-Papá-Llamó el más pequeño de la casa. Neal volteó a ver a su hijo, el cual era un castaño como él pero con unas pequeñas pecas en la nariz y hermosos ojos verdes esmeraldas como los de su madre- ¿Crees que si le pido a la cigüeña un hermanito llegue mañana?- la inocente pregunta del niño, hizo que el mayor de los Leagan se atragantara con su pan tostado.

-¿A que viene esa pregunta Jojo?-Preguntó el mayor cuando paró de toser.

El niño frunció el ceño y se cruzó de brazos

-Mamá dice que si fuese por ti, yo ahora tendría un hermanito así como lo tiene mi prima Sabrina. Y Sabrina dice que la cigüeña trajo a su hermanito, ¡Yo también quiero uno!- Sabrina era la hija de Tom y Eliza, era buena amiga de Jojo, el cual en realidad se llamaba Jhonny Leagan.

La boca de Neal, no tocaba el suelo porque estaba atada a su mandíbula, ¿Qué rayos le estuvo diciendo Candy al pequeño Jojo? Se aclaró la garganta, aún no le contaría a su hijo la verdad sobre la cigüeña, o sino su esposa lo haría dormir con Clin de nuevo en el sofá.

-Lo consultaré con Mamá. Ahora baja, pronto llegará Sabrina para que se vayan a la escuela-dijo, el niño asintió derrotado y tomó su mochila. Se despidió de su padre con un abrazo y salió camino a la recepción, en espera de que su tía Eliza pasase por él.

El castaño respiró hondo. A penas y si podía con ese pequeño demonio de seis, pronto siete años, ¡Y ya quería un hermano! Esa Pecosa cabeza hueca debió abrir la boca de más, para que Jojo desease un hermano de un día para el otro. No le molestaba la idea de llevar a cabo el procedimiento, pero, luego se ponía a pensar en todo lo que debería vivir de nuevo; los antojos, cambios de humor, el repentino odio hacia su persona, todo para que al final del último mes deba despedirse definitivamente de su cama, al menos hasta que el nuevo integrante tuviese conciencia propia.

El ruido de la puerta siendo azotada, lo hizo volver la realidad. Candy había vuelto del hospital más temprano de lo normal, se levantó del asiento y la encaró en la sala.

-¿Se puede saber que le has dicho a Jojo?-Preguntó, su esposa giró a verlo con una sonrisa.

-Nada que no sea verdad-Canturreó con una sonrisa, Neal alzó una ceja- Si por ti fuera, ya hubiera nacido el nuevo hermano de Jhonny-dijo. El Leagan seguía sin comprender.

-¿A qué te refieres?-La rubia pecosa amplió su sonrisa, su esposo a veces era muy despistado.

Se acercó a él, con sus manos entrelazadas detrás de su espalda y su típica cara cuando iba a confesar alguna de sus travesuras cometidas a espaldas de su marido. Cuando iba a hablar, el teléfono sonó, este lo atendió y en seguida se escucharon gritos desde la otra línea.

-¡Felicidades Candy!-Escuchó gritar a Susanna, tuvo que apartar su oído debido al volumen de los gritos-¡Al fin decidiste cumplirle el capricho a tu hijo y darnos a mí y a Terry otro mocoso que malcriar! ¡Te espero en la tarde! ¡Si guerra quieres, guerra tendrás!

La mujer de la casa, se golpeó mentalmente al siquiera pensar que era bueno contárselo a su ahora rival Susanna. Neal se quedó estático, procesando la información que llegó de golpe, miró a su esposa, esperando que ella confirmase o negase lo dicho por la actriz de teatro al teléfono. Esta simplemente le dedicó una sonrisa tonta, aquella que hacía mostrando la lengua y dando un guiño de ojo.

- ¿Sorpresa...?

Después de eso, el castaño se encogió de hombros… Al menos logró dar en el clavo en cumplir la petición de su hijo pero de ahora en adelante su Pecosa las tendría muy negras contra Susanna ya que ahora la rubia de frente ancha tomaría su ventaja, tenía una hija que por cierto era el interés amoroso de Jojo, conociendo a la pequeña que era igual de caprichosa que su madre obviamente le pidió un hermanito… Y claro, si Candy le daba un hermanito a Jojo, Susanna le daría gemelos.