Neji entró en la posada y miró a su alrededor. Su piel cosquilleaba bajo su ropa, casi imperceptiblemente. Pero él lo sentía. Conocía muy bien esa sensación, la de su cuerpo hablándole, rogándole por recibir un poco de alivio. No había demasiada gente adentro, lo cual era algo bueno. Cuantas menos personas hubiera, más fácil sería para él no atraer atención no deseada. Si alguien lo reconocía, se arriesgaba a que lo que estaba haciendo pudiera llegar a oídos de su clan, y no podía dejar que eso pasara. Por esa razón siempre tenía que esperar a la oportunidad de irse lejos de la aldea para obtener aunque fuera un breve desahogo.

Tres días atrás había salido en una misión con un pequeño grupo de ninjas de Konoha. Luego de concluirla exitosamente, podían regresar a la aldea. Pero ya era entrada la noche cuando Nara, Shikamaru, el capitán, anunció que habían terminado, por lo que decidieron acampar y tomar el camino de regreso la mañana siguiente. Shino tomó la primera guardia en el campamento, y los demás procedieron a relajarse. Era su momento de distenderse. De descansar. Kiba y Naruto fueron a bañarse a un arroyo cercano; Ino se sentó frente a su tienda y comenzó a peinarse su largo y rubio cabello, y Shikamaru simplemente se recostó cerca del fuego a dormitar.

Neji no tenía ninguna intención de descansar. Había estado esperando la oportunidad de alejarse del grupo por tres días, y no iba a desperdiciarla. Sin decir una palabra, comenzó a caminar hasta perderse entre los arbustos. Nadie lo detuvo, probablemente asumiendo que se retiraba para meditar. Avanzó a través del espeso bosque, acercándose al pequeño pueblo que estaba a sólo unos pocos minutos de donde habían acampado. Utilizó su Byakugan para asegurarse de que nadie lo seguía. Ninguna precaución era exagerada. Necesitaba ser extremadamente cuidadoso en todo momento, ya que lo que estaba a punto de hacer era un asunto un tanto… delicado.

Solo había un pensamiento en su mente: sexo. Sus labios ardían sin parar, su cuerpo estaba caliente, y sentía que la temperatura en su interior se elevaba cada vez más. Necesitaba una descarga, algo que lo apaciguara, que mitigara ese deseo que continuaba creciendo. Sólo había descubierto una manera de calmar esa abrumadora sensación. Cada vez que era enviado en una misión, intentaba encontrar un momento para alejarse de su equipo, esperando poder hallar a algún extraño que estuviera dispuesto a darle un poco de alivio. Había comenzando a hacer esto a los quince años. Desde entonces, se había ofrecido para todas las misiones individuales que se habían presentado, sólo para poder alejarse de Konoha y encontrarse con algún desconocido, al que nunca volvía a ver. Esos momentos de adrenalina y excitación, en los que sentía el cuerpo ardiendo de otra persona, su respiración agitada, sus gemidos de placer, lo hacían estallar en llamas. Neji nunca había sentido otra sensación tan liberadora. Lo que más disfrutaba era el momento en que todo su ser parecía desvanecerse, y su mente se apagaba por unos segundos durante el exquisito éxtasis. Esa imperturbable calma, posterior a haber liberado furiosamente toda su energía reprimida contra el cuerpo de un extraño, hacían que todas las tensiones que siempre pendían sobre sus hombros simplemente desaparecieran.

Mantener una vida tan disciplinada como la que él llevaba no era gratuito. Permanecer centrado, equilibrado, y en control total en todo momento era indescriptiblemente agotador, y estresante. No podía tomarse ni un segundo para relajarse. Su tío era extremadamente exigente. Lo obligaba a entrenar día y noche, y no solo en sus artes marciales, sino también en fuerza y concentración. Neji debía superar constantemente sus duras pruebas de resistencia, permaneciendo durante horas en posiciones incómodas, o equilibrando objetos delicados sobre su cabeza mientras su tío intentaba derribarlo. Así era el entrenamiento de los Hyūgas que no pertenecían a la rama principal de la familia. Debían demostrar que sus cuerpos y mentes eran óptimos, y que estaban siempre listos para brindar protección a los miembros de la rama principal.

Neji no se quejaba. Esa era la vida que le había tocado. Ya había transitado el camino del odio y el resentimiento, y detestado a todos los miembros de su clan. Pero gracias a Naruto y a su extraña habilidad para conmover incluso a las personas más reticentes, luego del examen chūnin había comenzado a ver las cosas de otra manera. Aunque todavía odiaba a su clan, exceptuando únicamente a sus primas, Hinata y Hanabi, y a los demás miembros de la rama secundaria de la familia. El resto de los Hyūgas eran autoritarios, egocéntricos y malcriados. Demandaban respeto, y creían que merecían la admiración de todos los demás por pertenecer a uno de los clanes más antiguos de Konoha. Pero Neji no podía negar la marca que llevaba en la frente, y que significaba que toda su vida estaba destinada a servir a aquellas personas. Sus esporádicas huidas para obtener alivio físico a espaldas de su clan eran lo único que lo hacía sentir que aún podía ejercer un mínimo dominio sobre su vida. Le daban la ilusión de ser libre. De que ellos no podían controlarlo todo.

Desde la puerta de la posada, Neji observó a los presentes. La mayoría eran hombres de mediana edad o mayores. Ninguno rozaba siquiera los estándares mínimos para interesarle. Excepto uno. Neji detuvo su mirada sobre un muchacho acodado solo en la barra. Era alto, su cuerpo estaba bien moldeado, y tenía el cabello de un vibrante color rojo. Parecía algunos años mayor que Neji, lo cual le agradaba. Estudio la figura del hombre por unos momentos, imaginando su cuerpo fuerte sin ropa, sudando y estremeciéndose contra el suyo. Su piel cosquilleo con más intensidad. Si, eso era exactamente lo que estaba buscando.

Conservando la calma, Neji se adentro en la posada y buscó una mesa vacía. Se sentó a esperar a que la camarera se acercara. Mientras tanto, tenía la mirada fija en el extraño pelirrojo. Sólo necesitaba hacer contacto visual, y entonces el juego comenzaría. Si el hombre no estaba interesado, tendría que esperar a que apareciera alguien que si lo estuviera. Y si ese alguien nunca llegaba, regresaría a Konoha con sus ansias de contacto físico aún latentes.

El pelirrojo estaba muy concentrado en el contenido de su vaso, y pasó varios minutos sin voltearse siquiera. Finalmente, se recostó contra el mostrador y paseó sus ojos por la posada con poco interés. Su vista se detuvo al encontrarse con las enormes pupilas de Neji fijas en él.

El Hyūga sostuvo su mirada, y vio que el pelirrojo arqueaba las cejas, probablemente tratando de descifrar por qué aquel joven lo observaba con tanta atención. Lentamente, para asegurarse de que el hombre lo notara, Neji estudió su cuerpo de arriba a abajo. Luego, volvió a mirarlo a los ojos, parpadeando despacio, con una expresión sutilmente sugerente. El muchacho pelirrojo captó la señal en seguida. Se irguió en su silla y sonrió por el costado de su boca. Neji no le devolvió la sonrisa, sino que inclinó su cabeza hacia adelante, invitándolo silenciosamente a que se acercara. El hombre tomó su vaso y comenzó a caminar hacia él, sin dejar de mirarlo a los ojos. Aún sonreía, quizás porque le gustaba lo que estaba viendo. Neji era atractivo, y era gracias a eso que casi siempre conseguía atraer a alguien.

El pelirrojo se detuvo junto a él y lo observó con los ojos entornados, mientras sostenía su trago en una mano. Neji lo miró con calma, y reconoció la lujuria reflejada en su rostro.

"Veo que estás solo", dijo el hombre, sin perder tiempo en saludarlo. "Puedo invitarte un trago?".

A Neji no le interesaba quedarse a conversar con ese hombre, ni conocer absolutamente nada acerca de él y de su vida. Ya tenía su respuesta preparada. Estaba listo para decir su línea: "Tengo una mejor idea, por qué no nos vamos de aquí y nos encontramos afuera'". Su intención era llevarse al extraño a algún lugar oscuro y tener relaciones con él de forma rápida y violenta, como siempre lo hacía. Tal vez entre los arbustos, o detrás de un árbol. Cualquier lugar servía. Su piel estaba hormigueando por la excitación, pues ya casi podía sentir la increíble sensación del otro cuerpo contra el suyo. Abrió la boca para contestar, cuando una voz detrás de él lo interrumpió.

"No está solo".

Neji se volteó para ver quien acababa de interferir con sus planes, y encontró el rostro tranquilo y relajado de su capitán, Shikamaru Nara. El muchacho había entrado al bar sin que Neji se percatara de ello. Se acercó a la mesa y se sentó frente al Hyūga. "Te lo agradece, pero pasará".

Neji lo observó boquiabierto. ¿Qué diablos estaba haciendo? El pelirrojo miró al Nara con desconcierto, y luego a él, frunciendo el ceño levemente. Neji quiso responder, pero simplemente no sabía qué decir. Finalmente cerró la boca, incapaz de encontrar una contestación que solucionara esa situación.

Unos segundos después, el extraño se disculpó con un susurro malhumorado y se alejó, claramente decepcionado. Neji lo observó marcharse, sintiendo que la oportunidad que había estado esperando por semanas se escurría de sus manos.

Cerró los puños sobre la mesa. Se sentía frustrado, casi estafado. Observó a Shikamaru con una mezcla creciente de odio e impotencia. "¿Qué hay, Hyūga?", preguntó el Nara despreocupadamente. No parecía perturbado en lo más mínimo. De hecho, se veía hasta feliz. Neji hubiera querido golpearlo. Sabía que tenía que conservar la calma, pero el desesperado grito de su cuerpo quejándose ante la promesa de intimidad que se alejaba fue más fuerte que él.

"¿Qué rayos crees que estás haciendo?", preguntó a Shikamaru, sin poder contener el tono de reproche en su voz.

El Nara lo observó enarcando las cejas con ligera sorpresa. "Pues, vi a ese tipo molestándote, y decidí ayudarte a deshacerte de él", contestó con tranquilidad. Luego hizo una pausa y se encogió de hombros. "Creí que estarías agradecido".

Una avalancha de ira se desencadenó dentro de Neji. El pelirrojo ya no volvería, la noche estaba perdida. Apretó los puños con más fuerza aún. "¿Crees que eso me ayudó?", preguntó agresivamente mientras fruncía el ceño. Sus puños casi se hundieron en la mesa. "¡Lo arruinaste!".

No lo dijo gritando, para que nadie lo oyera, pero sabía que su voz estaba lejos de ser un susurro. Shikamaru se reclinó un poco hacia atrás en su silla y lo observó con confusión. Levantó una ceja, intentando comprender qué era lo que había arruinado, y luego levantó ambas, al llegar a la obvia conclusión. Abrió la boca para decir algo, pero tardó unos momentos en poder articular las palabras. "Quieres decir que…", titubeó. "Tu querías…?".

No terminó la oración. A juzgar por su expresión, la idea le parecía demasiado inverosímil como para considerarla siquiera. Pero la mirada dura de Neji le hizo darse cuenta de que estaba en lo correcto. Sus ojos se agrandaron con sorpresa, y observó al Hyūga con absoluta incredulidad. "¿Qué? ¿Tu?", preguntó como un niño que no comprende una lección básica. "¿De veras? Digo… Está bien, por supuesto. Sólo que nunca imaginé que tú eras… Bueno, ya sabes…".

Se veía claramente incómodo. Sin duda comprendía que había metido la pata a lo grande. Pero a Neji no le importaba. Estaba furioso. Con esa maldita noche que pasaría sin que él pudiera obtener lo que quería, con sí mismo, por no haber detectado la presencia de su compañero, y especialmente con Shikamaru, que había destruido sus planes. Neji cerró sus ojos y apretó los dientes, intentando controlar sus deseos de maldecir al Nara con todo el volumen de su voz. Idiota, pensó.

"Demonios, Neji, lo siento…", tartamudeó Shikamaru delante de él. "Yo… No lo sabía. Es decir, vamos, ¿cómo podría haberlo adivinado? No era mi intención…".

Pero Neji no tenía humor para escuchar sus disculpas. Abrió los ojos y se levantó de golpe, cortando lo que el Nara intentaba decirle. "Olvídalo", contestó con sequedad. "Ya no importa. Me voy de aquí". Después de pronunciar estas palabras, comenzó a caminar hacia la salida con paso firme. Escuchó a Shikamaru detrás de él poniéndose de pie y siguiéndolo a través de las mesas.

"Espera!", el Nara exclamó a sus espaldas. Pero Neji ya había cruzado la puerta. Se dirigió con decisión hacia el bosque, dispuesto a volver al campamento, demasiado enfadado con Shikamaru como para voltearse a verlo.

"Neji, por favor! Espera!", insistió la voz del Nara. Sintió que una mano le aferraba el antebrazo, y se detuvo para liberarse de ella con violencia, finalmente volteándose a mirar a su compañero. Su rostro debía reflejar mucha irritación, porque Shikamaru levantó las manos para tratar de apaciguarlo. Además de arrepentido, hasta parecía un poco asustado.

"Escucha", comenzó a decir. "Lo siento mucho, de verdad, ¿de acuerdo? No tenía idea. Si lo hubiera sabido jamás hubiera interferido".

Neji estaba temblando de rabia. Estaba enojado porque había perdido su oportunidad, y también porque no había podido controlarse y disimular frente a Shikamaru. Ahora el Nara lo sabía, y aunque no parecía estar juzgándolo, le había hecho revelar su secreto. La expresión de arrepentimiento del chico solo lo irritaba más.

"Ahórrate tus disculpas", respondió, en un tono incluso más duro de lo que pretendía. "Solo mantén la boca cerrada y no le menciones esto a nadie". Luego se dio la vuelta, decidido a alejarse de allí, pero Shikamaru lo agarró del brazo una vez más. Otra vez, Neji se liberó y lo miró con resentimiento.

"Por favor, no te vayas así", imploró el Nara. "Déjame compensarte. Yo, ah…", chasqueó sus dedos varias veces en el aire intentando pensar en algo. "Te invitaré un trago".

Neji lo miró con incredulidad y se cruzó de brazos.

"¿Un trago?", repitió.

El rostro de Shikamaru se llenó de esperanzas por un momento, y sonrió. "Claro, todos los quieras", respondió.

Neji mantuvo su expresión hostil y frunció el ceño un poco más. "No bebo", dijo cortante.

Shikamaru bajó los hombros al escuchar que su única idea era aplastada en un instante. Se rascó la cabeza con torpeza.

"Claro, por supuesto...", balbuceó dudando. "Está bien, entonces... ¿Qué tal un juego de shogi?"

Neji no podía creerlo. ¿Estaba hablando en serio? Porque era lo más estúpido que había escuchado en toda su vida. "¿Un juego de shogi?", repitió de nuevo, sintiéndose cada vez más furioso. "¿Bromeas, verdad? ¿En qué universo un juego de shogi puede compensar por sexo?".

Shikamaru abrió mucho los ojos. Esas eran probablemente las últimas palabras que hubiera esperado escuchar de Neji. Palideció levemente, y luego se sonrojó. Aparentemente avergonzado, desvió la mirada hacia otro lado y se rascó la cabeza otra vez.

"Si, bueno. Supongo que en ninguno... ", respondió. Cuando volvió a levantar los ojos, Neji estaba aún más irritado. Soltó otra exhalación molesta y trató de darse la vuelta una vez más, lo que pareció desesperar al Nara. "Vamos, es lo único que puedo hacer. ¿Por favor?...", insistió, pero fue inútil. Al ver que Neji intentaba alejarse otra vez, en un último intento de arreglar las cosas, agregó en voz muy suave: "Te dejaré ganar..."

Eso llamó la atención del Hyūga. Se detuvo a la mitad de su giro y miró a Shikamaru sin dar crédito a sus oídos.

"Perdón?", preguntó, sin poder creer las palabras del Nara. Pero el chico simplemente se encogió de hombros y le dedicó una sonrisa tonta.

"Es lo menos que puedo hacer", respondió humildemente.

Eso puso a Neji al borde de perder la cabeza. Insinuar que necesitaba que otro perdiera a propósito para poder vencer era una ofensa imperdonable, y no iba a permitirla. Puso ambas manos sobre sus caderas y miró al Nara con ojos penetrantes.

"¿Realmente crees que necesito que me dejes ganar?", cuestionó. "Puedo vencerte sin problemas".

Shikamaru sonrió abiertamente esta vez. Realmente pensaba que Neji no tenía posibilidades contra él, y eso simplemente lo sacaba de quicio.

"Si tú lo dices", respondió Shikamaru, pero todavía se veía extremadamente confiado. No veía una amenaza en él, ni siquiera un desafío, y eso solo hizo que la sangre de Neji se acumulara en sus oídos, producto del enojo. Quería borrar esa estúpida expresión de la cara del Nara.

"¿De verdad eres tan arrogante?", escupió con desprecio. "Creo que tener tanta gente llamándote genio ha subido demasiado tu ego".

Shikamaru solo parpadeó con calma y volvió a encogerse de hombros. No parecía molesto por el comentario. Por el contrario, parecía un poco entretenido con la discusión. Neji podría haberlo matado allí mismo. Había arruinado por completo su noche, y además estaba tratando de humillarlo, subestimando su inteligencia. No podía soportar eso, y no lo haría.

"Juguemos", dijo Neji seriamente, perforando los ojos del Nara con los suyos. Un segundo después, se dirigió hacia la posada con paso firme, mientras escuchaba a Shikamaru caminar tranquilamente detrás de él.

Tomaron una mesa y pidieron un tablero de shogi, junto con un vaso de agua para Neji y uno de sake para Shikamaru. Acomodaron las piezas en silencio. El Nara hizo un gesto con la mano, indicando a Neji que podía dar comienzo al juego si lo deseaba. Pero él no iba a caer en algo tan tonto. Sabía que su oponente era muy inteligente, y no iba a subestimar sus habilidades solo porque estaba increíblemente enojado con él. Después de todo, quería hacerlo tragarse sus palabras, y para hacerlo, tenía que ganar. Sacudió la cabeza, mostrándole a Shikamaru que prefería que él hiciera el primer movimiento. El Nara simplemente asintió, acercó el tablero hacia él, y luego colocó los codos sobre la mesa, apoyando el mentón en sus manos. Observó el tablero durante largos minutos, aunque todavía no había ninguna jugada en él. Neji consideró el hecho de que estuviera tratando de jugar con su mente, pero por la forma en que los ojos de Shikamaru se movían sobre el tablero, como si describieran el camino de piezas invisibles, se dio cuenta de que realmente estaba pensando. Con el pasar de los segundos, los dedos del Nara se acomodaron en un círculo. Neji reconocía ese gesto. Había visto a Shikamaru hacerlo antes en batallas, y durante varias misiones. Era la posición que adoptada al momento de planificar. Estaba diseñando su estrategia. Finalmente, el Nara levantó un brazo e hizo un movimiento.

Jugaron durante casi una hora. Al principio Neji estaba seguro de tener la ventaja. Había capturado varias de las piezas de Shikamaru y lo rodeaba lentamente, aproximándose a su Rey. Sabía que el Nara tenía fama de ser muy bueno en el juego, pero a pesar de eso, le parecía un oponente bastante fácil. Claramente estaba perdiendo, aunque mantenía la calma. Neji estaba seguro de que lo vencería pronto, cuando de un instante a otro se encontró con que todas sus piezas estaban repentinamente bloqueadas. En sólo tres movimientos, Shikamaru había cambiado por completo la situación, tornándola a su favor. No había jugadas posibles que le permitieran escapar. Con un último movimiento, el Nara capturó a su Rey, terminando el juego.

Neji miró el tablero con irritación. Había perdido. Y sabía cuál había sido su error: se había permitido pensar que estaba controlando el juego, cuando la realidad era que Shikamaru lo había inducido a colocar sus piezas exactamente donde las quería, haciéndole creer que él mismo había tomado esas decisiones. Ahora le parecía tan evidente que se maldijo por no haberlo notado antes. No logrando controlar su molestia, chasqueó la lengua.

"Tú ganas", admitió, sin levantar la mirada del tablero.

Un largo silencio vino después. Debido a que Shikamaru no respondió, Neji finalmente levantó la vista. El Nara lo miraba con una expresión en blanco, como si no estuviera allí en absoluto. ¿Era posible que ni siquiera hubiera estado concentrado en el juego, y que en su lugar hubiera estado perdido en sus pensamientos todo el tiempo? Neji no podía imaginarse que alguien pudiera jugar de esa manera poniendo solo una parte de su atención en la partida. Inclinó la cabeza hacia un lado, tratando de llamar la atención de su compañero. Y lo logró. En ese momento, Shikamaru pareció despertarse. Sacudió un poco la cabeza y miró el tablero.

"Oh, sí. Supongo que sí...", dijo distraídamente. Luego apretó los labios en una mueca de disculpa. "Lo siento".

Justo cuando Neji pensó que no podía ser más irritante. Frunciendo el ceño, se dijo a sí mismo que ya sabía cómo Shikamaru lo había derrotado, y ahora estaba listo para contraatacar. Comenzó a acomodar las piezas nuevamente.

"Revancha", ordenó. Shikamaru no se negó. Se recostó en su silla, un poco adormilado, y observó las manos de Neji moviéndose sobre el tablero.

Jugaron durante dos horas más, un total de cuatro juegos. Shikamaru los ganó a todos. Por más que lo intentaba, Neji no lograba comprender su forma de jugar. Sus piezas se desplazaban sobre el tablero de un lado a otro, con movimientos siempre inesperados, pero respetando todas las reglas. Al principio se molestó, porque cada vez que pensaba que tenía al Nara donde lo quería, terminaba perdiendo la mitad de sus piezas, lo cual era bastante frustrante. Pero con el tiempo comenzó a disfrutarlo. Shikamaru no presumía de sus victorias, ni se burlaba de él. Y tampoco estaba subestimando al Hyūga. Neji se daba cuenta por la forma en que diseñaba sus estrategias. Eran muy complejas, lo que significaba que estaba muy concentrado en ellas, y Neji podía ver que se compenetraba cada vez más con el paso de los minutos. Tal vez porque Neji estaba mejorando. Después de suficientes juegos, probablemente podría anticipar todos los movimientos del Nara y derrotarlo. Solo necesitaba más tiempo para entender su juego.

Mientras esperaba a que Shikamaru hiciera el próximo movimiento, captó un destello rojo cerca de la puerta. Levantó la vista y vio que se trataba del extraño al que se le había insinuado. El hombre lo miró e hizo un gesto casi imperceptible hacia la puerta, como preguntándole una última vez si estaba seguro de no querer irse con él. Neji lo observó intensamente por unos segundos. Al parecer, todavía podía obtener el alivio que había estado buscando, si se levantaba ahora y se iba con el extraño. Shikamaru lo entendería, y probablemente también sería feliz, porque significaría que no había arruinado los planes de Neji después de todo. Pero para su sorpresa, el Hyūga se dio cuenta de que ya no estaba desesperado como antes. Su cuerpo se había calmado considerablemente. En realidad, lo que más deseaba en aquel momento era vencer a Shikamaru al menos una vez, así que decidió que no iría a ningún lado. Sacudió la cabeza lentamente. El hombre le arrojó una mirada de fastidio y se fue.

No podía creer lo que acababa de hacer. Había dejado ir una oportunidad perfecta, por jugar shogi. Volvió los ojos hacia Shikamaru y vio que sonreía, con la vista fija en el tablero. No era una sonrisa triunfante, o arrogante. Era más bien una sonrisa entusiasta, como si realmente estuviera disfrutando jugar. Neji no pudo evitar pensar que se parecía un poco a un niño pequeño. Por alguna extraña razón, ya casi no estaba enojado con él. Ya tendría otra ocasión para complacer a su cuerpo. Por ahora prefería estar allí.

"Otro", dijo después de ser derrotado por última vez. Pero Shikamaru se enderezó en su silla y estiró los brazos, bostezando.

"Creo que ya hemos jugado suficiente", respondió. "Además, me toca la siguiente guardia. Tengo que volver y relevar a Shino".

Ambos ninja se levantaron y luego de pagar, salieron de la posada. Caminaron en silencio entre los árboles y los frondosos arbustos. El clima era cálido y húmedo, y Neji sintió que sus pies se hundían en el grueso césped mientras avanzaba. Captó el agradable olor a hierba que llenaba sus pulmones. No había notado nada de eso cuando se dirigía a la posada unas horas antes. En ese momento solo había tenido una cosa en mente, y todos sus sentidos se habían concentrado en hacerla realidad. Pero ahora se sentía extrañamente en paz. Pensó en ese hombre atractivo con el que casi había tenido una oportunidad, y su cuerpo se quejó. Pero al menos su mente estaba en silencio, lo cual era inusual cuando no podía descargar sus tensiones. No sabía cuándo sería la próxima vez que lo enviarían fuera en una misión, por lo que sus posibilidades de obtener el alivio esperado eran ahora inciertas. No sabía por que, pero por primera vez en mucho tiempo, eso no le preocupaba.

Ninguno de los dos dijo una palabra durante el camino y, sin embargo, el silencio no le resultó incómodo. Shikamaru caminaba a su lado con las manos en los bolsillos y una expresión soñolienta, y Neji pensó que su serenidad era de alguna manera contagiosa.

Luego de un rato llegaron al campamento. Todos parecían estar ya en sus tiendas, excepto Shino, que estaba sentado junto al fuego concentrado en cualquier posible señal de peligro. Cuando los vio acercarse, se puso de pie. Shikamaru le hizo un gesto con la mano indicando que podía retirarse y que él se haría cargo. Shino asintió una vez y se alejó hacia su tienda. Los dos muchachos siguieron caminando hasta que llegaron a los restos del fuego, que crepitaba suavemente en la silenciosa noche.

"Bueno", dijo Shikamaru, "Perdón por vencerte. Quería hacerte sentir mejor, pero no creo haberlo logrado". Luego bajó un poco la voz. "Y lo siento por... ya sabes".

Neji agradeció el hecho de que el Nara no lo estuviera mirando a los ojos al decir eso. Shikamaru era la primera persona en enterarse de lo que Neji hacía, y todavía no sabía cómo sentirse al respecto. Estaba un poco avergonzado, y definitivamente molesto por haber sido descubierto.

"¿Qué hacías tu en la posada?", preguntó, sólo para cambiar de tema.

Antes de contestar, Shikamaru echó una mirada rápida a la tienda de Ino, como cerciorándose de que la chica estaba dormida. "Fui a comprar cigarrillos, pero no tenían en la tienda", respondió en una voz muy baja. "Pensé que quizás alguien de ahí adentro podía darme uno".

"No sabía que fumabas", comentó Neji, pues era verdad.

"Nadie lo sabe", confesó el Nara, y luego le dedicó una mueca de complicidad. "¿Guardarás el secreto, verdad?".

Neji asintió pero con mayor seriedad. "Si tu guardas el mío".

Shikamaru bajó su cabeza en gesto afirmativo. Sin más que añadir, Neji iba a retirarse a su tienda, cuando el Nara levantó la cabeza otra vez para mirarlo, y sus ojos se conectaron. Estaba sonriendo de una manera perezosa pero amable, que por alguna razón hizo que la respiración de Neji se detuviera por un segundo.

"Descansa", dijo el Nara, con los ojos todavía fijos en los de Neji. El Hyūga lo miró por unos segundos, antes de darse cuenta de que tenía que contestar algo.

"Tú también", respondió finalmente. Shikamaru parpadeó despacio, manteniendo su sonrisa relajada, y después de un breve momento, se dio la vuelta para encontrar un lugar donde tumbarse junto al fuego.

Neji caminó hacia su tienda, donde se sentó en el suelo y comenzó a peinarse su largo cabello chocolate con los dedos, como hacía todas las noches antes de irse a dormir. Recordó los últimos eventos, repasando cada detalle.

Te dejaré ganar... Las persuasivas palabras de Shikamaru resonaron dentro de su cabeza. De repente, se le ocurrió una idea. ¿Había sabido el Nara que con decir eso conseguiría irritar a Neji? Tal vez había anticipado que su ego lo obligaría a aceptar la oferta. No sonaba extraño. Después de todo, se sabía que Shikamaru era un experto manipulando los escenarios a su favor, y probablemente también podía hacerlo con personas. Neji recordó cómo lo había hecho creer que estaba perdiendo, para luego cambiar la situación y atraparlo indefenso. Sí, definitivamente era capaz de eso. Pero aun así no se sentía enojado. Se alegraba de que Shikamaru no le hubiera hecho preguntas sobre lo que había descubierto esa noche, y que no lo hubiera humillado por perder todas las partidas. Se recostó para dormir, esperando que el Nara pudiera mantener su boca cerrada y no decirle a nadie lo que ahora sabía.


Hola!

Esta es la primera vez que hago un post en español. Espero que salga bien! Esta historia ya está terminada, sólo tengo que ajustar unos pequeños detalles a cada capítulo pero la subiré durante los próximos días. Serán 6 capítulos.

Espero que les guste! ^^