Tomó sus cosas rápidamente para evitar llegar tarde al colegio, miró con tristeza la pequeña bolsa que solía cargar cuando aún podía llamarse a sí misma Ladybug y que dejó de portar cuando Hawkmoth fue derrotado y tuvo que hacer entrega de su miraculous al guardián del templo de los Miraculous. Debería sentirse orgullosa de haber protegido París con tanta dedicación... pero simplemente no podía. No podía dejar de mirar hacia el pasado y ver todo lo que había cambiado. Desde que le fuese entregado ese pequeño cofre con la que se convirtió enseguida en su mejor amiga, hasta conocerlo a él, en sus dos identidades.
Pelear a su lado, rechazarlo y ser rechazada por la misma persona. Verlo intentar una relación amorosa con Kagami mientras ella lo intentaba con Luka, luego mirar cómo, por sus respectivas doble vidas, sus parejas parecían llevarse cada vez mejor hasta que ese 'tenemos que hablar' vino acompañado de dos rupturas amorosas y confesiones de infidelidad. No podía culpar ni al guitarrista ni a la chica oriental, los quería a ambos por igual y se alegraba de verlos felices aún cuando la familia Tsurugi no estuviese muy contenta con la elección de pareja de su descendiente más pequeña. Tampoco podía dejar de pensar en cómo se había suscitado su relación, puesto que el siempre coqueto y audaz héroe gatuno de París , luego de su ruptura amorosa decidió refugiarse en los brazos de su amiga -Oh, su "solo es una amiga"- y las visitas que en su momento eran esporádicas, comenzaron a ser cada semana para convertirse en visitas diarias.
Al principio hablaban de lo triste que se sentía y con su normal tono dramático mencionaba que nadie lo iba a amar lo suficiente, que iba a morir solo con noventa gatos y un hámster al que nunca pudo ponerle nombre porque esperaba que la dueña de su felino corazón se lo pusiera; después sólo hablaban de cosas banales pero que fueron creando lazos, hasta que un día simplemente se besaron. Y fue tan mágico. Sintió las mariposas -esperaba que no fueran akumas- en su estómago y el hormigueo en sus músculos. Lo sintió todo. A partir de ahí se volvieron más cercanos hasta convertirse en una pareja.
Marinette sabía que no debía ocultar su identidad a su novio, y mientras los meses pasaron y ella seguía indecisa sobre cómo mencionarlo, el primer error apareció al verse descubierta por una visita inesperada de su Chaton mientras hablaba con Tikki sobre las sospechas que volvía a tener. Se imaginó muchos escenarios con la revelación de su alter ego; desde reírse a carcajadas por lo tonto y romántico que sonaba que el felino se hubiese enamorado dos veces de la misma chica y no haberlo notado, hasta una fuerte decepción por parte del chico al saber que ella, esa chica torpe, desaliñada y siempre distraía era la maravillosa Ladybug. Sin embargo no ocurrió, cuando el rubio posó los ojos sobre su pequeña kwami y luego sobre ella lo que vio fue un profundo vacío. Y luego huyó para no saber más de él hasta su siguiente batalla, donde finalizó su relación por primera vez.
Fue cuando Adrien Agreste reapareció en su vida, pese a que el chico se veía incómodo al hablar con ella las primeras veces, poco a poco fueron acercándose más hasta poder reír juntos y, ahora sí poderse gastar bromas sin temor de herir al otro. Con ello vino también su primer beso como civiles y su debate mental, puesto que ella seguía queriendo a su exnovio pero los sentimientos por su primer amor resurgieron como un fénix de las cenizas. Oh, qué ciega fue, en la siguiente lucha contra un akuma, el portador del miraculous de la destrucción perdió la transformación y ella lo vio, ahora fue su turno de sorprenderse y enojarse, puesto que con qué derecho él se había ofendido por no revelar su identidad como Ladybug cuando tampoco él lo había hecho.
Se dieron tiempo, pero no podían ocultar sus sentimientos. Se querían -en pasado- y volvieron a darse otra oportunidad, y fue aquí donde ocurrió su segundo error; el chico desconfiaba de ella y de todo lo que hacía. Todo el tiempo quería estar en contacto con ella, y aunque al principio le pareció extremadamente tierno que él no se quisiera separar de su lado, pronto comenzó a hostigarse. Adrien no permitía que fuera sola a ningún lado donde él pudiese acompañarla, por mucho tiempo dejó de ver a Luka y a los chicos de Kitty Section fuera de la escuela, no dejaba que diseñara para ellos. Y ella lo permitió, pues de alguna forma se sentía culpable y responsable por la tristeza del chico.
Adrien extrañaba a su madre y su padre no le prestaba la más mínima atención, fuera de Nino y Kagami no tenía más amigos cercanos. Sus tardes eran de soledad absoluta y ella, con el noble corazón humanitario que tenía, quería recuperar el brillo de sus ojos... Marinette quería ser la razón de la sonrisa del chico de sus sueños, por lo que no se sentía capaz de negarle algo.
Su tercer error fue descubrir la identidad del villano de París, el gran diseñador de modas Gabriel Agreste en un afán de recuperar a su esposa había akumatizado y aterrorizado a su ciudad, además de ignorar a su hijo. La pelea había sido interminable y la revelación de su identidad había terminado de enterrar la felicidad del Agreste menor. El brillo por el cual ella había sufrido por recuperar se fue en un destello púrpura. Todo lo que ocurrió después fue una vorágine de acontecimientos, Gabriel Agreste fue desterrado de París junto a su secretaria, Emilie fue desconectada y Adrien quedó aún más solo.
El héroe adquirió un departamento luego del funeral y entierro de su madre ya que no quería permanecer en el mismo departamento donde por tanto tiempo había sido ignorado. Con su reciente soledad el control que ejercía sobre Marinette aumentó, no le dejaba sola en ningún momento bajo las frases "No me quiero quedar solo... eres lo único que me queda" y ella lo aceptó. Y de gritos reclamándole cuando llegaba tarde o cuando no podía asistir a alguna cita por su deber como guardiana y el proceso que ella junto a los guardianes del templo ubicado en el Tíbet llevaban para poder despojarla del título de guardiana sin afectar sus memorias. El tiempo de la ojiazul se veía dividido entre la universidad, los reclamos de su novio y el tiempo que pasaba con los guardianes.
Y de peleas donde Adrien insinuaba que ella ya no lo quería o que estaba engañándolo con alguien pasaron a la primera vez que Adrien la golpeó; cuando ella le pidió su miraculous para devolverlo, el chico se desquició por completo puesto que Plagg era su compañía, el único que comprendía del todo lo que había ocurrido y devolverlo acrecentaba su soledad. Adrien enloqueció hasta que sintió su palma impactar sobre la mejilla llena de pecas de su novia... Marinette se sintió terrible y en medio de la confusión que recorrió el cuerpo del rubio tomó su anillo.
Adrien, luego de analizar bien la situación, comprendió que devolver el miraculous era lo más sensato y luego de dos semanas de estar detrás de Marinette, consiguió que la chica lo perdonase. Oh, su cuarto error.
Fue así como las peleas entre ambos que involucraban los celos enfermizos y los constantes reclamos de Adrien sobre los amigos y el tiempo de la ojiazul pasaron de ser eso, peleas a gritos y de gritos a golpes e insultos... sin embargo siempre había una disculpa de por medio junto al juramento de no volver a repetirse la situación y Marinette le creía, ella lo amaba con todo su corazón. No fue hasta que el Agreste comenzó a ignorarle y acercarse más a Lila, que de verdad sufrió. Lila sabía cómo hablar con la gente tenía el don de la palabra y poco a poco fue endulzando su oído, haciendo que Adrien la tratase peor. Marinette soportó todo, pero cuando los vio besándose fue que todo explotó.
Terminó su relación con Adrien por segunda ocasión, y de nuevo el chico volvió tras ella, tardó más en convencerla pero al fin lo logró... aún así, solo fueron felices los primeros meses de ese reencuentro, más temprano que tarde Adrien regresó a la misma actitud celópata. Al menos, antes se preocupaba de dejar las marcas de sus golpes en lugares que nadie podía notar, ahora lo hacía donde fuese.
El sonido de su teléfono sonando mientras la fotografía de Adrien aparecía en pantalla la sacó de sus cavilaciones, la cara de susto que puso al mirar la hora fue digna de un poema. Echó a correr rápidamente mientras el sonido seguía reproduciéndose, cuando llegó junto a Alya por fin pudo respirar.
"Qué bueno que llegas amiga, es la primera vez en años que no debo llamarte cien veces para que aparezcas" Saludó la pelirroja.
"Oh, basta, no siempre es así..." Alya estaba a punto de mencionarle las miles de veces que ella solía llegar tarde, pero fueron las marcas en sus brazos lo que capturó su atención.
"¿Marinette? ¿Qué te pasó en el brazo?" Preguntó con su usual perspicacia. La pelinegra palideció al notar que no había cubierto esa parte de su cuerpo que mostraba el último ataque de celos de Adrien. Un escalofrío recurrió su espalda al sentir lo gélido de unos ojos que la observaban por detrás.
"¿Qué? Oh nada... ya sabes soy torpe... súper torpe." Adrien llegó a su lado y con su mano derecha rodeó su cintura, presionando con más fuerza mientras besaba su frente. Le saludó con la voz repleta de un cariño inexistente que ni sus orbes eran capaz de ocultar.
"Hola, princesa."