Ranma ½ y todos sus personajes pertenecen a Rumiko Takahashi. Este fic es sin fines de lucro
SUERTE
Parte 5
¡Paff!
¡Zis!
¡Zas!
Un par de patadas y golpes al rostro de Ranma mostraron que no se encontraba en su mejor momento. Ryōga se detuvo unos segundos para permitir que se recuperará del ataque. Ranma buscó el rostro de su contrincante, pero éste hizo labor de piernas y evitó que el peleador conectará un golpe certero.
Ya con la guardia baja, Ranma recibió varias patadas que lo hicieron trastabillar y caer de sentón. Respiraba a boca abierta. Sentía que por más que inhalaba, el oxígeno no llegaba a sus pulmones.
Genma observaba atentamente y finalmente decidió intervenir. –Ryōga, muchacho. Dejémoslo hasta aquí. Del resto me encargo yo.
Ryōga asintió en silencio y salió del ring.
Genma subió a la arena y se sentó frente a su hijo, este seguía tratando de normalizar su respiración. –Escúchame bien cabeza hueca: Tomate el día y arregla esos asuntos que no te dejan concentrarte. Porque en estos momentos eres una vergüenza para el combate de artes marciales.
Por el tono de voz que su padre había empleado con él. Ranma sabía que este no estaba bromeando. Pero; como siempre, su lengua respondió de forma burlona –No sé de qué estás hablando viejo, solo le estaba dando algo de ventaja a Ryōga.
Genma le propinó un fuerte codazo en la cabeza –Esto no es juego hijo. Un verdadero peleador sabe reconocer sus fallas. Recuerda que el campeonato está a la vuelta de la esquina y si pierdes, pierde todo tu equipo. ¡Piénsalo idiota!
Y con esas últimas palabras su padre abandonó el ring.
Ranma se rascó fuerte la cabeza en un ademán de desesperación. Sabía que su viejo tenía toda la razón. Su equipo se había esforzado mucho para llegar hasta donde estaban. No los podía defraudar. Se levantó de un brinco y dejó la arena. Buscó rápidamente a Ryōga y se acercó para hablar con él.
Lo encontró guardando sus cosas. Estaba preparándose para irse de ahí.
-Oye Ryōga.
-Sí, ¿qué pasa? Contestó sin prestarle atención.
-Me preguntaba si has hablado con Akane sobre lo que…
Ryōga giró bruscamente y encaró a Ranma antes de que éste terminará de hablar. –Escúchame bien Ranma, si no te he matado a golpes es porque Akane me pidió que no me metiera en lo que sea que esté pasando entre ustedes dos. Pero te advierto una cosa; no me quedaré cruzado de brazos esperando a que le rompas el corazón. Ella merece a alguien mucho mejor que tú.
Con los puños cerrados y la mandíbula tensa Ranma se obligó a hablar lo más calmado posible. - Sí soy bueno o no para Akane, es algo que a ella le corresponde decidir. No a ti. - No iba a permitir que él ni nadie lo menospreciara de esa forma.
Ryōga le dedicó una mirada cargada de odio porque sabía que él tenía la razón. Akane era tozuda y si a ella le gustaba Ranma no había nada ni nadie en el mundo que la hiciera cambiar de opinión. También era consciente que su amigo era una buena persona, pero no podía evitar sentir un profundo desprecio por cualquiera que lastimara a su querida amiga. –Ya te dije lo que pienso. Solo te pido que te comportes con un hombre y haz lo correcto. – Sin decir más, dio media vuelta y se retiró.
Ranma se quedó solo. Después de meditarlo decidió que su padre tenía toda la razón. Debía de arreglar sus problemas de una vez por todas y debía de empezar por el que más le preocupaba en esos momentos.
.
..
…
Unos días atrás
Dentro del automóvil reinaba el silencio. Akane no había pronunciado palabra alguna desde que habían abandonado la fiesta. Se limitaba a mirar pensativa el paisaje.
- ¿Me vas a platicar que te está sucediendo con Ranma? Ryōga rompió el silencio. Ella seguía muda, solo se removió en su asiento.
- Akane… somos amigos de toda la vida y puedes confiar en mí. Si no quieres contarme está bien. Solo recuerda que te quiero y estoy para apoyarte siempre. Con esas palabras Ryōga decidió dejar tranquila a su amiga, sabía que si la presionaba, ella solo se cerraría más.
Continuaron todo el trayecto en silencio. Hasta que finalmente el automóvil se estacionó frente al edificio de Akane fue que ella habló.
-N-no es que no confié en ti. Es que ni yo misma sé que es lo que me está pasando con Ranma. Akane se interrumpió un momento y Ryōga se vio tentado a abrazarla, pero antes de que él pudiera hacerlo la joven respiró hondo y continuo. – Me tomare unos días para pensar bien las cosas. Sé que Ranma es tu amigo; pero; por favor, déjame resolver esto sola.
Él optó por poner su mano sobre la de ella. La apretó suavemente en un gesto de apoyo y comprensión. –Te lo prometo Akane. No voy a intervenir a menos que tú me lo pidas.
La chica se desprendió gentilmente el agarre de su amigo, se despidió con una sonrisa y salió del vehículo sin decir más.
Habían pasado un par de días desde la gala de beneficencia. Akane había dejado el estudio a cargo de Asami y ella se había encerrado en casa de Kasumi. Decidió que necesitaba desconectarse de todos, pasar unos días con su padre y dedicarle a sus diseños el resto de su tiempo.
Esa tarde había sido muy productiva. Logró terminar el primer álbum de diseños para la colección deportiva de Ranma y en esos momentos estaba bordando la última perla del vestido de novia de Kasumi.
-¡Termine! Exclamó alegre mientras acomodaba la prenda en la mesa para poder observarla detalladamente.
El vestido era de corte recto en color blanco. Los hombros quedaban al aire libre; mientras que los brazos y cintura eran cubiertos por un suave encaje. La cintura estaba marcada por un fino diseño de pequeñas flores. Totalmente bordado a mano por Akane. Era un vestido sencillo pero elegante; justo como Kasumi.
Toc
Toc
Toc
Los suaves golpes en la puerta sacaron a Akane de su ensoñación. Rápidamente tomó el traje y lo guardo en su funda. No quería que nadie lo viera terminado antes que la propia Kasumi.
-Adelante-. canturreó cuando finalizó.
La puerta de madera se abrió y apareció el rostro sonriente del doctor Tofu. –Hola Akane-.
-¡Doctor! Saludó ella amistosamente mientras se acercaba hacía él.
El hombre sonreía ampliamente. Pero su sonrisa era muy diferente a la que Akane estaba acostumbrada. Esta estaba cargada de complicidad. Cosa que le asustó un poco a la diseñadora.
Al llegar al umbral de la puerta, Akane notó que había alguien más acompañando a su futuro cuñado.
–Akane-Chan, tienes visita- anunció el doctor. Se movió para darle espacio a la otra persona. Pero, él no dio ni un paso. El doctor sonrió divertido por la escena de un joven totalmente abochornado. Con un suave empujón lo animo a entrar.
El chico finalmente atravesó el pasillo hacia a la habitación. Al hacerlo fue tan torpe que se le cayeron las gafas redondas que llevaba puestas. –G-g-gracias. Pronunció casi en un susurro.
Tofu, quien se divertía de lo lindo con el pobre chico se despidió y los dejo solos cerrando la puerta detrás de él.
A Akane los "disfraces" de Ranma ya no la engañaban. Podía identificar fácilmente al dueño de esos dos enormes ojos azules donde fuera. -¿Cómo supiste que estaba aquí? Le demandó sin darle tiempo siquiera a levantar sus lentes.
-E-e-eh yo... pues. Ranma intentaba que su voz sonara clara y tranquila pero no lo conseguía. – Yo vine a hablar contigo.
Akane lo miraba con una frialdad que hacía que el Ártico pareciera un lugar cálido. –No contestaste mi pregunta, ¿Cómo me encontraste?
El chico empezó a jugar nervioso con sus manos haciendo bailar una bolsa plástica que sostenía entre ellas. –Tu hermana Kasumi me dio esta dirección.
Ella levantó una ceja inquisitiva, y le hizo una seña con mano indicándole al chico que debía dar más explicaciones.
Ranma suspiró sonoramente, estaba claro que Akane no lo iba a perdonar fácilmente. – Te busque en tu estudio y tu casa. Al no encontrarte; decidí ir al único otro lugar que conocía… el restaurante de tu hermana. Y como ya dije, ella me indicó que estarías aquí. Él dio un paso hacia ella y la miró directamente a los ojos. –Sé que lo que pasó con Xian Pu fue de locos. Pero; por favor, necesito que me escuches, las cosas no son como parecen.
Al oir el nombre de la atrevida cantante, Akane sintió como todos los bellos de su piel se erizaban. La reacción de su cuerpo le recordó a los felinos cuando se ven amenazados o atacados. –¿Estas tratando de decirme que no besaste a esa mujer y que son imaginaciones mías? Debatió con sarcasmo.
Ranma, que tenía las intenciones de hablar pacíficamente, las aventó por la borda y le siguió la pelea a la chica. - ¡¿Por qué tienes que ser tan cabeza dura?! ¡Estoy tratando de explicarte que paso!
Akane puso sus brazos en jarra e inclino un poco su cuerpo hacia el de él. - ¡Tú eres un cerdo! Tienes una prometida que finges no conocer para intentar salir con otras mujeres. ¡Me das asco! El final de la frase le costó, pues en realidad era una mentira. Lo último que él le provocaba era repulsión.
Esas palabras acusadoras le calaron hondo. Ranma era consciente que ella iba a estar muy enfadada, pero no pensó que llegara al extremo de odiarlo de esa forma. Por su mente pasó el abandonar todo y olvidarla; pero él no era un cobarde y jugó su última carta. Aventó la bolsa sobre la mesa, dio dos enormes zancadas hacia ella y aprovechando la postura de Akane la jaló por la cintura y no la soltó.
La sujetó firmemente contra su cuerpo. Sentía en su piel la acelerada respiración de ella y su valor no aminoró; inclino su rostro hasta estar solo a unos centímetros de sus labios. –Repítelo. Le ordenó ronco.
Akane estaba totalmente atrapada; intentó poner distancia entre ellos empujándolo con sus brazos. Pero lo único que consiguió fue que ahora las palmas de sus manos también se llenaran del calor del cuerpo de Ranma.
Pestañeo lento, intentando poner sus pensamientos en orden. - ¿Qué?
Ranma seguía inamovible sujetándola fuerte. –Dime a la cara que te doy asco. Porque estoy seguro que mientes.
Ella trató de evadirlo bajando la mirada. Pero por más que lo intentó no podía repetir esas palabras. –T-t-tú me...
-Me gustas-. Terminó él la frase.
Akane levantó el rostro tan rápido que sintió dolor en el cuello. ¿Acaso él se le estaba confesando? Ahora era Ranma quien evadía su mirada; su rostro sonrojado le daba ese aire dulce que tanto le encantaba. –¿Yo te gustó? Le preguntó con impaciencia.
Después de unos segundos Ranma volvió a mirarla directamente. Por primera vez Akane pudo ver la verdadera profundidad azul de sus ojos.
Shhhhhh…
No me dejas oír …
¿Qué está pasando ahí?
Unas voces ahogadas se escucharon detrás de la puerta. Al percatarse, Ranma la soltó presurosamente avergonzándose al saberse observado.
Akane sonrojada y molesta se dirigió a la puerta y al abrirla encontró a su padre, Nabiki, Kasumi y al doctor Tofu agazapados espiándolos.
-¿Qué están haciendo? Gritó severa.
Kasumi controló la situación de inmediato, tratando de calmar a su pequeña hermana. –¡Akane-Chan es hora de cenar! Solo estamos aquí para avisarles.
Akane cruzó sus brazos sobre su pecho y masculló entre dientes - ¿Y para eso están aquí todos? No podía enojarse con Kasumi. Así que se guardó su coraje para Nabiki y su Papá, ya se la pagarían más tarde.
Ranma, quien se había limitado a escuchar. Seguía plantado a mitad de la habitación sin saber qué hacer. Hasta que Kasumi notó su presencia.
- ¡Oh Ranma, que gusto verte de nuevo! ¿Nos acompañas a cenar?
-G-gracias, pero no quiero ser una molestia. Respondió él.
El señor Tendo se acercó a Ranma y lo miro fijamente - ¿Y, quien eres tu muchacho?
Ranma se intimidó ante la fuerte presencia del patriarca de la casa y torpemente se presentó ante él y el resto de la familia. –Soy Ranma Saotome. Perdón por la intromisión.
Shoun Tendo rumio el nombre unos segundos. Apuntó al chico con un dedo y gritó con emoción - ¡Eres Saotome Senshu! -
El chico se rascó la nuca nervioso mientras intentaba sonreír. Las interacciones sociales no eran lo suyo y siempre lo hacían sentir un poco incómodo. –Mucho gusto señor.
-¡Papá lo estas molestando! Exclamó Akane aun enfadada
Pero, su padre la ignoro y acaparó totalmente al peleador con una enérgica platica. Lo llevó al comedor familiar y no lo dejo huir. Le pidió que se quedara a cenar con ellos y Ranma ante la insistencia no tuvo más remedio que aceptar.
Akane aprovechó el momento y apartó a su hermana Nabiki e intentó reprimirla por la vergonzosa escena protagonizada por su familia; situación que, estaba segura la mediana había propiciado. - ¡Nabiki son de lo peor! He pasado la peor vergüenza frente a mi cliente.
Nabiki la miró de forma picara. - ¿Cliente?
- ¡Sí! Ranma es mi cliente y ustedes se comportan como una bola de locos frente a él-.
-Sabes Akane, tus ojos no saben guardar secretos. Estoy segura que ese chico no es solo tu cliente. Replicó Nabiki con una sonrisa.
La menor no supo que responder. Su hermana la había descubierto. Optó por no continuar con esa comprometedora conversación, no quería dar explicaciones que ni siquiera ella tenía.
La cena paso volando. Fue una noche divertida gracias a que Shoun no le dio tregua a Ranma, le pidió que midieran fuerzas, lo bombardeo con preguntas sobre sus peleas y próximos torneos. Al finalizar el peleador le había prometido darle boletos en primera fila para su siguiente encuentro.
La tarde había caído. Ranma y Akane se estaban despidiendo después de la alocada reunión familiar.
-Gracias por ser tan amable con mi padre.
-No fue nada. Es un hombre en verdad amable, al igual que toda tu familia. Ranma enrojeció levemente. –Debe ser agradable pertenecer a algo así. Comentó alegre.
Akane, con la barbilla clavada en el pecho, hacia un enorme esfuerzo por no sonreír. La imagen que Ranma le regalaba era de lo más tierna y hacia a su corazón martillar fuerte dentro de su pecho. Se obligó a recordar la desagradable escena de él besando a otra chica para poder enfrentarlo.
Sus ojos se clavaron intensamente en los de él y preguntó –¿Estas comprometido con esa mujer?
Él exhalo hondo y bajo la mirada –Sí.
Los oscuros ojos de Akane empezaron a tornarse cristalinos, asintió con la cabeza y le dio la espalda –Ya conoces la salida. Dijo sin añadir nada más.
Ranma la detuvo –Espera cabeza dura déjame terminar. Esperó unos segundos a que Akane volviera a mirarlo. -Según ella y mi madre estamos comprometidos. Pero yo jamás he aceptado ese matrimonio. Es una larga historia; que quiero contarte. Pero me gustaría que fuera en lugar privado y tranquilo.
Ella lo miro con desaliento. Se debatía entre darle una oportunidad u olvidar sus nacientes sentimientos y solo tener una relación estrictamente profesional. –Mañana a las 8 en mi casa. Se puntual.
Él hizo un amago de sonrisa y se despidió.
Akane volvió al interior de la casa. Evadiendo a su familia que no paraban de hacerle preguntas sobre su relación con el peleador llegó a la habitación que usaba como área de trabajo. Sacó el vestido de novia de su envoltorio, lo colgó y se sentó a observarlo. Mientras, seguía debatiendo si creer o no en las palabras de Ranma. Se sentía confusa y ofuscada al no poder ser clara con sus propios sentimientos.
Entonces se percató que Ranma había olvidado la bolsa plástica en la mesa. Se acercó para ver que contenía; al abrirla encontró varias bandejas que contenían snacks, comida y bebidas. Sonrió al recordar que el peleador la había invitado a comer y no lo había cumplido. Supuso que toda esa comida era su manera de compensar aquella fallida cita.
Su estómago y garganta se apretujaban en su interior; reflejo causado por la emoción de pensar en él. - ¿Por qué tienes que ser tan tierno? – se frotó fuerte la cabeza en un intento de aminorar la exaltación de la que era presa. - ¡idiota! Masculló entre dientes.
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. .
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Eran las 7:30 de la noche y Akane se paseaba nerviosa por su departamento. Se había cambiado de ropa tantas veces que había perdido la cuenta. Quería verse linda, pero sin exageraciones. Al final se decidió por unos jeans ajustados de tiro alto, ligeramente desgastados que permitían que la piel de sus muslos y rodillas se asomara. Lo combinó con una blusa a rayas de manga corta. Acomodó su cabello en un moño alto. Su maquillaje era ligero y solo puso un poco de color rojo en sus labios.
Había repasado en su mente todas las preguntas que quería hacerle al chico, de igual forma había formulado sus posibles respuestas y que actitud debería tomar frente a él. No quería ser tomada por ingenua.
Toc… toc… toc
Akane se sobresaltó. Miró el reloj de su muñeca, eran las 8 en punto. Sin dudas era él quien tocaba detrás de la puerta. Tomo aire y lo soltó lentamente dos veces para eliminar un poco los nervios. Abrió la puerta y ahí estaba él.
Al ver a su diseñadora, en la garganta de Ranma se armó una revolución. La observó rápidamente: vestía con estilo, como siempre. Sus ojos oscuros resaltaban el bonito rubor de sus mejillas.
–Hola.
-Hola. Adelante por favor. Lo invitó a pasar y le indicó que se acomodara en el sofá.
Ranma dio un paso y una vez adentro le entregó a Akane una bolsa, que como la del día anterior contenía bocadillos, bebidas y dulces. Ella rio entre dientes - ¿Siempre estás pensando en comer? O ¿Por qué me traes alimentos de nuevo?
Él sonrió mostrando todos sus dientes y se rascó la nuca –Acertaste. Mi apetito es realmente grande. Y además quería traerte algo.
Akane sirvió el té y colocó algunos bocadillos en platos. Una vez que se acomodaron. El ambiente se tornó tenso. Ella guardó silencio esperando a que él fuera quien hablara primero. Después de todo, fue Ranma quien le ofreció una explicación.
-Entendí, nada de plática casual. Directo al grano. Después de darle un sorbo a su té Ranma continuo. –¿Recuerdas que te mencione que mi madre es una mujer con dinero e influencias?
Akane asintió con la cabeza. Mientras también bebía.
-Bueno. Cuando cumplí 20 años me buscó. Al principio pensé que era para recuperar el tiempo perdido y tal vez comenzar una relación madre-hijo. Pero, estaba equivocado. Ella es una mujer fría y manipuladora, lo único que le interesa es su bienestar y al parecer mi felicidad no está dentro de sus prioridades.
Akane lo miro con compasión, comprendía lo que era el dolor de no tener madre, pero no quería que el sentimiento de empatía empañara la realidad; así que, se atrevió a cuestionarlo – ¿No entiendo que tiene que ver eso con que tengas una prometida?
-La verdadera razón por lo que mi madre intentó contactar conmigo era para "avisarme" que me había encontrado una esposa. Ya la conociste, en la fiesta. Su nombre es Xian Pu.
Al escuchar el nombre de la susodicha Akane puso una mueca amarga.
-Ella es la nieta heredera de una empresa rival. Con ese matrimonio, la fusión de las dos compañías es inevitable y por consiguiente el poder de mi madre sería casi ilimitado. La única que gana en todo esto es ella. Ranma comenzó a jugar nervioso con sus manos y clavó la mirada en el suelo antes de continuar. – No voy a mentirte, salí con Xian Pu un par de meses. En un intento de agradar a mi madre. Pero las cosas no funcionaron. Ella no es lo que yo creía. Desde entonces rompí ese compromiso y jamás volví a estar contacto con ella. Hasta la noche de la gala. Pero, Xian Pu es una mujer obstinada y aun no acepta la ruptura.
Akane tomó una galleta y la masticó lentamente mientras analizaba la información que acababa de escuchar.
Ranma la observaba impaciente, se acercó un poco a ella y le preguntó inquieto - ¿Me crees?
-La verdad es que, no lo sé. Confesó Akane.
- ¿Qué puedo hacer para demostrarte que soy sincero?
- Mírame y dime la verdad. ¿Qué sientes por mí?
Ranma mordió su labio inferior meditando su respuesta. – Me gustas en verdad. Eres la primera chica que me gusta en serio. Jamás me había sentido tan atraído por alguien. Sonrió de medio lado –cualquiera en su sano juicio estaría loco por ti.
Akane sintió una implosión en su interior. Le parecía una locura lo rápido que había pasado todo. Siempre había sido una torpe en cuestiones amorosas, hasta se consideraba inmune a ese tipo de sentimientos. Pero sin proponérselo, en esos momentos ahí estaba ella, pasmada, feliz y enamorada de un chico que conocía solo hace un par de meses atrás.
- ¡Di algo cabeza dura! Pidió él.
- ¡No seas insensible idiota! Déjame pensar. Exclamó Akane con su rostro rojo hasta la raíz.
- ¡Fuiste tú quien me pidió una explicación! ¿Cómo eso me hace un insensible? ¡Tú eres la idiota!
Furiosa lanzó un manotazo hacia la mejilla de Ranma; pero este la alcanzó a detener en el aire. Haciendo que ambos perdieran el equilibrio quedando tumbados sobre el sofá.
- ¡Suéltame! Exigió ella, removiéndose entre los brazos del chico para poder zafarse.
- No. Es tu turno, dime ¿que sientes por mí? Demandó.
Akane hizo un puchero con los labios y desvió la mirada de forma infantil –Nada. Afirmó.
-Vamos, se honesta. Me lo debes. Ranma liberó las manos de Akane para sujetarla por la cintura y la acomodó sobre su pecho. De tal forma que podía mirarla directamente y a la vez estar en una posición cómoda.
Se rindió. Sabía que él tenía toda la razón. No le quedó otra opción que confesarse. –Me gustas. Intentó sonar tranquila al decirlo, pero no estaba segura de haberlo logrado.
Ranma se incorporó y con ello la obligó a sentarse de nuevo. –Te prometo que solucionare el malentendido del compromiso. Solo espérame un poco. Por favor.
-Sí. Murmuró Akane un poco atónita por la sorpresiva reacción de Ranma.
- Cena algo y descansa. Ranma se levantó y se dirigió a la puerta. –Nos vemos pronto.
- ¿Enserio te vas ya? Akane se acercó a la puerta donde ya se encontraba Ranma.
- Sí, ya es algo tarde. Y seguramente mañana tendré que madrugar para el entrenamiento. Dijo sonriendo.
Ella también sonrió y se despidió –Buenas noches.
Él le apartó el flequillo y le deposito un tierno beso en la frente. Akane abrió mucho los ojos y puso sus dedos justo donde los labios habían rosado su piel.
Sin poder resistirse, Ranma le sujetó la mejilla con una mano y la acercó a su cuerpo. La besó con la boca abierta, largo y profundo. Akane permitió que sus ojos se cerraran y dejó sus brazos lánguidos a sus costados.
Ranma rompió el contacto y masculló –Buenas noches cabeza dura. Su voz sonaba distinta: grave e insistente.
Akane abrió los ojos y unió su mirada a la de él –Más. Quiero más.
Las comisuras de los labios de Ranma se levantaron. Esta vez la sujetó con ambas manos por la cintura; volvió a acercarla a él y apretó su boca contra la de ella.
Akane le rodeó el cuello con los brazos y le acarició la nuca. Sonrió contra sus labios y bajó las manos por su espalda y columna. Ranma se estremeció y la abrazó aún más fuerte.
Gracias por leer.
B.
