Buenas.
No se como apareció esta historia en mi cabeza pero aquí está. Es una noche horrorosamente calurosa, no puedo dormir y tengo la imaginación disparada, tanto que tengo el nuevo capítulo de Te amo Mr president! Listo para subir mañana y casi terminado el nuevo de Protectora, algo bueno debía tener la noche de insomnio.
Espero que les guste este trocito de mi loca imaginación y que me dejen un review contándome que les pareció. Ya saben toda crítica es buena.
Perdón si tengo alguna falta de ortografía y recordar que la historia de Ranma ni sus personajes me pertenecen.
Sin más a leer!
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Chicle
Ukyo caminaba alegre por las calles de Nerima con un humeante okonomiyaki en sus manos. Aquel día era un día especial para la castaña pues hacía exactamente dos años de su llegada a Nerima y dos años desde que había comenzado su relación de prometidos formal con Ranma.
— Seguro que le encanta mi regalo — hablo para sí misma deleitándose con el agradable olor que desprendía el plato — ¡Me preguntó que me regalará el... no todos los días se cumplirán dos años de prometidos!
Ante el pensamiento de que Ranma tenía una sorpresa para ella su alegria creció en un su pecho.
— Seguro que esa marimacho de Akane no le ha dejado venir a verme — dijo pensando una posible explicación lógica a que su prometido no hubiera ido a felicitarla en aquel importante día — Tiene que ser eso... ¿por que no puede entender que estorba?
Ukyo frunció el ceño al recordar la de veces que la menor de las Tendo se había metido en medio de Ranma y ella. Siempre andaba revoloteando al rededor de su prometido como si albergara alguna esperanza de que él se fijara en ella sobretodo desde hace un par de meses, llevaba un tiempo notando como Akane intentaba tener la atención y el tiempo de Ranma, patética.
— Pobre ilusa — murmuró poniendo una sonrisa de autosuficiencia — No entiende que para mí Ran-chan ella no significa nada. Yo soy la prometida bonita.
Soltó una risita y aceleró el paso para llegar cuanto antes al Dojo Tendo. Estaba deseando ver la cara de su Ran-chan pero sobretodo deseaba ver la cara de Akane cuando su prometido la llevara en una romántica cita para celebrar sus dos años como pareja.
Su corazón comenzó a latir con fuerza al llegar a la puerta de los Tendo. Se quedó fuera pensando cual era el mejor modo de sorprender a Ranma — ¿Entró por la puerta normal? ¿Debería picar al timbre? — negó varias veces con la cabeza — Es la casa de mi prometido tengo todo el derecho a entrar sin avisar.
Y así lo hizo. Pegando un salto paso el muro de la propiedad de los Tendo llegando al jardín notando que la casa estaba terriblemente tranquila, por lo visto no había nadie.
— Qué raro — murmuró — a lo mejor se han ido...
Observó la ventana de Ranma que estaba abierta y sonrió ampliamente, si la ventana de la habitación estaba abierta significaba que estaba en casa ¡estarían solos!
— ¡No puedo tener tanta suerte! — dijo contenta. Se peinó levemente la larga melena colocándose bien el lazo que sujetaba su pelo — Entrare por la ventana y le daré una sorpresa. ¡Seguro que le encantará!
Muy segura de sí misma salto hasta un árbol y de ahí a la ventana de su prometido, entro y con una gran sonrisa dijo — ¡Feliz aniversario Ran-chan!
Abrió los ojos sorprendida al encontrarse la nada. Se rascó la mejilla confundida observando el desastre de la habitación — obviamente está en casa ¿pero donde?
Una risa se escuchó en la habitación de al lado y Ukyo noto su cuerpo tensarse — Akane...
¿Como no iba a ser ella la que se interponía de nuevo entre su amado y ella? Una vez más era la que estaba en medio de todo estropeando su sorpresa. Pero no se lo iba a permitir.
— ¿Es que no puede dejar de arrastrarse? — murmuró enfadada al escuchar a lo lejos la voz de Ranma — Siempre igual no se rinde nunca — soltó un bufido al escuchar de nuevo la risa de la menor de las Tendo — ríe ahora que puedes.
Salió por la ventana de nuevo en dirección al tejado, camino y se posó en la rama del árbol que daba directamente a la ventana de Akane. Debido a lo frondoso que era ella podía ver el interior de la habitación pero a ellos no podían verla.
— ¿Así le obligas a estar contigo eh? — murmuró para si al ver a la pareja rodeada de libros de texto — Va de inocente y es la más lista de todas.
En la mente de Ukyo no cabía la posibilidad de que Ranma estuviera ahí por gusto, ¿como iba a olvidarse el de su aniversario? — ¡Es imposible que no lo recuerde! — dijo entre dientes observando a la pareja escribir concentrada. Seguro que había sido una treta de Akane, seguramente él hubiera comentado que hoy hacían dos años de novios y la Tendo habría buscado una tonta excusa para retenerlo a su lado, con esa cara de no haber roto nunca un plato siempre se salía con la suya ¡claro! ¡Como Ranma era un guerrero ella siempre se aprovechaba de su honor! Ukyo apretó los puños con furia, puede que su Ran-chan fuera un caballero pero ella no era tan buena como su prometido ¡Le iba a dejar claro quien era la verdadera prometida de Ranma!
Se acercó un par de pasos, dispuesta a saltar hacia la ventana pero entonces la voz de Ranma la freno en seco.
— Oye Akane, ¿que tienes ahí?
La chica sacó un chicle del bote y se lo llevó a la boca — es chicle de fresa.
— Oye que rico, dame uno anda.
La joven Tendo tomó de nuevo su bolígrafo entre sus manos mientras masticaba aquel dulce — No tengo más, era el último.
Ranma frunció el ceño — Que egoísta.
Ukyo estaba paralizada en el árbol y no sabía muy bien porque, tenía ganas de entrar y gritarle cuatro cosas a aquella niñata que miraba de reojo a su prometido mascando aquel chicle con burla ¡incluso pompas hacia! ¿Intentaba seducirlo o algo?
— ¿Como osa burlarse de él la muy tonta? — murmuró viendo cómo Ranma fruncía al ceño a ver a la chica jugar con su chicle.
— Huele bien — dijo Ranma cruzado de brazos. Ukyo noto como en el bonito rostro de su prometido aparecía una sombra extraña, una sombra... de picardía, no se burla como siempre le ponía a la joven Tendo cuando ella estaba presente, era un gesto galante con una preciosa sonrisa torcida que nunca le había visto a nadie.
¿Que diablos estaba pasando? Le temblaba todo el cuerpo, veía una extraña y excesiva confianza entre ellos que no les estaba gustando nada.Tenía que entrar ahí, pero algo le decía que debía esperar.
— Sabe tan bien como huele — expresó Akane con burla — venga sigamos estudiando.
Ranma observó como su prometida volvía a prestar atención a aquellos aburridos apuntes de historia — No me puedo concentrar, ahora tengo antojo de chicle.
— Ranma en serio no tengo otro era el último — dijo escribiendo una fecha bastante importante.
— Vale, pero aún así puedes darme chicle.
— ¿A si? ¿Como? — preguntó la joven Tendo sin mirarle.
Ukyo en aquel momento se preguntaba lo mismo. No sabía que planeaba Ranma pero un extraño escalofrío le recorrió el cuerpo al verle sonreía como un gato travieso.
— Muy facil, así — acto seguido el joven Saotome tomó el mentón de Akane con su mano para girarla con rapidez y estampar sus labios contra los suyos. Ukyo sintió como su corazón se paralizaba y se rompía en mil pedazos ante la visión frente a ella. Su Ranma, su amado Ran-chan tomaba con pasión el mentón de la joven Tendo y la besaba con la fiereza de un guerrero.
Veía impotente como Ranma besaba a su contrincante con amor, pero también de forma juguetona como si ya lo hubiera echo otras veces.
— Ranma... — sus ojos se aguaron y las manos le temblaron lentamente, incluso casi se le cae el frío okonomiyaki ante la imagen de su Ranma devorando la boca de Akane con demasiada destreza. Entonces sus sospechas no eran en vano, si que estaban raros, si que actuaban de forma más cercana ¿cuanto tiempo llevaban juntos? ¿Cuanto tiempo llevaban viéndose a sus espaldas? ¿Burlándose de ella?
Cuando la soltó la joven Tendo que tenía las mejillas rojas le miró asombrada — ¿Que haces? — preguntó en una mezcla de sorpresa y agrado.
Ranma altanero comenzó a mascar el chicle que le había robado de la boca a su prometida y se lo enseñó entre sus dientes de manera descarada — Ya te dije que quería un chicle — y como si nada volvió a sus deberes.
Akane quien se seguía sonrojada negó con la cabeza sonriendo tímidamente — idiota — murmuró antes de besar el brazo de su prometido y seguir con sus estudios.
— Te quiero — canturreo besando el esta vez el hombro de la chica, jugando como dos enamorados y mascando con gana aquel chicle que le sabía a gloria.
Ukyo se quedó inmóvil llorando en silencio sin comprender nada ¿entonces Ranma amaba a Akane? ¿De todas sus prometidas había escogido a la más torpe? ¿A la más violenta? ¿Por que así de repente?
Rememoró la escena y sintió ganas de vomitar, ver a Ranma hacer pompas con aquel chicle le daba nauseas...
Solo de pensar la de veces que la habría besado... porque estaba segura de que ese no era su primer beso ¡que va! Nadie le come la boca así a otra persona por primera vez. Era un beso que solo se daria una pareja que lleva un largo tiempo junta. Una pareja primeriza no hace esas cosas... si para robar aquel dichoso chicle lo más probable era que... que su len... len...
Se sonrojó terriblemente ante sus pensamiento pero también sintió su corazón estrujarse. La cocinera secó con fuerza las lágrimas que caían sin control por sus mejillas y bajo del árbol no sin antes dirigirle una triste mirada al que ella pensaba el amor de su vida y futuro marido.
Por lo visto se equivocaba.
Mientras caminaba de vuelta a casa se acercó a una papelera para tirar el ya congelado okonomiyaki — Tantos esfuerzos para nada — murmuró triste.
Estaba sufriendo, sufría porque al fin había abierto los ojos y de la peor manera. Ranma, su amado prometido no la había escogido a ella. No la quería a ella. Por más que se había esforzado, por más que había peleado por su amor había caído estrepitosamente en batalla. Había presenciado como su Ran-chan besaba y declaraba su amor a la tonta de Akane y lo más trágico de todo es que todo eso había sucedido él mismo día de su aniversario.
Paro en seco al darse cuenta, de nuevo, de la triste realidad — Aniversario... ¿sabría Ranma si quiera que hoy hacía dos años que volvimos a vernos? — la imagen de aquel horroroso beso lleno su mente, el recuerdo de los preciosos ojos de Ranma mirando a su rival mientras le decía te quiero fueron su respuesta — Obviamenteno.
Se secó con rabia una traicionera lágrima que corrió por su mejilla — Que se case con ella y se coma bien sus babas — murmuró con rabia — Ya se arrepentirá en un futuro.
Camino firme hasta su restaurante dispuesta a olvidar a su Ran-chan para siempre, sería difícil pero lo lograría. Solo esperaba que esos dos se dignaran a decir la verdad pronto y dejaran de esconderse como cobardes.
— Hola señorita Ukyo, bienvenida — saludó Konatusu alegre acercándose a ella tendiéndole un paquete — ¿quieres un chicle?
Ukyo noto como su estómago se revolvía por culpa de aquel dulce que sí empleado le ofrecía. Apartó la mano de Konatusu de un golpe y sin mediar palabra subió las escaleras para encerrarse en su habitación.
No podía evitar sentirse celosa, no podía evitar enfadarse y sobretodo no podía evitar sentir que se le encogían las tripas al ver aquel asqueroso dulce al que a partir de hoy asociaría al amargo sabor del rechazo.
Tirada en su cama Ukyo llegó a dos conclusiones:
Que Ranma había escogido a Akane hace tiempo.
Y que no se comería jamás un chicle.