No funcionó.

Era la tercera vez que Félix ingresaba la combinación del casillero y este no se abría. Gruñó por lo bajo. Miró el reloj de su muñeca, llegaría tarde. Asi que vollvió a intentarlo. No se abrió, frunció los labios para controlar su furia.

¡Tenia que sacar la tarea de matemáticas, mierda!

Por eso no se movió. Prefería llegar tarde que "olvidar" su tarea.

Con gemido exasperado, lo intentó una vez más. Y otra vez y de nuevo. Siempre más rápido y prestando atención de que sus números estaban bien puestos, pero todavía no funcionaba. No lo entendía y por eso, furibundo, Felix pateó la puerta del casillero.

-Felix

En eso, la voz dulce de Bridgette se escuchó detrás de él.

-¡Maldicion! -masculló por no poder abrir la puerta del casillero y la presencia de la chica.

Su mala suerte parecía empeorar con cada día que pasaba.

-Felix...-volvió a llamar.

-¿Que quieres? ¡No ves que estoy ocupado! ¡Intento que se abra! -dijo tratando de abrir inútilmente la puerta sellada, al ingresar mal los números.

-¿Por que quieres que se abra?

Félix la miró como si fuera idiota. No se molestó en contestar que volvió intentar abrirlo.

-Félix...

-No voy a salir contigo, no molestes -rechazando sin ser invitado.

-Félix, ¿Necesitas algo de ahí?

-Por supuesto que necesito algo-espetó, dándose la vuelta para mirarla- Mira, sino no puedes abrirlo, mejor vete-le interrumpió rápidamente-No estoy de hu...

No pudo terminar de hablar que al ver que Bridgette avanzaba hacia él,con claras intenciones de invadir su espacio personal. Este, la esquivo.

Cuando la iba recriminar por esa innecesaria cercanía. Se quedó pasmado como ella tranquilamente pasaba de él, giraba la combinación y oyéndose el "click", la puerta del casillero estaba abierta.

Chasqueó su lengua, cuando salió de la sorpresa inicial. Lo que le faltaba era una maldita acosadora que hasta sabia su combinación del casillero.

-¿Qué necesitas?

-No te impor... -Se quedó a media frase al ver que su casillero tenia fotos de la chica-¿Que mierda le hiciste a mi casillero?-recriminó en voz alta.

-Este es mi casillero.

-¿Qué? -el preguntó, parpadeando confuso al oír aquellas palabras y esa mirada pura.

-Ese es tuyo -señalándole el casillero correcto. Miró la dirección indicada y en milésimas de segundos, se dio cuenta de su error.

Avergonzado, sin mediar palabras y teniendo un leve rubor en sus blancas mejillas. Se encamino hacia su casillero, giró la combinación.

Funcionó.