Capítulo 1
Londres 1804
Miraba a sus padres que charlaban con los Duques Mason, sin prestarle atención al juego de Polo que se llevó a cabo a varios metros de ellos. La Duquesa Mason, era la mujer más dulce y bella que había conocido durante su debut en Londres, pues ella había garantizado su éxito y vaya que había sido.
Suspiró triste, pues aunque por más que tratara de convencer a sus padres de que la dejaran a ella elegir a su prometido, el Conde Higurashi no se lo permitió y en cambio solo tuvo como repuesta una bofetada.
Bofetada que aún le dolía en la mejilla.
Observen más allá del campo solo para observar el partido, un jinete se había inclinado a un costado de su caballo solo para golpear la pelota de madera con el taco que tenía en mano, la pelota salió disparada y se incrusto en la portería contraria.
Las doncellas al ver la hazaña del jinete levantaron suspiros, aplaudieron y gritaron emocionadas.
Por favor, era un partido de Polo, aburrido, no tenía sentido ir por una pelota montada sobre un animal, los jinetes podrían caerse de los caballos y resultar gravemente heridos o lo que es peor los caballos también resultarían lastimados.
―Veo que aquí esta miladi.
Alzó la cabeza al escuchar la voz de ese hombre, se cubrió los ojos para tener una mejor vista, ya que los pocos rayos del sol le impedían ver bien. Y al instante se encontró con un par de ojos azules.
―Lord Wickham - saludó ella cortésmente.
Bankotsu Wickham, décimo sexto conde de su dinastía, tenía fama de ser todo un libertino, evitaba siempre a los jóvenes vírgenes, ya que decían que no estaban en su menú del día. Pero la primera vez de su debut, tuvo demasiado interés en ella, según lo máximo de piezas que se permitiría son dos y con dos ya comenzaban a murmurar.
Lord Wickham le había pedido más de tres, pero tenía que conformarse con solo dos, ya que había más de uno que también deseaba bailar con la joven debutante.
Después de eso, sus encuentros han sido más frecuentes, ella también llegaba a pensar que la espiaba con tal poder verla.
- ¿Qué hace por aquí, miladi? - Tomé aquel hombre tomando asiento en el pasto a un lado de la dama - Según tengo entendido, el polo no es su deporte favorito.
―No lo es - ella negó - Y nunca lo será. Solo vengo acompañando a mis padres. Es todo
―Ah ya veo - dijo él y miró hacia el campo, donde vio al mismo jinete que la joven había visto minutos antes de hacer una de sus otras hazañas - Lord Taisho nunca se cansa de llamar la atención - sospechado él - Parece que es su especialidad .
- ¿Dijo Lord Taisho? - Supuse la joven con sumo interés, ya que en las pasadas noches no había escuchado otra cosa más que el nombre de "Lord Taisho".
Bankotsu asintió y señaló con la cabeza a su amiga.
―Es inconfundible. Cualquiera reconocería a un amigo.
―Ya veo - la joven giró la cabeza, su padre le hacia una señal de que fuera de ellos. Se respondió del pasto - Si me disculpa Lord Wickham, debo retirarme.
Bankotsu ya se tuvo de pie, pues se había levantado justamente al mismo tiempo que Lady Higurashi.
―No se preocupe - Hizo una reverencia en señal de despido - Espero tener la oportunidad de charlar más tiempo con usted
Ella forzó una sonrisa, mostrando felicidad, pero no llegó a los ojos. De hecho, lo que menos deseaba era volver a tener un encuentro con Wickham, eso solo podría prestarse a malas interpretaciones o lo que el hecho de un posible compromiso se dispersara, podría mantenerse alejada de él.
Bastante había tenido que escuchar las pláticas de algunas damas vidas sobre cómo era Lord Taisho era en la cama, aun con solo recordarlo, la sangre se subía hasta su cabeza provocando que se sonrojara.
Cuando llegó a sus padres y los Duques Mason, no pudo tener tiempo de saludo como ella hubiera deseado, ya que la Duquesa la había tomado del brazo y se la había llevado directo al campo.
No había dado cuenta que el juego había terminado y todos se encaminaban directo hacia el campo.
En el Polo era una tradición después de que el partido había terminado tapar los huecos que los caballos habían hecho con sus cascos.
Ella imitó a la Duquesa, bueno eso si era la parte divertida del juego, un hueco por aquí, otro por allá, poco a poco se iba alejando de su acompañante y no se iba dando cuenta de eso.
Vio un hueco y se apresuró en taparlo, pero una bota negra, perfectamente ilustrada se le había adelantado. Frunció el cejo y cuando alzó la cabeza para ver de quien pertenecía, se estremeció al ver un par de ojos dorados que miraban fijamente.
El tiempo se suspendió entre ellos dos, hubo un instante en que ella tuvo los latidos acelerados de su corazón. ¿Qué tenía ese hombre que le haría sentir eso? Nunca lo había visto y sin embargo tenía ese tipo de alteraciones.
Él hombre esbozó una media sonrisa, se quitó el casco y dejó mostrar su cabello color negro, tragó saliva y retrocedió un paso.
Cuando él estuvo en un punto de saludo, una pelirroja vestida de color negro se acercó a ella y lo perdió del brazo.
―Veo que aquí estas Inuyasha.
Él hombre volvía a esbozar una sonrisa y le hizo una reverencia.
―Lady Ayame.
―Excelente juego My Lord - dijo ella esbozando una sonrisa, después miró a la joven, arqueó una ceja al verla - ¿No le importa se lo alejo de usted por unas horas?
Kagome se había completamente fuera del lugar, por un lado se había sentido flechada por esa sonrisa sensual y por el otro estaba furiosa.
―Al contrario - dijo ella - No tengo ningún inconveniente.
El hombre exhibió de nuevo otra de sus sonrisas sensuales que estaba vez iban directo hacia la joven.
La pareja se alejó de ella en dirección a un lugar más privado.
- ¿Desde cuándo al Lord Inalcanzable lo atraen las jóvenes debutantes? - Solicita la pelirroja una vez que estuvieran solos.
- ¿Disculpa? - Inuyasha arqueó una ceja y detuvo su camino para estar frente a la joven - ¿Debutante?
Ayame soltó una pequeña risa y le dio un beso fugas en la mejilla.
Inuyasha y ella se habían conocido años atrás por el esposo de la joven, pero un terrible accidente acabó con la vida del Marqués y él como buen amigo de la familia no dudo ni un segundo en consolar a la joven pelirrojo.
―Eso te pasa por no asistir a los bailes de las debutantes - respondió ella
"Ah.
Fue lo único que pudo responder, su visión no lo había traicionado, esa joven refleja su virginidad en cada poro de su piel. Por la manera en que se había sonrojado ante él y la manera de quedarse callada, todos y cada uno de sus actos eran un indicio de una nueva debutante.
¿Pero por qué le había llamado la atención?
Cuando la había visto en el campo tapando los huecos que habían hecho los caballos durante el juego, no dudo ni un instante en seguir cada uno de sus movimientos, iba acompañado de la Duquesa Mason y cuando ella se había alejado, supo que era su oportunidad para entablar una conversación con aquella dama, pero Ayame se le había adelantado.
―Mejor no hablemos de ese tema - ella se acercó a él peligrosamente - Y mejor hablemos de tus hazañas en otro lugar más íntimo.
Él esbozó una sonrisa pícara e hizo una leve reverencia - Primero las damas.
Y así ambos se iban alejando poco a poco de la multitud para ir a un lugar más íntimo donde podrían estar los dos solos sin la interrupción de nadie ...
Hola!
Chicas como les prometí, iré subiendo poco a poco cada historia, ésta en particular no le haré modificación, se va tal cual.
Saludos!