Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 545.
01.- Mi príncipe
Adrien miró con curiosidad a aquella Ladybug adulta que se había unido a la batalla sorpresivamente y les había conducido a la victoria. Su cabello azabache y largo recogido en una coleta alta ondeando al viento, las curvas de adulta bien definidas, la seguridad en sí misma que destilaba.
Irresistible.
—Buen trabajo —les dijo a los dos adolescentes con una sonrisa en los labios.
—Gracias por ayudarnos —musitó la Ladybug adolescente dándose la mano a sí misma.
—Ha sido un placer, me ha traído muy buenos recuerdos —afirmó.
Los pendientes de Minibug protestaron tras demasiado rato transformada habiendo usado su lucky charm. Lanzó el yo-yo hacia una de las azoteas cercanas y se alejó de un salto despidiéndose de su yo adulta y de Chat Noir.
—Eso de no tener que huir tras usar tu poder debe de ser una pasada.
Ella le sonrió.
—Pero sigue siendo un poder de un sólo uso, lo que lo convierte en algo problemático.
Chat Noir la miró con aquella cara de enamorado tan evidente, ella le revolvió el pelo con afecto.
—Dime, Chat ¿se te da bien guardar secretos?
Él asintió con energía con el sonrojo medio oculto tras la máscara. Ladybug se acercó a su oído para susurrarle:
—Adrien Agreste, eres mi príncipe.
Ella se apartó con una sonrisa entre la inocencia y la picardía en sus labios carmesí observando como su rostro se había teñido de un rojo encendido que hacía juego con su traje de heroína.
—¿Sa-sabes quién soy? —preguntó tontamente con la voz irregular por la vergüenza y la sorpresa.
—Sí.
—¿Tú y yo...?
Ladybug río sin poder evitarlo al verlo tan azorado de repente.
—El día que logres verme, hasta entonces sólo somos amigos. Tú crees que salgo con alguien, pero no es así.
La madriguera se abrió y Bunnix le hizo señas para que regresaran.
—Espera, Ladybug. ¿Tu identidad civil y yo somos amigos?
Ella alargó la mano, dibujando la forma de su mandíbula con la yema de los dedos.
—Eso mismo, príncipe.
La vio partir con el corazón acelerado.
Al otro lado de la madriguera Adrien las esperaba en cuclillas, su transformación había caído hacía un buen rato. A aquel lado del tiempo la lucha no había sido nada del otro mundo.
Ladybug le sonrió traviesa y satisfecha por haber puesto en el camino correcto a Adrien.
—Tienes esa cara de haber soltado la bomba y esperar a que estalle de un momento a otro —musitó Adrien sacudiendo la cabeza.
Recordaba aquel episodio de su adolescencia, lo que había significado aquella suave caricia en la mandíbula, el cosquilleo en su estómago, las vueltas en la cama hecho un torbellino de emociones al saber que Ladybug estaba dentro de su círculo de amigos, la frustración por no ser capaz de verla y vibrante deseo de besarla y pasar con ella el resto de la vida.
—¿Estás enfadado conmigo, príncipe?
—Un poco —siseó él con una sonrisa juguetona en los labios.
—¿Qué puede hacer esta pobre heroína para que la perdonéis?
—Se me ocurren un par de cositas.
Bunnix puso los ojos en blanco, los adoraba, pero cuando se ponían en ese plan de parejita los estrangularía. Meneó la mano en el aire a modo de despedida mientras se comían a besos ignorándola.
Fin
Notas de la autora:
¡Hola! Vamos con la dinámica de junio, vuelvo a los drabbles y shots inconexos después del ajetreo de mayo. El Ladrien es el lado del cuadrado que menos me gusta, pero no podía resistirme.