avanzar con alguien que te haga feliz"

-"Vos me haces feliz" –dijo con apuro, realmente quería a su amiga, e incluso había llegado a amarla por su bondad y su lindura, pero fue tan tarde que ella nunca creyó que eso hubiese pasado-

-"No Koise, yo solo soy la fuente para que hagas con Kaho-chan lo que quieras" –y sonrió con tristeza- "Agradece que Watari no sabe esto si no te mataría y ahí si no te veríamos ninguno más"

-"Pero esto fue idea tuya…"

-"¿Te crees que lo creería si se lo decimos así o creería que intento protegerte como siempre?"

Ante eso Koise no supo qué decir y la castaña siguió su camino al baño para tomarse una buena ducha.

Quince relajantes minutos pasaron para ella, y al salir vio como el de lentes dormía plácidamente, y decidiendo no despertarlo terminó de cambiarse y salió de la habitación rumbo a su casa.

En su camino vio la mesa decorada con un desayuno recién preparado y un cartel que decía, "Para Tsubaki… Te amo". Ella vio sorprendida y sonrió con lágrimas en los ojos, era una lástima que esto haya sucedido así, puesto que era el tercer encuentro que él se le confesaba, y ella lo rechazaba,

¿La razón? Simplemente todo el amor que tenía para con él se había desaparecido, como el sonido en el piano para Koise, porque si, desde la muerte de Kahori el niño prodigio había vuelto a perder el mágico sonido que él producía en su piano al tocarlo.