Mozu reconoció en la proa del barco a la guerrera de la cual se había quedado tan fascinado cuando la conoció brevemente en el concurso del harem, tanto por su increíble fuerza como por su gran belleza. No iba a negarlo, le encantaban las caras bonitas, y Kohaku además tenía una figura curvilínea soñada, era una diosa en todos los sentidos, y la quería para él. Recordaba su última charla mientras pelearon en la isla, y ella se había burlado al declarar que le interesaban los hombres opuestos a él. Bueno, ya le iba a dar motivos para que cambie de opinión, era cuestión de tiempo.
Después de lucirse un poco frente a los demás con su entrenamiento con Hyoga luego de ser despetrificados, dio un paseo por el barco, arrastrando hacia así la mirada de unas cuantas mujeres que quedaban boquiabiertas ante su atractivo. "Nada mal", pensó, allí también había otras mujeres hermosas, pero él quería a Kohaku. Cuando decidió acercarse a saludarla, un grupo de tripulantes lo rodeó y le ofreció un vaso de una bebida misteriosa y espumosa, "cerveza" le dijeron que se llamaba. Tomó una, pero lo que le llamó la atención es que tenía un hermoso color ámbar, y una espuma blanca y brillante encima. Ámbar…sí, era el mismo color que significaba el nombre de su próxima conquista, tenía que ser una señal. Le dio un sorbo, y se encontró con una bebida muy fría y refrescante, así como amarga y muy fuerte, seguro tenía sake o algún tipo de alcohol, pero lo cierto es que el exótico sabor lo cautivó. Ya tenía una excusa para compartir su primera charla con ella, así que tomando otro vaso se acercó a ella.
Kohaku estaba sola, asomada a la baranda del barco, con la mirada relajada y perdida en la oscuridad que unía el cielo con el mar, disfrutando de cómo entre la luz de la luna y la del barco le daban un reflejo místico e hipnótico a las olas que los llevaban a través del mar. Quizás su mirada parecía ausente, pero sus pensamientos no dejaban de darle vueltas a los últimos acontecimientos. Una hora antes sus peores enemigos habían sido revividos, y ahora estaban en el medio del océano con ellos. Hyoga se había afirmado como aliado del reino de la ciencia, haciendo las paces con Tsukasa y Senku oficialmente, y por supuesto Homura lo seguía ciegamente, así que tenían asegurada su lealtad y alianza. Pero el único que todavía le provocaba dudas era Mozu, que quizás era tan fuerte como Tsukasa, y no tenía relación ni vínculo con el reino científico, más que una breve alianza según le habían contado, que terminó en la "traición" y el intento de asesinato de todos, claro, de no haber sido detenido por el virtuoso lancero. Ahora había muchos más aliados fuertes para detenerlo, pero de todas formas le seguía preocupando.
Como si lo hubiera llamado con los pensamientos, Kohaku se dio vuelta cuando sintió unos sigilosos pasos detrás de ella, y confirmó que era el guerrero súper-poderoso quién se le había acercado. Pero llevaba consigo dos vasos llenos de la nueva bebida científica, y frunció el ceño cuando él extendió su brazo para acercarle una, sonriéndole como si fueran amigos.
- Kohaku-chan, ¿puedo invitarte una de estas bebidas como ofrecimiento de buena voluntad para empezar de nuevo?
- Ya la probé, y no tomo tanto alcohol. No, gracias –era una verdad a medias, pero todavía sospechaba de él.
- Entiendo, pero quizás puedas solamente brindar conmigo, no necesitas tomar todo el vaso. Era una costumbre de mi isla, la forma de presentar respeto a alguien que ofendimos.
- …De acuerdo –verdad o no, no podía ponerse terca y negarle eso, tampoco ayudaría a mejorar la confianza con sus compañeros del barco, tenía que dejar atrás las diferencias.
- Y hay que mirarse a los ojos al chocar los vasos, y no correr la mirada hasta tragar el sorbo. Sino podría tomarse como una intención falsa.
Eso era algo que Mozu había agregado, pero sabía por su experiencia que todas las personas, y en especial las mujeres, se ponían un poco nerviosas y hasta se sonrojaban cuando se mantenían la mirada durante más de cinco segundos. Y le ofrecería su mirada más seductora posible. Cuando chocaron los vasos y probaron la bebida, Kohaku lo miró fijamente como le pidió, y le sostuvo impasible y segura la mirada, aunque al final del trago sintió un ligero estremecimiento y quería removerse, pero se contuvo de hacerlo. El maldito sí que era imponente, y aunque a ella no le interesaba y hasta le caía mal, sí que tenía rasgos atractivos, seguro cualquier otra mujer caería a sus pies con trucos baratos como ese. Mozu estaba impresionado con la rubia, aunque en el fondo sí esperaba que no se inmutara por su fuerte voluntad, y esos ojos aguamarina lo miraban casi fieramente, eran como dos depredadores luchando sólo con los ojos. Definitivamente le gustaba mucho esta chica, y le sonrió sinceramente.
Lo que esos dos no percibían era que tenían otros espectadores mirándolos de reojo. Senku quería mantenerlo en vista, para ver con qué actitud se acercaba a los demás, y obviamente le pidió disimuladamente a Gen que hiciera lo mismo, ya que él era el especialista en comportamiento humano. Cuando se acercó a Kohaku con el vaso, se tranquilizó un poco porque no daba señales de rencor ante ella, pero en cuanto vio que brindaban mirándose interminablemente a los ojos, hubo algo en su estómago que se revolvió un poco, y no sabía por qué.
- Ese Mozu sí que no pierde el tiempo, se quiere ganar el favor de Kohaku…y mucho más. Es un cazador de mujeres nato –Ryusui comentó a espaldas de Senku, casi haciéndolo dar un salto.
- ¿Ah? ¿A qué te refieres?
- Reconozco a un seductor cuando lo veo. Esa táctica la he usado yo mismo, con éxito, muchas veces.
- Tiene razón, Senku-chan –Gen asintió– La postura corporal de ese tipo, cómo está completamente enfrentado a ella y poniendo su mano libre sobre la parte delantera de la cadera, las piernas un poco abiertas y relajadas, es una clara posición de confianza, todo él está determinado a cautivar a nuestra querida Kohaku-chan. Y ese contacto visual fue especialmente largo.
- Exacto, de hecho hay una teoría de seducción sobre eso.
- Qué informado estás Ryusui-chan, muy apropiado para un galán como tú. Exactamente, se considera que la mirada normal dura hasta tres segundos. Si se hacen cinco segundos ya empiezan a ponerse un poco incómodas las cosas, así que o hay atractivo mutuo, o se busca pelea. Si llegaran hasta los diez segundos…bueno, probablemente terminarán en una situación bastante íntima.
- Él le sostuvo la mirada unos cinco segundos, sí…así que les apuesto mil dragos a que quiere seducirla.
- Que haga lo que quiera, pero no lo logrará. Kohaku no está interesada en el romance, y menos con alguien como él.
- Oooh, ¿cómo lo sabes Senku? ¿Qué tipo de hombre le gusta?
- No lo sé, ni me importa –dijo eso, pero por dentro le picó hasta el alma la pregunta del mentalista.
- Déjame decirte algo, con mi experiencia de marinero. Estar más de un mes en un barco, convivir con las mismas personas y sobre todo que los días se vuelvan monótonos… te sorprenderías lo que puede surgir entre la tripulación. No descartaría que de pronto a Kohaku se le despierten...ciertos instintos. No hoy, pero quizás en una semana o más, nunca se sabe.
- Genial, es su problema entonces –se dio la vuelta y se fue a buscar a Chrome, no queriendo seguir hablando con esos dos, pero cada tanto echaba una mirada furtiva que no podía evitar a la leona y a Mozu. No tenía idea qué le preocupaba, pero no le gustaba como se estaba sintiendo.
El guerrero continuó buscando temas para hablar con Kohaku, y "abriendo su corazón" acabó contándole de su vida en la isla, y de cómo se había entrenado para ser tan fuerte, y que era para protegerlos a todos, siguiendo las decisiones del cabeza y de Ibara. Y que el harem podía verse con malos ojos, pero en realidad esas chicas eran las más cuidadas y protegidas de la isla.
- Kohaku-chan, ¿puedes culparme por encontrar atractivo a alguien? –le preguntó, acercándose unos milímetros más- Lo reconozco, es un poco superficial, pero también noté siempre que ese tipo de chicas se me acercaban mucho más, así que si ellas veían mi atractivo como un factor potencial para desearme, no veo el problema en pensar lo mismo de ellas.
- El problema no es el atractivo, Mozu, sino que sólo te importaba la vida de esas personas porque eran atractivas. Y no te creas que no vi cuando le quisiste alejar a un hombre a su mujer, que recién se habían casado. Eso es bajo, así que no te hagas el inocente.
- Tenía una posición de poder, y había reglas, tenía que mantenerlas. No me voy a disculpar por eso, pero de todas formas quedó atrás, y realmente me impresionó cuando te conocí, nunca había visto a una mujer tan bella y tan fuerte, segura y apasionada. Eres una mujer excepcional.
- Gracias, pero no me importa mucho si te parezco atractiva o fuerte.
- Eres bastante dura, ¿eh? Bueno, supongo que es porque ya tienes novio.
- No tengo novio –se estaba irritando, y se estaba volviendo personal esa charla.
- ¿No? Recuerdo perfectamente cuando me describiste el tipo de hombre que te gusta, y déjame decirte que tenías una idea bastante precisa, parecía que tenías a alguien en mente cuando lo decías.
Kohaku no contestó a eso, y también recordó esa conversación y que claramente tenía la imagen de Senku cuando lo dijo.
- No lo niegas, así que podría ser cierto, estás interesada en alguien, pero parece que no es mutuo, o que ese hombre no lo sabe. Es una lástima, Kohaku-chan, cualquier hombre se sentiría honrado de que una mujer como guste de él. No te molestaré más por hoy, pero piénsalo. Mientras tanto, voy a ver si puedo deducir si ese afortunado se encuentra aquí en el barco, aquel con "fuerza de corazón que avanza paso a paso por las cosas en las que cree". Hasta luego, hermosa.
La rubia tampoco contestó, sólo lo miró fijo con cara de pocos amigos mientras se iba. Definitivamente lo odiaba, ese maldito sin conocerla la estaba comenzando a leer casi como el mentalista. Y no le gustó para nada que le dijera que quizás sus sentimientos no eran correspondidos, aunque bien podría ser esa la verdad. Tampoco era que estaba enamorada del científico, sólo que sí tenía que reconocer que le gustaba tenerlo cerca, compartir su vida diaria con él, y que se sentía cálida y feliz cuando interactuaban, además de la profunda admiración que le tenía. Se había ofuscado un poco, así que se fue de donde estaba para despejarse. Ensimismada en sus pensamientos, se sobresaltó cuando alguien le tocó el hombro, y al voltearse rápidamente se encontró cara a cara con el que ocupaba su cabeza.
- Leona, ¿estás bien? –había un poco de preocupación en su rostro, aunque se lo veía también inexplicablemente ceñudo– Vi que hablabas con Mozu, y parecía estar todo bien, pero luego no tenías buena cara, y él se fue con una extraña sonrisa. ¿De qué hablaban?
- Sí, estoy bien, aunque me parece un tipo bastante creído, siempre logra molestarme en algún punto. Pero parece que es de confiar, pese a todo.
- … ¿De qué hablaban? –Repitió la pregunta, aunque esta vez con un tono un poco más nervioso e inseguro, algo que hizo que ella lo mire a los ojos extrañada.
- Nada interesante, no vale la pena mencionarlo –sentía que sus mejillas ardían un poco, pero no pudo controlarlo, así que solo miró al piso y simuló una cara de fastidio- me voy a descansar, creo que la cerveza me cayó un poco mal.
Senku la miró mientras se iba, y ahora sí que estaba más molesto que antes. Que le haya evitado la mirada, y ese sonrojo que alcanzó su rostro, mierda…no sabía qué pasaba, pero le dio un vuelco al estómago. Quizás sí el maldito Mozu había coqueteado con ella, y le había dicho algunas cosas que la habían puesto tímida, lo que no entendía era porqué estaba molesta, y porqué fue cortante con él. Se puso a analizar qué era lo que lo ponía ansioso, y no logró descifrarlo, pero la única constante era que solamente al pensar en la leona, esa punzada se volvía a hacer presente en su pecho, y parecía que encima le echaran sal a una herida abierta cuando la vio tanto tiempo cerca del guerrero. Posiblemente sólo estaba preocupado por su seguridad, así que decidió olvidarse del tema por el momento e irse a descansar, era absurdo seguir dándole vueltas a eso.
Los dos días siguientes, Mozu se acercaba de a ratos a Kohaku, ya sea para saludarla, entrenar con ella, ofrecerle alguna bebida o simplemente charlar. Le estaba resultando terriblemente aburrido ese barco, pero tampoco tenía la opción de hacer otra cosa. Poco a poco pareció que ella dejó de mirarlo con tan malos ojos, aunque era muy evidente que no estaba cómoda con su presencia. Aunque no le gustaba la derrota, tuvo que admitir que sería muy improbable que esa fascinante mujer se interesara por él finalmente, pero eso no le quitaba la curiosidad de querer saber quién era el hombre de sus afectos. Así que dedicó su rato libre a analizar cada tripulante. Sabía que no tenía que buscar a un hombre musculoso o fuerte como él, más bien lo opuesto, y por lo de "fuerza de corazón" pensó que más bien tendría que ser alguien con apariencia débil.
Siguió mirando con atención a cada hombre posible, descartando a los que no veía que ella se relacionase, y los seleccionados fueron: El castaño Chrome, que venía de la misma aldea que ella, el chico rubio con la gorra en la cabeza, llamado Ukyo; el hombre que se había hecho pasar por mujer en el harem, Ginro; el "mentalista" Gen con el pelo extraño de dos colores, y finalmente el genio científico que lideraba todo, Senku. De ellos, con los que más interactuaba eran Chrome y Senku, justamente los dos científicos. Realmente no la veía para nada con ninguno de esos dos, y ellos tampoco daban señales de interés más que como amiga y compañera. "Capaz de avanzar paso a paso sin cesar, hacia algo por lo que realmente crea", eso era lo otro que había dicho Kohaku. Los dos se veían bastante seguros y motivados, a decir verdad, aportaban ideas y planeaban juntos con el resto del equipo, pero definitivamente podía ver que el verdadero líder era Senku. Ese alfeñique tenía un aura de confianza y determinación muy especiales, ya lo sabía cuando lo había conocido en la isla, además de que era imposiblemente inteligente y astuto. Podría ser…lo iba a comprobar, en especial qué tan correspondidos podían ser sus sentimientos, quizás sí tendría una chance con ella si a él no le interesaba.
- Senku, ¿qué puedo hacer para ayudar? Esto está resultando un fastidio de aburrimiento.
- Oh Mozu, así que quieres colaborar finalmente. Bien, toda ayuda es recibida. Eres del equipo gorila y de luchadores experimentados, así que podrás ayudar con ese tipo de tareas. Pregúntale a Tsukasa o Magma mejor.
- Me estoy llevando de maravillas con la bella Kohaku-chan, sabes, y ella pertenece a ese equipo, así que le preguntaré a ella mejor, y así tendré un poco más de tiempo para conocerla más a fondo–pudo detectar una sutil mueca en el científico, que apretaba los labios y le dirigió una rápida mirada con los ojos entrecerrados, esos ojos rojos refulgían como llamas- Ah, y déjame decirte, no es apropiado que le digas eso de "gorila", ya sé que es súper fuerte y todo, pero es una señorita y una muy bella. Sé más caballero con ella, es un consejo.
- Ya que estabas tan interesado en ayudar, no pierdas el tiempo hablando estupideces –Senku no se enojaba realmente, pero algo hirvió dentro de él con toda esa palabrería, y le dio la espalda, molesto.
- Ooh…así que con esas lidiamos –Mozu sonrió con malicia, percibiendo el súbito mal humor que atacó al científico- Es él, definitivamente, y ya que es tan infantil, vamos a molestarlo un poco más.
Tenía ganas de preguntarle a otros cercanos al Senku, como Ryusui o Taiju, qué pasaba entre él y Kohaku, pero lo más probable era que le terminaran contando, así que optó por indagar por su cuenta. Tal como había dicho, fue a buscarla para hacer algún trabajo con ella, y cuando la vio levantando unos cajones pesadísimos que contenían provisiones de comida, decidió ayudarla.
- Kohaku-chan, buen día. ¿Te doy una mano?
- Haz lo que quieras, yo estoy bien llevando esta, pero ahí tienes más. Hay que llevarlas a la cocina, Françoise sabrá qué hacer.
Con todo el sigilo que pudo, chocó imperceptiblemente la funda de su espada con la parte de atrás de la rodilla de la rubia, y como tenía ambas manos ocupadas, ella no pudo evitar tropezarse. Con unos reflejos de lo más veloces, la atrapó en el aire, aunque dejando estallarse contra el piso el cajón de comida. Ante el fuerte ruido varios se acercaron, entre ellos Senku, sólo para encontrarse con la escena de Mozu sosteniendo (o casi abrazando) a Kohaku, una mano justo debajo de sus pechos, y la otra en su baja espalda, y para colmo a escasos milímetros de su cara. La amazona lo miró con los ojos muy abiertos, todavía sin entender bien qué había pasado, y cuando se dio cuenta de la excesiva cercanía de sus caras, su cara entera adquirió el color de un tomate, pero no le pudo correr la mirada hasta unos segundos después.
Observar eso lo dejó paralizado a Senku, pero pronto brotó la ira, ya considerando que era hora de que se alejen, y que el maldito le saque sus manos de encima, que dicho sea de paso estaban en lugares bastante atrevidos. Sin poder controlar sus piernas, se acercó a ellos, pero para cuando llegó Mozu ya la había puesto de pie y le preguntaba si no se había lastimado. Kohaku negó con la cabeza, todavía un poco cohibida por la reciente cercanía, y se puso rígida cuando sintió la mano del guerrero acomodarle el pelo, y recorrerle la mejilla hasta su mentón, levantándoselo para mirar si de verdad estaba herida. Lo que no se esperaba era sentir un manotazo que le quitó la mano de la cara de ella, y menos aún encontrarse con el flacucho científico, que antes de mirar a su amiga le dedicó una de las miradas más amenazantes que le había visto en su vida. Oh, así que ahora el flacucho estaba celoso, había hecho perfectamente su jugada, y la expresión de sorpresa y renovado sonrojo de la bella guerrera era clara como el agua.
- Kohaku, ¿estás bien? –ignoró por completo a Mozu y que le había corrido la mano, como si no hubiera pasado.
- Sí…no me golpeé. No sé qué pasó, de pronto se venció mi rodilla y caí. Lo lamento mucho, arruiné la comida –se tapó la boca horrorizada al ver los trozos rotos de madera y la comida machucada dentro.
- No te preocupes, unas abolladuras tampoco son para tirarla, Françoise sabrá cómo recuperarlas. Ven, vamos a revisar que estés bien –la agarró de la muñeca con rudeza, todavía extrañamente enojado.
- Te dije que estoy bien Senku, no tengo ni un rasguño, Mozu me atrapó antes de que… ¡AY! –Le había apretado con mucha fuerza por un segundo- Senku, ¿qué demonios te pasa? Me lastimaste, tu mano parece una garra.
- Voy a revisar tu rodilla, no tu cara. Algo que el imbécil ese no se preocupó en chequear, a pesar de que te tocó tanto. Inútil diez billones por ciento.
- Senku… –estaba muy raro, de verdad. Y con el tono seco y malhumorado con el que dijo eso último, parecía que escupía las palabras, en especial cuando dijo "te tocó tanto".
El científico la llevó a la sala médica del barco, donde la hizo sentar con brusquedad sobre una mesada. Rebuscó entre los tarros que había una pomada, y se acercó a ella nuevamente.
- Bien, probemos que puedas doblarla bien –le tomó con una mano el muslo superior, y con la otra la pantorrilla, sobresaltándola un poco ante el súbito contacto, y casi sacando su pierna de las manos de él– ¿Qué pasa, te duele? Te estremeciste.
- No…no me duele, Sólo me sorprendió, pensaba yo misma mover la pierna.
- Es mejor si yo te la doblo y presiono, para ver si en algún momento te duele. Sólo dime si te molesta.
Senku, tratando de mantenerse impasible, volvió a apoyar sus manos, con más cuidado. La sintió inspirar con fuerza, y eso extrañamente le generó un calor interno que lo recorrió. Se removió un poco para sacarse la sensación de encima y comenzó a doblar con cuidado su pierna, a distintas velocidades y extensiones, mirándola de reojo para identificar muecas de incomodidad o dolor, pero no las vio. Aliviado de que no sería un problema óseo o que se haya lastimado de verdad, decidió sacarse la duda a nivel muscular. Colocó ambas manos en su tobillo, y comenzó a girarlo y masajearlo.
- ¿Molesta? Te pudiste haber doblado el tobillo o algo así cuando tropezaste.
- N-no –se agarró con fuerza de los bordes de la mesa, no por dolor, sino porque se estaba poniendo nerviosa al tener a Senku así de cerca y tocándole libremente la pierna. Ya sabía que le gustaba, pero él era tan reacio al contacto físico que ahora no sabía cómo reaccionar, además de que sentir sus manos sobre su piel directamente la estaban haciendo sentir que su cuerpo levantaba varios grados de temperatura.
El científico continuó deslizando sus manos, masajeando su pantorrilla, presionando con sus dedos… no quería admitirlo, pero poco a poco dejaba que sus dedos exploren más tiempo del necesario esa suave y cálida piel. Para colmo ella estaba sentada sobre la mesa, y con la pierna extendida a la altura de su cintura, por lo que involuntariamente lo invadieron unas desconocidas sensaciones, que le ponían el cuerpo un poco tenso y un nuevo calor lo recorría entero. Mierda, tenía que concentrarse, pero estaba hallando esa acción estimulante. No era un maldito adolescente hormonal, pero se dio cuenta de que no podía mentirse a sí mismo, y que realmente encontraba un poco excitante, por primera vez, tocarla de esa forma. En realidad sí era un adolescente hormonal, la ciencia y la evidencia lo demostraban claramente, pero él no era así y no se iba a dejar llevar por esas estupideces complicadas. Pero ella era su amiga y colega, era absurdo siquiera pensarla de otra manera, y sería muy incómodo si algo salía mal. La prioridad era la ardua misión que tenían por delante, de él no saldría hacer nada con ella, y menos si era algo que su estúpido cuerpo irracional le sugería.
Eso lo calmó un poco, y siguió deslizando sus manos hacia arriba, ahora llegando a la rodilla y realizando el mismo procedimiento. El problema vino cuando alcanzó su muslo, en especial la cara interna y la trasera del mismo, porque además de ser muy evidente la nueva cercanía, le pareció escuchar que Kohaku soltó un gemido con la boca cerrada. Sus ojos se dispararon a la cara de la rubia, y la vio abrir desmesuradamente sus ojos, y mirar a un costado rápidamente, nuevamente con las mejillas sonrojadas de una forma que le provocaron otra vez una presión en el pecho, y un tirón en su estómago…bueno, no estaba seguro de que fuera su estómago si era sincero. Aclarando su garganta sonoramente, volvió a concentrase en su tarea y en masajear y presionar cada centímetro de su muslo, pero evitando llegar a una parte quela pusiera más incómoda de lo que estaba. Cuando terminó, aunque realmente no quería alejar sus manos, su consciencia le pegó una patada mental y se obligó a separarse, para hablarle en un tono normal.
- Bueno, parece que de verdad estás bien, leona. De todas formas, te hice unos masajes para relajar la zona, quizás estabas sobre-exigiéndote y el cansancio te pasó factura. Cuídate un poco más, pero por lo demás puedes seguir trabajando.
- Gracias, Senku –Estaba inusualmente nerviosa, y le costaba mirarlo a los ojos. Había tratado de controlarse, pero la verdad es que le habían dado ganas de atraparlo con sus piernas y acercarlo más, no entendía qué pasaba con ella. Y como lo veía un poco malhumorado todavía, se sentía mal de tener esos nuevos pensamientos.
- Volvamos entonces –se dio vuelta, todavía un poco rígido, pero se paró en seco cuando ahora sintió la delicada pero fuerte mano de ella sobre la de él. No quería darse vuelta porque de seguro se había sonrojado…malditas reacciones corporales que no podía controlar. Apenas mirándola de reojo, para que no se dé cuenta, le preguntó– ¿Qué pasa ahora?
- ¿Por qué estás enojado conmigo?
- ¿Qué? –levantó ambas cejas, y a pesar de todo se dio vuelta para mirarla a la cara.
- Que hace rato…y un par de días te diría, te veo cortante y como enojado. Ahora mismo estás así, como malhumorado, y no entiendo por qué. No te hice nada, no nos peleamos. Realmente me disculpo por arruinar la comida, pero no creo que eso sea todo.
- No…yo…–¿qué podía decirle? ¿Qué se había dado cuenta de que lo que más le molestaba era que lo viera al maldito Mozu acercarse a ella, aunque no sabía por qué? Ser posesivo con una amiga era diez billones por ciento absurdo, y para colmo a ella misma no le caía bien el guerrero. Bueno, al demonio todo. – No estoy enojado contigo, leona. Es sólo que Mozu me está enervando, veo que te está encima y también te molesta, porque siempre te alejas de él con una cara poco amigable. Y encima que te ande toqueteando como si nada, no eres una de las chicas de su harem, pero parece que eso no lo quiere entender.
- Oh ¿O sea que estás preocupado por mí? Gracias, Senku –vaya, realmente lo había dicho. Le dedicó la sonrisa más agradecida y brillante que pudo, le había dado mucha ternura escuchar eso.
El corazón del científico se saltó varios latidos al ver esa sonrisa en su cara, pero como no podía manejarlo tranquilo, sólo miró para un costado con los ojos entrecerrados, como si estuviera más molesto que antes.
- Senku...no tienes nada de qué preocuparte, sabes –él la miró de reojo ante eso– No me gustan los tipos como Mozu, es un maldito creído, superficial, y se cree que el atractivo es lo más importante de la vida. Ya sé que me quiere seducir, no soy tonta…pero no me gustan los hombres como él…sólo quería que lo sepas.
Hasta ahí podía decirle, era su zona segura, y era la verdad. Todavía no se sentía que era el momento o el lugar para hacer más que eso, pero al menos darle la tranquilidad que él parecía buscar. Por otro lado, Senku inspiró con fuerza, recordando la pregunta de hace unas noches del mentalista "¿Cómo lo sabes, qué tipo de hombre le gusta?". No lo dijo directamente, y él ya lo sospechaba, pero hubo algo en esa afirmación de ella que lo tranquilizó un poco. No sabía si estaba pensando correctamente, pero ahora le asaltaba una nueva duda, una que nunca había considerado. ¿Y si ella estaba interesada en él? Sino no tendría sentido que le hubiera dicho eso, con decirle que Mozu le caía mal, o no le interesaba, le alcanzaba. Pero no, ese pedazo de información, por más inocente e involuntario que fuera, ahora le generaban dudas. Y también recordó la extraña teoría que había explicado Gen sobre las miradas largas. Él era un científico, y jamás se negaría a un experimento…y si era verdad y no pura palabrería, podría sacar algo de información al respecto.
Respiró hondo, trago duro, y se decidió a mirarla a los ojos, sin decirle nada. Ella le devolvió la mirada, esperando que diga algo, pero tampoco parecía su intención, así que sólo lo miró de vuelta, conteniéndose la sensación extraña que se apoderaba de ella. Queriendo hacerlo exacto a lo que había mencionado Ryusui también, se paró más derecho, entrecerró ligeramente los ojos (sino parecería un loco y podía asustarla), se acercó unos milímetros más a ella, y colocó una mano en el cinto de su ropa, mientras la otra la dejaba colgando relajadamente. Tres segundos…ninguno apartó la mirada, pero podía ver micro movimientos en la expresión de Kohaku, como si estuviera pensando qué estaban haciendo y por qué no le decía nada, o si debía correr la mirada o no. Ahora entendía al mentalista cuando decía lo interesante que eran las expresiones humanas, en especial las inconscientes. Cinco segundos…seguían ambos en la misma posición, pero ahora ella tenía un fuerte sonrojo en sus mejillas. Diez billones de punto para esos dos, no podía creer que esa ridícula teoría de atracción fuera verdad, pero como ninguno apartó la mirada quería ver hasta cuánto podía hacerla durar, y qué pasaría después.
Sin embargo, una fuerza completamente involuntaria e invisible hizo que se inclinara un poco más hacia ella, pero de forma muy sutil porque no dio ningún paso hacia adelante. Ahora la vio inspirar profundamente, e hizo un movimiento con el brazo incierto, como si no lo hubiera podido controlar. Demonios, le estaba costando mantenerle la mirada ahora, sentía como si Kohaku fuera un magneto gigante, y él luchaba internamente por resistirse a acercarse más. Podía sentir que él mismo se estaba sonrojando furiosamente, pero no podía evitarlo ni hacer nada más que mirar la profundidad de esos hermosos ojos entre azules y aguamarina, y esas pupilas se sentían como un agujero negro que lo absorbían.
Kohaku no estaba mejor que él, al principio le había parecido muy extraño que sólo la mirara, y comenzaba a poner nerviosa, pero poco a poco ese nervio se transformó en algo indescifrable, y de pronto era ella la que no podía, ni quería, mirar a otro lado. Se sentía atraída y completamente atrapada en esos ojos rojos, que siempre le habían parecido únicos y fascinantes, pero ahora le generaban muchas más sensaciones. Perdió la sensación del tiempo, y sinceramente sintió que podría pasar todo el día mirando le infinidad y cada mínimo detalle de esos ojos. Incluso con su increíble vista veía los detalles más pequeños y preciosos de los ojos carmín que la aprisionaban, algo que nunca antes había apreciado (porque jamás lo había podido mirar tan fijamente durante tanto tiempo). Y de pronto sintió como si hubiera una energía misteriosa que la obligaba a inclinarse hacia él, de hecho, no estaba segura pero le daba la impresión de que cada segundo estaban un poco más cerca, a pesar de que ninguno diera un paso adelante. Todo perdió materialidad a su alrededor, era una sensación misteriosa pero que no quería interrumpir, y de pronto sintió un calor que se acercaba a su cara, y perdida como estaba no logró deducir conscientemente que era la cara de Senku que se acercaba a la suya, porque a pesar de estar a pocos centímetros de distancia, no dejaban de mirarse a los ojos.
Antes de que sus cerebros pudieran procesar lo que hacían, la distancia entre ellos se fue acortando, el tiempo parecía haberse parado a su alrededor, y parecían estar en una especie de burbuja donde sólo esos ojos existían. Tampoco controlaron voluntariamente sus cabezas cuando se inclinaron tan sutilmente, como si la misteriosa atracción ahora cambiara de eje, desde sus ojos hacia sus bocas. Por más que sus ojos se iban cerrando, no dejaban de verse, incluso con los ojos cerrados era como si pudieran seguirse viendo. Y de pronto sintieron una calidez suave y abrasiva, que en realidad era la de sus labios rozándose, con mucha lentitud y delicadeza, y así como sólo se apoyaron en un principio, cada segundo que pasaba la sensación se volvía más y más intensa, con más presión quizás, no tenían idea. Sólo sabían que era algo completamente nuevo y absurdamente adictivo, y no había motivos para separarse. Era como si cada milímetro que sus labios exploraban, abriera un mundo nuevo, amplificándose fuera de toda lógica. Instintivamente sus cabezas se acomodaban e inclinaban, dando nuevas posibilidades de seguir recorriéndose, y ninguno supo quién dio el primer paso, pero en algún momento alguno abrió más su boca para profundizar y saborear más ese contacto, y su lengua rozó los labios del otro. Sus alientos se mezclaron, y esa nueva ola de sensaciones cálidas se intensificó, y ambos comenzaron a volver a explorarse, esta vez haciendo lo mismo con sus suaves lenguas. Todo era más húmedo y resbaladizo ahora, pero extrañamente se sentía bien, y hasta mejor, y los acercaba más y más incluso inconscientemente acercando sus manos al cuerpo del otro, como si no les alcanzara la cercanía y quisieran fundirse uno en el otro.
No tuvieron idea de cuánto tiempo transcurrió, quizás fueron unos segundos, o varios minutos, tal vez una hora… tampoco importaba, todo su ser abocado a ese nuevo y adictivo placer que los recorría. Pero, así como la fuerza misteriosa los había acercado y unido, hubo otra que comenzó a volverlos finalmente a la realidad, y se fueron alejando milímetro a milímetro, todavía respirándose mutuamente, como negándose a separarse y volver al mundo consciente. Como un proceso inverso, volvieron a abrir de a poco los ojos, y manteniéndose la mirada fijamente se fueron alejando poco a poco, hasta volver a la posición original en la que estaban. Como si alguien hubiera tronado los dedos y los hubiera despertado de una hipnosis, de pronto ambos abrieron los ojos como sorprendidos, furiosamente sonrojados por lo que había pasado entre ellos.
Lo único que era seguro ahora, es que ninguno podía negar que había atracción…y quizás mucho más, entre ellos, y que sí era mutua. Sin negarlo, ni pedir perdón, ni haciendo ninguna torpeza que terminara de cortar ese particular clima que se había creado entre ellos, solamente se sonrieron en silencio, los ojos de ambos brillando como una noche estrellada, y salieron de la sala médica. Ya tendrían tiempo para pensar lo que había pasado entre ellos, lo que ya no se escondía bajo la superficie, y lo que podrían tener desde ese día en adelante.
Buenas! Este fue un One-shot, espero que lo hayan disfrutado! Y ojalá los haya hecho sentir en la misma dimensión atemporal que nuestra pareja favorita. Me encantaría saber lo que les pareció, un abrazo, adiooos! :D
Actualización: Me convencieron a poco de publicarlo, ya varios seguidores quieren una segunda parte. Así que tengan paciencia (tengo otros fics de Dr. Stone en progreso), pero va a haber una continuación :) ¡Gracias por los hermosos comentarios de apoyo, de corazón!