Bosque

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—Y lo más importante, Ángel, observa a Alastor de cerca en todo momento —dijo Charlie con una sonrisa, finalmente soltando la mano de Dust, quien fue torturado por el hecho de escuchar sus instrucciones.

—Sí, sí, entiendo, en cualquier caso, no es mi culpa, tu fuiste la que me pidió que acompañara a Alastor. ¡Así que espero mi bono por esto, porque este es generalmente el trabajo de Husk! —dijo Dust caprichosamente, cruzando los brazos sobre el pecho.

—Sí, por supuesto... bueno, ya sabes, si se porta mal usa la descarga eléctrica —susurró Charlotte al oído de Angel para que Alastor no la oyera.

Alastor al igual que otros días, se encontraba en un trance, como un niño pequeño.

—Bueno, eso es todo, vamonos Al. Tengo un teléfono conmigo. La verdad no estoy seguro de cuál será la conexión... ¡Oye!

Dust puso una correa alrededor del cuello de Alastor, más como un lazo, atrayendo al tipo hacia él. Al miró a Dast con disgusto, siseando entre dientes.

—¿Querías alejarte de mí? No va a funcionar.

El clima era aparentemente tranquilo.

Las nubes oscuras en el cielo gris no inspiraban confianza en absoluto, al igual que la luz, aparte un viento tan frío se intensificaba a cada segundo. Ángel hizo una mueca, mirando a Alastor.

Le parecía extraño que dejarán a Alastor salir a pasear por los alrededores. Al parecer, nadie quería meterse con él. Sí, y había sido empujado a eso. Dust estaba indignado hasta la médula, porque este es el privilegio de Husk, ¡y hablando seriamente era muy propenso a resfriarse! Era egoísta, pero honesto. Por mucho que no le gustara a Angel, la posibilidad de enfermarse y tragar pastillas le era impensable.

El Hospital Psiquiátrico Hazbin estaba lejos de la ciudad.

El edificio está rodeado de densos bosques de coníferas, con altos abetos y pinos. El bosque en sí era espeluznante. Gracias a la densa corona, que se superponen entre sí, la luz prácticamente no penetraba, lo que exacerbaba la atmósfera. No muy lejos del hospital y el bosque había un cementerio abandonado, donde los pacientes eran enterrados. Los pacientes a menudo salían a caminar, acompañados por empleados, para respirar aire fresco. Debido a las condiciones climáticas, más y más pacientes preferían permanecer fuera del hospital.

El chico miró a Alastor. No pronunció una palabra durante su viaje. Seguramente porque estaba pensando en algo. Aunque, esto era obvió, él quería escapar. Incluso Angel, con sus neuronas apenas funcionando, podía entender esto. Es necesario vigilarlo de cerca, nunca se sabe lo que piensa ese personaje.

Se acercaron a la entrada del bosque. Oscuro, espeluznante e inquieto. Angel no pasaba a menudo por ahí, y mucho menos solo con un paciente. No importaba como Angel lo viera, tenía miedo de Alastor, como cualquier otro paciente. Pero la idea de un collar especial alrededor del cuello de Al le tranquilizaba.

Alastor estaba esperando el momento correcto. Esta era su oportunidad de escapar. Aquí, en el bosque, en completa oscuridad y silencio, no lo encontrarían pronto. Y si alguien lo hiciera, entendería de inmediato que el tipo había escapado del manicomio. En el distrito es el único lugar lleno de gente. Había desventajas su alma anhelaba la libertad, al menos fugaz.

No había ningún deseo de pensar en las consecuencias de a dónde ir, ni cómo llegar allí. ¿Y qué tal su casa? No, no se podía permitir pensar en eso. El plan de escape no está pensado, pero se compensa con un deseo salvaje de libertad. Alastor asintió para sí mismo, mirando profundamente hacia el bosque.

—Es bastante ... espeluznante aquí —dijo Angel tímidamente, mirando a su alrededor. Dust dirigió su mirada hacia el melancólico Alastor, que había perdido completamente la cabeza. Y a juzgar por la expresión de su cara, que no lo hizo en el mejor de los sentidos—. Tal vez, ¿quieras hablar de cualquier cosa?

—Hablemos —respondió Alastor encogiéndose de hombros.

Dust suspiró al darse cuenta de que hacer contacto con él a veces era demasiado problemático. El collar y la correa generalmente le hacían flotar en sus fantasías. Ángel sonrió irónicamente, tirando bruscamente de la correa de Alastor, como resultado de lo cual el tipo se irguió viendolo detenidamente. Angie puso suavemente una mano sobre la cintura de Alastor, apretando ligeramente. Chispas de travesuras bailaron en sus ojos y una sonrisa tonta floreció en sus labios. Parece saber qué hacer con Al. Pero el ex maníaco claramente no compartía sus intereses.

—Sabes, Bambi, esto está tan desolado y oscuro. No siempre puedes estar solo en un hospital —dijo en un susurro caliente atacando el oído de Alastor, haciéndolo obviamente con el objetivo de molestar— ¿Recuerdas nuestras sesiones? Prometí mostrar mucho en la práctica, y ahora es un momento muy adecuado.

Alastor tapó sus ojos sin poder hacer nada, sin saber lo que debía hacer. Cuando la mano de Angel se movió por su cadera, quiso gritar. Pero Al quedó paralizado, mirando a Dust, quien no perdió ni momento, poniendo sus manos donde le fuera posible.

—Suficiente, Ángel, para... —dijo Alastor con voz temblorosa, tratando de alejarse. Pero el chico se mantuvo firme, evitando que escapara. Cuando un relámpago tronó en completo silencio, Alastor se echó casi por completo hacia atrás.

No le daría una gota de miedo, aparentando que no le molestaba ser tocado por alguien más en medio de la nada. La reacción de Alastor fue divertida, pero Angel intentó sinceramente no reírse. Al menos de alguna manera eso menguó un poco la terrible atmósfera del bosque. No, él no iba a violar simplemente a Alastor. Aunque... le alegraría si algo salía mal. En palabras de él, ¡un poco de sexo salvaje entre árboles es buena para el alma! Pensaba que era un buen lema.

Alastor no podía tolerar tal actitud hacia sí mismo. Odiaba ser tocado y lo dejó muy claro. ¡Y aún así Angel insistia descaradamente en invadir su espacio personal! Eso lo hizo rabiar en ira.

Al abruptamente jaló su codo hacia el costado del chico, lo que lo hizo doblarse por la mitad y luego lo empujó al suelo húmedo. Dus frunció el ceño, sintiendo un dolor agudo. Al pudo elegir los puntos más sensibles. Entonces, al verlo reducido, sabía que era el momento de escapar.

Alastor salió corriendo de su lugar como Usain Bolt, como Flash, ¡parecía hasta un guepardo! Dust simplemente le miró asombrado mientras se alejaba, sin entender lo que estaba sucediendo.

—¡Más te vale volver! ¿Decidió huir? —gritó Dust indignado, levantándose del suelo. Toda la ropa estaba llena de tierra, suciedad y hojas de los árboles.

Angel entonces salió corriendo tras el maniaco, quien ya le llevaba una ventaja considerable.

Si Alastor escapa, entonces Angel lo pasaría muy mal. No solo Charlie intervendría, sino también su padre. Y definitivamente no quería que eso ocurriera.

Alastor obviamente no calculó su fuerza. En ese momento era un esqueleto ambulante que había comido un puñado de veces los últimos tres meses, mientras estaba en libertad. Sus músculos se convirtieron en algo flácido e incomprensible, convirtiendo su cuerpo en algo incapaz de correr largas distancias. Al estaba jadeando, por lo que terminó deteniéndose. Sí, había sobreestimado un poco su fuerza.

No le quedó más remedio que parar del todo para reponer energías.

Angel, a diferencia de Alastor, estaba en excelente forma física y ya estaba acostumbrado a atrapar a locos como Al. Es cierto que esto no sucedía en el bosque, pero no era muy diferente al interior del hospital, con la adrenalina corriendo por su cuerpo.

Dust de pronto vio varias figuras en la distancia. Altas, oscuras y no inspiraban confianza. El chico no entendió de dónde venían. ¿No estaba solo en el bosque con Alastor? Y si es así, ¿por qué no escuchó nada de ellos? Dust se congeló, mirando hacia la oscuridad.

Espera un momento...

—Solo son árboles, ¡ugh!

Angel se golpeó la frente con la mano y se dio cuenta de lo idiota que había sido. Confundiendo los árboles con personas. De pronto noto que uno de esos árboles se estaba moviendo. O mejor dicho, lo intentaba, pues se doblaba por la mitad.

Dust resopló disgustado, corriendo hacia Alastor.

Jodido atleta acabado

—¿Está todo bien?

—¡Déjame en paz!

—¿Hablas en serio?

Angel puso los ojos en blanco, agarrando la muñeca del chico para que no volviera a huir. Era un idiota y nada más. Aunque, Dust tampoco estaba muy distanciado de esa definición. Al gruñó ahogado, dándose cuenta de cómo lo habían atrapado.

—¡No necesitas mirarme así! Ayudame a encontrar mejor el camino de regreso. Hemos llegado lejos... ¿qué es esto?... ¡Joder!

¡Ambos muchachos cayeron en un maldito barranco, por iniciativa de Dust!

Afortunadamente, Angel resbaló, arrastrando a Alastor junto con él. Esto no fue sorprendente, dado que llovió toda la semana y el suelo estaba húmedo. Alrededor había charcos profundos y llenos de suciedad.

En ese momento Alastor se sorprendió de la estupidez de Angel.

—¡Todo por tu culpa! —gritó Ángel, presionando a Alastor contra la superficie de la tierra. Sus ojos brillaban con ira y desprecio.

Alastor levantó las cejas sorprendido.

—¿Mía? Sí no hubieras comenzado a molestarme, ¡no me habría escapado! —gritó Al a su vez, empujando a Angel bruscamente.

—¿Qué estás diciendo? En cualquier caso lo hubiera hecho, ¡jodida bolsa de huesos!

Alastor agarró el cabello de Dust con su mano, tirándolo dolorosamente mientras él, a su vez, intentaba patear el estómago de Alastor con su pie. Ni siquiera notaron cuando comenzó a llover. Así que, empapados por la lluvia y sucios por la caída, rodaron por el suelo, como un par de niños. Intentaban herirse, pero si alguien más los hubiera visto, pensaría que se ven estupidos.

Ángel triunfó al tirar el débil cuerpo de Alastor al suelo. Dust colocó sus manos sobre las muñecas de Alastor, apretandolas. Gotas de sudor y lluvia corrían por su cara, mostrando una sonrisa salvaje.

—Bueno, ¿Bambi? Aquí tienes.

Sin advertencia, ni burla, Angel termino besando a Alastor.

No quería darse por vencido con él, especialmente porque se trataba de él. Alastor se sacudió bruscamente, pero solo clavó su frente en la de Ángel y al mismo tiempo se golpeó los dientes con los de Angel.

Que beso.

Dust gruñó, mordiendo los labios de Alastor. Él gimió dolorosamente, sin querer mantenerse al margen. Alastor comenzó a morder los labios de Angel hasta hacerlos sangrar, sintiendo cómo la sangre se mezclaba con las gotas de lluvia.

Gustandole esa sensación.

—Bambi... eres un idiota.

—Como tú.

Ángel gruñó, manchando de sangre la cara de Alastor. Parecía terriblemente complacido, y esta expresión en su rostro evocaba emociones encontradas. Quería besarle y darle una fuerte bofetada al mismo tiempo.

Angel terminó por inclinarse a la primera opción.

Dust tocó suavemente los labios de Al con los suyos, aplastandolos suavemente. La punta de la lengua atravesó las heridas y fisuras, lamiendo la sangre fresca. Alastor no se resistió, sucumbiendo a las caricias de Ángel. Las palmas de Dust se alejaron de las muñecas y se posaron en las mejillas de Alastor.

Para Alastor no resultó agobiante, era todo un frenesí.

—Te mataré —dijo Dust con una risa tranquila, escondiéndose en el hombro de Alastor.

—Lo mismo digo.

La lluvia se intensificó. Angel sintió que estaba empapado, pero el cuerpo debajo de él le dio un calor indescriptible. Dust se aferró a Alastor, atrapando cada latido de su corazón.

—Sabes, podrías haber presionado el botón del control y electrocutarme, esta tontería funciona —comentó Alastor desde su lugar—, pero elegiste elegiste perseguirme. Que estupido.

—¿Y tú qué? Te aseguro que no pensaste a dónde ir, especialmente en este clima. ¿Cuál de nosotros es más estúpido?

—Está bien, los dos somos idiotas —dijo Alastor con una sonrisa, dándole un sutil beso en la frente.

Angel sonrió con timidez.

—Estoy de acuerdo, pero aún así, deberíamos volver, ya es de noche. Y perdí el teléfono. Charlie probablemente ya llamó varias veces. Alastor, no huyas más, por favor.

El corazón de Al latía varias veces más fuerte. Él sonrió exhaustivamente, inesperadamente besando a Angel en los labios.

—Esta bien, Angel.