El cuaderno estaba puesto con cuidado a los pies de la cama ya que Cordelia no había escrito nada más desde anoche y Dennis estaba sentado en la silla del otro extremo de la habitación. No podía ver el rostro de la mujer pero sabía que eso a ella le aliviaba porque cuando se encontraba mal por las visiones deseaba soledad para poder encontrarse mejor. Tampoco había ningún sonido, más que los exteriores de sus vecinos que él no podía controlar pero tampoco es que necesitase comer o dormir para molestarla. Además, ni siquiera sentía el tacto de la silla ya que lo único que existía ya de él era su alma. Había decidido ser invisible para los demás por la misma razón. Si ya no podía vivir con todo lo que ello conllevaba, ¿por qué hacer que vieran su aspecto fantasmal sino podía tener un cuerpo como cuando estaba vivo? No podía volver a probar su comida o bebida favorita, no podía sentir la calidez del sol ni el frío un día de lluvia cuando el viento parecía aliarse para que la temperatura de los humanos descendiese. No podía leer un libro sintiendo el tacto de éste o volver a aprender muchas cosas que requerían salir de aquel apartamento. Tampoco ayudar en la economía como un compañero de piso, tan sólo podía ser un apoyo y aunque que era importante, a veces no era lo suficiente. Por más que le importara Cordelia, seguía teniendo sus propios sueños que se interrumpieron de manera eterna porque alguien más, su madre para ser más exactos, eligió por él cuándo poner fin a su vida.

Conocía el destino de Cordelia y lamentaba también no poder hacer más por ella, más que hacerle la vida más agradable mientras pudiera. Intentaba apartar a toda persona de su lado por ese motivo, sabía que podía sonar controlador desde fuera pero no es que quisiera controlarla a ella, más bien quería alargar todo lo posible que su vida dejara de estar manipulada desde el día en el que recibió las visiones. Tampoco es que quisiese ese destino para Doyle, le caía bien igual que Angel. No quería ese destino para nadie, pero Cordelia era la que más tiempo pasaba con él y por ello se esforzaba más por ella. Todo el mundo espiritual conocía cómo Jasmine luchaba por trascender y pasar al mundo de los vivos pero para ello necesitaba ayuda, aunque no le servía cualquier humano sino unos especiales. Lo que Dennis desconocía era quién sería el padre, por algo la mayoría de personas que quería que Cordelia evitara eran hombres. Irónico, siendo algo que hizo su madre con él y fue el motivo de su muerte. Los motivos de su madre lo llevaron a ese destino pero precisamente que evitase a más personas de las que ya tenía en su vida era lo que podría hacer que siguiera viva.

Alzó la cabeza cuando vio a Cordelia incorporarse y agarrar el cuaderno dejando de estar tumbada. La primera razón por la que le había sugerido que se comunicaran así es porque sabía de su elección de no hablar tampoco por la misma razón por la que había elegido no mostrarse, aunque si todo el mundo supiera que no tenía telekinesis ni nada relacionado, que si las cosas parecían volar era simplemente porque no se mostraban pero ellos las tomaban igual que los vivos, probablemente se sorprenderían y dejarían de asustarse, lo cual dejaría de ser divertido también, guardando ese secreto a toda criatura no muerta. La segunda razón era porque ambos se expresaban mejor con la escritura. Si, podrían ponerse nerviosos si debían sincerarse, pero siempre tendrían mucho más tiempo para encontrar las palabras adecuadas no teniendo presión ninguna por tener que responder al instante como en el cara a cara, pudiendo deshacer el mensaje si consideraban que era erróneo y reemplazarlo por otro, cosa que con una conversación no palabras no podía ocurrir, aunque eso sólo pasaba cuando Dennis escribía alguna historia recordando cuándo estaba vivo y dejaba que Cordelia rellenase algunos huecos como si se hubieran conocido entonces. Otras veces ambos inventaban personajes para manejar sus propias emociones, no queriendo quedar tan expuestos.

Dennis se levantó de la silla para acercarse para poder leer lo que le había escrito. Las palabras otra vez era lo que quería decirle y sabía perfectamente a qué se refería. Siempre que recibía una visión necesitaba unos minutos de descanso antes de volver a la normalidad pero con el paso del tiempo los síntomas fueron más fuertes. Hubo una vez que estuvo con dolor de cabeza tres días u otra cuando Dennis tuvo que agarrarla porque sintió un mareo tan fuerte que su visión se nubló. Por suerte lo último había ocurrido en segundos pero aún así fue tan repentino que agradeció tener buenos reflejos, adquiridos sin duda en su anterior vida. Tenía que estar muy atento en las manipulaciones de su madre, incluso evitando que se metiese en su vida privada de manera demasiado intrusiva.

Dennis: Deberías decírselo a alguien. Me enseñaste los últimos exámenes médicos y son desastrosos.

Cordelia: ¿Ahora eres médico?

Dennis: Conmigo no te hagas la dura. No necesitas seguir fingiendo aquí.

Cordelia: Lo sé, pero tengo miedo. Si ya debería estar muerta, ¿por qué sigo aquí? ¿Los Poderes no deberían haberme buscado ya algún sustituto? ¿O debo elegirlo yo como hizo Doyle? ¿Se supone que tengo que condenar a otra persona y que le pase lo mismo que a mi?

Dennis: ¿Por qué no simplemente renuncias a las visiones? Quizás sea una simple advertencia de que aún estás a tiempo.

Cordelia: No puedo.

Dennis: ¿No puedes o no quieres?

Cordelia: Supongo que lo segundo. Por fin soy alguien importante, alguien útil. Por fin encajo en algún sitio. Angel es un vampiro de doscientos cincuenta años, aunque él diga doscientos cuarenta y nueve que parece saber de todo, Doyle era un medio demonio con visiones como yo ahora, era el enlace. Entonces yo sólo parecía una chica de los recados, alguien prescindible pero ahora que las tengo soy como otro pilar del equipo y Wesley parece ser yo en este nuevo equipo. No es que me alegre, pero... se siente muy bien no ser inútil. Puede que sea eso, no quiero renunciar a lo único que da sentido a mi vida. Como humana no dejo de ser una más, incluso en Sunnydale siendo reina del instituto lo era. Aquí soy la chica de las visiones, las que da información sobre una nueva misión. ¿Cómo voy a renunciar a esto? Quiero continuar ayudando aunque tenga que morir por ello. Quiero que existir haya valido para algo y dejar de ser tan superficial como lo era antes.

Dennis: Tus amigos se preocuparán.

Cordelia: Podrán superarlo, como con Doyle. Creo que ya lo saben incluso, o al menos llegan a sospecharlo. ¿Te parece que estoy siendo egoísta?

Dennis: Dices que quieres ayudar al mundo. Me parece que sólo no tienes claro a lo que se debe renunciar para lograrlo.

Era increíble como mediante la escritura una persona podía abrirse tanto, convirtiéndose en el medio favorito de los dos. Era increíble también que una mujer que lo había tenido todo y lo había perdido eligiera morir por propia voluntad no por dinero, ni por ropa cara, ni por una casa estupenda... sino por una motivación, algo que le hiciera levantarse cada mañana y seguir viviendo y no simplemente sobreviviendo. Dennis la envidiaba, sólo un poco, pensando incluso a veces que la vida no era justa y ya que ya podrían haberse intercambiado sus papeles, pero el destino era el destino. No podía hablarle de Jasmine, podía decirle que renunciar las visiones era lo mejor que podía hacer, hablándole de sus amigos para intentar ablandarla... pero no podía hacer más, no podía interferir y menos cuando su propia alma estaba en juego. No podía simplemente insinuar que trabajaba para alguien más que los Poderes porque vendrían muchas preguntas que no podría responder y no entendería sus motivos. Incluso dejaría de confiar en él cuando sabía cuándo alguien tenía malas intenciones. A pesar de todo eso, estaban actuando de la misma manera y sabía que los amigos de Cordelia podrían tener la misma reacción al descubrirlo.

Haber adquirido más conocimiento acerca de todo por estar en diferentes planos no le daba derecho a cambiarlo todo. Las leyes eran más estrictas para él y estaba dispuesto a cumplirlas. Por algo el contacto entre un muerto y un vivo no era común. Era más bien un privilegio para aquellos que estuvieron dispuestos a callar y no revelar información, como él. Ayudaba más quedándose con ella a arriesgarse a quién sabe qué futuro revelándole cualquier cosa prohibida. Habría perdido su vida pero podía vivir a través de Cordelia, lo había hecho desde que la conocía y aunque la misión de Cordelia fuera ayudar, la suya era mantener el mundo tal y como estaba.