En esta historia Hefesto será mujer y Afrodita un hombre los demás seguirán igual espero que os guste :).

Todos los dioses son considerados perfectos, bellos o simplemente divinos y esplendorosos a la vista cualquier mortal queda deslumbrado por su belleza y encantos.

Pero no todos son así.

Hace años Hera la reina de los dioses quedó embarazada de su esposo Zeus el rey de los dioses. Un dios muy guapo pero a diferencia de como solían retratarlo no llevaba barba, de echo sus hermanos parecían tan jóvenes como sus hijos Zeus que aparentaba los treinta pelo blanco plateado y ojos de un azul cristalino como el cielo.

Hera era una de las diosas más hermosas del Olimpo, pelo castaño y ojos de un verde esmeralda, piel pálida y labios rosados una mujer elegante, fuerte y orgullosa reina pero eso no impedía que su marido la engañara continuamente.

Cosa que la enfurecía.

La llenaba de furia y resentimiento que la corte estuviera llena de los bastardos de su marido en varias ocasiones intentó deshacerse de ellos (los ejemplos más notables fueron los arqueros gemelos, Dionisio y Hércules), todos acabaron en fracaso.

Por eso quería hijos poderosos y hermosos que superaran a sus medio hermanos pero hasta ahora el único que se destacaba era Ares pero era despiadado y violento junto a su hermana gemela Enyo que era igual de despiadada que él.

Sus hijas Hebe y Eileithyia eran diosas amables y hermosas aunque no llevaban un lugar destacado e importante en el Olimpo ya eran solo las diosas del parto y la juventud respectivamente.

Por eso cuando descubrió su nuevo embarazo estaba feliz, rogó a los destinos que su futuro hijo o hija tuviera el futuro más brillante de todos, decidió mantener su embarazo en secreto quería que fuera una sorpresa.

Así que cuando llegó el momento de dar a luz lo hizo a solas, fueron horas de parto extenuante pero cuando empezó a amanecer por fin acabó al oír el llanto de un bebé y por sus poderes pudo saber que era niña.

Con esfuerzo la cogió en brazos, su rostro lleno de amor.

Solo para dar paso a la incredulidad y el horror, no...esta cosa no podía ser su hija y de Zeus debía haber un error.

La niña era más pequeña que un bebe de su edad sería como si fuera prematura, además una de sus piernas estaba malformada como si no se hubiera desarrollado correctamente, se veía pálida, frágil y patético.

¿Cómo iba a presentarse en la corte con esta criatura lamentable? Seria la burla de todo el Olimpo.

Quería gritar, gritar por esta injusticia los hijos bastardos de Zeus eran fuertes y guapos mientras los suyos eran menospreciados y dejados en segundo lugar.

Y ahora esto, no lo podía permitir.

Así que era se acercó a un acantilado y sin un pensamiento arrojó a la recién nacida a sus aguas, la pobre niña lloró débilmente llamando a su madre y preguntándose donde estaba.

La pobre criatura pronto sabría lo cruel que era este mundo y que las personas que debían amarla y cuidarla le darían la espalda.

Pero también era una oportunidad que pocos dioses tenían, la de vivir como un mortal y no dejarse cegar por las vanidades e hipocresía del Olimpo.

Hera miró el mar donde arrojó al bebé aunque la despreciaba decidió darle al menos un nombre pero ni siquiera se molestó en darle uno que fuera bien con ella.

—Hefesto es un nombre apropiado pues es un nombre para un niño, y tú resultaste no ser lo que yo no quería es apropiado para ti que lleves un nombre inapropiado—

Se retiró al monte Olimpo olvidando este hecho, pero poco sabía que algún día lo que trato de esconder u ocultar vendría para castigarla por sus acciones.

Ni siquiera la reina de los dioses escapa de sus castigos.

En el fondo del mar una nereida Tetis la ninfa miraba horrorizada lo que había echo Hera a su propia hija, presurosa nadó hacía la pequeña y la acunó suavemente, la niña tenía heridas pero al ser una diosa se pondría bien.

—Pobre pequeña no te preocupes te cuidaré—dijo mientras gentilmente pasaba su mano por el rostro de Hefesto que sonrió.

Tetis sonrió a la pequeña con ternura.