Hazbin Hotel no me pertenece.
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Alastor jamás imaginó que habría alguien más poderoso que él o Charlie en el hotel. Que equivocado estaba.
El demonio Radio no tardó mucho en decidirse a hacer un movimiento, al notar la ingenuidad y amabilidad de la joven princesa. Apenas unos días después de su llegada y en medio del proceso de restauración del hotel, se decidió a acabar con Charlie.
Había logrado hacerla salir hacia el jardín, sin compañía alguna. Empezó una charla amena con ella, cosa que hasta eso le agradaba; no era fácil para él, encontrar a alguien que pudiera entretenerlo por mucho tiempo con una buena conversación. Será una pena su perdida en ese aspecto.
Una vez se aseguró de que la chica estuviera con la guardia baja y, decidido a acabar con toda esa estupidez de la redención de una vez por todas, atacó sin más a la princesa, atravesando su pecho con ayuda de un arma sagrada, abriéndolo y arrebatandole literalmente el corazón.
Todo fue demasiado rápido para el gusto de Alastor. Él prefería por mucho, tomarse su tiempo para disfrutar torturando a sus víctimas, pero en esta ocasión tenía que ser rápido, pues lo más seguro es que Lucifer no tardaría en enterarse de la muerte de su preciada hija por lo que lo mejor era apresurarse para evitar una confrontación directa.
Aún así, ver el rostro de terror de Charlie, sus mejillas rojas pasar a un rosa pálido, sus ojos perdiendo poco a poco todo rastro de brillo; aquello fue más que suficiente para el demonio Radio. La sangre lo había salpicado, manchando su traje y rostro, cosa que ignoró, procurando dejar con cuidado el cuerpo de la princesa en el suelo, mientras la sangre seguía brotando del agujero en su pecho.
El corazón lo conservó en su mano tras guardar su arma entre sus ropas. Tenía mucho tiempo que no probaba un bocado así y apostaba a qué sería por mucho, mejor a cualquier cosa que hubiera probado en vida o en muerte. Se tomó algo de tiempo para degustarlo, pues no podía simplemente tragar aquel órgano sin saborearlo antes.
Justo cuando estaba dando el tercer mordisco, sintió algo extraño en el ambiente. Rápidamente, miró hacia los alrededores, observando llegar a Vaggie que parecío entrar en estado de shock ante la vista de su amada pareja en el suelo, muerta.
Alastor no pudo evitar reír. Dando el último bocado y limpiando burdamente la sangre en su rostro con la manga de su saco, solo logrando esparcirla más, dándole así un aspecto retorcido e intimidante. Se acercó a la demonio polilla con paso solemne, dispuesto a acabar igualmente con su segunda vida.
- De todas formas, su proyecto no iba a rendir frutos - dijo el más alto como si se excusarse, mientras sacaba nuevamente aquella arma sagrada y apuntaba en dirección de la chica de cabello blanco - Solo le hice un favor al no dejarla ver su inminente fracaso.
- Ella no iba a fracasar - escuchó decir a la polilla en un murmullo.
Aquello le extrañó, pues no era la reacción que esperaba de su parte. Había esperado que la chica lo atacara sin más, invocando una de sus armas; momento que él aprovecharía para poder apuñalarla igualmente, y así deshacerse de ella también.
Aún así, imaginó que aquello se debía a qué Vaggie continuaba en shock ante la escena, por lo que siguió con aire seguro, colocándose frente a la chica con cuchillo en mano, dispuesto a cortarle la garganta de un tajo.
- ¿Ah, sí? - preguntó burlón. Quería disfrutar un poco más de su dolor - ¿Y por qué estás tan segura? Hasta su padre pensaba que esto era una pérdida de tiempo, incluso no creo que tú hayas sido la excepción. Apuesto a que también pensaste que nada de esto funcionaría.
Vaggie seguía sin mirarlo a los ojos, su cabeza estaba baja, pero podría apostar que su ojo seguía posado en aquel cuerpo inerte que ya empezaba a perder calor.
Al no recibir respuesta, imaginando que ella no podía negar sus palabras. Alastor movió su brazo, dispuesto a acabar con aquella molestia de una vez por todas, pero algo lo hizo detenerse. En un segundo el ambiente cambió de forma drástica. Vaggie empezó a emanar un aura sumamente poderosa, pero a la vez, había algo que hacía que Alastor sintiera una profunda ansiedad. No. Era algo distinto. Algo que por supuesto, negaría sentir. Sus pies se movieron por cuenta propia, haciéndolo retroceder un par de pasos a la vez que parecían temblar levemente como si fuera un cervatillo.
Finalmente, la polilla alzó la cabeza, dejando ver cómo dos cuernos, similares a los de un carnero brotaban de su cabeza a la vez que un par de alas de un color blanco puro salían de su espalda. Un par de lanzas aparecieron es sus manos y la "X" sobre su ojo izquierdo desapareció, dejando a la vista un ojo completamente sano pero con el iris en forma de cruz.
- ¡Yo estaba aquí para ayudarla a cumplir ese sueño! - mencionó la chica, dando un paso hacia el demonio Radio.
La sonrisa de éste había casi desaparecido y sus cejas de habían fruncido dejando en evidencia su preocupación ante lo que había visto.
- Eres un ángel... - dijo, tratando de recuperar su sonrisa burlona - Por supuesto, debí imaginarlo. ¿Charlie lo sabía?
- No te atrevas a decir su nombre, ¡tú! ¡Maldito hijo de perra!
Se abalanzó contra él con ambas lanzas, arrojando una en su contra.
Alastor de inmediato cambio su apariencia, liberando su poder al completo, ya que intuía, esta sería por mucho, una de las más grandes batallas que tendría. Con ayuda de sus tentáculos, desvió fácilmente el arma arrojada, para así tratar de sujetar a aquel ángel antes de que pudiese tocarlo, pero de un movimiento, Vaggie logró cortar aquellos tentáculos como si fuesen de mantequilla y estuvo a nada de cortarlo a él si no fuera por qué se movió en el último segundo convirtiendose en sombra.
Vaggie continuó dándole caza, dispuesta a acabar con su segunda vida, tal y como había hecho con Charlie. La furia que sentía era evidente en cada ataque, y Alastor estaba teniendo problemas en evadirla, apenas teniendo tiempo para reaccionar, cubriéndose o desviando, sin poder atacar directamente. Los tentáculos que invocaba apenas y le ayudaban a ello, siendo cortados en apenas unos segundos por la chica y sus muñecos vudú parecían no poder sujetarla por más que lo intentaran en grandes ordas.
Poco a poco, la pelea empezó a tomar mayores proporciones, saliendo de los límites del jardín. En algún momento, Alastor fue arrojado contra el hotel de un golpe al estómago, atravesando varios muros antes de detenerse y tener oportunidad de evadir un nuevo ataque con dagas de parte de la chica.
Empezaba a agotarse. Tener que estar abriendo portales constantemente para evitar dichos ataques, desviandolos, escudándose de ellos con sus tentáculos o sus muñecos, o teniendo que ser él el que se moviera entre ellos, empezaba a pasarle factura al cabo de unos minutos.
No había duda de que Vaggie estaba a un nivel completamente diferente, tal y como lo estaba Charlie.
Se puso de pié e intentó un nuevo ataque contra la chica, pero ella se movió aún más rápido, golpeándolo con una especie de maza y lanzandolo casi hasta el otro lado del hotel, derribando numerosos muros en el trayecto.
No sabía que Vaggie podía invocar ese tipo de armas también. El impacto con el arma sagrada lo había dejado terriblemente adolorido, como si hubiese sido alcanzado por un rayo y posiblemente tuviera algunas costillas dañadas por eso.
Las astas de su cabeza ya habían disminuido bastante en tamaño, las dianas enn sus ojos aún permanecían al igual que su sonrisa, pero sangre escurría de numerosas heridas en su cuerpo. Ese último golpe había logrado hacerlo escupir sangre y que parte de su cabeza también estuviera empapada en el preciado líquido.
- No creí que te atrevieras a derrumbar el edificio que tanto le costó a Charlie construir - dijo con algo de dificultad, logrando ponerse de pie, pero sosteniendose del trozo de pilar que tenía a lado.
- Te advertí sobre no poder decir su nombre - dijo Vaggie, invocando múltiples cuchillas a su alrededor, listas para ser arrojadas en su contra.
Solo entonces Alastor notó como sonó su voz, ahogada por intentar pasar el nudo en su garganta mientras que por sus mejillas caían silenciosas lágrimas que caían por su barbilla hasta el suelo.
- ¿Realmente la amabas? - preguntó con tono irónico.
Vaggie sabía que su intención era conseguir tiempo para reponerse, pero no pudo evitar responder a esa pregunta. Amenazó al demonio Radio con más dagas sagradas, prácticamente rodeándolo con ellas. Logrando finalmente pasarse ese nudo, habló con voz débil pero segura.
- Desde el primer momento y hasta el final de mis días.
Antes de que le asestara el golpe final, Vaggie fue lanzada por uno de los tentáculos convocados por Alastor, haciéndola impactar contra un muro el cual derrumbó. Por otra parte, Alastor logró evadir las múltiples cuchillas al teletransportarse nuevamente, aunque no todas. Varias lograron rozarlo y un par de ellas sé clavaron en su pierna y brazo derechos.
- Duele como el infierno - murmuró al retirarlas para examinar el daño. No recordaba haber sentido un dolor así, ni siquiera al momento de su muerte.
Arrojó las armas, al suelo y se movió por entre los pasillos del hotel. Se había transportado hasta la planta baja, esperando despistar el tiempo suficiente a Vaggie como para reponerse un poco. Trató de encontrar a sus subordinados, pero ni Husk ni Niffty parecían estar en los alrededores. Tampoco Angel Dust.
- El sonido debió alertarlos - se dijo.
Había pensado en usar la energía vital de esos dos, ya que aún tenía sus almas a su disposición después de haberlos hecho (obligado) aceptar un trato con él. Pero necesitaba tomar la energía directamente de sus cuerpos.
"Un terrible inconveniente"
Trató de moverse hacia la habitación que le había dado la princesa para uso personal. Esperaba tener ahí lo necesario para reabastecer su energía o al menos, recuperarse lo suficiente físicamente. Pero antes de llegar, una nueva flota de dagas fueron arrojadas en su dirección.
Su sombra le había llegado a advertir sobre la emboscada, pero no logró moverse a tiempo y varias impactaron nuevamente en su cuerpo, atrapandolo contra la pared al clavarse en ella con él en medio.
Vaggie se encontraba frente a Alastor, bastante más molesta, si es que eso era posible. Invocando una lanza, la colocó en su cuello, llegando a cortar levemente su piel.
- No sabes cuánto tiempo llevo esperando esto.
- Si tanto deseabas matarme, dulzura, ¿Por qué no lo hiciste? Así tu novia no habría muerto.
El ángel apoyó aún más fuerte el filo del arma sobre su cuello, haciéndolo sangrar.
- Fue precisamente por ella que no lo hice - dijo con un tono de voz bastante grave - Esperaba que tuviera razón contigo, pero parece que realmente hay demonios que no pueden ser redimidos.
- Eso es obvio, cariño. No todos los demonios tienen arrepentimientos, por muy mal que estén en este lugar.
Un par de lágrimas más cayeron por las mejillas de la joven. Alastor estaba por realizar un nuevo movimiento, aprovechando ese momento de debilidad de la chica, enviando a su sombra a posarse tras de ella, cuando la lanza cortó su cuello de un movimiento limpio. Pensó que Vaggie empezaba a tener dudas, que quizá lo perdonaría como posiblemente lo habría hecho Charlie. Pero nuevamente se equivocó.
"Parece que el día de hoy no dejé de cometer errores" pensó el demonio Radio, tratando de alcanzar su garganta con sus manos, pero estás estaban bien sujetas a la pared, casi como si fuera una mala imitación de Cristo.
"Menuda manera de volver a morir" fue su último pensamiento antes de que la oscuridad lo envolviera por completo.
En cuanto comprobó que el demonio frente a ella ya no daba señales de vida, Vaggie dejó caer su arma manchada de sangre. Se encontraba sumamente cansada por haber usado gran parte de su poder en la batalla.
Abandonó el lugar y fue hacia el jardín. En su camino, tanto las alas como sus cuernos desaparecieron, mostrando su apariencia original, salvo el detalle del ojo. Este lo había perdido al llegar al infierno, después de que se le encomendara la tarea de ayudar a la hija de Lucifer en su proyecto de redención. Al no querer mostrarse como lo que realmente era, evitó usar sus poderes divinos así que no pudo regenerar su ojo. Aún así, aquello no pudo importarle menos, pues su misión era lo primero.
Durante 4 años, Vaggie formo una linda amistad con la heredera del infierno, la cual pasó a más a partir del segundo año. Ya desde antes había sentido algo por Charlie, cuando sus superiores le hablaron sobre ella y lo que tendría que hacer cuando la contactara. La estuvo observando por un largo tiempo antes de que fuera la hora de bajar y buscarla, pero la cercanía que logró con ella había logrado enamorarla.
Y a esas alturas, quería ayudarla por ser ella quien se lo pedía y no por sus superiores o incluso su creador.
Por ello, al llegar a dónde el cuerpo de Charlie descansaba, solo pudo hacer una oración a su dios, pidiendo por su alma y prometiendo que lograría cumplir su objetivo de redención por ella, sin importarle tener que volver a pelear, incluso contra el mismísimo Lucifer de ser necesario.
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Se que ya me retrasé bastante, pero estos días mi cabeza no estaba carburando y para colmo, tengo dos gatos que cuidar (sobre todo por qué se pelean o intentan saltar de la ventana)
En todo caso, trataré de terminar esto lo más pronto posible.
Lamento si hay errores. Tampoco he dormido bien por culpa de los mininos.