Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Una historia nueva, no la traje antes porque no estaba terminada, no voy a decir la cantidad de capítulos porque es una especie de maldición, cada vez que digo: tiene tantos capítulos, pum! Algo pasa y se retrasa, así que no. Esta historia la actualizaré Domingos y Miércoles. Son pocos capítulos, es un poco sad pero bueno, no les voy a adelantar el capítulo, el que se anime que la lea hasta el final. He dicho.
Why omegaverse? No sé, amo que Levi sea omega ?, yo que sé, me gusta verlo en modo maternal. But, no lloren mis lectores Riren, porque en estos días subiré dos one shot Riren bien suculentos como les gusta. Tengan paciencia, no quiero gastar todos mis cartuchos de una.
Y las otras historias? También, dentro de un rato subo actualizaciones, me puse las pilas, los primeros días de cuarentena estuve un poco dura para escribir, ahora ya me aflojé (?) Así que don´t worry, probablemente se sorprendan porque estoy por actualizar cosas viejísimas. Bueno, eso sería todo. Disfruten.
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AGRADECIMENTOS ESPECIALES: A la dios Fa Teufell (FB) a quien le debo la bellísima portada, esta comisión es suuuper antigua, me hizo el dibujo hace un rato largo, yo ya tenía la idea y venía escribiendo las ideas principales, pero recién ahora lo saqué. Gracias, hermosa. Y una dedicatoria especial para todos ustedes, mis lindos seguidores que con paciencia y cariño siguen esperándome. Los amo!
Disclaimer: Los nombres de los personajes no me pertenecen, son del autor Isayama Hajime, el contexto, personalidades y situaciones si son de mi invención, prohibida su reproducción total o parcial sin el debido consentimiento.
Advertencias: Uso del OoC (personalidades diferentes a las canon), lenguaje adulto, palabras altisonantes, original character (personajes originales inventados por mi), aura sad.
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"Encontrarse, de pronto, con las manos vacías, con el corazón vacío.
Sombra perdida entre las sombras, ¿cómo recuperarte, rehacerte, vida?"
Jaime Sabines
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—Disculpe —le dijo el niño bajito de ojos grises y cabello castaño achocolatado—. ¿Usted es el profesor Eren Yogurt?
Eren sonrió ante la equivocación y se giró para prestarle toda su atención, el pequeño estaba parado de manera estoica, lo miraba fijamente y tenía un papelito arrugado entre las manos.
—Sí, soy yo, ¿quién me busca?
—Lo busco yo —le respondió con firmeza mientras daba un paso al frente tratando de ser intimidante.
—Muy bien, jovencito, ¿quién eres y qué necesitas?
—Mi nombre es Evan, tengo ocho años, aunque parezca de menos, soy un alpha y tengo asuntos que hablar con usted que son de fuerza mayor, le pediría que mantengamos la privacidad.
Mikasa sacó su cabeza detrás de la espalda de Eren y miró al niño, le pareció adorable de inmediato.
—¿Quién es? ¿Algún alumno tuyo del Instituto?
—No, no lo conozco, pero parece que tiene asuntos "muy serios" que hablar conmigo.
—Ya veo.
—Bien, Evan, ¿dónde están tus padres?
—Mi padre... está descansando, yo aproveché para recorrer la ciudad, pero hay una sola universidad, entonces dije que no sería tan difícil encontrarlo a usted, ¿podemos hablar en privado, profesor Yogurt?
—Es Jaeger, no yogurt, bueno, discúlpame un momento Mika, veremos qué quiere el joven.
Se alejaron unos pasos a la sombra de un árbol grande que había en el campus y Eren se cruzó de brazos. Le había impactado la personalidad del niño, tan serio pero insistente, ¿qué necesitaría? Mikasa se quedó mirándolos a la distancia, realmente eran muy parecidos ¿no sería uno de los hijos perdidos de Zeke? Ese hombre era un desastre, hasta donde se había enterado había dejado tres mujeres embarazadas, por el parecido no sería raro que fueran parientes. Ese niño era en verdad adorable.
—Señor Eren, disculpe que haya venido así, tan espentinamente, no era, pespentina, esparti... —Parecía pensar y se retorcía los dedos con nervios.
—¿Repentinamente?
—¡Sí! Disculpe, tengo "asfixia", y esa cosa del síndrome de la atención persa, o algo así, pero no era de eso que quería hablar con usted, caray. Mire, yo sé que a mí no me conoce, yo tampoco lo conocía a usted, pero yo... yo... tenía muchas ganas de conocerlo en persona —dijo mientras retenía la respiración y lo observaba como un ídolo.
—¿Asfixia? ¿Será "dislexia"? —el niño asintió enérgicamente—. Ya veo y... ¿por qué querías conocerme?
—Bueno, no sé como decirle esto pero, resulta siendo que yo... mejor dicho que usted... —Le tembló la barbilla y bajó la mirada, suspiró y luego volvió a mirarlo con firmeza, apretando los puños—. Usted, profesor Eren, es mi padre alpha por biología o algo como eso.
Eren se quedó perplejo y la sonrisa que tenía anteriormente se borró de un plumazo. Se miraron un largo rato y el mayor se cruzó de brazos, luego bufó.
—Ya, es una broma ¿cierto? ¿Quién te mandó, Jean?
—No, no me mandó nadie; vea mi otro padre, el de vientre, iba a ponerse en contacto con usted pero, pero, bueno... no estoy autorizado a decirle lo que pasó —susurró lo último—, él me dijo que nos conoceríamos cuando fuera el momento adecuado, pero yo también tengo mis derechos ¿no? Yo quería conocerlo y decírselo, mire tenemos el mismo cabello.
—Dios —Eren se rió nerviosamente—. Debes tranquilizarte, Evan, ¿ok? Es imposible que yo tenga otro hijo y menos de tu edad.
—Mi papá no miente —dijo con resolución y frunció sus pobladas cejas, el hombre tragó en seco, joder, tal vez fuera que se había sugestionado pero juraba que el niño tenía rasgos similares a los suyos—. ¿Usted tiene otros hijos?
—¿Quién es tu padre?
—Usted.
—No, me refiero a tu otro padre.
—Es un omega, uno muy hermoso, también quería saber ¿por qué nos dejó? Yo tengo muy buenas notas en matemáticas, y en las otras apruebo con lo justo, pero eso no importa, soy brillante para matemáticas.
Eren enarcó una ceja y de repente un celular comenzó a sonar escandalosamente, el niño sacó el aparato del bolsillo de su campera azul y miró la pantalla, se mordió el labio inferior y parecía asustado, pero atendió.
—Ho-hola pá. Sí, salí a dar una vuelta —se podía escuchar la voz furiosa del otro lado regañando al niño—. No te molestes, ahorita regreso. Estoy en... bueno en la universidad Sina ¡No me grites! —dijo el niño gritando y frunciendo las cejas de nuevo, esta vez haciendo un puchero—. Tú nunca me dices nada y si no me dices las cosas yo saldré a buscar las reposeras. Como se diga, me vale. No me castigarás, porque si me castigas yo no vuelvo, ¿escuchaste papá? ¡No toques a Quimilo! —Al niño se le llenaron los ojos de lágrimas—. Está bien, está bien, eres un malvado, muy malvado, quiero que lo sepas —El niño miró alrededor y luego a Eren, alejó el auricular y tragándose las lágrimas le habló—. ¿En qué parte de la universidad estoy?
—En el campus de Ciencias Económicas, detrás de la rectoría, donde los bancos azules.
—¿Escuchaste? —preguntó al adulto del otro lado—. Sí, siempre te sales con la tuya, no le hagas nada, por favor. Sí, tengo dinero, lo sé. Adiós —Soltó un suspiro tan largo y hondo que parecía que iba desinflarse por completo—. Está enojado, dice que viene a buscarme y que le diga que muchas gracias y que vaya nomás, que disculpe la molestia.
Luego con cara triste se fue hasta un banco cercano y se sentó, los pies le colgaban un poco. Mikasa se acercó y lo miró.
—Parece que... que se confundió o algo, no vas a creer lo que me dijo. Dame un momento —se acercó hasta el niño con la duda picándole en el corazón—. Hey, Evan, quiero preguntarte una cosa ¿cómo es que sabes que yo era... bueno, la persona que buscabas?
—Papá omega me mostró una foto que tiene de usted de hace un tiempo.
—¿Cómo se llama tu papá?
—Me dijo que no le dijera nada.
—Entiendo, bien, tal vez solo te confundiste ¿no crees?
—No, usted es, lo sé, yo vi sus fotos una y mil veces y ¿sabe qué más? Yo lo soñé, con sus ojos grandotes así como ahora, mirándome, así que yo sé qué es usted, no importa si no me cree. No debí molestarlo, pero es que tenía muchas ganas de conocerlo. Ojalá llegue a ser alto como usted, a mi papá le gustan las personas altas, cocina muy bien también, a usted ¿le gustan los panes de carne?
—Bueno, hace mucho que no como eso, pero sí, me gustan.
—Mi papá hace los panes de carne más ricos de la galáctica, ¿usted tiene un omega ahora?
—No, por ahora no.
—Mi papá también está solo y yo soy un dolor en el culo -eso dice-, pero puedo portarme bien, oh, disculpe por decir culo, sé que es una mala patraña.
—Palabra.
—Eso.
—Bueno, Evan ¿vas a estar bien aquí solo? Quisiera acompañarte pero debo entrar a dar clases.
El niño lo miró de una manera lastimera y asintió, joder, era bastante tierno el mocoso.
—Bueno, espero que encuentres a quien buscas jovencito, adiós, no hables con extraños hasta que vengan a buscarte.
—Adiós profesor Yogert.
Eren se fue a paso tranquilo, le dijo a Mikasa que ya estaba todo solucionado y siguió con su vida normalmente.
Se había divorciado hacía dos años de Historia Reiss, tenían un hijo en común, el niño pasaba una semana con ella y una con él, pero si enfermaba o tenía alguna actuación en la escuela ambos estaban allí para apoyarlo. Luego de un largo y tedioso año de gritarse, maltratarse, de un desfile de abogados querellas y denuncias, las aguas al fin se habían calmado, habían perdonado sus errores y estaban pensando en lo mejor para que Ciro tuviera la presencia de ambos y la contención emocional necesaria.
Ciro era pequeño, había cumplido seis años hacía poco, era tranquilo, silencioso, tenía sus ojos celestes y una cabellera rubia y hermosa. Era lo único bueno que había podido rescatar de su matrimonio, un matrimonio arreglado de antemano por sus padres, poderosos alphas de la ciudad. Él e Historia lo habían intentado pero el amor no brindó frutos. Ella le decía que era demasiado frío y él no se sentía a gusto con ella, a pesar de las señales sus familias los presionaron a tener un heredero. "Cuando lleguen los hijos sus vidas se colmaran de dicha", había expresado su madre con una sonrisa de oreja a oreja. Menudo consejo, no sirvió de mierda, solo para volver sus vidas más miserables.
Historia estaba por demás de sensible en el embarazo y a Eren se le acababa la paciencia, estaba dando sus primeros pasos en la profesión y le estaba costando, a eso debía sumarle todos los reclamos que recibía al regresar. Al final contrató una acompañante para que ayudara a su esposa, otra mala decisión. La acompañante era otra omega de nombre Ymir, una morocha con pecas de carácter adusto y con el cual su esposa vivió un tórrido romance. Si bien le dolió en su orgullo de alpha, también es cierto que sintió cierto alivio cuando pudieron finalizar la relación, aunque fuera en medio de una tormentosa afrenta.
Desde entonces estaba solo. Esporádicamente salía con sus amigos y había tenido un par de citas, sin embargo nunca lograba entablar ninguna conexión profunda, es como si su corazón se encontrara sellado.
Ingresó a la clase, ya todos sus alumnos lo estaban esperando. Los saludó, pidió que tomaran el libro de referencia y les marcó el capítulo a analizar. Mientras uno de los alumnos leía un fragmento de la lectura, algo en sus recuerdos se removió ¿Pan de carne? ¿Cuántos años dijo que tenía el niño? Felicitó al alumno y luego escribió una serie de preguntas en la pizarra. La clase se puso a responder las mismas y de repente tuvo la urgencia de volver.
—Floch, quedas a cargo unos minutos, tengo que ir a resolver un asunto, vuelvo en unos minutos.
Con sus piernas largas estuvo en el patio en pocos segundos, cuánto habría pasado, ¿quince minutos, veinte? El niño ya no estaba en los bancos azules, miró en todas direcciones pero parecía haberse evaporado. Encontró a Mikasa que estaba fumando un cigarrillo sentada un poco más allá y que miraba su celular.
—¡Hey, Mika!
—Eren, ¿qué haces aquí, no deberías estar dando una clase?
—¿No viste dónde fue el niño?
—Oh, lo vinieron a buscar y lo regañaron un buen rato te diré.
—¿Quién, quién lo buscó?
—No tengo idea, no lo conozco, seguramente era su padre.
—¿Cómo lucía?
—Mmm, no me fijé demasiado, usaba un gabán negro, era un poco bajo, de pelo oscuro, voz grave, lo vi de espaldas así que no sabría decirte más.
—De acuerdo, gracias.
—¿Está todo bien?
—Sí, sí, eh, ¿si los vuelves a ver por aquí me llamas?
—De acuerdo.
Volvió a su clase y pidió disculpas para luego retomarla, de todas maneras no podía quitarse de la cabeza al niño, ¿ocho años? ¿Qué estaba haciendo él hacía ocho años? Mmm, probablemente se estaba yendo a la universidad de la ciudad próxima a iniciar su doctorado en ingeniería industrial y... Frunció el ceño al recordar... al recordarlo: Levi. Sintió una punzada en el pecho, esa angustia asfixiante, tanto dolor había hecho que intentara enterrar todos esos recuerdos lo más profundo posible.
Saludó a todos al finalizar y mientras se retiraban él abrió su cuaderno para hacer algunas anotaciones, el bolígrafo se detuvo ante el flash de un recuerdo...
El sol del verano perfilando sus facciones, su piel blanca y su cabello negro retinto, una sonrisa tímida, una mirada cargada de amor... No, nunca fue amor, solo interés, apretó sus labios en una mueca de desagrado.
"—Eren, te... ¿te casarías conmigo?"
¿Por qué estaba recordando estas cosas ahora? No tenía sentido.
Lo rememoró con un detalle perfecto, de pie al lado de un hombre que vendía globos, atrás de la muchedumbre que despedía a sus hijos alphas que se iban a estudiar, su mirada era triste, él levantó su mano a modo de despedida y la asentó en el vidrio de la ventana, Levi levantó su mano también y esa fue la última vez que se vieron hasta dos años después, realmente no quería volver a recordar ese día.
Cuando regresó a la ciudad tres meses después en el receso de invierno ya no estaba allí, interrumpió sus estudios para regresar ante la falta de respuesta de Levi, estaba desesperado pensando lo peor. Recordó que venía en el colectivo apretando el anillo que el lindo omega le había regalado mientras trataba de no caer en las garras de la desesperación, solo para enterarse luego que Levi había vendido la humilde propiedad que había pertenecido a su madre, había vendido el celular que él le había regalado en ese momento y otras cosas más, su padre le dijo que había aceptado una generosa suma de dinero que ellos le ofrecieron para desaparecer de su vida -de hecho tenía pruebas contundentes de que había sido así- y eso fue todo. Le dejó la vida destrozada, lo abandonó como un perro, se fue sin mirar atrás, sin comunicarse, sin remordimientos y él se consumió en la tristeza hasta hacerse cenizas.
El salón estaba vacío y él mirando su cuaderno mientras se dejaba arrastrar por todos esos sentimientos dolorosos.
No era novedad que sus padres habían odiado la relación que tenían, lo humillaron, lo echaron de su casa en dos oportunidades, a él le habían quitado su auto y las tarjetas e incluso amenazaron con no pagarle la universidad, aunque eventualmente se tranquilizaron.
"—Eren, no te preocupes, a mi no me interesan todas esas cosas, mientras estemos juntos... es suficiente".
Maldito mentiroso, manipulador, había perdido la cuenta sobre la cantidad de veces que lo maldijo, ¿por qué tuvo que fijarse en él?
Levi corrió hacia su hijo, maldito mocoso irresponsable, ¿cómo se había ido de la casa dejando una nota mal escrita y sin mirar atrás? Había vomitado todo el viaje hasta esa miserable ciudad por lo nervios y el miedo que le rebanaba el alma a cada minuto. Pero al fin podría tenerlo entre sus brazos de nuevo, lloró de alivio sin poder evitarlo antes de zamarrearlo con fuerza y decirle lo estúpido que había sido cometer semejante locura. A Evan se le llenaron los ojos de lágrimas asustado y recién entonces Levi cayó en cuenta de que lo estaba apretando demasiado por lo que aflojó su agarre.
—Perdón, papá —soltó con la voz en un hilo mientras le temblaba la barbilla.
No. Eso estaba mal, verlo así de indefenso le revolvió demasiados recuerdos horribles que aún le rondaban como oscuros fantasmas hambrientos de su carne. Lo abrazó contra su pecho y también se disculpó por ser tan brusco, cerró los ojos y todo volvió a él como si recién hubiera ocurrido.
Habían pasado dos miserables años hasta que Levi decidió regresar a la ciudad, dispuesto a arreglar las cosas y dar las explicaciones del caso, pero las cosas se pusieron demasiado violentas en pocos minutos, no estaba preparado para lo que sucedió.
La cachetada que le propinó Eren fue contundente y dura, lo hizo retroceder varios pasos y de inmediato se tocó el pómulo que le latía fuerte, los ojos abiertos de par en par, estaba preparado para encontrarse con un Eren enojado, pero que lo agrediera físicamente lo había tomado por sorpresa.
—Mentiroso —mordió la palabra mientras apretaba sus puños.
Levi sintió miedo, una fina gota de sangre le salió de una de las fosas nasales producto del fuerte golpe, se le cerró la garganta y se quedó petrificado.
—Solo ibas detrás del dinero, basura. Me hiciste creer que teníamos algo único, me destruiste por unos pocos billetes —Levi negó y trató de hablar pero Eren no se lo permitió, los ojos del alpha estaban llenos de rencor y desprecio—. ¿Qué ha sucedido? ¿Te has quedado sin dinero, eh? Lo sé todo, mi padre me mostró la transferencia que te hizo, maldito aprovechado. Ellos tenían razón, siempre la tuvieron, yo no quise escucharlos, es mi culpa.
Las manos de Levi temblaban y las palabras se iban agolpando en su boca, atorándose, enredándose, sin poder salir.
—No se te ocurra volver a pisar la vereda de mi casa, ¿has entendido? Juro que si te veo cerca de nuevo te romperé la cara —Amenazó hablando entre dientes debido a la tensión y el veneno que le anidaba en el pecho—, no permitiré que vuelvas a lastimar a mi familia o a mí, desgraciado.
—Eren, por fa-
—¡No vuelvas a decir mi nombre! —le gritó sin tapujos, Levi retrocedió un paso, entendió que no iba a escucharlo—. Mañana me casaré, ¿entiendes eso? Con una omega que está a mi altura, con alguien que no me miente, que ha logrado sanar mi corazón, el mismo que pisoteaste y rompiste.
¿Eren iba a casarse? ¿Cómo... ? Apretó la quijada sintiendo que los ojos se le llenaban de lágrimas. Entonces, así eran las cosas...
—Saca tu mugrosa cara de mi vista y ojalá la vida tenga la piedad suficiente para no hacer que tu y yo volvamos a encontrarnos. Realmente... te odio, Levi.
El omega agachó la cabeza, sintiendo que las palabras de Eren se iban alojando en su interior como filosas dagas. Así era, ellos finalmente habían ganado, quería decirle que lo sentía, que él si quería contarle, pero cuando Eren levantó el puño de nuevo se alejó instintivamente levantado sus manos a la altura de su rostro.
—Vete de una puta vez, porque hasta que no vea tu cara destrozada no voy a detenerme.
Obedeció. Caminó apresurado a medida que se alejaba del lugar, de reojo pudo notar como los padres de Eren miraban todo desde la comodidad de su hogar dentro de la residencia, triunfales, sonrientes, todo poderosos, entonces hechó a correr.
No regresó de inmediato a lo de Petra, estaba demasiado devastado para poder hablar, tampoco lloró, simplemente arrumbó toda esa montaña de dolor y tristeza dentro suyo, la eclipsó, la encapsuló dentro junto a sus esperanzas e ilusiones.
Cuando pudo ir a buscar a Evan el bebé se aferró a él mientras lloraba sin parar.
—Caray, está muy apegado a ti, en verdad, estuvo muy inquieto, no paraba de gatear hasta la puerta y... ¿estás bien, Levi?
—Sí, estoy bien.
—¿Qué harás ahora?
El hombre abrazó a su hijo y respondió sin poder levantar la mirada.
—Volveré a casa.
—¿No regresarás aquí?
—No, lo mejor para Evan es que volvamos a Puerto Olimpia. Tenemos nuestra vida allí, haré lo posible por darle la mejor vida que pueda.
—Ah... lo siento tanto, no entiendo cómo Eren ni siquiera quiso conocer a este bebé tan hermoso.
—No importa. Gracias por todo Petra, sabes que eres más que bienvenida si alguna vez vas para allá.
—No dudes que pronto iré a visitarlos. Oye, no dejes de escribirme, por favor. Ya es tan tarde, quédense hasta mañana está haciendo demasiado frío.
—No, irnos cuanto antes es lo mejor, además el próximo autobús sale en una hora, llegaremos bien. Grisha con seguridad ya sabe que estoy aquí y no, no pondré en riesgo a Evan.
Petra frunció el ceño, podía sentir el dolor de Levi difuminándose a su alrededor, como una especie de bruma densa y melancólica. Le tomó una mano.
—Siempre podrás contar conmigo, Li, no importa que tan mal estés, ni que tan grave sea, solo llámame e iré de inmediato, no estás solo —dijo con cariño la pequeña alpha.
El hombre asintió mientras afirmaba el agarre de sus manos, luego la mujer lo ayudó con los dos bolsos y lo llevó en su auto hasta la terminal. Evan iba bien abrigado y luego de tomar su leche paterna se durmió plácidamente, los adultos tomaron un té con canela en la estación. Luego abordarían el tren a la hora convenida, recién entonces Petra regresó a su casa, ya eran como las dos de la mañana para entonces. Se sentó en su cama luego de colocarse el pijama y se refregó la cara, le dolía profundo en el pecho, después de todo ella era la que le había insistido tanto a Levi para que aceptara las constantes invitaciones de Eren.
No debería haberse metido, ni haberlo "aconsejado" a que se animara a salir con alguien. Cuando fue a pedirle trabajo Petra pensó que Levi no duraría ni dos días, al igual que los otros que habían ido por lo mismo, era un trabajo pesado. Sin embargo la sorprendió, ordenado, limpio, rápido y fuerte, muy pronto se volvió un aliado indispensable de su negocio. Lo vio crecer desde los quince a los veinte, lo vio esforzándose por mantener y ayudar a su enferma madre. Y luego se quedó solo. Un año entero que sus ojos se perdían entre las nubes y su corazón parecía triste y solitario.
Hasta que llegó Eren, el único hijo del famoso cirujano plástico Grisha Jaeger, dueño -o al menos único heredero- de una cuantiosa fortuna. Un niño rico pero educado, amable, de buen corazón, que apenas pisó su negocio -cosa poco habitual porque tenían al menos tres empleados trabajando en la casa que se encargaban de todos los quehaceres- quedó prendado de inmediato con el chico de las verduras. Pudo ver cómo se le quedaba mirando atentamente, con un brillo en sus enormes ojos entre curioso y deslumbrado. Levi se acercó, lo saludó y le preguntó si iba a llevar esa manzana que estaba manoseando desde hacía rato.
El muchacho volvió varias veces a partir de ese día, buscaba siempre conversar o cruzar algunas palabras con Levi quien no era anti social, pero tampoco se le daba muy bien eso de conversar.
—Creo que le gustas —le dijo cierto día su jefa.
—¿Mmm?
—Le gustas, al hijo del doctor.
—¿Quién?
—¡No te hagas! Sobresale en todas partes, el alpha de ojos bonitos.
Levi se lo pensó un poco y luego se dio cuenta a quién se refería.
—Oh, ya... ¿Qué?
—Cada que viene te mira como el último vaso de agua del mundo, ¿en serio no lo notaste?
El chico se ruborizó de inmediato y se puso nervioso, ¡él realmente no lo había notado!
—T-tú estas viendo cosas, n-no es así.
—Levi, soy una adulta y soy alpha, conozco "esa" mirada. Anda, no seas tan tímido, soy casi como tu madre, ¿él te gusta?
—No lo sé, no lo conozco.
—Claro, pero bueno, aunque sea algo superficial, así físicamente, ¿que te parece?
—Está bien, supongo.
—Bueno, ya es algo. Creo que no va a faltar mucho para que te invite a salir —dijo guiñándole un ojo y Levi se puso rojo como un pimiento maduro—. Ya, tranquilo, solo dile que si, así puedes conocerlo y ver que sucede.
—¿Debería aceptar? —le preguntó en voz baja, mientras le sacaba brillo a algunas peras.
—Eso deberías verlo tú, si te parece interesante tal vez sí, pero si no es de tu agrado no te fuerces. Lo único que sé es que viene de buena familia, es bien parecido y te tiene en la mira.
—Deben ser ideas tuyas —respondió con sinceridad, de verdad no creía posible que un hombre como Eren se fijara en él, él era... insignificante a su lado, al menos así se sentía.
Debería haberlo ignorado, ¿por qué escuchó a Petra? Bueno, era demasiado joven e inexperto, aún creía que el amor podía solucionar todo, que duro había sido aprender que el amor no siempre era suficiente.
Miró a su hijo y sacó un pañuelo de su bolsillo para secarle las lagrimitas que le habían salido, a su vez Evan le sacó el pañuelo de las manos y le secó la cara a su vez.
—¿Estás bien? ¿No te hicieron daño, no? —consultó mirándolo por todas partes.
—No, estoy bien, papá. Pero el señor Yogurt-
—Jaeger.
—Sí, bueno, él dijo que yo no era su hijo.
—¿Cuántas veces te dije que no era algo para conversar de esa manera? Deberías haber dejado que yo hablara con él primero, que concertara una cita y-
—¿Por qué él no sabe que yo soy su hijo?
¿Qué responderle? No quería mentirle, pero tampoco podía contarle toda la verdad, ni siquiera había resistido ni dos sesiones de terapia que abandonó porque era imposible para él hablar del asunto. Y ahí estaba su hermoso hijo, mirándolo acusadoramente y pidiéndole respuestas que no sabía como dar.
—Es complicado de explicar.
—Si él hubiera sabido que tenía un hijo a lo mejor me hubiera buscado —Soltó entre hipidos amargos el niño y Levi sintió un dolor profundo excavar su ya dañado corazón.
—Tuve mis razones para no decírselo, de hecho... quise hacerlo pero... no se pudo en ese momento, lo entenderás eventualmente. Escucha, hablaré con él, pero no ahora, lo haremos cua-
—¿Por qué ahora no?
—Ni siquiera tengo su número telefónico, llegaremos a casa y ya veré como contactarlo.
—Mira, papá, está aquí, ¡señor Jugert, señor Jugert por aquí! —dijo el pequeño saltando y levantando sus manos.
Levi se giró sintiendo un escalofrío helado bajarle por la columna. Siete años habían pasado desde el último encuentro, siete dolorosos y difíciles años, siete años evadiendo la situación y ahora ya no más. Eren lo miró y abrió sus ojos cuan grandes eran, para luego encaminarse hacia ellos. Levi se puso de pie, sintiendo las rodillas débiles, bueno, no era momento de debilidades, tenía que enfrentar las cosas, finalmente el día más temido había llegado. Sintió a su omega interior temblar cuando Eren frenó delante de ellos, instintivamente colocó a Evan detrás suyo y afrontó la aterradora mirada de ese alpha con toda la entereza que podía.
—Tú —Fue lo primero que dijo Eren, a Levi se le erizó la piel de todo el cuerpo sintiendo una urgencia inminente por salir corriendo de allí.
Solo quería defender a su cría, así que aunque Evan quería salir por un costado lo agarró de un hombro con una mano y lo mantuvo detrás suyo. Apelando a toda la fuerza de voluntad disponible pudo hilvanar una oración coherente.
—Buenas tardes, señor Jaeger.
—Debí imaginarlo, ¿fuiste tú quien le metió todas esas mentiras a este niño? —Lo acusó ignorando al infante que se desesperaba porque lo mirara.
—¡No son mentiras! —gritó Evan por detrás de su padre, luchando porque lo dejara ir al frente—. Tenemos su foto, ¿verdad papá?, cuéntale, cuéntale.
—¿No te dije lo que pasaría si te volvía a ver por aquí?
Levi se sobrepuso a la imperiosa necesidad de temblar ante la amenaza que representaba el enojo de ese alpha, tenía a su hijo allí, no podía exponerlo a ningún peligro y no le permitiría a nadie que lo lastimaran, Evan era su prioridad.
—Por favor —dijo levantando una mano como si estuviera deteniendo algo invisible—, le pido que no descargue su furia delante de mi hijo. Nuestro autobús sale en una hora, ya compraré los pasajes —Explicó para tratar de calmar a ese hombre que no sabía de lo que era capaz—, nos iremos y no lo molestaremos más.
—¡No, no, papá! —Se quejó Evan y Levi lo miró enojado.
—Ya basta, Evan, hazme caso por una vez que yo sé lo que hago. Cierra la boca.
El niño comenzó a llorar en silencio y Eren soltó un suspiro, Levi volvió su mirada al hombre retrocediendo unos pasos.
—Nos iremos —Repitió y bajó su mano esperando que eso solucionara todo. Pero no lo hizo.
—Espera, necesito respuestas y no te vas a ir sin dármelas antes, ¿de qué va toda esta mierda? ¿Viniste a chatajearme, eh? ¿Quieres más dinero? ¿Cuál es tu propósito?
—No, nada de eso, por favor, se lo suplico, mi hijo es muy sensible, la gente está observando, no hace falta hacer una escena. Le pido disculpas por cualquier disgusto que le hemos provocado y-
—¿Es mi hijo?
Se miraron por largos segundos y Levi se puso pálido, tragó en seco. Eren dio un paso al frente.
—Te pregunté si ese niño es mi hijo, lo cual dudo, porque si no lo es, no me explico el porqué inventaste semejante mentira tan atroz.
—¡No es mentira! —Soltó Evan otra vez desesperado, Levi bajó la cabeza, completamente presionado por la situación.
—En todo caso... es nuestro hijo —respondió en voz baja pero perfectamente audible.
—Mientes —habló Eren apretando los puños y sintiendo una creciente ira albergarse en él—. Mírame a los ojos, Levi y dime la puta verdad.
—Evan, toma —dijo Levi girándose y dándole un billete—, por favor ve a la máquina de latas y tráeme un refresco, esa de allí, ¿la ves?
—Pe-pero.
—Evan, vé. Por favor.
El niño lo miró con dudas y luego miró a Eren para alejarse sin dejar de mirar atrás, recién entonces Levi se puso de pie de nuevo y enfrentó al hombre.
—Se lo suplico, señor Jaeger, por la salud emocional de mi hijo, no iniciemos una pelea aquí. Si usted quiere podemos hablar luego en otro lugar y podrá enojarse y gritarme todo lo que guste, pero por favor, por favor, no delante de Evan, él no tiene la culpa de todo lo que está pasando.
—No apoyaré una mentira, mucho menos de un mugroso como tú. Así que o tú le dices la verdad ahora, o yo se la diré, escoje.
—No es ninguna mentira —Sostuvo el omega, esta vez con total seguridad y el otro abrió sus ojos indignado.
—¿Cómo puedes decir eso, infame? Manipulador, embustero es lo que siempre fuiste.
—Le dije que se calmara, señor.
—¡No me calmo una mierda! Ese niño llegó hasta mi trabajo para decirme que soy su padre, ¿cómo carajos espera que me sienta, eh?
—Evan no esta mintiendo.
—Yo no soy su padre.
—Al menos biológicamente, sí.
Eren quedó en blanco, estaba controlándose porque tenía unas ganas terribles de darle una merecida paliza a ese omega mentiroso.
—Dame una explicación racional, ahora, antes de que explote y te desfigure la cara.
—A-antes de que usted se fuera en su viaje de estudios yo... yo me enteré que estaba esperando un hijo suyo.
—¿Tienes el descaro de mentirme con tanta frescura, impostor? Tomabas tus supresores regularmente, yo te vi consumirlos, así que no vengas a querer embaucarme.
—Sí, tomaba mis supresores, que no eran cien por ciento efectivos, eso dijo mi doctora, usted debe saber que los métodos anticonceptivos nunca lo son del todo, hay una baja probabilidad, mínima, pro existe. Tuve miedo, sabía lo importante que era para usted conseguir su doctorado así que no dije nada, penaba contarle cuando... cuando regresara y, y, luego el tiempo pasó y... tuve mis motivos para irme, cuando regresé con Evan era un bebé, y yo quise, quise decirle pero esa vez usted... usted no quiso escuchar.
—¿Me estás diciendo que volviste para decirme de la existencia de ese hijo después que te fuiste con los bolsillos llenos?
—Yo no sé qué le dijeron a usted, pero no fue tan así.
—Niégamelo, desgraciado, niégame que recibiste todo ese dinero que mi padre depositó en una cuenta a tu nombre.
Levi agachó la cabeza y apretó los labios, miró de reojo como Evan regresaba con el refresco en la mano.
—No lo negaré.
—¡Lo sabía! Hijo de puta codicioso.
—Por favor, por favor, conténgase, allí viene Evan, se lo suplico.
—No te creo, hasta que yo no vea un ADN confirmando el parentesco, todas tus viles palabras seguirán siendo mentiras para mi.
—Bien, lo entiendo. Nos iremos ahora, así que, no se preocupe, no volveremos a molestarlo —Se giró para reunirse con su hijo, sintiendo que ya no podía resistir tanto odio y resentimiento, ¡qué injusto era todo!
Sintió los pasos de Eren detrás de si, ¿qué quería ahora ese alpha? Joder, solo quería poner a su hijo a salvo.
—Aquí está, papá —dijo el pequeño alcanzándole la lata y mirándolo con duda, luego miró a Eren—. ¿Ya hablaron?
—Un poco, sí —dijo Levi tratando de que no se notara como le temblaban las manos.
—No lo suficiente. Quiero que nos hagamos un ADN.
—¿Un ade-qué? —preguntó el niño confundido.
—Es un estudio —Trató de aclarar su padre—, un estudio que hacen médicos especializados para comprobar que ustedes son parientes.
—Pero lo somos, profesor Jugert, mi papá tiene una foto suya qu-
—Ya, Evan, no digas más.
—Así que una foto —repitió Eren un poco más sosegado pero igualmente molesto.
—Bueno, otro día con más tiempo volveremos, anda Evan, ya está por llegar nuestro autobús y-
—Ustedes no se van a ningún lado hasta que todo este asunto se haya aclarado —Se impuso el alpha mirando taciturnamente al omega.
—Es que un estudio de ADN no arroja resultados de inmediato, además Evan debe regresar a casa, ha perdido un día de escuela y con seguridad el siguiente porque no llegaremos a tiempo. Volveremos en el verano y entonces podrá hacerse allí el análisis.
—Sabes perfectamente que mi padre es dueño de la clínica Rose, el laboratorio está abierto hasta las seis, podemos ir ahora mismo.
—¡No! —respondió enérgicamente Levi—. De ninguna manera pisaremos ese lugar.
—Papá —exclamó Evan sorprendido ante su negativa.
—Tú no eres el único que decide, de ninguna manera voy a dejar que se vayan hasta que ese estudio no se realice, llamaré a la policía de ser necesario.
—No estoy diciendo que no se haga ese examen, estoy diciendo que de ninguna manera se hará en el hospital de su padre, hay otras alternativas.
—Es un estudio demasiado costoso, en la clínica de mi padre no tendrá cargo.
—Yo lo pagaré —Se adelantó Levi—, pero lo haremos en otro lugar, no confío en su padre, señor, tengo mis motivos.
—De acuerdo, entonces vamos, lo haremos en la clínica Central.
Levi aferró la mano de su hijo y vio cómo el niño lo miraba lleno de dudas.
—Nuestro autobús sale en una hora-
—¡No me importa a qué hora de mierda sale el transporte! —dijo un poco alterado el alpha—. Hoy haremos el estudio o te juro que llamo ya mismo a la policía y te denuncio por estafa, calumnias e injurias.
—¡No le hable así a mi papá! —Se impuso el pequeño y Levi lo alejó un poco del otro adulto.
—Ya, Evan, no te preocupes, vamos a solucionar esto —Luego se dirigió a Eren—. De acuerdo, iremos a la clínica Central, pero no nos quedaremos a esperar los resultados, debemos regresar a nuestro hogar, luego podremos hablar de nuevo una vez que los resultados estén listos, sé que eso demorará. No podemos quedarnos tantos días.
—Vamos, entonces —Apuró Eren y comenzó a caminar, miró detrás suyo para asegurarse que lo siguieran.
—Vamos, Evan.
—¿Qué sucede, papá? ¿No van a hacerte daño, cierto?
—Tú tranquilo, todo está bien. Debemos ir con el médico para que te haga esa prueba, luego podremos volver a casa, no te preocupes.
—Lo siento —Deslizó con sentimiento mientras agachaba su cabeza, Levi le acarició una mejilla con la mano libre.
—Ya, tranquilo, todo estará bien.
Tal vez se lo decía más para él mismo que para el niño. Nunca hubiera pensado que las cosas se complicarían de esa manera, pero ni modo. Ya estaban en medio de todo ese baile, no quedaba más remedio que bailar.
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by Luna de Acero.-