Capítulo 1

Marzo, 1750

- Vas a morir maldito desgraciado - amenazó desenvainando su espada - Lo juro

- No te tengo miedo muchacho. Ante mí, solo eres un mocoso insolente

- Te enseñare lo que este mocoso es capaz de hacerte

Ambos hombres se enfrascaron en una batalla, olvidándose de los espectadores, solo se escuchaba el chocar de las espadas. El segundo hombre quiso atacarlo por la retaguardia, pero el primero no se lo registrado, hasta que de un movimiento logro arrebatarle la espada de sus manos con la de él.

El segundo hombre cayó al suelo herido, alzó la vista hacia arriba y se encontró con un par de ojos dorados, amos ardían de rabia, era como si mirara el propio infierno a través de ellos.

- Tus últimas palabras antes de morir anciano - con la punta de la espada apunto al pecho del hombre

- Vete al infierno Inuyasha Taisho. Ahí es donde debes estar junto con la perdida de tu madre

- Lo mismo digo. Sólo que yo te veré después de infeliz

Y sin la menor compasión, le clavo la espada justo en el corazón.

El hombre cayó muerto ante sus ojos. Inuyasha sacó un pañuelo de su bolsillo y retiro los restos de sangre que había en su espada, después envaino la espada y arrojó el pañuelo a un lado del cuerpo de ese hombre.

¿Qué hombre, no se tocaba el corazón ante la clemencia de sus retadores? No había ninguno, más que él. Su vida había sido tan miserable, tan dura, su propio padre no perdía la oportunidad de humillarlo y decirle mil veces que su madre era una perdida que saltaba en cama en cama, y que una noche le confesó que estaba embarazada, pero su padre le negó todos los derechos, jamás lo reconoció, solo cuando este estaba a punto de ir al infierno y temía que alguien se quedara con su fortuna, solo por eso ahora tendrá el apellido Taisho.

Miró una vez más el cadáver del hombre, giró sobre sus talones y entro de nuevo a la taberna, donde en la meza de siempre lo esperaban y sus amigos, con alguna dulce compañía.

- Inuyasha, debiste perdonar a ese hombre - evaluó un hombre de ojos azules y pelo castaño

- ¿Y dejar que me llamera mentiroso? - dijo, mientras extendía los brazos para que una joven tomara asiento en sus piernas - Si no sabe perder ¿Entonces para que jugar al pokar? - Contempló los ojos verdes de la joven morena que tenía en sus piernas - ¿No es así cariño?

- Por supuesto que si mi señor - La joven le dio un beso en el cuello - Tiene toda la razón

El joven le regaló una sonrisa traviesa.

- ¿Quieres pasar un momento agradable conmigo hermosa? - le susurró al oído para que ninguno de sus acompañantes lo escucharan

La joven, quien tenía sus brazos entrelazados al cuello de ese hombre, tenía la perturbación del deseo de su acompañante, se mordió los labios y luego asintió.

- Creí que nunca lo dirías - ella también le susurró al oído

- No se hable más

Él se convirtió de la silla con la joven en brazos, no les cambió la palabra a sus hombres, y con su acompañante femenina salieron del club con destino hacia la mansión MacCley

- Míralo, allá va - se quejó el mismo hombre de ojos azules - Lo que estoy hombre debería hacer es casarse ¡Ya!

- Lo dudo Andrew. Dominic es de los que no creen en el matrimonio, amor, mi vida te amo ... etc. - le respondió el segundo de ellos

- En eso tienes razón Harry

XXX

- ¿Dónde está? - planteó su padre a sus dos hijos por su hija menor

- No sé sé padre - El alcalde respondió haciendo una negación con la cabeza - Cuando Bankotsu y yo regresamos ella ya no estaba

- Ay que hijos tan incompetentes tengo. No, más bien un dueto de imbéciles - golpeó su escritorio con el puño cerrado haciendo sobresaltar de un susto a sus dos hijos mayores - Tu Koga, vendrás conmigo a buscarla y tu Bankotsu ... - hizo una pausa al ver a su hijo, confiaba en él, pero a veces le daba motivos para no hacerlo - Mejor quédate aquí por si ella regresa

- Pero padre - se quejó Bankotsu, ya que él también estaba preocupado por su hermana y en cierto modo se culpable - Quiero ir en su búsqueda

- No - negó su padre - Aquí ayudaras mejor

- ¿Y si ella regresa? - Inquirió Bankotsu - ¿Cómo les avisaremos que ella volvió?

- Fácil, manda a Myoga a informarnos

Frustrado Bankotsu solo se dedicó a observar como su padre y su hermano montaban en sus caballos y salían a todo galope en busca de su hermana menor.

¡Ay, esa niña! Pensó para sí mismo, estas alturas con sus escapes podrían que su padre le diera un infarto por la preocupación. Él sabía perfectamente dónde estaba, así que cuando esperó a su padre y hermano desapareció su vista para ir en busca de ella.

Y así fue, cuando no pudo ver una vista simple, monto su caballo y se adentró en los bosques rumbó al cercano arroyo que había allí.

XXX

Una joven de cabello azabache, casi del color de la noche, se cargaron bajo el tronco de un viejo salsa, las largas ramas del árbol dejaban que se filtraran los pocos rayos del sol.

Leía uno de sus libros favoritos, soñando con ese día el amor tocando las puertas de su corazón. Soñaba con el hombre perfecto, amoroso, atento, caballeroso, aquel que le robara el corazón con cada beso y cada sonrisa.

- Sabía que aquí te encontraría

La joven se sobresaltó al escuchar la voz de su hermano, dejó el libro a un lado y se perdió del suelo, se sacudió las ramitas y las hojas que se adherieron a su vestido y por último alzó la vista a su hermano, quien aún permanecía montado en su caballo.

- Bankotsu me asustaste - respondió la joven, tocándose el pecho con las manos para tranquilizar su respiración

- ¿Imagínate si no hubiera sido yo? - Bankotsu bajó del caballo y se acercó a su hermano con una mirada acusadora - ¿Por qué te has escapado una vez más?

- No me escapé, simplemente quería tomar un poco de aire fresco, eso es todo

- Si tanto querías tomar aire, lo hubieras hecho en el jardín de la casa

- Tú bien sabes que ...

- Que no te gusta porque te sientes vigilada - terminó la frase por ella - Kagome eras una niña irresponsable, en los tiempos en los que estamos es muy peligroso que una mujer y sola por allí

- Se cuidarme de mi misma - su hermana se cruzó de brazos

- Y no tengo duda de eso, pero nuestro padre está muy preocupado y molesto

- ¿Qué esta qué? - indagó la joven, sabía lo que su escape le iba a ocasionar, esta vez tenía un daño que la seguía a todos los lados y una guardia de tras de ella

- Esta molestó— repitió su hermano - Casi creo que le da un infarto

- Debo ir a verlo ya disculparme con él

Su joven hermano la ayudó a montar en su caballo y en pocos segundos ambos se encontraban cabalgando de regreso a casa.

En el trayecto hubo silencio, Kagome contemplaba el hermoso paisaje verde, mientras se despedía de los árboles, flores, pajarillos y que no sabía si algún día tendría la oportunidad de volverse a escapar para ir a su lugar privado.

Koga y Bankotsu eran casi idénticos, ambos tenían ojos azules y el cabello de color negro pero Bankotsu era más alto que su hermano mayor, los dos había heredado el parecido de su padre mientras que Kagome era idéntica a su madre.

Al llegar a casa, los hermanos vieron los caballos de Koga y su padre que eran llevados a los establos.

- Mi padre me va a matar - susurró para sus adentros Bankotsu

- ¿Por qué fuiste en busca de mí? - Kagome arqueó una ceja confundida

- N — no - tartamudeo su hermano nervioso - Porque me ordenó que me quedara en casa para recibir noticias y pues le desobedecí

- Tranquilo - Kagome le regaló una tierna sonrisa y ambos bajaron de los caballos - No tendrán por qué enfadarse contigo si me ha traído de regreso - su hermana extendió una mano hacia él y su hermano estrecho la suya con la de ella - Ambos le hemos desobedecimos y estamos juntos en esto

Bankotsu no dijo nada y solo hizo una muerte a causa de su nerviosismo. Todo en él temblaba, ¿cómo podría comenzar a sudar? ¿Cómo era posible que él estuviera nervioso, si la que tendría que estar era su hermana pequeña?

Juntos entraron a la casa, en la sala de estar ya los esperaban su padre y Koga.

Kagome quiso correr a abrazar a su padre y ofrecerle una disculpa, pero con su sola mirada la hizo sentir miedo.

- Kagome - su padre pronunció su nombre con acides - Te espero en mi despacho. Debemos hablar - dicho esto, salió de la sala y dejo a sus hijos

Koga esperó a que su padre se fuera para poder hablar.

- ¿Otra vez? - Dijo Koga - En este tiempo te ha escapado más de 30 veces Kagome, ¿Qué no tienes idea de los peligros que puedes correr? Hasta ahora tienes suerte

- Basta Koga - intervino Bankotsu - Suficiente va a tener el regaño de nuestro padre, como para que tus vengas y le reclames también

- No te metas Bankotsu. Ustedes dos son mi responsabilidad y más Kagome

Kagome solo observaba a sus hermanos pelear.

- Bueno ya - dijo desesperada su hermana - ¿Qué no se puede arreglar todo con un "lo siento, no lo vuelvo a hacer"?

- Ese es el problema - Koga señalo a su hermana con un dedo - Que siempre dices lo mismo y es lo primero que haces

- Kagome, será mejor que vayas a ver que quiere nuestro padre - fue Bankotsu - Koga está muy alterado

Kagome asintió, pero antes de ir a hablar con su padre, se acercó a su hermano mayor, miró a los ojos.

- ¿Me perdonas? - Le dije con una sinceridad que se reflejaba en los ojos - Esta vez no lo haré lo juro

Para Koga su punto débil era su hermana, y ella lo miraba a los ojos con esa carita de ángel que ella solo poseía hacia su muro se derribara ante sus pies.

Koga esbozó una sonrisa y negó con la cabeza al darse por vencido. La atracción hacia sí y la abrazó.

- Como no hacerlo si eres mi princesa - le dio un beso en el frente - Nunca lo hagas de nuevo, si quieres salir, dinos a Bankotsu oa mi ¿De acuerdo?

Kagome asintió - De acuerdo, será como tú digas

- Muy bien, ahora ve a hablar con él - señalo con la cabeza la puerta que estaba en la sala y conducía al despacho

Kagome asintió, giró sobre sí misma y avanzó hacia la puerta de color caoba que se encuentra en la sala de estar. Antes de girar la perilla de la puerta volteo a ver a sus dos hermanos y estos la alentaron a que entrara, ella asintió, giró la perrilla, abrió la puerta y entró.

Su corazón era una bomba de tiempo, ella sabía perfectamente cómo se ponía su padre cuando ella se escapaba o simplemente lo desobedecía, ya sabía sus regaños, una semana sin salir de su habitación y se le llevaría las comidas.

Su padre le daba la espalda, miraba por la ventana y ella también lo hizo, el clima había cambiado tan repentina mente, ahora estaba nublado y se avecinaba una tormenta.

Sintió un escalofrió que recorrió por todo su cuerpo, esto podría llegar a ser una mala señal.

- Padre ... —pronunció su nombre con suavidad y dulzura

- ¡No hables! - Ordenó su padre al escucharla - Siempre me he detectado por mi buen juicio, mi honor, mi sinceridad y por crear a mis hijos de la mejor forma, pero tus constantes travesuras me han llevado a tomar medidas

Esas medidas ya se las imaginaba, una doncella y una guardia vigilándola todo el tiempo, o simplemente encerrada por una semana en su habitación, o poner barriles en las ventanas de su habitación para evitar otro escape.

- ¿Q — q — q…. - rayos, no podría hacer su pregunta debido a su nerviosismo y la incertidumbre al no saber de qué hablaba su padre

- ¿Qué medidas, preguntas? - Su padre formulo la pregunta por ella - Esta será tu última noche aquí Kagome

- ¿Cómo? - Dijo sorprendida - No entiendo

- Así es - su padre giró sobre si para serle frente a su hija - Él dedicó el mandato mañana mismo a un convento.


Hola

Tuve que tumbar de nuevo la historia ya que subí por error una parte que había que para serles sincera hace tiempo quería transformarlo en libro; pero mejor en fic y nunca volví a corregir lo que en su momento modifique.

Les comparto algo, estoy en pos de una serie original y se titula "Harper´s Love" y digo que en pos porque desde hace un año la tengo ...la tengo pero en la mente. Sólo tengo unos cuantos demos de cada una, les daré un pree pero sin dan muchos detalles.

Se trata de tres hermanos:

Marcus Harper, vizconde (Hermano mayor) , a él su chica lo deja plantado en el altar...y hasta ahí.

Miranda Harper (La del medio) : Ella rechaza todo lo que tenga que ver con amor y matrimonio ...y hasta ahí

Meredith Harper (La menor): Enamorada de un chico bastardo!...y hasta ahí.

Nos vemos más tarde!

BPB