Pasaron los días y mientras los indeseables que conformaban ese grupo de machos preparaban su ataque, Beverly cuidaba de su pequeño ajena al peligro que corría.
Esa mañana, Beverly estaba plácidamente dormida sobre la paja que constituía la cama de su nido cuando una voz aguda lo despertó.
-Mamá.- dijo en voz tímida su hijo, picoteando suavemente el hombro de su madre para no hacerla daño.
-Buenos días cariño.- contestó la hembra abriendo los ojos y sentándose en el montón de paja que usaba como cama para hacerle hueco a su hijo. El pequeño canario se sentó junto a su madre y ella lo abrazó, era hermoso, sus ojos castaños; las plumas amarillas de un tono cálido y brillante y en las puntas de las plumas de la cabeza las plumas y la cola un tono marrón café; las plumas pálidas de su pecho y sus pequeñas patas,para Beverly era el hijo perfecto.- ¿Quieres desayunar?- El pequeño asintió con la cabeza.
Su madre le revolvió las plumas de la cabeza a modo de respuesta y salió a buscar la comida del desayuno. Mientras, Nico, miraba con curiosidad al resto de polluelos que habían salido a jugar a la plaza. Nico se apartó de la entrada cuando vio que su madre subía de nuevo para dejarla pasar.
Beverly dejó cuatro arándanos y los dejó en el nido para que Nico fuese y tomara su parte del desayuno.
-¿estás listo para volver a intentarlo hoy?- dijo Beverly a su hijo, quien asintió con la cabeza.-Está bien, acaba de desayunar y después saldremos fuera.
Acabaron de desayunar y Beverly se agachó para que su hijo se subiese a su espalda y bajar a una zona segura en el suelo para practicar el vuelo. Cuando bajó dejó a Nico sobre una roca y ella se bajó al suelo.
-Vamos Nico, solo estás a unos centímetros del suelo, puedes hacerlo, confía en mi, yo te cogeré para que no te hagas daño.-
Nico miró a su madre, quien le sonreía amablemente con las alas extendidas.
-No estoy muy segura de esto mamá...- dijo algo asustado.
-Vamos, quieres ir al festival de esta noche ¿verdad?.-
El canario miró a su madre, y con una mirada enérgica decidió intentarlo otra vez.
-Vale Nico, ya lo sabes, cadera hacia atrás, rodillas flexionadas y alas extendidas.- le guió su madre.
El pequeño canario saltó de la pequeña roca y empezó a batir sus alas, su corazón se aceleró a mil por hora y entonces, no sintió el suelo, ni golpes, ni nada...
-¡Lo conseguí!- dijo Nico con su adorable voz infantil.
-Bien hecho cariño...ahora intenta bajar.- dijo su madre.
Nico giró un poco sus alas y descendió suavemente hacia el suelo.
-Bueno, supongo que esto te permite venir a la fiesta conmigo.- dijo Beverly sintiendo al instante las alas de su hijo abrazadas a sus patas, ella se agachó y le abrazó, estaba feliz por él, ella se sentía feliz, tenía que criarlo sola, no era fácil, pero tenían un buen hogar, vecinos agradables y comida de sobra en los alrededores. Estaba decidido, irían a la fiesta aquella noche.
Esa noche el claro del bosque donde se situaba la fiesta estaba iluminado por la luna llena, dando un hermosa vista desde la casa de Beverly, quien veía a las aves empezar a agruparse en el claro de la selva.
-¿listo Nico?- dijo la hembra. Esa sería el primer viaje de Nico al exterior. La madre salió primero del nido, y luego esperó a que su hijo la acompañase, entonces volaron hacia el centro de la arboleda, donde ya había bastantes aves.
-¡BEVERLY!- dijo una voz femenina,la canaria giró la cabeza y vio a Jessica junto a su marido Lance.
Los dos canarios se juntaron a los carpinteros.
-Lance, Jessica, este es mi hijo Nico; Nico, estos son unos de nuestros vecinos.-
-Encantada Nico.- dijo Jessica.
-Hola.- dijo Nico de forma tímida.
-Escucha, los hijos de otras familias están al otro lado de la plaza, jugando, tal vez le vendría bien empezar a hacer amigos.-dijo Jessica
-Está bien, no se encuentran muy lejos, pero ten cuidado.- Dijo Beverly, su hijo la abrazó a la altura de las patas y después fue volando hasta donde se encontraban los otros niños.
Jessica soltó una risa inocente.- Tu hijo es muy cariñoso, seguro que es un chico estupendo.-
-La verdad es que sí... aprendió a volar esta mañana, está entusiasmado por poder tener un poco de independencia.-
-Jessica escucha.- dijo Lance.- Por qué no vas con tus amigas a bailar, te viene bien desconectar de todo.-
-De acuerdo Lance, nos vemos.- la hembra dio un beso en el pico a su marido y la dejó con Beverly.
-Oye quiero enseñarte algo.- dijo el macho a la madre de Nico.
-De acuerdo ¿qué es?-
-La verdad, era una sorpresa para daros la bienvenida a la comunidad, pero tardé más de lo que pensaba en realizarla.- mintió.-¿vienes conmigo?
-Sí, claro,¿quieres que avise a mi hijo?-
-No hace falta. Ahora sígueme.-
El petirrojo la llevó a un claro apartado de la selva, en una pequeña elevación del terreno.
-¿qué querías enseñarme?- Preguntó la hembra.
De repente, Beverly notó que alguien la empujaba contra el suelo con sus patas, alguien más grande que ella.
-¡Lance ayudame!- Dijo ella asustada. Pero solo recibió una mirada de maldad, igual a la de Álex cuando la amenazaba.
-Permíteme que te presente a mi amigo, Beverly, él es Luis, un viejo amigo mío al que le debía un favor. Necesita una pareja para el baile, y ya que tú no tienes al padre de tu hijo cerca he pensado que haríais buenas migas.-
-¡NO, SUÉLTAME!¡POR FAVOR!-
Lance se quedó de pie observando mientras Beverly era forzada por el pájaro púrpura. Era más grande que ella, no podría soportarlo, era como el castigo que le dio Thomas cuando la obligó a acostarse con machos más grandes que ella. Sintió como se introducía dentro de ella, estirándola hasta su límite, provocando que gritase de dolor; él la embistió sin preocuparse por hacerla daño mientras con sus alas la tapaba el pico con las alas y la agarraba las alas con sus patas. Beverly no podía moverse, estaba atrapada entre el suelo y aquel macho desconocido, sin poder pedir ayuda, la hembra notó las dolorosas embestidas del loro hasta que sintió que se liberaba dentro de ella y la soltaba, Luis se marchó de allí sin ser visto, dejando a Beverly adolorida en el suelo delante de Lance.
La hembra sentía que el corazón la estallaría, las lágrimas corrían por sus mejillas empapando sus plumas y apenas podía respirar correctamente por los jadeos de su llanto.
-Creo que ahora es mi turno.- dijo el macho haciendo crujir sus alas como un humano se crujiría los huesos de los dedos.
-Lance no me hagas esto ¡POR FAVOR,NO!- dijo llorando la hembra intentando arrastrarse con las caderas doloridas.
-Tranquila, seré gentil...-Lance estaba a punto de besarla cuando ella consiguió quitárselo de encima y comenzaron a pelear, Lance la pegó en el estómago y ella le mordió el hombro izquierdo, ahora ella estaba encima de él, agarrándole del cuello.
-¡Crees que eres el primero que intenta aprovecharse de mí!- dijo la hembra.-Vas a pagar por lo que has dejado que me hiciera y por lo que estabas a punto de hacer.-
Beverly le pegó un puñetazo en el pico, ahora ella estaba encima de él, estaba a punto de volver a golpearlo cuando una voz tras ellos los sorprendió.
-¡Qué es esto!- una voz femenina enojada les miraba desde atrás.
-Oh, cariño, menos mal que has venido, estaba a punto de seducirme, lo ha intentado todo desde que llegó a este lugar.-
-No es cierto... Jessica él...-
-¡ZORRA!- la insultó Jessica agarrándola de las plumas de la cabeza y empezando a forcejear con ella, ambas cayeron colina abajo y acabaron el la plaza donde siguieron peleando bajo la mirada de los vecinos.
-¿pero qué demonios?¡Basta!- dijo un guacamayo rojo que separó a las dos.-Por el amor de dios Jessica ¿que ha pasado?-
-La nueva vecina que es ¡una puta!.- todos se giraron a ver que ocurría.
-No es cierto, tu marido me ha forzado a hacerlo, es un capullo.-
-¡A mí no me insultes!- dijo dijo Lance
La gente empezó a murmurar. Beverly podía sentir las críticas de las otras hembras "menuda guarra" "la culpa es suya" "Lance es incapaz de hacerle eso a Jessica"
Un guacamayo amarillo de aspecto bastante anciano se acercó a ella e impuso silencio.
-¡SIELNCIO!- dijo, acabando con el murmullo.
-Ella ha intentado seducirme, es lo que siempre hace...-
-¡Mentira!-
-¿también es mentira lo del burdel donde te quedaste preñada?-gritó Jessica.
Beverly abrió los ojos asustada, ella lo sabía, el hijo de puta se lo había dicho a ella, y seguramente a ese pajarraco que la había violado.
-No... pero...-
-¡BEVERLY!- dijo el guacamayo amarillo.-No puedo permitir este tipo de conductas en esta comunidad, lo siento pero debo pedirte que te marches con tu hijo de aquí.-
-Pero es de noche como voy a ir con Nico por la selva ahora.-
-Eso no es problema mío...-
La gente que estaba observando el conflicto, que constituían a todos los vecinos, miraron a Beverly, quien se dirigió a la zona donde estaban los niños para recoger a su hijo.
-Nico, vayámonos, es muy tarde, necesitas dormir.-
-Pero mamá... dijste...-
-Lo sé, pero debemos irnos...AHORA.-
-De acuerdo.- respondió triste entendiendo de forma muy básica e infantil lo que pasaba, no comprendió todas la palabras de los adultos pero el mensaje era claro, debían marcharse.
-súbete a mi espalda Nico, es mejor que descanses ahora.-El polluelo hizo caso a su madre y subió a la espalda de su madre. La hembra alzó el vuelo, y se marchó para no volver.