Tenía ganas desde hacía tiempo y tras ciertas circunstancias (algunos ya las conoceis), decidir hacer lo que más me gusta: Llevar la contraria y escribir lo que me apetece =)
Así ha salido esta cosita pequeña.
A quien le guste, espero que lo disfrute :3
Datos del fic:
Pareja: SasuSakuNaruSasu.
Advertencias: Lemon, lenguaje soez. OOC. AU.
Disclaimer: Naruto no me pertenece ni sus personajes, son de Kishimoto-sensei.
Vecinos y amantes
Apareciste al lado de mi puerta y te metiste hasta en mis bragas.
.
Acaba de subir las escaleras cuando les vio, en el rellano, pegados uno contra el otro sin apenas espacio ni para el aire. Eran las doce de la noche y pensó que estaba demasiado agotada y que era a causa de su imaginación necesitada de un buen sueño reparador. Pero, no, ellos estaban ahí, ocupando justo su puerta como colchón.
Sakura se detuvo, sacando sus llaves y esperando que el sonido y su silencio contrito bastase para llamar su atención. Pero cuando vio que la mano del hombre rubio se deslizaba muy por debajo de la cintura del hombre moreno, enrojeció, comprendiendo que eso no iba a pasar.
—Chicos. Dejadme pasar —demandó al final.
Ambos se detuvieron, parpadeando y mirándose perezosamente. Sus labios estaban hinchados y sus respiraciones agitadas. Cuando finalmente la miraron, enarcaron una ceja y se apartaron.
Sakura abrió la cerradura lentamente, hasta que sintió una de sus manos sobre la de ella. Siguió su extremidad hasta dar con los azulados ojos y una sonrisa pícara que iluminaba su rostro.
Suspiró antes de ser arrastrada al interior del otro apartamento, con la puerta cerrándose ruidosamente tras ellos.
Si alguien preguntase por qué, ella respondería quizás: ¿por qué no?
Si le preguntaban cómo comenzó, probablemente se mostraría algo perdida, pero todo tiene que tener un comienzo y el de ellos no fue tan diferente ni usual.
Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha eran una pareja homosexual que se mudó al departamento junto al suyo, estudiantes de universidad y con un serio problema para mantener la intimidad puertas para adentro.
Llegaron como una revolución de cajas, música a todo volumen, disputas y sexo que sonaba maravilloso.
Ella era enfermera en un hospital cercano, así que sus horarios muchas veces encajaban con las tardes ruidosas en los que a veces no conseguía dormir.
Cuando fue a quejarse la primera vez, en vez de hacerle un numerito, la invitaron a tomar unas cervezas con ellos y terminó riéndose tanto de sus locas aventuras que sin querer, profundizó en su amistad y se vio envuelta en algunas de sus fiestas.
Aunque empezaron a respetar algo más sus horas de sueño y procuraban molestarla menos.
Sin embargo, pese a que el departamento tenía dos habitaciones que podían ocupar, ellos preferían la habitación que estaba pegada a la suya para esos momentos escandalosos en que el nombre de uno u otro, escapaba de los labios de uno de ellos.
No pudo evitar sonrojarse y hasta una vez, la curiosidad fue más fuerte que ella y preguntó ciertas cosas. Los chicos, lejos de ser reservados, como habría esperado, no tuvieron pelos en la lengua en responder ciertas cosas.
Incluso se ofrecieron a mostrárselo.
Y sí, una cosa llevó a la otra y, sin darse cuenta ni saber por qué, terminó uniéndose a ellos.
Y es algo que se volvió habitual de algún modo. Pasó de estar frustrada consigo misma a tener un rollo extraño con ellos dos.
Y Naruto y Sasuke eran muy sexuales.
Por ello, encontrarlos ese día empezando la fiesta frente a la puerta de su casa no era extraño. Era algo que muchas veces solían hacer para invitarla en pocas palabras o daban golpes contra su pared, para remarcar que también la querían ahí.
No había nada especial ni apalabrado entre ellos, simplemente, las ganas y el deseo. Nunca habría esperado que estar entre dos hombres fuera tan excitante o que terminase deseando más y más aventura.
Naruto y Sasuke eran muy sensuales y muy activos, pese a que sólo pareciera que uno lo era. Naruto era más de palabras, de expresarle qué quería y cómo lo quería, mientras que Sasuke era más de actos y alguna que otra frase.
Y no había problemas en quién empezaba. Ambos eran diestro para eso. Naruto podía estar acariciando distraídamente los cabellos de Sasuke para después estar más ocupado en investigar su boca, como que Sasuke podría estar haciendo de comer y dejarlo porque le apetecía comer otra parte de la anatomía de Naruto.
Y cuando ella estaba presente, ambos parecían ponerse de acuerdo para invitarla con gestos o palabras suaves a algo más.
Una vez, con el cuerpo cansado del buen sexo, los pezones tensos y marcados por sus besos y dientes, con su entrepierna satisfecha, les había preguntado cómo es que la incluían en eso.
Ellos se habían mirado antes de responder y ambos se encogieron de hombros casi a la par, con los cabellos revueltos, los labios hinchados y el sexo flácido.
—Nos gustas —dijo Naruto—. Y nos gustamos entre nosotros. ¿No te gusta, Sakura-chan?
Sakura no podía mentir.
—Me gusta —confirmó buscando sus manos. Se las besó a ambos, recordando avergonzada dónde habían estado sus dedos antes, sobre ella, sobre ellos—. Me gusta —repitió mirándolos alternadamente.
Muchas eran las noches en que terminaba entre ellos, despertando en sábanas que no eran suyas. Raras empezaban a ser las que ocupaba las suyas propias. Hasta el punto en que Naruto le propuso mudarse con ellos.
—¿No estás bien con que seamos vecinos? —les había preguntado—. Estoy seguro de que vosotros tenéis la necesidad de vuestros momentos a solas. No te preocupes.
Naruto y Sasuke habían intercambiado una mirada que no supo leer, pero no le dio mucha importancia.
Le gustaba la idea de que fueran sus vecinos y a la vez, la exótica experiencia de sus amantes.
Claro que por ese momento ella no entendía que se había terminado uniendo a dos hombres muy dominantes, más de lo que parecía.
Cuando ocurrió el accidente fue una vez que salía de su trabajo. Sasuke estaba esperándola a la salida, bostezando mientras miraba a su alrededor. Sakura iba a saludarle cuando un compañero la detuvo. Tras unas cuantas palabras de salutación le pidió una cita, por no decir exigió.
Cuando la sujetó del brazo demasiado fuerte, Sakura estaba preparada para defenderse, sin embargo, fue otro quien empujó a su compañero. Sasuke estaba a su lado, rodeándole los hombros con su brazo y mirándole fríamente.
Naruto blasfemó cuando se enteró y ambos estuvieron de acuerdo en que había sido algo irritante y molesto.
—¿Estáis celosos? —Había preguntado bromeando.
Ambos la estudiaron con la mirada antes de responder al unísono.
—Sí.
Sakura se hinchó a reír hasta que se percató de que iba muy en serio, tragando saliva y mirándoles con incredulidad. Sasuke desvió la mirada, apoyándose en el codo y cubriendo mejor su cara. Naruto, pese a su seriedad, sus ojos brillaban y mantenían su barbilla en alto, firme.
—Pero… no tenéis por qué estarlo —dudó—. Vosotros sois pareja. No tenéis que preocuparos por mí.
Ambos gruñeron. Sasuke la tomó del brazo, tirando de ella hasta que alcanzó sus labios. Naruto se movió también contra ella y cuando el moreno la liberó, ocupó el lugar, tragándose sus jadeos, compartiendo su saliva.
—Eres nuestra, Sakura.
Lo dejaron claro. No sólo con sus palabras si no con sus actos.
Hicieron el amor durante horas.
Sakura estaba como en una nube, azorada de tanta muestra de afecto y sorprendida de que ellos decidieran tal posesión.
—Esperen —exclamó, con el corazón en la boca y el orgasmo casi cosquilleando en su vientre. Sasuke, que estaba dentro de ella, se detuvo y a su vez, Naruto se detuvo, dentro de Sasuke—. Necesito… saber algo.
—¿Ahora? —gruñó Sasuke. El sudor le resbalaba por la garganta y cayó justo sobre uno de sus enrojecidos pezones.
—Sí —suplicó—. ¿Qué se supone que es ser vuestra? ¿Es… acaso que soy como vuestra novia o algo así?
Fue estúpido preguntar. Lo sabía. Y más en ese momento.
Naruto se echó a reír, inclinándose y mordiendo el hombro de Sasuke, quien se arqueó, penetrándola a su vez. Sakura parpadeó para intentar luchar contra su cuerpo, pero no pudo retener el gemido que escapó a su control.
—Eso es más que obvio, Sakura-chan —dijo Uzumaki mirándola con los ojos brillantes y el cabello pegándose a su rostro, enmarcando su piel morena—. Sasuke es mío como soy suyo y tú eres nuestra.
Y eso la marcó para siempre como propiedad Uzumaki y Uchiha. De algún modo, era satisfactorio saber también que ellos eran propiedad de Haruno.
—No es algo posesivo en sí —le había explicado a Ino, su mejor amiga, cuando le contó su nueva experiencia sexual—. Es más como una forma de hablar.
—Se empieza de ese modo y termina con otros problemas —había gruñido Ino—. Pero allá tú si quieres meterte en ese berenjenal. ¡Con dos hombres!
El escándalo de su amiga ante la controversia de tener dos amantes quedó aplacado cuando los conoció.
Ino le dio una palmada en el hombro.
—¿Realmente son tuyos? —cuestionó.
Sakura se echó a reír.
—Lo son. Son mis vecinos, mis amantes y también creo que ahora mismo soy su novia de algún modo, así que son mis novios. Tengo dos novios.
Sonaba a cuento cliché, a algo divertido y excitante. Realmente lo era.
—Tenemos que hacer una cena conjunta.
—¿Con quién? —se interesó.
—Sai, mi novio, Hinata y Gaara, Shikamaru y Temari. ¡Todos!
Sakura sopesó la idea y se lo preguntó a ellos. Naruto estaba emocionado con la idea y al final, consiguieron arrastrar a Sasuke. Fue interesante ver las reacciones de los demás o descubrir que Shikamaru y Naruto se conocían.
Era natural, como si todo fuera normal. Incluso cuando los besó a ambos al irse al baño y al volver, nadie les miraba por encima del hombro.
Era hermoso cuando el amor hacía que te enfrascaras más en lo que tenías que en lo que los demás hacían.
—¿Has pensando en venir a vivir con nosotros? —preguntó Naruto cuando salían más tarde del restaurante y se habían despedido de todos.
Sakura les miró alternadamente y sonrió.
—Tendremos que comprar una cama más grande.
Pero mientras, ella se los encontraría en el rellano, seduciéndola mientras hacían cosas que claramente, ella conocía bien. Se uniría a ellos, a sus bocas, a sus sexos, a su sudor.
Un día dejarían de ser vecinos y amantes para ser algo más formal, convivir juntos.
Era un camino que debía de llegar y la emocionaba por igual.
Por ahora, sólo tenía que sonreír para que dos pares de ojos, tan distintos como hermosos, se fijasen ella y comprendieran que, realmente, era feliz.
Fin
10 de mayo del 2020
El año de la pandemia.
Gracias por leer hasta aquí =)