Era un 4 de julio cuando los conocí por accidente, no era raro en un día de fiesta ver a un hombre con su hija en los hombros comiendo dulces por las calles, sonriendo y jugando, todo el mundo lo hacia, incluso yo, mi madre no había podido volver a casa después de un viaje de último minuto, muchos viajaban para la fiesta y mi madre no había podido conseguir un boleto de avión, lo que me obligó a pasar el día prácticamente sola, will había pasado la noche conmigo sin embargo el trabajo lo había sacado de mi cama cerca de las 5 de la mañana, sin sueño ni nada más interesante que hacer, me levanté, tomé un desayuno ligero y salí a caminar para luego trotar un poco por el parque, los preparativos para los fuegos artificiales comenzaban y algunos ya vagaban por las calles con banderas ondeando en sus autos, algunos corredores pasaron a mi lado arrastrando pequeños adornos y cantando como si estuviesen en el ejército, entonces volví a casa, quería pasar el resto del día con will pero mis planes terminaron antes de comenzar, justo en el momento de atravesar la puerta él me enviaba un mensaje diciéndome que quizá no podríamos vernos hasta dentro de un par de días, tenía que salir fuera de la ciudad, a donde?, no lo decía, arroje el teléfono a la mesa y fui dejando ropa tirada en el piso en mi camino a mi habitación para tomar un baño caliente, al salir me vestí con ropa cómoda y salí de nuevo, no tenía ganas de cocinar así que decidí buscar un lugar donde comer, sin embargo los bares y restaurantes estaban llenos, mi último recurso era caminar por la calle buscando algún puesto callejero, fue allí donde los vi, un hombre de mediana edad llevaba en sus hombros a una pequeña pelirroja, no lo reconocí entonces, ambos de ojos azules, tan parecidos como gotas de agua, les observé durante algunos minutos y aun cuando intentaba no mirarlos mis ojos volvían a ellos y es que el hombre parecía un niño, corriendo con la pequeña en sus hombros con la cara embarrada de dulce y gritando por cualquier cosa mientras la niña aplaudía por sus estupideces, solo faltaba una pieza en ese rompecabezas, la madre de la pequeña, en ese entonces la noticia corría por todos los medios de comunicación, "famoso escritor se divorcia y mantiene una disputa con su ex por la custodia de su hija" y es que la prensa busca los detalles donde sea y como sea, pero en ese momento no lo pensé, no lo recordé y esperé pacientemente hasta que la madre de la niña apareciera, sin embargo los minutos pasaban y esta no hacia acto de presencia, los perdí de vista, supuse que se habrían ido y que quizá la madre por fin había aparecido, suspire mientras mordía la grasienta salchicha, pensaba en el hombre y en la niña, ambos se veían felices.

La tarde cayó, la gente se aglomeraba para ver el espectáculo, me quedé sentada en una banca mientras veía a la gente pasar, mi madre me envió un mensaje aconsejándome no beber demasiado alcohol, sonreí ante la sola idea de que eso sucediera, no suelo beber sola, siempre busco compañía pero la compañía se había ido dejándome sola, que más podría hacer, aburrida decidí volver a casa.

Fue mientras caminaba que algo golpeó mi espalda, sentí un manotazo y me di la vuelta furiosa, esperando ver quien era el idiota que se atrevía a golpearme, entonces cuando baje la vista y vi una melena roja y un par de ojitos a punto de derramar lágrimas.

-no encuentro a mi papi.-dijo antes de soltar el llanto, de inmediato me incliné reconociendo a la pequeña.

-oh pequeña, buscaremos a tu papi, como te llamas?.- seque sus lágrimas con mi mano.

-Alexis.- dijo moqueando.

-ok Alexis, como se llama tu papi?

-Richard.

-sabes tu apellido?

-castle.-de inmediato me sobresalte.

-tu papi es Richard castle?.- entonces todos los cables se reconectaron encendiendo el foco sobre mi cabeza.

que probabilidades habia de que me topara con richard castle y con su hija de esta manera, ninguna, pero aquí estaba su hija, sosteniendo mi mano y habiéndose perdido por accidente.

-si.-dijo la niña mirándome fijamente.

"Vaya" pensé, mientras recordaba su cara, si, yo sabía quien era Richard castle, sabía que lo conocía de algún lugar, ahora su pequeña hija estaba parada frente a mi, perdida.

-recuerdas donde estaban antes de perderlo de vista?

-mi papá me compraba un helado, pero había mucha gente y solo me distraje un poquito.-dudo un momento y luego señaló con su dedo hacia donde creía que se encontraba

-no te preocupes esas cosas pasan, te ayudaré.

-le hablarás a la policía?.- preguntó mientras tomaba mi mano de nuevo.

-yo soy policía.

-y tu uniforme?

-sonreí ante su pregunta.-yo no uso uniforme, quieres ver mi placa, soy detective.

-de verdad, puedo verla?

-claro.-saque mi identificación y mi placa, ella la tomó y la miró con sorpresa.

-vaya, yo solo había visto policías de esos que usan un uniforme azul.

-si, bueno yo ya no soy de esos pero igual ayudo a niñas extraviadas.

-la vi bajar la vista al suelo.-es que yo tuve la culpa, mi papá me dijo que no soltara su mano y lo hice.

-entiendo, no es tu culpa aunque hiciste mal al soltar la mano de tu papi, debe estar muy angustiado, hay demasiada gente aquí, es fácil perderse.-de nuevo comenzó el llanto.-no Alexis, no llores, yo te voy a llevar con él.

La sujete en mis brazos, Alexis tenía entonces 6 años, sostenía en sus manos un conejito blanco, al cual retorcía nerviosa, no sé si por estar extraviada o por que con seguridad su padre la reprendería, de cualquier manera encontrar a su padre sería algo un tanto complicado pues se estaba haciendo de noche.