Contenido: Primer One-shot del fandom. Universo alterno donde Yugi Amane no es el séptimo de los misterios. SPOILERS DEL MANGA (especialmente del capítulo 27, final del arco de los guardianes del reloj). Insinuación de sentimientos amorosos Profesor x Alumna.
Pareja: Yugi Amane x Yashiro Nene
Disclaimer:
Hikari: ¡Hola, mucho gusto! Este es mi primer one-shot para el fandom de Hanako-san, espero que no haya quedado tan mal y puedan disfrutarlo. Sin más, solo me queda decir que la obra original, así como sus personajes, no me pertenecen, sino que todo fue gracias a la mangaka Aida Iro, por lo que este fanfic es solamente producto de una cuarentena inevitable, ocio y un poco de inspiración. ¡Disfrútenlo!
ADVERTENCIA: Spoilers del manga, específicamente del capítulo 27. Leer bajo su propio riesgo.
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Dejé salir un largo y cansado suspiro al tiempo que estiraba mis brazos.
-¿Qué tal va todo con su grupo a cargo, Yugi-sensei?- Preguntaba divertida mi colega de al lado- ¿Alguien que le haya dado especial problema?
-No. En realidad todos parecen bastante motivados con las actividades, así que no tengo de quien quejarme- Contesté entusiasmado- Es la primera vez que me siento tan cercano a un grupo, así que cuando siento que estoy bajando la guardia, me pregunto si en realidad estoy siendo demasiado blando con ellos.
-¡No diga eso! Usted aún es muy joven así que seguramente puede acercarse a ellos de una forma en que nosotros ya no podemos tan fácilmente.- La mujer me sonrió con amabilidad antes de levantarse de su asiento.- Seguramente sus alumnos confían mucho en usted- Antes de salir de la sala de profesores, ella blandeó su mano a modo de despedida, seguramente tendría algo que hacer ahora que era la hora del almuerzo. Le regalé otra sonrisa antes de que se fuera y solté otro suspiro, más calmado que antes.
Coloqué la caja de mi almuerzo sobre mis piernas antes de dar un impulso para que mi silla de rueditas quedara justo al lado de la ventana. Desde aquella vista podía ver perfectamente el pequeño huerto en el que trabajaba el club de jardinería.
-Oh, ahí está.- Me susurré antes de meter el primer bocado a la boca. Allá abajo, con una pala entra sus manos y el cabello atado en un par de trenzas, se encontraba una de las alumnas que más atención solía robarme.- Aunque... esos tobillos sí que son enormes.- Me reí ante mi propio comentario antes de seguir observándola.
Yashiro Nene era, sin lugar a dudas, una chica que siempre tenía algo divertido qué mostrarme.
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Ese día había sido, sin lugar a dudas, bastante agotador. El cielo no tardaría en pintarse de azules oscuros indicando el comienzo de la noche.
Era extraño que yo me quedara a tales horas dentro de la escuela, sin embargo, Tsuchigomori-sensei me había citado en la biblioteca y bueno... la conversación se había extendido más de lo planeado.
Miré el patio de afuera, vacío y con un toque de nostalgia al ser bañado en los últimos rayos naranjas del sol. Probablemente ya no habría ningún estudiante dentro de la escuela.
O al menos eso pensaba hasta que escuché una voz conocida al final del pasillo.
-¡Hasta mañana!- Y justo en el momento en que me convencía de haberlo solo imaginado, fui testigo de cómo dos estudiantes salían juntos hacia el pasillo.
Y una de esas estudiantes la reconocí de inmediato.
-¿Yashiro-san?- La llamé aun con algo de duda- ¿Que estás haciendo todavía por aquí? Las actividades del club terminaron desde hace rato.- Ella pareció sorprenderse al verme aun dentro de la escuela.
-¡Yugi-sensei!- Contestó algo alterada. Al no recibir ninguna respuesta rápida presté atención a su acompañante.
Varón. De cabello rubio y ojos claros, con un singular amuleto colgando de una de sus orejas.
Esperen...
Varón. Un muchacho. Un chico.
Mi cuello casi se tuerce al girarlo tan rápidamente hacia arriba, queriendo verificar la placa que colgaba sobre la puerta por donde habían salido y se podía leer el nombre de aquel cuarto.
El baño de niñas.
¡Alto! ¡Esperen un momento! ¡Yo los había visto! ¡Estoy seguro! ¿¡Ambos habían salido juntos del baño de niñas?! ¿¡Por qué?! ¿¡Que habían estado haciendo ahí?!
Juntos. Solos. A la hora en que nadie más se encontraba cerca.
En el baño de niñas.
-Nombre y grupo.- Pregunté en un tono bastante mucho más grave de lo que solía ser mi voz. El joven, asustado, me miró inseguro.
-Minamoto Kou... tercer año de secundaria.- Su voz salió con cierto temblor, algo asustado, se escondió levemente detrás de la joven.
-¿Secundaria?- Volví a mirar a Yashiro-san ahora, con cierta exigencia. Ella también parecía estar nerviosa.- ¿Por qué ustedes dos estaban...?
Pero antes de poder terminar mi pregunta, fui interrumpido por un fuerte ruido, el cual, provenía del baño por donde habían salido, parecido a una puerta azotándose.
-L-Lo siento, Yugi-sensei. Procuraremos llegar temprano a casa.- Con algo de prisa, vi como Yashiro-san tomaba con ambas manos una de las del menor antes de hacer una leve reverencia y salir corriendo.
-¡O-Oigan...!- Estiré mi mano, pero no logre alcanzarlos. Ambos lograron escapar de mi con éxito.-Rayos...
Una horrible incertidumbre estuvo acosándome a partir de aquel momento, junto con la puesta en marcha de mí ya adulta imaginación acerca de lo que podrían estar haciendo un par de jóvenes adolescentes dentro del baño de niñas.
-Y lo peor... es que era Yashiro-san...- Sentí una horrible incomodidad dentro de mi pecho, por no llamarlo dolor...
¿Qué carajos estaba ocurriendo conmigo?
-Mierda...
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El constante golpeteo de mi zapato contra el piso retumbaba con mayor fuerza ahora que la sala de profesores se encontraba vacía. Miré una vez más el reloj de una de las paredes. Definitivamente hoy sería el día en que atraparía a ese par de bribones y me encargaría de hacerlos confesar.
Y es que, desde aquel día en que encontré a Yashiro-san saliendo con su kouhai del baño de las niñas, la ansiedad y la incertidumbre no me habían dejado vivir tranquilo.
Durante las clases normales, la chica, quien siempre solía prestar atención (o al menos mantener la mirada en el pizarrón) ahora, cada vez que nuestras miradas chocaban, no dudaba ni dos segundos para ocultarse tras algún cuaderno o simplemente desviar la suya hacia cualquier otro lado. O cuando finalmente terminaba la clase y podría tener la oportunidad de conversar con ella, antes de poder evitarlo, la chica se escapaba o escabullía sin siquiera percatarme.
Era obvio que la joven estaba evadiéndome.
Pero hoy no sería así.
Debido a su cambio de actitud me vi forzado a recolectar algo de información... aunque admito que aquello en realidad solo hizo que me sintiera aún más incómodo. Parece ser que Yashiro-san, quien siempre solía regresar a casa con alguna amiga después de las actividades del club o las tareas diarias, llevaba varias semanas sin hacerlo. Algunos alumnos describieron como ella había cambiado últimamente, aunque no parecía nada grave, varios de ellos juraban haberla visto hablar sola en el patio o por los pasillos. Además de que algunas chicas de otras clases siempre la veían pasar hacia el baño del tercer piso del antiguo edificio justo cuando comenzaba a quedar la escuela vacía.
Otros más confesaron con gran facilidad haberla visto demasiado a menudo con aquel chico rubio del otro día.
DEMASIADO AMENUDO.
-Hoy no se escapará.- Convencido de obtener las respuestas que buscaba, me levanté bruscamente de mi asiento. Estaba a punto de deslizar la puerta para salir, pero alguien de afuera lo hizo primero, sorprendiéndome de que aún quedara gente por la escuela a esas horas del día.
-Oh, Yugi, sigues aquí.- La persona con la que me topé era ni más ni menos que Tsuchigomori-sensei.- Perfecto ¿tienes algo que hacer?
-Sensei, si seguimos dentro de la escuela no se le olvide llamarme también sensei, ya no soy más su pequeño alumno.- Sin poder evitarlo, hice un pequeño puchero. La verdad es que, en mi tiempo de juventud, fui alumno de esta misma escuela, y él, mi profesor a cargo. Sin embargo, a pesar de ya haberme convertido oficialmente en su colega, habían sido pocas las veces que me llamaba sensei.- Y bueno, planeaba ir a hacer algunos pendientes...
-¿Son urgentes? Si pudieras me gustaría que me ayudaras con un pequeño favor.- Ignorando completamente el asunto de como llamarme, Tsuchigomori-sensei pasó uno de sus brazos por sobre mis hombros.- ¿Te suena el nombre de Yashiro Nene? Me parece que es una de tus estudiantes.
-¿¡Yashiro-san?!- Grité algo sorprendido.- ¿Le ha pasado algo? ¿Por qué la menciona? ¿Es que ha ocurrido algún incidente?- Pensando en lo peor, comencé a soltar preguntas, algo alterado.
-Bueno... ella está bien si es lo que quieres saber. Pero ahora mismo está descansando en la enfermería.- Ambos comenzamos a caminar a lo largo del pasillo aun en aquella incomoda posición.- Quiero ir a inspeccionar algunos documentos, así que quería ver si la podías cuidar, en caso de que despierte.
-Si claro, no hay problema.- Contesté algo inseguro.- ¿Por qué esta ahí? ¿Tuvo un accidente?- Pregunté intentando mantener la calma, aunque dentro de mi estómago podía sentir claramente los nervios devorándome.
-Ella logró entrar.- Vi como los ojos de sensei se cerraban levemente.- A la biblioteca de las cuatro en punto.
-¿Eh?- Aun sin comprender del todo, me detuve para verlo mejor, creyendo que mis oídos no habían escuchado con claridad.-Pero eso no es...
-¿Posible? Bueno pues ella y otro chico lo hicieron. No puedo contarte mucho al respecto, pero ya te imaginarás el lío en que me han metido.- Volvimos a comenzar a caminar con cierta cautela.- Parece ser que ella está bastante involucrada con los siete misterios de la escuela.
-¿Por qué? ¿Cómo es que ella se ha enterado de eso? ¡Creí que solo los exorcistas podían ver y relacionarse con las apariciones y misterios así!- Sentí como el sudor frio comenzaba a resbalar por mi frente y mejillas.
-Bueno, supongo que a veces existen algunas excepciones.- Queriendo restarle importancia, Tsuchigomori-sensei se hundió de hombros antes de soltar un largo suspiro. Evidente señal de que, aun cuando se lo pidiera, no me diría más cosas al respecto.-En fin, este caso no pasó a mayores, así que ella solo está descansando. Supongo que no debe tardar en despertar.
Asentí al silencio justo cuando noté que ya habíamos llegado a la enfermería. Sensei ni siquiera entró a la habitación, él siguió su camino, dejándome completamente a solas con la joven, quien aún se encontraba durmiendo.
No parecía tener alguna herida visible, ni tampoco sufría de fiebre o algún otro malestar. Suspiré aliviado al confirmar por mí mismo su buen estado de salud. Tomé asiento al lado de su cama y dejé que mi mente divagara por algunos recuerdos lejanos.
Cuando era adolescente, mientras aún era estudiante de esta escuela, solía siempre estar envuelto en vendas, por las constantes heridas que solían adornar mi pálida piel. Con frecuencia, era reprendido por Tsuchigomori-sensei ya que, además de saltarme las clases, él esperaba a que le confesara la razón de mis problemas de aquella época.
De no haber sido por su insistente oferta de ayuda y su incondicional apoyo, probablemente yo... bueno, hubiera terminado de una forma completamente diferente a lo que soy ahora. En aquellos días, en un intento de hacerme caer en razón, sensei me contó acerca del gran futuro que me estaba esperando, pero no me lo contó con esperanza o anhelo... sino con evidencias.
Ese fue día en que me contó el futuro inevitable que me esperaba, ya que todo estaba registrado en un libro que estaba bajo mi propio nombre dentro de la biblioteca de las cuatro en punto. Fue difícil de creer aquella historia llena de rumores y misterios pero, finalmente, después de escuchar el gran relato de los siete misterios de la escuela, me vi convencido por tan irreal cadena de rumores.
He de confesar que jamás he ido a aquella biblioteca, nunca he visto u oído a los guardianes del reloj, jamás he encontrado ninguna hada, ni mucho menos he visto actividad paranormal dentro de los espejos.
Pero sé que existen. Y sé que, en la entrada o en las escaleras, en los baños y en la biblioteca, hay algo (o algunos) que nos ven y que no podríamos entender si nos apegáramos únicamente a la lógica y a la razón.
En serio hay espectros y apariciones dentro de la escuela. Es más, el mismo Tsuchigomori-sensei es uno de ellos.
Según las historias de sensei, estos misterios no solían presentar algún problema hacia los alumnos y demás personas que nos desenvolvemos dentro de la escuela, por la simple razón que es prácticamente imposible que una persona común y corriente pueda hacer contacto con ellos. Y es ahí cuando regresamos al punto inicial de este interminable monólogo. De ser eso cierto... ¿cómo es que Yashiro-san ha logrado quedar involucrada en menuda historia de locos?
¿Y por qué justamente ella?
-Yu...gi...- La voz entrecortada de la chica me sacó completamente de mis pensamientos. Comenzaba a despertar.- ¿Tsukasa...?-
¿Qué había dicho? ¿Por qué ella conoce aquel nombre?
-¿¡Eh?! ¡¿Yugi-sensei?!- Probablamente había hablado aun entre sueños, ya que, apenas me reconoció, se reincorporó bastante sorprendida- ¿¡Q-Que está haciendo aquí?!- Tuve que reprimir con todas mis fuerzas una risita al ver su rostro sonrojado.
-Tsuchigomori-sensei me pidió que cuidara de ti mientras dormías - Le contesté sonriendo.- ¿Cómo te encuentras? ¿Te duele algo?
-¡N-No! ¡Estoy bien! ¡Completamente bien!- Iba a comenzar con una serie de preguntas, pero lamentablemente, el sonido de pasos rápidos por el pasillo nos sorprendió a ambos.
-¡Senpai! ¿¡Estas bien, senpai?!- Sin siquiera haber tocado, el chico de la otra vez, entró de forma escandalosa a la enfermería. Se acercó a ella sin haberse percatado de mi presencia
-Estoy bien, no te preocupes.- Contestó amable pero, al dirigir su mirada hacia el otro extremo de la cama pude ver como su semblante cambiaba disimuladamente.-Solo tuve un sueño extraño...
-¿Un sueño extraño?- El joven parecía algo consternado. Ambos quedaron en silencio, él dirigió su mirada a donde antes había visto también Yashiro-san. Aunque curiosamente en aquel lugar no se encontraba nadie.
-¡Ejem!- Tosí con fuerza para llamar su atención, especialmente del mocoso.- Ya se ha hecho de noche así que yo me encargaré de llevarlos a casa.
-¡No es necesario! Podemos ir solos, ¿verdad?- Intentó convencerme Yashiro-san, viendo a su amigo quien también asintió.
Pobres ingenuos creyendo que dejaría que se fueran los dos solos.
-Es mi deber como profesor, así que no se preocupen.- Saqué, con cierta arrogancia adulta, la llave de mi coche de una de los bolsillos de mi bata, la que siempre usaba dentro de la escuela.- ¿Me puedes recordar tu nombre?- Cada vez que veía al chico, mi mirada y mi voz se tornaban extrañamente pesadas y frías.
-Minamoto Kou...- Contestó sintiéndose visiblemente intimidado.
-Pues bien, Yashiro-san, joven, es hora de irnos entonces.- Minamoto hizo una cara graciosa al oírme, tal vez creyendo que lo llamaría por su nombre.
-Si...- Intentó contestar cortésmente mientras tomaba su maletín escolar. Yashiro también bajó de la cama y tomó sus cosas.
-Es peligroso que se queden tan tarde en la escuela. Sus padres se preocuparán creyendo que están perdiendo el tiempo en algún otro lugar.- Comencé a reprender levemente a Minamoto cuando salimos al pasillo.
-Lo... lo tendremos en cuenta.- Contestó bajito.
Al no oír los pasos de la chica detrás de nosotros, me detuve antes de girar a buscarla. Ella aún estaba a la entrada de la enfermería, viendo hacia la cama que había dejado hace unos momentos.
-¿Sucede algo, Yashiro-san?
-Nada. No se preocupe.- Aunque intentó mostrarme una leve sonrisa, pude ver cómo cierta preocupación estaba impregnada en sus ojos. Noté, como de forma muy disimulada, había ondeado su mano, como si se estuviera despidiendo de alguien, antes de correr para alcanzarnos.
Sentí un escalofrío al imaginar lo que sea que pudiera estar ahí.
De alguna manera, Yashiro-san estaba involucrándose con algo que sabía que existía pero jamás había visto.
Y eso comenzaba a provocarme cierto miedo.
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-Ya llegué- Susurré cuando atravesé la puerta de mi solitario apartamento. Prendí las luces y me quité con cansancio la corbata de la camisa. Mi mirada pasó por encima de algunos muebles hasta que cierta foto hizo que me detuviera.
Una foto de poco más de diez años, solitaria y con solo un pequeño montoncito de incienso apagado al lado estaba sobre la mesita del pasillo. Aquella foto me mostraba a mí mismo, vistiendo mi uniforme escolar de aquella época, siendo abrazado por alguien de aspecto muy similar. Él era quien tenía la sonrisa más grande.
"Amane. Amane." Si cerraba los ojos, aun podía escuchar con claridad su voz llamando mi nombre. "Amane".
-Tsukasa...- Era mi hermano gemelo, quien había muerto pocos días después de haber tomado aquella foto.
Recordé a Yashiro-san susurrando su nombre. ¿Cómo es que lo sabía? ¿O tan solo había sido alguna coincidencia?
No. Seguramente no lo era.
Fue ahí cuando comencé a intentar encontrar razones detrás de toda aquella ola de acontecimientos. Si Yashiro Nene había ingresado a la biblioteca de las cuatro en punto, pudo haber tenido acceso al informe de vida de cada uno de los que habían pisado esa escuela.
Incluyéndome. ¿Por qué ella estaría buscando información en mi diario? ¿Era así como se había enterado de Tsukasa?
Comenzaba a dolerme la cabeza. Hacer conjeturas no me llevaría a ningún lado. Debía preguntarle a quien pudiera darme alguna respuesta.
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-Senseiiiiii- Mi voz salió con un tono infantil, y aunque deseaba que el reconociera mi adultez, creía que de ese modo podría conseguir algunas respuestas de su parte.- ¡Dígame! ¿Qué fue lo que ocurrió ayer con Yashiro-san en la biblioteca? ¡Seguro usted lo sabe! ¿No quiere contarle un poco a su pequeño colega?- Me acosté sobre su escritorio, como si fuese un pequeño niño haciendo algún berrinche- ¡Senseiiiiii!
-Yugi, deja de hacer eso... me estás causando pena ajena.- Noté una venita en su frente palpitar.- No puedo contarte nada respecto a eso, lo sabes. Si se entera Lord 7, seguramente me va a reprender severamente.
-¿Lord 7? Aahh... ese es tu jefe ¿no? ¡Seguro que no se entera! ¡Solo un poquito!- Pedía insistente.- ¿Yashiro-san es alguna clase de exorcista?
-No. Ella al menos no.- Comentó algo resignado. Tal vez ya cansado de mí.- Su amigo rubio es el que proviene de una familia de exorcistas. Ella es una estudiante normal que solo tuvo la mala suerte de involucrarse con el peor de los misterios.
-¿El peor? ¿Te refieres a ese jefe tuyo? ¿O acaso hay algún otro de cuál te deberías quejar?- Tsuchigomori-sensei me vio duramente en silencio. Creyendo ya haber dicho demasiado me dio un par de golpes en la cabeza con un libro.
-Sé que fui yo el culpable de que sepas cosas que podrían ponerte en peligro. Pero no abuses de mi confianza hacia ti, Yugi - Sensei se levantó de su silla, queriendo huir del lugar y de nuestra conversación.-No te conviene para nada enfrentarte contra Lord 7. Solo... asegúrate de escuchar atentamente a tus alumnos.
-¡Sensei!- Pero antes de intentar poder seguirlo, él salió silencioso hacia su salón de clases.
¿A que podría referirse con eso último? ¿Era acaso alguna clase de pista?
Queriendo despejar un poco mi mente, comencé a explorar entre los pasillos. El sol todavía no se ocultaba y aún quedaban muchos alumnos entre los pasillos y en las salas de club. Algunos de ellos, hasta se tomaban la molestia de despedirse de mi cuando me veían o nos cruzábamos. Sin siquiera saber cómo, terminé en el pasillo que daba al salón de cocina, dejándome llevar por las voces de quienes estaban dentro.
-Creo que debes mezclar así, senpai.- Al reconocer la voz, sentí al instante un malestar en la garganta y estómago.
Sin hacer ruido me acerqué a la puerta, la cual estaba entreabierta.
-¿Minamoto-kun?- La sensación fue aun peor cuando escuché esa voz femenina. Bajé la mirada para corroborarlo y casi caigo desmayado cuando reconocí esos gordos y gruesos tobillos.
Solo conocía a una alumna que tuviera tales enormes tobillos.
-¡Oh! ¡L-Lo siento!- Miré como el joven pasó de un casi abrazo, a saltar hacia un lado y chocar contra los botes de residuos, provocando un fuerte estruendo a la hora de caer.
-¿¡Estás bien, Minamoto-kun?!- Preocupada, la chica que sin lugar a dudas era Yashiro-san, se arrodilló para ayudarlo.
¡Estaban tan cerca! ¿¡Por qué mierda estaban tan cerca esos dos?!
-¿Yugi-sensei?- La voz de un tercero me sacó tan rápido de aquel transe que estuve a punto de soltar un grito.
-¡Oh! ¿¡M-Minamoto-kun?!- Lo nombré al reconocerlo. Aquel chico era el tan popular y aclamado Minamoto Teru, presidente del consejo estudiantil.
Esperen... ¿Minamoto?
Giré disimuladamente hacia dentro. ¿Aquel chico y Minamoto-kun eran...? Oh dios, ¿cómo no me había dado cuenta antes?
-¿Sucede algo con mi hermanito, sensei?- Noté cierta molestia en su voz al hacer aquella pregunta, a pesar de seguir sonriendo.
-N-No para nada. Solo estaba pasando por aquí.- Su penetrante mirada no pertenecía a la de un chico normal de bachillerato. Tragué algo de saliva tratando de librarme de aquel repentino nudo en mi garganta.- ¿Tu hermano es amigo de Yashiro-san?
-¿Ella? No lo sé. Supongo que sí, últimamente no hace otra cosa más que hablar de ella.- Contestó con cautela mientras miraba al interior. Ninguno de los dos se había percatado de nuestra presencia todavía.- ¿Hay algún problema con ella?
-Oh no, para nada. Solo estuve oyendo algunos rumores de su nueva amistad, preguntaba solo por curiosidad.- Me excusé mientras me cruzaba de brazos.- Si son solo amigos realmente no importa.
-Bueno, ahora son solo amigos, pero podrían ser algo más en algún futuro ¿no lo cree? Nuestra escuela no prohíbe las relaciones amorosas ni nada por el estilo así que, si Kou decide dar el paso, yo veo posible el que ellos pudieran comenzar alguna relación de ese tipo.-Minamoto me regaló una sonrisa falsa mientras decía todo eso. No sé qué tipo de expresión estaría dando yo, pero él se veía bastante divertido mientras me observaba.- Al menos por poco tiempo...- Susurró.
-¿Qué quieres decir con...?- No pude terminar de preguntar, ya que los dos jóvenes gritaron un ruidoso "¡Hurra!" desde dentro. Parecía que estaban cocinando algo, pero desde la puerta no alcanzaba a ver lo que era.
-Parece que han terminado. ¿No quiere pasar a comer un pequeño aperitivo, Yugi-sensei?- Me invitaba el rubio.
-No, gracias. Aún tengo algunos asuntos pendientes.- No queriendo parecer fuera de lugar, me despedí del chico antes de retomar el rumbo.
El olor dulce había llamado a mi apetito, pero no me parecía correcto interferir en que lo sea que estuviera haciendo Yashiro-san, no después de escuchar aquellos comentarios del presidente estudiantil, sentía que no podía verla a los ojos.
Comenzaba a bajar las escaleras cuando volví a oír el eco de su voz chocando en las paredes del pasillo vacío.
-¡Muchas gracias, Kou-kun!-
Kou-kun...
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-La distancia media entre la Tierra y la Luna es de 384,400 kilómetros. La superficie de la Luna es menos de una décima parte de la Tierra…- Me encontraba dando clase dentro de una de las aulas de primer año. Justo en la clase de Yashiro-san.
-Ahora bien, ¿alguien puede decirme qué tipo de movimientos realiza la Luna?- Al dirigir la mirada a mis alumnos, buscando a quien pudiera contestar, de forma inconsciente choqué con la de Yashiro-san. Ahora era yo el que solía desviarla cada vez que ocurría esto.
¡Por dios! ¡Era un profesor! ¡No era correcto evadir a ningún alumno!
La lección seguía con normalidad, trataba de mantener mi mente concentrada con el tema, en lugar de pensar en aquel par de ojos rojizos que parecían no perderse ninguno de mis movimientos.
Agotado, suspiré cuando la campana, que indicaba el fin de la clase, resonó en toda la escuela.
-En fin, asegúrense de estudiar en casa, ya que se acerca la semana de exámenes.- Terminé de decir antes de que todos se levantaran de sus asientos para relajarse un poco. Deseaba escapar lo más rápido posible, sin embargo, ni siquiera había terminado de dar un paso afuera cuando escuché a alguien llamándome.
-Yugi-sensei...- Cuando giré sentí un gran salto dentro de mi pecho.-Hmmm... Quisiera preguntarle algunas cosas, ¿cree que podría regalarme un poco de su tiempo?
-C-Claro...- Rayos, mi voz se había quebrado con tan solo haber dicho una palabra. Empezaba a sentir cierto temblor en mis extremidades.
¿Por qué me encontraba tan nervioso?
-Pero... de preferencia me gustaría estar a solas...- Miré nuevamente al interior del salón, aún había varios alumnos que no se habían ido aun a sus casa o a sus clubs. Asentí en silencio mientras Yashiro-san, quién también parecía nerviosa, me guiaba hacia algún otro lugar.
¡Mierda! ¿Por qué estaba sintiéndome de aquella manera? Era como si mi corazón estuviera resonando por todo mi cuerpo, podía oír el fuerte palpitar en mis oídos.
En completo silencio, ella nos dirigió a la azotea del edificio donde, afortunadamente, no se encontraba nadie.
El chirrido de la puerta antes de cerrarse provocó un escalofrío que recorrió toda mi columna vertebral.
-¿Que sucede, Yashiro-san?- Pregunté, tratando de mantener mi perfil de profesor.- ¿Tienes algún problema o alguna duda?
-Sensei- Ella arrugó con sus manos la falda de su uniforme mientras miraba al suelo- ¿...usted ha oído el rumor de Hanako-san?
-¿Eh?- Ok, aquella pregunta no era lo que había estado esperando.
-Me dijeron... me dijeron que, si tienes un deseo que quieres ver cumplido debes ir a ver a Hanako-san... ella se encuentra en el baño de niñas, en el tercer piso del antiguo edificio.
-¿Hanako...? Espera, Yashiro-san, no comprendo del todo.- Intenté mirarla a los ojos pero ella aun no levantaba el rostro.- Ese es una leyenda muy conocida ¿no? Jajaja recuerdo que también era muy popular cuando era estudiante.- Al parecer mi actuación desinteresada la ofendió ya que, cuando por fin se atrevió a mirarme, sus ojos estaban brillando debido a retener sus propias lágrimas, además, sus cejas curveadas y sus mejillas rojizas me robaron aliento.
-Para llamarle debe tocar tres veces en el tercer cubículo del baño..."Hanako-san, Hanako-san, ¿estás ahí?"-Ella seguía explicando.- Pero... lo que nadie sabe es que realmente Hanako-san no es una niña... él es un chico, un chico que lleva muerto poco más de 10 años...
-¿Yashiro-san...?
-Un chico algo infantil, que se la pasa abrazándome y haciendo pesadas bromas. Que puede ser de personalidad algo retorcida, pero sé que solo está herido por dentro. Un pequeño chico que, aunque cumple los deseos de los demás, él no puede cumplir el suyo propio... ¡Quiere reencontrarse con su hermano y hablar con él! ¡Hanako-kun quiere...!- Yashiro-san se detuvo al sentir como mis manos la tomaban por los hombros. No lo negaré, mi rostro estaba completamente sonrojado, pero aun así quería seguir actuando como su confiable profesor.
-¡Yashiro-san! ¡No entiendo! ¿Qué tratas de decirme? ¿Te han molestado o algo? ¿Acaso tienes problemas en tu casa? ¡Puedes contar conmigo! ¡Yo podría...!
-¡Yugi Tsukasa!- Gritó con fuerza.- ¡Ese es el nombre de Hanako-kun cuando aún estaba vivo! ¡Usted seguramente...!
-¿Cómo es que tú...?- Miré al suelo, completamente confundido por haber oído ese nombre de otra boca que no fuese la mía. Perplejo, la solté con lentitud y, sin decir algo más, di media vuelta y me dirigí escaleras abajo. Creo haber escuchado su voz llamarme un par de veces más antes de alejarme por completo del lugar.
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-Esa mocosa dijo cosas de más.- Susurró mientras soltaba un enorme suspiro.
-Entonces... ¿es verdad lo que ella dijo, Tsuchigomori-sensei?- Mi rostro pálido intentaba mantenerse firme mientras hablaba.- ¿Tsukasa es...?
-Te dije que sería peligroso si te involucrabas más de lo necesario. Ella seguramente creía que podrías ser de ayuda si te decía la verdadera identidad de Lord 7.- Mi antiguo profesor se cruzó de brazos, parecía estar meditando sobre todo aquello.
-Pero... ¿Cómo es que ella se enteró de él? ¿Fue por eso que terminó adentrándose en la biblioteca?
-No estoy seguro de cómo fue que se conocieron, pero es cierto que ella terminó en la biblioteca tratando de encontrar más información acerca de él. Afortunadamente, no le dio tiempo de seguir leyendo su propia biografía.
Alcé la vista, algo intrigado y, a pesar de no haberlo pedido explícitamente, él supo cuál era mi siguiente pregunta.
-A esta altura, supongo que será mejor que te enteres antes de que las cosas se compliquen. Pero antes de decirte cualquier cosa, quiero que recuerdes algo que ya te había explicado hace muchos años.- Con seguridad, sensei me apuntó con el dedo índice de su mano derecha.- No hay humano que haya podido cambiar su futuro. Ni tú. Ni tu hermano. Ni Yashiro Nene pueden hacer algo al respecto.
-Lo sé.- Tragué saliva sonoramente para tranquilizarme.- Usted mismo me lo dijo cuándo aún era estudiante.
-No importa cuánto lo intentes, el destino está escrito. Y, en el caso de Yashiro Nene, ella no puede escapar de la muerte que le espera en menos de un año.
...
¿Muerte?
Esperen... ¿él había dicho...? ¿Yashiro-san?
-La razón por la que ella puede interactuar con los misterios y rumores de la escuela es por su cercanía al límite del otro mundo, por llamarlo de alguna forma. Ella no es una exorcista, ni tampoco cuenta con poderes fuera de lo normal. Sin saberlo, ella de acercó a tu hermano, el jefe de los siete misterios, intentando cumplir algún deseo.
-¿¡Pero ella...?! ¡No! No puede ser posible… ¡Debe hacer alguna forma de detenerlo!- Asustado, me levanté tan rápido que mi silla cayó al suelo, pero poco importaba. Tomé de la ropa al mayor para tratar de hacerlo hablar. Él debía conocer alguna forma de salvarla.
¿Morir? ¡No! ¡Ella no debía morir! Seguramente solo se trataba de algún error, algún malentendido.
Con su gran sonrisa, su cabello largo y ondulado, sus grandes tobillos, sus expresiones tan cambiantes...
No. Me negaba a la idea de que, simplemente, un día desaparecería.
-¡Yugi!- Su grito fue tan fuerte que detuvo mi zarandeo.- Te lo dije, el futuro no puede ser cambiado. Aun si ella no hubiera convocado a Lord 7, ella hubiese muerto tarde o temprano.
También estaba lo de mi hermano. Si ella moría ¿también se convertiría en una clase de misterio? ¿En un espectro?
Si era verdad lo que estaba diciendo, ¿quería decir que Tsukasa había pasado la última década aquí solo? ¿Sin poder hablar con algún humano normal? ¿Yashiro-san jamás podría hablar de nuevo conmigo?
"Un pequeño chico que, aunque cumple los deseos de los demás, él no puede cumplir el suyo propio... ¡Quiere reencontrarse con su hermano y hablar con él! ¡Hanako-kun quiere...!"
Esperen, ¿podía cumplir deseos?
-¡Tsukasa! ¡O mejor dicho, Hanako-san!- Levanté la mirada, un tanto esperanzado.- ¡Si pido un deseo, él podría...!
-¡Ríndete!- Volvió a gritar. Esta vez se levantó para hacer evidente su mayor altura y quitar mis manos de su ropa.- Aun si el pudiese hacerlo, ¡es obvio que no lo hará! ¡Lord 7 es alguien con quien no se puede charlar seriamente! Sabe perfectamente que ella va a morir en un par de meses, pero no parece ni siquiera algo intrigado por ello. Lo único que desea es poder volver a encontrarse contigo. No me hagas sentir arrepentido por todo lo que te acabo de decir, solo concéntrate en atender las superficialidades de tus alumnos.- indignado, Tsuchigomori-sensei dejó el salón de maestros, donde solo nos encontrábamos nosotros dos solos.- Yugi-sensei, no haga cosas innecesarias que lo pongan en peligro.-Cerró la puerta con fuerza.
¿Que debía hacer? ¿Que estaba ocurriendo? ¿Por qué, tan de repente, había comenzado una lucha imposible contra cosas que no podía mirar a simple vista?
Pero no importa cuánto temor tuviera, cuán confundido me encontrara respecto a Tsukasa, lo único en quién podía pensar ahora era en Yashiro-san. En el miedo de perderla para siempre.
¿Y si era yo el que pedía el deseo para intentar salvarla? Me sentía patético al saber que era lo más que podría hacer por ella.
"El futuro no puede ser cambiado."
No, debía haber una forma para hacerlo. No tendría sentido la vida si todo solo se resumiera a una obra prescrita que debiéramos seguir al pie de la letra.
Tenía que haber algo más.
Sin pensarlo demasiado, mis pies comenzaron a andar con velocidad hacia el edificio antiguo de la escuela. Antes de darme cuenta, ya estaba corriendo. Las primeras estrellas saludaban en el cielo nocturno.
No había nadie más dentro de la escuela.
Tercer piso. Baño de niñas. Tercer cubículo.
Respiraba entrecortado debido a la carrera, pero cuando pude volver a hablar, erguí lo mejor que pude mi espalda antes de tocar tres veces seguidas en esa puerta.
-Hanako-san. Hanako-san. ¿Estás ahí?- Un increíble silencio se acomodó en aquel baño solitario, ni siquiera la brisa nocturna se dejaba escuchar entre las ventanas cerradas.- Tengo un deseo que quiero que me cumplas...
"El futuro no puede ser cambiado."
"No hay humano que haya podido cambiar su futuro.
"Ni tú. "
"Ni tu hermano."
"Ni Yashiro Nene pueden hacer algo al respecto."
Entonces... ¿qué es lo que podía hacer?
-Por favor...- Susurré, luchando contra mí mismo para que la voz no se me quebrara, ni las lágrimas salieran de mis parpados.- Por favor... No dejes que me enamore de Yashiro-san...
Si en verdad no había nada que yo pudiera hacer por ella.
Si en verdad su muerte era inevitable.
Si en verdad no existía ser humano que pudiera cambiar el inevitable futuro.
Al menos quisiera dejar de quererla de esta manera. Dejar de sentir esos celos enfermizos cada vez que la veía cerca del joven Minamoto. Ya no deleitarme con su sonrisa ni con sus tobillos gruesos. No sentir más aquella calidez en mi corazón cada vez que la oía llamarme.
Ya no sentir más curiosidad por ella, ya no culparme más durante la noche por ser su rostro lo último en lo que pensaba antes de rendirme ante el sueño.
Ya no alegrarme por verla llegar al salón cada día, ni entristecerme cuando oía la campanada que indicaba el final de la clase.
Si existía una forma para no salir herido por la muerte de la niña que más estaba queriendo... deseaba que en verdad me la hicieran saber.
-Por favor, Tsukasa... detenme antes de enamorarme aún más de ella.- Arrugué con mi puño la ropa por sobre mi pecho. Aún estaba latiendo, pero dolía demasiado al pensar en todo esto.
Mis rodillas temblaban y, finalmente, me dejaron caer sobre el azulejo del baño. Toqué con mi mano libre una y otra vez la puerta, llamando insistentemente a Hanako-san, esperado que apareciera ante mí para cumplir este capricho mío.
Pero él jamás apareció.
Me quedé ahí, con un corazón roto al nombrar mis pequeñas emociones, que se retorcían al encontrarme tan patético e inútil en una situación donde yo no podía hacer nada por la persona que más amaba en este mundo.
Sin más, el futuro llegó.
Y más que nunca, supe lo aterradores que eran los rumoreados siete misterios de la escuela Kamone.
-.-.-.-.- FIN -.-.-.-.-
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Hikari: Me ha gustado el final, a pesar de haberlo dejado un poco abierto me gustaría saber qué les pareció. Pueden dejarme sus comentarios y críticas en la cajita de reviews de abajo. A pesar de que no suelo escribir parejas hétero me ha divertido mucho escribir esto, así que espero que esta no sea la primera y última vez que nos leamos. En fin, demasiado parloteo de mi parte, ¡cuídense! ¡Bye bye-perowna!