Ranma 1/2 y sus personajes pertenecen a Rumiko Takahashi.

(You Know i)

Love You So Bad

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|Hace siete años- Parte 2 |

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—Aja—escuchó la voz de Nabiki con ese tono de sabelotodo que Akane detestaba —. Ya te vi, infiel.

Akane, mordió el onigiri y desvió la vista como si nada, hizo una ligera mueca, pero siguió comiendo.

—¿No vas a negarlo? —preguntó su hermana recargándose para verla mejor.

—No sé de qué estás hablando.

—Del apuesto chico que no puede quitarte los ojos de encima y del que estas muy pendiente —le dijo señalándola con los palillos —. De hecho, en este momento está mirando hacia aquí. Uy, si las miradas desnudaran, ahorita estarías solamente en pantaletas, querida hermana.

—¡Ya cállate, Nabiki! —explotó Akane y pedacitos de arroz salieron disparados de su boca.

—No voy a negar que Kuno tiene lo suyo —siguió Nabiki sin importarle el enojo de su hermana—. Pero si me preguntas este chico está mucho mejor. ¿No crees Ukyo?

La aludida tragó con fuerza de la bebida que estaba sorbiendo y sonrió emocionada.

—¡Yo también he visto que no deja mirarte Akane-chan! Deberías de ver la cara que pone Ran-chan, cuando se queda viéndote en clases. ¡Es tan mono!

—No hay día que no hables de él, Akane, de lo mucho que "te molesta" —dijo Nabiki haciendo comillas con los dedos.

—¡Ustedes están locas! ¡Nuestra relación es de odio, ese tipo me detesta! —Akane apretó el onigiri y se le deshizo en la mano —¿Acaso no escuchaste lo que dijo hoy en la clase de cocina Ukyo?

—¿Qué dijo? —preguntó Nabiki a Ukyo, dándole un cariñoso empujoncito con su hombro. Ukyo se rió bajito.

—Yo te diré que dijo —respondió Akane, roja de indignación —¡Dijo que nunca conseguiría marido si seguía cocinando porquerías, y solo se me quemaron un poco las galletas!

Nabiki volteó a ver a Ukyo, pero Ukyo negó con la cabeza, con un gesto que decía: "se hicieron ceniza".

Nabiki parpadeó unos segundos antes de romper a reír. Ukyo se le unió, pero con una risa muchísimo más discreta. Estaban desayunando en el techo del edificio. Las amigas de Akane estaban jugando voleibol, pero Akane no había estado de humor para jugar y se había ido a sentar con Nabiki y Ukyo. Ranma con Hiroshi, Daisuke y un par de chicos más, estaban jugando barajas en el extremo opuesto.

—¡Cállate Nabiki! ¡No es gracioso!

Akane no pudo evitar dar una mirada a su alrededor, un poco apenada, su atención se dirigió hacia donde estaba Ranma, y como había dicho Nabiki él la miraba, ella desvió los ojos de inmediato, tratando de controlar el nerviosismo que le dio.

—¿Y qué fue lo que hiciste? —preguntó tomando aire —Me imagino que no te has quedado callada.

—Oh, Akane-chan no se quedó callada, y sin hacer nada. Claro que no.

—Espera, espera. No me digas —detuvo a Ukyo y lo pensó un segundo— Ya sé. Le aventó algo a la cabeza.

—Las chispas de chocolates y un rodillo para masa —las dos rieron de nuevo y Akane se cruzó de brazos, haciendo el rostro hacia a un lado —. Y ella le dijo que nadie iba a querer casarse con un fenómeno como él, comenzaron a decirse de insultos en frente de todos. La pobre profesora no sabía qué hacer y al final terminaron los dos castigados en el pasillo.

—Diablos, hermanita, parece que encontraste la horma de tu zapato —luego se volvió hacia Ukyo y la miró con indignación —. Exijo una compensación por que no me has contado de inmediato.

Ukyo enrojeció y tomó el popote del refresco apartando el rostro, un poco tímida, pero con una sonrisa que decía todo. Akane volvió los ojos hacia el cielo. Sabía exactamente que estaban pensando.

—No empiecen por favor.

—Bueno, bueno—replicó Nabiki, sin querer cambiar el tema — ¿y qué vas a hacer, Akane?

—¿Qué voy a hacer de qué? —contestó tan bruscamente que, si la hubiera escuchado su hermana Kasumi, la hubiera reprendido que esas no eran maneras de contestar para una jovencita. Afortunadamente a Nabiki le importaban un comino también las formas.

—Pues con esa dinámica tan interesante que tienes con ese chico Ranma.

—No hay ninguna dinámica con él, no hay nada de nada, ¿vale?

—No sé, Akane-chan —dijo Ukyo —, la verdad es que es bastante sospechoso.

No había día que Akane no recordara esa tarde, cuando habían luchado y había estado tan cerca de él que algo había estado a punto de pasar, su cuerpo recordaba con terrible exactitud lo que había sentido en aquel momento y su corazón se aceleró un poquito. Jadeó. Quería subir la vista y verlo de nuevo, llevaba todo el rato queriendo hacerlo. Maldita sea, la verdad es que todo el tiempo quería mirarlo, pero no lo haría, ella era más fuerte que eso.

—…no sé muy bien cuándo, pero sé que no terminará el semestre —decía Ukyo a Nabiki, cuando Akane volvió a poner atención en la plática.

—¿Qué? —preguntó Akane. Nabiki y ella la miraron —¿Se irá?

Ukyo asintió.

—¿No sabías?

Akane dio una rápida mirada hacia donde estaba él, sintiendo de repente una opresión en el pecho.

—No, no lo sabía—contestó autómata.

—Al parecer regresa a China al finalizar este mes.

Akane se mordió los labios y dejó de escuchar nuevamente la plática. Sin decir nada más, se levantó con su bento en la mano y salió con paso rápido hacia las escaleras, dejando a Ukyo y a Nabiki atónitas por su comportamiento, pero no asombradas, estaban acostumbradas a los arranques de humor de Akane.

—Es tan ingenua, no engaña a nadie —dijo Nabiki simplemente con la sabiduría que le daba ser un año mayor que su hermana.

—Awww, mira como se la queda viendo —dijo Ukyo y Nabiki observó a Ranma que fingía poner atención en el juego que tenía con sus amigos, pero en realidad seguía a Akane con la vista mientras ella se iba— Esos ojos a medio morir, ¡es tan mono!

—Interesante —Nabiki sorbió de su refresco con lentitud viendo a Ranma con los ojos entrecerrados—Muy interesante.

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Akane se detuvo cuando estaba por empezar a bajar las escaleras, respiró unos segundos y volteó. Ranma era ahora un pequeño puntito rojo a la distancia, al otro extremo del techo. Podía jurar que miraba hacia donde estaba ella. Akane se demoró unos instantes más hasta que tomó una resolución. Apretó el bento en sus brazos y sus labios los hizo una línea. Después volteó y comenzó a bajar las escaleras.

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Ranma abrió la puerta de su cuarto, dejó la toalla húmeda aventada de cualquier manera sobre una silla que había cerca y se dejó caer en la cama con un suspiro de cansancio. Pronto tendrían un partido importante de fútbol y el entrenador los estaba machacando. Aunque los entrenamientos que hacía con las amazonas eran totalmente barbáricos y no tenían igual, estaba molido. Sí él estaba así, no se quería imaginar cómo estaban sus demás compañeros.

Ranma se puso en la mano en la frente y observó la poca luz que entraba por la ventana, disfrutando la calma de la tarde de viernes.

Los meses habían pasado demasiado rápido para su asombro. No supo cómo, pero los días se le fueron encima uno tras otro. Aunque al principio la idea le había parecido mala, en realidad, la escuela no estaba tan mal.

Tenía amigos, se divertía, hacía deporte; ganaba medallas y trofeos que ponían en alto el nombre de la escuela y por eso los maestros no eran demasiado exigentes con él, se hacían de la vista gorda cuando fallaba en algún trabajo. Aunque, a decir verdad, a Ranma no le importaba sacar notas regulares o incluso malas calificaciones. Cuando la asignatura era especialmente difícil, como matemáticas, incluso celebraba un seis como si fuera un nueve. A quien también no parecía importarle mucho la escuela era a Akane. Aunque Ranma se había dado cuenta que la chica era increíblemente inteligente y muy avispada para entender cosas a la primera, por ello es que, aunque se saltara clases siempre lograba un siete en las notas.

Ranma suspiró frustrado y se llevó la mano al flequillo húmedo y se lo revolvió. Siempre, invariablemente sus pensamientos le llevaban a Akane.

Akane, Akane, Akane.

Shampoo había hablado con su abuela para extender su permiso de estancia en Japón dos meses más, pero el consejo de las Amazonas se rehusó, y no sólo eso, acortaron su tiempo de permanencia en la isla. Tendrían que regresar dos semanas antes. Lo cual hacía que la próxima semana fuera la última como alumno de Furinkan. No había forma de negarse a ello.

Ranma no podía estar más de acuerdo. No veía la hora de largarse de ese lugar.

Después del pequeño momento que había compartido con Akane tras aquel primer entrenamiento, estaba bastante entusiasmado por lo que podría pasar entre ellos dos. En ese momento no imaginaba que para Akane aquello no había significado lo mismo, ni había sentido lo mismo que él.

Nada había cambiado, ella seguía siendo novia de Kuno y a él lo trataba con indiferencia y frialdad. Ranma no entendía que había pasado. Al principio se había enfadado bastante y por ello siempre se metía con ella. Podía ser que estaba perdiendo la razón, pero podía jurar que Akane también le gustaba aquella manera en que se relacionaban, discutían con tanta vehemencia y de cosas tan insignificantes que la gente decía que eran como un matrimonio.

Y por supuesto eso había llegado a los oídos de Kuno.

Tal vez era por las discusiones, pero de las docenas de chicos que pretendían a su novia aún bajo sus narices, Kuno se la había agarrado precisamente con él. Ranma no soportaba a Kuno y parecía que el sentimiento era totalmente correspondido. No entendía porque de entre todos los chicos que ella podía escoger, elegía precisamente estar con Tatewaki, el idiota más pretencioso y desagradable que él hubiera conocido. En varias ocasiones estuvieron a punto de liarse a golpes sólo por el simple hecho de pasar por el pasillo demasiado juntos. Pero cuando Akane estaba con Kuno y Ranma pasaba cerca de ellos, Tatewaki lo retaba con la mirada y con una sonrisa burlona abrazaba a Akane y estampaba sus desagradables labios en los de ella.

Ranma cerró los ojos y suspiró. Tenía que irse de ese lugar.

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—¡Sonríe!

Dos días después, lunes por la mañana. Ranma escuchó aquella voz y una intensa luz lo dejó momentáneamente ciego.

—¡Qué diablos! —gruñó parpadeando furiosamente.

—Wow, eres realmente fotogénico—Nabiki lo ignoraba mientras observaba la fotografía en su cámara digital —Creo que debí de haber hecho esto mucho antes. ¡Diablos!

Cuando fue capaz, Ranma la miró con cara de pocos amigos y la reconoció al instante, Nabiki Tendo observaba la pantalla con gesto contrariado, como si un gran negocio se le hubiera ido de las manos.

—¿Me tomaste una fotografía?

—¡Hola! — dijo Nabiki tan fresca, ignorando su pregunta —No nos han presentado formalmente, soy Tendo Nabiki, hermana de Akane.

—Saotome Ranma.

—Oh, sé perfecto quién eres tú, Ranma-kun.

—¿Si? —preguntó Ranma estupefacto.

—Sip. Sé todo lo que pasa en esta escuela —dijo Nabiki adoptando su tono de sabelotodo, el que Akane detestaba—, sé, por ejemplo, que la profesora Takeda y el profesor Yamada, utilizan la sala de profesores para algo que no se debe de hacer en la sala de profesores. Sé también que Naoko del 3 "A" hizo un manga yaoi, increíblemente correcto anatómicamente, y es muy probable que sea publicado. Sé también que es muy probable que el director Kuno se vaya de nuevo a Hawaii por lo que resta del año —Ranma parpadeó incómodo, aquello le estaba empezando a dar mala espina, luego Nabiki dejó aquel tono y afiló su mirada sobre él. Ranma tragó en seco —. Sé también que esta es tu última semana en la escuela, a pesar de que todos creen que te irás a fin de este mes.

—¿Qué? ¡¿Cómo diablos…?! —comenzó, pero Nabiki lo detuvo.

— Y también sé, que estás totalmente enamorado de mi hermana.

Ranma sintió su rostro caliente de inmediato. Aquello era algo que ni siquiera a Shampoo le había dicho.

Pero, espera, ella dijo ¿amor? ¡Claro que no! Akane sólo le gustaba y ya. Le gustaba mucho, le gustaba tanto como para haber pedido prórroga en su entrenamiento, le gustaba tanto como para estar amargado todo tiempo, y buscar que ella le pusiera atención insultándola y peleando con ella. Si, Akane sólo le gustaba.

—¡Yo no estoy…! —comenzó, por segunda vez, y de nuevo Nabiki lo interrumpió.

— Oh, sí lo estás, y si te preguntas cómo lo sé, eso no es lo importante. Estoy aquí porque decidí que me caes mejor que Kuno y te voy a ayudar.

Ranma bufó. Respiró una, dos veces y se rehízo de la sorpresa que esa mujer le había causado comenzando a hablarle de amor y de Akane así de la nada.

—Escucha, crees que lo sabes todo, pero no. Yo no estoy enamorado de tu hermana. ¿Entiendes? —Ranma comenzó a caminar, ignorándola. Estaba un poco harto de las Tendo, no quería saber nada de ninguna de las dos hermanas.

—Puff —Nabiki cruzó los brazos y soltó teatralmente: —. Son tal para cual.

Ranma se detuvo y la miró.

—¿Qué quieres decir con eso?

Nabiki sonrió internamente. ¡Te tengo Saotome!

—Pues eso, que son tal para cual —dijo subiendo las manos inocentemente— Akane también adora engañarse a sí misma y es una orgullosa cabeza hueca.

Ranma caminó de nuevo hacia ella, deshaciendo sus pasos, estaba comenzando a enojarse de verdad.

—Tal vez conozcas a tu hermana, pero no me conoces a mí.

Nabiki suspiró con gesto derrotado, guardo la cámara en su mochila y se la echó encima del hombro.

— Sí, sí, claro, tienes razón. Lamento todo esto. Sinceramente creí que mi hermana te gustaba y pues, como ella también… —se detuvo abruptamente y lo miró apenada, incluso un leve rubor pareció en su rostro —disculpa, siento haberte molestado.

Ranma se sintió mal por haberle hablado tan duramente a Nabiki, le iba a llamar para disculparse, pero Nabiki volteo a verlo de nuevo y se detuvo.

—Por cierto—le dijo sin rastro del abatimiento que antes había mostrado—, será mejor que te cuides la espalda este día—le guiñó el ojo y se fue.

Ranma la observó asombrado, clavado en su lugar, ¿Qué había sido todo eso? ¿cuidarse la espalda? ¿A qué se refería?

Y ¿que había estado a punto de decir? ¿Ella también que…?

Una gota cayó en la punta de su nariz y escuchó el retumbar del cielo obscuro. Más gotas cayeron y echó a correr hacia el edificio, olvidando por un momento a Nabiki Tendo y lo que sea que estaba por decirle.

Se volvió a acordar de ella cuando, horas más tarde, una mano se posó en su pupitre, dejando un papel doblado. Las palabras DUELO estaban escritas en perfecta caligrafía y parecían saltar del papel.

Ranma alzó la vista y vio a uno de los discípulos de Kuno del equipo de kendo, un chiquillo delgado de primer año, que lo miraba como si hubiera cometido la peor de las traiciones a la nación. Luego el muchachillo dio vuelta y comenzó a caminar hacia la salida con paso digno. Todo el salón estaba en silencio observando, cuando el chiquillo salió todos se fueron hacia Ranma.

Ranma desdobló la carta y la leyó rápidamente.

"Saotome Ranma, te reto a duelo hoy a las cuatro de la tarde en el patio trasero. Tus días de rufián terminan hoy, la justicia caerá sobre ti. Prepárate.

Kuno Tatewaki

El Rayo Azul de la Escuela Furinkan"

¿Rufián? ¿Rayo Azul?

Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo. Hiroshi le quitó la carta de las manos, casi explotando de emoción. La carta fue pasando de mano en mano, todos gritaban, decían y preguntaban a Ranma ¿Qué qué pensaba hacer? ¿Qué si iría? ¿Por qué lo retaría? Que Kuno era demasiado fuerte, que no se arriesgara.

Sin embargo, Ranma se mantuvo en silencio. En ese momento llegó el profesor y todos tuvieron que regresar a sus asientos. Ranma observó el asiento vacío de Akane enfrente de él. Ese día no se había aparecido en la escuela para nada. Luego volvió a pensar en Nabiki y en la extraña charla que tuvieron en la mañana.

No sabía de qué se trataba, que se traía Kuno entre manos, o las Tendo en cualquier caso, pero estaría más que feliz de romperle su cara de niño bonito y mimado. Era lo que llevaba deseando de hacía mucho tiempo.

Ranma sonrió.

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A las cuatro en punto Ranma esperaba impaciente en el patio trasero.

La lluvia no había dejado de caer y eso había hecho que todos los alumnos que querían ver la pelea desistieran, pero el rumor ya se había corrido irremediablemente por cada uno de los salones. Sólo unos cuantos valientes con sombrillas esperaban ansiosos. Ranma recorrió con la mirada la pequeña audiencia y se asombró en ver entre ellos a Nabiki Tendo. Ella hablaba con unos cuantos alumnos, sostenía en las manos unos papeles y Ranma se dio cuenta que estaba corriendo apuestas. Suspiró. En ese momento Nabiki lo miró y le sonrió y lo saludó con la mano, como si llevaran meses de conocerse y no solo unas pocas horas. Ranma no sabía si devolverle el saludo, no quería alentar lo que sea que Nabiki estaba tramando, afortunadamente, de forma teatral y chocante, Kuno apareció tras unos árboles.

Iba con gesto totalmente solemne, con paso lento, las manos ocultas en las mangas de su keikogi y parecía caminar con los ojos cerrados. Ranma deseó que se cayera en el lodo por ridículo. Unos alumnos llevaban sombrillas tapándolo exclusivamente a él, sin que a ellos les importara mojarse y otro más llevaba su espada en la mano.

Ranma suspiró de fastidio y comenzó a mover sus brazos y piernas. Afortunadamente el día era cálido a pesar de la lluvia y no se sentía entumecido, aunque ya estaba bastante empapado.

Kuno se detuvo a unos cuantos pasos de él. Y abrió los ojos con lentitud. Ranma estuvo a punto de lanzarse sobre él.

—Saotome Ranma —habló pausado y grave —. He venido para llevarte ante la justicia, mi espada será el verdugo y yo seré el juez.

—¡Quieres dejar de decir tonterías! ¡Dime porque me has retado!

—Bellaco, tratas de alegar demencia. Eso no te servirá.

—Mira, Kuno —dijo Ranma tomándose el puente de la nariz, exasperado.

—Condiscípulo superior Kuno para ti.

—No voy a participar en tu juego. Tienes dos opciones; o me dices porque me has retado y después te muelo a golpes o no me dices y te muelo a golpes. Tú decides.

—¿Molerme a golpes? — se rió despectivo —. Que vulgar eres, no entiendo que ha visto mi tigresa en ti.

Un momento…¿Qué?

—¿A qué te refieres con eso? —preguntó

Pero Kuno lo ignoró.

—Está claro que la has embrujado de alguna manera, pero yo la liberaré de tu hechizo y ella volverá a mis brazos, donde pertenece.

—¡Responde, con un carajo!

—¡Akane rompió con Kuno, Ranma! —gritó Nabiki entonces. Todo mundo volteó a verla. Los alumnos que estaban ahí estallaron en gritos de asombro, como si fuera la noticia del siglo — ¡Lo mandó a freír espárragos! ¡Todo parece indicar que lo ha dejado por ti!

—Tendo Nabiki —gruñó Kuno, mirándola indignado, sintiéndose profundamente traicionado.

Ranma la miró con la boca abierta. Nabiki le sonrió y le alzó los pulgares con alborozo, animándolo.

—Te advierto que no dejaré que mi tigresa esté con un patán como tú, ella me pertenece—Kuno alargó la mano hacia el estudiante que tenía su espada y el chico se la dio dócilmente, los otros dos que sostenían las sombrillas se hicieron a un lado a una seña de Kuno. Ranma y él quedaron solos, frente a frente.

—Ella no es ningún objeto, Kuno. Akane puede estar con quien se le pegue la gana —objetó Ranma, ese tipo lo sacaba de sus casillas con una facilidad impresionante.

—¿Entonces esto será así, pelearas por su amor? ¿El ganador se quedará con ella?

—Yo voy a pelear porque me has retado, no sé de dónde has sacado la idea de que Akane te botó por mí. Ella y yo apenas nos hablamos —le dijo con amargura.

—Eres un —Kuno apretaba la espada con fuerza, temblando de ira —…¡mentirosooooo!

Kuno comenzó a agitar su espada y a dar golpes a diestra y siniestra, bastante descolocado. Ranma se dedicó a esquivarlos fácilmente.

—¿Quieres calmarte Kuno? Si peleas así no tendrá ningún mérito ganarte.

—¿Quieres decir que eres mejor yo? — Tatewaki se detuvo, respirando agitado por el enojo que sentía más que por la actividad física.

—No lo digo, lo sé. Soy mucho mejor que tú —respondió Ranma con una sonrisa torcida. Quería que Kuno se enfocara en la pelea para poder golpearlo y que se sintiera bien. No quería pelear con alguien que tenía la habilidad de un niño haciendo berrinche con una espada.

Kuno bajó la espada y rió moviendo los hombros. Se llevó la mano al pelo y lo echó hacia atrás como si fuera un maldito modelo de televisión.

—Tú lo has pedido, esa arrogancia será tu perdición —luego miró hacia el horizonte, como si estuviera viendo el rostro de Akane dibujado en las nubes —. Querida tigresa, mi Akane, esto va por ti. ¡Seremos felices por el resto de nuestras vidas!

Ranma frunció el ceño al escucharlo y gruñó.

Kuno alzó su espada y dibujó un circulo completo en al aire y comenzó su ataque.

—¡La técnica del ataúd! —gritó.

La gente que todavía veía el encuentro tomaron aire simultáneamente al escuchar el nombre tan ominoso de aquella técnica. Ranma lo recibió con guardia cerrada, pues no sabía a qué atenerse, pero pronto se dio cuenta que los golpes de Kuno seguían siendo los mismos, solo que más controlados.

La lluvia, que caía suave pero tenaz, hacía que sus movimientos fueran más lentos y un poco erráticos. En cierto momento, Kuno lanzó una estocada y Ranma hizo el cuerpo hacia atrás, pero el terreno ya estaba bastante resbaladizo y lodoso por lo que su pie patinó, y sin querer logró que la espada de Kuno le pegara un golpe bastante feo en el hombro izquierdo, su camisa se rasgó y alcanzó a llegar hasta la piel, comenzando a sangrar un poco. De inmediato respondió lanzando un gancho derecho que impactó en pleno estómago a Kuno y luego brincó y conectó una patada que golpeó de manera salvaje en el rostro del kendoista. Kuno salió volando y aterrizó en un charco de lodo.

—Ughh—Ranma gruñó y se llevó la mano hacia la herida, maldiciéndose por haber estado jugando con él todo este rato.

Kuno se enderezó con lentitud tosiendo el lodo que le había entrado a la boca. Se limpió y se dio cuenta que el labio le sangraba. Cuando alzó la vista hacia Ranma, su rostro había dejado de lado toda su pueril vanidad y lo miraba con aversión.

Se levantó y puso su espada a punto. Comenzaron a girar sobre un perímetro invisible. La lluvia comenzó a caer más fuerte y el ambiente se hizo más frío, estaba cayendo ya la noche.

La sangre seguía fluyendo de la herida de Ranma y Kuno sonrió.

—Si quieres puedes darte por vencido —ofreció —. La gente no pensará mal de ti. Todo mundo sabe que no hay quien pueda contra el gran Kuno Tatewaki.

—Por favor, Kuno —contestó Ranma escupiendo su nombre—. Esto no fue por tu destreza y lo sabes.

Kuno sonrió con vileza. Su rostro dejaba ver toda su malicia.

—¿De veras crees que Akane querría esta con alguien tan pobre como tú?

Ranma no contestó, lo miró con desprecio. Las heridas recibidas en una pelea siempre lo habían impulsado a respetar a su contrincante y a querer luchar con honorabilidad, como su oponente merecía, pero esta vez era diferente, ya se estaba hartando de eso, lo único que quería era ver a Kuno en el lodo una vez más.

— Ella es una diosa, solo yo puedo darle todo lo que desee.

—Cierra la boca —dijo Ranma bajando la voz. Sabía lo que estaba haciendo, tenía que mantenerse enfocado, no dejarse llevar por sus palabras.

— Sé que la deseas, Saotome. No creas que no me he fijado el modo que la ves.

—Te lo advierto…

—Pero pronto te irás a esa aldea de la que has salido y seré el ganador. Yo me quedaré con ella. Akane será mía, planeo hacerla mi esposa.

—¡Ya me hartaste!

Carcajeándose como un histérico Kuno se lanzó contra Ranma, los dos chocaron al mismo tiempo. Kuno movió la espada con una rapidez que hasta ese momento no había desplegado y Ranma se asombró por un segundo, logró hacerle otro rasguño en el rostro y varios golpes en el cuerpo, pero de inmediato Ranma se rehízo, dio un brinco y alzó la pierna y conectó una serie de fortísimas patadas que dieron en todos los puntos vitales de Kuno. El rostro, esternón, estómago y vientre.

Kuno gruñó, lo observó con el rostro blanco antes de caer al piso bocabajo, sin sentido. Ranma aterrizó como ganador. Los pocos alumnos que quedaban observando la pelea lanzaron gritos de emoción. En ese momento un trueno retumbó amenazador y, como si la lluvia hubiera estado esperando a que terminara la pelea, comenzó a caer implacable sobre todos ellos.

Los discípulos de Kuno corrieron a auxiliarlo y lo cargaron con trabajos, resbalaron varias veces, y terminaron totalmente cubiertos de lodo. De no haber estado tan furioso Ranma habría disfrutado de aquella lamentable escena. Lanzó una última mirada hacia Nabiki que lo observaba con una sonrisa satisfecha y astuta. Ranma chasqueó la lengua y se echó a correr bajo la lluvia.

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Una hora después, Ranma se había bañado y estaba en el salón de su casa tratando de limpiar sus heridas. El hombro le punzaba y estaba comenzando a inflamarse seriamente. Ya había analizado la herida y afortunadamente sólo era superficial, pero dolía como los mil demonios. Se había negado a tomar algo para el dolor pues había sido su error que Kuno lo hiriera de esta manera. Había ganado la pelea, pero no se sentía como vencedor en absoluto.

Gruñó cuando alguien tocó la puerta, echándose encima de cualquier manera una sudadera azul para tapar la herida del hombro, pues usaba solo una camiseta, se levantó. Cuando abrió la puerta, un par de ojos cafés lo miraron desde el umbral y Ranma sintió como el corazón comenzaba a palpitar furiosamente en su pecho. La sudadera resbaló y quedó a sus pies sin que el hiciera nada por detenerla.

Ranma y Akane se observaron unos segundos en silencio. Fue Akane quien reaccionó primero al ver la herida en el hombro.

—¡Te hirió! —entró y fue hacia él, asustada del aspecto tan feo que tenía a primera vista.

Ranma observó su coronilla y su perfil, mostraba una genuina preocupación al verlo herido. Luego ella subió la vista hacia él y su mirada café pasó por todas las otras pequeñas heridas que tenía y frunció el ceño.

—¿Tienes botiquín?

—En el salón —dijo él de forma automática. Entonces Akane lo tomó de la mano y jaló de él. No era una casa muy grande y ella llegó al salón casi de inmediato. Hizo que Ranma se sentara y ella se sentó en un cojín frente a él.

Se lavó las manos y después, sin decir palabra, comenzó a desinfectar y curar de sus heridas. Ranma la observaba casi sin parpadear, no podía creer que de un momento a otro Akane estuviera ahí, cuidando de él como si nada. ¿Podía ser que Nabiki decía la verdad?

El corazón retumbaba alto y fuerte en su pecho, quería decir algo, lo que fuera, pero las palabras se negaban a salir. Sentía la boca seca y la garganta llena de algo rasposo que le impedía hablar.

Akane evitaba mirarlo a los ojos, pero cuando colocaba banditas sobre las heridas, sus dedos rozaban delicadamente la piel y podía jurar que se demoraba cada vez más.

Cuando terminó con las heridas pequeñas llevó sus manos hacia el hombro y pasó suavemente las yemas de los dedos alrededor, como si estuviera analizando la mejor manera de curarlo, Ranma aguantó la respiración involuntariamente al sentir su mano tibia y suave. Akane tomó el tubo del gel antiséptico y pasó un mechón de pelo tras su oreja de forma automática, como si siempre repitiera aquel gesto, él estaba pendiente de todos esos pequeños movimientos que hacía Akane, la manera que mordía suavemente su labio superior, como pestañeaba, como inclinaba la cabeza levemente hacia la izquierda. Entonces ella lo miró y Ranma volteó el rostro de inmediato y se obligó a fijar su mirada en una grieta de la pared. Akane comenzó a aplicar el gel suavemente, Ranma apretó los dientes, tragó y finalmente aquella madeja en su garganta se deshizo y pudo hablar.

—¿Qué haces aquí, Akane?

Ella se mordió el labio un poco más fuerte antes de contestar, como si estuviera tomando valor.

—Lo siento mucho —dijo finalmente, con voz suave cuando estaba por terminar de vendar su hombro —estás herido por mi culpa.

—Esto no es tu culpa. Yo acepté el duelo—respondió Ranma, tratando de parecer relajado.

—No creí que fuera a retarte, no sé de dónde sacó la idea que… —Akane se detuvo, estaba adorablemente sonrojada, lo cual hizo peor todo, Ranma sabía exactamente lo que se refería, un pequeño sabor amargo subió hasta su boca. Dentro de él había una pequeñísima esperanza de que lo que había dicho Nabiki fuera real.

—¿Que lo habías dejado a él por mí? —preguntó con tono cáustico

Akane lo miró y frunció el ceño.

—Sí— dijo poniendo los broches.

—Descuida, le dejé bien en claro que no estaba haciendo eso por ti.

Akane bajó las manos de sus hombros y escondió la cara tras el fleco.

—Entonces, ¿por qué aceptaste el duelo?

—Por mi honor, ¿porque más? A Ranma Saotome nadie lo reta y sale ileso —replicó, pagado de sí mismo.

Akane apretó las manos que tenía sobre sus piernas.

—Ya veo.

—Así que puedes estar tranquila, yo no soy como esos pelmazos que andan tras de ti.

—¡Eres un idiota! —replicó levantándose de su asiento, mirándolo con los puños apretados.

Ranma se levantó también y la encaró.

—¡Aquí la única idiota eres tú, por andar con semejante pesado!

—¡No metas a Tatewaki en esto! ¡Vine a tratar de disculparme contigo, no tienes porque ser tan imbécil!

—¿Y todavía lo defiendes? —siseó entre dientes, colérico.

Akane, parpadeó y se acercó más a él, alzando la barbilla, sin inmutarse.

—¿Por qué te importa si lo defiendo?

—¡No me importa!

Akane lo miró sin pestañear, con las manos a los costados fuertemente cerradas.

—¿Sabes que creo?, creo que te gusto y estás celoso.

Ranma perdió el poco autocontrol que le quedaba, se sintió acorralado y respondió a los gritos.

—¡Debes estar de broma, niñata! ¡¿Quién va a estar celoso de ti?!

—¿¡Entonces por qué siempre me estas molestando, por qué siempre me ves!? — respondió Akane igualando su tono de voz. Los gritos podían incluso oírse desde la calle—¡¿Porque quisiste besarme esa vez?!

—Por favor, Akane, no te creas tan importante. Te agrada que los hombres peleen por ti, ¿es eso? ¡Eres tan vanidosa!

Akane recibió aquellas palabras como si hubieran sido un golpe real. Se hizo un poco para atrás y su rostro palideció un poco.

—Retira eso—dijo después entre dientes, sus ojos estaban oscuros de ira.

Ranma tomó aire.

—No lo haré. Y quiero que quede bien en claro, ni en mil años yo pelearía por ti.

Se observaron unos instantes en silencio. Luego Akane bajó la vista, se dio la vuelta y corrió hacia la salida.

Ranma se llevó la mano a la cara y la restregó con fuerza, lleno de frustración. ¿Por qué, porque, oh, maldita sea, porque había dicho todo aquello si no lo pensaba de verdad?

—¡Eres un idiota, Saotome! —luego se azotaría la cabeza en la pared por no poder mantener su boca cerrada, luego. Se apresuró a salir corriendo tras ella de inmediato.

Akane estaba cruzando el portón de entrada cuando la vio. Corrió más rápido, sabía que ella era muy veloz. La alcanzó a media calle, la tomó de la mano y Akane se volteó hacia él.

—¡Suéltame!

—¡Escucha! —dijo el tratando de hacer que parara de forcejear, pero Akane era tenaz —¡Espera, déjame decirte…!

—¡Ya dijiste todo! ¡No hay nada más que decir, suéltame de una vez! —le gritó con ojos fieros, el pelo largo meciéndose de un lado a otro, se veía hermosa. Ranma grabaría esa imagen de Akane para siempre en su memoria, con su belleza salvaje y combativa.

Pero en ese momento Ranma rugió con coraje, frustrado que nada podía hacer bien con ella. Perdiendo todo tacto, afianzó el agarre en su mano y con la otra la tomó de la cintura y la acercó a él, se inclinó sobre ella y la besó.

No fue un beso tierno, no fue un beso tímido ni inexperto como la mayoría de los besos adolescentes son. Fue un beso pasional, húmedo, violento. Ranma volcó en ese beso toda la frustración de esos meses, todos los besos que quiso darle a Akane, pero que no pudieron ser; fue un beso que resumía todas las discusiones que habían tenido, también fue por todas las palabras que decía pero que no eran las correctas y todas las palabras correctas que él no podía decir; fue un beso de dolor y de tristeza, de amor no correspondido y de despedida.

Fue un beso que decía sabes que te amo. Sabes que te amo tanto.

Y por un segundo, por un glorioso segundo sintió que Akane le respondía, que devolvía el beso, que dejaba de luchar en sus brazos y se rendía antes todos aquellos sentimientos que había entre los dos. Pero sólo fue un instante. Después sintió un agudo dolor que lo obligó a despegarse de ella.

Akane lo había mordido y después lo empujó. Ranma no opuso resistencia, dejó que lo apartara de ella. Akane tenía lágrimas en los ojos.

No dijeron nada, se quedaron estáticos por momentos que parecieron ser eternos, Akane lo miraba con el semblante pálido y los ojos abiertos de par en par, con la decepción y sorpresa en ellos, luego agachó la vista y sollozó, sus hombros se movieron ligeramente, pero de inmediato se detuvo, volvió a subir la cabeza y alzar la barbilla, se limpió las lágrimas con movimientos furiosos. Y sin cruzar otra palabra, dio la vuelta y corrió calle abajo. Esta vez Ranma no hizo intento de detenerla, la vio desaparecer gradualmente en la oscuridad de la noche y se quedó ahí parado hasta que la lluvia volvió a caer de nuevo y lo empapó totalmente. Derrotado regreso a su casa.

Akane no fue a la escuela los dos días siguientes. El fin de su estancia en Japón era inminente. Todos los asuntos de la madre de Ranma estaba resueltos en Japón y ya nada los ataba ahí. Shampoo tenía que salir antes a China, Genma y Nodoka los acompañarían para tener todo listo para cuando Ranma llegara, ellos se irían el miércoles por la tarde y Ranma el viernes. Tenía que jugar aquel último partido de fútbol, y necesitaba hablar con ella, no podía dejar las cosas así.

Vio a Nabiki el miércoles por la mañana y trató de hablarle, pero Nabiki simplemente lo ignoró. Estaba tan desesperado que incluso recurrió a Ukyo para que tratara de que su novia hablara con él e intercediera con su hermana.

—Lo siento Ran-chan, pero no puedo hacerlo, ella está realmente molesta contigo —luego lo miró curiosa ladeando la cabeza —¿Qué hiciste?

El miércoles después de su práctica de basketball, Ranma caminaba hacia los bebederos cabizbajo, estaba pensando en ir directo a la casa de Akane a buscarla si era necesario. Pero entonces subió la cabeza y se quedó estático en su lugar. Kuno caminaba hacia un viejo cobertizo de educación física que los estudiantes utilizaban para tener sexo rápido, y llevaba a alguien de la mano.

Kuno, no se percató de su presencia, pero Ranma vio a Akane y Akane lo vio a él antes de desaparecer por la puerta.

Ranma llegó a su casa empacó sus cosas y se fue al Nekohanten donde sus padres y Shampoo se habían reunido para irse al aeropuerto. Cuando lo vieron llegar con su equipaje lo acribillaron a preguntas, pero el simplemente dijo que no tenía nada que hacer ya ahí. Al ver el estado de ánimo en el que estaba, sabiamente lo dejaron en paz. Parecía a punto de ponerse a romper cosas.

Shampoo lo observó preocupada, nunca lo había visto en tan mal estado. Supo de inmediato que Akane Tendo había tenido algo que ver en eso y deseó ir a darle el beso de la muerte a esa chica.

Eso fue lo primero que Shampoo recordó, siete años después cuando vio de nuevo a Akane Tendo en el Aoyama Flower Market, principalmente porque sabía cuánto le había dolido a Ranma lo que sea que hubiera pasado entre ellos, pues él no volvió a ser el mismo en mucho tiempo. Y porque estaba segura que todas las ganas que ponía en que sus relaciones fallaran, eran por culpa de Akane.

Pero mientras Shampoo se llevaba a la boca aquella deliciosa taza de té, y la vigilaba atentamente como un gato acechando a su presa, pensando cual sería el castigo adecuado para ella, la encontró diferente, ya no exudaba aquella energía caótica y violenta que la envolvía en la adolescencia. Aquel rubor que se instaló en su cara y los movimientos nerviosos que la traicionaron cuando mencionó que Ranma estaba también en Japón con ella, le indicaron que Akane recordaba muy bien a Ranma…

Shampoo afiló los ojos sobre ella pareciendo más que nunca un gato y sonrió maquinadoramente, ¿podría ser?...

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(You Know i)

Love You So Bad

|5|

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¡Hola!

Soy yo o como que la vida comienza poco a poco a recuperar su "normalidad". Estas semanas ya tuve un poco de más trabajo y ya no fui capaz de sacar el capítulo semanal como venia haciendo. Por una parte me alegro, pero por otra voy a extrañar un poco escribir y dibujar casi todo el día. Bueno, como quiera que sea, espero que las cosas en donde estén, mejoren poco a poco y ustedes y sus familiares tengan salud, que es lo que importa.

¿Qué les ha parecido el capítulo? Espero que no me maten por la última escena de Akane con Kuno, pero ya sabíamos que Akanita incluso se lamenta de eso. Para el próximo capítulo regresaremos a su presente y veremos que es lo que pasa con estos dos en su versión adulta...

¿Podrá Ranma controlar su bocota? ¿Akane podrá reconciliarse con su yo del pasado? ¿Ranma regresará a China de nuevo? ¿Akane se casará con Picolote y se irá a las Francias? Si quieren saber eso dejen un review, como no.

Miles y miles más de gracias a DanisitaM por estar ahí todo el tiempo. Que si el capítulo quedó listo hoy fue por ella, porque se lo mandé terriblemente tarde. ¡Graaaaaaaaaaaaaaciass!

Bien, me voy imitando a la carta de Lincoln en The Hateful Eight: el husbando me llama, supongo que es hora de ver una película y cenar taquitos porque #gordos.

¡Los leo!