Por fin, el término. Los héroes de París por fin acabaron con el reinado de terror de Papillón, y ya no hay akumas que combatir. Eso no significa el fin de sus aventuras, pues todavía tienen que proteger la ciudad de los Templarios. Además de vivir sus propias vidas. ¡GRACIAS POR LEER!
DISCLAIMER: Los personajes son propiedad de Thomas Astruc, Zag Toons y quienes hayan comprado las respectivas licencias. Assassin's Creed es del mismo modo, propiedad de UBISOFT. No estoy ganando dinero con esta historia, sin mencionar que no tengo ni donde caerme muerta: si me demandan, no van a sacar nada.
ADVERTENCIAS
La plaga todavía no ha sido purgada de estas tierras.
Cuídense y cuiden de otros. Mantengan la distancia, lávense las manos y a resistir como mejor podamos.
Abróchense los cinturones y no salgan a buscar el bicho
Puede haber spoilers de la tercera temporada.
MIRACULOUS CREED
Clausura: Con otras miras…
Place du Vosges. París
Meses después. Miércoles, 17:15 hrs.
Estaba cayendo una delicada capa de nieve sobre París, lo que si bien le daba un aspecto casi mágico a la ciudad, los parisinos apenas le prestaban mayor atención. Eran quizás los turistas los más emocionados. Así que mientras los locales apuraban el paso para llegar a sus hogares lo antes posible, ellos se divertían sacando fotos. Aquella pareja no era la excepción a lo demás ciudadanos, y también apuraban paso, pero tenían razones para hacerlo y no solo se debían a las condiciones del clima. Adrien y Marinette venían de la panadería de Tom y Sabine e iban en dirección al departamento, a unas pocas cuadras de distancia, cortando el paso a través de la plaza. Habían pasado a comprar pan, pero Sabine y Tom se habían preocupado en poner algunos extras en la compra. Llevaban algo de prisa, pero al mismo tiempo cuidaban mucho de sus pasos… más aun considerando que la panza de 27 semanas que le había salido a Marinette le había desconfigurado el centro de gravedad y por lo mismo mostraba más tendencia a caerse…
—¡Opa!
—¡Cuidado! —al menos el gato tenía buenos reflejos, y alcanzó a sujetarla a tiempo antes que se diera un feo aterrizaje forzoso— ¿Estás bien ma princesse?
—¡Claro que sí, mon minou!
Adrien ayudó a Marinette a recuperar el balance y tras hacerlo, tomó la bolsa donde llevaba el botín de pan y pasteles y de nuevo le ofreció el brazo a su novia. Continuaron su caminata en paz, cada tanto intercambiando miradas cómplices, pero siempre enamoradas. Con disimulo, y tras apoyarse en el hombro de Adrien, Marinette miró la hora.
—Tomoe–obasan dijo que vendría a dejar a Minnie a las 18 hrs. ¿Crees que la nieve los deje pasar?
—Sí, está nevando, pero apenas muy poco. Y de todos modos, Tatsu tiene una excelente tracción en las ruedas… no como otras que conozco. —añadió a modo de burla, mientras la rodeaba con el brazo.
—¡No te pases, Agreste!
Marinette se dejó envolver por el abrazo de su novio y siguieron rumbo a casa, disfrutando uno del otro. Habían tenido meses bastante agitados, sus aventuras no habían dejado de ocurrir y enfrentaban nuevos retos, pero más relacionados con los templarios que con akumas. Nooroo estaba de regreso en la caja y se negaba a salir a menos que el guardián le diera una orden directa. Era muy dulce, pero tenía que sanar muchas heridas emocionales. Por fortuna, los demás kwamis le hacían compañía tratando de aliviar sus penas. Duusu seguía con su portadora, y cada tanto se reunía con los demás para saludar o pasar el rato, lo cual no era difícil, pues Nathalie ahora ayudaba a Adrien y a su pequeño oficina de asesinos a coordinar sus esfuerzos contra los templarios. No lo hacía como asesina, pero sí como asociada, sin mencionar que una de las condiciones que pusieron desde el Templo Miraculous para que ella conservase a Duusu y no se la entregase a la justicia, había sido justamente resarcir el daño hecho a los héroes de París.
Nathalie lo hacía con gusto… sobre todo porque el ambiente laboral era muy agradable, Adrien era mil veces más carismático que su padre y tanto él como los demás asesinos la respetaban mucho. Sobre Gabriel…
Bueno.
Convengamos que el peso de la justicia comenzó a caerle encima como montaña de ladrillos y apenas hizo un esfuerzo por defenderse o justificarse. No contribuyó nada a su imagen que nunca dejó de tener una actitud pedante ni se mostró arrepentido de haber hecho tanto daño. Es más, hasta daba la sensación de que lo haría de nuevo de tener la oportunidad. Por órdenes de tribunales, fue mantenido encarcelado en una prisión de alta seguridad, pero considerando que a estas alturas del partido, todos los parisinos se habían visto afectados de un modo u otro por sus acciones, que fue necesario mantenerlo separado de la población penal por su propia seguridad. El juicio a Gabriel Agreste tenía la pinta de durar un par de años, de ser el evento judicial de la década incluso, pero todas esas altas expectativas se habían detenido de golpe cuando después de una de las audiencias preliminares, durante un traslado desde la corte de regreso a la prisión, un hombre muy enojado y nada paciente logró burlar y traspasar la seguridad cuando lo estaban subiendo al vehículo de traslado y alcanzó a apuñalar a Gabriel varias veces antes que los gendarmes lograran reducirlo.
Así, casi dos meses después de que lo capturasen, el diseñador falleció mientras lo trasladaban al hospital.
El imperio de modas Agreste se vino a pique y tras ese incidente, el directorio se declaró en quiebra y comenzó liquidar la compañía. Ya las ventas se habían visto muy afectadas debido al masivo boicot y nada se pudo hacer para recuperarla, ni aun cambiándole el nombre… y no digamos que el heredero de Gabriel estaba muy interesado en continuar el negocio.
De todas maneras, Adrien recibió una herencia considerable al ser el único heredero Agreste, que incluían la mansión, dos propiedades de su madre y una buena cantidad de dinero, proveniente tanto de la fortuna personal de Gabriel como de la parte que le correspondió tras la venta de los activos de la empresa. Vendió la mansión, invirtió en propiedades y adecuó una de las propiedades de su madre ubicada en la Ille de la Cité para establecerse… aunque esa parte era una sorpresa.
Podría estar tranquilo al menos durante unos años en cuanto a lo financiero, pero si le iba bien con las inversiones, no tendría de qué preocuparse. De todo lo demás, Adrien se olvidó de aquello y se concentró en su trabajo… tanto como profesor ayudante de cátedra en la Sorbonne (posición que pretendía mantener todo lo que pudiese) como de asesino y héroe de París. Sí, el hombre se olvidó de su padre, dejándolo en el pasado y en el olvido.
Eso sí, no olvidó a su madre.
Emilie falleció finamente tres días después que la sacaron del relicario, pocas horas después que la desconectaran, sin haber recuperado la conciencia, pero rodeada de su hermana, sobrino, hijo, nuera y nietos. Se le hizo un emotivo funeral, al que Gabriel asistió gracias a un permiso especial de la corte, siendo aquél el último momento en que Adrien se viera cara a cara con su padre. Tiempo después cuando tocó el turno de sepultar a Gabriel, Adrien asistió a su funeral, solo para asegurarse que estaba muerto y sepultado, pero nada más.
—¿Te conté que esta mañana me encontré con Chloé? —comentó de pronto Adrien, quizás suspirando de tristeza.
—¡Oh la lá! ¿Cómo está? Pobrecita…
—No la vi bien. —Adrien negó con la cabeza— Le va a costar recuperarse… eventualmente lo logrará y volverá a ser la misma de siempre, pero ahora…
—¡La comprendo tanto! En su lugar yo no estaría mucho mejor —Marinette se aferró al costado de su novio— Por eso tienes que cuidarte mucho…
—Puedo decir lo mismo ma lady. —Adrien aprovechó para besarle la frente— Los dos nos tenemos que cuidar.
Marinette bajó la cabeza y suspiró con tristeza. Varios días después del rocambolesco escape de la Tour Montparnasse, la que por cierto estaban reconstruyendo en esos momentos, se supo que había sido James Warlock quien los había alertado de la emboscada templaria en la mansión Agreste y facilitado la posterior huida de los héroes de París de la torre. El hombre llevaba al menos un buen tiempo cuestionándose sus lealtades hacia la orden templaria, pero estaba tan metido en ella que no sabía cómo escapar sin asegurar el bienestar de su familia. El hombre había sido obsesivamente cuidadoso con su cambio de parecer, pero finalmente cometió un error crucial al sabotear una misión templaria y se vio forzado a huir, suplicando días después ayuda a los asesinos, la que había resultado en vano. Si bien la hermandad le brindó refugio (con las debidas precauciones), Armand fue enviado para asesinar a su familia, Chloé y a sus dos pequeños, y James había terminado matando al sujeto para salvarlos… lamentablemente sus heridas lo abrumaron y falleció en brazos de su esposa, que a los gritos le rogaba por favor que no se muriera.
Adrien y Julián llegaron solo para ver a Chloé en vano tratando de revivirlo, convertida en una piltrafa emocional. No pudieron hacer nada por James, pero al menos Adrien se había prometido a sí mismo echarle un ojo cada tanto a Chloé y sus hijos, promesa de la cuál Marinette estaba muy consciente.
—No he podido hablar con ella. Sé que sigue de luto, pero no la culpo: en serio ella y James se adoraban. ¡Si te pasara algo a ti, me muero! —Marinette aprovechó para abrazar a Adrien, quien la dejó refugiarse en sus brazos— ¡Cómo ha cambiado la vida!
La pareja entonces se detuvo ante el monumento de Ladybug y Chat Noir, y lo observaron con atención. Aquella escultura mostraba un momento en sus vidas, cuando apenas comenzaban la aventura de los miraculous, antes de la hermandad o de cualquier abismo de desconfianza que se formó entre ambos. Les recordaba un momento de inocencia y entusiasmo y a ambos les gustaba mucho detenerse unos segundos ante la estatua para recordar épocas más inocentes y traviesas. La amenaza de Papillón ya había cesado, pero París seguía necesitando a sus héroes. Ya no era Gabriel Agreste quien amenazaba la libertad y tranquilidad de los parisinos, sino que hacían frente a una amenaza más seria y antigua. Marinette había dejado de ser una novicia entre los asesinos y tenido su propia ceremonia de graduación en la Saint Chapelle, seguía con su terapia, ya estaba mucho más apropiada de su rol con Minnie y se preparaba para seguir su vida junto al hombre que amaba… y con el pequeño gatito que crecía en su vientre.
Estaban juntos, y como pareja habían crecido mucho. Ante todo… iban a ser padres, lo cual les emocionaba un montón. Seguían defendiendo París a su modo, pero al mismo tiempo eran una pareja muy normal y sobre todo enamorada. Marinette sonrió llena de contento cuando sintió la mano de Adrien acariciándole la panza y como el bebé daba un brinco al reconocer el toque.
La nieve seguía cayendo con delicada calma sobre París.
—Sostén esto, me aburrí de llevarlo yo. —Adrien de pronto le pasó la bolsa del pan y se le puso por delante, abrazándola— Adivina lo que hice.
—¿Qué hiciste? —preguntó Marinette con dulzura, pero al ver la traviesa sonrisa de Adrien, en seguida frunció el ceño— ¡¿Qué hiciste, Adrien Agreste?!
—¡Nada! Al menos no nada malo. —ignorando el tic en el ojo de Marinette, Adrien sacó unas llaves de su bolsillo y se las mostró— ¿Te acuerdas del departamento en la Ille de la Cité que tenía mi madre?
—Sí, me acuerdo. Creo que lo estabas renovando, ¿no?
—Seee… me preguntaba si querrías irte a vivir allá conmigo y Minnie. Tendríamos más espacio para todos. —Adrien se sonrojó bastante— ¿No vas a tomar las llaves? Son tuyas.
—¿A qué viene todo esto? —preguntó coqueta.
—A que es hora de que nos ampliemos… la familia crece después de todo.
Marinette enarcó ambas cejas. Se acomodó la bolsa y fijó su mirada en las llaves que le ofrecían. Se rió nerviosa a medida que las tomaba, contenta por la propuesta. El departamento en donde vivían ahora era del tamaño adecuado para que una sola persona viviera. Ya con dos seguía siendo holgado, pero ya se estaba más apretado, pero dos más un bebé se hacía muy estrecho. Y no solo eso, sino que además venía otro bebé en camino, por lo que el espacio iba a estar muy desafiado al respecto: habían estado hablando de cambiarse de casa más de una vez, pero esto la había tomado por sorpresa. Marinette tomó las llaves con entusiasmo.
—Adrien, ¡¿Hablas en serio?! No creí que… ¡¿Huh?!
Marinette soltó la bolsa del pan. Adrien la atajó sin problemas, pero apenas se la acomodó. Su novia miraba fijo la llave que había sujetado, sin emitir palabra, pues atado a manera de llavero había un anillo de compromiso.
—¿Qué le parece, mademoiselle Dupain–Cheng? ¿Le gustaría ser madame Agreste y hacer de este gato callejero uno de casa y muy feliz? —preguntó con travieso nerviosismo—. Prometo no engordar… mucho.
—¿Es en serio?
—¡Tan en serio como que tenemos un bollo en el horno!
Por eternos cinco segundos, y con los ojos brillantes, Marinette se quedó mirando a Adrien a la cara sin saber cómo reaccionar, pero antes que pasara mucho más rato, se le abalanzó encima, abrazándolo con ganas, sin soltar la llave.
—¡Sí! ¡Claro que acepto, gato tonto!
Aliviado, Adrien devolvió el abrazo y así se quedaron un buen rato bajo la nieve hasta que se separaron. Se besaron con ternura y tras quitarle el guante, Adrien le puso el anillo en el dedo, con la llave aun colgando. Marinette se puso a reír sin poder sacarle la vista de encima, miró a su ahora prometido y volvieron a besarse. Hugo dio algunas pataditas.
Y sin intercambiar más que miradas cómplices y amorosas, reiniciaron la marcha, conscientes que las aventuras todavía no acababan.
FIN DEL FIC
Por
Misao–CG
Publicado el viernes 30 de julio de 2020
¡PRÓXIMO PROYECTO!
"LOS QUE BUSCAN..."
Marinette, de cinco años, se refregó los ojos somnolienta. Había tenido un día divertido, lleno de juegos y risas. Había sido el cumpleaños de una de sus compañeritas de la escuela, por lo que había pasado una tarde muy divertida. Sus papás habían pasado por ella no hacía mucho y ahora estaban entrando de regreso a la panadería, muy amorosos como siempre.
Eran cerca de las 19:15 horas, pero como era invierno, ya estaba bastante oscuro. Seguramente le darían un baño, tendría una cena liviana y a dormirse, cosa que no le causaba tanta aversión como otras veces. Tom la sentó en una silla por unos momentos.
—Chérie, quédate aquí unos momentos que necesito buscar algo…
—¿Papa?
—¿Pasa algo, Tom? —preguntó Sabine, mientras se acercaba a su somnolienta hija.
—Nada, solo tengo que buscar el libro de cuentas de la panadería. ¡Ahora subo!
—Te esperamos amor, no es tan grave.
—Bueno…
Marinette bostezó sin poder resistirse. Se quedó mirando como sus papás trajinaban un poco en la panadería sin mayor conflicto. Una a una fue apagando las luces… excepto por la de la entrada, que siempre se quedaba encendida.
—¡Te olvidaste de esa! —advirtió Marinette— Maman: papá se olvidó de apagar esa luz…
—Oh. Esa luz.
Una nube de dolor se instaló en los ojos de Tom y Sabine, quienes se miraron unos instantes, tratando de reprimir algunas emociones. Esa luz siempre debía quedarse encendida, ¡siempre! Era una señal de esperanza, de anhelo, de cariño botado. Esa luz no debía apagarse… no era la primera vez que Marinette preguntaba por qué, ya antes le había llamado la atención… la pareja se miró a los ojos y suspiró: si la pequeña ya estaba haciendo esa pregunta, era porque estaba lista para saber el motivo…
Tom tomó a Marinette en brazos y junto con Sabine, salieron de la panadería y se ubicaron bajo la lámpara que negaban a apagar en las noches. Había silencio, solemnidad.
—Hijita… —comenzó Tom— Esta luz no debe apagarse.
—¿Por qué?
—Porque estamos esperando a alguien. Si apagamos la luz, esa persona va a creer que no la queremos de vuelta. Y no es así. —dijo Sabine con un nudo en la garganta— Solo la apagaremos cuando nos reunamos.
—¿Quién tiene que visitar?
—No es una visita, mi amor —le dijo Tom con los ojos brillosos— Esperamos que tu hermana mayor regrese…
Marinette puso ojos grandes y perplejos. Miró de sus papás a la luz y de regreso a sus papás. ¿Tenía una hermana mayor? ¿Por qué no lo sabía?
—¿Y dónde está?
—No sabemos, cariño. —respondió Sabine ansiosa, acariciándole los cabellos. El corazón le daba botes extraños— Cuando nació, se les perdió a los del hospital…
Notas finales: ¡Hasta que por fin llegué al fin de este fic! MIL GRACIAS POR HABERME ACOMPAÑADO HASTA AHORA. Sin duda que fue una apuesta por este crossover tan marciano, pero al menos me divertí escribiéndolo. Como ven, hay un nuevo proyecto, que todavía no está escrito y que va a involucrar a un asesino en serie, pero ya me daré a esa tarea: eso sí, no les puedo prometer fechas, solo que cuando por fin se publique, estará concluido, que nunca dejaré algo inconcluso. Espero que hayan disfrutado esta lectura y una vez más, ¡GRACIAS POR LEER Y POR EL APOYO!
LO QUE ME RECUERDA… Lean el fic Apariencia y Realidad de Abby Lockhart1, que me está dejando calva del estrés.
Por favor, cualquier error, gramatical o de ortografía, me lo dicen para poder arreglarlo si corresponde. Del mismo modo, estoy aprendiendo esto del uso del guion de diálogo y salí más cabeza dura de lo esperado, así que un poco de paciencia en lo que aprendo. ¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!
Me alegra mucho que hayas disfrutado el fic, Manu. Ya verás lo que tengo planeado. Ten, Mousse de limón para resistir la plaga y ¡GRACIAS POR LEER!
Pues fue una buena idea, Butercup77, así no tuviste que esperar mucho ni sufrir los cliffhangers. También espero que ese par tenga una vida más junta y feliz, que como viste, las aventuras no les van a faltar ni por si acaso, pero al menos ya se tienen uno al otro. Ten, Mousse de limón para resistir la plaga y ¡GRACIAS POR LEER!
¡NO HUBO ANIMALES HERIDOS DURANTE LA PRODUCCIÓN DE ESTE FIC!
No, Lila no cuenta como un animal. Por si se lo preguntaban, su cuerpo, junto con los de los pobres desgraciados que fueron ese día a la residencia Tsurugi, terminaron en lo profundo de las catacumbas. No los van a encontrar nunca.
Hablando de Tomoe, cuando supo del nuevo gatito, mantuvo la sonrisa un día entero. Anarka fue quien hizo escándalo por ella y Sabine, ¡Ni hablar! Corrió por toda la panadería. Tom, por cierto, se quedó de una pieza y quieto durante una media hora (creyeron que le había dado algo) antes de volver a reaccionar.
Le dio un zape a Adrien, antes de abrazar a su hija y luego para abrazarlo a él. Nathalie hizo pucheros.
Sospecho que Minnie y Hugo no solo tienen una insana cantidad de abuelos, sino que serán muy consentidos.
La caída de la Montparnasse fue alabada por todos los asesinos, quienes advertidos por Mariya, se acercaron a mirar y a grabar el momento. No hubo heridos, sí mucha confusión, y mucha ira de parte de los templarios.
Phillipe está en un serio aprieto en estos momentos.
Minnie ya deja que Adrien duerma en las noches y aunque Alix le sigue donando leche, ya no hace berrinche por la fórmula, cuando se la dan…
… la mayoría de las veces, al menos.
Sobre Chloé, tarde se enteró de las andanzas de su difunto esposo y le costó muchísimo entender sus motivaciones, pero lo que sí comprendió en seguida fue que los templarios la dejaron viuda y con dos niños pequeños. ¡Esa mujer quiere su venganza!