Disclaimer: Ni Dragon Ball Z ni sus personajes me pertenecen, son obra exclusiva de Akira Toriyama y Toei Animation, yo solo los uso para dar rienda suelta a mi imaginación.

Disclaimer #2: El FanArt de Gohan Son y Videl Satan no me pertenece, este es obra exclusiva de su autor; yo solo lo uso para dar una imagen a mi historia. Todos los derechos a su persona.

Disclaimer #3: Este Fic pertenece al concurso lemon de la pagina de Facebook: Fanfics de Gohan y Videl en español.

Tema: Un par de esposas.


Nota de autor: Sinceramente no tengo mucho que decir, estoy orgullosa del resultado de la historia pese a que no trabajo en este Fandom y con esta pareja en mucho tiempo, no me siento cómoda y aun así me las arregle para dar fin al Fanfic; y con esto creo que definitivamente me tomare un descanso del Fandom, creí que con el que tuve seria suficiente pero veo que no, así que solo regresare cuando tenga que regresar. Sin mas que agregar, ¡A leer!


|Deseos y Sentencias|

By: Princess_Saremi


No era desconocido para muchos que en la etapa juvenil hombres y mujeres sintieran su deseo sexual crecer, en los hombres las erecciones eran frecuentes y hasta muchas veces, de forma inconsciente; mientras que en las mujeres su libido aumentaba con ver un muchacho de revista o televisión endemoniadamente guapo.

Este tema era mucho menos desconocido para los que ya tenían una relación, aunque era más fácil de sobrellevar porque si tenías el consentimiento de tu pareja y ambos querían estar juntos, fácilmente solucionaban el problema. Y eso lo incluía a él, después de todo con Videl tenían un año y medio de relación tiempo en el que en algún decidieron subir un escalón en su relación.

Cierto es que nació en las montañas, un lugar remoto y de ambiente completamente diferente al de su novia que provenía de una gran ciudad, pero no era desconocido para él este tipo de temas, de pequeño leía todo tipo de libros y entre tantos alguno que otro fue de biología y anatomía. Además de que su madre le habló de eso en una larga tarde, sí, ninguno mencionó el tema al menos por una semana, pero ya sabía de qué trataba.

Pero en todos los libros que leyó jamás vio—o puede que lo haya ignorado a propósito— algo que tuviera que ver con "sueños" o mejor dicho, fantasías eróticas con su novia; para él era algo irrespetuoso imaginar ese tipo de cosas sin el consentimiento de tu pareja, creía que era algo de baja moral.

Por eso ahora, todo lo que sucedía lo tenía de constante mal humor; aunque con su personalidad amable y cariñosa no le demostraba.

— Joven Son, ¿me puede explicar en qué tanto piensa? ¿Se le hace aburrida mi clase? — salto sobre la silla creado un ruido sordo al arrastrarla llamando la atención de todos y provocando que soltara una gran carcajada. — ¡Silencio!

— Lo lamento mucho profesor, no sucederá de nuevo. — contestó nervioso y haciendo una profunda reverencia.

— Por supuesto que no sucederá de nuevo, ¡al pasillo ahora! — recriminó. El profesor Himura era el más estricto así que no le quedaba de otra más que asumir las consecuencias de sus actos.

Ya en el pasillo soltó un suspiró frustrado, últimamente los regaños eran más habituales por parte de los profesores y estaba seguro de que sí su madre se enteraba no sólo quedaría sordo por sus gritos furiosos sino que era capaz de dejarlo sin comer; y eso para un Saiyajin era el peor de los castigos conociendo su insaciable apetito.

Apetito que ahora tenía por algo, o más bien alguien en especial y no por la comida común y no de "buena" forma.

¿Eh? ¿Así que tienes fantasías sexuales respecto a Videl? — sonó la voz confundida de Bulma a través del teléfono, el rojo llegó a sus mejillas en cuestión de segundos.

No lo digas así Bulma, me siento como un patán pero... Últimamente sí, y me siento mal. — la risa de su madrina lo pasmo. ¡Era un tema grave! ¿Por qué se reía?

Oh Gohan, querido, probablemente pienses que estoy loca pero no es nada malo. — comenzó ella a explicar con un tono maternal. — Verás, es normal que a tu edad los adolescentes experimenten cambios en su cuerpo como el tono de su voz o su crecimiento, así mismo con el desarrollo de vellosidades ¿verdad?

¿Y eso que tiene que ver con mi problema? — preguntó realmente confundido.

Qué todo esto y el aumento de tu libido y deseo sexual es gracias a las hormonas de tu cuerpo, vamos Gohan eso debes saberlo tan bien como yo. — espetó de manera sarcástica. — Esto de las fantasías nada más es como un deseo extra.

El joven quedó en silencio por unos minutos, sí, está bien, el mismo busco saciar su curiosidad pero encontró temas con tanta profundidad que prefirió pedirle a Bulma que le ayudara y así, poder o intentar borrar las imágenes de su cabeza del libro que leyó en la biblioteca de la preparatoria.

Bueno...

Ahí tienes, la testosterona que produce tu cuerpo ahora en la edad juvenil es más alta y tu deseo sexual aumenta, ahora; teniendo en cuenta que tu sangre Saiyajin es más... Agresiva por decirlo de alguna manera, que sientas esto es un poco incontrolable, y la manera de tu cuerpo para solucionar esto es imaginar ciertas cosas. — explicó.

Dejando ese tema de lado, ¿qué puedo hacer con mi problema? — cuestionó ya al fin, se sentía supremamente avergonzado y entre más rápido encontrara una solución mejor.

Cumplir tus deseos con Videl, Gohan. — no espero eso. Jamás. Bueno, tal vez sí, ¡pero no podía aceptarlo! — Sería lo más sensato, además, Videl y tú llevan un año de relación; no sería extraño que hablaran sobre este tema y decidieran sobrellevarlo a cabo, no son vírgenes ¿o lo vas a negar?

Uh yo... Debo colgar, iré a entrenar con papá. Gracias Bulma. — y antes de oír una respuesta por parte de su madrina colgó. Su mente le mostró imágenes nada sensatas así que tuvo que ir y darse un baño de agua fría.

Tenía que encontrar otra solución.

Había otra solución, ¿Verdad?

— Ay, ¿por qué me sucede algo como esto a mí? — se preguntó con gran lamento. No pasó mucho tiempo antes de que la campana sonara y todos salieran de sus aulas, entre ellos sus amigos y pareja.

— Cerebrito, ¿no crees que estos últimos días estás demasiado distraído? Te han regañado más veces que a mí. — hablo Shapner con burla.

— Shapner tiene razón, ¿te encuentras bien Gohan? Te noto decaído y preocupado por algo. — comentó Iresa con expresión preocupada en su rostro. Videl por el contrario sólo observaba a su novio con seriedad, analizando una posible respuesta a su comportamiento.

— No es nada muchachos, es solo que estoy pensando en la universidad, ¡si, eso! — contestó y llevo su mano detrás de su cabeza en el característico gesto Son soltando una risa nerviosa. Shapner levantó sus hombros e Iresa y Videl se lanzaron una mirada antes de asentir con reticencia.

— Sí tú lo dices, aunque no tienes por qué angustiarte, eres muy inteligente ¡de seguro entras a una gran universidad! — declaró la blonda palmeando su hombro. El pelinegro asintió.

— Sí, gracias Iresa. ¿Qué hicieron en el resto de clase? — preguntó, Videl le tendió sus libros que había olvidado y procedió a explicarle.

— Tenemos que hacer una obra, basados en personajes sorpresa. — contestó y le entregó posterior a eso un pequeño papel doblado. — el mejor grupo será exento de hacer un ensayo sobre la teoría dogmática del crimen.

— Tenemos que ganar. — decretó el rubio, eran las últimas semanas y quería ir de paseo, no leer un documento de quien sabe tantas hojas y hacer un estúpido ensayo.

— Gohan si no ganamos, ¿me ayudarías con mi ensayo? Ándale, ¿sí? Sabes que soy un asco en esos temas. — suplicó Iresa, aunque conociendo lo competitiva que era su amiga la opción de perder no estaba en las manos.

El de ojos ónix sonrió enternecido. — Sabes que sí, pero tendrás que responsabilizarte una vez te gradúes, no estaré para ti siempre que quieras una tarea.

La blonda se abrazó a su brazo y dio pequeños saltos eufórica, seguramente ni escucho sus últimas palabras.

— ¿Y que esperamos? Miremos qué tenemos que interpretar. — dijo el boxeador. Todos asintieron y abrieron su papel. — Huh, un juez.

— Una víctima de robo. — mencionó Iresa esta vez.

— Ladrón. — reveló esta vez el primero de los hijos Son.

— Policía. — sonrió Videl, irónico, era técnicamente policía en la vida real y debía interpretar un papel en la obra. Sería relativamente fácil.

Los nervios que habían desaparecido en Gohan volvieron aparecer. Esto no era nada bueno.


El mundo lo odiaba. Y hoy lo confirmó.

— ¡Videl te ves preciosa! — animo Iresa, la oji-azul en cambio no sentía un cambio grande y no mostraba emoción. Contrario a su novio que para él se veía como una diosa.

El pantalón le sentaba bien a sus torneadas piernas y la camisa ajustada de manga ¾ remarcaba su fino y trabajado abdomen dejando a la vista sus brazos delgados pero fuertes. El cabello corto aumentaba su atractivo al dejar su cuello al descubierto y sus ojos Zafiro combinaban perfecto con el color del uniforme policial.

— Aunque Gohan no se ve nada mal. — adulo con voz coqueta, él aludido se observó. Tenía una camisa de manga corta ajustada que marcaba su entrenado pecho y un pantalón del mismo color un poco más suelto que facilitaba la movilidad. — Esa camisa te queda muy bien.

— Ahem. — gruñó Videl, su novio se veía infernalmente sexy y se descubrió que era celosa en torno lo que rodeaba a Gohan, incluso con su alocada amiga. La rubia sólo rio.

— Me veo estúpido. — la voz intrusa llamo la atención de todos girando en su dirección encontrando a su amigo con una graciosa peluca blanca de rulos y una toga negra que llegaba hasta sus pantorrillas. Iresa fue quién estalló en carcajadas.

— Mejor ensayemos. — intervino la justiciera aguantando su risa por igual, su amigo si lucia muy extravagante con eso.

La tarde pasó entre risas y diálogos inventados que conforme pasaba el tiempo o los cambiaban por olvidarse o porque no cuadraban con la historia que estaban creando. Pronto, cuando el ocaso se ponía dejaron de practicar la obra y se pusieron a bromear con los trajes, demasiado, ya que Shapner terminó rompiendo el suyo.

— ¡Shapner que hiciste! — gritó escandalosa Iresa con lágrimas en el contorno de sus ojos.

— No seas exagerada, lo compare de nuevo. — excuso tranquilo, era una estúpida toga.

— ¡Yo lo hice grandísimo tonto! ¡Me demore toda la tarde antes de venir aquí! — recriminó abrazando la tela. El rubio se sintió mal por eso.

— No sabía que tenías habilidades de costura. — mencionó Videl, le lanzó una mirada de muerte a su amigo advirtiendo que si no la compensaba lo golpearía tan fuerte que se arrepentiría. El trago grueso. — Shapner irá contigo y coserá el traje bajo tus instrucciones, ¿bien?

— De acuerdo, pero vámonos ya, tienes que cortar los hilos y coser de modo revés y es demorado. — metió rápidamente el traje en su bolso y agarrando la mano de Shapner se fueron.

— Bueno, creo que también me voy. — dijo Gohan repentinamente nervioso, estar con Videl y los demás era muy diferente a estar con ella completamente a solas.

— ¿Uh? ¿Tan rápido? — cuestionó con ligera decepción, ella quería hablar con él ahora que estaban solos. Estaba preocupada por la actitud que tenía los últimos días. — Quería hablar contigo.

— ¿So-sobre qué? ¿N-no puede ser mañana? — la justiciera frunció el ceño.

— Te colocaste nervioso, ¿qué te pasa? — se acercó a él y lo examinó de cerca, el pobre muchacho retrocedió rápidamente y tropezando se fue de bruces al suelo. Videl se agachó a su lado estupefacta, su novio estaba muy raro. — Gohan.

— Debo irme Videl, en serio. — decretó, se colocó de pie y pretendió escapar, pretendió porque no llegó lejos. La unigénita de Satán en busca de respuestas fue más rápida y sacando las esposas que pidió prestadas al jefe de policía atrapo a su novio antes de derribarlo y sentarse sobre él.

— Me vas a decir qué diablos te pasa y lo harás ahora. — ordenó. El Saiyajin mordió su lengua, fácilmente podría quitarse eso con su inusual fuerza pero se sentía mal, no quería mentirle a su novia. Sería sincero, y aprovecharía ahora que estaba boca abajo y ella no miraba su rostro.

— Es que... Estos días he estado sintiendo algo extraño. — comenzó, Videl se quedó en su lugar, conocía perfectamente a su novio y sabía que sólo se confesara si no la miraba a los ojos. Solo por esta vez se la pasaría. — Tengo sueños y uhh... Pensamientos contigo.

Sí, fue directo. Entre más rápido acabará más rápido se iría. Videl no supo cómo reaccionar ante la información recibida, ¿pensamientos y sueños con ella? Hasta que dio clic su cabeza y se apartó de su novio sonrojada. Solo ahí Gohan se sentó en posición de loto aun dándole la espalda.

Sonrió ante esto, era tan tierno. Suspiró, al parecer no era la única.

¿Fantasías eróticas con Gohan?

¡Maldición Iresa! — respondió avergonzada a mil. Ella se burló.

Vamos Videl, ¿cómo quieres que le llame? Es así. — la justiciera quedo en silencio. — De todas formas, ¿quién no tendría esa clase de fantasías con Gohan? ¿Si lo haz mirado? ¡Tiene un cuerpo de dioses!

¡Iresa! — gritó lanzándole una almohada. La blonda que esperaba el ataque lo esquivo con sorprendente agilidad.

Sin embargo, no es la primera vez que te pasa ¿o me vas a decir que nunca has pensado en cumplir una fantasía? — declaró, la de cabello negro la observó.

No te voy a mentir, pero ¿me culpas a mí? Tu haz sido la que me ha contado sus aventuras con pelos y señales. — acusó señalándola con el índice. Iresa rio.

¿En serio me culparas? ¡Agradece que los cielos te enviaron a alguien endemoniadamente guapo para quitarte lo monja! — recriminó. — Deberías es agradecerme porque si no fuera por mí, ustedes dos todavía serían vírgenes. — la peleadora le tiro otra almohada que está vez no pudo esquivar, aunque con lástima tenía que admitir que la parlanchina tenía razón.

Con Iresa la sexualidad para ella no era un secreto, por eso que fuera ella quien pensara en ese tipo de cosas la avergonzaba, ¡no quería ser una pervertida como su amiga! Y si bien es cierto que no es que nunca lo haya pensado, sinceramente jamás imaginó que estos "sueños" los tendría con su tierno e inocente novio.

A pesar de que en esta etapa su deseo aumentara.

— No te sientas culpable Gohan. — por fin hablo, se acercó a él y se sentó en frente mostrándole una de sus hermosas sonrisas. — Conociendo como te conozco de seguro le pediste consejo a la señora Bulma ¿verdad? — él asintió. — Bueno... Yo también hable con ella.

— ¿¡Eh!? ¿¡Qué!? ¿¡Sobre qué!? — increpó nervioso y sonrojado hasta las orejas. Con algo de timidez pero reuniendo todas sus agallas la joven se acercó hasta que no lo separaban más que unos centímetros de su varonil rostro. — Vi-Videl...

— No es malo, después de todo, ya lo hemos experimentado. — finalmente confesó con un tierno sonrojo el sus mejillas. Aunque rápidamente se corrigió al ver la cara totalmente roja del Saiyajin. — Ya hemos hecho el amor.

Y era verdad, recordar su primera experiencia era... Muy vergonzoso. Porque ambos tenían sus inseguridades, pero luego de entregarse con el amor que se profesaban ninguna duda más cupo en su mente.

— No creo que sea tan malo, además... Sé que jamás me harías daño. — sonrió y el correspondió el gesto. La mujer extendió su mano hacia él así que la tomó con delicadeza y ambos se levantaron.

Si se amaban, no era malo.

Si lo consentían, no era malo.


Sus besos, sus besos eran delicados y pasionales al mismo tiempo. Recorrían su cuello enviando a su cuerpo deliciosos escalofríos, ¿cómo un muchacho tan tímido podía ser tan atrevido en esos momentos? Bueno, claro está que con el tiempo ambos se han conocido entre besos y caricias, después de todo un año de relación no solo son palabras de amor y promesas.

Ahora bien, con sus conservadores y estrictos padres eran pocas las veces en que ambos se encontraban completamente solos, bien sea porque sus progenitores estaban al tanto de cada mínimo movimiento "indecoroso" o porque el hermano menor del joven estaba a luz y a sombra; sin embargo los que tenían los aprovechaban hasta que acabará.

Como justo ahora.

— Gohan... — jadeo, el muchacho llevó sus manos a los extremos de la camisa y la despojo de está tirándola por alguna parte en el suelo. El calor del momento poco a poco aumentaba en su cuerpo.

El aludido quién sólo esbozo una queda sonrisa oculto en la curvatura del cuello de su pareja subió a lo largo de éste besando con deleite cada parte, marcándola como suya ante todos; no se consideraba celoso puesto que tenía plena confianza en su pareja, ambos se amaban con tal tamaño de intensidad que sus allegados creían que era simple pantalla o que su relación duraría poco o nada.

Y he aquí, ya juntos en un tiempo de año y medio.

El de cabello y orbes ónix tan parecidos a la profunda oscuridad de la noche se separó de su musa y conecto su mirada con sus dos pozos de agua, en los que se podía ahogar y sumergirse sin evitarlo disfrutando cuando nadie lo podía sacar de su mirada. Brillo, deseo, lujuria y amor era lo que brillaban en los iris de ambos; sensaciones que solo podían causar ellos y nadie más.

— Eres hermosa Vi. — susurró, se inclinó un poco dada su altura y beso con cariño la sien de ella quién en respuesta soltó una suave carcajada que inundó sus oídos en una dulce sinfonía. — Te amo.

— Yo también Gohan.

Como solía tratarla, él la cargo como si fuera una princesa y la acostó sobre la cama colocándose posteriormente sobre ella con sus manos al lado del perfilado rostro femenino. El choque de miradas fue inevitable y lleno de emociones.

El silencio reinó en la habitación, aunque no era incómodo ni mucho menos; cada vez que ambos querían volverse uno siempre observaban con devoción el cuerpo del otro, entre el deseo y el amor era su pasatiempo favorito. Fue ella quien reventó la burbuja del idílico momento atrayendo el rostro masculino al propio uniendo sus labios, ahogándose en el sabor del otro.

— Espero que no te enoje. — musitó el hombre con sus labios a milímetros de los de su mujer. Ella levantó las cejas confusa ante sus palabras, pero antes de que pudiera preguntar su novio la sorprendió al amarrar sus manos en la cabecera de la cama con unas esposas.

¿En qué momento fue tan ágil al guiarlas a ese lugar con extremo sigilo?

Aunque la pregunta correcta sería, ¿en qué momento le arrebató las esposas? Ella sabía que había momentos en que el deseo los controlaba a ambos y no se quejaban porque veían estrellas, pero conocer nuevas facetas de su novio le era cada vez más sorprendente y fascinante. Empero eso no evitaba que la perplejidad se instale en ella cuando él tomaba las riendas del momento.

Eran contados, ella prácticamente era quién lo besaba a las afueras de la escuela o le profesaba palabras amorosas en frente de personas cuando estaba despistado; no obstante cuando ambos estaban solos era él quien tomaba al toro por los cuernos, y vaya que no se quejaba.

En la soledad Gohan era otro hombre y se entregaba por completo a ella. Y eso, sólo la enamoraba más. Aunque eso no le quitaba que varias veces dejaba relucir su faceta de niño.

— Quiero esta vez ser yo el que te complazca. — admitió en voz baja, ella solo esbozo una sonrisa amorosa. Tan lindo. Sí estuviera libre, de seguro lo habría acariciado.

— Está bien amor, aunque sabes que siempre me complaces cuando estoy contigo. — le dijo, el azabache sonrió y la beso primero suave y poco a poco empezó un baile entre las bocas de ambos con hambre. Era un hombre que quería estar con su mujer, y por más tímido que fuera, el deseo carnal muchas veces llevaba el control.

Cuando les hizo falta el aire, se separó y primero recorrió su rostro con suaves besos antes de dirigirse al delgado y níveo cuello mordisqueando en los puntos más erógenos de la justiciera que ya conocía a la perfección, obteniendo como recompensa jadeos placenteros que sólo aumentaban su libido.

Siguió su recorrido hasta la clavícula donde se mantuvo por unos minutos solo jugando con la joven mujer debajo suyo, probando la poca paciencia que tenía su mujer lo cual era una cualidad característica de ella, antes de liberarla del sostén y empezar a besar sus senos con paciencia, con temor de dañarla pero con la intención de llevarla al cielo entre sus brazos.

Videl, quien había cerrado los ojos ante esas placenteras caricias y cálido aliento que chocaba con su blanquecina piel se prometió que de ahora no abriría la boca para soltar esos sonidos, no podía permitir que su casto pero sensual novio sintiera que estaba ganando.

No si ella podía evitarlo, además, eran sus manos las que estaban privadas de libertad. Con eso en mente, recogió su pierna derecha gracias la elasticidad ganaba por los entrenamientos que realizó desde pequeña y la llevó a la parte íntima de su hombre colocando el arco de su pie sobre el notable bulto que esos pequeños juegos provocaban en él.

— Videl. — expresó hundiendo su rostro entre sus senos, esa mujer le sacaba de quicio muchas veces porque destruía sus planes de la forma más placentera posible. — No me hagas atarte las piernas también.

— No creo que seas capaz, además amor... — musitó deteniéndose en ese calificativo amoroso mientras acariciaba de arriba abajo el miembro de su novio por sobre la tela del pantalón. — No me digas que no lo disfrutas porque sabes bien que odio las mentiras.

Astuta mujer.

No dijo nada y mordiéndose internamente su labio inferior para despertar de esa "ensoñación" atrapo la traviesa pierna de la de ojos azules y la pasó por sobre su hombro antes de guiar su boca al seno izquierdo de su mujer y empezar a lamer el pezón que coronaba su cúspide; esto fue más fácil en la posición que se encontraba Videl puesto que su cuerpo se elevaba algunos centímetros. No obstante sin olvidarse del otro empezó a masajearlo.

Ella soltó un jadeo al sentir la lengua de su novio jugar con el pequeño botoncito, ¡eso era juego sucio! ¿Pero cómo podría vengarse en la posición que se encontraba? Maniatada y a la merced de su novio.

— Eres... — jadeo, respiro hondo tratando de disipar la neblina de pasión en su mente. — Eres un tramposo. Él no contestó y solo aumentó el ir y venir de su lengua, aprovechando su mano libre, la guió sin que su novia se diera cuenta hacia el cierre del pantalón de ella y lo abrió con maestría.

Era gracioso recordar como en sus primeras experiencias ambos cometían bastantes errores.

— Gohan... No... — susurró con tono de advertencia, o eso supuso porque su voz era demasiado ahogada para tomarla en cuenta.

El hijo de Milk hizo oídos sordos y fue despojándola de la ropa que faltaba, cuando estuvo desnuda por completo la observó y detallo cada parte de su cuerpo, Videl al no sentir sus besos abrió sus ojos encontrándose con la penetrante mirada logrando que el color carmesí pintara sus mejillas.

— Deja de mirarme así. — él le sonrió y beso sus labios de nuevo sie do gratamente correspondido.

Al finalizar el beso Gohan empezó el recorrido de besos ahora por su plano abdomen y piernas, consintiendo la cara interna de los muslos. Videl levantó su espalda ante el delicioso escalofrío que llegó a su espalda moviendo sus manos de forma inconsciente recordándose que estaba privada de su libertad, y que por ende soltara un suspiró frustrado.

Ella también quería hacerlo disfrutar.

El hijo del guerrero más poderoso del mundo nuevamente conecto sus labios con los de su novia, nunca se cansaría de besarlos y mucho menos de probar su dulce sabor, que para él era un vaso de refrescante agua en el desierto. Indispensable, glorioso, refrescante y necesario.

Llevó su mano al templo de su mujer empezando acariciar primero sus muslos y después sus pliegues que dicho sea de paso empezaba a humedecerse entre más caricias y besos recibía. El libido aumentó en el al ser el causante del aumento de deseo en su mujer, estaba orgulloso de eso porque muy en el fondo él quería ser único en su vida.

La amaba.

Y quería hacer su vida con ella en un futuro.

— Gohan~ no, por favor. — suplicó ella tragando grueso, ¿por qué tenía que jugar de esa manera? ¿Por qué tenía que ser un sexy alienígena que no solo la llevaba a la cima de la pasión sino también alguien de fuerte aguante?

Era injusto.

Y extremadamente placentero.

Sintió un tirón en un vientre y sabía perfectamente que significaba, pero al parecer su novio no planeaba parar y la molestaba. — Suéltame Gohan. — ordenó con voz lo suficientemente fuerte para que se supiera que hablaba en serio. Sin embargo, fue completamente ignorada, aunque no por mucho.

Puesto que al parecer, no era la única que quería pasar al siguiente nivel. No pasó mucho tiempo antes de que el semi-Saiyajin decidiera cavar con los juegos y se despojara de su propia ropa antes de cubrirlos a ambos con una gruesa manta. Posterior a eso, decidió por fin liberar a la justiciera rompiendo las esposas con su inusitada fuerza.

Ante eso, la unigénita del campeón rio. Y el erudito se sonrojo de vergüenza.

— Bien, creo que deberé comprarle unas nuevas al jefe. — decidió la de ojos azules antes de rodear con sus manos el rostro de su novio y acercarlo al propio para besarlo. — Te amo.

— Yo también.

Con un último beso Gohan separó las piernas de su pareja y se ubicó en la entrada de ella antes de empezar a penetrarla con delicadeza soltando un suspiró lleno de satisfacción cuando por fin estuvieron por completo unidos. Se quedaron en esa posición unos minutos para que la joven se acostumbrara a la sensación del miembro intruso en su cuerpo antes de que diera una luz verde para empezar con los movimientos.

Gohan entrelazo sus manos con las de Videl y empezó la característica danza que sucedía en la intimidad de la pareja.

Adelante, atrás. Adelante, atrás.

Pronto, el ritmo de los martilleos empezó a aumentar; más rápido, más fuerte. Los gemidos por parte de ambos inundaron poco a poco la silenciosa habitación dejando en claro que la sensación de unirse a tu pareja era magnífica, placentera y única.

— Ah~ ¡Gohan! — gimió su nombre, sentía que faltaba poco y la sensación de las estocadas cada vez más rápidas y fuertes sólo aumentaba la deliciosa sensación.

— Videl, te amo. — gimió en su oído con la voz ronca a causa del placer sentido. Dio una última estocada dando fin a la erótica danza que sobrellevaron y que les otorgó un placentero orgasmo. Gohan entonces se retiró de la cavidad privada de su mujer antes de atraerla a su cuerpo en un abrazo cálido y cariñoso.

No podían preocuparse por un embarazo puesto que Videl se cuidaba, así que las probabilidades eran menores por lo que estaban tranquilos. Con cansancio luego del extenuante ejercicio se dispusieron a recuperar las energías con un bien merecido sueño.

¿Y lo mejor de todo? Es que era al lado de la persona que más amaban.

No necesitaban más.


Fin de la trasmisión.